ISSUE 7 - NOVIEMBRE 2010 - AKA.COM.UY
Editorial. AKA#7 por Santiago Decarlini Hace algunos años abandoné mi carrera en Periodismo harto y frustrado; completamente reacio a publicar alguna vez en un medio serio. Hoy miro para atrás y me doy cuenta -realmentedónde estoy parado. Gracias a algo que nació hace casi dos años -prematura y deforme en un rincón de la casa de Santiago- he tenido la oportunidad de vivir y aprender cosas inigualables, y adquirir experiencias imposibles de haber trabajado 8 horas en una oficina. Hoy en día esto es todo lo que hago; hoy es la causa de mis ojeras y mis 4 horas de sueño por día. De alguna forma pasé de no tenerle fe durante los primeros meses, a terminar amando al pequeño monstruo que tan fervientemente había ayudado a crear. Hace dos años empezamos esta revista para tener un lugar donde soltarnos y romper un poco las reglas; donde Santiago pudiera exhibir su diseño de autor, y donde yo pudiera escribir sobre lo que se me diera la gana. Hoy en día me doy cuenta de lo que hicimos -- de lo que hacemos, y realmente puedo ver los frutos que hemos cosechado. Hoy queremos despedir el 2010 con este séptimo issue de AKA Magazine -el último del año- con una reverencia a todos los que durante este tiempo creyeron, apoyaron, y nos hicieron crecer y llegar a donde estamos ahora.
Cover: Luke Byrne Santiago Alonso // Dirección & Diseño Santiago Decarlini // Edición & Redacción Lucia Milans // Redacción Emilia Roggiero // Depto. Comercial Kako.com.uy // Web hola@aka.com.uy http://aka.com.uy
Sumario. 010. Inquietto 024. Amalia Branaa 036. Luke Byrne 048. Armin Hofmann 052. Theurel & Thomas 062. Facundo Garay 074. Parker Fitzgerald 096. Exe 106. German Dotta
116. Fernando Farfán 126. The Trip Photo Book 142. Araí Moleri 152. Tim Simmons 164. Just Kids 166. Uwe Schmidt 174. Laurent Nivalle 186. From New York With Love 210. America’s Fab Four
Inquietto
Inquietto.
Oscar Marchal nació un 8 de enero de 1977 en Igualada, España, y su pasión por el arte y el diseño no ha hecho más que crecer desde ese entonces. Lo que comenzó en su infancia, evolucionó a través de 33 prolíficos años de trabajo, y desembocó finalmente en un artista muy talentoso; un inquieto apasionado de la estética en todos los aspectos de su vida. Con acabados sofisticados, sobrios, elegantes, y a la vez experimentales y desafiantes, la obra gráfica de Marchal es tan vasta como atractiva: una colección de piezas que no dejan ver otra cosa más que la belleza detrás de todo.
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Oscar Marchal
Cuéntanos un poco de tu historia, ¿cuándo nació tu pasión por el diseño? ¿Cómo fue que comenzaste a ilustrar y diseñar? Mi pasión por el arte y el diseño viene desde pequeño; se podía intuir por los cuadernos del colegio. Me acuerdo que ver una hoja en blanco era genial, disfrutaba un buen rato y se me pasaba el tiempo volando.Yo dibujaba mucho -y de todo- porque mis influencias venían de los videoclips, las portadas de discos, los cómics, los cromos, el cine, la publicidad y las camisetas. De pequeño, mi habitación era una especie de laboratorio creativo. Dibujaba, hacía inventos peliculeros, filmaba cortos con una cámara VHS, creaba música con el fast tracker, hacía esculturas de barro y pintaba con spray. Cuando llegaron los ordenadores decentes me pasé muchas horas experimentando; era mucho más limpio, rápido, versátil y sobre todo... tiene CTRL + Z. Estudié diseño unos años, pero ya había dejado de ilustrar mis dibujos y me centré más en la publicidad. Fue cuando me vine a vivir a Barcelona que descubrí nuevas revistas: alucinar con algunos artistas y directores de arte despertaron una parte que tenía dormida. Tuve más influencias y pude aprender mucho trabajando en agencias de publicidad haciendo gráficas, spots de TV, web y multimedia. Pero por otro lado también necesitaba canalizar mi lado más artístico que había absorbido el tipo de trabajo comercial que requiere una agencia. Quería hacer lo que tenía en la cabeza y no en un brief de 50 líneas. Me entraron muchas ganas de coger otra vez el lápiz y volver a dibujar. Me apetecía mucho el diseño tipográfico por el mensaje – supongo que proyecto mi lado más racional. Realmente me fascina la belleza que puede tener una simple letra o un símbolo, y por eso terminé haciendo ese tipo de ilustraciones.
Es fácil tener una sobredosis de inspiración con la cantidad de información que circula hoy por nuestra mente, lo difícil es seleccionar entre tantas ideas. ¿Cómo te inspiras a la hora de crear? Mensajes, palabras, formas, símbolos, iconos, colores; la inspiración está en todas partes. Para mí, no proviene de una misma fuente. Es fácil tener una sobredosis de inspiración con la cantidad de información que circula hoy por nuestra mente, lo difícil es seleccionar entre tantas ideas. Otras veces aparece de forma espontánea, experimentando y probando. ¿De dónde salen las ideas? Principalmente de mi memoria -que hace asociación de conceptos- y de dibujar en un papel en blanco. También de apuntarlo todo, frase, palabra, idea o dibujito. Trato de absorber cosas que me gustan por su estética, concepto y fonética; procuro que las palabras tengan armonía visual y fonética y que expresen un concepto. Otras veces, simplemente quieres conseguir un resultado estético y la idea es una atmósfera, un ambiente, o colores que se va desarrollando.
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Oscar Marchal
Me gusta el significado de evolución y creo que es bueno intentar mejorar aunque eso suponga un cambio.
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Sobre tu proceso creativo, ¿qué puedes contarnos de tus piezas, la forma en que las creas, y las ideas detrás de ellas? Hay ideas que las visualizo súper nítidas y otras más difuminadas; unas me gustan por el mensaje y otras por lo que transmiten estéticamente. Lo que quiero es darles forma. Dependiendo de lo claro que lo tenga todo, experimento más o menos. Lo primero es dibujar la base. Con el lápiz me va bien para plasmar lo que tengo en la cabeza. Muchas veces salen varias versiones de una misma idea; es un proceso evolutivo y selectivo. A veces hay mucha diversidad en una misma hoja de papel o archivo. Poco a poco -o capa a capa- vas construyendo la pieza por partes. El acabado de colores, luces y sombras normalmente lo dejo para el final. Procuro que el acabado de las piezas sea sofisticado, sobrio y elegante. Me apasiona la estética en todos los aspectos de la vida; me fijo en los opencredits de las películas, en el color de un cojín, en la textura de un vaso o en la forma de una silla. Siempre he tenido debilidad por el Mini Cooper, el escarabajo original, la Vespa del 46, la Polaroid, la Helvética, los art-toys, el exprimidor de Philippe Starck o la silla Barcelona. Me gustan esos objetos que se acaban convirtiendo en símbolo y se hacen eternos. ¿Cómo definirías tu obra? Hasta ahora me he centrado en vestir a las letras y las formas. Unas van disfrazadas, otras llevan uniforme y algunas van camufladas; pero en el fondo es una letra o una forma geométrica básica. A nivel artístico, son sobrias y puede que con un punto minimalista: menos es más. ¿Por qué decidiste ir a vivir a Barcelona? Barcelona es una buena ciudad para
vivir. A nivel artístico suceden muchas cosas, conoces mucha gente y aprendes mucho en las agencias y los estudios. Es una ciudad moderna con gente muy interesante y artistas de todo tipo. Realmente es una buena fuente de inspiración y yo buscaba vivir un entorno así. ¿Qué significó la experiencia? Para mí significó un cambio importante en todos los sentidos. Pasar de una ciudad de 40.000 habitantes a una de más de tres millones te acaba cambiando el estilo de vida. Echas de menos muchas cosas, pero también te gustan otras nuevas. ¿Qué te llamó la atención de la publicidad en un primer lugar? La capacidad de contar una historia en pocos segundos, el reto creativo que eso supone. ¿Cómo logras establecer un equilibrio entre los trabajos publicitarios y los que creas personalmente? No lo logro como a mí me gustaría. Hoy mi trabajo en la agencia es lo más importante y me ocupa mucho tiempo, aunque intento sacarlo de dónde puedo, sacrificando momentos del día. ¿Utilizas el diseño como una forma de expresión? No es el objetivo o al menos no me lo planteo así. Para mí es una forma de ocupar el tiempo en hacer algo que me gusta y que acaba expresando en colores y formas algo que está dentro de mi cabeza. ¿Hay algún cambio que te gustaría hacerle a tu obra? Siempre se puede mejorar. Soy bastante exigente conmigo mismo, creo que todavía me falta mucho por aprender. Me gusta el significado de evolución y creo que es bueno intentar mejorar aunque eso suponga un cambio.
Oscar Marchal
En retrospectiva, ¿cómo crees que tu carrera ha evolucionado en tus 33 años de vida? Durante mucho tiempo me he centrado en la publicidad, el mundo digital y he abandonado la parte más artística y la ilustración. Tengo la sensación que en ese tiempo he aprendido muchas cosas pero he dejado de lado otras. Fue aquí en Barcelona que me dieron ganas de volver a coger el lápiz y saciar mis inquietudes artísticas. Comencé a dibujar para mí y para mis amigos, y ahora trabajo con clientes que buscan algo más personal y exclusivo.
¿Hay algo que hayas aprendido en ese entonces? Sí, muchas cosas. Sin sacrificio no hay oficio, hay cosas que requieren tiempo y dedicación, y lo que no sale por la noche a la décima, sale por la mañana a la primera. Además, no debemos abandonar nunca nuestras inquietudes. ¿Te consideras una persona creativa? A nivel personal, mis trabajos tienen un lenguaje visual más soft y conceptual. Es un tipo de creatividad, alejada un poco de la convencional publicitaria.
¿Dónde crees que radica la magia del diseño? En la capacidad de transmitir por la vista una serie de emociones y sensaciones que en algunos casos es un auténtico placer para los ojos y la mente. Es la belleza de las cosas y los elementos; la armonía de colores y los espacios. La naturaleza es una gran directora de arte.
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Oscar Marchal
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“Ilustración de Oscar Marchal para el New York Times”.
Amalia Branaa
‘Something you can’t live without’ Amalia Branaa.
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La inquietud existencial de Amalia Branaa se desató hace más de un año -- quizás ansiosa por encontrar la respuesta a una pregunta muy compleja: ¿qué te es imprescindible? ¿Sin qué cosa no podés vivir? Yendo al grano: ¿cuál es el sentido de tu vida?
Determinada a encontrar una respuesta y a conocer el más profundo y latente corazón del deseo de las personas, Amalia emprendió un curioso viaje Polaroid a través de las más diversas y brillantes respuestas: el alma de un montón de desconocidos, que yace colgada en la pared de un apartamento de Brooklyn, Nueva York.
Amalia Branaa
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Amalia Branaa
¿Qué podés contarnos acerca del comienzo de tu inquietud visual? ¿A qué se debió tu interés por la fotografía? Siempre me interesó la fotografía, surgió como algo natural. ¿Cómo creés que tu trabajo ha evolucionado con el pasar de los años? Mi trabajo evolucionó a través de la experimentación con diferentes cámaras y diferentes medios. Hace muy poquito que siento que encontré una estética fotográfica con la que me siento cómoda, pero no tengo dudas de que esta también va a cambiar y evolucionar. ¿Cómo pensás que la fotografía afecta tu vida diaria? Me gusta ver la realidad en fotos. Me entretiene encuadrar, y la mayor parte del tiempo me es inevitable. ¿Qué creés es lo más importante a la hora de fotografiar? Lo más importante para mí es que me encante la imagen que veo a través del lente, y por supuesto también la luz. Si tuvieras que elegir sólo un tema para fotografiar, ¿cuál sería y por qué? Gente. Me interesan las personas.
Contanos un poco acerca de tu proyecto “Something You Can’t Live Without”. SYCLW es un proyecto fotográfico que empezó hace aproximadamente un año, y que no tiene fecha de culminación. La idea es retratar a personas que se me van cruzando por el camino; amigos, amigos de amigos, y desconocidos. A cada uno le pido que piense, “Something they can’t live without / Algo que les resulte imprescindible” y que lo escriban sobre la Polaroid. La idea es tomar fotos de personas que conozco y voy conociendo. Es también una linda forma de coleccionar afectos y recuerdos de gente que quizás no vuelva a ver. ¿Cómo se te ocurrió la idea? Este proyecto surgió como respuesta a una curiosidad. ¿Qué es lo que le importa a la gente? ¿Cuáles son sus prioridades? Me gusta investigar por qué y cómo todos somos diferentes.
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Amalia Branaa
¿Cómo reaccionan normalmente las personas cuando les haces esa pregunta? La gente en general se copa, se ven sonrisas introspectivas. Si se da en una reunión es como si se hubiese contratado algún tipo de entretenimiento; la gente se divierte. Además de que las fotos instantáneas son siempre divertidas, pienso que el que cada uno tenga el espacio para decir algo alegra corazones. ¿Cuál fue la respuesta que te sorprendió más? Ninguna respuesta me sorprendió como algo que nunca me hubiese imaginado. Hay muchas respuestas que me emocionan por diferentes motivos; hay algunas que se repiten tanto que lo que me sorprende es la frecuencia, ¡mientras que algunas respuestas ni las entiendo! ¿Hay algún motivo por el cual elegiste utilizar Polaroids? Las fotos instantáneas permiten que cada uno pueda escribir sobre su propia foto, y claramente es más divertido. Cuando no está la polaroid al alcance utilizo otras cámaras.
