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Suplemento #1 · Septiembre de 2012

Doná vida La aproximación antropológica de la donación tiene como finalidad captar cómo se estructura su situación sociocultural y extraer los lazos de significación. Aunque es un hecho físicamente individual, es un acto social, colectivo. Pág. 2

Del condón al estigma Con henit do core veniamet ulputpat wis augait, velestrud duisi. Mag feugait nisl iriliqui te magna. Pág. 6

La vida por unas gotas Con henit do core veniamet ulputpat wis augait, velestrud duisi. Mag feugait nisl iriliqui te magna. Pág. 10

Aprender a escuchar Con henit do core veniamet ulputpat wis augait, velestrud duisi. Mag feugait nisl iriliqui te magna. Pág. 8


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Nota de tapa

DONÁ VIDA La aproximación antropológica de la donación de órganos tiene como finalidad captar cómo se estructura la situación sociocultural de la donación y extraer los lazos de significación. El presente artículo pretende analizar la donación desde el enfoque amplio que la antropología permite, que tiene presente a los actores implicados desde una perspectiva individual, pero también social y cultural. Aunque la donación es un hecho físicamente individual, es básicamente un acto social, colectivo.

Por Sebastián Segura

L

a donación de órganos constituye la base fundamental del trasplante como tratamiento óptimo de los pacientes con insuficiencia hepática, cardiaca o renal; un tratamiento que constituye un ejemplo de moderna tecnología sanitaria y cuya eficacia y capacidad para salvar vidas o mejorar sensiblemente el grado de rehabilitación de estos pacientes está fuera de toda duda. En el presente trabajo analizaré el fenómeno de la donación de órganos desde la perspectiva antropológica. Los trabajos realizados desde la medicina se centran fundamentalmente en el aspecto científico del fenómeno don-

ación/trasplante. Desde la psicología encontramos estudios descriptivos de los donantes de órganos y de los familiares, y estudios psicosociales que analizan actitudes hacia la donación, motivación, etc. También, aunque en menor medida, encontramos algunos trabajos que analizan las vías para potenciar la donación en la sociedad y desarrollo de programas de intervención comunitaria encaminados al incremento. Es mi intención analizar la donación de órganos desde el enfoque amplio que la antropología permite, un enfoque que tiene presente a los actores implicados desde una perspectiva individual y desde la perspectiva social y cultural. La aproximación antropológica de la donación de órganos tiene como finalidad captar cómo se estructura la situación sociocultural de la donación y extraer los lazos de significación. Aunque la donación es un hecho físicamente individual, es básicamente un acto social, primeramente colectivo. Este trabajo forma parte de un proyecto más amplio que analiza los significados y representaciones de la insuficiencia renal crónica y sus distintas formas de tratamiento.

Aunque la donación es un hecho físicamente individual, es básicamente un acto social, colectivo. Se hace por y para la colectividad.

Utilizando una metodología cualitativa narrativa, se recogieron las impresiones sobre el fenómeno de la donación entre familiares de pacientes y estudiantes de enfermería y psicología. El trabajo de campo se realizó en Madrid. Además, el estudio refleja mi experiencia como enfermera de diálisis con 25 años al cuidado de pacientes renales; una experiencia que me ha permitido mantener un estrecho contacto con pacientes necesitados de un “regalo de vida”, con donantes potenciales y con donantes vivos que ya han materializado el hecho. Concepto de donación En distintas sociedades, épocas y contextos los individuos o grupos sociales han utilizado la donación, en toda su dimensión, como medio básico indispensable para producir y reproducir las estructuras básicas de la sociedad. Pero a medida que las sociedades se desarrollan, la influencia del mercado se extiende sobre la producción, y los intercambios y el Estado crean estructuras que gestionan las desigualdades. Con el paso del tiempo, y centrándonos en nuestra cultura occidental, el don sigue existiendo pero liberado de la responsabilidad de tener que producir y reproducir relaciones sociales fundamentales y comunes a todos los miembros de la sociedad. Se ha convertido objetivamente en una cuestión ante todo subjetiva, personal e individual. Es la expresión y el instrumento de relaciones personales que se sitúan más


