Revista Pueblo Niños

Page 1


2

Desde tu último cumpleaños, han cambiado muchas cosas. Por ejemplo, eres mucho más listo y sabes muchas más cosas que hace un año. Eso es evidente. Pero es posible que también se hayan producido otros cambios, para algunos de los todavía no estabas preparado. Tal vez hayas pegado un estirón y ahora tu cabeza sobresale por encima de muchos de tus compañeros de clase. O quizás todos han dando el estirón pero tú no hay forma de que crezcas. Tal vez apenas hayas ganado peso y creas que estás hecho un enclenque, o tal vez has engordado tanto que ya no te entran tus vaqueros favoritos. Y ahora te estás mirando al espejo pensando solamente en una cosa: ¿Soy normal?

un ritmo de crecimiento perfecto o correcto. Como promedio, los niños crecen aproximadamente 6 centímetros al año entre los tres años y el inicio de la pubertad (la etapa de la vida en que el cuerpo empieza a cambiar y a parecerse más al de un adulto). Tu médico sabrá cómo has estado creciendo con el transcurso de los años. El hecho de crecer cada años un poco más o un poco menos del promedio no es ni de lejos tan importante como tu estatura actual, cuál ha sido tu patrón de crecimiento, es decir, cómo has estado creciendo hasta ahora, y qué otros cambios ha experimentado o está experimentando tu cuerpo. No te asustes si te parece que has crecido mucho en muy poco tiempo. Todo el mundo da un estirón durante la pubertad. La edad promedio de inicio de la pubertad está en torno a los 10 años en las niñas y en torno a los 11 en los niños. Pero puede llegar antes o después entre los 7 y lo 13 años en las niñas y entre los 9 y 15 en los niños.

Todo el mundo es diferente

En primer lugar, ¿qué significa normal? La normalidad no existe. Si no, ¡el mundo estaría lleno de personas anormales! La próxima vez que vayas de compras, echa un vistazo a tu alrededor. Verás todo tipo de gente: gente alta, gente baja, gente de hombros anchos, gente con los pies pequeños, con enormes panzas, dedos largos, piernas recias, brazos esqueléticos... ¿Te haces una idea? Te puedes cambiar el corte de pelo o ponerte un gorro nuevo, pero tu aspecto físico no está completamente bajo tu control. Tus rasgos físicos están determinados en gran medida por tus padres. Cuando ellos te engendraron, te transmitieron sus genes una especie de código y esos genes contribuyeron a decidir tu estatura, tu complexión corporal, el color de tus ojos, la textura de tu pelo, e incluso si eres o no eres pecoso. Alto o bajo La estatura no es más que uno del millar de rasgos que deciden, en parte, tus genes. De hecho, puesto que tienes dos padres, tus genes actuarán como si fueran árbitros, concediéndote una estatura que probablemente estará comprendida entre las estaturas de tus padres. Si tus padres son los dos altos, lo más probable es que tú también lo seas. De todos modos, si tienes alguna duda sobre tu estatura, pregúntale a tu médico. No obstante, los genes no lo deciden todo. Por ejemplo, si sigues una dieta poco saludable no podrás desarrollar plenamente toda tu capacidad de crecer. Dormir mucho, hacer suficiente ejercicio y alimentarte bien te ayudarán a crecer y a desarrollarte como deberías. Seguro que te has preguntado alguna vez a qué ritmo crecerás. No hay

Lo más probable es que empieces a darte cuenta de que estás creciendo más deprisa aproximadamente un año después de que tu cuerpo empiece a manifestar los primeros cambios de la pubertad a las chicas se les desarrollan los senos y a los chicos les crecen el pene y los testículos.

Ganar peso

El peso puede variar mucho de un niño a otro. Compararse con los amigos es una tentación. Pero un niño puede pesar más o menos que sus amigos y seguir siendo completamente normal. La televisión y las revistas pueden hacernos pensar que nuestros cuerpos deberían pesar x kilos y tener determinado aspecto, pero en la vida real, hay muchas diferencias. A algunos niños les preocupa tanto su peso que prueban cosas insanas y peligrosas para modificarlo. La mejor forma de tener un peso saludable es alimentarse bien y dedicar mucho tiempo a jugos que implican hacer ejercicio físico.

Qué hacer si hay algo que te preocupa

Si te preocupa tu peso o los cambios que está experimentando tu cuerpohabla sobre ello con tus padres o con tu médico. Éste te indicará si tienes o no algún problema.


3

Cuando te sientes triste, quizás piensas que tu estado de ánimo durará para siempre, pero los sentimientos de tristeza no suelen durar mucho; sólo un momento, unas pocas horas o, quizás, uno o dos días. Sin embargo, a veces, estos sentimientos duran demasiado tiempo, causan un dolor muy profundo y te impiden disfrutar de las cosas buenas que pasan en tu vida. Este tipo de tristeza más profunda e intensa que dura mucho más tiempo se llama "depresión". Todas las personas pueden sufrir depresión, cualquiera sea su edad; incluso los niños. La depresión afecta el ánimo y la energía de las personas. Puede afectar el modo en el que las personas piensan acerca de sí mismas y su situación. Todas las personas sufren de estrés de vez en cuando y cada persona siente el estrés de forma diferente. Algunas de las formas de lidiar con el estrés como gritar, golpear a alguien o a una pared no resuelven la situación. Sin embargo otras soluciones como hablar con una persona en quien confíes, puede ser el comienzo para resolver el problema o al menos hacerte sentir mejor.