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¿Qué significado tiene para vos el proyecto? SYCLW se convirtió en un hobby. ¡Me encanta sumar! Últimamente no soy sólo yo, hay un par de personas que contribuyen con el proyecto. ¿Cómo esperas que evolucione? De a poquito estoy guardando cada foto en sobrecitos de acetato que se cuelgan en la pared de mi living, en plan mapa de relaciones. La idea es que esa gran colección se muestre en algún espacio próximamente, y que no deje de crecer.
Amalia Branaa
“Es una linda forma de coleccionar afectos y recuerdos de gente que quizás no vuelva a ver” Amalia Branaa.
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Amalia Branaa
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Luke Byrne.
Luke Byrne
Born Port Augusta, Australia Lives Sydney, Australia How -and why- did you start taking photos? I found my dad’s old camera and since then didn’t put it down. When was the first time you exhibited your work in public? Probably some time in high school. How would you say your relationship to your work has changed since that time? It’s constantly changing, and I’m always refining my style as I learn new things. Do you feel more comfortable in what you do now?
“I’m always looking at things as possible photos” - Luke Byrne
Definitely; I’m clearer on what I want to get out of each shoot, and I’m always refining my skill-set. Has it turned into something you do in a professional level? Yes, it’s my day-to-day job. It’s how I make a living. How do you think photography affects your everyday life? It definitely affects how I look and see things in everyday life. I’m always looking at things as possible photos. Can you imagine your life without your camera? No, not really. I would definitely not remember as many good times I had along with the things I have seen.
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How do you get inspired? Nature and stuff like that, you know -- plants and random things. I’m also inspired by my friends, good times, good vibes and just l-i-v-i-n’. What’s your favourite subject? My girlfriend and friends. Do you have a peer network that supports you in your work? Yeah, I work on a lot of projects with my creative partner, which we work under the name SPR/PPL. It’s good to have someone else to bounce ideas with. What is one thing you’ve learned since you started? That things are just a series of highs and lows; you’ve gotta take the good with the bad, and make the most of opportunities put in front of you.
Luke Byrne
Nacido Port Augusta, Australia Vive Sydney, Australia ¿Cómo -y por qué- empezaste a sacar fotos? Encontré la vieja cámara de mi padre, y desde entonces no la volví a guardar. ¿Cuándo exhibiste tu trabajo en público por primera vez? Probablemente en algún momento en secundaria. ¿Cómo dirías que la relación con tu trabajo ha cambiado desde ese entonces? Está constantemente cambiando, y siempre estoy refinando mi estilo mientras aprendo cosas nuevas.
¿Te sientes más cómodo con lo que haces ahora? Definitivamente; tengo más claro lo que quiero sacar de cada toma, y siempre estoy refinando mi set de habilidades. ¿Se ha convertido en algo que haces a nivel profesional? Sí, es mi trabajo diario. Es cómo me gano la vida. ¿Cómo crées que la fotografía afecta tu vida diaria? Definitivamente afecta la forma en que veo las cosas de todos los días. Siempre estoy mirando cosas como posibles fotografías. ¿Puedes imaginar tu vida sin tu cámara? No, realmente no. Definitivamente no recordaría la misma
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cantidad de buenos tiempos que he tenido, junto con todas las cosas que he visto. ¿Cómo te inspiras? Con la naturaleza y esas cosas; plantas y cosas aleatorias. También me inspiran mis amigos, los buenos tiempos, las buenas vibras y simplemente v-i-v-i-r. ¿Cuál es tu tema favorito? Mi novia y mis amigos. ¿Tienes una red de amigos que te apoyan en tu trabajo? Sí, trabajo en varios proyectos con mi compañero creativo, con quién trabajamos bajo el nombre SPR/ PPL. Es bueno tener a alguien más con quién compartir las ideas.
¿Qué cosa has aprendido desde que empezaste? Que las cosas son simplemente una serie de altos y bajos; tienes que tomar lo bueno y lo malo, y aprovechar al máximo las oportunidades que se te presentan.
Andrés Parallada
Armin Hofmann: Lo que el viento no se llevó. designSheet es la sección de AKA Magazine en la que Andrés Parallada charloteará acerca del enigmático universo del diseño, del que tanto se habla y tan poco se conoce.
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Armin Hofmann es uno de los creadores -y uno de los principales representantes- del movimiento conocido como «estilo suizo». Este lenguaje gráfico se extendió principalmente durante las décadas de 1950 y 1960, y alcanzó influencia internacional durante la década de 1970. Algunas características visuales de este movimiento son la simplicidad, la tipografía sin serifa, la limitación de colores, la utilización de una grilla o retícula como elemento ordenador del espacio bidimensional, y el cuidado especial en el espacio entre letras. Armin Hofmann es conocido tanto por su trabajo como diseñador de afiches y marcas gráficas como por su actividad docente durante cuatro décadas (1947-1987) en la Escuela de Diseño de Basilea. Por supuesto que a lo largo de todo este tiempo el «estilo suizo» ha tenido sus más fervientes admiradores, así como escépticos detractores. La siguiente cita la tomé de la introducción del libro monográfico sobre Paul Rand, donde otra celebridad del mundo del diseño -George Lois- comenta: “Cada director de arte o diseñador gráfico en el mundo debería kiss his ass”. Lo escribo inglés, no por pudor, sino para evitar traducciones erróneas. En español existe la expresión -un par de tonos más suave- “chupar las medias”. Lo importante es la admiración que -de acuerdo a Lois- debería generar el trabajo de Rand, y yo agrego aquí, también podría generar el trabajo de Hofmann. Se trata de diseñadores que -cada cual a su manera- definieron ciertas pautas que marcaron
futuras generaciones. Mencioné a Hofmann y a Rand, no por casualidad, sino porque durante mucho tiempo fueron amigos y compartieron ciertos ideales que comentaré en las siguientes secciones. Quizá en este punto debería mencionar el documental «Helvetica» -- seguro que ya lo viste. En el documental se registra una generación de jóvenes diseñadores transitando por un proceso de redescubrimiento, no solo de esta tipografía, sino de lo que podríamos identificar con nuestro «estilo suizo». Este redescubrimiento es algo más que un proceso de reconstrucción histórica, y en diferentes circunstancias se ha transformado en un proceso productivo de alto contenido original, adaptando elementos del pasado a circunstancias actuales. Y en forma similar a lo ocurrido medio siglo atrás, esta ola «neosuiza» también se ha instalado a nuestro país. ¿Existe el diseño gráfico experimental? En el panorama actual, la gran mayoría de las actividades creativas han logrado trascender en algún sentido los objetivos establecidos por el encargo comercial. Por supuesto que no está mal que el diseño tenga un fin comercial. Alguien podría argumentar, y es lo que el recién iniciado repite: si la creación no tiene un fin específico, entonces es arte, no diseño. Yo también me he acostumbrado a poner mi disco rayado y contestar: un arte sin finalidad específica no es arte, es un hobby. Para dignificar
una tarea no es suficiente con eliminar de sus objetivos el fin específico o comercial. A partir de estas actividades no comerciales surgen expresiones que suelen etiquetarse como cine experimental o independiente; también existe el teatro o la danza con características experimentales. Sin embargo, tengo la sensación que este tipo de actividades son menos frecuentes en el área del diseño. Si vamos al origen, a los estudiantes se les entrena en gran medida para trabajar en una hipotética situación laboral, profesional. Parecería que esto es un objetivo de vida; convertirse en un profesional. También es cierto que nosotros -los profesores de diseño- no tenemos mucho para agregar a la enseñanza del proceso de diseño fuera de cumplir con los requisitos del cliente, o las especificaciones de producción, o el tan idolatrado modelo de negocios. ¿Pero cómo se puede ser creativo sin experimentación? Nuestro invitado de honor, Armin Hofmann, se caracterizó por buscar durante toda su trayectoria creativa estos ideales extra profesionales, experimentales. ¿Suena extraño? ¿El hombre de qué vivía? ¿No trabajaba para clientes? Naturalmente que sí, era un profesional; tranquilidad, no estamos chupándole las medias a un paria indio. Aunque esto tampoco sería una mala idea; una forma de recargar de humildad al mundillo del diseño, donde en más oportunidades de lo aconsejable, la sed de celebridad y autoexpresión opacan el sentido original del oficio. La obra gráfica de Hofmann -porque todo esto sería
Andrés Parallada
Marca gráfica para la Exposición Nacional Suiza en Lausana, 1964.
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cháchara si su trabajo gráfico fuese mediocre- son producto en gran medida de un modo de pensar donde ni el cliente, ni el diseñador son los protagonistas de la película. En definitiva, el trabajo comercial y educativo de Hofmann se transforma en una aplicación de sus extensas experimentaciones gráficas. Recomiendo “Manual de diseño gráfico. Formas, síntesis, aplicaciones”, el libro original es de 1965.
este tipo de ideas en tu propio trabajo: es algo para la TV, no para hacer en casa. «A través de mis afiches en blanco y negro, de simple composición, he intentado hacer algo para contrarrestar la creciente trivialización del uso del color, evidente desde la Segunda Guerra Mundial, en carteles, en utensilios modernos y en la industria del entretenimiento», cita extraída de su libro “Armin Hofmann: su obra, su búsqueda y su filosofía”, de 1989.
Los ideales de Hofmann se podrían sintetizar identificándolo con la figura del diseñadorartesano. La tarea digna para el ser humano es la actividad artesanal, un antiguo sueño medieval de austeridad, sabiduría y contacto directo con el entorno. Esto chocaba una y otra vez con la creciente civilización técnica y científica -como gustaba nombrar a la generación de Hofmann- lo que hoy con menos prejuicios identificamos como sociedad de consumo, o sociedad de masas. En la actualidad nos resulta difícil imaginar cómo esta gente había organizado uno de los cursos más consistentes de diseño gráfico sin el uso de la computadora. A su vez, quizá llame la atención que este ideal artesano, defensor de la tradición histórica, tenga una expresión plástica de índole geométrica, pero esto es parte de los pequeños laberintos de la evolución de los signos y sus significados.
Para ilustrar la doctrina Hofmann elegí su proyecto de diseño de la marca gráfica para la Exposición Nacional Suiza en Lausana, 1964. La solución parece obvia, la unión de una letra y un símbolo, incluido en la propia bandera de su país. Desde la perspectiva del diseño es una pieza maestra, se trata de solucionar el problema gráfico a través de elementos únicos: (i) un elemento gráfico: la línea; (ii) un solo sistema de direcciones: el sistema ortogonal; (iii) una sola medida: un módulo y su variante áurea; (iv) un solo color sobre el fondo blanco: negro; (v) repetición de un único signo gráfico: la esquina. Así mismo, Hofmann recurre a otro de sus propios principios: «confrontación». Vemos cómo lo etéreo de la línea se contrapone -o quizá acompaña- a la superficie blanca; es un juego delicado entre contraste y armonía. Esto se logra a través de una cuidada selección del grosor del trazo de la línea y su proporción en relación al conjunto. Además, la figura está llena de fondo, de nada. La idea de solidez la transfiere las proporciones de los signos, pero es una solidez liviana.
Esta gente famosa tiene determinados principios creativos que la mayoría de las veces pueden sonar algo drásticos para el diseñador de a pie. Recomiendo no intentar aplicar
A su vez, esta marca gráfica plantea un juego entre la perfección y la imperfección, de nuevo la idea de «confrontación». La figura parecería -en una primera instancia- completamente cerrada, pero vemos que tal perfección se desvanece cuando observamos que en su base falta un segmento de línea, y también falta otro segmento vertical para completar la cruz, ¿esto está sin terminar? La gracia consiste en contraponer cierta corrección en la representación gráfica de los símbolos -el de la letra E, y el de la cruz- con una intencionada imperfección o incompletitud. Para que se entienda mejor por qué esto tiene un impacto fuerte en el espectador, y cierto carácter experimental, utilizo un ejemplo local. Imaginate que en un logotipo relacionado con un evento nacional de Uruguay se utilizara el sol de la bandera, pero le faltara uno o dos rayos, que se viera el hueco, algo que falta. ¿Te parece que nuestra cultura provinciana soportaría este desafío al sentido común? ¿Un sol -nuestro sol- roto? ¿Quién autorizó tamaña vejación de nuestro adorado símbolo patrio? Este tipo de reflexiones son las que plantea y responde con su trabajo Hofmann, el artesano. Para quien esté en sintonía con esta cosmovisión gráfica, nos encontramos frente a un canto de sirenas, por su solución gráfica y por su impacto comunicativo. Como todo argumento de peso, reconozco que requiere de un determinado trabajo espiritual previo, pero es algo que el viento no se llevará, lo aseguro.
Anagrama
Theurel & Thomas
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Entre la pureza del blanco y la inigualable elegancia de la monocromía, Theurel & Thomas es la primer pâtisserie de México especializada en el macaron francés, aunque la pastelería es lo menos que llama la atención de la propuesta. Anagrama -el estudio creativo que realizó el impecable diseño de marca- nos contó un poco acerca del proyecto, y cómo llegaron a aplicarlo en este local de San Pedro, México.
