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189 Suplemento sabatino de arte, literatura y sociedad

SÁBADO 10 DE NOVIEMBRE DE 2012. AÑO III.

Cien años de soledad, 30 años después del Nobel


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Péndulo de Chiapas | Sábado 10.11.2012

Rayuela

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ENTRADILLA “Canto a mí mismo” Poema emblemático cuyo título alude a un tema del texto, pertenece al género lírico, está escrito en versos libres. Whitman le canta al ser, no a si mismo en sí. Fue muy criticado por sus artículos periodísticos y considerado un transgresor para su época. [Walt Whitman]

Me celebro y me canto a mí mismo. Y lo que yo diga ahora de mí, lo digo de ti, porque lo que yo tengo lo tienes tú y cada átomo de mi cuerpo es tuyo también. Vago... e invito a vagar a mi alma. Vago y me tumbo a mi antojo sobre la tierra para ver cómo crece la hierba del estío. Mi lengua y cada molécula de mi sangre nacieron aquí, de esta tierra y de estos vientos. Me engendraron padres que nacieron aquí, de padres que engendraron otros padres que nacieron aquí, de padres hijos de esta tierra y de estos vientos también. Tengo treinta y siete años. Mi salud es perfecta. Y con mi aliento puro comienzo a cantar hoy y no terminaré mi canto hasta que muera. Que se callen ahora las escuelas y los credos. Atrás. A su sitio. Sé cuál es su misión y no la olvidaré; que nadie la olvide. Pero ahora yo ofrezco mi pecho lo mismo al bien que al mal, dejo hablar a todos sin restricción, y abro de para en par las puertas a la energía original de la naturaleza desenfrenada.

D

esde niño, Whitman leyó con avidez los clásicos, interesándose muy especialmente en Goethe, Hegel y Emerson, quienes se convirtieron luego en su fuente de inspiración. Abandonó los estudios básicos para emplearse como ayudante de imprenta y más tarde ofició como maestro y periodista, escribiendo artículos para diversas revistas y periódicos. En 1850 se trasladó a New Orleans para trabajar en el campo de la construcción. Cinco años más tarde, tras un gran esfuerzo económico, publicó su famosa obra “Hojas de hierba”, alabada en todos los medios literarios y reditada un sinnúmero de veces. Durante la Guerra Civil norteamericana sirvió como ayudante de enfermería. Al terminar el conflicto continuó añadiendo poemas para las nuevas ediciones de su obra y escribiendo ensayos de contenido político. Aquejado por varias enfermedades, se estableció en New Jersey donde falleció en marzo de 1892. ©

Se retira un irreverente: Philip Roth

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[W. Manrique Sabogal / Y. Monge]

hilip Roth, centauro de las letras estadounidenses, el penúltimo de una estirpe de novelistas que definió el siglo XX, dice adiós. Se retira de la literatura. El anuncio fue hecho hace más de dos semanas por el propio autor a la revista francesa Les Inrockuptibles. ¿Una boutade de creador? No desde que ayer fuera confirmado el extremo por Lori Glazer, vicepresidenta de la editorial Hougton Mifflin. “Se acabó. Némesis ha sido mi último libro”, declaró Philip Roth en una entrevista que extractó la web estadounidense Salon. A los 79 años, el autor confiesa que es consciente de que se le acaba el tiempo, por lo que ya solo relee sus novelas favoritas. Lo mismo que hace con sus libros, pero en inverso orden cronológico al que fueron creados. “Quería saber si había perdido el tiempo escribiendo”, explica en la entrevista. “La verdad”, reconoce, “es que creo que he sido exitoso”. El escritor recurre entonces al boxeador Joe Louis y su célebre cita: “hizo su trabajo lo mejor que pudo con lo que tuvo”. “Eso es exactamente lo que diría de mi trabajo”. “He dedicado mi vida a la novela: he estudiado, he enseñado, he escrito y he leído. He dejado fuera casi todo lo demás. Ya basta. Ya no siento ese fanatismo por escribir que sentía antes”, confiesa el gran novelista. Roth, a quien se le escapa el Nobel cada año, fue galardonado con el premio Príncipe de Asturias de las Letras 2012, pero no pudo recogerlo el mes pasado en Oviedo por estar recuperándose de una intervención quirúrgica. Irreverente, dedicado a retratar la vida de los judíos estadounidenses —en ocasiones de manera casi autobiográfica—, Roth ha publicado 31 novelas en las que ha escudriñado con maestría el alma humana y le han convertido en el máximo exponente de la herencia de la gran literatura de su país, siguiendo la estela de Fitzgerald, Hemingway o Saul Bellow. Nacido en Newark (Nueva Jersey) el 19 de marzo de 1933, en el seno de una familia de origen judío emigrada de Ucrania, Roth publicó su primer libro, Adiós, Columbus (1959), poco después de haber cumplido los 26 años, “por ambición, para ver si podía hacerlo y por un deseo de hacerlo tan bien como pudiera”. Desde entonces, y a pesar de que en anteriores ocasiones manifestó su deseo de abandonar la escritura, ha dado títulos tan importantes como Pastoral americana