Si crees que sufres depresión o simplemente tienes una sensación de tristeza que no desaparece, es importante que converses con un adulto acerca del tema (tu padre o madre, un familiar, médico, maestro, consejero, entrenador o un amigo adulto cercano) para que pueda ayudarte.

Intenta seguir los siguientes pasos la próxima vez que te sientas estresado(a).

1. Busca Apoyo. Cuando necesites ayuda, rodéate de personas a

quienes les importa tu bienestar. Habla con un adulto en quien confíes, como por ejemplo tus padres, otro pariente, un consejero en la escuela o un entrenador. Y no te olvides de tus amigos. Puede que ellos estén preocupados por el mismo examen o tengan problemas similares a los tuyos como por ejemplo, lidiar con un divorcio o la muerte de una mascota querida.

2. ¡No te pongas nervioso (a)! Es fácil perder el control de tus

sentimientos cuando estas disgustado. Date cuenta de tus sentimientos. Exprésalos por ejemplo, "Estoy tan disgustado" y encuentra una forma de canalizarlos. Practica ejercicios de respiración, escucha música, escribe en un diario, juega con una mascota, monta en bicicleta, o haz lo que tu creas que te podrá ayudarte a sentirte mejor.

3. No te desquites contigo mismo. Algunas veces cuando los

niños(as) están preocupados y disgustados, se desquitan con ellos mismos. Eso no es una buena idea. Recuerda que existen personas que pueden ayudarte. No te desquites contigo mismo. Trátate bien y busca la ayuda o el apoyo que necesitas y que mereces? para lidiar con la situación que estas atravesando.

4. Trata de resolver el problema. Cuando te sientas calmado(a) y tengas el apoyo de adultos y amigos, es un buen momento para resolver tu situación. Necesitas darte cuenta de cuál es el problema. Incluso si no puedes resolverlo completamente, quizás puedas comenzar a resolverlo poco a poco. 5. Se positivo(a). La mayor parte del estrés es temporal. Puede que el estrés no parezca temporal cuando estás atravesando la situación, pero el estrés puede desaparecer, generalmente cuando te das cuenta del problema y comienzas a tomar medidas para resolver lo que te preocupa. Los cinco pasos que te hemos recomendado no son mágicos y puede que tengas que repetir uno de los pasos más de una vez, pero sí funcionan. Y si puedes permanecer positivo(a) mientras atraviesas la situación, te ayudarás a ti mismo más rápidamente. Ah... ¡Uno se siente tan bien cuando se ha ido el estrés! Ahora ya sabes como actûar y bajar tu estrês.

¿Alguna vez sentiste miedo? En ocasiones, todos nos asustamos. ¿Los truenos y relámpagos hacen que tu corazón lata más rápido? Tal vez, se te seque la boca cuando tu maestra anuncia que tomará una pequeña prueba, o te traspiren las palmas de las manos cuando llega tu turno de dar una lección ante toda la clase. Probablemente, sientas un nudo en el estómago cuando ves al peleón que siempre te molesta. Preocupaciones de todos los días Todos sentimos temor de vez en cuando. Y esto pasa sin importar lo grande o valiente que seas. En ocasiones, el miedo puede llegar a ser bueno y ayudarte a mantenerte saludable. El miedo a acercarse demasiado a una fogata puede salvarte de sufrir graves quemaduras. Y el miedo a obtener una mala calificación en una prueba puede hacer que estudies más. Estar un poco asustado también puede aguzar tus sentidos y ayudarte a desempeñarte mejor en un recital o durante una competencia. Algunas personas incluso disfrutan de estar un poco asustadas. Por eso, les gusta mirar películas de terror o dar vueltas en la montaña rusa.

¿Qué ocurre cuando estás asustado?

¿Alguna vez te preguntaste por qué tu corazón late más rápido y tu respiración se acelera cuando estás asustado? La reacción del cuerpo ante el miedo nos hace resistir o huir. Y la gente ha tenido esta sensación desde todos los tiempos. Ésta es la manera en que funciona. Imagina que eres un hombre o una mujer de las cavernas de hace cien mil años y te encuentras cara a cara con un tigre hambriento y de dientes filosos. Tienes dos opciones: 1) Salir corriendo (huir) o 2) tomar tu garrote y luchar contra el tigre (resistir).


4

A veces lo más duro de algunos sentimientos es compartirlos con otras personas. Pero el hecho de compartir tus sentimientos te puede ayudar, tanto cundo se trate de buenos sentimientos como de otros que no sean tan buenos. Además, el hecho de compartir tus sentimientos te ayudará a sentirte más cerca de la gente que te importa y a quien le importas. Cuando la gente habla sobre sentimientos, a veces utiliza la palabra "emociones".

