EL TIEMPO EN LAS PALABRAS EN LOS SILENCIOS EN LOS OBJETOS
2
QuĂŠ esplĂŠndida laguna es el silencio allĂĄ en la orilla una campana espera pero nadie se anima a hundir un remo en el espejo de las aguas quietas Mario Benedetti
3
4
LA POESÍA
5
6
P 7
8
LUNA
Cuando la luna irrumpe en la noche, mengua la noche y su luz roba mi sueĂąo
9
LUZ
10
11
DECISIONES
¿Qué se hace cuando quieres hacer y nada haces? Cuando el tiempo transcurre y tú sangre ha dado tres vueltas completas, y el corazón pregunta: ¿qué piensas hacer?, y hay que tener una respuesta pues todo lo importante se suele decidir, precisamente, en lo que una gota de sangre tarda en regresar al punto de partida.
12
PENSÉ
Y yo pensé que tenía el tiempo en cada verso.
13
14
15
16
YA LO SABES
Ya lo sabes, no entiendo los domingos sin ti, el color de la maĂąana el sabor acentuado del cafĂŠ, ese silencio pĂŠtreo, y aunque me llega de mi infancia el eco de las campanas, tengo la conciencia de domingo 17
dibujada en tu sonrisa. Aquietada el agua de la fuente acompaño el silencio acariciando los lomos de los libros, y en mi conjuro, guardo la piel de tus vergüenzas en mi mano cerrada, es mi forma de tenerte. No hay más silencio que tu ausencia, ni más impotencia que mi incapacidad de brujo.
18
IGNORANTE
19
MIS MANOS
Mis manos son expertas ingenieras, reconstruyen los puentes que las palabras, en ocasiones, se llevan con su furia.
20
LA MODERNIDAD
No sé qué hacer. Contestas mis palabras de amor con emoticonos.
21
pensamientos
22
TU AUSENCIA A DESTIEMPĂ’
Al entrar, he sentido tu ausencia, el silencio se ha adherido a mi cuerpo como si fuera un traje, un traje de difuntos.
23
NOCHES
Hay noches en que la esperanza es una lรกgrima mate, sin luz, es como una tormenta seca.
24
CUESTIÓN DE PROPORCIONALIDAD
25
El grado de lentitud es directamente proporcional a la intensidad de la memoria, mientras que la velocidad es directamente proporcional al olvido.
Milan Kundera (La lentitud)
26
27
28
UN DÍA LA MEMORIA
A mi hermana Carmen
Fue terrible descubrir que algo sin forma roía su memoria y un sufrimiento helado asomaba en sus ojos, -qué va a ser de mi- recuerdo hoy sin consuelo, una y otra vez saliendo de su boca como si el miedo más atroz hubiera derribado a la mujer que nunca tuvo miedo. Apareció de golpe, o lo vimos venir he ignoramos la presencia cada vez más absoluta del silencio, 29
dando nombres vulgares y disculpas a sus despistes cada vez más comunes, algo devastaba sin escrúpulos la cabeza más lúcida que conocí en mi vida. Tuvimos miedo, pánico, y una sombra gris nos derribó, salimos con torpeza por una grieta de luz hacia la noche y allí permanecimos cómplices del dolor y del silencio. Una, la mejor de nosotros, tuvo la entereza de llevarle abrazos cada día, de acariciar su rostro de mirada ausente, de hablarle al oído de los demás y aunque todo era hueco en su memoria no dejó de batirse en el desierto y sembrar alegría en esa tierra infértil. Dejaron de pasar las estaciones, los cumpleaños y fiestas de guardar, la tristeza acampaba en nosotros 30
sentíamos en el alma el desamparo, ¿Dónde estaba mi madre? ¿Quién le robó el derecho a envejecer con gloria?
31
DE REPENTE LA LUZ
Y de repente la luz a borbotones, tus palabras penetran en mi noche dulces al paladar, como la manzanilla de aquellas sendas por las que tanto transitamos. Guardo en mi me memoria aquel aroma, los manojos boca abajo en el desvรกn para que secara la flor, veo a la madre abrir el fardel, 32
su mano acercándome la taza, -cuidado, no te quemes, verás como pronto se pasa. A borbotones, así penetras en mi noche poniendo todo patas arriba, volvéis a mí, recojo los abrazos, las sonrisas, por un instante todos, todos otra vez juntos, y como tú, no dejo de preguntarme cómo hicieron nuestros padres tantos hijos y tan buenos.
33
LIENZO DE OLIVO
Buscas, siempre en la búsqueda, frente a la carne retorcida del olivo, crecida a golpes de estrecheces y sufrimiento, te detienes, observas, lo acaricias, cuando por fin lo abrazas admiras la fuerza de la vida en su escamada piel, y te preguntas cómo es la vida en ti. Ya desde lejos, le echas una mirada cómplice, algo de ti quedo en aquel abrazo, quién sabe, si el peso de los días.
34
35
A CONTRAPIÉ
Habrá que hacer lo necesario para verse, lo posible resulta insuficiente, a contrapié, el tiempo a contrapié, ha de haber un instante propicio en el que darnos un apretón de manos, un abrazo, hablar de las últimas lecturas, de esos viajes en ciernes, de asuntos cotidianos de dudosa trascendencia. A contrapié, el tiempo a contrapié y tú y yo buscando un momento en el que habitar.
36
GUARDAR
No cabe nada más en los cajones, lo llevo advirtiendo desde lejos, en ellos guardo por pereza pequeñas criaturas que no sé qué hacer con ellas, otras pienso que tendrán su momento, y así se van acumulando, hasta que repletos, ocupo otros espacios, y siento paulatinamente la opresión en el pecho, la falta de aire. Resuelto, me armo sin pensarlo de enormes bolsas de basura, que voy llenando compulsivamente, deshaciéndome de, hasta lo que en ese instante tenía la etiqueta de imprescindible. 37
GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR
GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR CÓMO GUARDAR
GUARDAR CÓMO 38
GUARDAR CUÁNDO GUARDAR CUÁNDO GUARDAR CUÁNDO GUARDAR CUÁNDO GUARDAR GUARDAR CUÁNDO GUARDAR CUÁNDO GUARDAR CUÁNDO GUARDAR CUÁNDO GUARDAR GUARDAR CUÁNDO GUARDAR CUÁNDO GUARDAR CUÁNDO GUARDAR CUÁNDO GUARDAR GUARDAR CUÁNDO GUARDAR CUÁNDO GUARDAR CUÁNDO GUARDAR CUÁNDO GUARDAR GUARDAR CUÁNDO GUARDAR CUÁNDO GUARDAR CUÁNDO GUARDAR CUÁNDO GUARDAR GUARDAR CUÁNDO GUARDAR CUÁNDO GUARDAR CUÁNDO GUARDAR CUÁNDO GUARDAR GUARDAR CUÁNDO GUARDAR CUÁNDO GUARDAR CUÁNDO GUARDAR CUÁNDO GUARDAR GUARDAR CUÁNDO GUARDAR CUÁNDO GUARDAR CUÁNDO GUARDAR CUÁNDO GUARDAR GUARDAR CUÁNDO GUARDAR CUÁNDO GUARDAR CUÁNDO GUARDAR CUÁNDO GUARDAR GUARDAR CUÁNDO GUARDAR CUÁNDO GUARDAR CUÁNDO GUARDAR CUÁNDO GUARDAR GUARDAR CUÁNDO GUARDAR CUÁNDO GUARDAR CUÁNDO GUARDAR CUÁNDO GUARDAR GUARDAR CUÁNDO GUARDAR CUÁNDO GUARDAR CUÁNDO GUARDAR CUÁNDO GUARDAR
GUARDAR CUÁNDO GUARDAR CUÁNDO GUARDAR CUÁNDO GUARDAR CUÁNDO GUARDAR GUARDAR CUÁNDO GUARDAR CUÁNDO GUARDAR CUÁNDO GUARDAR CUÁNDO GUARDAR GUARDAR CUÁNDO GUARDAR CUÁNDO GUARDAR CUÁNDO GUARDAR CUÁNDO GUARDAR GUARDAR CUÁNDO GUARDAR CUÁNDO GUARDAR CUÁNDO GUARDAR CUÁNDO GUARDAR GUARDAR CUÁNDO GUARDAR CUÁNDO GUARDAR CUÁNDO GUARDAR CUÁNDO GUARDAR GUARDAR CUÁNDO GUARDAR CUÁNDO GUARDAR CUÁNDO GUARDAR CUÁNDO GUARDAR GUARDAR CUÁNDO GUARDAR CUÁNDO GUARDAR CUÁNDO GUARDAR CUÁNDO GUARDAR GUARDAR CUÁNDO GUARDAR CUÁNDO GUARDAR CUÁNDO GUARDAR CUÁNDO GUARDAR GUARDAR CUÁNDO GUARDAR CUÁNDO GUARDAR CUÁNDO GUARDAR CUÁNDO GUARDAR GUARDAR CUÁNDO GUARDAR CUÁNDO GUARDAR CUÁNDO GUARDAR CUÁNDO GUARDAR GUARDAR CUÁNDO GUARDAR CUÁNDO GUARDAR CUÁNDO GUARDAR CUÁNDO GUARDAR GUARDAR CUÁNDO GUARDAR CUÁNDO GUARDAR CUÁNDO GUARDAR CUÁNDO GUARDAR
GUARDAR CUÁNDO 39
GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR
GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR QUÉ GUARDAR
G U A R40D A R Q U É
LA CONFUSIร N
La confusiรณn es un estado gelatinoso en el que el miedo se enreda como una serpiente, atrapando lo mejor de nosotros, pero hay esperanza, basta cerrar los ojos y mostrar nuestra sonrisa mรกs cรกlida, se ha evidenciado que en este hรกbitat el miedo se asfixia, dejando tras su muerte una lengua de luz, donde reconocerse. 41
POR LA VENTANA
Quisiera saber, si lo que anoche te escribí no sucumbió a las horas ni al olvido, que entró por la ventana, que es como se entra al alma y a los sueños, no por las puertas, por ellas se entra al trabajo, a los supermercados y centros comerciales, a los juzgados y la cárcel, por ellas se entra a misa y a los cementerios. Yo quisiera saber 42
si entró por la ventana, y a estas horas aún lo relees, o pronuncias sus versos en voz baja, aunque algunos resulten incompletos o me hagas el honor de mezclarlos con los de Benedetti. Sólo quiero saber si alguna de sus palabras paladeas y sientes tu boca llenarse de ternura. Si dio para releerlo es que valió la pena el escribirlo, cumplió con creces y puede quedarse ya dormido entre las páginas del libro que abandonas en la mesilla, o entrar a formar parte del cajón, en el que fuiste acumulando los recuerdos, y que, sin tu saberlo, conspiran cada día, necesita saber, quién de ellos marco ese instante de tu vida, 43
no el que cambió una tarde o un día, ni siquiera un año, sino el que cambió tu vida para siempre.
44
RECUERDOS
Por mis arterias corre el temor a las sombras, nadie sabe cómo llegaron al corazón y desde allí, inyectaron su silencio, y como hormigas ciegas excavaron galerías por mis entrañas. Entonces aprendí a llorar cautivo de mí mismo, porque la luz que brillaba como la mejor de los otoños, se perderá en mis ojos, como antes cayó en el olvido, todo lo que amaba desde lejos.
45
ESCAPANDO
46
AMENAZA
Ni siquiera el acero con sus dientes en sierra amenazan al tiempo. ¿Quién puede detener el paso de los días? A veces ni la muerte
47
48
EL ÚLTIMO RAYO DE SOL
Yo no quiero morirme cuando sea de noche, no quiero que la muerte me robe el último rayo de sol, luego, si quiere, que me robe la vida.
49
DISCO DURO
50
PEQUEÑAS MEMORIAS
51
MEMORIA y TIEMPO
52
TECNOLOGÍA
La tecnología nos suele enfrentar continuamente a lo incapaces que somos y nos recuerda con igual frecuencia que rápido pasa el tiempo.
53
CAMPOS DE TRIGO
Pocas son las espigas, que altivas, siguen mirando al cielo, y le niegan al grano el peso de los días. Pocas son aquellas, que, con elegancia de gacela, acompañan al viento danzando en la sinfonía de los campos.