(1997), novela con la que se llevó el premio Pulitzer y que precedería a Me casé con un comunista (2000) y La mancha humana (2001), que conformaron una laureada trilogía sobre la historia reciente de Estados Unidos. Roth es de los últimos grandes escritores estadounidenses vivos junto a Thomas Pynchon, Don DeLillo y Richard Ford, tras la muerte de John Updike en 2009. Durante este siglo, cada año se ha esperado un libro suyo. Y la calidad del resultado ha sido una montaña rusa que ha terminado en lo más alto con Némesis (2011), donde aborda el problema de la culpa, con una historia desarrollada durante la Segunda Guerra Mundial. Una profusión de libros en una “incansable labor de derrotar al tiempo”, en la descripción del crítico José María Guelbenzu. Excelentes, muy buenas, buenas o regulares, el nivel más bajo de las obras de Roth es más alto que el de una gran mayoría de escritores. Si a los autores les suele rondar la idea de que siempre hacen variaciones de la misma obra, en Roth algunas de sus últimas novelas giran alrededor de un hombre mayor que ha sido más o menos exitoso profesionalmente, hasta que se derrumba, se deprime o se decepciona de la vida y del mundo, pero que se topa con el amor, la pasión o el deseo sexual por una mujer que emerge como aparente salvadora. Una bifurcación de sensaciones y sentimientos con una presencia fuerte: la muerte. Profesor universitario que dejó la docencia para dedicarse a la escritura, Roth es padre de criaturas memorables de la historia de la literatura contemporánea, como Nathan Zuckerman y David Kepesh.


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EL RETRATO que hace a esta joven de 26 años forma parte de un largo proyecto sobre los menonitas que viven en Bolivia.

Un retrato difícil, casi imposible, se lleva el premio Taylor Wessing de fotografía La imagen pertenece a una menonita, creencia que no consiente los retratos fotográficos de las mujeres sin la cabeza cubierta.

[Jesús Alejo ]

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n retrato difícil, casi imposible, ha sido el galardonado este año con el premio de fotografía de retrato Taylor Wessing. Y era casi imposible porque la retratada, Margarita Teichroeb, pertenece a una comunidad menonita, creencia que no consiente los retratos fotográficos de la mujeres sin la cabeza cubierta. “Esperaba que ella mirara a la cámara, pero para ella era un problema, y por eso creo que se cubre parcialmente la cara”, ha declarado el fotógrafo español Jordi Ruiz Cirera, de 28 años, a la agencia Reuters. Margarita se lleva la mano a la boca durante este retrato frontal realizado en una cocina de su casa. El retrato que hace a esta joven de 26 años forma parte de un largo proyecto sobre los menonitas que viven en Bolivia. “Su expresión dice mucho sobre la tradición, el aislamiento y el estilo de vida de esta comunidad”, cuenta Ruiz Cirera.

El fotógrafo se pasó viviendo con esta comunidad durante largos periodo de tiempo. “Al principio fui durante un mes, viviendo con diferentes familias, para volver un año más tarde. Es cuando la mayoría de mis fotografías fueron tomadas”, apunta Ruiz Cirera. Esta comunidad, perteneciente al movimiento protestante anabaptista, viven sin electricidad, vehículos o cualquier beneficio de la vida moderna. Por eso, todos sus fotografías fueron tomadas con una cámara digital, pero sin el uso de luz artificial, como contaba en este reportaje publicado en Wired y donde se puede ver el resto del proyecto fotográfico. Más de 2.300 fotógrafos se presentaron a este premio, cuya cuantía asciende a 15.000 euros. Las 60 imágenes finales serán expuestas en la National Portrait Gallery de Londres desde el 8 de noviembre hasta el 27 de febrero.


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DE PORTADA

DE PORTADA

Cien años de soledad, 30 años después del Nobel NACIDO HACE 85 AÑOS en Aracataca, un pueblito tórrido y pobre del norte de Colombia, García Márquez no sólo escribió una novela magistral, sino que creó un estilo propio capaz de describir, con un prodigioso dominio del lenguaje, los mundos disparatados, coloridos y mágicos de su tierra costeña.

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[Rayuela/Staff]

DIRECTORIO

ablo Neruda llamó a “Cien años de soledad” «el Quijote de nuestro tiempo». Y un centenar de destacados intelectuales de todo el planeta incluyeron la obra entre las 20 más importantes de la Historia. Esas dos credenciales bastarían para convertir a Gabriel García Márquez en figura esencial de la Literatura universal, sin necesidad de haber ganado el Premio Nobel. Nacido hace 85 años en Aracataca, un pueblito tórrido y pobre del norte de Colombia, García Márquez no sólo escribió una novela magistral, sino que creó un estilo propio capaz de describir, con un prodigioso dominio del lenguaje, los mundos disparatados, coloridos y mágicos de su tierra costeña. Escritor prolífico, viajero y excelente anfitrión, su prolongada ausencia de los escenarios públicos, el encierro en su hogar y diversos comentarios de algunos amigos y conocidos, han alimentado en los últimos meses las especulaciones sobre su estado de salud. Podría rondarle el Alzheimer u otro mal, puesto que, dicen, ya no puede escribir y su memoria agoniza. La noticia saltó el 6 de julio de 2012, cuando la agencia AFP anunciaba: «Gabriel García Márquez padece demencia senil». El hermano del Nobel, Jaime García Márquez, puntualizó en esas fechas que Gabo se encuentra bien en «lo físico y lo motriz. Lo que él tiene son algunos conflictos de la memoria». No ha habido confirmación oficial, pero el periodista y escritor Plinio Apuleyo Mendoza ha asegurado Noé Farrera Morales