Céntrate en tus sentimientos

No le puedes explicar a nadie qué llevas en la mochilla si no lo sabes ni tú. Con los sentimientos ocurre lo mismo. Para poder compartirlos con alguien, antes tendrás que aclararte tú mismo sobre qué es lo que sientes. Hacerte una lista sobre lo que sientes te puede ayudar. Puedes hacerla mentalmente o bien escribirlo en un trozo de papel o dibujarlo. ¿Hay algo que te molesta o te preocupa? ¿Te hace sentirte triste o enfadado? ¿Sientes esa emoción de vez en cuando o constantemente? A la hora de intentar identificar tus sentimientos, te puede ayudar recordar cosas que te han ocurrido y cómo te han hecho sentirte. Entonces podrás decir, por ejemplo: "Me pongo triste cuando mi amigo no quiere jugar conmigo " o "Me enfado porque mi hermano siempre me gana cuando jugamos a hacer canastas". Eso te ayudará a identificar tus sentimientos, y también dará a la persona a quien se lo expliques más información sobre lo que te molesta o preocupa.

¿Por qué hablar sobre los sentimientos?

La forma en que nos sentimos por dentro es importante. Puede ser muy duro no explicarle a nadie que estás triste, preocupado o enfadado con alguien. Entonces, estarás tú solo con esos desagradables sentimientos. Y, si te lo guardas todo para ti, ¡podrías llegar a ponerte enfermo! Pero, si hablas con alguien a quien le importas de verdad, como tu madre o tu padre, lo más probable es que empieces a sentirte mejor. Ya no estarás tú solo con tus problemas y preocupaciones. Eso no significa que tus problemas y preocupaciones vayan a desaparecer como por arte de magia, pero por lo menos habrá alguien más que sabrá qué es lo que te preocupa o molesta y que podrá ayudarte a buscar posibles soluciones. A tu madre y a tu padre les importa lo que te ocurre y les interesa saber cuándo tienes problemas porque te quieren y quieren saber lo que está pasando en tu vida. Pero, ¿y si no quieres explicárselo a tus padres? En tal

caso, siempre puedes buscar a otro adulto de confianza, como un pariente o el psicólogo escolar. Tal vez esa persona pueda ayudarte a hablar con tu madre y/o tu padre sobre lo que te preocupa.

¿Cómo puedes hablar sobre los sentimientos?

Una vez hayas decidido con quién quieres hablar, necesitarás elegir un lugar y un momento adecuado para hacerlo. ¿Debería ser un lugar recogido, o puedes hablar con tus hermanos en la sala de estar? Eso dependerá de tus preferencias, pero es importante que escojas un momento y un lugar en que podáis hablar tranquilamente sin que nadie os interrumpa. Si crees que te va a resultar difícil decir lo que tienes en la cabeza, anótatelo en un trozo de papel. Si la persona no entiende a la primera lo que intentas contarle, prueba a explicárselo de una manera diferente o ponle un ejemplo de lo que te preocupa o molesta. Si hay algo que crees que podría mejorar las cosas, explícaselo también


5 Algunos niños al igual que algunos adultos son más introvertidos que otros. Esto significa que hay algunas personas que son más tímidas y les cuesta más compartir sus sentimientos. No es preciso compartir con los demás todos y cada uno de los sentimientos que tenemos, pero es importante que lo hagamos cuando necesitamos ayuda. No puedes solucionar tú solo todos tus problemas. A veces necesitarás ayuda. Y, entonces, hablar sobre cómo te sientes puede ser el primer paso para obtenerla.

¿El enamoramiento infantil existe?

Sí. Entendiéndose al enamoramiento como un vínculo afectivo con otra persona de su misma edad generalmente y los niños se enamoran más al iniciar la socialización, cuando van a la escuela, entonces escuchamos que el niño dice que tiene novia o que le gusta alguien de su clase.

¿Cómo es el comportamiento de un niño enamorado? Algunos autores manejan que el comportamiento es igual que en una persona adulta, dejan de comer, no tienen concentración, etc. Lo que yo he observado al trabajar con ellos es que quieren estar cerca de esa persona. Sin embargo es importante mencionar que cada niño es único e irrepetible, fruto de su desarrollo bio-psico-social, por lo que su comportamiento deberá tener características muy particulares de cada uno. Además el niño tiende a imitar lo que ve a su alrededor, es decir, hablará de casarse y tener hijos porque eso ve en su entorno social. Tendrá novio, etc., sin embargo en otras culturas el comportamiento será dependiendo del cómo vean a los adultos que se relacionan, así van aprendiendo socialmente a relacionarse.