54
LA PIEDRA Y EL TIEMPO
El tiempo tiene a veces el color de la piedra, distante y frío, pero al atardecer el sol en su descenso, le arropa melancólico, y es entonces, cuando se vuelve cálida y tierna.
55
56
DESDE EL TREN
Tras la ventanilla el tiempo dependía de la amplitud de mi mirada. Era primavera, y sólo los campos en barbecho mostraban la soledad desnuda, el silencio más íntimo.
57
58
DESDE EL TREN II
La velocidad diluye el tiempo. Se lleva los recuerdos y los instantes se niegan a aflorar. Todo sucede tan rรกpido
59
60
DESDE EL TREN III
Cae veloz la noche, y nosotros afuera sin estar a cubierto de este frĂo.
61
ZAPATOS
62
LA LUZ EN LA MEMORIA
en Lerma, domingo cuatro de enero de mil novecientos cincuenta y nueve
63
Cuando retornan aquellos ojos, aquella piel, aquel sonido, aquel aroma resulta inútil oponerles resistencia recurriendo a un supuesto orden vital que, quizá, invita a prohibirlos. En cuanto instinto de la conciencia la memoria construye un relato secreto de nuestra vida que diverge, cuando no se opone, al relato oficial que tendemos a legalizar, no sólo en relación con el mundo exterior sino también con respecto a nuestro propio mundo. Y este relato secreto es siempre inquietante, subversivo y, en el único sentido en que puede ser empleado este término, verdadero… Lo paradójico, no obstante, es que de modo simultáneo estamos en condiciones de observar que hay otro tiempo en nosotros que nos configura de una manera radicalmente distinta. Un tiempo ajeno a toda linealidad, desbocado, caótico, que fluye libremente apoderándose a zarpazos de nuestra mente. Este otro tiempo, mediante el que reconocemos el relato secreto de nuestra existencia, no admite la imagen de un continuum, sino que, al contrario, se manifiesta con violentas discontinuidades, con bruscos saltos y retrocesos que agreden la idea comúnmente asumida del devenir. Desconocemos su funcionamiento, pero captamos su presencia en forma de instantes que se enroscan en el árbol de nuestra razón organizadora ofreciéndonos los frutos de sabor más intenso. Cuando retornan aquellos ojos, aquella piel, aquel sonido, aquel aroma resulta inútil oponerles resistencia recurriendo a un supuesto orden vital que, quizá, invita a prohibirlos. En cuanto instinto de la conciencia la memoria construye un relato secreto de nuestra vida que diverge, cuando no se opone, al relato oficial que tendemos a legalizar, no sólo en relación con el mundo exterior sino también con respecto a nuestro propio mundo. Y este relato secreto es siempre inquietante, subversivo y, en el único sentido en que puede ser empleado este término, verdadero… Lo paradójico, no obstante, es que de modo simultáneo estamos en condiciones de observar que hay otro tiempo en nosotros que nos configura de una manera radicalmente distinta. Un tiempo ajeno a toda linealidad, desbocado, caótico, que fluye libremente apoderándose a zarpazos de nuestra mente. Este otro tiempo, mediante el que reconocemos el relato secreto de nuestra existencia, no admite la imagen de un continuum, sino que, al contrario, se manifiesta con violentas discontinuidades, con bruscos saltos y retrocesos que agreden la idea comúnmente asumida del devenir. Desconocemos su funcionamiento, pero captamos su presencia en forma de instantes que se enroscan en el árbol de nuestra razón organizadora ofreciéndonos los frutos de sabor más intenso. Cuando retornan aquellos ojos, aquella piel, aquel sonido, aquel aroma resulta inútil oponerles resistencia recurriendo a un supuesto orden vital que, quizá, invita a prohibirlos. En cuanto instinto de la conciencia la memoria construye un relato secreto de nuestra vida que diverge, cuando no se opone, al relato oficial que tendemos a legalizar, no sólo en relación con el mundo exterior sino también con respecto a nuestro propio mundo. Y este relato secreto es siempre inquietante, subversivo y, en el único sentido en que puede ser empleado este término, verdadero… Lo paradójico, no obstante, es que de modo simultáneo estamos en condiciones de observar que hay otro tiempo en nosotros que nos configura de una manera radicalmente distinta. Un tiempo ajeno a toda linealidad, desbocado, caótico, que fluye libremente apoderándose a zarpazos de nuestra mente. Este otro tiempo, mediante el que reconocemos el relato secreto de nuestra existencia, no admite la imagen de un continuum, sino que, al contrario, se manifiesta con violentas discontinuidades, con bruscos saltos y retrocesos que agreden la idea comúnmente asumida del devenir. Desconocemos su funcionamiento, pero captamos su presencia en forma de instantes que se enroscan en el árbol de nuestra razón organizadora ofreciéndonos los frutos de sabor más intenso. Cuando retornan aquellos ojos, aquella piel, aquel sonido, aquel aroma resulta inútil oponerles resistencia recurriendo a un supuesto orden vital que, quizá, invita a prohibirlos. En cuanto instinto de la conciencia la memoria construye un relato secreto de nuestra vida que diverge, cuando no se opone, al relato oficial que tendemos a legalizar, no sólo en relación con el mundo exterior sino también con respecto a nuestro propio mundo. Y este relato secreto es siempre inquietante, subversivo y, en el único sentido en que puede ser empleado este término, verdadero… Lo paradójico, no obstante, es que de modo simultáneo estamos en condiciones de observar que hay otro tiempo en nosotros que nos configura de una manera radicalmente distinta. Un tiempo ajeno a toda linealidad, desbocado, caótico, que fluye libremente apoderándose a zarpazos de nuestra mente. Este otro tiempo, mediante el que reconocemos el relato secreto de nuestra existencia, no admite la imagen de un continuum, sino que, al contrario, se manifiesta con violentas discontinuidades, con bruscos saltos y retrocesos que agreden la idea comúnmente asumida del devenir. Desconocemos su funcionamiento, pero captamos su presencia en forma de instantes que se enroscan en el árbol de nuestra razón organizadora ofreciéndonos los frutos de sabor más intenso. Cuando retornan aquellos ojos, aquella piel, aquel sonido, aquel aroma resulta inútil oponerles resistencia recurriendo a un supuesto orden vital que, quizá, invita a prohibirlos. En cuanto instinto de la conciencia la memoria construye un relato secreto de nuestra vida que diverge, cuando no se opone, al relato oficial que tendemos a legalizar, no sólo en relación con el mundo exterior sino también con respecto a nuestro propio mundo. Y este relato secreto es siempre inquietante, subversivo y, en el único sentido en que puede ser empleado este término, verdadero… Lo paradójico, no obstante, es que de modo simultáneo estamos en condiciones de observar que hay otro tiempo en nosotros que nos configura de una manera radicalmente distinta. Un tiempo ajeno a toda linealidad, desbocado, caótico, que fluye libremente apoderándose a zarpazos de nuestra mente. Este otro tiempo, mediante el que reconocemos el relato secreto de nuestra existencia, no admite la imagen de un continuum, sino que, al contrario, se manifiesta con violentas discontinuidades, con bruscos saltos y retrocesos que agreden la idea comúnmente asumida del devenir. Desconocemos su funcionamiento, pero captamos su presencia en forma de instantes que se enroscan en el árbol de nuestra razón organizadora ofreciéndonos los frutos de sabor más intenso. Cuando retornan aquellos ojos, aquella piel, aquel sonido, aquel aroma resulta inútil oponerles resistencia recurriendo a un supuesto orden vital que, quizá, invita a prohibirlos. En cuanto instinto de la conciencia la memoria construye un relato secreto de nuestra vida que diverge, cuando no se opone, al relato oficial que tendemos a legalizar, no sólo en relación con el mundo exterior sino también con respecto a nuestro propio mundo. Y este relato secreto es siempre inquietante, subversivo y, en el único sentido en que puede ser empleado este término, verdadero… Lo paradójico, no obstante, es que de modo simultáneo estamos en condiciones de observar que hay otro tiempo en nosotros que nos configura de una manera radicalmente distinta. Un tiempo ajeno a toda linealidad, desbocado, caótico, que fluye libremente apoderándose a zarpazos de nuestra mente. Este otro tiempo, mediante el que reconocemos el relato secreto de nuestra existencia, no admite la imagen de un continuum, sino que, al contrario, se manifiesta con violentas discontinuidades, con bruscos saltos y retrocesos que agreden la idea comúnmente asumida del devenir. Desconocemos su funcionamiento, pero captamos su presencia en forma de instantes que se enroscan en el árbol de nuestra razón organizadora ofreciéndonos los frutos de sabor más intenso. Cuando retornan aquellos ojos, aquella piel, aquel sonido, aquel aroma resulta inútil oponerles resistencia recurriendo a un supuesto orden vital que, quizá, invita a prohibirlos. En cuanto instinto de la conciencia la memoria construye un relato secreto de nuestra vida que diverge, cuando no se opone, al relato oficial que tendemos a legalizar, no sólo en relación con el mundo exterior sino también con respecto a nuestro propio mundo. Y este relato secreto es siempre inquietante, subversivo y, en el único sentido en que puede ser empleado este término, verdadero… Lo paradójico, no obstante, es que de modo simultáneo estamos en condiciones de observar que hay otro tiempo en nosotros que nos configura de una manera radicalmente distinta. Un tiempo ajeno a toda linealidad, desbocado, caótico, que fluye libremente apoderándose a zarpazos de nuestra mente. Este otro tiempo, mediante el que reconocemos el relato secreto de nuestra existencia, no admite la imagen de un continuum, sino que, al contrario, se manifiesta con violentas discontinuidades, con bruscos saltos y retrocesos que agreden la idea comúnmente asumida del devenir. Desconocemos su funcionamiento, pero captamos su presencia en forma de instantes que se enroscan en el árbol de nuestra razón organizadora ofreciéndonos los frutos de sabor más intenso. Cuando retornan aquellos ojos, aquella piel, aquel sonido, aquel aroma resulta inútil oponerles resistencia recurriendo a un supuesto orden vital que, quizá, invita a prohibirlos. En cuanto instinto de la conciencia la memoria construye un relato secreto de nuestra vida que diverge, cuando no se opone, al relato oficial que tendemos a legalizar, no sólo en relación con el mundo exterior sino también con respecto a nuestro propio mundo. Y este relato secreto es siempre inquietante, subversivo y, en el único sentido en que puede ser empleado este término, verdadero… Lo paradójico, no obstante, es que de modo simultáneo estamos en condiciones de observar que hay otro tiempo en nosotros que nos configura de una manera radicalmente distinta. Un tiempo ajeno a toda linealidad, desbocado, caótico, que fluye libremente apoderándose a zarpazos de nuestra mente. Este otro tiempo, mediante el que reconocemos el relato secreto de nuestra existencia, no admite la imagen de un continuum, sino que, al contrario, se manifiesta con violentas discontinuidades, con bruscos saltos y retrocesos que agreden la idea comúnmente asumida del devenir. Desconocemos su funcionamiento, pero captamos su presencia en forma de instantes que se enroscan en el árbol de nuestra razón organizadora ofreciéndonos los frutos de sabor más intenso. Cuando retornan aquellos ojos, aquella piel, aquel sonido, aquel aroma resulta inútil oponerles resistencia recurriendo a un supuesto orden vital que, quizá, invita a prohibirlos. En cuanto instinto de la conciencia la memoria construye un relato secreto de nuestra vida que diverge, cuando no se opone, al relato oficial que tendemos a legalizar, no sólo en relación con el mundo exterior sino también con respecto a nuestro propio mundo. Y este relato secreto es siempre inquietante, subversivo y, en el único sentido en que puede ser empleado este término, verdadero… Lo paradójico, no obstante, es que de modo simultáneo estamos en condiciones de observar que hay t ti t fi d di l t di ti t U ti
64