Anagrama
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Anagrama
Anagrama es un estudio creativo dirigido por Mike Herrera (Diseñador Grafico CEDIM), Gustavo Muñoz (Ingeniero Industrial y SistemasTEC) y Sebastian Padilla (Diseñador Grafico UDEM). Es un despacho nuevo, a pesar de que trabajamos como “freelancers” y de manera separada durante años. Anagrama nació en Enero del 2009. Todos los estudios creativos se venden de la misma forma: “Somos un estudio multidisciplinario de gente diferente que trabaja en conjunto para lograr una solución funcional y creativa.” Anagrama también entra dentro de esa descripción general, pero tiene una fuerte diferencia con su competencia: la auto-exigencia y obsesión en el detalle. Cada uno de nuestros proyectos y clientes son aceptados y analizados desde una perspectiva de competitividad mundial y visión general del negocio. Nuestro equipo está formado por diseñadores virtuosos y gente que entiende el mundo de negocios en un nivel operativo y estratégico. Sí, es un estudio multidisciplinario más, pero tenemos el diferenciador en la parte de la obsesión al detalle que hace que nuestro trabajo sea tangiblemente superior al resto de los estudios del país. Con relación a los despachos de interiorismo y arquitectura, nuestra ventaja es muy fuerte cuando hablamos de diseño de tienda: Nuestro enfoque está basado totalmente en la experiencia de consumo y comunicación de la marca.
Nuestro proceso tiene un enfoque muy distinto al que enseñan en una escuela de arquitectos; las soluciones están basadas en comunicación de marca. Más que diseñar un espacio bajo una filosofía arquitectónica, nosotros lo hacemos bajo una filosofía de compradores compulsivos. Nos gusta imaginarnos qué es lo que nos haría sentir sorprendidos al entrar a un lugar, al ir a un bar, un hotel, o un restaurant; generar algo que haga que la experiencia detone una historia digna de contarse. Este tipo de detalles pueden terminar siendo instalaciones interactivas o incluso la selección de los uniformes del staff. No somos arquitectos, somos creadores de experiencias. Un punto muy importante detrás del éxito de las marcas desarrolladas es la consistencia en todos los niveles de la misma. Si no tienes consistencia, no puedes cumplir con esa experiencia de marca en todos los niveles.
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Cliente
Concepto
Llegamos a este proyecto, gracias a que nuestro cliente había visto parte de nuestro trabajo anterior y estaba encantado con nuestra forma de resolver los problemas de marca. El proyecto de T&T no hubiera sido posible si no hubieran sido excelentes clientes y no hubieran tenido excelentes macarons. La marca promete y el producto cumple. Desde el principio, el cliente confió en nosotros y nos dio libertad plena para construir la experiencia de marca. El proyecto fluyó extraordinariamente bien y esto se ve reflejado en la contundencia del resultado. Lo importante para generar una marca fuerte es un concepto general fuerte, y mantener una consistencia que comunique sin contradicciones.
Nuestras fuentes de inspiración siempre son muy variadas dependiendo del proyecto. En este caso –inicialmente- fue el pensamiento de “¿qué pasaría si la alta costura vendiera repostería?”. Bajo este supuesto se diseñaron muchas piezas, incluso en un inicio se pensaron buscar ruecas antiguas y jugar con ese concepto. Esta idea se fue convirtiendo en algo más conceptual que formal para evitar confusiones, ya que no existe cultura de consumo de macarons. Otra fuente de inspiración fue “cómo adornaría María Antonieta esta tienda si viviera hoy”. Queríamos que los macarons fueran los héroes del espacio. Por eso se planeó que toda la estética -tanto de la marca como del interiorismo- fuera blanca, para que las notas de color se las inyectara el producto. Además, la elegancia de la monocromía es inigualable.
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Facundo Garay
Facundo Garay.
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Facundo Garay
El camino de Facundo Garay -como dice el poema- se hizo al andar; un andar en el que se permitió el lujo de mestizar sonido e imagen, estética gráfica y sonora. Un andar vinculado -ineludiblemente- a una búsqueda que lo hizo transitar por distintas esferas laborales hasta arribar en la fotografía, para dedicarse de lleno a ésta finalmente. Este artista argentino es Diseñador de Imagen y Sonido egresado de la Universidad de Buenos Aires (UBA), y músico intérprete en el SADEM (Sindicato Argentino de Músicos). Trabajó como camarógrafo, en donde aprendió el oficio de dirección de fotografía publicitaria junto al Maestro y Director de Fotografía José María Hermo. Su labor abarcó la realización, dirección de fotografía y cámara de numerosos videoclips, de artistas tales como Diego Torres y Leo García. Finalmente, cuando en el 2007 comenzó a asistir a
Marcello Molinari –fotógrafo de moda-, decidió profesionalizarse en la fotografía. Sus trabajos evidencian un especial cuidado estético de la imagen, desde el arte hasta las poses de sus modelos. En las fotos de Facundo se puede apreciar un interesante juego de contrastes: luces y sombras acentuadas, claroscuros, figuras femeninas retratadas como ángeles o haciendo lucir su costado más endemoniado. A su vez, reflejan al erotismo desde un lugar lúdico, pícaro. Tal vez la ambigüedad sea -justamente- complementaria; tal vez haya que tomarse todo con calma. Sea lo sea, Facundo Garay nos cuenta acerca de su camino a medio andar, concibiendo a la fotografía –ante todo- como amor.
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Facundo Garay
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¿Cómo te vinculaste con la fotografía? Arranqué con una cámara que había en mi casa. Era de mi madre; la había comprado para un curso que hizo. Más tarde me enteré que, mientras ella revelaba y copiaba sus trabajos prácticos, yo -de 3 o 4 años de edad- la ayudaba.
¿Considerás qué hay elementos personales en tus fotos? Puede ser, siempre uno pone lo suyo. Creo que eso va cambiando con la persona, desde usar un tipo específico de luz, una lente en particular, hasta sacar la foto movida, buscar un gesto en especial, etc.
¿Cómo te relacionaste con la fotografía de moda? Empecé trabajando en cine, en equipo de cámara. Ese medio me cansó y entonces comencé a asistir a un gran fotógrafo de moda. Me sentí muy cómodo y acá estoy, intentando crecer en el medio.
¿Un referente? Me gustan Richard Avedon, Patric Demarchelier, Mario Testino, David Bellmere, Terry Richardson y Jurguen Teller. Me encantan Man Ray e Irving Penn, y también me gusta la imagen que generan Woody Allen y David Lynch, en particular. ¿Alguien a quien quisieras fotografiar? Me gustaría fotografiar a Milla Jovovich y a Flea, de los Red Hot Chili Peppers.
Parker Fitzgerald
Parker Fitzgerald.
Cargadas de sensibilidad, las fotografías de Parker Fitzgerald transmiten una profunda sensación de calma y calidez cuando se las mira. Con honestos y esperanzadores mensajes escritos sobre fotografías Polaroid, Parker se embarcó hace casi un año en un viaje creativo excepcional; un prolífico proyecto consistente en retratar el estado de ánimo de todo un año de la mano de su creatividad y su Polaroid Automatic 100.
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Parker Fitzgerald
I was born in Wisconsin, but my dad was an entrepreneur and an adventurous man, so when I was four my parents moved my brother and I to California in order to start a business. I lived there for six years, another brother was added to our family and then we moved to Colorado. Our house was right up against the Rocky Mountains and Pike National Forest was my backyard. When I was young, I played a lot of video games and spent the rest of my time out in the forest. From an early age, I drew all of the time and that’s what I thought I wanted to do for a living. At college, though, I bounced around schools switching from
one major to the other. I ended up in an art school, but eventually quit in favor of Business College, resolving to keep teaching myself how to illustrate. I graduated with a bachelor’s in marketing, and planned on seeking a job in a commercial arts field. By this time, luckily enough, my dad had started his own video production company named ColdWater Media, and was able to connect me with a friend and colleague of his named Brian Gage who was a graphic designer working out of Vancouver, Washington. Brian was kind enough to offer me a 6-month in-house internship (at the time I knew almost nothing about design or Photoshop or Illustrator, so he was being quite
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generous) and right after graduation, in 2008, I packed up and moved to Washington State. I spent the next year learning the basics of design, but it wasn’t until around late March 2009 that I started to develop any sort of serious interest in photography. In fact, I always told myself that I would never want to become a photographer. Since the days when Myspace was popular, I had had a camera. I used a Canon Rebel XT for around two years (it was my first SLR camera ever), but it was only for travel documenting and taking profile pictures. It seemed like all of my friends were photographers and they all were very good at it and very intimidating, and I was content to just let them have that area of the arts. As far as I was concerned, photography was their thing and
drawing was mine. But something clicked in the spring of ‘09 and I started reading all about lenses and ISO, switched my camera from auto to manual and started figuring things out. By May ‘09, through a series of very unfortunate events, I found myself back in Colorado without a job, and at the funeral of one of my best friends. While I was home, my dad took me out to breakfast and told me about a camera he was looking at buying for his company. It was the Canon 5d Mk II and he was excited about how crisp and compact it was. He offered to buy one and lend it to me if I’d agree to test-drive it for him which, of course, I did. For the rest of the year, I worked for his company putting together a road trip in order to travel around the
http://www.flickr.com/photos/parkerfitzgerald US and interview people using the camera for a website we were trying to launch. By the end of November, I was very comfortable with all aspects of the camera and by December, I was bored with digital. That’s when I remembered I had an old Polaroid Automatic 100 Land Camera I’d bought earlier in the year.
seemed overly juvenile or shallow to me. So, here I was sitting on a bunch of unused photos, at the beginning of a new year and an idea popped into my head: what if I put out my own photo/word combinations only with messages I found personally important, and only using instant film? And what if I did it once a day?
I started shooting Polaroids for fun, and by end of the first month, I had a pretty sizable stack of instant photos sitting on my desk, wondering what to do with them all. At the time, pictures with words on them were something I saw all over the tumblrs I followed, but I was never really satisfied with the message most of them conveyed. They always
So, on January 6, I started my 365 Polaroid project. Deciding to take up photography has changed my life for a few reasons. At first, I was hesitant because it seemed like photography was one big distraction from what I wanted to really be doing (which I thought was drawing). But since
having embraced the camera, it has really reinforced the idea that I need to always work on acquiring new abilities as an artist - even if that occasionally means sidelining certain talents for a year or two. On an even larger scale, though, it has taught me that no matter where my life takes me, I should always have the confidence that I am able to do something that is useful to those around me - and that’s ultimately where I’m trying to get as both an artist and as a person.
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How do you get inspired? What originally motivated me to keep taking photos was actually when some of my friends started to use my pictures as Facebook profile photos. I thought to myself “how awesome would it be if all of my FB friends used my photos this way?” Now, though, I’m just plain inspired by interesting people, light, and the world around me. As silly and vague as that sounds, it’s really how I work. I see something interesting and am struck by the colors of it, or the shape - the beauty, really. It’s about an honest, disciplined pursuit of Beauty, and I mean that in the transcendent sense. Of course, I’m also spurred on by my fellow artists, but I’m ignorant as all get-out when it comes to knowing who’s big in
the industry. I have a lot of close friends who also happen to be very talented, working professionals. They tend to be enough in order to keep me moving towards perfection. A little friendly competition is always a helpful thing haha. How was your Polaroid project received by people? As far as my Polaroids, I’d say that they’ve been received far, far more enthusiastically than I’d hoped for. Honestly, I didn’t know what to expect, and I haven’t really taken any pains to promote things that much. The project was originally just for my own benefit, and what I do to get the word out is all through Facebook, Flickr, Twitter and word-of-mouth. I owe most of my exposure to
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people on Tumblr, haha. I love Tumblr. Either way, it’s been highly encouraging. People are very open with their hearts and I suppose they perceive that I’m some sort of philosophical person or something. I get the most interesting emails from people I’ve never met. I guess that goes to show that you never know who you’re going to touch with your work. If you have something good to say - something pure or idealistic, then say it. People crave Truth and meaning and everyone wants to (or should want to) live for something higher than themselves. I think we should try to do our best to encourage one another and remind each other of the good and noble things as we go about our lives together.
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If you have something good to say - something pure or idealistic, then say it. People crave Truth and meaning and everyone wants to (or should want to) live for something higher than themselves.