¿Los padres deben preocuparse al ver a sus hijos enamorados? Por supuesto que no, el enamoramiento es “normal”, por decir algo, es un proceso que se puede presentar en cualquier momento de nuestra vida, es parte de nuestro ser sexual. Igual te enamoras en la infancia o cuando eres una persona adulta. ¿Algunos padres reprimen a los niños y les dicen que ellos no se pueden enamorar “que no pueden tener novia porque están muy chiquitos”, eso le puede causar algún problema posterior al pequeño? Cuando se les dice que “no” se crean confusiones y sentimientos negativos que se arrastran a la adolescencia o bien toda la vida porque se está reprimiendo su desarrollo. Enamorarse y vivir ese amor es importante porque se crean vínculos afectivos. Muchas personas crecen creyendo que es malo y después pueden tener serios problemas para relacionarse con los demás, es entonces cuando llegan a consulta. Es igual cuando a un niño se le reprime por tocarse; el mensaje es que está mal y más si lo dice papá o mamá. Los pequeños están descubriendo su mundo y éste incluye en principio su propio cuerpo. ¿Cuando un niño está enamorado será un buen momento para hablar sobre sexualidad con ellos, entendiendo la palabra sexualidad en sus aspectos no sólo físicos, sino que le expliquen la importancia del amor, respeto, etc? Quizá, pero siempre es un buen momento para hablar con los niños sobre sexualidad. No se debe pensar que hasta los trece años debemos informarles, a esa edad quizá el adolescente le explique al padre, aunque mal informado, sobre temas sexuales. No debes preocuparte: estos sentimientos le prepararán para las futuras relaciones amorosas y, al mismo tiempo, son todavía ingenuos y variables.

Consejos:

Tómale en serio. No le digas “aún eres demasiado pequeño para enamorarte”, ya que esto implica que no aceptas sus sentimientos. Escúchale. Intenta comprenderle yponerte en su lugar. Estar enamorado le provoca sentimientos desconcertantes que querrá explicar y compartir.


6


7


8 Cuando en una casa hay más de un niño, es normal que surjan algunos problemas. Los hermanos suelen tomarse cosas prestadas entre sí, y no siempre las devuelven en las mejores condiciones. Los hermanos pequeños a veces tienen la impresión de que sus hermanos mayores pueden hacer todo lo que quieren. Y los hermanos mayores tienen la sensación de que el bebé de la casa es el centro de atención de la vida familiar. Éstos son problemas típicos que afectan a hermanos de todas las edades y lugares del mundo. Cuando los hermanos no se llevan bien, esto se denomina rivalidad entre hermanos. Rivalidad significa competencia. La competencia es algo normal, pero un exceso de competencia puede hacer difícil la vida familiar. Hablemos pues de cómo puede uno llevarse lo mejor posible con su hermano o hermanos. En el fondo, tener hermanos no es tan malo, ¿no crees?

¿Qué es la rivalidad entre hermanos?

Un poco de competencia no es mala. A veces puede contribuir a que te esfuerces más -como cuando tú y tu hermano pasáis un rato jugando a baloncesto para ver quien hace más canastas. Si él tiene buena puntería, tal vez tú también quieras mejorar. Pero algunas formas de rivalidad entre hermanos fomentan las discusiones, como cuando crees que tu hermano está reteniendo la pelota. Las personas que se quieren es normal que discutan de vez en cuando, pero demasiadas peleas son desagradables para todo el mundo.

Haz un esfuerzo por felicitar a tus hermanos por sus logros, y alégrate con sus alegrías. Si haces eso por ellos, será más fácil que ellos lo hagan por ti.

¿Cómo se pueden evitar las riñas?

Si las cosas se han descontrolado y tú y tu hermano estáis discutiendo mucho, tal vez necesitéis hablar con alguien. Los insultos y las descalificaciones pueden desembocar en agresiones físicas. Si tu hermano y tú discuten frecuentemente e incluso llegán a las manos, hablen con sus padres u otro adulto de confianza. Tal vez puedan arreglar las cosas hablando con un profesional, como un psicólogo, un psiquiatra, un terapeuta o un trabajador social, que entienda vuestros problemas de rivalidad. Esto puede mejorar mucho las cosas, tal y como dijo un terapeuta familiar: "A veces hablar sobre un problema es el paso más importante para solucionarlo. Es posible que tus padres no se hayan dado cuenta de cómo te sientes, y, cuando lo sepan, podrán introducir cambios positivos para que vuelvas a sentirte incluido en la vida familiar."

El monstruo de ojos verdes

¿Has oído hablar alguna vez del monstruo de ojos verdes llamado celos? A veces los hermanos tienen celos los unos de los otros. Por ejemplo, si tu hermana siempre saca mejores notas en el colegio, puede ser frustrante para ti, especialmente si a ti no te van tan bien los estudios. Aunque probablemente estarás orgulloso de tu hermano o hermanos, también es normal que estés un poco celoso de él o de ellos. Probablemente te sentirás mejor si te centras en superarte a ti mismo, en vez de compararte constantemente con tu hermano o hermanos. Todos los niños quieren que sus padres les presten atención, pero debes tener en cuenta que, si tus padres tienen varios hijos, tendrán que prestarles atención a todos. No obstante, si te sientes ignorado o te parece que tu hermano siempre es el centro de atención de la vida familiar, habla con tu madre o con tu padre. Si tus padres saben que tienes la sensación de que te dejan de lado, juntos podréis idear formas de ayudarte a sentirte mejor.

No pierdas los estribos

A veces, cuando se tienen celos y se siente frustrado, es fácil perder los estribos. Intenta seguir estos consejos para evitar reñir con tu hermano o hermanos: Inspira profundamente y piensa un poco. Intenta averiguar si estás enfadado con la persona o, simplemente, frustrado por la situación. Recuerda que tú tienes tus propias cualidades y virtudes. Si tu hermana acaba de ganar un concurso de dibujo, tal vez a ti se te dé bien el baloncesto, las matemáticas o el canto. Marisa, de ocho años, dice que su hermano "siempre gana en las carreras de velocidad, pero a mí siempre me ponen buenas notas por hacer bien los deberes y eso me ayuda a sentirme mejor".