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Muñecos de órganos realizados para promover la donación.

allá del mercado y del Estado. Se supone que el Estado representa a todos los sectores de la sociedad y tiene la misión de gobernar de tal modo que los conflictos de intereses y las contradicciones que se desarrollan entre algunos de ellos no les impidan reproducirse como un todo, y aun menos arrojen fuera de ese todo a una parte de la sociedad. Ahora bien, en la actualidad, el Estado pierde protagonismo no sólo en el control de la economía, también en la sanidad y en la educación. Es en este contexto donde el don “generoso” (sin retorno), en el que se encuadra la donación de órganos, se solicita nuevamente para ayudar a resolver problemas de sociedad. Así, el don se ha convertido de nuevo en una condición objetiva, socialmente necesaria, de la reproducción de la sociedad. En el caso concreto de la donación, es la sociedad la que, representada por la institución sanitaria, demanda la donación de órganos mediante sus campañas de captación, reclama ayuda para su subsistencia “puesto que quien está en peligro es un activo miembro de la sociedad”. Una demanda que se ha vuelto mediática y burocrática y utiliza los medios de comunicación para sensibilizar a la opinión, para conmover e impresionar e invocar la generosidad de cada uno de nosotros, la solidaridad que debería reinar en una sociedad abstracta situada más allá de las diferencias de cultura, clase, lengua, e identidad.

Acto individual y hecho social El carácter “personal” o individual de la donación de órganos, en tanto que se realiza desde la intimidad del individuo, no desaparece necesariamente ni siquiera en aquellos supuestos en los que entre donante y receptor no existe relación directa ni conocimiento mutuo, ni aun cuando se intercalan intermediarios, como el caso de la donación de cadáver. Pero la donación se hace para la sociedad y a petición de ésta, representada en la institución sanitaria, mediante programas de captación de donantes. Se convi-

La edad, el sexo, la religiosidad, la formación y las necesidades colectivas son condicionantes que influyen sobre la conducta de la donación. erte así en un acto social que, siguiendo la lógica de Durkheim, ejerce un efecto coercitivo sobre la conducta individual y vincula a sujetos abstractos, a un donante que ama la humanidad y a un receptor que encarna el sufrimiento del mundo, contra el que lucha mediante su generosidad. Siguiendo uno de los postulados de Levi-Strauss, la sociedad se funda en el intercambio, y la donación de órganos, como hecho social, es una combinación de intercambios en los que rige el principio de reciprocidad, del que dependen en gran medida las relaciones solidarias entre los individuos.

La donación de órganos actúa como un compromiso adquirido en términos morales que obliga a la reciprocidad, en términos de colectividad, no es individual. Los órganos se donan a la sociedad, representada por la institución, y no para nadie en concreto (salvo en el caso de la donación de un vivo). Para que la donación sea efectiva es preciso el intercambio entre quienes donan, quienes reciben y una tercera parte para que lo donado circule socialmente, creándose así el compromiso social. Sobre este argumento se fundamentan muchos de los “mensajes” que lanzan las organizaciones responsables de la donación para estimular una atmósfera de donación: “Cuando no donas órganos, te llevas a alguien contigo”, “Un sentimiento, un compromiso; da un poco”. La reciprocidad es, según Kottak, el intercambio entre personas socialmente iguales, y la clasifica en generalizada, la forma más pura de reciprocidad, característica de los intercambios entre personas estrechamente relacionadas -este sería el contexto de la donación de órganos entre familiares y de vivos no emparentados, puramente altruistas. Motivaciones La edad, el sexo, la religiosidad y la formación son condicionantes personales que influyen sobre la conducta de la donación, como también influyen ampliamente las necesidades colectivas, pasando por las necesidades institucionales, políticas y económicas.