DIRECTOR GENERAL PÉNDULO DE CHIAPAS

Noé Juan Farrera Garzón DIRECTOR EDITORIAL PÉNDULO DE CHIAPAS

Ángel Yuing Sánchez

COORDINADOR Y EDITOR RAYUELA

Fuentes o el colombiano Álvaro Mutis, su amigo del alma. Se estableció más tarde en Barcelona y desde allí pasó temporadas en La Habana, México DF, Bogotá y Cartagena de Indias. Pero en 1981 debió abandonar Colombia y exiliarse en México, acusado de izquierdista. Desde entonces pisó su país en muy contadas ocasiones, si bien a principios de este siglo adquirió, junto a periodistas colombianos, la revista ‘Cambio’, donderegresó de manera fugaz a su primer oficio. Escribió los perfiles de Bill Clinton y Hugo Chávez, dos dirigentes que aprecia. La aventura no duró mucho y la publicación la compró Planeta para cerrarla más tarde por crecientes pérdidas. En el año 2002, García Márquez publica sus memorias bajo el título ‘Vivir para contarla’, y dos años más tarde la que sería su última novela de ficción, ‘Memoria de mis putas tristes’. Es incierto el futuro de una historia de amor que llevaba años preparando, ‘En agosto nos vemos’. En 2008 un periodista colombiano aseguró que estaba a punto de salir del horno, pero hasta ahora sólo conocemos los dos capítulos que ‘Cambio’ adelantó aquel mismo año. Desde estas páginas conmemoramos el trigésimo aniversario del Premio Nobel de Literatura que la Academia sueca anunció el 21 de octubre de 1982, y que el colombiano recibió mes y medio más tarde vestido de un clásico liquiliqui de lino blanco. Con ese gesto, más que romper la etiqueta de una ceremonia solemne y fría, quiso dejar su impronta de autor latinoamericano.

que su viejo amigo ya «no reconoce a gente que no veía hace tiempo», según han publicado diarios colombianos como El Universal, El Tiempo y El Espectador, que también se hicieron eco de que Jaime Abello, director de la Fundación Nuevo Periodismo [fundada por Gabriel García Márquez], lo negaba, asegurando que no hay diagnóstico médico sobre ello. Por fortuna para Gabo —consciente de la trascendencia de su obra y a quien gusta rodearse de influyentes personajes políticos, empresariales e intelectuales—, además de los incontables reconocimientos literarios, le han llovido en vida toda suerte de homenajes. Quizá recuerde el que le brindaron en Cartagena de Indias los asistentes al IV Congreso Internacional de la Lengua, con motivo de su 80 cumpleaños y el 40 aniversario de su celebérrima obra. «Ni en el más delirante de mis sueños, en los días en que escribía ‘Cien años de soledad’, llegué a imaginar que podría asistir a este acto para sustentar la edición de un millón de ejemplares. Pensar que un millón de personas pudieran leer algo escrito en la soledad de mi cuarto, con 28 letras del alfabeto y dos dedos como todo arsenal, parecería a todas luces una locura», leyó entonces en su discurso, en referencia a la edición especial de la novela que apareció en esa fecha. Entre la audiencia que le veneró esa noche se encontraban los Reyes de España, varios mandatarios, reputados escritores, algunos multimillonarios cercanos y los académicos de toda Hispanoamérica. Casado con Mercedes Barcha, su amor quinceañero y el sólido pilar sobre el que cimentó su éxito y su felicidad, Gabo es padre de dos hijos. El mayor, el cineasta Rodrigo García Barcha, ha rodado varias películas en Estados Unidos, y Gonzalo es diseñador gráfico. A principios de los 60 fijó su residencia en Ciudad de México, la urbe donde podía compartir sus días con autores de la talla del mexicano Carlos

Misael Palma, César Trujillo, Ornán Gómez, Marcelino Champo, Pascual Yuing, Chary Gumeta, Gely Pacheco, Gamaliel Sánchez Salinas, Juan Carlos Recinos. CONSEJO EDITORIAL

Paolo Renato López

EDITOR FOTOGRÁFICO

Inocencio Hernández - Enrique Ríos Aguilar DISEÑO EDITORIAL

Pero cómo surgió la novela que su amigo Plinio Apuleyo Mendoza se preguntó si es ¿una alegoría de la humanidad?

Javier Ríos Jonapá

PRODUCCIÓN E IMPRESIÓN

LEGALES Rayuela, suplemento de arte, literatura y sociedad del periódico Péndulo de Chiapas, No. 188. Año III, sábado 10 de Noviembre de 2012. Impreso en 13 Poniente Norte Núm. 639, colonia Magueyito. Código Postal 29000, Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, México. Teléfono (961) 61 24529. Se prohíbe la

reproducción total o parcial de los contenidos sin el consentimiento expreso de sus autores. La redacción no responde por originales no solicitados. Los contenidos, así como parte de los títulos y subtítulos son responsabilidad exclusiva de quien los firma y no representan necesariamente el punto de vista del periódico Péndulo de Chiapas. Correspondencia: angelyuing@hotmail.com