Futuros buenos amigos

Tal vez ahora te cueste creerlo, pero es posible que algún día tu hermano o hermana se convierta en tu mejor amigo. Muchos hermanos se pelean y compiten entre sí durante la infancia y la adolescencia, pero, de mayores, mantienen una relación muy estrecha. Conforme te vayas haciendo mayor, es posible que cambies de amistades, pero tu familia seguirá siendo siempre tu familia.


9

Todos los seres vivos incluyendo los bichos, los peces y las personas mueren. Entender por qué tiene que ser así es difícil, incluso para los adultos. Tal vez sea la cosa más difícil de entender. Lo mejor que podemos hacer es aceptar la muerte como algo connatural a la vida. Es algo que ocurre, y no podemos hacer nada para cambiarlo.

¿Cuándo y cómo ocurre?

La mayoría de las veces, la gente tiene vidas muy muy largas. Mucha gente supera los 80 y los 90 años, y hay algunas personas que incluso viven más. De todos modos, el cuerpo, lentamente, con el paso de los años, se va gastando, exactamente igual que las ruedas de una vieja bicicleta o las pilas de tu juguete favorito. Cuando partes importantes del cuerpo como el corazón, los pulmones o el cerebro se desgastan y dejan de funcionar, lo más probable es que la persona muera. Cuando ocurre esto, decimos que la persona se ha muerto “de vieja". A veces muere gente mucho más joven. Algunas personas se ponen muy enfermas y, a pesar del esfuerzo de los médicos y del uso de medicamentos, no hay manera de mantener funcionando al cuerpo de esa persona. Si una persona que estaba muy enferma muere, tal vez oigas decir a los adultos que ahora esa persona descansa en paz, puesto que ha dejado de sufrir. De todos modos, los médicos cada día descubren nuevas formas de prevenir y tratar enfermedades, de modo que las probabilidades de que una persona se recupere de una enfermedad aumentan día tras día. Algunas personas mueren de repente, como en los accidentes. Este es probablemente el tipo de muerte más dura y difícil de asumir por los familiares y amigos del fallecido porque ocurre sin previo aviso y no hay tiempo para hacerse a la idea de que se va a perder a un ser querido. ¿Algo importante a recordar sobre este tipo de muertes? Suelen ser tan repentinas que las personas que mueren sienten poco dolor o nada de dolor en absoluto. Eso puede ser un consuelo para sus allegados.

¿A dónde va la gente cuando muere?

Mucha gente cree que, cuando alguien muere, lo único que muere es su cuerpo. Es como cuando una botella llena de agua se rompe y pierde toda utilidad. El recipiente se ha hecho trizas, pero lo que había dentro el agua perdura. La parte de la persona que perdura tras la muerte del cuerpo a menudo se denomina "alma" o "espíritu". Algunas personas creen que el alma es la parte del ser humano que ama, siente y crea; es la parte que nos convierte en quienes somos. Nadie sabe a ciencia cierta lo que le ocurre a una persona después

de morir. Hay muchas creencias diferentes sobre esta cuestión, y lo mejor es que hables con tu familia para saber qué creen ellos que ocurre tras la muerte del cuerpo. Así podrás decidir en qué creer.

¿Qué es el duelo?

Cuando perdemos a un ser querido, lo pasamos mal. Nos entristece pensar que esa persona dejará de estar a nuestro alrededor, que no podremos hablar con ella ni pasárnoslo bien juntos. Esa ausencia deja un profundo hueco en nuestras vidas. Tal vez tenías una mascota en casa que murió. ¿Te acuerdas de las primeras veces que entraste en casa tras la muerte de tu gato o de tu perro? Te extrañó no encontrarlo allí y lo echaste de menos.

Si lloraste, está bien. Necesitamos expresar la tristeza y lamentar la pérdida de los animales u otros seres queridos cuando les llega la muerte. Pero, como cuando te pelas la rodilla, el intenso dolor inicial desparecerá con el tiempo. La herida tardará un tiempo en curarse, pero te irá doliendo un poco menos cada día. Cuando alguien muere, ocurre lo mismo. Eso no significa que olvidemos o dejemos de echar en falta a la gente que ha muerto. Al cabo de un tiempo, podemos proseguir con nuestra vida, sin dejar por ello de querer al fallecido y recordándolo siempre. Recordar a las personas fallecidas que queremos es una forma de mantenerlas vivas en nuestro recuerdo. Las fotos nos ayudan a hacerlo. Mirar un álbum de fotos puede ayudarnos a recordar los momentos felices que compartimos con esas personas. Muchas familias entierran los cuerpos de sus seres queridos en un cementerio. Luego pueden ir a visitar sus tumbas. No es que crean que las personas muertas están allí; solo se trata de un lugar especial para ir a pensar en lo mucho que significaron esas personas para ellos.

¿Qué pasará conmigo?