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Nací en Wisconsin, pero como mi padre era un hombre emprendedor y aventurero, cuando tenía cuatro años nos mudamos –junto a mis padres y mi hermano- a California, de forma tal de empezar un negocio. Viví allí por seis años; otro hermano se agregó a la familia y posteriormente nos volvimos a mudar, esta vez a Colorado. Nuestra casa estaba bien enfrente las Montañas Rocosas y nuestro jardín era el Bosque Nacional Pike. Cuando era joven, solía jugar mucho con videojuegos y pasar el resto del tiempo afuera, en el bosque. Empecé a dibujar desde temprana edad; dibujaba todo el tiempo, y por eso fue que pensé
que era lo que quería hacer para vivir. Ya en la universidad, paseé por distintas escuelas, cambiándome de un curso a otro. Finalmente terminé ingresando en la escuela de arte, la cual posteriormente abandoné para estudiar negocios, decidido a convertirme un autodidacta en cuanto a la ilustración. Me gradué en Marketing, planeando conseguir un trabajo relacionado con el campo comercial del arte. Por ese tiempo –por suerte- mi padre había abierto su propia productora audiovisual llamada “ColdWater Media”,y tuve la oportunidad de contactarme con un amigo y colega de él –Brian
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Gage- quien era un diseñador gráfico que trabajaba fuera de Vancouver, Washington. Brian fue lo suficientemente gentil como para ofrecerme una pasantía de seis meses allí. En ese momento no sabía casi nada de diseño, Photoshop o Illustrator, por lo cual él estaba siendo bastante generoso. Fue así como entonces, luego de haberme graduado -en 2008- empaqué mis cosas y me mudé al estado de Washington. El siguiente año lo pasé aprendiendo lo básico de diseño, pero no fue sino hasta alrededor de fines de marzo de 2009, cuando empecé a desarrollar algún interés serio en
la fotografía. De hecho, siempre me dije a mí mismo que nunca me convertiría en un fotógrafo.Yo tenía una cámara desde aquellos días en que Myspace era popular. Usé una Canon Rebel XT cerca de dos años (fue la primera cámara SLR), pero sólo para documentar viajes y sacar fotos de perfil. Parecía que todos mis amigos eran fotógrafos y muy buenos; era muy intimidante.Yo me contentaba simplemente con dejarles esa área del arte a ellos. Hasta donde tenía entendido, la fotografía era su cosa y el dibujo la mía. Sin embargo, algo hizo click en mí en la primavera de 2009: empecé a leer acerca sobre lentes y sensibilidades ISO, cambié mi cámara de auto
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a manual, y comencé a delinear algunas cosas. Para mayo del 2009, debido a una serie de eventos poco fortuitos, me encontré nuevamente en Colorado, sin trabajo, y en el funeral de uno de mis mejores amigos. Un día, mientras estaba en casa, mi padre me llevó a desayunar y me comentó acerca de una cámara que quería comprar para su compañía. Era la Canon 5d Mk II; él estaba entusiasmado de cuan firme y compacta era. Se ofreció comprarla y prestármela si yo aceptaba probarla por él, cosa que -por supuesto- hice. El resto del año trabajé para su productora organizando un viaje en auto, que consistía en ir por todo Estados Unidos entrevistando a personas con la cámara, para un
sitio web que estábamos tratando de lanzar. Para fines de noviembre ya estaba muy cómodo con todos los aspectos y funcionalidades de la cámara, y para diciembre ya me había aburrido con lo digital. Ahí fue cuando recordé que tenía una Polaroid Automatic 100 Land Camera que había comprado antes ese año. Empecé a sacar fotos Polaroid por diversión, y para el fin del primer mes ya tenía una pila considerable de fotos instantáneas tiradas sobre mi escritorio, preguntándome qué hacer con todas ellas. En ese tiempo, las fotos con citas eran algo popular -lo veía en todos los tumblrs que seguía- pero nunca estaba realmente satisfecho con el mensaje que la mayoría de ellas transmitían; siempre parecían ser extremadamente juveniles o
http://www.flickr.com/photos/parkerfitzgerald superficiales. Entonces, aquí estaba, sentado sobre un montón de fotos inutilizadas a principios de un año nuevo cuando se me ocurrió una idea: ¿qué tal si yo comenzara a hacer mis propias combinaciones de fotos y textos, únicamente con mensajes que personalmente encontrara importantes, y únicamente utilizando film instantáneo? ¿Y qué tal si lo hiciese una vez por día? Fue así como un seis de enero, comencé con mi proyecto “365 Polaroid”. El haber decidido dedicarme a la fotografía ha cambiado mi vida por algunas razones. Al principio estaba un poco inseguro ya que parecía que la fotografía era
una gran distracción respecto a lo que realmente debía estar haciendo, que era –según lo que creía- dibujar. Sin embargo, desde que tomé contacto con la cámara esto realmente ha reforzado la idea de que siempre necesito trabajar en adquirir nuevas habilidades como artista; aún cuando signifique ocasionalmente dejar otros talentos por un año o dos. En una escala aún mayor, me ha enseñado que no importa hacia dónde la vida me lleve, siempre debo tener la confianza de que soy capaz de hacer algo que sea útil para quiénes me rodean; y hacia allí es a donde estoy tratando de llegar, tanto como artista, como persona.
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¿Cómo te inspiras? Lo que originalmente me motivó a seguir sacando fotos fue cuando unos amigos comenzaron a usarlas como fotos de perfil en Facebook. Pensé: “¿qué increíble sería si todos mis amigos en Facebook usaran mis fotos de esta forma?” De todas maneras, actualmente estoy simplemente inspirado por personas interesantes, la luz y el mundo que me rodea. Tan tonto y vago como suene, es realmente la forma en que trabajo: veo algo interesante y me atrapa por sus colores o su forma; la belleza, en definitiva. Se trata de una honesta y disciplinada búsqueda de la Belleza, y me refiero a su sentido más trascendental. Por supuesto, también estoy estimulado por mis propios compañeros
artistas, pero soy ignorante cuando se trata de conocer quién es quién en la industria. Tengo un montón de amigos cercanos quienes también son muy talentosos; son trabajadores profesionales. Ellos tienden a estar cerca mío lo suficientemente como para me trate de acercar a la perfección, una pequeña y amistosa competencia es siempre algo bueno. ¿Cómo fue recibido tu proyecto Polaroid por parte de la gente? Respecto a mis Polaroids, diría que han sido recibidas de forma entusiasta; mucho más de lo que yo esperaba. Honestamente, no sabía qué esperar y realmente no me había tomado ninguna molestia en promocionarlas tanto. El proyecto
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fue originalmente concebido sólo para un beneficio propio, y lo que hice –y hago- para mostrarlo fue usar las redes Facebook, Flickr, Twitter o el boca a boca. La mayoría de la exposición se la debo a Tumblr. Amo Tumblr. De todas maneras, ha sido altamente alentador. La gente es muy abierta con su corazón y supongo que perciben que soy una especie de persona filosófica o similar, porque recibo mails muy interesantes de personas que nunca he conocido. Imagino que esto sirve para mostrar que uno nunca sabe a quién va a movilizar con su trabajo. Si tienes algo bueno para decir – algo puro o idealista- entonces dilo. Las personas buscan intensamente la Verdad y el significado, y todos quieren -o deberían querer- vivir
por algo más elevado que ellos mismos. Considero que tendríamos que tratar de hacer nuestro mejor esfuerzo para apoyarnos los unos a los otros, y recodarnos lo bueno y noble de las cosas mientras transitamos nuestras vidas juntos.
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Si tienes algo bueno para decir –algo puro o idealista– entonces dilo. Las personas buscan intensamente la Verdad y el significado, y todos quieren -o deberían querer- vivir por algo más elevado que ellos mismos.
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Simples y concisas, pero contundentes; así son las fotos del argentino Exequiel Stocco, un joven estudiante de Arquitectura que se inició en la fotografía de forma autodidacta, y desde entonces no ha parado de hacer clicks.
Sus imágenes presentan situaciones o escenarios comunes en tensión; una constante en paisajes -como pueden serlo un simple cielo azul o un auto estacionado al costado de la acerason capturadas por Exequiel con otra mirada; una mirada que inmortaliza –y por ende, rescata- la cotidianeidad misma. Su interés en la experimentación así como la alteración de perspectivas, evidencian esto último.
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¿Cómo y cuándo empezaste a sacar fotos? Empecé a sacar fotos unos cuatro años atrás, en vacaciones de verano en la costa Argentina junto a mi familia. Salía por las tardes con la cámara de mis viejos y obviamente lo primero que fotografié fue la playa; era lo inmediato a retratar. Comencé a llevar la cámara para todos lados, todo el tiempo. Unos meses más tarde viajé a Buenos Aires y creo que eso me abrió la cabeza por completo: museos, muestras, espectáculos, arquitectura, diseño al por mayor. Hace dos años y medio me compré una cámara analógica usada (Minolta XG9); fue para mi cumpleaños número 18. Ese fue el “click” que me atrapó por completo y a partir de ahí, arranqué a aprender a través de prueba y error. ¿Qué significa para vos la fotografía? Es la única -y mejor- manera que tengo de mostrarle al mundo la forma en que veo y percibo las cosas que me rodean. ¿Cuáles situaciones o personajes te gustan retratar con tu cámara? Lugares, momentos cotidianos; capturar algo que pasó o alguien que está justo ahí y se pierde entre las personas. Revalorizar lo que para el común de la gente es algo sin importancia. ¿Qué buscás mostrar con tus fotos? Trato de rescatar situaciones que pasan desapercibidas por las personas debido al ajetreo cotidiano, al vaivén de todos los días. Hacer una pausa y mirarlo desde otra perspectiva, con otros ojos; abstraerse de lo que es formalmente y redescubrir un lugar o un objeto que perdió importancia o -peor aún- que nunca lo tuvo para las personas que caminaban alrededor de él. Generar esa reacción de: “¡Ah! Yo paso siempre por ahí, ¡Mirá qué bueno!”.
¿En cuáles aspectos tomas especial atención a la hora de sacar una fotografía? Busco la presencia del cielo, aplastar el paisaje, sacarlo de escala, desorientar al observador. También trato de que, al momento de tomar la foto, lo que haya alrededor -ya sean autos o gente- no aparezca o que parezca estático. Intento descontextualizar la situación y hacer que el observador demore en entender lo que está mirando. ¿Considerás que forjaste un estilo personal? No lo sé todavía, tal vez con el tiempo termine de definir algunos gustos personales. Además, hay ciertos campos dentro de la fotografía que todavía no he experimentado, como es fotografiar a personas. De todas formas, tengo bien claro a dónde apunto mi cámara y qué es lo que busco generar con mis fotografías, con lo cual creo ir encaminado. ¿Algún proyecto futuro relacionado a la fotografía que quieras compartir? Estoy haciendo una recopilación de lugares abandonados, tomando fotos del mismo lugar en diferentes periodos (invierno/verano, día/noche). Es algo que me va a llevar tiempo, pero creo que el resultado va a ser interesantísimo. Un momento que aún no has capturado con tu cámara es... El mar desde adentro, lejos de la costa.
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German Dotta
Cuestionables en papel afiche. German Dotta. Sin tiempos ni horarios, el trabajo de GRMN es el resultado de un proceso productivo cuestionado por el capricho estĂŠtico. Bajo otras reglas, ajenas al sueldo o al vencimiento del alquiler, los afiches reflejan un ritmo creativo personal que busca cuestionar y provocar al observador.
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Por Magdalena Schinca
De a dos mejor. En algunas salas de Montevideo -con pocas funciones- se estrenó casi desapercibido el último film de Gastón Duprat y Mariano Cohn, dos directores argentinos que trabajando juntos han consolidado un estilo propio que se destaca en la producción de cine de la vecina orilla.
La dupla artística ya era conocida en su país por sus trabajos para televisión, “Televisión Abierta” y “Cupido”, y el documental “Yo Presidente”, un retrato de los ocho presidentes argentinos que surgieron con la democracia.
La casa de Le Corbusier -como una protagonista más de la historia- se presta para un uso creativo de la imagen, revelando un gran talento por parte de los directores en la estética audiovisual que corre en sintonía con la historia colaborando a generar ambigüedades. En el 2008 debutaron en el género largo de ficción con “El Artista”, un film que toma el mundo del arte, lo examina y lo descompone. “El Hombre De Al Lado” es una comedia negra que esconde una temática similar, irrumpiendo con una ridiculización al snobismo que -a través del humor- esconde una dura crítica a lo más bajo del ser humano. El argumento parece simple: una ventana y una pared enfrentan a dos personajes muy opuestos. Leonardo (Rafael Spregelburd) es un famoso diseñador industrial, snob y soberbio que vive con su mujer y su hija preadolescente en la única casa que Le Corbusier construyó en América Latina, ubicada en La Plata. Víctor (Daniel Aráoz) es un posible vendedor de autos usados -nos enteramos por una sospecha de Leonardo- prepotente y vulgar. El conflicto se plantea cuando Víctor decide abrir una ventana para “atrapar unos rayitos de sol” que mira hacia la cocina de Leonardo, violando su privacidad. Esto despierta la ira de Leonardo, que irá creciendo a lo largo de la película, convirtiéndose en una pesadilla para su mundo de cristal. Resulta una ironía que Leonardo luche por su privacidad cuando
vive en una casa a base de vidrios, donde continuamente hay turistas o estudiantes de arquitectura contemplando su fachada. Pese a este problema, Leonardo se niega a realizar cualquier modificación en su casa, ni siquiera a la hora de pensar en la seguridad. Su casa es perfecta, su esposa es perfecta, pero detrás de las paredes blancas y el buen diseño hay un gran vacío. Víctor, como una mancha de ketchup amenazante en su casa blanca irá revelando -casi sin quererestos vacíos de Leonardo, sobre todo en la relación con su hija, que parece formar parte del decorado de su casa. La casa de Le Corbusier -como una protagonista más de la historia- se presta para un uso creativo de la imagen, revelando un gran talento por parte de los directores en la estética audiovisual que corre en sintonía con la historia colaborando a generar ambigüedades. Detrás de lo anecdótico, esta película pone en cuestión el concepto de arte contemporáneo, así como al rol del nuevo artista y los círculos de poder por los que pasa la aceptación de las obras. Leonardo adopta un modelo de artista que toma como referencia a Andy Warhol, en cuanto al mito que se genera a su alrededor.
