CONFEDERACIÓN NACIONAL AA.AA.D.B.
FORMACIÓN CRISTIANA CURSO 2014-2015
“Cómo celebrar los Sacramentos” ITER PARA EL ESTUDIO DEL TEMA I.
PREPARACIÓN PERSONAL
II.
OBJETIVOS
III.
DESARROLLO DEL TEMA
IV. DIÁLOGO EN GRUPO V.
PARA SABER MÁS
VI. ORACIÓN Y PROMESA A DON BOSCO
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«CÓMO CELEBRAR LOS SACRAMENTOS» I. PREPARACIÓN PERSONAL Esta preparación tiene dos partes: 1ª Una lectura personal, atenta y crítica, de todo el tema; y la preparación de las preguntas que se habrán de trabajar en grupo. 2ª Un momento de oración, para el que se propone la siguiente oración, que después se hará en común en el grupo. ORACIÓN AL COMENZAR EL ESTUDIO DEL TEMA
Padre de bondad, que por medio de tu Hijo, Luz del mundo, nos has manifestado tu plan de salvación, para que vivamos siempre en tus manos. Te bendecimos y te damos gracias por hacernos partícipes de tu salvación en los sacramentos de la Iglesia. ¡La Pascua de Jesús no es un fósil sino una realidad viva y presente en nuestras vidas! Concédenos celebrar con fruto esta Pascua de tu Hijo que palpita en los sacramentos. A Ti la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
II. OBJETIVOS 1. Celebrar mejor los sacramentos para vivirlos con más fruto cada día. 2. Ayudar a los más jóvenes de la familia a saber estar y participar en la celebración de los sacramentos. 3. Conversar un buen rato en grupo sobre cómo convertir el propio hogar en una escuela de oración, dónde aprender a rezar y a celebrar toda la familia. 4. Leer y reflexionar sobre este importante tema de la vida cristiana. 5. Revisar cada uno y, después, entre todos sobre cómo celebramos los sacramentos.
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III. DESARROLLO DEL TEMA 1. LA LLAVE PARA ACCEDER A LOS SACRAMENTOS Cuando yo era estudiante circulaba entre profesores y alumnos un viejo dicho teológico. Lo enunciábamos en latín, como si de esa forma convenciera más. Venía a decir algo así como: los sacramentos valen en tanto en cuanto se entiende bien su significado. O, con otras palabras, los sacramentos causan lo que significan. Sin duda tiene mucha lógica. Al ser los sacramentos auténticos signos, la clave (= la llave) para acceder a su interior está en la trasparencia de esos signos, cuya claridad me permite llegar hasta la realidad en él contenida. Si no entiendo el signo no puedo entrar en su interior: la llave se me vuelve un candado, en vez de abrirme el sacramento me lo cierra herméticamente. O sea, todo depende, en definitiva, del modo en que celebramos los sacramentos. Eso lo sabéis muy bien vosotros, los padres y madres, que vivís convencidos de que la mejor explicación sobre los sacramentos es una buena celebración. Pero ¿cómo puede la familia ayudar a celebrar bien los sacramentos? 2. “COMO GALLINA EN CORRAL AJENO” Hay dos cosas en las que pienso cada vez que explico el simbolismo de los sacramentos: un grupo de “guiris” en una corrida de toros y otro grupo de “guiris” en un tablao flamenco. Sacan miles de fotos, aplauden sin descanso… pero ¡no entienden nada! ¿Por qué? Por una razón sencillísima: no están iniciados. Y eso los incapacita del todo para una comprensión plena y una experiencia auténtica de la fiesta. Porque sin iniciación (que es muchísimo más que una mera explicación de los signos) no pueden descifrar su trama simbólica. Les falta el contexto cultural y la pertenencia al grupo que celebra. Lo mismo me pasó a mí, hace años, cuando tuve que substituir al párroco en una “fiesta de cazadores” en el norte de Alemania: me sentí enteramente “como una gallina en corral ajeno.” Hoy cada vez más bautizados asisten a los sacramentos –bodas, bautismos, confirmaciones… – como los guiris a una corrida de toros. Y esto se da también ya en muchas familias cristianas. Y en asociaciones de antiguos alumnos. ¿Qué podemos hacer? 3. EL SIMBOLISMO SACRAMENTAL La catequesis asegura la plena integración de todos en la celebración; que nadie se sienta “como gallina en corral ajeno”. Se propone garantizar el fruto de los sacramentos. Tiene bien presente que éstos poseen su propia trama simbólica, que es necesario leer y entender para vivirlos. Y solo se tendrá una comprensión completa y una experiencia auténtica de ellos dentro de un contexto de fe y de pertenencia a la Iglesia. Eso lo proporciona, en un primer momento, la iniciación cristiana. Ésta actúa como un “sexto sentido”, como un “GPS” seguro que nos guía hasta el centro del sacramento. Y después está la catequesis sacramental, que es como un mapa que señala el camino en ese universo de signos que son los sacramentos. Lo suyo es explicar que los signos sacramentales, tomados del mundo de los hombres, tienen su raíz en la biblia y en la tradición cristiana; y el mismo Señor es el sentido de todos esos signos. Sin embargo la meta última de la catequesis sacramental es preparar la celebración y prolongar su fruto en la vida. 3