No puedes tocarla, pero afecta cómo te sientes. No puedes verla, pero tal vez aparezca cuando te miras al espejo. No puedes oírla, pero está allí cuando hablas o piensas sobre ti mismo.

¿Qué es esta cosa importante pero misteriosa? Es tu autoestima.

¿Qué es la autoestima?

La autoestima puede tener un papel importante en cómo te sientes respecto de ti mismo y, además, en qué tanto disfrutas de las cosas o te preocupas por ellas.


10

Es obvio que la autoestima puede salir muy mal parada cuando alguien cuya aceptación valoramos mucho (como un padre o un profesor) nos hace de menos constantemente. Pero las críticas no tienen por qué venir siempre de otras personas. Como Steve en el ejemplo anterior, algunos adolescentes también tienen un “crítico interior”, una voz interior que encuentra fallos en todo lo que hacen. Y, como le sucede a Steve, la gente a menudo modela inintencionadamente su voz interior de acuerdo con la opinión de un padre crítico o cualquier otra persona cuya opinión es importante para ella.

No puedes tocarla, pero afecta cómo te sientes. No puedes verla, pero tal vez aparezca cuando te miras al espejo. No puedes oírla, pero está allí cuando hablas o piensas sobre ti mismo. ¿Qué es esta cosa importante pero misteriosa? Es tu autoestima.

¿Qué es la autoestima?

La autoestima puede tener un papel importante en cómo te sientes respecto de ti mismo y, además, en qué tanto disfrutas de las cosas o te preocupas por ellas. Para entender la autoestima, es útil separar el término en dos palabras. Analicemos primero la palabra estima, que significa que alguien o algo es importante, especial o valioso. Por ejemplo, si realmente admiras al papá de tu amigo porque es voluntario en el departamento de bomberos, eso significa que le tienes gran estima. Y el trofeo especial para el jugador más valioso de un equipo a menudo se llama trofeo estimado. Esto significa que el trofeo representa un logro importante. Y auto significa tú mismo. Por lo tanto, une las dos palabras, y es más fácil darse cuenta de lo que es la autoestima. Es cuánto te valoras a ti mismo y qué tan importante piensas que eres. Es la forma en la que te ves y cómo te sientes respecto de las cosas que puedes hacer. La autoestima no tiene que ver con jactarse, saber qué cosas haces bien y cuáles no tanto. en cuánto nos agradan otras personas o cosas, pensamos demasiado en si nos agradamos a

sino con llegar a Muchos pensamos pero realmente no nosotros mismos.

No se trata de pensar que eres perfecto, porque nadie lo es. Incluso si crees que algunos otros niños hacen todo bien, puedes estar seguro de que hay cosas en las que son buenos y cosas que les resultan difíciles. Lo más importante que hay que saber sobre la autoestima es que significa verte a ti mismo de un modo positivo que sea realista, lo que implica que es la verdad. De modo que si sabes que tocas muy bien el piano, pero no eres tan bueno dibujando, aún puedes tener una gran autoestima.

Problemas de autoestima

Antes de que una persona pueda solucionar sus problemas de autoestima y construir una autoestima sana, es útil saber en primer lugar qué podría estar causando esos problemas. Dos cosas en particular cómo nos ven o nos tratan los demás y cómo nos vemos a nosotros mismos pueden tener un gran impacto sobre nuestra autoestima. Los padres, profesores y otras figuras de autoridad influyen en las ideas que desarrollamos sobre nosotros mismos en particular, cuando somos niños pequeños. Si los padres pasan más tiempo criticando a un hijo que elogiándolo, es difícil que ese niño desarrolle una autoestima sana. Puesto que los adolescentes aún están formando sus valores y creencias, es fácil que construyan su autoimagen alrededor de lo que dice uno de sus padres, un entrenador u otras personas.

Con el tiempo, escuchar una voz interior negativa puede dañar la autoestima de una persona tanto como si la crítica viniera de fuera. Algunas personas están tan acostumbradas a que su crítico interior siga allí que ni siquiera se dan cuenta cuando se están haciendo de menos. Las expectativas poco realistas también pueden afectar a la autoestima de una persona. La gente tiene una imagen de lo que quiere llegar a ser (o de quién cree que debería ser). La imagen de la persona ideal es diferente para cada uno. Por ejemplo, algunas personas admiran las habilidades deportivas y otras las aptitudes académicas. Las personas que se ven a sí mismas teniendo las cualidades que admiran —como la habilidad de hacer amigos fácilmente— suelen tener una autoestima alta. Las personas que no se ven a sí mismas teniendo las cualidades que admiran pueden desarrollar una baja autoestima. Desgraciadamente, las personas que tienen una baja autoestima a menudo tienen las cualidades que admiran, pero no pueden verlo porque la imagen que tienen de sí mismos está moldeada de tal modo que les impide hacerlo.

¿Por qué es importante la autoestima?