Víctor -desde lo terrenal y lo extremadamente vulgar, al punto de que llega a ser caricaturescodeja en ridículo constantemente a Leonardo y eso lo atormenta, más allá de la ventana. Así, el personaje se va sumergiendo en una decadencia moral ante el intento de conservar su statu quo. En este cometido cabe destacar la actuación de Daniel Aráoz, que posiblemente será la más recordada. No obstante, el personaje de Leonardo es quizás el más difícil de interpretar, ya que debe reflejar un conflicto interior sin sacarse la máscara, y Rafael Spregelburd lo hace a la perfección. Ambos actores se acoplan a la propuesta de humor irónico que plantean los directores. Tal es así en escenas como en la que Leonardo escucha música “alternativa” con uno de sus amigos y éste confunde los golpes de Víctor con un recurso creativo del músico. Con un final poco sorpresivo y siniestro, “El hombre De Al Lado” es una propuesta diferente que sale de los escenarios cotidianos, caricaturizando una realidad que se anima a denunciar sin cuidados la hipocresía humana.
Fernando Farfรกn
Fernando Farfรกn.
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Fernando Farfán
Cuéntanos un poco sobre ti. Me llamo Fernando Farfán, vivo en la Ciudad de México y tengo 19 años. Actualmente estudio el tercero de nueve semestres de diseño gráfico y me encanta. Vivo con mis padres y mi hermano, pero al terminar la carrera me gustaría ir a Europa -especialmente Barcelonapara seguir con estudios sobre diseño y/o fotografía y vivir allá de lo que me gusta. Desde muy pequeño me interesó la fotografía, pero nunca la practiqué; de hecho aún sigo sin practicarla tanto como me gustaría. No me considero fotógrafo ni mucho menos, sólo una persona que aprecia y le gusta expresarse por medio de la fotografía, lo cual me fascina y espero pronto poder tomarlo mucho más en serio y posiblemente vivir de ello.
¿Cuál fue tu primer acercamiento a la fotografía? ¿Cómo empezaste? La verdad no lo recuerdo, sé que tuve una inquietud desde muy pequeño. Tomaba las cámaras que tenía mi mamá y comenzaba a tomar fotos a escondidas de mis juguetes o cosas insignificantes; yo creyéndome ‘el gran fotógrafo’. En el momento en que mi mamá revelaba las fotos, resultaba que eran absolutamente terribles, y peor, mi mamá me regañaba por gastar las fotos en cosas como un peluche o las flores del jardín. ¿De dónde crees que nace esa inquietud visual que te lleva a tomar fotos? Siempre me ha costado encontrar la respuesta a esta pregunta. No sé cuándo fue el momento en el que comencé a utilizar la fotografía como
medio de expresión o como un simple pasatiempo, pero sin duda la inspiración nace del arte en general. La música, el cine, la pintura, la arquitectura y otros fotógrafos; pero lo que me inspira más que nada es aquello que me provoca buscar un modo de expresión, ya sea a través de la fotografía o el diseño.
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Fernando Farfán
¿Qué es lo que buscas transmitir con cada fotograma? No creo que necesariamente el fotógrafo -aunque no me considero uno- busque transmitir algo en todas sus fotos. Pienso que muchas veces -y es por lo que me parece tan interesante la fotografía y cualquier arte visual- es que el receptor puede interpretar la obra de la forma que a él le plazca, aunque claro, siendo la fotografía un medio de expresión, el fotógrafo consciente o inconscientemente tendrá un mensaje que transmitir. ‘El artista expone y el receptor dispone’. ¿Tienes alguna técnica favorita? Primero comencé con fotografías digitales; me gustaba el hecho de poder manipularlas y lograr cosas inimaginables, pero con el tiempo me fue aburriendo y desinteresando lo alejadas que estaban las fotos de lo que realmente eran y empecé
a utilizar film. Desde ese entonces me olvidé de la fotografía digital completamente, tanto que ahora es difícil que una fotografía -no análoga- logre captar mi atención. Analógico vs. Digital: ¿de qué lado estás? Analógico, siempre; porque me encanta la duda que siempre existe sobre cómo saldrá la fotografía hasta el momento del revelado. A pesar de ello, la fotografía digital también tiene sus ventajas: es económica, ves los resultados al instante, y con la edición puedes hacer básicamente la fotografía a tu antojo. Uso film -principalmenteporque me encantan los resultados que se logran con él. Para mí es incomparable una fotografía digital contra una análoga; el estilo ‘vintage’ que adquiere y lo únicas que resultan me parece inigualable, sin importar el tipo de cámara o film que se utilice.
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Me encantaría hacer o provocar un cambio en la sociedad para que la gente se interesara en el arte y otros medios culturales.
¿Qué opinas del ambiente creativo de México? ¿Qué cambio le harías? La verdad es que cada día me sorprendo más con el talento que hay en mi país, y esto se ve en cada esquina de la ciudad; pero creo que falta mucho apoyo, oportunidades y plataformas para la gente que tiene talento. Aunque es triste ver que hay gente que desborda creatividad y no es reconocida, creo que es importante que cada persona busque la manera de sobresalir y abrirse camino en este camino tan, pero tan difícil. A mí en lo personal, me encantaría hacer o provocar un cambio en la sociedad para que la gente se interesara en el arte y otros medios culturales; pienso que a través de ello se podrían solucionar muchos de los problemas que vive la sociedad actual, por imposible que pueda sonar.
Triplab
The Trip Photo Book. Una inquietud visual y sonora nació hace más de 15 años en la ciudad de Buenos Aires. Desde ese entonces, Diego De Marco ha estado experimentando en el campo audiovisual, llegando a crear su propio estudio: Triplab; en donde lo visual y lo auditivo se mezclan para dar forma a nuevas expresiones de un característico lenguaje personal. A pesar de ser diseñador y no dedicarse a la fotografía profesionalmente, Diego ha coleccionado una gran cantidad de fotografías, nacidas de las más intrínsecas experiencias personales. En un trip que no termina nunca -y sumido en un sinfín de conexiones visuales que apoyan un Soundtrack que se deja ver calmadamente en el background- puede que este álbum de fotos sea la mejor forma de describir la fotografía de este talentoso artista multidisciplinario.
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About. “El concepto de Landscape y Soundscape es algo que me gusta contar en mis fotos, como también en mi música. No me encasillo con ningún formato, no tengo historias con lo análogo o lo digital. Puedo publicar una foto tal cuál la saqué, así como nivelar los colores en Photoshop si el trip que quiero contar en la foto lo requiere. El Trip Photo Book es una especie de Soundtrack visual; quizá la selección de fotos para cada track del disco instrumental que nunca grabé. No soy de esas personas que viven sacando fotos todo el tiempo. La mayoría son tomadas estando de vacaciones, de gira, o visitando amigos; es parte del disfrute. La fotografía ocupa el lugar del juego artístico en mi vida, el diseño es quién lo financia.”
Triplab
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Araí Moleri
Araí Moleri. La multifacética Araí Moleri demuestra esta característica en cada una de las áreas en las cuales se mueve: es Diseñadora Industrial, fotógrafa independiente, se ha desempeñado como camarógrafa, e hizo foto fija y dirección de arte. En un principio, sus intereses oscilaron -y aún hoy lo hacen ya que no descarta otros estudios, sino que más bien prefiere denominarlos como “pendientes”- entre la arquitectura, el diseño, y el arte pictórico. Desde su niñez evidenció natural curiosidad por los elementos circundantes, así como sus ganas de intervenirlos e transformarlos. Sin embargo, en alguno de los proyectos en los cuales se embarcó le dejaron un vacío, propio de aquél quien no se resigna a la practicidad rutinaria y aspira a más. Fue así como alternó sus estudios en Diseño Industrial paralelamente con otras actividades, entre ellas, la fotografía.
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Araí Moleri
Las fotos de Araí denotan una técnica, expresión estética y conceptualización teórica concreta; es hacedora de un trabajo cuidado a nivel de manejo de colores y luces, lo cual podría considerarse su sello personal.
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“In Your Face” - Foto en conjunto con Juan Pablo Colasso.
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“Las cámaras me intimidan, por eso prefiero estar del otro lado” - Araí Moleri.
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¿Cómo comenzaste a relacionarte con el campo del diseño y el arte? No sé exactamente cuándo o cómo; pienso que fue una combinación de factores e influencias en los que entran mi niñez, mi familia, amigos, novios e historias. De niña saqué fotos, mezclé perfumes, quemé hormigas con una lupa, jugué con imanes, con el mecano; me comuniqué por vasos con hilos a distancia, y pinté con óleos, acuarelas, crayolas, témperas. Hice gimnasia olímpica y patín, y jugué al Prince of Precia y al Wonder Boy. Tenía 12 o 13 años cuando Bruno Manta -un novio que tuvo mi hermana- me contó que había una carrera que se llamaba Diseño Industrial y me explicó un poco de qué se trataba; desde ese día, fue lo que quise hacer. Cuando llegué a la facultad, además del diseño, me empezó a interesar bastante la Arquitectura, incluso fui a clases unas dos semanas. Fue en esa época cuando comencé a profundizar más en el cine, la fotografía y la música. Había querido anotarme en Bellas Artes, pero me dejé estar porque ya estaba anotada en otras dos facultades. Así que, al año siguiente, me anoté; durante dos años estuve haciendo Diseño de mañana y Bellas Artes de noche. Fue una época de aprendizaje muy intenso, todos los días eran una inyección de ideas, proyectos, materiales, colores, texturas y soluciones rápidas. Disfruté mucho de la vertiginosidad creativa de ese momento, pero después necesité un poco más de tiempo para pensar más lo que hacía y decantar toda esa ameba de información y percepción. Decidí dejar Bellas Artes mientras hacía mi último año de diseño.
Como soy un poco inquieta no tuve más tiempo libre, sino que empecé a dedicarme a proyectos en donde me invitaron, como fue el cortometraje “El jardín de Romero” de Manuel Berriel, en el que estuve participando en el arte. Fue también en ese momento cuando me empecé a obsesionar con la fotografía. ¿Cómo surge tu vínculo con la fotografía? No puedo hablar de un momento puntual, sino de varios picos de presión fotográfica a lo largo de mi vida. Se podría decir que el primero fue cuando tenía cinco años: estaba en una sala de operaciones, acostada en una camilla. Había una luz muy fuerte arriba mío, médicos con tapabocas y esas gorras celestes. De pronto, me dieron una inyección en el brazo y cuando me desperté estaba en una habitación del hospital; me sangraba la nariz. Allí estaban mis abuelos y mis padres, y recibí regalos por la operación. No sé si esa es una práctica habitual, pero ahí llegó mi primera cámara de fotos: una Kodak descartable. Durante mi infancia siempre tuve cámara y la que más usé fue una de esas chatitas que llevan el rollo de 110 mm. El siguiente pico fue en el verano del 2006, cuando Leandro Mangado me enseñó a usar una zenit analógica; vi el resultado de esas fotos y quise seguir sacando. Al tiempo fue mi cumpleaños y pedí que me regalaran una cámara digital; a mí me importaba que se pudiera usar manualmente y que el lente fuera relativamente bueno. Ahí llegó mi Benq digital, una cámara barata que me rindió muchísimo. A esa cámara le saqué todo lo que tenía para dar, y muchas de las fotos que más me gustan las
tomé con ella. Las primeras fotos con más producción -en las que nos preocupamos por el estilismo, la locación y la postproducción- las hicimos con Flo Durán y Andy Moreira en la casa de la abuela de Flo. Además de que nos divertimos, las fotos nos encantaron; ese día fue un puntapié para que hiciéramos más producciones con distintas ideas que iba proponiendo cada uno. Nos empezamos a colgar también con Juan Pablo Colasso; hicimos muchos tipos de fotos. Jugamos con agua, con luces, desde una avioneta, en la playa, con saltos; nos fuimos estimulando y enseñado mutuamente. Creo que eso nos hizo crecer mucho a nivel fotográfico. Él me prestó su cámara réflex y me enseñó algunos piques del Lightroom. Ahí me empecé a colgar más con el retoque de las fotos, sobre todo de color. Ahora planeamos exponer -y publicar- en unos meses una serie, que se va a llamar “Jumping series”. Un tiempo después, unas compañeras de facultad estaban con sus proyectos finales de Diseño Textil y me pidieron ayuda para hacer las fotos; fueron excelentes experiencias de aprendizaje e hicieron que me encantara la fotografía de moda. Las fotos gustaron y más gente me empezó a pedir que le sacara fotos. En ese momento no aguanté más, y como pude me compré una cámara réflex digital, la Canon T1i. A su vez, me anoté en el curso de postproducción de fotos para moda y belleza que dio Tali Kimelman. Gran parte de la técnica la aprendí de Juan Pablo, y el resto lo fui adquiriendo en la película y por investigación propia. Esto es el comienzo; tengo muchísimo más por aprender.