Cuando retornan aquellos ojos, aquella piel, aquel sonido, aquel aroma resulta inútil oponerles resistencia recurriendo a un supuesto orden vital que, quizá, invita a prohibirlos. En cuanto instinto de la conciencia la memoria construye un relato secreto de nuestra vida que diverge, cuando no se opone, al relato oficial que tendemos a legalizar, no sólo en relación con el mundo exterior sino también con respecto a nuestro propio mundo. Y este relato secreto es siempre inquietante, subversivo y, en el único sentido en que puede ser empleado este término, verdadero… Lo paradójico, no obstante, es que de modo simultáneo estamos en condiciones de observar que hay otro tiempo en nosotros que nos configura de una manera radicalmente distinta. Un tiempo ajeno a toda linealidad, desbocado, caótico, que fluye libremente apoderándose a zarpazos de nuestra mente. Este otro tiempo, mediante el que reconocemos el relato secreto de nuestra existencia, no admite la imagen de un continuum, sino que, al contrario, se manifiesta con violentas discontinuidades, con bruscos saltos y retrocesos que agreden la idea comúnmente asumida del devenir. Desconocemos su funcionamiento, pero captamos su presencia en forma de instantes que se enroscan en el árbol de nuestra razón organizadora ofreciéndonos los frutos de sabor más intenso. Cuando retornan aquellos ojos, aquella piel, aquel sonido, aquel aroma resulta inútil oponerles resistencia recurriendo a un supuesto orden vital que, quizá, invita a prohibirlos. En cuanto instinto de la conciencia la memoria construye un relato secreto de nuestra vida que diverge, cuando no se opone, al relato oficial que tendemos a legalizar, no sólo en relación con el mundo exterior sino también con respecto a nuestro propio mundo. Y este relato secreto es siempre inquietante, subversivo y, en el único sentido en que puede ser empleado este término, verdadero… Lo paradójico, no obstante, es que de modo simultáneo estamos en condiciones de observar que hay otro tiempo en nosotros que nos configura de una manera radicalmente distinta. Un tiempo ajeno a toda linealidad, desbocado, caótico, que fluye libremente apoderándose a zarpazos de nuestra mente. Este otro tiempo, mediante el que reconocemos el relato secreto de nuestra existencia, no admite la imagen de un continuum, sino que, al contrario, se manifiesta con violentas discontinuidades, con bruscos saltos y retrocesos que agreden la idea comúnmente asumida del devenir. Desconocemos su funcionamiento, pero captamos su presencia en forma de instantes que se enroscan en el árbol de nuestra razón organizadora ofreciéndonos los frutos de sabor más intenso. Cuando retornan aquellos ojos, aquella piel, aquel sonido, aquel aroma resulta inútil oponerles resistencia recurriendo a un supuesto orden vital que, quizá, invita a prohibirlos. En cuanto instinto de la conciencia la memoria construye un relato secreto de nuestra vida que diverge, cuando no se opone, al relato oficial que tendemos a legalizar, no sólo en relación con el mundo exterior sino también con respecto a nuestro propio mundo. Y este relato secreto es siempre inquietante, subversivo y, en el único sentido en que puede ser empleado este término, verdadero… Lo paradójico, no obstante, es que de modo simultáneo estamos en condiciones de observar que hay otro tiempo en nosotros que nos configura de una manera radicalmente distinta. Un tiempo ajeno a toda linealidad, desbocado, caótico, que fluye libremente apoderándose a zarpazos de nuestra mente. Este otro tiempo, mediante el que reconocemos el relato secreto de nuestra existencia, no admite la imagen de un continuum, sino que, al contrario, se manifiesta con violentas discontinuidades, con bruscos saltos y retrocesos que agreden la idea comúnmente asumida del devenir. Desconocemos su funcionamiento, pero captamos su presencia en forma de instantes que se enroscan en el árbol de nuestra razón organizadora ofreciéndonos los frutos de sabor más intenso. Cuando retornan aquellos ojos, aquella piel, aquel sonido, aquel aroma resulta inútil oponerles resistencia recurriendo a un supuesto orden vital que, quizá, invita a prohibirlos. En cuanto instinto de la conciencia la memoria construye un relato secreto de nuestra vida que diverge, cuando no se opone, al relato oficial que tendemos a legalizar, no sólo en relación con el mundo exterior sino también con respecto a nuestro propio mundo. Y este relato secreto es siempre inquietante, subversivo y, en el único sentido en que puede ser empleado este término, verdadero… Lo paradójico, no obstante, es que de modo simultáneo estamos en condiciones de observar que hay otro tiempo en nosotros que nos configura de una manera radicalmente distinta. Un tiempo ajeno a toda linealidad, desbocado, caótico, que fluye libremente apoderándose a zarpazos de nuestra mente. Este otro tiempo, mediante el que reconocemos el relato secreto de nuestra existencia, no admite la imagen de un continuum, sino que, al contrario, se manifiesta con violentas discontinuidades, con bruscos saltos y retrocesos que agreden la idea comúnmente asumida del devenir. Desconocemos su funcionamiento, pero captamos su presencia en forma de instantes que se enroscan en el árbol de nuestra razón organizadora ofreciéndonos los frutos de sabor más intenso. Cuando retornan aquellos ojos, aquella piel, aquel sonido, aquel aroma resulta inútil oponerles resistencia recurriendo a un supuesto orden vital que, quizá, invita a prohibirlos. En cuanto instinto de la conciencia la memoria construye un relato secreto de nuestra vida que diverge, cuando no se opone, al relato oficial que tendemos a legalizar, no sólo en relación con el mundo exterior sino también con respecto a nuestro propio mundo. Y este relato secreto es siempre inquietante, subversivo y, en el único sentido en que puede ser empleado este término, verdadero… Lo paradójico, no obstante, es que de modo simultáneo estamos en condiciones de observar que hay otro tiempo en nosotros que nos configura de una manera radicalmente distinta. Un tiempo ajeno a toda linealidad, desbocado, caótico, que fluye libremente apoderándose a zarpazos de nuestra mente. Este otro tiempo, mediante el que reconocemos el relato secreto de nuestra existencia, no admite la imagen de un continuum, sino que, al contrario, se manifiesta con violentas discontinuidades, con bruscos saltos y retrocesos que agreden la idea comúnmente asumida del devenir. Desconocemos su funcionamiento, pero captamos su presencia en forma de instantes que se enroscan en el árbol de nuestra razón organizadora ofreciéndonos los frutos de sabor más intenso. Cuando retornan aquellos ojos, aquella piel, aquel sonido, aquel aroma resulta inútil oponerles resistencia recurriendo a un supuesto orden vital que, quizá, invita a prohibirlos. En cuanto instinto de la conciencia la memoria construye un relato secreto de nuestra vida que diverge, cuando no se opone, al relato oficial que tendemos a legalizar, no sólo en relación con el mundo exterior sino también con respecto a nuestro propio mundo. Y este relato secreto es siempre inquietante, subversivo y, en el único sentido en que puede ser empleado este término, verdadero… Lo paradójico, no obstante, es que de modo simultáneo estamos en condiciones de observar que hay otro tiempo en nosotros que nos configura de una manera radicalmente distinta. Un tiempo ajeno a toda linealidad, desbocado, caótico, que fluye libremente apoderándose a zarpazos de nuestra mente. Este otro tiempo, mediante el que reconocemos el relato secreto de nuestra existencia, no admite la imagen de un continuum, sino que, al contrario, se manifiesta con violentas discontinuidades, con bruscos saltos y retrocesos que agreden la idea comúnmente asumida del devenir. Desconocemos su funcionamiento, pero captamos su presencia en forma de instantes que se enroscan en el árbol de nuestra razón organizadora ofreciéndonos los frutos de sabor más intenso. Cuando retornan aquellos ojos, aquella piel, aquel sonido, aquel aroma resulta inútil oponerles resistencia recurriendo a un supuesto orden vital que, quizá, invita a prohibirlos. En cuanto instinto de la conciencia la memoria construye un relato secreto de nuestra vida que diverge, cuando no se opone, al relato oficial que tendemos a legalizar, no sólo en relación con el mundo exterior sino también con respecto a nuestro propio mundo. Y este relato secreto es siempre inquietante, subversivo y, en el único sentido en que puede ser empleado este término, verdadero… Lo paradójico, no obstante, es que de modo simultáneo estamos en condiciones de observar que hay otro tiempo en nosotros que nos configura de una manera radicalmente distinta. Un tiempo ajeno a toda linealidad, desbocado, caótico, que fluye libremente apoderándose a zarpazos de nuestra mente. Este otro tiempo, mediante el que reconocemos el relato secreto de nuestra existencia, no admite la imagen de un continuum, sino que, al contrario, se manifiesta con violentas discontinuidades, con bruscos saltos y retrocesos que agreden la idea comúnmente asumida del devenir. Desconocemos su funcionamiento, pero captamos su presencia en forma de instantes que se enroscan en el árbol de nuestra razón organizadora ofreciéndonos los frutos de sabor más intenso. Cuando retornan aquellos ojos, aquella piel, aquel sonido, aquel aroma resulta inútil oponerles resistencia recurriendo a un supuesto orden vital que, quizá, invita a prohibirlos. En cuanto instinto de la conciencia la memoria construye un relato secreto de nuestra vida que diverge, cuando no se opone, al relato oficial que tendemos a legalizar, no sólo en relación con el mundo exterior sino también con respecto a nuestro propio mundo. Y este relato secreto es siempre inquietante, subversivo y, en el único sentido en que puede ser empleado este término, verdadero… Lo paradójico, no obstante, es que de modo simultáneo estamos en condiciones de observar que hay otro tiempo en nosotros que nos configura de una manera radicalmente distinta. Un tiempo ajeno a toda linealidad, desbocado, caótico, que fluye libremente apoderándose a zarpazos de nuestra mente. Este otro tiempo, mediante el que reconocemos el relato secreto de nuestra existencia, no admite la imagen de un continuum, sino que, al contrario, se manifiesta con violentas discontinuidades, con bruscos saltos y retrocesos que agreden la idea comúnmente asumida del devenir. Desconocemos su funcionamiento, pero captamos su presencia en forma de instantes que se enroscan en el árbol de nuestra razón organizadora ofreciéndonos los frutos de sabor más intenso. Cuando retornan aquellos ojos, aquella piel, aquel sonido, aquel aroma resulta inútil oponerles resistencia recurriendo a un supuesto orden vital que, quizá, invita a prohibirlos. En cuanto instinto de la conciencia la memoria construye un relato secreto de nuestra vida que diverge, cuando no se opone, al relato oficial que tendemos a legalizar, no sólo en relación con el mundo exterior sino también con respecto a nuestro propio mundo. Y este relato secreto es siempre inquietante, subversivo y, en el único sentido en que puede ser empleado este término, verdadero… Lo paradójico, no obstante, es que de modo simultáneo estamos en condiciones de observar que hay otro tiempo en nosotros que nos configura de una manera radicalmente distinta. Un tiempo ajeno a toda linealidad, desbocado, caótico, que fluye libremente apoderándose a zarpazos de
65