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El mismo “Gabo” narró en una ocasión que “un día, yendo para Acapulco con Mercedes (su esposa) y los niños, tuve la revelación: debía contar la historia como mi abuela me contaba las suyas. Nunca llegué a Acapulco. Yo había comprado meses atrás un automóvil. Lo empeñé y le di a Mercedes la plata calculando que nos alcanzaría para vivir unos seis meses”. Ese tiempo se convirtió en año y medio, que fue lo que el Nobel se tardó en escribir el libro. “Cuando el dinero se acabó, ella no me dijo nada. Logró, no sé cómo, que el carnicero le fiara la carne, el panadero, el pan, y que el dueño del apartamento nos esperara nueve meses. Se ocupó de todo sin que yo lo supiera: inclusive de traerme cada cierto tiempo 500 hojas de papel. Fue ella quien llevó el manuscrito al correo pensando: ‘¿Y si después de todo resulta que la novela es mala?’. Creo que no la había leído”. El escritor hablaba de “Cien años de soledad”. Y la respuesta a su amigo Plinio fue: “No, quise sólo dejar una constancia poética del mundo de mi infancia, que como sabes transcurrió en una casa grande, muy triste, con una hermana

que comía tierra y una abuela que adivinaba el porvenir, y numerosos parientes de nombres iguales que nunca hicieron mucha distinción entre la felicidad y la demencia”. Y es que Macondo es el inicio de todo. La columnista Virginia Hernández detalla en elmundo.es, que el pueblo imaginario fundado por José Arcadio Buendía supuso el comienzo del éxito literario de su autor. “Gabriel García Márquez quiso ‘dar salida’ a todas las experiencias de su infancia y fabuló una novela para la historia”, retrata la columnista. El libro son 20 capítulos sin título en los que se narra una historia con una estructura cíclica temporal, ya que los acontecimientos del pueblo y de la familia Buendía, así como los nombres de los personajes se repiten una y otra vez, fusionando la fantasía con la realidad. En 2007, la obra fue reditada con el apoyo de la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española como un homenaje en el 80 aniversario natal del autor y los 40 años de la publicación del libro.


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Después de Lucía... más historias qué contar UNIVERSIA MÉXICO, en conjunto con Después de Lucía y Lemon Films, lanzó en redes sociales un concurso de texto inspirado en la película ganadora de Cannes y que representará a México en los premios Oscar. Aquí un plagio, para variar.

Su cuarto es su guarida. No es un templo, pero sí una discoteca, un modesto intento de cineclub y un altar secreto a ciertas actrices porno. Es un cuarto normal, como el de cualquier chico medianamente afortunado. Y eso es su vida: una dulce medianía, pero él no es un tipo afortunado. “¿Existen los tipos afortunados?”, a veces se pregunta. Deja de ser un rey al salir de su cuarto y se convierte en una criatura indefensa. Nadie lo enseñó a ser fuerte. Tiene unos padres muy morales, muy amorosos, muy encantadores, y muy ocupados, y muy preocupados, y muy maltratados en sus propios trabajos de 700 horas… Bendita clase media: media vida, medios ingresos, medio amor; todo a medías. “¿Existen los tipos afortunados?”, hoy se ha pregunatdo mientras almuerza. “¿Existen los tipos afortunados?”, se repite al sentarse a comer. “¿Existen…?”, murmura en la cena. “Existen, y no soy yo”, sentencia antes de dormir. Y la sentencia se cumple, porque la vida la confirma al día siguiente: existen, y no eres tú. Otro día. Se levanta, se viste, se prepara para ir a la escuela. Un “Buenos días” indiferente de mamá y papá. “Mi hijo está bien”, piensan. “Todo está bien”, piensan. “Estamos bien, ¿no?”, a veces dudan. Pero sólo piensan. Pero hoy le irá bien, hoy es un buen día. Un poco de menosprecio y chantaje. Hoy sólo lo insultarán un poco, los de siempre, con los insultos de siempre (“pendejo”, “puto”, “culero”, ”baboso”, “orate”, maricón”, “¿Dijiste algo, marica? ¡A mí me respetas, culero! Mírame, pendejo, ¡mírame!”: los de siempre. La violencia es efectiva porque siempre es igual). Las otras 30 personas del salón, las 130 del grado y 1000 de la escuela, simplemente lo ignorarán. ¿Tiene amigos? Sí, pero corren la misma suerte. El bullying es cuestión de taxonomía, divide un mundo salvaje en dos especies: los que sueltan el golpe y los que lo reciben; los que son ofendidos y los que ofenden. Círculo vicioso y modelo exitoso: unos enseñan la técnica y los otros aprenden. Se debe sobrevivir de algún modo, ¿no? Vuelve a su casa.

[Jorge Eduardo Saucedo Arroyo]

S

u vida era perfecta… hasta las 6 am. A esa hora despertó. Como casi todas las noches, entre sueños, unos minutos antes del maldito (“¡Maldito, maldito, maldito!”) “Riiiiiing!” del despertador,

él era fuerte, atractivo e inteligente; respetado por todos. Su mundo, sus reglas. Lamentablemente, despertó. Despertar del paraíso a este pequeño infierno es una mala costumbre, ¿no?

“Los maestros dictan su clase y se van. El mundo transcurre en silencio, nadie se detiene. Arriba, en algún sitio, la gente es feliz. Yo soy feliz. Pero no en este hoyo. No en este hoyo”, escribió Martin, antes de dormir. Se llamaba Martin y, como último consuelo, sepan que nadie lo volvió a molestar. El despertador sonará de nuevo a las 6 am. Nadie lo escuchará.