Araí Moleri
¿Qué es lo que más disfrutas a la hora de fotografiar? En relación a las fotos disfruto del proceso entero, ya sea una foto pensada o algo más espontáneo. Me gusta el momento de hacerla, de encuadrar, de pedir que hagan algo o ubicar las cosas en donde las quiero. Algo muy importante para mí es el post; me gusta controlar el proceso completo, la foto no está terminada hasta no ser descargada y editada, dejándola como la quiero ver. La edición digital es como el revelado de la foto análoga. De las cosas que más me gusta hacer es fotografiar personas, lograr captar lo que realmente son, lo que transmiten. Disfruto del vínculo que se genera en el momento que estoy sacando las fotos; claro que hay gente más fácil que otra para esto, pero creo que también va en la comodidad que sientan contigo. Las cámaras intimidan -al menos a mí me pasa-, por eso prefiero estar del otro lado. ¿Qué importancia tiene el cuidado del arte en una fotografía? ¿Hasta cuándo es bueno incidir? El cuidado del arte depende de cada caso. Muchas veces las fotos se dan espontáneamente; salís con la cámara y te vas adaptando a las situaciones que suceden. Tanto las fotos como el arte de las mismas se van generando de forma improvisada en el momento. Algo que me pasa seguido es que hay determinado elementos -o elemento- que quiero que estén en una foto, entonces pienso -o improviso- la misma a partir de ese elemento que deseo que aparezca: una máscara, un vestido, un cráneo, un televisor, lo que sea. Ahí, la foto pasa a surgir a partir del “objeto de arte”.
En otros casos, cuido hasta el último detalle del color, de la luz que se está desenfocando en el fondo, sobre todo en algunas de las fotos de moda que he hecho. No pienso que una cosa sea mejor que la otra; me gusta hacer las fotos de todas maneras, pero sin duda transmiten cosas distintas. Uno no capta lo mismo en una foto espontánea que en otra totalmente armada, incluso no es lo mismo algo semiespontáneo. ¿En cuáles otras disciplinas o prácticas te gustaría incursionar? No me daría la vida. Siempre quiero hacer cosas nuevas, pero si tuviera que nombrar algunas, éstas serían: Diseño Textil, Arquitectura, Videoarte, y seguiría con Bellas Artes. También me gustaría ir a estudiar a otro país; es algo que nunca hice, pero me gustaría que en algún momento pasara.
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Tim Sommons
Tim Simmons.
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Tim Simmons
Torridon Rock Pond, 2005.
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Intervention Snow #2, 2007.
Por Mercedes Altuna
Just Kids “Entré en la habitación. Había un muchacho dormido encima de una sencilla cama de hierro. Era pálido y delgado con una oscura mata de pelo rizado. Tenía el torso desnudo y collares de cuentas alrededor del cuello. Me quedé quieta. Él abrió los ojos y sonrió.” Así describe Patti Smith -en su memoir “Éramos unos niños”- su primer encuentro con el artista Robert Mapplethorpe. Cantante, poetisa, escritora y pacifista, Smith es una de las figuras más influyentes de la escena artística neoyorquina de la segunda mitad del siglo XX. En “Éramos unos niños” –“Just kids” en su versión original- la madrina del punk materializa la promesa que realizó a Robert Mapplethorpe: contar la historia de ambos. Mapplethorpe, quien tiempo después se convertiría en un influyente fotógrafo, compartió con Smith 22 años de profunda y sentida amistad en el Nueva York de fines de los setenta. Con una prosa clara e innumerables menciones a referentes culturales de la época, “Éramos unos niños” traspasa las barreras de lo autobiográfico para convertirse en un testimonio de una época efervescente. En el inicio de su leal amistad ambos veinteañeros eran inseparables; sin un peso en el bolsillo, pero llenos de ganas de crear y explorar las posibilidades de su propio arte. Robert se dedicaba al dibujo, las artesanías y las instalaciones, mientras que Patti escribía, aunque también dibujaba y hasta se animó a actuar en distintas producciones teatrales. A lo largo de los años ambos van a compartir momentos, paseos lejos de la ciudad, reuniones en el hotel Chelsea, visitas a los cafés y muchísimos momentos
más de su vida cotidiana. Ambos van a frecuentar a artistas como Janis Joplin, Jimi Hendrix, Grace Slick, Allen Ginsberg, William S. Burroughs y Andy Warhol. “Yo estaba sentada en el suelo cuando Kris Kristofferson cantó su ‘Me and Bobby McGee’ y ella (Janis Joplin) se le unió al estribillo. Estuve allí en aquellos momentos, pero era tan joven y estaba tan absorta en mis pensamientos que apenas los reconocí como momentos”. Acerca de Warhol, Smith realiza puntualizaciones sobre su obra y deja entrever las suspicacias que le despertaba su persona. A causa de una grave enfermedad que padecía Robert, los dos se mudaron al hotel Chelsea, punto de encuentro de muchos artistas de la época que vivían o transitaban por allí. Patti representa la vida en el hotel con gran agudeza y afecto. Es sorprendente como, a pesar del paso de los años, esta versátil artista relata con tanto detalle los distintos hechos que ilustran el libro. Para lograrlo, echó mano -según sus propias palabras- a los diarios que llevaba en aquella época. “Éramos unos niños” es una historia de amistad, compañerismo y amor. Un amor que rebosa los límites del amor de pareja y se traslada a la obra artística, de la cual ambos se asumen como la respectiva musa del otro. El arte es el otro gran protagonista de esta historia, sino el principal. Está presente en las distintas disciplinas que cada uno llevaba adelante, pero también aparece como forma de vida y factor de unión. El arte les permitía ser más infantiles de lo que ya eran, a pesar de tener que enfrentarse a una penosa situación económica y a las muertes prematuras de muchos de sus conocidos, quienes vivían con urgencia.
“Éramos unos niños”: una aventura cronológica por la vida Patti Smith y Robert Mapplethorpe. Inseparables, complementarios, una fusión única. Esta memoria es un interesante testimonio de los comienzos de las carreras de muchos artistas de la época. Sin embargo, cobra un espíritu universalista y atemporal al mundo del arte y a lo que lo rodea, tanto en los halagos como en las críticas. Eran unos niños y lo siguieron siendo, quizás hasta cuando finalmente Patti consolidó su familia con Fred “Sonic” Smith, quien falleció unos años después que Mapplethorpe. Una de las tantas fotos que Robert le tomó a Patti es la que aparece en la emblemática portada de su primer disco, “Horses”. En ella, se la puede ver con una camisa blanca, tiradores negros y un chaleco colgado del hombro, haciendo honor a su aspecto andrógino. Ya no tan niños -y llegando al final del libro-, Patti relata la muerte del fotógrafo, los últimos retratos que él le tomó y la dolorosa despedida a la que ambos tuvieron que enfrentarse; Mapplethorpe murió por complicaciones derivadas del SIDA. Curiosamente, en el último retrato que él tomó de su amiga, ella está junto a su hija más pequeña; una verdadera niña. “Éramos unos niños”, actualmente nominada para el National Book Award, forma parte de lo que ha sido una constante a lo largo de la vida de Patti: la práctica de la disciplina literaria. Desde que pidió a su madre que la dejara inventar las oraciones de sus rezos, hasta su permanente admiración por Rimbaud y Baudelaire, y la composición de sus canciones, esta mujer no ha dejado de ser una usina de palabras.
Uwe Schmidt
Uwe Schmidt.
Con más de 20 años de carrera, un catálogo que excede las 2000 canciones, y un sinfín de pseudónimos creativos, Uwe Schmidt es un exponente -a nivel mundial- de la música electrónica experimental. El lunes 18 de octubre, este alemán radicado en Chile se presentó en el Teatro Solís con su proyecto Atom TM, brindándonos un espectáculo que colmó todas las expectativas. Antes de la presentación pudimos charlar un rato con él, en una rica e interesante entrevista que muestra que este ícono de la música experimental tiene sus ideas bien claras. Entrevista & fotos por Santiago Decarlini
http://www.myspace.com/atomtm
Uwe Schmidt
La gente que solía hacer música para otras personas, y que inclusive ahora siguen haciendo música para un mercado, esos son casos perdidos.
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¿Cuál es el concepto detrás de Atom TM? No hay concepto. Creo que es un poco engañoso. Hablar de concepto sugiere que -de alguna manera- hay un pensamiento antes de la acción, y en mi caso no se aplica. Atom TM surgió muy natural, de una forma muy orgánica. Yo empecé a hacer música y desarrollé un sistema de trabajo: tenía que inventar una manera de mantenerme inspirado, mantenerme creativo. Y aunque ese sistema funciona mucho en mí, creo que hacer música es una cosa muy instintiva. Uno siente qué le atrae, qué le da gusto, y a partir de eso uno toma decisiones sobre lo que va a hacer; lo que no te gusta queda afuera. Entonces creo que uno caracteriza y -de alguna manera- inventa su propio sistema, que es como una extensión de su cuerpo y su alma; es cómo crear tu vida, y la forma en esta que funciona. Atom -en ese sentido- es una extensión de cómo veo la música, de cómo siento la música, y de cómo quiero hacer las cosas. Y tiene mucho que ver con el instinto; “qué me gustaría hacer en qué momento”, algo no siempre racional. De hecho, bajo aspectos de marketing o aspectos económicos, esto era muy poco inteligente, porque creo que un manager o un artista más cerebral lo hubiese hecho de otra manera. Hablando de mi carrera y las cosas que he hecho, creo que podría parecer que ha sido algo bastante errático o poco lógico; lo cual no significa que no sea consciente de lo que estoy haciendo. Creo que entiendo bastante bien a dónde voy, y a dónde llegan los pasos que estoy dando.
Tenés más de 60 proyectos musicales paralelos, todos ellos con pseudónimos diferentes. ¿Cómo creés que se diferencia Atom TM del resto? ¿Qué lugar ocupa en tu carrera este proyecto? He tomado la decisión -luego de haber cambiado nombres por más de 15 años- de cambiar un poco el modo de hacer música, y hacer algo que asimile todo. Lo que quiero es utilizar siempre un nombre -que es Atom TM- y todo lo que estoy haciendo lo voy a sumar a ese proyecto. Entonces eso de los alias y los proyectos ya no existe en mi mente; es como que ya no me importa tanto. Simplemente decidí –y trato deutilizar un pseudónimo solo, y que todo lo que esté haciendo quede bajo ese nombre. ¿Creés que el tomar esa decisión –de agrupar todos tus proyectos bajo uno solomarca un cambio en tu carrera musical? Hace dos años atrás -y en relación a otros trabajos- empecé a revisar mi archivo, mi catálogo completo. De repente me di cuenta que había perdido –un poco- el contacto con lo que estaba haciendo: no sabía cuántas canciones existían, donde estaban, ni cómo se llamaban. Al tener que revisar el archivo empecé a excavar un poco, y me di cuenta del bloque de trabajo de los últimos 20 años. Curiosamente para mí, todos estos nombres significaban algo distinto. Lo que puede parecer diferente para los demás; para mí era siempre una sola cosa. Yo creo que los nombres son labels que uno pone en un cajón: “hay que nombrarlo, ya, ok”, y a veces pienso que eso es lo único que el canon -el consumidor- ve.
