AG UA FUERTES del Diehl SEXTO AÑO · 2021
Una publicación digital de las cátedras LENGUA Y LITERATURA ARTE, CULTURA Y SOCIEDAD del COLEGIO MAESTRO DIEHL MMXXI
Las
AGUAFUERTES del Diehl
En un año signado por la educación bimodal, desde las materias Arte, Cultura y Sociedad y Lengua y Literatura, les propusimos a nuestrxs alumnxs un ejercicio de escritura e imaginación, un acercamiento a textos visuales y verbales diferentes, que -esperábamos- despertarían sus ganas de escribir y crear, plasmando ideas, sentires y experiencias... La propuesta tomó como punto de partida la figura de Roberto Arlt, un autor provocador, un outsider del campo cultural de su tiempo. En los años ‘20 del Siglo XX, este particular personaje escribía cuentos, novelas, obras de teatro, pero lo que trascendió de su obra, en un primer momento, fueron las famosas aguafuertes, artículos que cotidianamente escribía para un diario de la época llamado El Mundo. Para la literatura, las aguafuertes fueron clasificadas como artículos breves sobre temas variados, en los que este autor plasmaba su mirada del mundo...una mirada moderna, rupturista pero de costumbres, a la vez que caricaturesca, que era un aspecto que nos interesaba señalar. Cabe destacar que una caricatura es, por definición, exagerada, y recarga aquellos aspectos que resaltan en seres u objetos, los que, al ser destacados, suelen volverse un tanto grotescos. Así, en este trabajo áulico, les propusimos a lxs estudiantes un ejercicio textual que a este particular escritor, tan amante de la vida lumpen del Buenos Aires de los años 20, le hubiera encantado: falsificar un estilo, una escritura. La idea era escribir como él, con su misma irreverencia, su desfachatez, yendo más allá de lo correcto -ortográfica y sintácticamente hablando- del texto. “Se dice de mí que escribo mal”, afirmaba Arlt, y eso, lejos de pesarle, constituyó “su marca de estilo”. Porque Arlt tenía algo que decir, y cuando se tiene algo que decir, solía repetir este autor, “se escribe todo el tiempo, en todas partes”. La trasposición de esa idea a lo real, como realización de la mentada “prepotencia de trabajo” a la que hizo referencia en el prólogo a Los lanzallamas, se evidenció, sin dudas y durante su complejo presente, en gran parte de la enorme producción literaria que nos legó. En otro orden, cabe resaltar también que al hablar de aguafuerte, se está haciendo referencia a una imagen. Como técnica, el aguafuerte es muy antigua y surgió en el Siglo XV, pero en Argentina fue muy difundida a principios del Siglo XX, justamente cuando Roberto Arlt andaba alborotando y provocando la escena literaria. El procedimiento
técnico es básicamente un grabado, con la particularidad de que para realizarlo, hace falta aplicar un ácido a la placa metálica, para que la imagen efectivamente se transfiera. El término “aguafuerte” es precisamente, la forma lingüística elegida para denominar a este ácido que permitía que la imagen se plasmara de una manera muy especial, por cierto. Este “estilo” de impresión, muy difundido en tarjetas postales o caricaturas y retratos de personajes, resultaba muy del agrado de los editores y el público de esta época, principalmente por las posibilidades expresivas que ofrecía. Y, al parecer, esta técnica impresionó al por entonces muy joven Arlt, ya que la utilizó para nombrar metafóricamente a su obra periodística más conocida. Este “gesto expresivo”, que hace que un ácido permita la creación de una imagen, seguramente reflejaba algo de lo que él quería lograr con su obra literaria. Como se puede ver hasta aquí, contábamos con una escritura potente como disparador y la consigna que inspiró estas páginas que hoy compartimos fue elaborar un texto libre, que intentara imitar el estilo de Arlt. En clase, hicimos varias referencias a esa escritura personalísima, llamada “mala escritura”- alejada de la corrección normativa- como muchos críticos de su tiempo la calificaron y, en parte, era lo que invitábamos a imitar. En cuanto al tema o motivo del texto, dijimos que podía estar en relación con la escuela, lo cotidiano, la zona por la que transitamos en nuestra rutina diaria, la vida escolar... la primera consigna -la de escritura- apuntaba al desarrollo de textos sobre las costumbres actuales, sobre lo simple y a la vez complejo que es el diario vivir... A la vez, una segunda consigna los invitaba a crear una imagen gráfica o fotográfica, a la que se aplicaran filtros digitales en función expresiva, intentando imitar el “gesto artístico” de las aguafuertes históricas, siempre pensando en su articulación con el texto escrito. Se trataba de una actualización de aquel gesto, que reinterpretado hoy podríamos llamar un “aguafuerte digital”. La idea era que, a nivel visual, el “fuerte” de este agua estuviera dado por el proceso digital que potenciara lo que se intentaba expresar. El concepto de idea fuerza, muy presente en el afiche polaco que revisamos en esta etapa -caracterizado por el uso de metáforas visuales- fue un punto de referencia para la elaboración de estas imágenes. Finalmente, luego del proceso de gestación y producción, hoy les presentamos una recopilación de imágenes y textos articulados que nacieron y crecieron -casi- juntos; lo que van a ver/leer es el fruto de un trabajo, tanto individual como colectivo, que refleja el paso de este Sexto por el cole durante su último año, con todos sus matices, complejidades, ideas, pensares y sentires… Usando rasgos coloquiales, nuestrxs alumnxs pensaron en textos que, estamos segurxs luego de leerlos todos, encontrarán a sus pares como lectorxs. Finalmente, como docentes, estamos convencidxs de que la interdisciplina y el encuentro de miradas y saberes, son la verdadera riqueza de la experiencia pedagógica; alentadxs por esta idea fuerza, decidimos compartir con ustedes, queridxs lectorxs, estos hermosos trabajos que tanta satisfacción nos dieron. ¡Que los disfruten!
