Unidad III.
El papel de la comunidad en la gestión escolar • ¿Qué variables del funcionamiento y la cultura escolar pueden influir en el cambio y la mejora? La capacitación específica para los líderes debiera ser una prioridad del funcionamiento para fomentar y fortalecer competencias de directivos sobre estrategias para mejorar los resultados escolares. El fortalecimiento de la autonomía de la gestión escolar a través de la ejecución de programas y acciones tendientes a fortalecerla (Acuerdo 717 por el que se emiten los lineamientos para formular los Programas de Gestión Escolar). La OCDE (2009) establece cuatro pilares básicos que son necesarios para generar un cambio significativo en el estilo de liderazgo y con ello en la transformación del centro escolar: 1) Definir las funciones y responsabilidades del liderazgo escolar. 2) Distribuir las tareas a todos los integrantes de la comunidad educativa, de tal manera que cada uno de ellos se sienta parte y contribuya a la mejora. 3) Hacer del liderazgo escolar una profesión atractiva, la cual sea dinámica y permita generar procesos de forma horizontal, no únicamente de manera vertical, y por último. 4) Desarrollar habilidades, conocimientos y actitudes para generar un liderazgo eficaz.
• ¿Qué aspectos contribuyen a la construcción de formas de trabajo colaborativo? El liderazgo en un centro educativo es una pieza primordial, ya que de esta depende la dinámica de los diferentes procesos y actores educativos para un trabajo colaborativo. Los integrantes educativos deben adoptar la responsabilidad de involucrarse en el proyecto escolar, con la respectiva guía y orientación del líder.
El establecimiento de visiones y objetivos compartidos. La enseñanza y el aprendizaje como centro de la comunidad escolar.
• ¿Qué elementos o prácticas educativas pueden favorecer este tipo de trabajo? Un elemento importante es un nuevo tipo de director, con competencias sobre gestión escolar y liderazgo efectivo, ya que éste interviene de manera considerable en los actores de la comunidad educativa. La actitud positiva del directivo y/o actores educativos es un compromiso a asumir dentro de la práctica educativa ya que esta actitud determina el comportamiento y con ello, la calidad de las acciones que se emprenden. La promoción permanente de espacios para fortalecer los procesos de diálogo, el análisis y la reflexión. La cultura de la actitud y del compromiso entre los actores educativos constituye una de las prácticas educativas que es necesario innovar para fortalecer el trabajo colaborativo.
• ¿Cómo se sabría que la escuela es también una unidad que aprende? “La escuela ha de ser una comunidad de aprendizaje, no sólo de enseñanza” (GAIRÍN, 1999), por tanto la formación permanente de los maestros en el propio centro de trabajo, y que responda a las necesidades particulares de su acción docente, la fortalece como organización que aprende; y por tanto, la reflejará como una unidad que aprende. A demás, la participación colaborativa en los CTE, la revisión y valoración constante de los procesos de la ruta de mejora escolar, revelan un funcionamiento de mejora dinámico y cíclico que permite una valoración permanente, la realización de ajustes en función de los retos que se van enfrentando y la retroalimentación en la toma de decisiones en favor de la escuela.