Para él es una cosa, para ella es otra cosa; para mí la música y los nombres son detalles, ornamentos en la obra. He estado viendo todo mi catálogo -que son más de 2000 canciones- y noté que existe mucho de ese discurso y esas preguntas acerca de los pseudónimos, y cuál es el concepto y la estrategia. Y realmente no hay estrategia. La verdad es que me había aburrido un poco de ese tipo de discurso y del enfoque en los nombres; en algún momento para mí, utilizar varios nombres de un proyecto a otro ya no era necesario en términos creativos. Creo que ya me había liberado de esa necesidad, y decidí simplemente dejarlo: invertir la foto, y en vez de nombrar cada estilo diferente o creación nueva con otro nombre, encontré mucho más divertido tener un nombre y mezclar todo lo diferente dentro de ese label. Y eso es lo que estoy haciendo. Obviamente también cerró un ciclo para mí. Fueron 20 años de ese tipo de trabajo, y después de todo ese tiempo tuve las ganas de cambiar. Ahora que está muy generalizado el concepto de “música electrónica” es complicado separar en géneros. ¿Qué género le aplicarías a tu trabajo? Hace 15 años mi respuesta hacia esta pregunta es la misma: la música electrónica ya no existe. Hoy en día todo es electrónico, y toda la música es electrónica. Si tú escuchas la radio, Hip Hop, Justin Timberlake o Madonna, todo es electrónico. 20 años atrás era típico únicamente de grupos como Kraftwerk, o Giorgio Morode. Hoy en día es lenguaje
Uwe Schmidt
normal; se escucha en la radio en cualquier lado. La cumbia es electrónica, el merengue es electrónico, el reggaetón es electrónico, entonces para mí la palabra “música electrónica” no describe nada. Uno utiliza esa descripción, pero al profundizar el discurso se llega al punto en el que hay que redefinir un poco el concepto. Porque ya no sé de qué me estás hablando; “música electrónica” es un término demasiado amplio y vasto Realmente en una visión histórica o sociológica, uno puede dictaminar en qué momento desapareció la música electrónica: en qué momento ya no sonaba electrónico. En el momento en que tú grabas -puede ser acústico, puede ser simulación, puede ser de cualquier fuente- esa música termina siendo un pedazo de disco duro, pero ya no suena como disco duro. El disco duro no tiene sonido. Había como esa clasificación en que lo “electrónico” era una descripción estética y tecnológica o técnica. Y eso desapareció. Yo creo que es ridículo hablar de “música electrónica”, hay que utilizar otro término. Y quizás sea inútil incluso, reinventar un nuevo término: ¿por qué no hablar sólo de “música”? ¿Cuáles son tus principales influencias y motivaciones a la hora de producir música? Sacar ciertas cosas de mi cerebro. Esa es mi motivación. Yo siento una inquietud al tener ideas que no puedo materializar, si las ideas quedan dando vueltas en mi cabeza no me siento muy bien. Desafortunadamente se acumulan muchas ideas todo
el rato, y las tengo que sacar de alguna forma. Tengo buena memoria, tengo ideas flotando en mi cerebro hace como 20 años, que nunca llegué a producir musicalmente. Hay fragmentos que sé que en algún momento van a ser útiles, o va a llegar el momento en que van a salir a la luz. Pero hasta ahí tengo esa inquietud, y para mí hacer música es liberar un poco eso justamente. Considerando los cambios que se han dado en los últimos años con respecto a la creación y a la comercialización de la música, ¿a dónde creés que está yendo? ¿Cuál creés que es el futuro de la música? Son dos cosas distintas: una es la Industria de la música, y otra es la música en sí. Hablando del futuro de la música, siento que -curiosamente- cuando la industria está bien –digamos los últimos 50 años- nadie jamás preguntó al artista esa pregunta. Era como que el artista estaba en sus cosas, y la industria en las suyas. Nunca el artista comentó sobre la industria; era casi de mal gusto que un músico hablara del negocio de alguna manera. Curiosamente, ahora que es un momento de decadencia de la industria, se le está preguntando a los artistas sobre el futuro de la misma. Y me parece un poco ridículo, porque no es la persona que debería responder a esa pregunta, o al menos no debería poder responder a esa pregunta. En un sentido un poco más amplio, el futuro de la música está obviamente vinculado con el cambio y la decadencia de la industria, porque el músico vive -y sobrevive, al final- de la industria
musical; necesita de ella. Yo creo que lo que nosotros conocemos como música Pop y la función de la música tal como la conocemos, va a desaparecer. En un punto beneficial, creo que aún no hemos llegado al extremo. Estamos en un quiebre, pero no hemos llegado al extremo. Estamos llegando a un punto –y el problema no pasa tanto por la industria, sino por la sociedad- en que va a desaparecer la sociedad como la conocemos, y estas van a ser acumulaciones de individuos. Quizás aquí en países de Sudamérica no se nota tanto, pero en Europa yo no siento sociedades, siento territorios de individuos que no tienen nada en común. No tienen idiosincrasia, no tienen conexiones, hay grupos acá y allá, hay lenguajes que unen y hay territorio; pero al final todo es un fragmento de individuos que están conectados al intelecto y quienes socializan de otra manera. Entonces cuando uno habla de música pop o de la industria musical, yo sinceramente me pregunto dónde está el público. Si el pop es música popular, ¿dónde está el pópulo, al final? Si uno habla del internet, ¿dónde está el público? ¿Cuál es? Creo que ese es el gran problema de la industria musical: que se ha redefinido y el público ha desaparecido. Eso hace que la música sea difícil de vender, y para el músico -aparte de lo económico- la pregunta es “¿para quién estoy haciendo mi música realmente?”.Y ese es el problema más grande -no es un problema en realidad, es una situación nueva en la música- no se puede orientar en términos de público. Yo creo o genero una cosa, pero
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El artista debe realmente concentrarse en su música, y preguntarse “¿qué es lo que quiero hacer?” en vez de “¿qué es lo que se hace?”
Uwe Schmidt
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¿para quién, y en dónde? Es un concepto completamente amorfo -- el del progreso. Es como estar en un vacío de definiciones. Entonces la decadencia de la música es sólo un signo de este proceso que estamos viviendo. En vez de ver lo negativo -muchos músicos se quejan que ya no hay mercado ni industria, y que no saben para quién lo están haciendo- yo lo veo como una ventaja: ya no hay formatos. No hay álbumes, no hay singles, no hay radio, no hay video ni hay CD. Todos esos formatos que eran pilares del artista, ya no están. Desaparecieron. Yo lo veo como una liberación -al final- porque no eran cosas que haya inventado el artista, sino que eran cosas que el artista adaptó y usó. Yo lo veo como un aspecto interesante y positivo. Si todas esas cosas desaparecen, entonces el artista debe realmente concentrarse en su música, y preguntarse “¿qué es lo que quiero hacer?” en vez de “¿qué es lo que se hace?”. Es preguntarse realmente “¿cuál es el próximo paso?” ¿Y qué es lo que vos querés hacer? ¿Cuál es tu próximo paso?
Yo siempre he tenido una cohesión de muy largo plazo. Creo que sé muy bien qué es lo que puedo hacer; sé cuál es mi realidad, mi conocimiento, mi lenguaje musical y todo eso; y sé muy bien a dónde quiero ir, dónde quiero estar. Es algo muy a largo plazo, como escalar una escalera peldaño a peldaño. Yo quiero llegar a esa visión, que son cosas que no puedo poner en palabras. Y es lo que estoy haciendo: son ideas que forman estructuras de sonido que trato de profundizar. Eso es lo que quiero hacer yo, y si algo de eso resulta útil, querido, o vendido, ya está bien. Sé que estoy haciendo muchas cosas que son muy poco conformistas en ese sentido, y que las tengo que hacer igual porque siento que son esos peldaños. Sé que el producto quizás es algo indigerible para alguna gente -la mayoría quizáspero lo siento necesario. Entonces estás haciendo música para vos, y luego esta llega a un público ¿La finalidad –al final- es hacer la música para vos? Quizás suene un poco egocéntrico, pero sí.
¿Y pensás que esa ausencia de un público definido que nombraste antes genera una transformación en el músico, que deja de hacer música para su público y empieza a hacer música para sí mismo? Claramente. Y justamente si uno ve el mercado o la escena de la música, eso sucede. La escena se ha focalizado en el mainstream y en el underground. Y lo que estoy haciendo yo es como un underground. El indie y todos esos movimientos de los 80’s y los 90’s se han polarizado en el estilo. La gente que solía hacer música para otras personas, y que inclusive ahora siguen haciendo música para un mercado, esos son casos perdidos. ¿Y qué pensás de esa música que no es propia y está creada para otra gente, basándose en lo que está de moda? ¿Creés que es algo favorable, o que es un concepto “viejo” de lo que era la música y la industria? Creo que siempre hay un cierto porcentaje de basura en todo lo que el ser humano emite, y si hay mucha gente haciendo muchas cosas, entonces va a haber más basura. Es algo casi exponencial.
Atom -en ese sentido- es una extensión de cómo veo la música, de cómo siento la música, y de cómo quiero hacer las cosas.
Laurent Nivalle
Le Mans Classic 2010 Laurent Nivalle.
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Laurent Nivalle
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Laurent Nivalle
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Article by Santiago Decarlini // Photography by LucĂa Ferreira
From New York With Love.
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The Hilton Brothers
At its best, Montevideo can’t really make up to other cities. Neighbouring towns like Buenos Aires are so full of culture, artistic expression and opportunities in development -- in a personal and artistic level, that makes us look small and wretched. And considering it’s only an hour-long distance from Montevideo, I’m going to say it’s our nonchalance what’s causing this mess. It’s a big flaw, and it’s completely our fault, for neglecting the lack we live in, just complaining and doing nothing.
to happen in this town, nothing seems to fulfill me; and in spite of having sworn not to, I always find myself coming back to the subjects I promised to destroy. And now, as I am lying helpless, shuffling along in desperation and looking for something interesting to happen somewhere, it looks like my prays have been listened by something or someone much greater than me. It is a sunny October afternoon, and this is how this story begins.
not) two is still a low number if you consider who these guys are and what they have done. A big sign announces their arrival at the city, thanks to Virginia Robinson, The Bohemian Gallery, and the John H. Robinson Foundation. The event we’re here today for is the signing of their latest publication; a catalogue that goes under the name of “Mistaken Identity”. The Hilton Brothers are in town, and they’re not going to stop until they’ve squeezed all the juice out of it.
It is a sunny October afternoon and I find myself sitting in front of my desk, with a blank stare fixed at my computer screen. Here I am: a writer at large working for an arts magazine who has been given the responsibility to write the main article for the upcoming issue; still, I have no clue what to write about. Nothing seems
I can’t talk much; I am nervous as shit. I mean, I’ve interviewed a sizeable amount of people, but never something like this. I look like a groupie; it all seems unrealistic to me. We’re in DBD, and in the inside of the bookstore something seems off. Even if I count myself and Lucía as professional journalists (we are
As they arrive at the bookstore, they’re immediately intercepted by a group of journalists. I am tense and eager, and the fear of fucking it all up spikes every thought that crosses my head with calmed desperation. After about eight minutes, it’s time to get myself together. The small group of journalists have just
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finished recording a terribly bad interview with really poor English (a journalist who doesn’t speak English should not –ever- be allowed to interview Anglophones) so that means it’s my turn. I am about to have a nervous breakdown; I am in the spotlight now. There is a camera pointing at my direction (the one the other journalists were just using) and everyone seems to be listening to my words. I mumble incoherently for a second and babble a few words before I can get my shit together and act like a real journalist; so in a rush of blood to my head I hysterically toss my first question. From this point on, it’s all pretty much downhill. But let’s hold for a second here as I try to explain you what the hell I am talking about.
Christopher Makos and Paul Solberg at their SUBTE exposition “Mistaken Identity”
“The Hilton Brothers” is the artistic identity of Christopher Makos and Paul Solberg; a dynamic and talented duo of photographers who have been working together since 2004. Their name has a tinge of irony, because it can be related both to the Hilton Sisters (the 1930s Vaudeville Siamese stars), or to Paris and Nicky Hilton (heirs of the Hilton fortune). Whether it’s the vaudeville stars or the dumbfuck alcoholic blondes, it’s certain that their name toys around with the concept of identity they talk so much about. Sometimes mistaken for a book, “Mistaken Identity” is actually a catalogue that documents an exhibition with that same name, and encapsulates the first four years of their collaborative work
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as The Hilton Brothers. That is the reason why they’re in this city to begin with. Ironic, appealing, and full of liveliness and visual vigor, “Mistaken Identity” is a delightful show composed by Makos’ and Solberg’s purest expression of true everyday collaboration. But it’s hard to imagine a piece of work as vast being pulled off by a duo. Most people can’t work in a group without getting their egos in the middle, splattering and polluting everything with selfishness. Unsurprisingly, their case is quite different.
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In my career I never went after money, I always went after achievement and personal success. With achievement and personal success, money comes. - Christopher Makos
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Considering they began shooting as a duo when they were traveling through foreign, exotic locations; it’s easy to realize that living and experiencing all these different cultures was a key element regarding the birth of their ideas about identity. Chris stated that traveling truly has an impact on human perspective, and it’s when you get to visit all these different cultures -and see the way people dress and live- that you realize how different everybody is. “We go to China a lot” he says “and they have all these Shopping Malls just like this we’re in. It looks very western, but it’s really a stage setting; it’s just like the theater. The Chinese people wear western clothes and have all these things that makes them look like they’re American, but deep down they are still Chinese.” As the world gets more and more globalized, culture is starting to homogenize. All around the world -from Peru to Nepal- local cultures are being washed out by the standard western idiosyncrasy. “They have a very different cultural feeling,” he adds, “the way they look at things, the way they touch things, the way they see things; it’s so far away from the western culture. That is why when you go there as a Western, and see all these inherently North American elements, you actually mistake their identity. It may look western but it’s not. They are Chinese people in a setting of a western culture.” Anyone sensitive enough can actually see the
importance of traveling in the Hilton Brothers’ work and development. Traveling does not only give you the opportunity to experience different environments and cultural diversity, it also gives you the chance to re-invent and re-consider stereotypes you’ve grown with. Paul has an interesting view about it, as he says that “traveling makes you realize that “the more you know, the more you don’t know”.That saying is true. The broader your world becomes, the less you know about it. Everything gets dismantled from traveling.” But what might be hidden –or at least camouflaged- behind every piece of work the Hiltons display, is the personal style each photographer has
developed through the years. Both Chris and Paul have unique and incredible parallel projects, independently to their collaborative work as the Hilton Brothers. Christopher Makos has been developing his photography for over 40 years, and is a true reference to the scene. He was born in 1948 in Lowell, Massachusetts and grew up in El Monte, California; only to move to New York after he finished high school. He assisted Tennessee Williams for a while, before relocating to Paris to study architecture. It was there when he became the apprentice of the prolific and hugely talented photographer Man Ray (later referred to as his “original mentor”).
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The Hilton Brothers
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In an interview by Julian Bain (called “A Moment with Christopher Makos”), Chris expressed that “he (Man Ray) always used to tell me ‘Don’t edit while you work’, and that is one thing I use to this day”. Ray’s influences on Makos’ work are subtle but strong; and I believe his experience translated into his life as much as it did to his work. When he was 23 years old he met Andy Warhol at one of his expositions, and a year later he was hired by “Interview” Magazine; working on a regular double-page spread by the name “IN”. Although Chris’ jump onto the photography scene didn’t happen until the publishing of his 1977 book called “White Trash”; he had been working extensively with Andy Warhol, introducing him onto photography (he taught Andy how to use his first camera) and later making him aware of both Jean-Michel Basquiat’s and Keith Haring’s work. His latest book -”Lady Warhol”features over 120 portraits of Andy Warhol wearing various wigs and make up; a collection of images from the 1981 two-day photoshoot Makos and Warhol conceived as an homage to the 1921 collaboration between Man Ray and Marcel Duchamp (from which Duchamp’s “Rrose Sélavy” pseudonym emerged). Chris conceives New York City as the place that changed him as an artist and as a human being. In his own words, “if you go to New York City -no matter where you come from- that’s the place where you’re reborn; it’s the most wonderful place in the world. It is a fascinating city full of fascinating people.”