Prof. Sandra Curetti
Prof. Luis F. Gómez
LENGUA Y LITERATURA
ARTE, CULTURA Y SOCIEDAD
“Estéticamente, psicológicamente, el espíritu, los hechizos, los demonios, son las formas humanas, en que el ser viviente puede traducir con palabras la emoción de belleza que le produce el paisaje.” Roberto Arlt
10/12/21 15:03
Aguafuertes Digitales · TP conjunto con Lengua y Literatura (30 jun. 2021 20:14)
Estrejos
entre estrés y festejos
por
Lucía Cantarelli
Es tu cumpleaños y te llama medio mundo. Te llegan mensajes todo el día y vos queres responder sin demora. Lo que pasa, es que es un día más. El colegio y el trabajo siguen. Tenés que cumplir con tus obligaciones como siempre. Por eso, entre el quilombo de seguir con tus deberes más organizar la juntada familiar de la noche, la de los amigos del colegio el fin de semana, la de tus compañeros de inglés el martes de 5 a 7 que son tus dos horas libres, más la juntada con los del barrio te volves loco/a. Sumado a esto, vas respondiendo los mensajes cómo podés y a todos con lo mismo. A veces cambias el emoji pero el gracias con dos signos de exclamación ya es automático. Abrís el chat con tu primo y los únicos mensajes que tienen desde 2012 son de feliz cumpleaños. Y así todo el día, hasta que cuando por fin paras un rato y te sentas a comer en paz; tu tatara tía, mamá de la prima segunda de tu papá, de la cual tenés que hacer memoria para acordarte el nombre, te llama. Y así se pasa tu festejo… Por eso para el próximo año, mejor hace un picnic a la canasta en una plaza cerca de tu casa, con todos tus invitados juntos o andate a las sierras sin wifi para la fecha de tu cumpleaños. Así te vas a hacer el mejor regalo; menos estrés para ese día.
Improvisación
de un trabajo práctico
por
Ariel Leiva
Aquí no vengo a que se queden con el registro de mi escritura. Más bien a que la olviden porque carece de sentido, y tengo pruebas para dar. De qué me sirve escribir un texto vacío con las manos filosas, si no hay qué cortar. Podría seguir con estas frases y criticar al resto, pero me voy a criticar a mí mismo, a ver qué sale. Es genial levantarse un día y pensar en no hacer nada, pero fluctuar entre las sábanas y las series de Netflix no es muy productivo. Entonces me dije el típico “hoy voy a hacer todas las tareas que me quedan” sabiendo que tal obra ocurre la misma cantidad de veces que nevadas en Córdoba capital. Para pensar en eso, mejor pensar en que me caiga del cielo una bolsa con millones de dólares, que por ahí me viene mejor. Dicen que de un proceso de encuentro intrapsíquico (vagancia) es de donde surgen las ganas e ideas para desarrollar nuestras actividades diarias, pero si me pusiera a seguir esos consejos, acabaría escribiendo respuestas a consignas igual de interesantes que la mirada de un pez. Aunque debo decir que me estaba planteando escribir sobre los ojos de uno, creo que va a ser tema para otro trabajo práctico. Variando un poco, me gustaría redactar lo mal que me parece alargar los escritos dando una opinión personal cuando no hay nada para decir. Veo poco atractivo un texto de tales características, sobre todo cuando es muy forzado el pasaje de un tema a otro totalmente aislado y aún más si en ese párrafo el/la escritor/a se contradice a sí mismo/a. Para finalizar, me parece que lo conveniente para la situación es remarcar lo que se avisó en un principio, pedir perdón a la persona lectora y agradecer porque parece que este año nevó bastante en Córdoba capital.