Los sentimientos que tenemos hacia nosotros mismos influyen en cómo vivimos nuestras vidas. Las personas que sienten que se les quiere y aprecia (en otras palabras, las personas que tienen la autoestima alta) tienen mejores relaciones sociales. Son más proclives a pedir ayuda y apoyo a los amigos y la familia cuando la necesiten. Las personas que creen que pueden alcanzar sus objetivos y solucionar problemas tienden a rendir más en los estudios. Tener una buena autoestima te permite aceptarte a ti mismo y vivir la vida de forma plena. Nunca es tarde para construir una autoestima positiva y sana. En algunos casos, cuando la herida emocional es muy profunda o duradera, es posible que sea necesaria la ayuda de un profesional de la salud mental, como un psicólogo o terapeuta. Estos expertos actúan a modo de guías, ayudando a las personas a quererse a sí mismas y a darse cuenta de lo que las hace únicas y especiales. La autoestima interviene en casi todo lo que haces. Las personas con una autoestima alta rinden más en los estudios y les resulta más fácil hacer amigos. Tienden a tener mejores relaciones con la gente de su edad y con los adultos, son más felices y les cuesta menos enfrentarse a los errores y decepciones


11


12

Independientemente de lo que estés tratando de hacer, hay tres pasos importantes que tienes que dar:

Organizarte Concentrarte ¡Hacerlo!

El problema es que, para los niños, cada uno de estos pasos significa dar muchos pequeños pasos. Pero aprender a darlos es una destreza que te ayudará mucho en la escuela y en la vida. Los niños tienen muchas cosas que hacer en el día y cada una de ellas sigue este proceso de tres pasos. Tomemos como ejemplo el cepillarse los dientes. Organizarse significa estar donde debes estar y reunir los materiales necesarios. Para cepillarse los dientes: ir al baño, sacar el cepillo, la pasta de dientes y abrir el grifo. Concentrarse significa seguir adelante con la tarea. Los dentistas dicen que hay que cepillarse durante 3 minutos, lo que significa seguir cepillándose aunque escuches una canción buenísima en la radio o recuerdes que querías llamar a tu amigo. Concéntrate y recuerda lo que el dentista te dijo sobre cepillarte desde las encías. ¡Hacerlo! Si llevas a cabo los pasos 1 y 2, el paso 3 se hace casi solo. ¡Hurra, han pasado los 3 minutos y tus dientes están limpios! Hacerlo significa acabar y dar los últimos retoques. Con el cepillado de los dientes, sería: cerrar el grifo, guardar el cepillo y la pasta de dientes y ¡comprobar que no te queda pasta de dientes en la cara! Puede que estés pensando: “Yo sé cepillarme bien los dientes”. En tal caso, eso es excelente porque significa que puedes aplicar esas mismas destrezas en la escuela o a cualquier proyecto que tengas que realizar, como las tareas escolares o limpiar tu habitación.

Organízate

Ser organizado es una destreza importante tanto en la escuela como en la vida. Cuando eres muy organizado, puedes concentrarte, en lugar de pasar tiempo buscando cosas como loco y distrayéndote con cosas sin importancia. ¿Qué significa ser organizado? En el trabajo escolar, significa tener un cuaderno o un lugar donde guardar todas tus tareas, y así saber qué tienes que hacer y cuándo. Tener archivadores o carpetas claramente etiquetadas y guardar todas tus tareas escolares en orden y en un lugar específico: es lo principal de la organización. Con tus cosas en casa, ser organizado significa tener un lugar donde ponerlas y guardarlas cuando terminas. Significa colgar tu abrigo en lugar de dejarlo tirado en el piso o echarlo en una silla. Significa guardar la mochila, los zapatos y la ropa interior limpia siempre en los mismos lugares para que sepas dónde encontrarlos en todo momento.

La planificación también forma parte de ser organizado. Planificar significa decidir qué vas a hacer y cuándo lo vas a hacer. Los calendarios, las listas y los horarios pueden ayudarte a planificar. Puedes comprar o dibujar un calendario y tenerlo cerca de tu área de trabajo. Sería conveniente elaborar un horario o una lista de cosas que hacer. Mirar la lista te puede ayudar a saber qué necesitas hacer. Añade cosas cuando te den tareas nuevas y márcalas cuando las hayas terminado. Utiliza la lista para decidir qué es lo más importante y empieza por ahí. Si tienes que hacer un gran proyecto, escribe la fecha de entrega en tu calendario. Pero no esperes hasta poco antes para comenzar el proyecto. Escríbelo en tu lista de cosas que hacer o en tu calendario con semanas de antelación (¡esto se le llama planificar con tiempo!) De esa forma, no esperarás hasta el último minuto. Trabaja en un gran proyecto un ratito cada vez. Eso no solo te producirá menos estrés, sino que también te llevará a realizar un mejor trabajo. Tus maestras saben cuándo has trabajado y cuidado tus tareas, y cuándo las has hecho deprisa y corriendo justo antes de entregarlas. Necesita un poco de esfuerzo extra para organizarte a ti mismo y tus cosas. Pero una vez te has organizado, te sientes muy bien. Cuanto menos tiempo pases buscando cosas por todas partes o poniéndote nervioso por las tareas, más tiempo tendrás para cosas mejores, como leer un buen libro o jugar.