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Y no hay que olvidar nunca: Que la primera catequista ha sido, es –ahora algo menos– y debe ser en el futuro, la familia. Y que cada uno de nosotros es el único responsable de su formación cristiana continuada y permanente. 4. CELEBRAR CON LOS CINCO SENTIDOS En los sacramentos las cosas son más que cosas; el agua del bautismo es mucho más que agua; el pan de la eucaristía es mucho más que pan, el aceite es mucho más que aceite. En los sacramentos las cosas se hacen signos, o sea, se hacen transparentes. Por eso, preparar la celebración de los sacramentos consiste en “encender” nuestros cinco sentidos, para que los signos se hagan “transparentes” y podamos encontrar en ellos a Jesucristo. Hablando de la importancia de poner los cinco sentidos en la celebración, San León Magno decía: «lo que era visible en nuestro Salvador ha pasado a sus sacramentos». En realidad, la salvación y la vida del Señor se hace en los sacramentos no sólo “visible”, sino también “audible”, “olorosa”, “gustosa” y “palpable”. Esta misma idea la encontramos en el evangelista Lucas, que acentúa cómo los discípulos de Emaús reconocieron al Resucitado “al partir el pan”, o sea cuando lo “vieron” y lo “escucharon” y “comieron” con Él. Y el mismo Jesucristo insinúa en el episodio de la hemorroísa que aquella mujer se curó al “tocar” su manto, gracias a la fuerza que había salido de Él (Mc 5, 30). Queridos antiguos alumnos, no lo olvidéis: el contexto de fe y un fuerte sentido de pertenencia a la Iglesia son esenciales. Pero también lo es saber que solo puedo encontrar a Dios de forma humana; es decir en la corporeidad y, por tanto, por medio de los sentidos. 5. LOS TIEMPOS DE LA CELEBRACIÓN La celebración de los sacramentos tiene un antes, un durante y un después. Los tres momentos son importantes. El antes dispone a la participación: es difícil que sin una sólida preparación se logre una plena participación. El durante, o momento sacramental, realiza la presencia y el encuentro con el Señor: tiene una importancia especial ya que representa el momento de la respuesta libre de la persona a la iniciativa soberana de Dios. El después, prolonga el sacramento en la vida cotidiana: es, por tanto, la meta final del sacramento. Los sacramentos, en efecto, no son para ser celebrados, sino para ser vividos. 6. EL «ANTES» DE LA CELEBRACIÓN Antes de la celebración hay que disponer a quienes celebran para participar con fruto. Se reservan para este momento los siguientes elementos: 1. Estudiar el rito: Los primeros que debéis hacerlo sois vosotros. Con ayuda del ritual. Y después quienes van a celebrar el sacramento. ¿Os imagináis una orquesta que improvisa un concierto sin haber estudiado la partitura? Es verdad que cada director comunica a la partitura su estilo; pero sin partitura no hay concierto. Los rituales son como las partituras de los sacramentos. La escasa formación religiosa que reina en nuestro tiempo requiere de nosotros un esfuerzo generoso. 2. Entender el signo central: Es muy necesario explicar con claridad a los más jóvenes de la familia cada uno de los 7 signos de los 7 sacramentos. Comprender el signo es comprender el sacramento. Ayudará mucho comparar el signo central con otros complementarios: por ejemplo, en el matrimonio el signo central no es la entrada de la 4