Semana por
Guadalupe Merlo
Lunes: la primera clase a las 8:00 am. Me levanto 15 minutos antes. Lo primero que mi mente piensa es que después puedo dormir la siesta. La mañana continua, con mate. Llega la hora de la siesta y prefiero acostarme a ver la serie. Se hacen las 16:00 y busco motivación para hacer los trabajos que tengo que entregar. Hago video llamada con una amiga y mientras tomo mate y escuchamos música hacemos las tareas. La tarde sigue pasando como cualquier otra. Comienza el martes. Se me cruza el mismo pensamiento de todas las mañanas: la siesta. Pasa la mañana y la sista. Llega la tarde y pienso que se pasan muy lentos los días. Llega el miércoles, el día pasa volando. Ya es jueves, y mañana viernes. Ahora si los días se pasan rápido. Pienso en los trabajos que tengo que hacer, la verdad que no tengo ganas de hacer ninguno. Me engaño abriendo los pdf para ver que hay que hacer, diciendo que más tarde lo hago. No los hago. Es viernes, me levanto con más ganas que los demás días. Pasa la mañana, la siesta. Es la tarde y la noche se empieza a acercar. El grupo de mis amigas se empieza a mover. La pregunta es: ¿Qué se hace esta noche?. Luego de varias propuestas ninguna se concreta. La noche se define por ver una serie. Sábado. Es mediodía. Ya se empieza a hablar por el grupo de la noche. Esta vez si se concretan los planes. Luego de una larga y divertida noche llegamos. Nos acostamos a dormir sabiendo que vamos a dormir pocas horas. Domingo de familia. Domingo a la noche y la semana vuelve a arrancar.
El crack por
Facundo Saccone
Él es un crack, tiene amigos, siempre tiene alguna que otra novia o pareja, como todos sabemos todos quieren ser como él, no hay nadie mejor en la faz de este planeta. Si Dios es Dios él lo mira desde arriba y se ríe. En el colegio él es que la tiene más clara, no le importa en absoluto lo académico, él va y se hace amigos y lo que le digan los profesores no le importa. Realmente admirable, imaginense poder ser así, no darle cabida a los profesores, tener amigos, que no te importe nada más que “vivir la vida al máximo” como te responde él. Es un genio en cuerpo humano, yo supongo que los mismos profesores quieren ser como él, es un distinto, un pez en contra corriente, un Diego del ‘86 rompiendo las leyes, y llevando a que todo sea mejor y más fácil para él. Por qué le harían caso al colegio y a las reglas si pueden ser como este sujeto, que vive la vida plena en todo momento y que nada te importe. Vuelvo a lo del Diego, a él lo idolatraban y lo siguen haciendo por ser un capitán, alguien que nadie lo frena, ni dentro ni fuera de la cancha, con una labia espectacular para dejar de cara a toda la prensa, a Peter Shilton y a quien fuese que le quisiera hacer frente. Bueno, nuestro Crack es esto, es un zurdo desnudo pasándose a todos los ingleses. Es un Neymar burlando al arquero picandola o un Ronaldinho tirando una elástica con un caño que queda para la historia. Eso es el crack un tipo que en vez de respetarte te burla, y te deja expuesto, sobrepasa los límites incluso de lo crack que puede llegar a ser. En definitiva, un ídolo, una persona admirable en su totalidad.
El día antes
de un examen
por
Lucía Carle
Me despierto y ya tengo organizado el día. Salgo del colegio, vuelvo a casa y estudio. Fácil. Salgo del colegio, vuelvo a casa y… bueno, antes una siestita corta. Después voy a estar lista para estudiar. Me despierto y estoy atada a la cama. No puedo salir. O no quiero salir, ya no sé la diferencia. Tengo los ojos pegados, debería bañarme para así despabilarme. Con música cachengue porque sino eso no es bañarse. Salgo y la música sigue. Me pongo a limpiar la casa porque estoy de buen humor. Después me acuerdo que mañana tengo el examen, ya mismo me voy a estudiar. Busco la compu y dice “sin batería”, supongo que es el destino que no quiere que estudie. Mientras espero uso el celu un ratito. Una hora pasó y ni siquiera sé los temas que me van a tomar. Bueno, ahora sí, hay que estudiar. Dios, no entiendo nada. Le tengo que pedir ayuda a mi compañera. No contesta, no me queda otra que esperar a que me conteste, mientras puedo descansar un ratito. Ahora sí, me tengo que poner las pilas. No puedo creer que me pidan que haga de comer, no tengo tiempo, estuve todo el día haciendo cosas. Encima mis papás se enojan conmigo, si supieran lo difícil que es. Ahora mi hermana se llevó la computadora. Que sorete que es, me dice que espere. Bueno, uso el celu, total no puedo hacer nada. Al fin, me devuelve la compu. Mi papá dice que en una hora me tengo que ir a dormir. Pasan dos horas y ni me acuerdo de qué era el examen. Ah cierto, bueno supongo que con haber estudiado esto ya estoy lista. No estoy para nada lista. Me va a agarrar una crisis existencial. No puedo desaprobar, mi mamá me va a matar. No puedo más, tengo que descansar un rato. Son las cinco y trece de la mañana y creo que ya entendí aunque sea un tema. Apago el despertador un minuto antes de que suene. Me lavo la cara, me miro al espejo y… debería haber estudiado antes.