Cada año se realizan alrededor de

65.000

trasplantes de órganos en el mundo y se estima que alrededor de

200.000

personas se encuentran actualmente a la espera de un trasplante. En la Argentina esa cifra se sitúa en aproximadamente

7.000 personas por año.

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LOS QUE MÁS DONAN

LO MÁS DONADO EN EL PAÍS

Los principales países del mundo que poseen las tasas de donaciones más altas (en porcentaje)

Cantidad de órganos más donados durante el año pasado (2011).

España

32

Croacia

30,7

Portugal

30,2

EEUU

25

Francia

23,8

Fuente: Informe internacional “Newsletter Trasplant”, año 2012.

EL PASO A PASO El proceso que se desencadena desde el fallecimiento de una persona hasta la donación de sus órganos.

01

Inicio del proceso

02

Certificación de la muerte

03

Selección y mantenimiento

04

La voluntad

Cuando se detecta un posible donante en un hospital en cualquier lugar del país, el médico se pone en comunicación con el INCUCAI para coordinar los pasos del proceso.

901 riñones

Se constata el fallecimiento de la persona utilizando criterios neurológicos, lo que es posible sólo cuando los pacientes fallecen en unidades de terapia intensiva.

Se mantiene la oxigenación de los órganos para garantizar la utilidad de los mismos y se realizan estudios para determinar cuáles son viables para transplantes.

Se consulta en el Registro Nacional de Expresiones de Voluntad si el fallecido dejó constancia expresa de su voluntad de donar. Si es así, se continúa con el proceso.

Fuente: Informe del INCUCAI, año 2012.


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LOS QUE MÁS DONAN Los principales países de América Latina que poseen las tasas de donaciones más altas (en porcentaje)

321 hígados

Argentina

14,5

Uruguay

14,4

Colombia

12,3

Brasil

9,9

Brasil

9,9

Fuente: Informe internacional “Newsletter Trasplant”, año 2012.

101 corazones 25 pulmones

Búsqueda de receptores

05

Se inicia la búsqueda de los posibles receptores a través de un sistema informático, teniendo en cuenta la urgencia, la compatibilidad, la edad, y la antigüedad en la lista.

Asignación y ablación

06

Una vez asignados los órganos, se inicia su extracción mientras se prepara a los receptores para la intervención. Luego se entrega el cuerpo del fallecido a la familia.

Traslado de órganos y tejidos

07

Se realiza con equipos especiales que garantizan su total asepsia y conservación. Según el órgano, puede conservarse de entre 4 a 36 horas, hasta su posterior implante.

El transplante

08

Una vez que los órganos llegan a destino, se procede al implante de los mismos en los receptores mediante intervenciones quirúrgicas. De esta forma culmina el proceso.

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DEL CONDÓN AL ESTIGMA Hace casi 20 años que me enfrenté a mi primer trabajo periodístico sobre sida. Entonces, trabajaba en el periódico cubano Juventud Rebelde y eran los tiempos en que apenas se hablaba del tema en los medios de comunicación. Siguiendo de alguna manera la tendencia internacional, la prensa impresa y la televisión le colocaba una tira negra sobre los ojos a cada persona seropositiva que entrevistaba, sólo en ocasiones muy especiales.

Por Julia García

Un número cercano a los

40.000.000 de personas sufren de sida en el mundo, de los cuales

37.200.000 2.300.000 son adultos entre 15 y 49 años y

niños de menos de 15 años.

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amino a lo que sería uno de esos momentos que propician un giro radical en la vida de una persona, en este caso de una periodista, recuerdo que, contra todo el prejuicio y desconocimiento sobre el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) que existía en aquella época, un grupo de amigas nos dijimos que si lo íbamos a hacer tendría que “ser de verdad”. Y así, junto a mi colega Dixie Edith –entonces estudiante de periodismo- y dos sicólogas del equipo de investigaciones de JR, iniciamos una cobertura que, me atrevo a asegurar, fue única en la prensa cubana de inicios de los años 90’s.