His humanistic points of view are splattered around his whole persona; the way he sees, moves, and talks. Chris looks like an eternal child, full of curiosity and eagerness. He’s anxious and enthusiastic, and never really stops moving. He orbits around with a cheerful and astonishing energy, like a never-aging kid with a constant sugar rush. Even now that he’s entered his sixties, Chris’ energy and inspiration remains intact, just like when he was 22. His constant artistic drive will never fade, and his contribution to the Hilton Brothers is a perfect proof of that. Twenty years younger than Chris, Paul Solberg didn’t develop a photographic career until he met him seven years ago. He was born in 1969, in St. Paul, Minnesota, and later became an anthropologist (thing that eventually led him to visit Uruguay a bunch of years ago). In spite of having a much shorter career, he does not lack the energy or the creative drive, and he seems determined to never stop doing what he loves. Paul’s first book -called “Bloom”- explores the true nature behind flowers, and approaches this often visited subject from a different perspective: as pure and truthful portraits. With the flowers set against solid backgrounds, every shot emphasizes not only the beauty of these blossoming living creatures, but also the space created around them. He is much calmer than Chris, in the sense that he does not move around constantly like he’s on Red Bull or something. But behind his glasses, deep inside his eyes, you can see the energy that runs through his soul; a spark that shines upon everything and everyone.
Decided to know more about their interaction, I ask Paul about how their personal styles changed and evolved since they started working together, and how he thinks they have influenced each other’s work. “Chris has an long established career, while I have a relatively new career -- of under ten years” he replies. ”It is a very interesting process to bring two people together at different stages of their careers and find and discover there is something very egalitarian. Creativity has no hierarchy”. Through the years they have discovered similarities and differences in their work, but as Paul puts it, it’s the constant discovery and re-discovery what makes collaboration a great thing. “That is why people collaborate,” he explains. They’re both linked by a verbally undefinable language; a language composed solely by images, vivid visual expressions of what cannot be displayed. It’s the language of their collaboration -of their relationship and their friendship- what makes their work so rich, fulfilling and interesting.
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I am twenty and I don’t know. I mean, most people my age believe they’ve got it all figured out, as if it’s written somewhere and you can learn it. As Sartre used to say, “Everything in life has been figured out except how to live,” and I think that’s mainly why our generation is getting so shallow and juvenile. We focus on the impossible. We’re not trying to answer a question; we’re trying to solve an existential angst. We drown ourselves under assumptions of what it is supposed to be and how it should work, but, really, what do we know? It is when you stop caring about it that you can actually breathe easy for the first time. And being twenty years older than me, I think Chris already went through that same path.
You have to really be in love with yourself and know who you are before you’re able to really love somebody else. As humans, we’re predisposed to love, but you need to realize that you have to live your life before you give it to somebody else. Oh, and last but not least: if you have to get married, just wait until you’re thirty or forty. Part of knowing yourself is to know other people.”
In a momentous display of tenderness and caring, Chris addressed us from the heart of his life experience. It is not his professional career what we’re talking about now. The three of us are about to engage in a forty-minute conversation, with its subject ranging from New York City and the North American culture, to Chris’ most sentient love advices. And at the end that is what really matters.
Now, more than thirty days later, I can look back on my steps and realize how wonderful everything went. From the moment we met Chris and Paul they immediately felt attracted by our energy and our drive; making us feel like a strong team. Both Lucía and I still can’t process the way things happened and how meaningful the experience was.
“You have to become who you are because of yourself; somebody else cannot make you whole. If you think that the person you care about and you love is the person that’s going to fulfill you and make you who you are, you’re just lying to yourself.
As I’m walking away from the Mall, I feel an inevitable sense of victory over the forces of evil, as I’ve beaten the monster responsible for my horrible writer’s block. Little do I know, that this meaningful course of events is not even near to be done yet. As I walk under the dimmed city lights I can’t help but wonder how this is all going to evolve.
From an exhibition premiere at the Santos Palace on Tuesday, to a private dinner party with the Mayor, the Hilton Brothers were never afraid of opening their arms and welcoming us into their lives. For a week they did everything to make us feel comfortable, and to really show us who they really are. They took the time and the
energy to show themselves real; to show themselves alive. Hours after Chris and Paul boarded their flight to Argentina, I began to think about the true trail of energy and love they left behind as they walked by. Not only they left us with a beautiful exposition, but with a Ménage à Trois in between themselves, their work, and this city; a true Love Affair. Recalling the experience; it was true magic. In a week I learnt more about taking pictures and collaboration, than in the two entire years I spent studying photography. In a week I learnt more about life and about this city and its people, than in my short twenty years of life. In a week I learnt to really love what I do, and to take recognition for it and be proud, and I learnt the fine art of true, inspiring and pure everyday collaboration. It is a sunny November afternoon –the 19th, to be precise- and I find myself sitting in front of the same desk where this story began. Today, more than a month later, I find myself –again- staring at my computer screen, only this time my eyes are not lost in the vacuum of my own inadequacy; this time they’re fixed on an experience that changed the perception I’ve got about this town, its people, and the true power of human energy. It is a sunny November afternoon, and this is how this story ends.
To be precocious and to be interested. That’s an artist - Christopher Makos
Por Amit Lasca
America’s Fab Four. La nueva ola experimental de la música anglosajona que rompe esquemas.
Hace aproximadamente 50 años, cuatro chicos de Liverpool rompieron esquemas en el mundo de la música popular, atravesando barreras idiomáticas y hasta estéticas. Desde ese entonces, los músicos -y amantes de la música- han estado en la búsqueda de algo que haga cambiar la forma de componer, pensar, vestir o peinar: los nuevos Beatles. Ese grupo que innovó a lo largo de la historia e hizo que se lo valorara como la banda sonora de la música contemporánea. Pero, ¿qué significa ser el próximo Beatle? Para entenderlo tendríamos que borrar sus caras, sus nombres -incluso el de la banda-, olvidar que eran cuatro, el tipo de música que hacían, olvidar la época y sólo quedarnos con lo que generaron artísticamente.
Luego de que esta maravillosa banda se separara en 1970, pocas lograron alcanzar ese status de “Los nuevos Beatles” (Led Zeppelin, Pink Floyd, Radiohead). Sin embargo, desde hace un tiempo, ha empezado a gestarse en Estados Unidos un movimiento musical que logró generar lo que alguna vez Los Beatles también generaron: deslumbramiento. Estas nuevas bandas -que lideran el mercado independiente musical del mundo en este momento- tienen una base en común: el folk, la psicodelia y Brian Wilson. Incluso han innovado al nivel de eliminar el formato canción de todas sus obras, haciendo algo completamente diferente. A continuación, las cinco bandas que pelean por el puesto de “Los próximos Beatles!”
Por Amit Lasca
Animal Collective
Grizzly Bear
Es quizás la candidata más clara a llevarse el puesto. Originarios de Baltimore -con ocho LPs, cuatro EPs y un álbum visual arriba- tan sólo llevan diez años juntos. Su prolífica carrera, actitud e innovación logró que su último disco, “Merriwather Post Pavilion” (Domino Records, 2009), quedara colocado en el puesto catorce del “Top 200 Albums of the 2000 Decade” de Pitchfork.com; nada mal para ellos. Sus discos recorren infinidad de estilos, yendo desde el primero “Spirit They’re Gone, Spirit They’ve Vanished” (Animal, 2000) con un folk psicodélico, electrónica y noise pop, mostrándonos en sus melodías que -en el cajón del armario de su casaguardan la camiseta verde del Pet Sounds (rasgo que inclusive los acompaña hasta el día de hoy).
En “Sung Tongs” (Fat Cat, 2004) dejan un poco de lado la electrónica y se meten más en un folk psicodélico -con melodías interminables y coros por doquier- creando un ambiente casi fantasmal, pero a la vez cálido y armónico. En 2009 sacan su obra maestra, “Merriweather Post Pavilion”, en la cual vuelven a la electrónica, volcándose un poco más al R&B. Si bien es un disco igual de experimental que sus antecesores, la aparición de varios hits como “My Girls”, “Brothersport”, y “Summertime Clothes” lo separa del resto, ya que los llevó a ser reconocidos mundialmente.
Banda de Brooklyn, constituida por cuatro integrantes. De las cinco bandas presentadas, es la única que tiene la misma formación que Los Beatles. Este detalle no es menor, ya que aunque sus estilos musicales sean totalmente diferentes, Grizzly Bear sigue guardando el formato canción -con verso y estribillo- para sus grandes hits y debo decir que lo hace muy bien. Si bien su disco “Yellow House” (Warp Records, 2006) es muy experimental, con melodías muy raras y un baterista -percusionista, en realidadque lleva su instrumento a un estilo muy propio, la canción “Knife” conduce su experimentación a lo más simple, transformándose en una pieza realmente hermosa. El hecho de que hayan seguido con el formato
canción los llevó a que su popularidad creciera a lo largo de su carrera, siendo teloneros de Radiohead y teniendo entre el público de sus conciertos a Jay-Z y Beyonce. Su último disco, “Veckatimest” (Warp Records. 2009) es quizás el más fácil de escuchar. Las canciones tienen un tinte más pop y la producción del álbum es espectacular, tal vez por el hecho de que lo produjo su bajista, quien ha trabajado con varios nombres importantes dentro del indie estadounidense.
St. Vincent
Dirty Projectors
Multi-instrumentalista de Tulsa, Oklahoma, Annie Clark empezó tocando en la populosa banda “The Polyphonic Spree”, formó parte de la banda de Sufjan Stevens y después se largó como solista. Ya tiene dos discos: “Marry Me” (Beggars Banquet Records, 2007) y “Actor” (4AD, 2009), los cuales fueron recibidos con elogios de la crítica. Si se escuchan ambos discos, seguramente sea muy difícil darse cuenta de si es una rockera rebelde, si busca volver a la década del ‘50 o si toma muchas drogas. Lo que sí es cierto es que su voz es casi angelical, y la diversidad dentro de su música la hace una de las artistas más interesantes a tomar en cuenta de este último tiempo. Rock, dream pop,
psicodelia, folk, bossanova, punk, melodías para enamorados y hasta una melancolía que a veces recuerda a los años ‘90.
Antes de hablar de esta banda, deberíamos referirnos a su cantante y compositor Dave Longstreth. Decir multiinstrumentalista es poco para este joven genio de la música, que viene tocando y sacando discos desde 2002. Su estilo de composición es algo a lo que -los que consumimos mucha música- no estamos acostumbrados. Él crea un formato totalmente nuevo, apartándose del 4/4 al que el rock y el pop nos tienen tan acostumbrados. Cuando escuchamos Dirty Projectors por primera vez, nos da la sensación de nunca haber oído otra cosa igual; pocos logran eso. Esta banda ya tiene seis LPs y dos EPs bajo el brazo, y cada uno de ellos es totalmente diferente entre sí. Para ejemplificar esto, el disco “Rise Above” (Dead Oceans, 2007) es un
intento de Dave Longstreth por recordar y reinterpretar el disco “Damage” de Black Flag entero, sin haberlo escuchado por 15 años. Cuando se habla de Black Flag, se suele pensar en un hardcore punk súper fuerte. Por el contrario, en “Rise Above” reinan lindas armonías acompañadas por los coros de sus tres cantantes, e incluso así, la actitud de Black Flag se siente; en definitiva, una genialidad. Al igual que Animal Collective y Grizzy Bear, su último disco, “Bitte Orca”, es lo más “escuchable” que han sacado hasta ahora y también el mejor recibido por la crítica. Su último proyecto es un EP de siete canciones junto a la cantante islandesa Björk, con canciones inspiradas por ballenas... háganse una idea de lo que es.
7 Participaron. Oscar Marchal, Amalia Branaa, Luke Byrne, Facundo Garay, Parker Fitzgerald, Exe, Germán Dotta, Fernando Farfán, Triplab, Araí Moleri, Tim Simmons y Laurent Nivalle.
Colaboraron. Oscar Marchal, Amalia Branaa, Luke Byrne, Facundo Garay, Parker Fitzgerald, Exe, Germán Dotta, Fernando Farfán, Triplab, Araí Moleri, Tim Simmons y Laurent Nivalle.
Agradecimientos. Muchas gracias a Uwe Schmidt, Martín Craciun, The Goethe-Institut, Juancadelics, Fernando Cattivelli, Anagrama, Revelate, BIOS y Mastodonte, sin quienes no hubiera sido posible. Queremos agradecer especialmente a Paul Solberg, Christopher Makos y Virginia Robinson por hacer posible “From New York With Love”, sin dejar de lado a la Bohemian Gallery, Michael Robinson, y a la John H. Robinson Foundation. También queremos agradecer a Robert Lococo, James C. Jamieson y Christopher Hayden por la buena energía y disposición que tuvieron, y a Lucía Ferreira por ser parte activa de la experiencia.
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