Cuando retornan aquellos ojos, aquella piel, aquel sonido, aquel aroma resulta inútil oponerles resistencia recurriendo a un supuesto orden vital que, quizá, invita a prohibirlos. En cuanto instinto de la conciencia la memoria construye un relato secreto de nuestra vida que diverge, cuando no se opone, al relato oficial que tendemos a legalizar, no sólo en relación con el mundo exterior sino también con respecto a nuestro propio mundo. Y este relato secreto es siempre inquietante, subversivo y, en el único sentido en que puede ser empleado este término, verdadero… Lo paradójico, no obstante, es que de modo simultáneo estamos en condiciones de observar que hay otro tiempo en nosotros que nos configura de una manera radicalmente distinta. Un tiempo ajeno a toda linealidad, desbocado, caótico, que fluye libremente apoderándose a zarpazos de nuestra mente. Este otro tiempo, mediante el que reconocemos el relato secreto de nuestra existencia, no admite la imagen de un continuum, sino que, al contrario, se manifiesta con violentas discontinuidades, con bruscos saltos y retrocesos que agreden la idea comúnmente asumida del devenir. Desconocemos su funcionamiento, pero captamos su presencia en forma de instantes que se enroscan en el árbol de nuestra razón organizadora ofreciéndonos los frutos de sabor más intenso. Cuando retornan aquellos ojos, aquella piel, aquel sonido, aquel aroma resulta inútil oponerles resistencia recurriendo a un supuesto orden vital que, quizá, invita a prohibirlos. En cuanto instinto de la conciencia la memoria construye un relato secreto de nuestra vida que diverge, cuando no se opone, al relato oficial que tendemos a legalizar, no sólo en relación con el mundo exterior sino también con respecto a nuestro propio mundo. Y este relato secreto es siempre inquietante, subversivo y, en el único sentido en que puede ser empleado este término, verdadero… Lo paradójico, no obstante, es que de modo simultáneo estamos en condiciones de observar que hay otro tiempo en nosotros que nos configura de una manera radicalmente distinta. Un tiempo ajeno a toda linealidad, desbocado, caótico, que fluye libremente apoderándose a zarpazos de nuestra mente. Este otro tiempo, mediante el que reconocemos el relato secreto de nuestra existencia, no admite la imagen de un continuum, sino que, al contrario, se manifiesta con violentas discontinuidades, con bruscos saltos y retrocesos que agreden la idea comúnmente asumida del devenir. Desconocemos su funcionamiento, pero captamos su presencia en forma de instantes que se enroscan en el árbol de nuestra razón organizadora ofreciéndonos los frutos de sabor más intenso. Cuando retornan aquellos ojos, aquella piel, aquel sonido, aquel aroma resulta inútil oponerles resistencia recurriendo a un supuesto orden vital que, quizá, invita a prohibirlos. En cuanto instinto de la conciencia la memoria construye un relato secreto de nuestra vida que diverge, cuando no se opone, al relato oficial que tendemos a legalizar, no sólo en relación con el mundo exterior sino también con respecto a nuestro propio mundo. Y este relato secreto es siempre inquietante, subversivo y, en el único sentido en que puede ser empleado este término, verdadero… Lo paradójico, no obstante, es que de modo simultáneo estamos en condiciones de observar que hay otro tiempo en nosotros que nos configura de una manera radicalmente distinta. Un tiempo ajeno a toda linealidad, desbocado, caótico, que fluye libremente apoderándose a zarpazos de nuestra mente. Este otro tiempo, mediante el que reconocemos el relato secreto de nuestra existencia, no admite la imagen de un continuum, sino que, al contrario, se manifiesta con violentas discontinuidades, con bruscos saltos y retrocesos que agreden la idea comúnmente asumida del devenir. Desconocemos su funcionamiento, pero captamos su presencia en forma de instantes que se enroscan en el árbol de nuestra razón organizadora ofreciéndonos los frutos de sabor más intenso. Cuando retornan aquellos ojos, aquella piel, aquel sonido, aquel aroma resulta inútil oponerles resistencia recurriendo a un supuesto orden vital que, quizá, invita a prohibirlos. En cuanto instinto de la conciencia la memoria construye un relato secreto de nuestra vida que diverge, cuando no se opone, al relato oficial que tendemos a legalizar, no sólo en relación con el mundo exterior sino también con respecto a nuestro propio mundo. Y este relato secreto es siempre inquietante, subversivo y, en el único sentido en que puede ser empleado este término, verdadero… Lo paradójico, no obstante, es que de modo simultáneo estamos en condiciones de observar que hay otro tiempo en nosotros que nos configura de una manera radicalmente distinta. Un tiempo ajeno a toda linealidad, desbocado, caótico, que fluye libremente apoderándose a zarpazos de nuestra mente. Este otro tiempo, mediante el que reconocemos el relato secreto de nuestra existencia, no admite la imagen de un continuum, sino que, al contrario, se manifiesta con violentas discontinuidades, con bruscos saltos y retrocesos que agreden la idea comúnmente asumida del devenir. Desconocemos su funcionamiento, pero captamos su presencia en forma de instantes que se enroscan en el árbol de nuestra razón organizadora ofreciéndonos los frutos de sabor más intenso. Cuando retornan aquellos ojos, aquella piel, aquel sonido, aquel aroma resulta inútil oponerles resistencia recurriendo a un supuesto orden vital que, quizá, invita a prohibirlos. En cuanto instinto de la conciencia la memoria construye un relato secreto de nuestra vida que diverge, cuando no se opone, al relato oficial que tendemos a legalizar, no sólo en relación con el mundo exterior sino también con respecto a nuestro propio mundo. Y este relato secreto es siempre inquietante, subversivo y, en el único sentido en que puede ser empleado este término, verdadero… Lo paradójico, no obstante, es que de modo simultáneo estamos en condiciones de observar que hay otro tiempo en nosotros que nos configura de una manera radicalmente distinta. Un tiempo ajeno a toda linealidad, desbocado, caótico, que fluye libremente apoderándose a zarpazos de nuestra mente. Este otro tiempo, mediante el que reconocemos el relato secreto de nuestra existencia, no admite la imagen de un continuum, sino que, al contrario, se manifiesta con violentas discontinuidades, con bruscos saltos y retrocesos que agreden la idea comúnmente asumida del devenir. Desconocemos su funcionamiento, pero captamos su presencia en forma de instantes que se enroscan en el árbol de nuestra razón organizadora ofreciéndonos los frutos de sabor más intenso. Cuando retornan aquellos ojos, aquella piel, aquel sonido, aquel aroma resulta inútil oponerles resistencia recurriendo a un supuesto orden vital que, quizá, invita a prohibirlos. En cuanto instinto de la conciencia la memoria construye un relato secreto de nuestra vida que diverge, cuando no se opone, al relato oficial que tendemos a legalizar, no sólo en relación con el mundo exterior sino también con respecto a nuestro propio mundo. Y este relato secreto es siempre inquietante, subversivo y, en el único sentido en que puede ser empleado este término, verdadero… Lo paradójico, no obstante, es que de modo simultáneo estamos en condiciones de observar que hay otro tiempo en nosotros que nos configura de una manera radicalmente distinta. Un tiempo ajeno a toda linealidad, desbocado, caótico, que fluye libremente apoderándose a zarpazos de nuestra mente. Este otro tiempo, mediante el que reconocemos el relato secreto de nuestra existencia, no admite la imagen de un continuum, sino que, al contrario, se manifiesta con violentas discontinuidades, con bruscos saltos y retrocesos que agreden la idea comúnmente asumida del devenir. Desconocemos su funcionamiento, pero captamos su presencia en forma de instantes que se enroscan en el árbol de nuestra razón organizadora ofreciéndonos los frutos de sabor más intenso. Cuando retornan aquellos ojos, aquella piel, aquel sonido, aquel aroma resulta inútil oponerles resistencia recurriendo a un supuesto orden vital que, quizá, invita a prohibirlos. En cuanto instinto de la conciencia la memoria construye un relato secreto de nuestra vida que diverge, cuando no se opone, al relato oficial que tendemos a legalizar, no sólo en relación con el mundo exterior sino también con respecto a nuestro propio mundo. Y este relato secreto es siempre inquietante, subversivo y, en el único sentido en que puede ser empleado este término, verdadero… Lo paradójico, no obstante, es que de modo simultáneo estamos en condiciones de observar que hay otro tiempo en nosotros que nos configura de una manera radicalmente distinta. Un tiempo ajeno a toda linealidad, desbocado, caótico, que fluye libremente apoderándose a zarpazos de nuestra mente. Este otro tiempo, mediante el que reconocemos el relato secreto de nuestra existencia, no admite la imagen de un continuum, sino que, al contrario, se manifiesta con violentas discontinuidades, con bruscos saltos y retrocesos que agreden la idea comúnmente asumida del devenir. Desconocemos su funcionamiento, pero captamos su presencia en forma de instantes que se enroscan en el árbol de nuestra razón organizadora ofreciéndonos los frutos de sabor más intenso. Cuando retornan aquellos ojos, aquella piel, aquel sonido, aquel aroma resulta inútil oponerles resistencia recurriendo a un supuesto orden vital que, quizá, invita a prohibirlos. En cuanto instinto de la conciencia la memoria construye un relato secreto de nuestra vida que diverge, cuando no se opone, al relato oficial que tendemos a legalizar, no sólo en relación con el mundo exterior sino también con respecto a nuestro propio mundo. Y este relato secreto es siempre inquietante, subversivo y, en el único sentido en que puede ser empleado este término, verdadero… Lo paradójico, no obstante, es que de modo simultáneo estamos en condiciones de observar que hay otro tiempo en nosotros que nos configura de una manera radicalmente distinta. Un tiempo ajeno a toda linealidad, desbocado, caótico, que fluye libremente apoderándose a zarpazos de nuestra mente. Este otro tiempo, mediante el que reconocemos el relato secreto de nuestra existencia, no admite la imagen de un continuum, sino que, al contrario, se manifiesta con violentas discontinuidades, con bruscos saltos y retrocesos que agreden la idea comúnmente asumida del devenir. Desconocemos su funcionamiento, pero captamos su presencia en forma de instantes que se enroscan en el árbol de nuestra razón organizadora ofreciéndonos los frutos de sabor más intenso. Cuando retornan aquellos ojos, aquella piel, aquel sonido, aquel aroma resulta inútil oponerles resistencia recurriendo a un supuesto orden vital que, quizá, invita a prohibirlos. En cuanto instinto de la conciencia la memoria construye un relato secreto de nuestra vida que diverge, cuando no se opone, al relato oficial que tendemos a legalizar, no sólo en relación con el mundo exterior sino también con respecto a nuestro propio mundo. Y este relato secreto es siempre inquietante, subversivo y, en el único sentido en que puede ser empleado este término, verdadero… Lo paradójico, no obstante, es que de modo simultáneo estamos en condiciones de observar que hay otro tiempo en nosotros que nos configura de una manera radicalmente distinta. Un tiempo ajeno a toda linealidad, desbocado, caótico, que fluye libremente apoderándose a zarpazos de
66
Zurce la luz los trazos de tinta, sobre el papel descabalgan letra tras letra, verso tras verso, retales del alma, viajan de la memoria, y a zarpazos, construyen el relato secreto de la vida mĂĄs Ăntima.
67
LA POESĂ?A
La poesĂa es la celebraciĂłn de la vida, aunque en ocasiones se torne en una alcantarilla, y entonces la tinta no es ni negra ni azul, es roja como la sangre, intensa como el dolor.
68
INSTANTES
Son todo. En un instante somos lo que se puede ser. El pasado el presente el futuro. Soy el devenir el viaje el relato.
69
70
LO INFINITO EN UN INSTANTE
Estábamos. No nos faltaba nada. Nuestros ojos relataban la intensidad, el drama inútil de lo perecedero. Lo finito. Nunca volvimos a ser más felices
71
DESNUDO FRENTE A TI
Lo peor de la noche es cuando me sorprende desnudo. Entonces, me descubro en lo que no podré decirte y sin embargo aguardas, desde el maldito día que tuve la ocurrencia de comentarte, que era el más genial y creativo de los hombres.
72
LOS VIAJES
Antes de los viajes nos sobrepasan las expectativas, los deseos de felicidad van como saltimbanquis por toda la casa. Por momentos la vida se reduce al trasiego de maletas y preparativos de Ăşltima hora, y no debemos olvidar que con nosotros viajan unos parĂĄsitos, potencialmente peligrosos: los pensamientos. Conviene estar alerta 73
74
75
CUANDO EL VIAJE ES LA VIDA
76
EL REGRESO
El regreso siempre acarrea una pequeña carga de tristeza, sin darte cuenta te vas haciendo a un espacio, que sin ser el tuyo, lo acoges como tal, y aunque su lengua bárbara nada tenga que ver con la tuya te vas acostumbrando a los saludos, lo que nos hace humanos, así como a las básicas preguntas, tan útiles, para la supervivencia. 77
Allí a estas horas hace tiempo que amaneció pero tampoco importa demasiado, pues la noche no quiso saber nada de mí, y el sueño olvidó que merezco un descanso. Corre el café caliente, como dicen allí, “Big café late”, y los primeros gorriones comienzan a darse cita en la terraza, nunca les falta agua fresca y migas de pan, y de lejos se escuchan los motores de los coches con rugido de prisas. Es la actividad, tan desmesurada, que apenas deja tiempo para darle una oportunidad a lo más valioso de nosotros: la vida
78
LA MUERTE
Con más frecuencia alguien nos llamará para comunicarnos, que otro alguien murió, e iremos a compartir su pena, y a decir algunas palabras de consuelo. En otra ocasión seremos nosotros ese alguien que llama, y que recibe el consuelo de los demás. Un día, alguien llamará por nosotros, y por nosotros, recibirá el consuelo que nosotros dimos, y sentirá ese escalofrío por la pérdida, y tomará conciencia viva, como nosotros, del paso del tiempo. 79
80
APEADERO
81
82
83
CUMPLEAĂ‘OS
Nada sabemos del tiempo, salvo que se confunde con la vida y andamos entre equĂvocos contĂĄndolo, y, sin embargo, el tiempo no se cuenta, se desgasta viviendo, como una delicada alfombra de margaritas hilada de silencios.