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novia; ni arrojar arroz sobre los nuevos esposos. Encontraréis material abundante en las introducciones a los rituales y en el Catecismo de la Iglesia Católica. Sin olvidar que hoy este tipo de libros se encuentran en internet. 3. Leer los textos bíblicos: La Palabra de Dios arroja mucha luz sobre el sentido del sacramento y sobre su trama simbólica. Por eso es tan importante leer, entender y orar los textos bíblicos que se habrán de proclamar en la celebración. Para decirlo brevemente, sin acoger ni responder a la Palabra no hay encuentro entre Dios y los hombres. 4. Ver la letra de los cantos: Los cantos, tomados de la Palabra de Dios, no son un adorno. Ni están reservados al coro. Son parte integrante de la celebración. Ayudan a interiorizar la Palabra de Dios y a orar. Por eso es muy conveniente verlos antes de cantarlos, comprobar lo que aportan a la celebración, destacar las frases más significativas. 5. Distribuir los servicios: La celebración de los sacramentos nunca es un asunto individual; por ejemplo, la confirmación no es cosa solo de los confirmandos y sus invitados. Son celebraciones de la Iglesia y en ésta hay diferentes funciones y ministerios. Es muy conveniente distribuir las distintas responsabilidades: música, cantores, lectores, acólitos, monitor, servidores diversos… 6. Ensayar la celebración: los sacramentos no son fuegos artificiales, que nunca se prueban. La celebración de los sacramentos se prepara y se ensaya cuidadosamente. Requieren el cuidado y la importancia de las mejores cosas de nuestra vida. El ensayo es garantía de una celebración viva y significativa que deja poso en nuestras vidas. 7. EL «DURANTE» DE LA CELEBRACIÓN Hoy muchas celebraciones de los sacramentos se han vuelto un evento social con una parte religiosa. Las celebraciones se han llenado de invitados y se han vaciado de celebrantes. Esto lo sabéis muy bien… Pero ¡no lo dudemos, durante la celebración lo que importa realmente es celebrar! Por eso, en este momento decisivo hay que privilegiar los siguientes elementos: 1. Crear un clima que ayude a entrar: En los viajes en avión los momentos más delicados son el despegue y el aterrizaje. En las celebraciones de los sacramento son importantes un buen comienzo y un buen final. Debemos cuidar mucho el clima que se crea momentos antes de la celebración: un clima religioso, abierto a la presencia del Señor, sereno, acogedor. Ayuda la música, el canto de entrada, la monición, etc. Y, sobre todo, el silencio interior que cada uno de nosotros es capaz de crear para encontrarse con el Señor. Este clima debe continuar durante toda la celebración. 2. Celebrar en equipo: Toda celebración debe estar coordinada, preparada, ensayada y, por tanto, llevada a cabo en equipo. Este equipo ha trabajado unido en el «antes» de la celebración y deberá hacerlo también en el «durante». El presidente se integrará en este equipo con su función particular; pero es mejor que el animador del equipo sea otra persona. Esto permite imprimir al conjunto un tono y un ritmo que faciliten la oración y la participación. Es necesario tenerlo muy presente cuando el director de una obra encomienda la animación de una celebración a la asociación de antiguos alumnos. 3. Dar una importancia excepcional a la Palabra: Si hay una cosa que debe salir bien en una celebración es la proclamación de las lecturas de la Palabra. Los lectores deberán ensayar muy bien y considerar la importancia que tiene una lectura bien hecha. Y, cómo 5
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no, la homilía, sobre los textos bíblicos, clara, no demasiado larga, favoreciendo el paso de la celebración a la vida y abundando en las dimensiones éticas del sacramento. 4. Cuidar mucho la ejecución de los cantos: Esta es una cuestión que todo buan antiguo alumno sabe. Una obra salesiana sin música es como una maceta sin flores. Un repertorio adecuado y una buena interpretación de los cantos marcan la diferencia entre una celebración viva y una celebración mortecina. La belleza del canto expresa la vida nueva que transmite el sacramento. 8. EL «DESPUÉS» DE LA CELEBRACIÓN Este es el momento de recoger el fruto del sacramento y llevarlo a la vida de cada día. Corresponden a este tiempo los siguientes elementos: 1. Revisar la celebración: es lo que más nos ayuda a saber celebrar. La revisión nos enseña, convierte nuestros errores en oportunidades; y nos permite calibrar el grado de participación que se ha logrado. Es el test que nos indica a qué punto estamos para empezar a trabajar sobre el fruto del sacramento. 2. Cultivar el fruto: una cosa es la eficacia de los sacramentos y otra cosa es su fruto en nosotros. La primera no se pone en duda, pero tampoco depende enteramente de nosotros. El fruto deriva de nuestra respuesta libre y de fe al sacramento. La tarea de la familia consiste en asegurar la continuidad en la educación de la fe después de la celebración del sacramento. Las iniciativas son muy diversas.