La primera diferencia radicó en que nuestra principal fuente de información no fue, como era la norma, las autoridades sanitarias, sino personas seropositivas que habían acabado de formar lo que todavía hoy es conocido como el Grupo de Prevención Sida, además de varios especialistas del Centro Nacional de Educación para la Salud y del sanatorio de Santiago de las Vegas, único que existía en el país en aquel entonces y donde eran internados todos los casos de VIH/sida detectados en el país. Aquella especie de alianza generó trabajos periodísticos que, sin olvidar la prevención o las garantías del programa cubano de respuesta a la epidemia, pusieron a hablar a personas portadoras del virus desde sus realidades, inquietudes, necesidades y demandas. Entre los


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Testimonio de vida “Duip ex exero commod dolorpe raesectet at, quat lorperos alis euisi blamcommodio eu feuis nullutem quis adipissim ip euip eriurem ing ex et, si. Ut veliquip et prat. Ros accum dunt aliquis augait, sit vullandre con velesse quatisi blandiam volesse conulla alit iriustrud et, core modip.

Una mujer siendo discriminada por ser HIV positiva.

tribuyendo a cambiar las cosas o, sencillamente, lo asumimos como un proceso que creíamos justo y en el que el periodismo tenía algo que aportar si debía cumplir su función social. En cualquier caso, lo importante es que el periódico acogió aquella propuesta como suya, y aunque hubo polémicas sobre alguno de los trabajos, todos se publicaron y marcaron una diferencia. Viéndolo desde una perspectiva más personal, es uno de los momentos de mi vida profesional que recuerdo con más cariño y orgullo.

aportes más significativos recuerdo que Juventud Rebelde publicó un amplio reportaje sobre la vida sanatorial, sus ventajas y desventajas, incluyendo los resultados de una amplia encuesta a las personas seropositivas allí internadas. A esto se sumó un trabajo de página central que incluía, por primera vez en Cuba, nombres y apellidos de las personas seropositivas, fotos sin parches negros sobre los ojos, e historias que partían de lo personal para plantear el derecho a amar a cualquier persona, independientemente de su condición serológica, y la necesidad y posibilidad real de seguir siendo útiles a la sociedad; en otras palabras, integrarse a ella en lugar de aislarse en un sanatorio. Pasado tanto tiempo no logro recordar si en ese momento teníamos plena conciencia de que, de alguna manera, estábamos con-

Periodismo responsable Algo importante comprendí tras mi primera conversación con personas seropositivas a inicios de la pasada década. El tema del VIH/sida no se puede enfrentar desde el desconocimiento, como suele suceder tan a menudo en nuestro medio. No se trata de estar al tanto de cada avance científico –algo que, además, resultaría casi imposible-, pero sí hay que tener una información básica y el dominio de determinados conceptos y términos, algunas de las cuales están en sistemático movimiento lo que ayer pareció bien, hoy ya no lo es.

Estamos hablando de personas inmersas en una epidemia con dimensión humana, cultural y social, que involucra algo tan íntimo como su sexualidad. El periodismo no puede estar ajeno a esos procesos porque no se trata de comunicar bien por el simple hecho de hacerlo. En el caso del VIH/sida estamos hablando de personas inmersas en una epidemia que tiene dimensión humana, cultural y social, que involucra