84
VAGĂ“N 238
Detuve el tiempo en tus labios
85
LA VIDA SECRETA DE LOS LIBROS
Es curioso, lo que se puede llegar a encontrar husmeando en los libros, los míos, guardan para sí minúsculas sorpresas en forma de billetes de avión, tiques de bares, restaurantes, entradas a museos, bonos de metro, autobús, tranvías, barcos, pequeñas reflexiones, anotaciones varias, emociones, preguntas. Hoy me topé con una que dice: “¿Cómo será cuando subas por las escaleras?, apuro el café y leo el poema titulado la vida de las cosas”. Después resultaría que no subiste, 86
o mejor dicho que subiste, pero no nos vimos, por entonces ĂŠramos unos desconocidos. Pensando que no estaba me llamaste, y nos saludamos con la mano a travĂŠs del cristal y de los libros, y acudĂ a tu encuentro, recuerdo tu sonrisa amplia y tus pantalones blancos.
87
88
ESCRIBO I
Escribir es un vicio que nunca se detiene Ă ngeles Mora
Escribo para estar presente en cada instante, para ser, al compĂĄs de la aguja, la conciencia del reloj.
89
90
ESCRIBO II
Escribo, porque siento en los trazos la esperanza, vivir la ausencia lejos de la tiranĂa de las manecillas. En ocasiones miro y aprecio que he vencido, ha pasado la tarde con su noche y apenas he dormido.
91
92
DESMEMORIA
Su desmemoria fueron nuestros olvidos, tuvimos que volvernos a encontrar para reconstruir lo que nunca volverĂamos a ser.
93
94
NN -UNBEKANNT
(exposición de Doris Salcedo Palacio de Cristal 4 enero 2018)
Afloraban del suelo como lágrimas los nombres de los muertos, regresaban del fondo de un Mediterráneo convertido en la fosa común del desespero, nuestros ojos apenas retenían tanto llanto, y era mi corazón el que se ahogaba de rabia, Anduvimos por encima de los náufragos sobre un mar de lápidas de arena, pocos días después leí en la prensa que un diario alemán, en un intento 95
por evitar el olvido siempre fácil, edito una lista con más de treinta mil, quién sabe si un hilo de memoria ondea todavía sobre las ruinas de lo que un día fueron.
96
LAS GUERRAS
No deseo una guerra que acabe con las guerras, no deseo más muerte, no deseo más lágrimas, dolor, ni llanto estéril, no deseo una idea superior a otra idea, un corazón latiendo por el odio que lo irriga, no deseo la muerte de los malos, porque nunca la muerte ha de traer la paz. 97
No deseo más guerra que el juego inoportuno de los niños del barrio irrumpiendo en mi siesta, y que el ruido del miedo traído por las bombas, se transforme en estruendo luminoso de fuegos de artificio. Que nunca más al cielo le crezcan como garras: la amenaza.
98
LAS ESTACIONES
primavera Quiero ser joven, cada marzo repito con tristeza, llega la primavera y siento la punzada del sol, es todo elemental, recuerdo cuando nada importaba sólo eran los días sucediéndose, hoy voy pidiendo treguas entre los restos de los amores rotos, queda la melodía rasgada por trazos de nostalgia, tarareo el olvido de la canción que antaño tuvo letra. Cada marzo repito con tristeza 99
el deseo de ser la flor que mientras vuela, inconsciente imagina que nada le arrebatará las caricias del aire, caer es sólo el viaje que no consume tiempo. verano No dices nada, pero se que aguardas mi llamada diciéndote que bajo, que llegaré en el tren de las catorce treinta y que te espero para comer junto a la escalinata de la fuente. Todo será perfecto, repetiremos el menú de los miércoles envueltos en el calor húmedo del patio, y en el sabor de las palabras ocultas tras los muros. Buscaremos un fresco 100
para seguir hablando, ahora que solo con rozarnos ponemos en peligro la calma del claustro, apuraremos la tarde paseando hasta la hora del tren cuando me des un beso y tu mejor sonrisa para el viaje. otoĂąo El viento de poniente es un artista que trabaja de tarde, conoce como nadie al sol y dibuja a pulso en el cielo riadas de nubes escapando. DespuĂŠs, como hizo dios, se sienta mientras gira la Tierra, a disfrutar de los cielos de fuego donde toda la gama de rojos 101
van y vienen entre pinceladas, blancas y moradas. Nada me importa el aire. ¡qué sople, qué sople! y que luego pare, pues yo estaré del otro lado sentado, hasta el giro en que la Tierra se lleva consigo la luz y el poniente se retira tras el horizonte, dejándonos en la retina la imagen bella de un lienzo por siempre inacabado. invierno Que placer dejarse abandonar en este sol de invierno, sentir su cálida caricia sobre mi rostro en paz.
102
Debo guardar en mi memoria este instante, para en los dĂas oscuros, recordar que disfrutĂŠ la luz y mi pensamiento estaba conmigo, recordar, que tambiĂŠn fui feliz.
103
104
105
106
107
EL TIEMPO FLUYE
108
LERMA AGOSTO DE 2017
En mi pueblo las casas no mueren de gripe ni de viejas, mueren de pena, una tristeza gris ha impregnado el aire de las calles, y aprovecha los pequeĂąos huecos alumbrados por las tejas rotas, hiriendo a los machones, que con el tiempo quiebran, y el tejado, 109
defensor de los cielos se precipita al suelo, dejando tras de sĂ la puerta abierta al agua, al calor sofocante del verano al dolor del hielo al hacerse un sitio, todo acaba royendo lentamente el alma de las casas. Pero mi casa no, mi casa no, al menos mientras me queden risas que regalarle y abrazos que recibir en el portal.
110
LLUVIA DE MAYO
111
PINTADAS
112
113
114
no me compren tengo demasiadas penas dentro de mi
115
Busco sonrisas, a ser posible de niĂąos. Entren sin llamar
116
AQUÍ SE ACOGE REFUGIADOS ¿Alguien sabe algo?
117
No pido que me compren Sรณlo que se interesen por mi
118
DE VUELTA
Yo quisiera que los reyes tuvieran esta noche la gracia de traerte hasta mis brazos, yo quisiera borrar el rastro de lamentos y trazar un hilo de sonrisas, yo quisiera saber cĂłmo acercarme para que tĂş me recogieses.
noche de reyes
119
SIN TÍTULO
120
121
CONTRAPUNTO
Quién lo diría, que vendría el futuro a helar los miércoles de agosto, verdugo de tanta algarabía, hasta los cantos vestidos de luto lloran el silencio del afilador, se reserva la calle su orgullo de mayor, acostumbrada a los ríos de gente camino del mercado. Ha llegado el mañana y viene incierto, nadie espera encontrarse a nadie en las esquinas, corre el viento llevando los murmullos, de quienes, asomados a la puerta de casa observan el tiempo alejados de los calendarios.
122
123
124
ESCRITURA
125
ESCRITURA 1
126
QUE NADIE HAGA RUIDO
Chissssssss, que nadie haga ruido, que la noche se puso de parto y el cielo se fue iluminando por pequeños luceros. Chissssssss, que nadie haga ruido, que la noche descansa, y sus hijos dormidos nos regalan su luz y su sueño, nos atrapan por siempre en el cielo, nos envuelven con su fantasía.
127
LAS PUERTAS
Cuando mi cabeza se llena de preguntas es cuando más se vaporiza dios ¿Para qué quiero un padre sí me siento tan huérfano?
128
HERMOSO
Es hermoso. Ahí afuera no hay más luz que la dejada, por tus palabras camino de mi casa.
129
NOSOTROS
130
NOSOTROS 1
131
YO
132
TÚ
133
QUEDA DECRETADO I
Queda decretado que en los días tristes no buscaré culpables, aspiraré profundamente e imitando al caracol habitaré en lo más profundo de mi alma.
134
QUEDA DECRETADO II
Queda decretado que las necesidades son eso, necesidades, y por tanto, salvo las que ayudan a mantener la vida, prescindibles.
135
CANTO DE CUMPLEAÑOS A MI HERMANO JOSELE
Cuentan, que cuando la cigüeña te dejó en brazos de la madre, sonrió y alzó el vuelo. Vete a saber lo que pensaba. Entonces tuvo lugar este curioso diálogo. - Este será valiente José. - dijo la madre segura de sus palabras. - Y un poco sinvergüenza Lucía. - Contestó mi padre riendo. Un nueve de septiembre
He pedido al tiempo que sea justo contigo, que te haga más sabio, y todos disfrutemos al quedar apresados entre tus brazos de acero. Yo no quiero que el tiempo reste vida a tus ojos, porque somos en parte la luz de tu mirada, los intensos destellos que rompen la calma de las aguas, que entre mareas duermen, 136
duerme la mar, y la luna riela sus sueños. Tiene el tiempo un balcón, y hormigas tiene el alma, que atareadas, trasiegan como pueden entre la niebla de la nostalgia, pero tú y yo sabemos, que la vida, fue y sigue siendo amable y generosa con nosotros. Pido al tiempo que no nos meta prisa, que nos regale una pausa tartamuda, la alegría de seguir cantando: ¡Y qué cumplas y cumplas y cumplas muchos más!
137
CUANDO REGRESAN
Calladamente enérgicas, parsimoniosamente hostiles, inquietas como tábanos rondándome, buscándome un descuido, son como espadas venidas más allá de los besos, puñales de filo estriado penetrando en la carne, si sobrevives al escarnio aún te queda el alma, aunque nada muestra la batalla que fue, el dolor, la pena, la tristeza hincada, sin cicatrices sin heroicidades, son emociones muertas que arrastras como inválido, te toca levantar, aprender a mirar 138
cada nuevo destello de luz que te desangra, porque una parte de ti, sabes que muriĂł para siempre y nunca serĂĄs libre ya para soĂąar, conoces demasiado el mundo y el tributo pagado para salir de las sombras.
139
EN INVIERNO LA NIEVE
Cada invierno la nieve provoca en mi memoria, los fuegos de artificio allí en tu casa, el estallido joven de las risas blancas, mi hermana Mari que también es tuya, asomada a la puerta cuidándonos a todos. Cómo olvidar la noche que pasamos si aún me tiembla la voz de la alegría, y mis ojos, ocultos por el vaho, ciegos de tanta ausencia, rinden con amor sus párpados, y sienten los pasos del corazón sobre la noche blanca, 140
de cĂĄlida memoria. Hay un invierno dentro de mĂ que aguarda, agazapado, esperando ingenuo el paso de los copos, hay un invierno que congelĂł la noche, en la que todos fuimos, arquitectos y obreros del gozo de estar juntos, en tarea tan noble como ser simplemente felices.
141
CALCETINES
Ya tienes tus calcetines limpios. No hay excusas, puedes volver a casa cuando quieras, tus pies, no dormirán fríos en mi cama.
142
ACONGTRARELOJ
Me pides que nos amemos a contrarreloj, que ponga la alarma en el móvil, que aún tenemos treinta minutos para apelar ante la vida un olvido corto, un tentempié de afectos, que ya después, regresaremos como lo hacen las aguas al cauce camino del océano.
143
Pepe
144
CADAQUÉS
Truena el mar, las casas lo contemplan, observan con envidia sus batidas, llega rompe y se va, Día tras día sobre la bahía quedan las casas, sabe la mar, que poco a poco verá desmoronarse, las orgullosas hijas de hormigón.
145
146
TENERTE
Si pudiera tenerte frente a mí en este instante todo sería fácil, me abrazaría a ti dejando dormir mi corazón sobre tu pecho para nadar, al estilo de los mares calmos. Allí, como quien llega agotado de patear la tierra, bajo el umbral de tu piel, esperaría la tarde con sus colores ocres dejando que el tiempo me durmiera al abrigo de tus manos, y despertar después, habiendo recorrido un océano de luz. Tus labios fijos en mis ojos, que recién abiertos te observan desde abajo, ya planean arrastrarme al abismo, 147
y siento tu respiración acercarse, la que ha de liberarme de los páramos oscuros de la noche, siento tu brisa llevándose mis besos para que nazcan más y más, como en un surtidor de fuego y música.