Sin embargo, se dice que la escritura continuó hasta el siglo XVIII en las zonas más aisladas, con base en lo declarado por las autoridades eclesiásticas, a pesar de que no hay evidencia física de lo anterior. Sólo cuatro manuscritos se salvaron de la destrucción, entre ellos los códices de Dresde, París yMadrid, que los españoles habían obsequiado de regalo a las cortes europeas. Uno de los manuscritos pasó a la capital austriaca y de allí a Dresde, donde llamó la atención de Alexander von Humboldt, quien reprodujo cinco páginas del códice en su libro titulado “Viaje a las cordilleras”. El códice de Dresde captó el interés de muchos investigadores, entre ellos Ernst Forstemann (1822-1906), bibliotecario de la corte real de Sajonia, quien descubrió que los mayas utilizaban un sistema de numeración vigesimal y también que llevaban una “cuenta larga”. Advirtió, además, que los textos jeroglíficos se leían de arriba a abajo y de izquierda a derecha, en columnas dobles; es decir, había que empezar con el jeroglífico de la parte superior izquierda, continuar con el de a lado, luego bajar y así sucesivamente hasta llegar al final y continuar en la siguiente columna. Pero los avances más significativos sucedieron con Yuri Knozorov (1922-1999), quien como soldado de infantería del Ejército Rojo, entró a Berlín en llamas y rescató de la Biblioteca del Reich una caja con manuscritos. Entre ellos halló una reproducción del informe de Diego de Landa y una reproducción de varios manuscritos mayas. Landa proponía en un capítulo que los jeroglíficos mayas eran alfabéticos, de hecho entre las páginas incluía un alfabeto con cada jeroglífico y su correspondiente letra latina.

Knozorov señaló que la escritura maya no podía ser alfabética, pero por otro lado no podía ser completamente ideográfica ni silábica. Knozorov sugirió que la escritura maya era mixta y con caracteres ideográficos y silábicos. En tiempos actuales, el arqueólogo Jesús Guillermo Kantún Rivera, experto en epigrafía maya, detalla que algo que llama la atención de la escritura maya es que un solo sonido puede tener variantes o formas de escribirlo. Curiosamente, a pesar de las variantes, y de que la región maya abarcaba una amplia zona geográfica, el investigador dice que los mayas desarrollaron un solo sistema de escritura, casi universal, al grado de que un maya de Copán (Honduras) podía entender lo escrito en Tikal (Guatemala), Ek Balam u Oxkintok. “Toda la historia maya estuvo con un sistema de escritura que posiblemente fue el mismo, hay variaciones regionales pero más bien son de estilo. Es como decir que utilizaban diferentes fuentes tipográficas como Times New Roman, Courier, caligrafía o letra de molde”. Kantún Rivera menciona que los investigadores aseguran que poca gente sabía leer y escribir. “Creemos que el 10 por ciento a lo máximo de la población sabía escribir y sabemos que los escribanos eran de la nobleza; quiere decir que la escritura estaba reservada a las élites. Para que un objeto se considerara de la realeza tenía que tener escritura y, además, los escribanos firmaban sus obras, las que serían las primeras firmas de un artista en la historia del arte”, destaca. Señala que la escritura era un signo de estatus y había muchos mayas que eran buenos dibujantes. Aprendieron a imitar los jeroglíficos y los plasmaban en lo que hacían. “Prácticamente hacían garabatos, pues no sabían lo que significaba”. El investigador añade que se han descubierto tumbas de mucha riqueza pero cuyos jeroglíficos no se leen pues están colocados “sin ton ni son”. Sobre la lectura, dice que muchos investigadores opinan que una buena parte de la población podía leer, al menos, cosas básicas. “Muchos de los textos que conocemos están escritos en piedra en monumentos públicos, en estelas colocadas en las plazas de las ciudades y frases sencillas”, dice.- Iván Canul (ivan.canul@megamedia.com. mx)

LA NOTA DE LA SEMANA

Tenía los mayas escritura única y de élite CUANDO los españoles llegaron se encontraron con una escritura jeroglífica en pleno uso. Convencidos de que los escritos serían un obstáculo para la conquista, propusieron destruirlos. [Rayuela/Staff]

Hace medio siglo el desciframiento de los jeroglíficos mayas era casi inimaginable, al grado que algunos investigadores la calificaron de “problema insoluble”. Sin embargo, todo cambió gracias, principalmente, a los estudios realizados por el investigador ucraniano Yuri Knozorov. El origen de la escritura maya se pueden situar en un período de 400 años (de 200 a.C. a 200 d.C.). Cuando los españoles llegaron se encontraron con una escritura jeroglífica en pleno uso. Convencidos de que los escritos serían un obstáculo para la conquista, propusieron destruirlos. Fray Diego de Landa, a quien se le atribuye la quema de miles de testimonios mayas en el llamado “Auto de fe de Maní”, escribió: “Encontramos un gran número de libros con estas letras y como no encontramos nada que estuviera libre de la superstición y los engaños del diablo, los quemamos ante los grandes lamentos y pesar de los indios”. Y desde entonces se prohibió la utilización de la vieja escritura.


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LA ORBE celeste y Polvo de estrellas, dos cuentos de Hugo Montaño NARRADOR, promotor de la lectura, aficionado a la cosmografía, mediador de salas de lectura, el autor nos invita a sumergirnos en la inmensidad del universo y la contradicción cíclica de las galaxias. Está invitado a formar parte del Consejo Editorial de Rayuela.