algo tan íntimo como su sexualidad, y que, desde el momento de su aparición, fue “demonizada”. Así, lo que puede parecer sólo un término mal usado, se puede convertir en una manera de estigmatización, inconsciente, pero estigmatización igual. El periodismo genera estado de opinión y también actitudes; la responsabilidad del periodista pasa por nunca olvidar esa dimensión. Sin embargo, todavía hoy, a más de dos décadas de la detección del primer caso en Cuba, un número importante de periodistas y comunicadores siguen sin saber diferenciar lo más elemental: ser seropositivo al VIH y ser enfermo de sida. Esta desinformación de esencia suele marcar el inicio de cada entrevista o reportaje, sobre todo en la televisión y la radio, donde la palabra sale espontánea y no pasa por los filtros de edición de la prensa mayormente escrita. Más allá de los términos, está la forma en que se presenta a la comunidad seropositiva, cómo se le trata, cómo se interactúa con ella y, también, las imágenes y mensajes que se transmiten, muchas veces con las mejores intensiones. Mientras la lástima – en lugar de la comprensión- se perpetúa como forma de solidaridad, las coberturas periodísticas y anuncios de prevención suelen mostrar personas blancas, citadinas, bien vestidas y jóvenes, imágenes que crean falsas expectativas en determinados grupos sociales y etarios, limitan el alcance de los mensajes y siguen escondiendo no pocos condicionantes que pueden aumentar el riesgo ante el VIH. Mirando atrás, recordando aquellos tiempos de Juventud Rebelde, y siguiendo de cerca lo que se publica a diario, cabría la pena preguntarse si no es hora de que la prensa sume al tema de la prevención, al uso del condón y las conductas de riesgo.

Ea accum dolor sequam, core molortin velesto dignit utpat la faccum zzriustrud minit nullum ipsuscilla consectem niamcon ullandre consequisl dunt acinciduisl illaor in hendit dolessis nos nostisis enit ent la aliqui bla amcorerci te velit, quam in vulputpat accum vullamc. Duis nis am, conse el iriurem irilis accum zzriusci bla alit pratem zzrit luptat, si tio enis nulpute magna. Dolorem endignit augait venibh euis dio et esed eu facidunt incilismolor ad tem veliquisi eugait dit ad magnis nonsecte feum venibh esendre feugue magna alis amcommodit utpat. Te consequisim vel eum quamconse coreet, sit autpat. Henit, con hendreet wis nulput lumsandit dunt eum iustini smodit diat. Ut wismod tat. Faccum velisim zzrit wisci blandreet venim velisit ulla faciliquis ad dolummy nim upsi veraesto.“

Martín López Discriminado por ser seropositivo.

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Opinión

MONÓLOGOS EN EL MUNDO MODERNO: Reflexiones sobre la necesidad de aprender a escuchar

Por Sebastián Segura

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i es difícil escribir de ciertas cosas, me parece más difícil todavía poder hablar de estos mismos asuntos. Sin embargo hoy, luego de una gran revolución en mi vida, siento la necesidad de hablar sobre una realidad que me espanta. Siento que con el paso de los años vuelve a mí la vieja capacidad de asombro que movió a tantos filósofos, esa vieja capacidad que está dentro de cada uno de nosotros cuando somos niños y que nos mueve a hacer infinitas preguntas sobre las cosas que no comprendemos.En la práctica hoy resulta más fácil comunicarnos. Son cientos los modos o maneras que tenemos para conectarnos con el mundo y con las personas que habitan en él. Con un pequeño pulsar del botón izquierdo del mouse puedo hablar, en tiempo real, con una persona que se encuentra en el otro lado del mundo (bueno, eso siempre desde mi particular punto de vista). Basta ver aparecer el nombre de uno de los contactos de mi lista del msn (messenger) y puedo hablar con esa persona aunque nos separen miles de miles de kilómetros. Hoy no debemos tener miedo de no estar en casa si alguien necesita encontrarnos, teléfonos celulares, beepers son nuestro puente con el mundo en cualquier parte que nos encontremos, a cualquier hora. Hoy sin duda alguna, en la práctica, es más fácil comunicarse, por lo menos no faltan los medios. Digo que en la práctica porque la verdad estamos rodeados de máquinas, estamos en el siglo de las comunicaciones y estamos cada vez más solos, cada vez más dentro de nosotros mismos. Parece que hablar de nosotros se transformó en una debilidad y al mismo tiempo que los otros sepan muchas cosas de nosotros es como una amenaza, como que el otro tiene una ventaja.Hagamos un ejercicio... imaginemos que es de mañana, que estamos llegando a la oficina y entramos en el ascensor del edificio, marcamos el número 9 y luego de nosotros entra nuestro colega de oficina que amablemente nos