148
GAZA
A la entrada de gaza se libran fuertes combates. Me asomo al mundo, un simple clic me acerca la desgracia. Un niño llora, un niño herido, casi muerto, un niño muerto, ya no llora, un obús a las puertas de Gaza acaba de arrebatarle su corazón. ¡Yahvé ES GRANDE! y como todos los dioses en boca de los hombres sanguinarios. 149
150
CUCHILLOS EN EL ALMA
Cuando sea cenizas, y mis recuerdos vaguen con el viento, y no haya pensamientos capaces de abordar el alma armados de cuchillos. Cuando sea cenizas, y nada de lo dicho, de lo vivido, ni siquiera de aquello tan amado, tenga forma de aliento, cuando el tiempo se torne lo que es, una falsa percepción del hombre, ¿A dónde irá esta tarde con sus penas?
151
Y ENTONCES LA LUZ
Escribe Muñoz Molina que Borges, citando a Pascal, decía: que el universo es un círculo cuyo centro está en todas partes y su circunferencia en ninguna.
Perdidos en la petulancia, en las sombras de orgullos inconfesos, en la patria de la adulación, somos el enemigo perfecto de nosotros mismos, la agresión, la hostilidad sin rastro, y de pronto una luz, el chasquido de un látigo en el más absoluto vacío, una grieta en el alma, vacilamos, 153
sentimos que perdemos la piel, que algo en nosotros se disuelve, frágiles, al cabo humildes, asistimos al alumbramiento de la vida, al viaje de una hoja de castaño, justo cuando llega el otoño, al aullido del lobo, al fluir del silencio en el sueño atemporal del aire. Es entonces la luz, y todo lo opaco se vuelve transparente, y cada latido abre un espacio nuevo, dejaste de ser tú, y exiliado del conocimiento, hueles oyes ves saboreas 154
y a nada pones nombre, y sientes en tus yemas la eternidad del tiempo.
155
INSOMNIO
Con paciencia he logrado despojar a la noche de los planes que traía para mí, ya ni siquiera insiste, ni yo necesito mostrar mi rebeldía a la almohada que aguarda. Sabe la noche que buscaré consuelo en papeles tan blancos que dan vértigo, que escamaré los miedos y sus restos calientes dormirán en la danza infinita de mis dedos, dibujando, en un continuo de tinta, la materia que por fin los convierte en carne de su carne. A veces nos ocurre que ni ellos ni yo tenemos el valor de hacernos libres, y es entonces, cuando la noche sin rencor, sabiéndonos heridos, nos devuelve a la cama y deja que seamos, por unas horas más, sombras de la memoria inquieta. 156
OCUPACIÓN INÚTIL
Han pasado los años tan deprisa que ahora permanezco quieto, y dejo a mis sentidos que se adentren en lo más profundo de mí, y luego que se alejen y me hablen de lo que normalmente desprecio, en el afán de llenarlo todo de tareas imprescindibles, pero qué hay más urgente que la vida, envejecer no es, sino quitarse las prisas, trillar lo necesario hasta hacer de lo básico la ocupación más inútil, más bella. 157
ATARDECER
Yo volvía de Córdoba atravesando la mancha, volvía de ese sueño de calles blancas estrechas y en silencio, Volvía de ese oasis de palmeras de mármol, ausente, entusiasmado, patios a punto de estallar en flores cristos y vírgenes atravesando el puente sobre un Guadalquivir en calma abrazando la bella, quién pudiera escuchar la llamada y asistir al torrente de fieles, confundirse, escuchar al califa dirigir el rezo y en la noche cuando miles de lámparas ondulan en el bosque 158
de geométricas columnas, sentir los siglos, Yo volvía en compañía de Maimonides, de Averroes y traía conmigo la soledad teñida de un cristo de los faroles que penetra en lo profundo de la noche, entonces volví la mirada y sol caía durmiéndose en el campo angosto de la mancha.
159
NUEVO AÑO
Ya se asentó el nuevo año, y todos me felicitaron por ello. Hoy el día me trae una luz intensa, un cielo limpio donde escribir mis sueños, porque los sueños son la conciencia misma de estar vivo, sembrar en la noche la esperanza para que las tormentas, que han de venir, no acaben por llevarse todo. Hoy tiene la mañana esa textura de orden y paz, 160
no tengo ruidos estridentes andando por la cabeza. Quieta, puedo observar los detalles del espacio que habito, apreciar la belleza de los geranios, que me regalan, aún con frío, unas flores tan rojas como mi sangre. Deja el café su rastro amargo y en su tránsito, un calor que me invita a otro sorbo, a refugiarme en mi y sentir el inmenso placer de crecer con el día dejándome llevar.
161
SI EL MAR AHOGARA LAS PENAS
Sentado frente al mar escruto el horizonte, y en las aguas inertes pretendo adivinar esperanzado, por el lado donde todo se cae, la apariciรณn de un mรกstil, el del barco que recoge las penas, todas las penas, todas, para ahogarlas luego en alta mar y para siempre.
162
TORMENTA EN EL OLIVAR
163
ESTACIÓN DE MERCANCÍAS
164
ESPEJISMO
165
ESPEJISMO 2
166
PRIMERA LÍNEA DE PLAYA
167
UN TREN EN LAS AFUERAS
168
TORMENTA SOBRE RAILES
169
MANTEL
170
CAMPO DE GIRASOLES
171
ACANTILADO
172
VIAJE
173
174
SOMBRAS
175
LUCES
176
177
178
ROSAS
Hoy no he robado rosas. Cuando tĂş no estĂĄs prefiero las margaritas.
179
TRINCHERAS de esos sábados de rescate con mi amigo Pedro
Siguen albergando el semblante triste de hace setenta años, pero siguen ahí, en cada curva de la loma ascendente, haciéndome saborear su persistencia. Escucho el devenir de quienes imaginaban una tierra libre y disparaban improperios al cielo, mientras cargaban sus fusiles de bravura en ausencia de plomo. Ahora, cuando tú y yo respiramos el aire imaginando aquel fuego cruzado, disfrutamos la suerte de estar juntos camino del almuerzo.
180
UN SÁBADO QUE NO QUISO SER CUALQUIERA
Sólo mucho después Le puse palabras Al profundo bienestar Que trajeron las tuyas. Hubiera deseado negociarte una tregua con el tiempo, haberte regalado un extra de serena y profunda calma, o el sueño de pasear despierto por el esplendor de los canales de Tenochtitlan. Quedé en un profundo silencio como si la eternidad fluyera por sorpresa 181
despertando mis venas y arterias, y ni siquiera Moctezuma pudiera arrebatarme el corazĂłn para alimento de sus dioses. Te agradezco, la generosidad de hacerme un hueco en esa esquina del alma, donde se cultivan los abrazos, y los hombres de buena voluntad proclaman sin vergĂźenza que se quieren, cansados de las guerras se retiran y admiran como nadie el atardecer y se preguntan cĂłmo han podido obviar tanta belleza.
182
ELEMENTOS
183
NO ME TOMES A MAL. SON SÓLO PALABRAS
Mi lengua se propaga en ocasiones como un ejército en retirada, desplegando por desesperación su artillería pesada, pero tú sabes bien que son pequeñas vísceras, son eso, ficticios arranques de seguridad disimulos y desacordes, adornos para un tiempo cómplice. Así que cuando a ti acudan, cuando comiencen a llegar las primeras sílabas comprende y disculpa, pues hasta el tiempo acaba por limar las aristas del lenguaje y su capacidad de armarse para ser contundente.
184
POSTALES
185
186
187
188
189
190
A SALVO
191
INSTANTES NÓMADAS
No hace muchos días encontré, para mi sorpresa, un numeroso grupo de poemas, una familia inmensa, casi un pueblo, alojados en un cajón de mi mesa, en un descanso largo. Son instantes vividos, mis instantes, la memoria más profunda, la sima donde reposan las voces del tiempo que va y viene, y habitan en libretas de viajes, hojas sueltas, diarios abandonados, notas tomadas con prisas, ininteligibles, algunos parecen de mayor jerarquía presenta un aspecto elegante, 192
generalmente copias, de aquellos entregados despuĂŠs del amor o detalles, para hacer de los regalos algo personal. Son notarios del tiempo, dan fe de cada instante, ayudan a la fragilidad de la memoria a reconstruir un tiempo en el que ser, acercarse a las voces, a los silencios, a los paisajes, a los murmullos del viento, al insomnio, al latido imprudente, a la tarde de lluvia, a la pena, a la lĂĄgrima que supo a verdad, desnuda, a la piel que cubriste y luego te cubriĂł en aquel despertar de marzo palpitando las esencias de Florencia, o cuando hielo lo cubrĂa todo y al escuchar tus pasos sentiste la soledad, 193
o la altura que turbó tu sentido del equilibrio y alteró los sueños. No importa que hayan sido, están a salvo, son tiempo y conciencia, mordiscos insensatos, memoria, instantes nómadas.
194
A VECES SOBRO
Unas veces no escribo porque me faltan las palabras, otras, sin embargo, soy yo quien sobro y pasan de largo, sin desprecio, sin rumbo conocido, tan sólo pasan y nada puedo hacer salvo esperar y encontrarme con ellas a su vuelta. A veces transcurren los días, las semanas, incluso meses, y apostado en los caminos, desespero su falta de noticias, nada sé, y mis manos vacías no alargan a cubrir del frío un alma tan blanca con la nieve. 195
VENTANA
196
TU LENGUA
Tuviste que venir desde tan lejos para que yo tuviera la certeza de que tu lengua, que es mi lengua, es mĂşsica en tu boca.
197
EL ESPIGÓN
Golpea el mar sobre las rocas, el espigón es un intruso en esta llanura de silencios, en esta extensa mecedora de sueños. Penetra en ella hiriendo las aguas, las rasga en dos, ya no descansarán sobre la playa se quedarán dormidas sobre este brazo pétreo.
198
PALABRAS
Me gusta pronunciar las palabras usadas las que el tiempo ha ido elevando a la categoría de básicas, las curtidas, las encallecidas, las que se encuentran en los bolsillos de cualquiera las que anidan en el paladar de los humildes las que acompañan a los buenos días las que reconfortan sin ser pronunciadas las contundentes, las que paran el tiempo las que frenan en seco a los desalmados las que surgen después de las lágrimas para regar el corazón de esperanza, 199
las que no se disparan porque la buena gente sabe aguantarlas en la punta de lengua. Me gustan palabras como amapola campo, surco, tierra, semilla, manos, esperanza, sudor, azada, palabras que me devuelven a mi padre afanado en la huerta, sus brazos robustos, musculosos tostados de tanto sol. Me gustan las palabras materiales como destornillador, martillo, cemento madera, serrucho, brocha y tantas otras que aprendĂ de labios de mi hermano. Me gustan palabras como hijo porque en boca de mi madre sabĂan a todas las palabras.
200
DESDE LA VENTANA
Desde la ventana yo me asomaba a Roma y dejaba que entrara el aire fresco sabiendo que quedaría por siempre en mi mirada. Después tú salías del baño invitándome a un beso, único y delicado para no despintarte, guardabas celosa tu belleza para cruzar el Tévere.
201
EL SUEÑO DE LADAKH
Llegué hasta el mar. Cuánto tiempo sin mar, y mi ansia de agua lo cubría todo, y estaba tan en paz, tan dulce, tan tranquilo que hasta me dieron ganas de pasear por él, seguro estaba de poder, al margen de la física, sobrevolar hasta la orilla donde todo va en cuesta, ese lugar que tengo metido en la cabeza e intruso en la noche se cuela en mis sueños. Los ecos de Ladakh son con su ritmo constante latidos en la lejanía, son los ritmos del monje perdido en Tso Moriri queriendo llenar su Gompa con su canto para un puñado de turistas al atardecer, 202
y solo, se valía por todos los monjes que no estaban. Me llega el viento que recorre los pasos, ese pequeño espacio llano entre los picos, siento que mueve mis banderas de oración y que en todas las Gompas visitadas alguien mueve las ruedas por mí, y una paz me impulsa a pronunciar Jule, la palabra más bella que aprendí en el país de los altos pasos, de montañas desnudas a veces abiertas por el Indo a veces abiertas por el Zanscar a veces abiertas por el Nubra a veces abiertas por el Shyok a veces cubiertas delicadamente por la nieve. Hay tiempos que anidan resisten su paso al mundo del recuerdo, 203
son frescos, indomables, faltones, porque se saben únicos tanto como la tierra que los trajo donde sólo los fuertes sobreviven a una noche de muchos meses y mucho frío para volver, con los primeros rayos a cubrir de luz y de verde los valles. A veces la vida se abre paso por lugares tan inhóspitos e increíbles que todo lo vivido te parece un sueño.