La orbe celeste [Hugo Montaño]

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ayito, mi vecino y principal crítico, quien prefiere creer en lo que cree, y no en lo que ven sus ojos, me preguntó si ganaba dinero por mirar el cielo. Confesé que no, que era algo filantrópico. Hizo un gesto de tecnócrata consumado, luego me pidió ver a través del telescopio. Aflojó la montura y la barra estabilizadora del galileico, apuntó al vecindario y, luego de mover de acá para allá el telescopio, me dijo, algo decepcionado: “Oiga don… se ve todo de cabeza”. Le dije que en el espacio el horizonte no importa, porque el concepto de lo que está “derecho” o “de cabeza”, es relativo. ¿Dónde es arriba y dónde abajo, en el espacio exterior?, le pregunté. ¡A saber!, contestó, divertido.

Si estás de pie y estiras los brazos al nivel de tus hombros, puedes asignar el grado cero (0°) a donde apunta tu mano izquierda, grado noventa (90°) a donde apunta la coronilla de tu cabeza, y grado ciento ochenta (180°) a donde apunta tu mano derecha. La media entre 0° y 90°, es el grado cuarenta y cinco (45°), a esto hay que agregarle una dirección. Los planetas se encuentran transitando de Este a Oeste, con un poco de práctica, podrás ubicar y registrar el grado y la dirección aproximada de tus observaciones. Es un modo sencillo y a mí me funciona. El Sol es el centro de nuestro Sistema Solar (mas no de la Galaxia), en el cual se encuentran cuatro planetas interiores, un cinturón de asteroi-

Polvo de estrellas

(¿de qué está hecho el Universo?) [Hugo Montaño]

Recuerdo la tarde cuando vi la película Star Wars (Guerra de las galaxias), en el Real Cinema. El cine a reventar, el olor a palomitas recién hechas, a tortas de pollo en escabeche y el refresco de rigor, además de la emoción por ver una batalla “intergalactica”, donde la energía de la materia: La Fuerza y su Lado Oscuro, permitiría a los Caballeros Jedi manipular a su antojo el macro y el microcosmos. Luego de ese día, de vez en vez miraba al cielo y recreaba en mi memoria las escenas de naves a “hiper” velocidad y el satélite llamado Estrella de la Muerte... en aquella galaxia lejana, tan lejana... La ficción fue caminando al paso de los descubrimientos científicos. En 1948 el físico George Gamow planteó que el Universo se había creado a partir de una gran explosión (Big Bang), provocando que la materia se calentara a millones de millones de grados térmicos, y que la radiación generada por la explosión bien podría ser detectada, y así fue. En 1965 dos ingenieros de radio, por accidente, detectaron la radiación de fondo del Universo, lo que les valió el premio Nobel. A finales del siglo XX y comienzos del XXI, se idearon dos satélites artificiales; el COBE, que elaboró un mapa muy preciso de la radiación de fondo del Universo; y el WMAP, que mejoró en precisión y calidad el mapa anterior en cuanto a resolución, revelando datos que ratificaron la existencia de esa gran explosión teorizada en los años cuarenta. Pero, ¿qué explotó?: Una materia muy densa, mejor conocida como fluctuación primordial (o cuántica). La gran explo-

des, y cuatro planetas exteriores, que son más gaseosos que sólidos, y por último un planetoide, nueva categoría asignada a Plutón (con el esfuerzo que costó encontrarlo, hace más de ochenta años, y luego del descubrimiento de lunas orbitando a su alrededor…). En esta entrada hablaremos de los planetas interiores. Si recordamos que la distancia media entre el Sol y la Tierra corresponde a 0.1 Unidad Astronómica (150,000,000 km), Mercurio se encuentra a 0.387 UA (57,894,376 km) del Sol; desde la Tierra se ve muy cercano al Sol, y por lo mismo solo puede observarse al anochecer o al amanecer. Si tuvieras la posibilidad de pararte sobre su superficie, notarías que su gravedad es menos fuerte. Si pesas 100 kilos en la Tierra, en Mercurio pesarías ¡40 kilos! La primera imagen nítida de este planeta se obtuvo en 1974, a través de la nave Mariner 10, revelando una superficie llena de cráteres parecidos a la Luna. A comparación de otros planetas, Mercurio apenas se ha comenzado a estudiar más a fondo. Venus, el segundo planeta interior, se encuentra a 0.72 UA (108,208,930 km) del Sol; a simple vista tiene un brillo espectacular, y tiene casi el mismo tamaño y masa de la Tierra. Los pueblos mesoamericanos le dedicaron un calendario que abarcaba 260 días, el tiempo que tarda en dar una vuelta al Sol, y también el número de días que dura la gestación de un ser humano en el universo materno. Su brillo se debe a las densas nubes que la cubren, compuestas de ácido sulfúrico. ¿Te imaginas una lluvia venusina? Si lograras guarecerte de ella, tendrías otro pequeño inconveniente: la temperatura del planeta, que ronda los 480° C., mucho más caliente que Mercurio, de 350° C.. De niño, Ray Bradbury se acostaba en el patio de su casa viendo al cielo. Imaginaba a los humanos recorriendo 1.52 UA (227,936,640 km) hasta el planeta Marte, para invadirlo y civilizarlo. Mucho de lo imaginado por Bradbury ha empezado a suceder. Se habla de terraformación, sondas espaciales se han posado sobre la superficie marciana y los rusos han simulado estar 500 días en un entorno similar al planeta rojo. El tamaño de Marte es de casi la mitad de la Tierra o Venus. Con un telescopio se ve como un disco naranja que cambia de coloración, y así como Bradbury, en el siglo XVIII, otros más vieron canales y túneles subterráneos, lo que les llevó a pensar en la existencia de “marcianos”; lo demás fue cuestión de mercadotecnia. Con la llegada de las sondas espaciales, se han obtenido imágenes de paisajes desérticos, depresiones parecidas a lechos de río secos. Los países poderosos están ideando cómo habitarla. La incógnita es: ¿si llegaran a lograrlo, en cuanto tiempo la destruirían? Un humano de 100 kilos, pesará 38 en Marte. Yo, que peso más de cien, no me emociono si allá peso menos, porque terminaría con problemas óseos, cartílagos casi, por lo que prefiero la Tierra… el agua… ¿Planeta Tierra? ¿Planeta Agua? De eso les contaré luego, aún falta conocer más de nuestro Sistema Solar. ¡Por mejores cielos, me despido de vos!