Staff

pregunta: «¿Hola X cómo estás?» Difícilmente, luego de pasar una noche terrible y cuando nos llena un sentimiento de tristeza, vamos a ser honestos y sinceros al responder: «Hola Y. Mirá, la verdad no me siento muy bien, es una extraña sensación de angustia la que me embarga en este momento...»Son miles los motivos por los cuales no expresaríamos lo que realmente sentimos en un momento como éste y lo más probable es que, si lo decimos, nuestro colega X nos vas a catalogar de extraños, de depresivos... de que no somos una buena compañía porque la Luz atrae la Luz y etc., etc., etc. (¡qué fácil nos resulta emitir juicios sobre los otros!). Usamos máscaras todos los días, nos defendemos todos los días de una realidad que nos golpea duro. El problema no es no hablar, como en el ejemplo, con el colega, el problema es que cada vez hablamos menos incluso con nuestros propios amigos, cada vez nos encerramos más en nosotros mismos para protegernos del otro porque a cada día descubrimos que, en el fondo, nadie nos escucha. El problema no es no hablar, como en el ejemplo Sí, nadie nos escucha porque la verdad no sabemos escuchar. Es extraño pero tengo la seguridad que no soy el único que ha vivido la triste experiencia de comenzar a contar alguna cosa que nos aflige o nos preocupa y en pocos segundos ya nos encontramos escuchando alguna cosa peor del otro... o más triste todavía... nuestros sentimientos son completamente subestimados con una frase simple como: «no te preocupes por eso», «eso no es nada imagínate que a mí...» como si nuestros problemas deban competir por un espacio de desahogo con el otro.Veo que existen cursos de oratoria, sin embargo no existen cursos de «escuchatoria». Muchas personas quieren aprender a hablar, necesitan hablar, pero al mismo tiempo veo que nadie se prepara para escuchar y sin esta parte la comunicación básica no existe ni existirá. El proceso de comunicación exige de un emisor y de un receptor, si ese receptor no funciona el diálogo se trasforma en monólogo. Creo que Ustedes van a estar de acuerdo conmigo en que los monólogos sólo son lindos en el teatro.

Propietarios: Julio Arca, Javier Abián, Gerardo Pittorino, Diego Wilde. Dirección: Julio Arca, Javier Abián. Prensa y difusión: Silvia Abián, Julio López. Producción: Maximiliano Walter, Pablo Bemó. Traducción: María Marta Arca. Autores y redactores: Laura Abián, Fabián Carrera, Elena Maidana, Sebastián Segura. Colaboradores: Romina Rodríguez, Ariel Burgardt, Germán Battila. Logística: Javier Abián, Gerardo Pittorino, Blas Lamagni, Julio López. Diseño: Lucía López Casanegra.

Testimonio de vida “Duip ex exero commod dolorpe raesectet at, quat lorperos alis euisi blamcommodio eu feuis nullutem quis adipissim ip euip eriurem ing ex et, si. Ut veliquip et prat. Ros accum dunt aliquis augait, sit vullandre con velesse quatisi blandiam volesse conulla alit iriustrud et, core modip. Ea accum dolor sequam, core molortin velesto dignit utpat la faccum zzriustrud minit nullum ipsuscilla consectem niamcon ullandre consequisl dunt acinciduisl illaor in hendit dolessis nos nostisis enit ent la aliqui bla amcorerci te velit, quam in vulputpat accum vullamc. Duis nis am, conse el iriurem irilis accum zzriusci bla alit pratem zzrit luptat, si tio enis nulpute magna. Dolorem endignit augait venibh euis dio et esed eu facidunt incilismolor ad tem veliquisi eugait dit ad magnis nonsecte feum venibh esendre feugue magna alis amcommodit utpat. Te consequisim vel eum quamconse coreet, sit autpat. Henit, con hendreet wis nulput lumsandit dunt eum iustini smodit diat. Ut wismod tat. Faccum velisim zzrit wisci blandreet venim velisit ulla faciliquis ad dolummy nim upsi veraesto.“

Juan Pérez Discriminado por ser homosexual.


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