Fragmentos por
Guillermo Gil Vélez
Fragmento 1 Volvíamos al cole después de nuestras vacaciones de invierno. El primer día de “vuelta a la cárcel”, ciertos presos bloquearon la entrada al pabellón, nuestra aula querida. No querían que entre el profe, o mejor dicho “la gorra”. Montaron un operativo de película, pusieron el banco pegado a la puerta dejando trabado el picaporte y atrás del mismo, los bancos restantes, encimados y aplastados como cuando vas en el colectivo en hora pico. Fragmento 2 Voy a contar algo que hacíamos con mis compañeros cuando estábamos en 4to año. Pensamos en tener un “ritual”. Cada vez que alguien cumplía años, tirábamos un pedazo de torta al techo y quedaban ahí estampadas. Para que, luego, aquel que se llevaba más materias, tenía como prenda comérselas. No sé si sirvió mucho para que estudiáramos más. Fragmento 3 Estando en 5to año, para hablar con los de sexto año, en vez de hacerlo como cualquier persona “normal”, se nos ocurrió hacer un hueco en la pared del tamaño de una cara. Empezaron a hacer el hueco y cuando ya estaba avanzado, alguien se olvidó de taparlo (o lo destapó a propósito para entregarnos), nos descubrieron y la historia no tuvo final feliz, nos vimos obligados a socializar como la mayoría de la gente.
10/12/21 15:15
Aguafuertes Digitales · TP conjunto con Lengua y Literatura (3 ago. 2021 11:43)
https://drive.google.com/file/d/1nfOgZOP-F9EhzdRue1dkSkfb1oOMtgwX/view
1/1
Un día más por
Agustina Olmedo
Y aquí vamos de nuevo, un dia mas de colegio, un dia mas a levantarse temprano, el agua fría recorre mi cara, me despabila, la taza con chocolatada me espera en la mesa, me acuesto en el sillón a disfrutarla hasta que sea la hora de irnos, todo lo hago tranquila… suena la alarma, despierto, llego tarde!!! me dormí, simplemente estaba dormida, me apuro, no tomo mi chocolatada, me subo al auto, salgo de casa, olvide los útiles, la carpeta!!, no pasa nada, pido las cosas. Vamos circulando por la calle, miro la ventana y me pregunto, ¿estarán todos igual de apurados? o seré la única, tráfico, mucho tráfico, mientras esperamos el semáforo el solcito de la mañana refleja los vidrios, se pone en verde, la gente avanza, algunos en su auto otros a pie y otros en bicicleta o moto. Llegando a las calles del cole, locales de ropa, simplemente los observo, pensando que a la salida iré a verlos… En fin la gente sigue circulando, todos caminando distintos, algunos más apurados que otros, algunos con mala cara otros con buena cara, rutinas, simplemente una rutina, pienso yo, todos tenemos la misma rutina, pero la vivimos y expresamos distinta.
Odio por
Tomás Bergara
Lunes a la mañana, termino el fin de semana y empieza la rutina otra vez, suena el despertador, me levanto y me conecto a las clases por Zoom. Llega el mediodia y hay que preparar el almuerso, tengo que ir a comprar a la verduleria y al supermercado, no hay nadie en casa, tengo que ir solo, mama tiene miedo de que me pase algo y me pide que tenga el celular a mano para mandarle mensajes. Voy camino al super, atento mirando a todos lados, sin auriculares puestos para poder prestar atencion y escuchar si alguien se me aserca. Le mando un mensaje a mi familia, avisando que hice la primer compra y llegue bien, contandoles que el dia estaba re lindo, para distraerlos y que vean que yo estaba tranquilo, arranco a caminar para la verduleria, la peor parte del viaje, yo la llamo la ruta del terror, porque no hay locales y casi todo es descampado, la calle estaba calmada, no se escuchaba nada, cada tanto uno o dos autos, voy pensando en todo lo que iba a hacer en el dia, y me distraigo en mi nube de fantacias, hasta que escucho un grupo de voces a lo lejos, que cada vez se iba acercando más y más, de la nada senti el viento frio recorriendo todo mi cuerpo, las piernas se me aflojaron y se me nublo la vista, muevo la cabeza un poco para poder ver hacia atras dicimuladamente, un conjunto de sombras gigantes e intimidantes me miraban fijo, muchas palabras salian de sus bocas pero yo intentaba hacer oídos sordos, camino lo más rápido que puedo, pero es imposible dejar atrás esas sombras imponentes, estoy agarrando el celular para llamar a mi mamá, aunque en el fondo sé que ella no va a llegar a tiempo, estoy con los ojos llorosos y con el pulso acelerado, pero nunca dejando de correr, miro a los costados, gritó con todas mis fuerzas en busca de ayuda, vuelvo a mirar atrás, estaban más cerca de mí, en mi cabeza empiezan a atormentarme un montón de cosas, no me despedí de mi familia, no le pedí perdón a mi hermano por haberle usado un buzo sin avisar, no le dije a mi papá que lo amaba, miles y miles de cosas que no había hecho, la larga vida que me faltaba por vivir, y todo por actuar de forma que otros no respetan, por vestir una banderita multicolor, y tener gustos diferentes, aunque mis papás siempre me dijeron que me quieren tal y como soy pero que allá afuera hay gente que no piensa lo mismo, me lamentaba muchas cosas, pero lentamente se iban desmoronando. Con el último aliento saliendo de mi boca, ya agitado y transpirando, miro a la vereda de enfrente, un local abierto, sin pensar, ni mirar a los costados, me meto, la gente del lugar no entendía nada, con la garganta quebrada, lagrimas y vergüenza, les digo que me estaban siguiendo desde hace 8 cuadras, y me querían golpear. Sentí como me miraban, la forma en la que respiraban cambió, sus rostros se tornaron serios y