sión causó que esa materia caliente se expandiera en todas direcciones, hasta enfriarse, formando núcleos atómicos de Hidrógeno y Helio; el resto de las demás sustancias se fueron formando en los núcleos de las estrellas. Es decir, la materia de la que estamos hechos todos nosotros (y casi todo lo que tocamos) fue cocinado en el centro de las estrellas. ¿Somos polvo de estrellas? Sí, pero injusto sería dejar fuera a los fotones y a la fuerza gravitatoria, que hicieron su parte conforme el universo se expandía y se enfriaba. Estos núcleos alcanzaron a su vez enormes temperaturas, colapsando y estabilizándose y vuelto a colapsar, hasta surgir las supernovas, las cuales, al estallar, arrojaron elementos más pesados que el Helio, convirtiéndose en Polvo Interestelar, que después sería captado por otra estrella en formación. Se piensa esto fue lo que sucedió con nuestra estrella, y se considera a nuestro Sol de segunda y hasta tercera generación, dentro de nuestra galaxia. Y ese Polvo Interestelar también está presente en planetas como la Tierra, elementos que han servido para iniciar el proceso de vida en nuestro mundo. Estamos hechos de elementos cocinados en el centro de las estrellas hace miles de millones de años: Estamos hechos de Universo. Acá se preguntarán, ¿y qué relación tiene este choro mareador con La Fuerza, y el Lado Oscuro? Bien, en el Universo existe materia oscura, literalmente hablando, y los astrofísicos suponen se trata de un tipo de partícula elemental que impregna el

universo, una sustancia invisible que vendría siendo una fuente de gravedad adicional que mantiene unidos a los cúmulos de galaxias. Si el mundo sigue en expansión, ¿qué materia ocupa ese espacio existente entre galaxias y demás cuerpos celestes? El “aglutinante” o materia que se piensa mantiene un equilibrio en el Universo la han definido como Brana. Nuestro mundo se rige por cuatro dimensiones, tres espaciales y una temporal. La materia y la energía sólo puede transmitirse a través de éstas, excepto la gravedad, que se supone está presente en todos los Universos paralelos al nuestro, de ahí la teoría de que cada Brana es un Universo alterno al nuestro. La materia de una Brana puede alterar el espaciotiempo de otra paralela. ¿Locochona la teoría? ¿Serán las Branas la causante de esa materia oscura que no se ve, pero está ahí, haciendo valer su tanto gravitacional? Las Branas podrían estar separadas unas de otras por millonésimas de milímetro. Gracias a este hecho se intentaría explicar por qué la gravedad parece menos fuerte de lo que en realidad es. Supongo que en alguna Brana existirá un Detective Cósmico, quien escribirá este texto y publicará en un sitio web paralelo a este, donde alguien semejante a vos... o a vos, leerá el escrito. O bien borrará la información por considerarla una teoría muy jalada de los pelos, y decidirá entonces escribir sobre el Sistema Solar. ¡Por mejores cielos ( ...que La Fuerza te acompañe... ), me despido de vos!


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Péndulo de Chiapas | Sábado 10.11.2012

Rayuela

pendulodechiapas.com.mx

Rimbaud: Un volcán de “Música Atonal” en busca de lo desconocido [ Tomás Barna ]

Uno de los más grandes poetas franceses, adscrito unas veces al movimiento simbolista, junto a Mallarmé, y otras al decadentista, junto a Verlaine cumple hoy 121 años de muerto. Poseyendo el poder de un vidente, Rimbaud consumó su desprendimiento de lo sensible al captar la unidad de las cosas, sintiéndolas en él, identificándose con ellas. De tal modo alcanzó -mediante la expresión poética- las regiones del silencio más puro, destaca el autor del presente texto.