204
DELHI: ENTRE EL INDO Y EL ZANSCAR
205
DE PAR EN PAR EL ALMA
Fue como sin pensarlo, quizás mejor, como si hubieras gastado meses elaborando la rabia y sólo ahora, cuando por fin salió, descubres que olvidar es uno de esos trucos que sale bien a medias, pero nada más. Así que la otra noche mirándome a los ojos y con tu mano cogiendo mi barbilla soltaste aquel torrente de dolor y yo callé como un cobarde y agaché la cabeza y te di la razón. De par en par el alma ventiló sus estancias 206
y la noche partió como un soplido dejando en nuestros labios la orfandad, y a cada uno con sus sueños como si la noche perteneciera a otros. De par en par el alma nos dejó tan desnudos que ni tuvimos abrazos para zafarnos del frío, bajo la funda nórdica que nos hacía prisioneros nos dimos la espalda aguardando un rescate, pero ninguna mano nos sacó del letargo y la noche nos cubrió con su invierno.
207
ESPACIOS EN LA MEMORIA
208
209
ECO
Hay un eco en la cuenca de mis manos en el que se suena la mĂşsica en la noche, son notas de nostalgia y de silencio son quejidos por tu piel ausente.
210
211
212
ALGUNOS DÍAS
Hay días que se me hacen largos y noto como la ansiedad, creciendo en ondas, conquista el territorio de mi libertad y busco en la química el sosiego, una nueva paz, algo que me desquite de ese pensamiento en que quedé atrapado, preso de la memoria, tramposa, traicionera, convertida en célula terrorista, nada, nada puedo ante ella salvo esa nueva mecánica aprendida de fijar bajo la lengua un desactivador y con él el fluir de pensamientos nuevos o viejos, sin que agoten el aire que llega a mis pulmones. Después, transcurre el tiempo. 213
LA MEMORIA SE VISTE DE FIESTA
214
215
GUADIANA
216
ISTAMBUL
Los alminares penetran el cielo cada vez que los muecines convocan a oración, y sus cantos se expanden en armonía por el universo compartido de crédulos e incrédulos. Yo, qué soy más bien incrédulo no dejo de sobrecogerme por su canto imaginando los millones de fieles que elevan su mirada, mientras la mía navega por el Cuerno de oro camino de Eminou. Avanza el barco, mientras el sol va camino de esconderse tras la cúpula de la hermosa mezquita de Süleimaniye y un cielo morado parece adormecerse sobre 217
las numerosas casas del barrio de Karsicapi a cuya espalda un agitado mar de Mármara nos regala un viento refrescante en la noche. Y esa misma luz, la luz de todas las luces nos invita a quedar detenidos sobre la belleza esbelta de la Torre Gálata, subida a la loma para continuar con su oficio de ojo, atenta al continuo trasiego de barcos en ese vértice, donde todo lo que se puede ver se queda atrapado en su retina de piedra. Cae la noche sobre Estambul, y es entonces cuando el puente Gálata se viste de fiesta, y bajo las vías del tranvía, brazos salidos de todas partes te acechan para ofrecerte su mejor pescado. Los pescadores, ya poco numerosos se resisten a
218
abandonar las siempre repletas barandillas del puente donde las aguas del BĂłsforo penetran en el Cuerno de oro en la Ăşltima llamada a la oraciĂłn: el Yatsl.
219
NOSTALGIA
Mi cuerpo alguna tarde es como un depósito de nostalgia, en el que yacen los cuerpos que algún día, pegados al mío, soñaron con ser otros.
220
HERRAMIENTAS
221
SILENCIO
Ya no nos llamamos cuando estamos tristes. QuĂŠ largo es el silencio
222
SILENCIO
Cuando viajamos siempre no vamos muy lejos. Es nuestra forma de sentirnos juntos
223
MIRADAS
En ocasiones te miro a hurtadillas para que no lo sepas. Otras me pillas con la mirada fija. Entonces hago como que te estoy mirando
224
LIGERO COMO EL AIRE
Te oí decir: ligero como el aire. Cualquiera lo diría. Pertrechado en el sofá parece que tus pulmones son de plomo.
225
RUANDA
Ninguno de los niños que estaban en el arcón era Tomás. La hermana Angustias sintió como la boca del estómago se le estrangulaba. Un golpe seco destrozó la endeble puerta de madera y los soldados entraron rabiosos. Le ordenaron tumbarse en el suelo. Sintió la boca amenazante del fusil en la cabeza. ¿Dónde escondes a los diablos? Después de sembrar el terror y apropiarse de los alimentos de la despensa montaron en sus Jeeps y al poco se produjo una gran explosión. Sor Inés le entregó una nota, el mensaje era escueto: siempre estará en mi corazón hermana.
226
MIENTRAS EL FUEGO
a Rafa
Tu viste como yo competir en belleza la luz de las llamas con el atardecer. Fue, poco después de que el fuego prendiera, con el ansia de reducir a nada lo que un día urdieron nuestras manos, cuando surgió un instante de paz un silencio cómplice de sabernos cercanos, y que nada podía ser más bello en ese instante. Mientras, el fuego voraz 227
desnudaba ante los otros la fragilidad de nuestra obra, y un esqueleto de hierros y maderas tercas se resistĂan al hambre de las llamas, pero tĂş y yo reconocimos en su olor otro final, el del tiempo gastado.
228
IGNORABA LA FRAGILIDAD
Qué sutil indiferencia, que error de percepción, seguro de sí mismo creyó volar mientras caía, ignoraba la fragilidad del gozo de cristal.
229
AHORA
Ahora que ya tengo edad para hablar de la vida cara a cara contigo, ahora que la vida no es tan brava y el tiempo reposa en las orillas, ahora lamento como nunca la distancia, mรกs que por hablar por los abrazos.
230
UN DÍA LA VISTA ATRÁS
No sé cuántos poemas, muchos de ellos ni siquiera vieron el papel, en los más de los casos por pereza y luego por olvido. Otros por el contrario están aquí, corrieron mejor suerte aunque no por ello son mejores, fue casual que tuviera a mano algo con que escribir. Hoy veo sorprendido cuántos de ellos han sobrevivido, supongo que son la suma de la casualidad y el deseo, se han ido conservando 231
sin mรกs valor que haber llegado, sin pedir nada a cambio tan solo estar, ser pacientes conmigo y dejarse leer si viene al caso y poco mรกs, rara vez les sorprende una coma o una palabra nueva, porque son lo que fueron y ese es su verdadero sentido de seguir existiendo.
232
DESPERTAR DEL DOMINGO DE ABRIL
Se estrena abril con la luz escondida y las pequeñas nubes sin duda han ayudado a limar el rigor del invierno, saboreo la paz y me estremezco, con los ojos cerrados disfruto de los pequeños sorbos de café y escucho de fondo la traviata, pinchada por azar en YouTube. Quizás sea este, uno de esos instantes cazados para mi sorpresa, un despertar sin pretensiones, ahora, una vez comprendido que las estaciones se irán sucediendo sin que tengan en cuenta mi opinión, 233
y esperan de mí que me comporte que acepte haber vivido, y vigilante aguarde en el discurrir de los días, pequeñas oportunidades, dulces, complacientes, sin la sed del deseo, de la pasión rompiendo como olas en los muslos abiertos, misteriosa aduana, inquietante territorio extranjero donde sentirse furtivo, esperanzado, caminando a ciegas cuando mi cuerpo amaba desesperadamente, en el ardor de encuentros fútiles. Desecho la nostalgia, pero no puedo evitar echar en falta aquel desasosiego, la juventud que pasa, la vida, y a solas y en silencio 234
en la calma de un despertar de domingo, reconozco esta paz y habito en ella, y un par de gorriones anuncia en su algarabĂa la esperanza de la primavera.
235
CUANDO LEO ME GUSTAN
Cuando leo se me hacen largos los poemas largos, se suceden los versos y estimo la grandeza, la pasión desmedida, la inteligencia, la soberbia pulcritud de las imágenes, la metafísica abarcando las palabras, quién sabe, si hasta ahogarlas. Sin embargo envidio la luz, el pulso, la frescura de la palaba cierta el sentido del ritmo que me arrastra la emoción suspendida la virtud de hacerme partícipe 236
de ese viaje tan Ăntimo que queda en mi como si mĂo fuera. Me gustan los poemas cortos porque en ellos habito en plena desnudez.
237
NO HAY NADA
a mi nieta Andrea No hay nada como asomarme a tu oído y decirte que eres lo más bello en este mundo y que te quiero con locura. Nada como oírte decir: ¿Qué me has dicho aquico?, y todo porque vuelva a decirte lo que ya de sobra me has oído, y a camino de tu sonrisa cómplice te vuelvo a repetir que te quiero con locura.
238
LOS ABRAZOS NO DUELEN
Los abrazos que se tienen no duelen, duelen, los que queriĂŠndose dar no encuentran lecho ni alma ni palabra donde rendirse a un beso.
239
CUANDO SE FUE MI PADRE
Cuando se fue mi padre yo estaba lejos, demasiado lejos como para estrechar su mano despedirme de él ofrecerle mi último abrazo decirle lo mucho que le quería darle las gracias por haberme regalado una vida plena, decirle que había conseguido ser mucho más de lo que había imaginado, que se fuera tranquilo, pues había crecido conmigo su bondad. Hoy, sentado en el patio reposo mis huesos en su silla, agarro con firmeza su martillo y siento en mí su fuerza, ese brazo de acero del que yo me colgaba para ver las estrellas. 240
Observo la vida a travĂŠs de su mirada limpia, ese es mi secreto para captar la belleza en lo humilde, en lo insignificante. Cuando mi padre perdiĂł el tiempo yo adquirĂ de repente su conciencia.
241
LA NOCHE
He vuelto a escuchar el camiĂłn de la basura No puedo remediar que la noche me pille Con las manos untadas de palabras Y el silencio me empuja, me seduce Me hace sentir profundamente el espacio que habito Eso, que por ser tan inmenso Acrecienta mi humildad. Echo un Ăşltimo vistazo a la osa mayor y es como volcar la memoria, pero es demasiado tarde para empezar de nuevo. 242
MI CUADERNO
Cuando escribo, cuando logro desperezarme y sacar del olvido este cuaderno siempre tan poco agradecido, siento en las palabras el rescate, latir el tiempo en cada letra, como si unas a otras se dijeran esta es la nuestra, y entonces despistada asoma la memoria y mis párpados se pliegan, una luz recorre mi red neuronal, y como en una explosión de códigos binarios pululan mis identidades, todas auténticas me devuelven esbozos de lo que soy, 243
de lo que quise ser, de lo que aprendí a perdonarme, de lo que aprendí a aceptar y, a veces, a amar. Mi cuaderno no me permite perderme en el tiempo, despierto cada día siendo consciente del amanecer, no siempre fue así, también hubo un tiempo en que quise ser nadie, a la deriva, ni siquiera mi infancia tan feliz traía un refugio a tanto desasosiego. Mi cuaderno es ese gran recipiente en el que han ido cayendo sin querer perpetuarse el tiempo y el olvido.
244
FUIMOS UNO Y ASÍ SEGUIRÁ SIENDO
A Laika
Cada mañana despertarás conmigo y mi primer latido será el tuyo, serás la energía que me falte la sonrisa del amanecer, serás mis buenos días, el agua fría que me reconforte del sueño y el cansancio, el café que me anime, la esperanza de un día que amaneció para ser estrenado. Serás la inteligencia alerta, aquella que me detenga antes del precipicio. Eres parte de mí y andas conmigo y si la muerte pensó por un instante en alejarnos, 245
nada, nada entendió de lo que fue la vida, porque tú y yo, y sólo con mirarnos éramos la unidad y por siempre seremos.