preocupados, todos me hacían preguntas, mi cuerpo estaba en ese local, pero mi mente seguía corriendo y preguntándose si se podría despedir de sus seres amados a tiempo, hasta que una señora se me acerca, me toma de la mano y me da una botella de gaseosa, siento los escalofríos de la bebida fría, el pálido de mi piel se va desvaneciendo, los ojos empiezan a ver con más claridad, pero yo sigo angustiado, un grupo hombres que se encontraba en el local, me preguntan como eran las sombras y en que dirección se fueron, les digo que no se con claridad, pero igual salieron a buscarlas, sus caras eran de odio e impotencia, me sentí acompañado, pero seguía con un vacio, como un agujero negro en el alma que me robaba el aliento. Agarro el celular, antes de llamar a mamá, empiezo a respirar profundo y lento, para transmitir tranquilidad y que sepa que estoy sano, marcó el teléfono, pero cada vez que escribía un número, se me caía una lágrima y sentía una punzada en el corazón, cuando le cuento la situación y donde estoy, sentí su miedo y su voz temblar, pero también me transmitió paz escucharla, pensar que en un momento sentí que nunca más iba a tener ese privilegio, me destrosaba. Pasaron 10 minutos y llegó ella con mi papá, ambos entraron corriendo a abrazarme, fue la primera vez que sentí que el alma me volvia al cuerpo, mi cabeza apoyada en el pecho de mamá y en el hombro de papá, los latidos de sus corazones acelerados. Los hombres volvieron y dijeron que no habían encontrado a nadie, no importa, pense yo, ya estoy con mi familia, es lo único que quería. Nos estamos por volver a casa, les agradecemos a la gente del local por todo lo que hicieron. Nos subimos al auto, un silencio profundo, sólo se escuchaban las narices hacer ruido cuando los pañuelitos se acabaron, mi papá me daba la mano y mi mamá me abrazaba, eso decía más que mil palabras, no necesitaba nada más, solo un viaje eterno en el auto y el cariño de mi familia, no quería llegar a casa, no quería salir de esa realidad, ni que me miren con lástima pensando que podría haber sido otra víctima de otro “delito de odio” contra la comunidad LGBTQ+.
Ilustración del artista Jefry Skillzes, para la web de Amnistía Internacional.
Altos y bajos por
Sofía Moreno
La vida esta llena de altos y bajos, a veces la vida nos eleva y otras veces nos hace bajar, tan alto y tan profundo podemos llegar a encontrarnos los seres humanos, y a veces no lo percibimos, pero quienes nos rodean nos lo recuerdan. No hace mucho me di cuenta de lo ironica que es la vida, y la forma casi graciosa que tiene de darte vuelta las cosas cuando menos te lo esperas. Queria tanto cierta cosa que no me daba cuenta de la forma en la que me estaba haciendo caer. Y termine abajo, muy profundo, abajo. Lo deje pasar e intente dejar de pensar en ello, dejé de caer pero tampoco podia subir, porque me di cuenta que lo que queria no iba a suceder, pero aun lo queria, lo anhelaba con todo mi corazon. Y asi fue como de la nada me sucedio eso que tanto queria pero habia dejado de creerlo posible. De estar en lo alto decai como nunca para luego volver a subir, por eso siempre creo que si estoy triste es porque luego voy a estar feliz y al reves, y es la verdad, es bastante justo tambien, la vida asi lo quiere y hay que aceptarlo. La vida quiere que entiendas como es la realidad, porque nadie esta arriba para siempre y tampoco abajo. La vida es como un subibaja, como las rampas de mi colegio. Se te rie en la cara y no quiere que te preocupes demasiado, porque las cosas van a estar bien o van a estar mal, quieras o no es el equilibrio de la vida, y es su regla numero uno. No todo te va a salir mal ni todo te va a salir bien. La verdad es que la vida tiene una forma peculiar de tratar con nosotros, como estudiantes podemos creer que nos fue mal en una evaluacion y preocuparnos por eso y al final nos va bien, en el amor podemos creer que nunca vamos a poder estar en una relacion con cierta persona y al final terminan juntos, en la amistad podemos creer que conocemos a quienes nos rodean y terminan siendo muy diferentes… Al final a la vida le gusta sorprendernos, desconcertarnos, presentarnos diferentes caminos de los cuales no sabemos como vamos a terminar, oportunidades, desiciones dificiles, son la parte compleja de la vida, que le da sentido a lo simple y nos hace atesorarlo. Es como dice Alanis Morissette en su canción ironic “La vida tiene una manera curiosa de jugártela cuando piensas que todo va bien, y que todo va a ir bien. Y la vida tiene una forma graciosa de ayudarte cuando piensas que todo ha ido mal y todo te explota en la cara”.