E

stos dos pensamientos claves de Baudelaire se consuman en los poemas de Rimbaud. Sus palabras surgen como lava de un volcán en demoníaca erupción lanzándose fuera de la realidad, transfigurándose en imágenes. Lo “desconocido”, en Rimbaud, es un polo de tensión, y su percepción poética penetra en el misterio a través de una realidad conscientemente hecha trizas. El núcleo de su percepción no es el yo empírico, porque en su lugar actúan fuerzas subterráneas capaces de imponerse con violencia. Sólo con ese impulso se puede palpar lo desconocido. Y este movimiento interior del ser, él lo ha expresado así: “Porque yo... es Otro”. Cuando la hojalata se despierta en forma de trompeta, no hay que echarle la culpa. Yo estoy presente al despertar de mi pensamiento; yo lo contemplo, yo lo escucho. Trazo una línea con el arco, y la sinfonía se mueve en la profundidad. Es un error decir: pienso. Habría que decir: “me piensan”. Estamos, pues, en el tobogán desde donde la poesía moderna se habrá de zambullir en el caos del subconsciente. Por eso Rimbaud —como Nerval y Lautréamont— será considerado por los surrealistas como uno de sus tres grandes ascendientes. En Rimbaud, impulso poético comienza su actividad mutilándose, afeándose el alma, haciendo cristalizar la crueldad en su obra creadora —como lo hiciera en nuestro siglo Artaud—. La poesía que nace de semejante

operación es un lenguaje nuevo, un “lenguaje universal” —como lo denomina Rimbaud—. Es un tejido desprovisto de forma, compuesto por elementos disímiles: “extrañeza, arbitrariedad, asco y embeleso”. La belleza y la fealdad poseen el mismo valor, se hallan al mismo nivel. Todo reside en “la excitación y en la música”. En su poesía Rimbaud menciona la música, y lo hace sin cesar: “la música desconocida”; la música que oye “en castillos hechos de huesos”; “en la canción de acero de los postes de telégrafo”; en “el canto claro de la nueva desgracia”; “en la música más intensa donde se aniquiló el sufrimiento meramente armonioso” (aquí se manifiesta su ruptura con el romanticismo). Y esto es evidente pues cuando su poesía hace cantar a los seres y las cosas, suenan gritos y rugidos que se intercalan en la canción y el canto, creando así una música disonante. En Una temporada en el infierno, bajo el título de “Alquimia del Verbo”, Rimbaud escribe: “Yo ajustaba la forma y el movimiento de cada consonante, y —con ritmos instintivos— me enorgullecía de inventar un verbo poético accesible a todos los sentidos”. Mediante esa “magia verbal” logra enriquecer de matices las vocales y nos permite captar las afinidades que establece entre las consonantes a lo largo de sus poemas. Y llega al colmo de la audacia cuando su voluntad de crear efectos sonoros domina a tal extremo sus poemas, que la frase surgida de esta bús-

queda pierde todo sentido o adquiere una significación absurda, como es el caso de “Un hidrolato lacrimal lava”, o “Mi triste corazón babea en la popa”. Esto nos remite a la música atonal: la disonancia, creada por la contradicción entre el absurdo del sentido y la potencia de las sonoridades, permanece íntegra. Y un ejemplo aún más claro lo hallamos en esta frase del poema “Metropolitano” de Iluminaciones: “... et les atroces fleurs qu’on appellerait coeurs et soeurs, dames damnant de langueur” (“... y las atroces flores que llamaríamos corazones y hermanas, damas condenando de languidez”). Se advierte que resulta prácticamente intraducible, no sólo por lo absurdo en sí del original sino porque pierde vigencia la elaboración del lenguaje, de neto cuño musical. Esta frase es una sucesión abstracta de asonancias y aliteraciones. Rimbaud margina la coherencia, la lógica, creando sonoridades a fin de destruir la significación de las imágenes surgidas, y es así como nos hace sentir que lo desconocido yace oculto en lo más profundo de la materia. Rimbaud ha descubierto que lo desconocido es inherente a la realidad sensible y que si a esa realidad la desembarazamos del lastre de los hábitos e ideas preconcebidas, encontramos en ella la vibración de lo maravilloso. Rimbaud ha llegado, así, a “crear forma y materia” —como lo expresó Sartre—. Y poseyendo el poder de un vidente, consumó su desprendimiento de lo sensible al captar la unidad de las cosas,

sintiéndolas en él, identificándose con ellas. De tal modo alcanzó —mediante la expresión poética— las regiones del silencio más puro. Datos biobibliográficos La inquietante personalidad de Arthur Rimbaud, uno de los máximos representantes del simbolismo, nació en Charleville, Francia, el 20 de octubre de 1854. Con una precocidad intelectual admirable, comenzó a transitar en la prosa a los ocho años y en poesía a los diez. A los 17 escribió El barco ebrio y lo envió a Paul Verlaine, quien lo invitó a trasladarse a París por la impresión que le causó la originalidad del poema. La amistad entre Verlaine y Rimbaud se convirtió prontamente en una relación tan inestable como tormentosa. Viajaron por Inglaterra y Bélgica y, en este país, Verlaine intentó matarlo en dos ocasiones debido a las infidelidades de su amigo. En el segundo intento Rimbaud resultó herido de gravedad, y a Verlaine lo encarcelaron. Al salir del hospital Rimbaud se dedicó al comercio en África, es decir, que a los diecinueve años deja de escribir, cambiando su vida literaria por una vida aventurera. En 1891 regresó a Francia para ser tratado de un tumor en la rodilla, a consecuencia del cual murió en el hospital de Marsella el 10 noviembre del mismo año. De Una temporada en el Infierno, Paul Claudel dijo “Es la obra de un místico en estado salvaje. *Crítico y periodista


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