246
OCÉANO DE ESPIGAS
Qué será que te vienes pegado En todos mis silencios Te me cuelas Me trepas Hasta ser un dolor en mi garganta Te trago cual saliva Cómo quién traga Un océano de espigas Las que pronto serán Las olas de Castilla.
247
248
ES TAN AZUL EL CIELO
Es tan azul el cielo, tan intenso que quiero ser el aire que llegue hasta tu lecho, no ser, y ser color, ser cielo, sin forma y sin nombre, diminuto corpĂşsculo, pero en verdad del cielo bajarĂa hasta alcanzar tus labios para que me besaras, convertirme en sudor y deslizarme lento, 249
colarme por el valle, a travĂŠs del paso abierto entre tus pechos, resbalar, acariciar tu piel, descender livianamente por tu vientre sortear los obstĂĄculos recios del monte con nombre de diosa y colarme en ti, y en ti quedarme preso.
250
VENTANA
251
NOCHES DE LUNA LLENA
Las noches de luna llena duermo de pie, apoyado de cualquier manera sobre el armario de la cocina, observando como la luz invade y tinta las baldosas y el gres se vuelve líquido, un río hecho resplandor. Los días de luna llena te aguardo levantado y desamparado voy y vengo arrastrando la noche entre las sombras del día. 252
PALABRAS PARA DEPUÉS DE UN CONCIERTO
te alejas de los nombres que hilan el silencio de las cosas (Alejandra Pizarnik)
Me encuentro tan cansado que os pido hoy un respiro, surgid muy poco a poco, como si no importarais, ocupad lentamente los renglones, como si de surcos se tratara, aguardad a germinar, y no me metáis prisa, no tenemos amantes a quienes deleitarles los oídos, sólo nos tenemos a nosotros, y siendo mucho 253
no deja de ser nada, ahora, que la música cesó, y el silencio atraviesa mi carne, siento que la tibieza de luz que el día me ofreció, me abandonó en la noche, durmiéndose en los acordes de la tuba.
254
TODOS LOS AÑOS 13 DE DICIEMBRE
Era menuda, aparentemente frágil, nunca le oí una queja. Era liviana, bien lo saben mis brazos que le alzaban al aire dibujando carcajadas en el portal. Era la voz, el alma, el futuro de todos aguardando entre sus manos, cuántas noches sin sueño, nadie sabía tanto de la vida, y 255
sin casi escribir conocĂa el sentido profundo de los verbos. Eran sus ojos El manantial del sol y la alegrĂa
256
NOS SALEN LAS CUENTAS
Lo sé, nos pasa últimamente, nos parece mentira que la vida haya corrido tanto, y a solas nos decimos si en verdad no es un sueño. Sin embargo, el paisaje no parece dormido, y la memoria arde en nuestras manos en los trajines del verano. Lo sé, nos pasa últimamente, al sentir el calor del abrazo nos recorre el vértigo del tiempo, entonces, sólo entonces nos salen las cuentas de todo lo vivido.
257
258
NIEVE
Es la nieve la vida vestida de blanco, plasma la soledad, un vacío al alcance de la mano que traicioneramente invita a la libertad. Cargada de carácter se convierte en hielo, bien lo saben aquellos que, siendo más tozudos, buscaron sus entrañas por orgullo. Es la nieve, el blanco terciopelo helado, quien devuelve la paz 259
al alma inquieta, y hace maldecir, a quien siendo prisionero del tiempo, no admite ser menor siendo ya nadie.
260
261
MADRIGUERA
Acunaban los rastrojos las luces de la tarde, sin prisa, éramos los paseantes perfectos, luego vendría ella, quedamos admirando su inmensidad, por un instante un latido profundo nos hermanó en el tiempo, su belleza nos descubrió la suerte de estar juntos.
262
263
PÁLIDA LA LUZ
Noté al despertar que había cambiado el tiempo, un delicado murmullo del viento del norte mecía involuntario las ramas de los árboles. Se filtraban perezosos los rayos del sol a través de la puerta entreabierta, llegado marzo, me gusta abrir los ojos y adivinar el día, reconocerlo, en el desenlace sempiterno de la aurora, sentir, que derroté a la noche y vencí de nuevo el desafío de no habitar las sombras del pasillo. Hoy la luz es más pálida, 264
no es que le falte brillo, tan solo, no es hiriente ni avasalla, posee, en su justa medida, la virtud de ir sembrando caricias por las hojas dispersas que yacen en el suelo, una orgĂa de palabras cansadas, que aguardan impacientes un rescate, quiĂŠn sabe si entre todas logremos derrotar al miedo.
265
266
AVENTURAS
DESDE LA VENTANA DEL TREN
LOS AMANTES
LAS FACHADAS: EL ROSTRO DE LOS EDIFICIOS
267
268
INDICE LA POESÍA ................................................................................ 5 LUNA .......................................................................................... 9 LUZ............................................................................................. 10 DECISIONES ........................................................................... 12 PENSÉ ........................................................................................ 13 YA LO SABES .......................................................................... 17 IGNORANTE ........................................................................... 19 MIS MANOS ........................................................................... 20 LA MODERNIDAD ................................................................. 21 TU AUSENCIA A DESTIEMPÒ .......................................... 23 NOCHES .................................................................................. 24 CUESTIÓN DE PROPORCIONALIDAD ........................... 25 UN DÍA LA MEMORIA ........................................................ 29 DE REPENTE LA LUZ ............................................................ 32 LIENZO DE OLIVO ................................................................34 A CONTRAPIÉ ........................................................................36 GUARDAR ................................................................................ 37 LA CONFUSIÓN ..................................................................... 41 POR LA VENTANA ............................................................... 42 RECUERDOS............................................................................45 ESCAPANDO .......................................................................... 46 AMENAZA .............................................................................. 47 EL ÚLTIMO RAYO DE SOL ................................................ 49 DISCO DURO ..........................................................................50
269
PEQUEÑAS MEMORIAS ...................................................... 51 MEMORIA y TIEMPO............................................................ 52 TECNOLOGÍA ........................................................................ 53 CAMPOS DE TRIGO ..............................................................54 LA PIEDRA Y EL TIEMPO .................................................... 55 DESDE EL TREN .....................................................................57 DESDE EL TREN II .................................................................59 DESDE EL TREN III ............................................................... 61 ZAPATOS ................................................................................ 62 LA LUZ EN LA MEMORIA ...................................................63 LA POESÍA .............................................................................. 68 INSTANTES............................................................................ 69 LO INFINITO EN UN INSTANTE ..................................... 71 DESNUDO FRENTE A TI .....................................................72 LOS VIAJES .............................................................................. 73 CUANDO EL VIAJE ES LA VIDA ...................................... 76 EL REGRESO ........................................................................... 77 LA MUERTE ............................................................................ 79 CUMPLEAÑOS....................................................................... 84 VAGÓN 238...............................................................................85 LA VIDA SECRETA DE LOS LIBROS ............................... 86 ESCRIBO I ............................................................................... 89 ESCRIBO II ............................................................................... 91 DESMEMORIA ........................................................................93 NN -UNBEKANNT ................................................................95
270
LAS GUERRAS........................................................................ 97 LAS ESTACIONES ................................................................ 99 EL TIEMPO FLUYE .............................................................. 108 LERMA AGOSTO DE 2017 ................................................... 109 LLUVIA DE MAYO ............................................................... 111 PINTADAS .............................................................................. 112 DE VUELTA ............................................................................ 119 CONTRAPUNTO ................................................................. 122 ESCRITURA ............................................................................125 ESCRITURA 1 ......................................................................... 126 QUE NADIE HAGA RUIDO............................................... 127 LAS PUERTAS ....................................................................... 128 HERMOSO.............................................................................. 129 NOSOTROS ........................................................................... 130 NOSOTROS 1 .......................................................................... 131 YO .............................................................................................132 TÚ .............................................................................................. 133 QUEDA DECRETADO I ...................................................... 134 QUEDA DECRETADO II ..................................................... 135 CANTO DE CUMPLEAÑOS .............................................. 136 CUANDO REGRESAN......................................................... 138 EN INVIERNO LA NIEVE .................................................. 140 CALCETINES ........................................................................ 142 ACONGTRARELOJ .............................................................. 143 CADAQUÉS ........................................................................... 145
271
TENERTE................................................................................ 147 GAZA ....................................................................................... 149 CUCHILLOS EN EL ALMA ................................................. 151 Y ENTONCES LA LUZ ......................................................... 153 INSOMNIO ............................................................................ 156 OCUPACIÓN INÚTIL ......................................................... 157 ATARDECER.......................................................................... 158 NUEVO AÑO ........................................................................ 160 SI EL MAR AHOGARA LAS PENAS ................................. 162 TORMENTA EN EL OLIVAR ............................................. 163 ESTACIÓN DE MERCANCÍAS ......................................... 164 ESPEJISMO ............................................................................. 165 ESPEJISMO 2 .......................................................................... 166 PRIMERA LÍNEA DE PLAYA ............................................. 167 UN TREN EN LAS AFUERAS ............................................ 168 TORMENTA SOBRE RAILES ............................................. 169 MANTEL ................................................................................. 170 CAMPO DE GIRASOLES...................................................... 171 ACANTILADO ....................................................................... 171 VIAJE ....................................................................................... 173 SOMBRAS ............................................................................... 175 LUCES ..................................................................................... 175 ROSAS ..................................................................................... 179 TRINCHERAS........................................................................ 180 UN SÁBADO QUE NO QUISO SER CUALQUIERA .....181
272
ELEMENTOS ......................................................................... 183 NO ME TOMES A MAL. SON SÓLO PALABRAS ......... 184 POSTALES .............................................................................. 185 A SALVO.................................................................................. 191 INSTANTES NÓMADAS ................................................... 192 A VECES SOBRO .................................................................. 195 VENTANA ............................................................................. 196 TU LENGUA .......................................................................... 197 EL ESPIGÓN .......................................................................... 198 PALABRAS ............................................................................. 199 DESDE LA VENTANA ........................................................ 201 EL SUEÑO DE LADAKH ..................................................... 202 DELHI: ENTRE EL INDO Y EL ZANSCAR ..................... 205 DE PAR EN PAR EL ALMA .................................................206 ESPACIOS EN LA MEMORIA............................................208 ECO .......................................................................................... 210 ALGUNOS DÍAS ....................................................................213 LA MEMORIA SE VISTE DE FIESTA .............................. 214 GUADIANA ........................................................................... 216 ISTAMBUL ............................................................................. 217 NOSTALGIA .......................................................................... 220 HERRAMIENTAS ................................................................. 221 SILENCIO ............................................................................... 222 SILENCIO ............................................................................... 223 MIRADAS ............................................................................... 224
273
LIGERO COMO EL AIRE..................................................... 225 RUANDA ................................................................................ 226 MIENTRAS EL FUEGO ....................................................... 227 IGNORABA LA FRAGILIDAD ........................................... 229 AHORA ................................................................................... 230 UN DÍA LA VISTA ATRÁS .................................................231 DESPERTAR DEL DOMINGO DE ABRIL ....................... 233 CUANDO LEO ME GUSTAN ............................................ 236 NO HAY NADA .................................................................... 238 LOS ABRAZOS NO DUELEN............................................. 239 CUANDO SE FUE MI PADRE ............................................240 LA NOCHE ............................................................................. 242 MI CUADERNO .................................................................... 243 FUIMOS UNO Y ASÍ SEGUIRÁ SIENDO ....................... 245 OCÉANO DE ESPIGAS .......................................................247 ES TAN AZUL EL CIELO ....................................................249 VENTANA ..............................................................................251 NOCHES DE LUNA LLENA ............................................... 252 PALABRAS PARA DEPUÉS DE UN CONCIERTO........ 253 TODOS LOS AÑOS 13 DE DICIEMBRE ........................... 255 NOS SALEN LAS CUENTAS ............................................. 257 NIEVE ...................................................................................... 259 MADRIGUERA ...................................................................... 262 PÁLIDA LA LUZ....................................................................264 AVENTURAS.........................................................................267
274
275
poemas 276