Virtualidad por
Catarina Perassi
Todas las mañanas la misma rutina. Pero lo peor pasa la noche anterior, ya me acuesto pensando, viviendo, la cantidad de cosas que tengo que hacer el día siguiente. Esa noche me propongo adelantar trabajos, para poder tener un tiempo libre a la tarde y termino poniendo la alarma unas horas antes de la primera clase. Y lo último que pienso antes de poder dormirme es la cantidad de horas que me quedan para descansar. A la mañana cuando suena la alarma pienso si de verdad voy a poder adelantar algo si me despierto una hora antes. También tengo que desayunar y seguramente no voy a hacer nada, o solo abrir los pdf. La decisión final es desplazarla. Suena, diez minutos antes de la clase, y ya no hay opción. Entre clase y clase, considero dormir esa media hora de diferencia, pero cuando me doy cuenta ya solo me quedan diez minutos, no vale la pena. Preparo el mate, pongo música y me motivo. A veces estoy inspirada y avanzo rápido. Otras veces no se que es lo que estoy haciendo y necesito distraerme un rato. Cuando me vuelvo a sentar en el mismo lugar, al frente de la computadora, decida a entregar la mayor cantidad posible de trabajos me habla alguna amiga. En algunos casos no contesto, es mejor terminar y después hablamos. Pero generalmente la mejor opción es responderle. Miro la hora y me doy cuenta que ya son las cuatro de la tarde, la mayor parte del tiempo estuve en la misma habitación. Salgo, respiro y vuelvo. Que hermoso es el alivio cuando aprieto el botón entregar, con un trabajo que me convence, encima sin pasarme de la fecha de entrega. Otros días a la misma hora me doy cuenta que no voy a llegar, no quiero apurarme y hacer algo sin ganas. Ahí me arrepiento de no haberme despertado más temprano. Intento terminar pero ya es hora de cenar, el único momento del día que está toda mi familia junta. Vuelvo, y no precisamente donde fui feliz, ya con la necesidad de terminar. Porque lo que menos quiero es acumularlo para mañana. No quiero sumar otro trabajo más a la lista, que voy posponiendo. En la última hora me llegan ideas que no sabía que tenía. Lo entrego. Me prometo a mi misma que no me vuelva a suceder. En realidad, me reto por dejar todo para el final. Pero ya está ya pasó, mañana adelanto.
Cárcel por
Maitena Weller
Un lunes a las 8 de la mañana, una mañana de clima frío, de unos 5 grados centígrados aproximadamente, llegas a lo que solemos llamar cárcel, aunque con una escapatoria y una libertad condicional por la tarde, llegas y hay 20 sujetos, capáz unos más, unos menos, atravesando la flor de la vida, con sus cambios de humor, su mal olor y sus carácteres de fieras, llegas y escuchas el lamento de guitarras, pianos, cantos de niños y pájaros, llegas y lo único que deseas es el sueño eterno, llegas y sentís que lo único que estás logrando es llegar al camino del calvario. Lo único que se nos pasa por la cabeza en ese momento es un deseo enorme por acostarnos en una cama y quedarnos dormidos por un siglo. Esto es así señores y señoras, ustedes mismos podrán confirmar ese sentimiento durante el transcurso de la famosísima escuela secundaria o generalmente llamada cárcel por sus mismos alumnos. Al llegar al último año, vemos remeras cortadas y escritas, en algunas la frase de “Al fin cumplí condena”, le llamamos “cárcel” a una pena de privación de libertad, y eso es lo que sentimos en esta etapa, vamos a ese sitio 5 días a la semana, en situaciones normales (no pandémicas), vamos de 8 de la mañana a 4 de la tarde generalmente, pasamos 8 horas de nuestras vidas allí dentro, luego al salir algunos/as realizamos hobbies o actividades, y relacionado a lo que podríamos llamar libertad condicional, nos exigen tarea o trabajos para realizar en nuestras casas. Cuando estamos en los primeros años del secundario, lo único que deseamos es terminar ya mismo esta etapa de nuestra vida, pero al llegar al último año, el año en el que tenés que decidir que vas a estudiar por unos largos años y después dedicarte a eso o a algo distinto, decidir si vas a trabajar, estudiar o lo que sea, despedirte de las personas a las cuales les viste el rostro por largos años, despedirte de esas personas que son amigos, o que se hacen llamar amigos, despedirte de casi toda esta etapa de la adolescencia. Esto nos genera el gran deseo de ser niño/adolescente siempre y no querés terminar nunca el colegio. En estos momentos, la cárcel pasa a ser una etapa de disfrute para algunos y la segunda casa para otros.