1. Comprender un sacramento es comprender su signo. 2. En los sacramentos las cosas son más que cosas, se hacen transparentes. 3. La mejor catequesis sobre el sacramento es una celebración viva y significativa. 4. Los rituales son como las partituras de los sacramentos. 5. Los sacramentos no son para ser celebrados sino para ser vividos. 6. El ensayo es garantía de una celebración viva y significativa.
9. PARA CONCLUIR La familia es una Iglesia doméstica, un lugar privilegiado para crecer en la dimensión celebrativa. Un espacio para iniciarse en la vida sacramental con la ayuda preciosa de los padres. La responsabilidad de éstos en la educación cristiana de la familia no acaba. Se continua felizmente después en los nietos. Por eso es tan necesaria una formación cristiana permanente.
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IV. DIÁLOGO EN GRUPO 1. Haz un resumen del contenido del tema con palabras fáciles para que las entiendan todos en casa. Ponerlo en común en el grupo. 2. Leer juntos, en vuestro grupo, el relato de Emaús (Lucas 24). Reflexionar cómo los discípulos descubren la presencia de Jesús Resucitado gracias a los sentidos y a las palabras de Jesús. Aplicar este ejemplo a los sacramentos (al menos a dos de ellos sin que sea la Eucaristía). 3. Tratar entre todos sobre lo que la familia puede aportar en el “después” de la celebración de los sacramentos, para “cultivar el fruto” de los sacramentos. Hacer una lista de todo lo que habéis dicho. 4. ¿Tenéis en vuestra casa algún buen libro sobre los sacramentos y su celebración? ¿Lo habéis leído con interés y atención? 5. Pedid a vuestro consiliario un ritual (del bautismo, o de la unción de enfermos, o de la confirmación) y estudiar, con su ayuda, cada una de sus partes. V. PARA SABER MÁS Sin duda este tema os ha gustado. Tenéis ganas de saber más y leer más. Y, aunque lo mejor es tener con frecuencia en la familia o en la asociación de antiguos alumnos momentos de celebración, también es necesario leer algún buen texto sobre el tema. Os propongo nuevamente el Catecismo de la Iglesia (no su compendio), porque trata este asunto con una claridad y una hondura extraordinarias. Leedlo despacio y hacedlo objeto de vuestro estudio: 1. Catecismo de la Iglesia, nn. 1135-1199. 2. BELLMUNT Manuel, Los Sacramentos (Madrid, CCS, 2004). 3. FERRÁNDIZ GARCÍA Aurelio, La teología sacramental desde una perspectiva antropológica =Biblioteca Litúrgica 22 (Barcelona, Centre de Pastoral Litúrgica, 2004). VI. ORACIÓN Y PROMESA A SAN JUAN BOSCO SEÑOR JESÚS, POR INTERCESIÓN DE DON BOSCO SANTO, escucha las plegarias de los antiguos alumnos y las antiguas alumnas de todo el mundo, educados en su sistema educativo, bajo la inspirada guía de los salesianos. TE PEDIMOS: Danos fuerza y valentía para poner en práctica su mensaje humano cristiano en la Sociedad y en la Iglesia; anímanos a convertirnos en buenos cristianos y honrados ciudadanos. Ayúdanos a vivir la solidaridad y la caridad en la asociación y fuera de ella. 7
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Aumenta nuestra fe. TE PROMETEMOS: Empeñarnos en combatir la injusticia, el chantaje, la superficialidad y la indiferencia; y en defender a toda costa, con el compromiso social, político y económico, los valores aprendidos de él, en particular: la vida, la libertad y la verdad. TE SUPLICAMOS: Que veles sobre la Familia Salesiana, sobre nuestros seres queridos y sobre todos nosotros. Amén.
Madrid, 1 de octubre de 2014.
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