Superpersonas según Ramiro
por
Ramiro Godoy Brussino
Me acuerdo de que en mis tiempos (si, un chico de 17 años acaba de decir eso) los superhéroes, los videojuegos, el anime y manga estaban mal vistos. Si uno decía que le gustaban alguna de estas cosas (en algunos casos te gustaban todos) eras mal visto, la gente te tachaba de inmaduro, infantil, nerd, geek, etc. Básicamente entrabas en la categoría de lo “anormal”, ya que para ser normal te tenía que gustar lo mismo que al resto del mundo. Pero yo tuve la suerte de haber nacido en la época en la que todo cambiaria, tuve la suerte de ver la transición de estos pensamientos, la gente lo empezaría a ver como algo interesante y curioso, hasta el punto en el que nos encontramos actualmente en el cual ser un geek es de alguien “normal” o de alguien con cultura. Para mi esta transición fue medio rara porque en tan solo unos años, vi como la gente que no disfrutaba de este tipo de contenido se convertía en fan. En un principio me pareció medio chocante, pero después con el tiempo me puse a pensar sobre esto y se me vino a la cabeza una pregunta: ¿acaso estas personas eran fans desde un inicio, pero debido a su entorno se veían obligados a ocultar esto? Capaz que sí, capaz que no, pero este surgimiento de gustos por parte de las personas fue impulsado por la llegada de cosas “geeks” al mainstream (se volvieron tendencia). Y fue gracias a esto que lo geek se volvió famoso y popular, lo cual incentivó a la gente a mostrar sus gustos, sin importar lo que digan los otros. Todo este proceso me hace pensar en Superman, porque así como el superhéroe lleva su traje debajo de su ropa de periodista, la gente llevaba estos gustos debajo de una faceta que mostraban a los demás, y así encajar en el entorno social. Pero en cuanto el mudo les dio una chance para poder mostrarse sin miedo, la gente lo fue haciendo, así como cuando el hombre de acero se cambia de Clark Kent a su contraparte heroica, lo cual, en cierto sentido nos haría a todos como Superman.
Ituzaingó entre I l lia y Obispo Oro
por
Lautaro Mercuri
Las mismas dos cortas cuadras se habían vuelto nada más que otra constante en el camino que me había hecho a mí mismo hacia aquella habitación, llena de otros residentes ruidosos, que constantemente realizaban alboroto, gritaban a todo pulmón para ser escuchados por sus compañeros, discutían y realizaban bromas que llegaban al contacto físico, u ocasionalmente llegaban a dañar las propiedades de la institución. Era el camino que me llevaba a aquella habitación donde los, por así decirlo, presidiarios eran instruidos a realizar múltiples tareas o actividades variadas, hasta que el reloj marque la hora para que todos vuelvan a sus hogares para el día siguiente, volver y continuar con dicha rutina. A este punto si no dijera que hablo de mi escuela, pensarían que me refiero a un manicomio, jaja. Aquellas dos míseras cuadras, ahora se han vuelto una memoria distante, y hasta que vuelva a pasar por esa calle, permanecerán así. Con el recuerdo en mi cabeza del viento o el sol contra mi rostro, la incesante necesidad de mirar mis pasos porque la vereda está dañada, y las melodías que me acompañaban en mi camino a la institución. Aquellas dos insignificantes cuadras, que, aunque llenas de gente, estaban vacías para mi.
Camino al cole por
Victoria Ottaviano
Suena el despertador a las 7 de la mañana para ir a la escuela, lo primero que pasa por su cabeza es hacerse la dormida y faltar, pero junta fuerzas y se termina levantando. De mala gana se cambia así nomás y desayuna, agarra la mochila y sale. Yendo caminando a la parada de colectivo se queja del frío y piensa como no se puso otra campera mas abrigada. Cuando le falta solo una cuadra para llegar, ve pasar al colectivo que se tenía que subir, corre para alcanzarlo, pero no llega. Muy enojada, dormida y cansada se queda parada esperando que pase otro colectivo, pasan 5 minutos y piensa en tomarse un taxi, pero se acuerda que no tiene plata, pasan 10 minutos y que queja de nuevo del frío, y a los 15 minutos ve venir a lo lejos el otro colectivo y se pone un toque más feliz; lo frena y sube, se queda parada al borde de la escalera porque está lleno de gente, estira la mano para pasar la tarjeta por la máquina y en la pantalla aparece que no tiene más plata, en ese momento la poca felicidad que había juntado se le va, grita para que alguien le venda un boleto, pero nadie contesta, grita de nuevo y un niño con cara de bueno le presta su tarjeta, la pasa por la máquina y al buscar el efectivo para devolverle al niño se da cuenta que no tiene, muy estresada le pide si no se lo regala y el nene sin entender mucho asiente con la cabeza. Luego se mezcla entre la gente amontonada y después de varios empujones llega hasta la puerta de salida, baja del colectivo y camina de nuevo hacia el colegio con un poco menos de estrés. Llega a la puerta de entrada, saluda a la portera y le toman la temperatura, sube las rampas del cole con tranquilidad y entra al curso con mucha alegría al ver a sus amigos, se sienta en el banco, comienza la clase y todo lo otro ya se le olvidó.
Grandes (pequeños) placeres de la vida
por
Emilio García Toledo
A veces me pregunto porque somos asi, tan distintos y diferentes,cada uno tiene sus propias rutinas, en las cuales se sentira mas cómodo realizar su vida, y esto no quiere decir que lo sea llevarla a cabo, estaré siendo un vago por decir “na,mañana hago la tarea”, o seré un alumno responsable por levantarme a las 4 de la mañana?, me pregunto lo mismo con las decisiones de vida que tomamos, soy un vago o me gusta no hacer nada solo por dejar de tocar un instrumento? en fin, lo que sí siento que la rutina vale la pena es cuando vas bajando por la avenida pueyrredón, sentado en la bicicleta y te enfrentas con los rayos del sol en todo su esplendor, la brisa fresca por la velocidad, un sentimiento que vale la pena aunque implique el esfuerzo físico. Una vez he pasado por al frente del colegio, verano pandémico a la madrugada, y me pare al frente del colegio, sin siquiera pensarlo me vinieron todos los recuerdos de todos los años por los que pase. Cuando venían los aborígenes del Chaco emponchados con esos colores tan vívidos, a mostrarnos sus artesanías, el quiosco del lado, las reuniones que se armaban ahí, salir a charlar, a estar con compañeros y amigos, la biblioteca de más chicos, inundada de nosotros que íbamos a estar con Lean, en los viajes que hicimos todos juntos en el colectivo, y también los que no hicimos , el simple hecho de estar juntos y compartir el tiempo. Esa noche frente a la baranda del colegio me di realmente cuenta de que ya no era un chico con aspiraciones, sino que ya las estaba transitando, una sensación de angustia mezclada con gotas de anhelos amorosos y de amistades, resultaron en una pesadez en el pecho. Ahora cada vez que me vuelvo del colegio es como que, “Bueno, cada vez falta menos, segui disfrutando el resto que te queda”. Mientras voy en mi mundo, me hace volver a la realidad el obrero de una obra que cada vez que pasaba por ahí lo saludaba, ahora el me saluda a mi, y es como algo que capaz ni le das importancia, pero me alegra de que una “rutina” como ir al colegio antes era tan pesada, a lo largo de los años se hace mas amena por estos pequeños(grandes) “placeres” si se los puede llamar, yo lo haria asi.
Mente “en promo" por
Milagros Roussy
Muchos pensaran que lo que aturde a los jóvenes de sexto año en esta pandemia es el hecho de no poder ser “proooooomooooo”, con todo el festejo que eso lleva y demas. Bueno, este no es mi caso, capaz algunos que van a mi curso concuerden, capaz que no, no se, no les leo la mente. Últimamente, bueno ahora ya paso mercurio retrógrado, había varios pensamientos dando vueltas en mi cabeza, la mayoría de ellos tenían que ver con (te lo traduzco al castellano) ! NO SE QUE HACER CON MI VIDA. En el presente tengo muchas cosas que me fascinan y amo pero el problema está cuando recuerdo que no puedo parar el tiempo y tengo que ir decidiendo si estudiar, o trabajar, o irme del país, o ponerme en algo con alguien que me mantenga económicamente o dejar que me salden mis gastos mis papas hasta que tenga 80 años y listo. A veces pienso que tengo claro que quiero, pero el tema es como llegar a eso. Yo se que quiero mi casa con patio para mis labradores y goldens, a demás de ser feliz y encontrar esa persona para compartir todo esto, en lo posible que sea un esposo. ¿Como tengo que hacer para llegar a eso lo más rapido posible? Mientras en mi mente tengo esas cosas, también tengo planes, algunos normales como ir a clases y intentar prestar atencion o otros no tan simples como juntarme con mis amigas y intentar prestar atencion. Cualquier plan requiere esfuerzo cuando estas en otra. Para ir llegando al final, lo que mas quiero comentar es mi conclusión final, esa que siempre llega despues de pensar todo el dia que hacer y como hacerlo, la unica que me salva entre tantas frases cliches que recuerdo, y esta es… “LA VIDA SIGUE”
AG UA FUERTES
del Diehl
SEXTO AÑO · 2021
LENGUA Y LITERATURA ARTE, CULTURA Y SOCIEDAD