Protege tu entorno

Aire limpio, agua limpia... ¿área de trabajo limpia? Sí. Las dos primeras contribuyen a un planeta sano. La última crea hábitos de trabajo saludables. Es mejor disponer de un escritorio o una mesa que puedas usar siempre para hacer los deberes. Si asocias ese entorno al trabajo, puedes concentrarte más rápidamente. (Por eso no es buena idea hacer los deberes en la cama; asocias ese entorno con dormir, ¡no con aprender!) Ten tu área de trabajo bien surtida de plumas, lápices, cuadernos y libros de texto; cualquier cosa que necesites para hacer tus tareas. Si utilizas la mesa de la cocina u otro espacio que no sea siempre tuyo, considera la posibilidad de crear una “caja de trabajo”, en la que puedas guardar papel, plumas, libros y otros materiales de forma que no tengas que buscarlos por todas partes cuando la mesa esté despejada. Así, puedes agarrar la caja y voilà: área de trabajo instantánea. Dondequiera que trabajes, trata de asegurarte de que no vas a distraerte. Apaga la televisión, el celular, desconecta la Internet y cualquier dispositivo de mensajería instantánea. ¿Crees que puedes ver la televisión y leer el libro de Ciencias? Piénsalo bien. Es menos probable que recuerdes la información que lees cuando parte de tu atención está en otra cosa. Si tienes hermanos o familiares ruidosos, pídeles amablemente que se vayan a otro sitio. Si no se van o no se tranquilizan, busca un lugar más tranquilo.


13 Concentrarse En casa

Una vez que has creado el entorno adecuado para hacer los deberes, tienes que concentrarte, ser perseverante y hacer el trabajo. ¿No sabes cómo seguir? ¿Necesitas descansar un minuto? Hazlo lejos de tu mesa de trabajo. Ve a por un vaso de agua o date un paseíto (¡pero vuelve en seguida!). No enciendas la televisión o empieces a leer tu email; es probable que esas tareas terminen absorbiéndote. No dejes de pensar en el premio: una tarea acabada. Para concentrarte, habla contigo mismo durante el trabajo. Pregúntate: “¿Qué tengo que hacer ahora?” y contéstate. Quizás respondas: “Bueno, tengo que hacer el siguiente problema de matemáticas. Vamos a ver... Voy por el número 5. Empezaré leyendo el problema para mí mismo”. Luego, hazlo. Pregúntate: “¿Y ahora qué hago?” Después, vuelve a contestarte. “Bien, tengo que averiguar cuál es la mitad de 46”. Y, ahora, ¿qué? “Pues escribo 46 y lo divido por 2”. Entonces, hazlo. Entiendes, ¿no? Habla contigo mismo mientras tratas de hacer algo, paso a paso, como si fueras la maestra. Esto te ayuda a concentrarte en el trabajo. ¡No te des por vencido! Ya casi lo consigues. (¡No olvides decirte eso a ti mismo!) Podrías estar preguntándote: “Pero, ¿cómo me concentro cuando estoy limpiando mi habitación o haciendo algo que mis padres me han pedido que haga?” Para concentrarse en cualquier trabajo, habla contigo mismo mientras lo haces. Si estás limpiando tu habitación, pregúntate: “¿Qué me dijo mi mamá que hiciera?” Respuesta: “Oh, sí, que limpie mi habitación”. Pregúntate: “¿Por dónde empiezo?” Tu posible respuesta: “Supongo que recogeré toda la ropa del suelo”. Luego, hazlo.

Para concentrarte en el trabajo, habla contigo mismo mientras lo haces. Hazte preguntas sobre lo que tienes que hacer, después respóndelas y sigue los pasos necesarios. Ve paso a paso hasta que termines. Si el trabajo es difícil, no te des por vencido. Inténtalo de verdad o pide ayuda. Posponerlo o entretenerte no te ayudará a aprender, y no hará más fácil tu trabajo. Desafía a tu cerebro... ¡es un buen ejercicio! Cuando no entiendas algo o no sepas cómo hacerlo, pide ayuda a la maestra. Si no lo haces, tu mente empezará a divagar y, antes de que te des cuenta, estarás en el país de las maravillas. En lugar de eso, haz una pregunta y presta atención a la respuesta. Si sigues en la confusión, habla con tu maestra después de clase.

Soñar despierto

No hay nada malo en tener una buena imaginación, a menos que te domine en el momento equivocado, como en mitad de una clase. Si las ensoñaciones desordenan tu mente, busca una forma de canalizarlas en el momento del día más adecuado: después de clase. Podrías empezar a escribir tus ensoñaciones en un diario al final del día. Así no estarás desactivándolas, tan solo posponiéndolas hasta un poco más tarde. Si no te gusta escribir, prueba a pintar, construir o busca otras formas de dejar fluir tu creatividad.

Vecinos ruidoso

Si tus compañeros te distraen, pídeles amablemente que dejen de hablar. ¿Eres tú el parlanchín? Guarda la charla para la hora del almuerzo o para el recreo. Si sigues distraído, quizás haya algo que la maestra pueda hacer para ayudarte.

¡Hacerlo!

Ahora... supongamos que bajo los pantalones de mezclilla que acabas de recoger, encuentras ese CD que has estado buscando por todas partes. Decides escucharlo y, antes de que te des cuenta, estás cantando con tu micrófono de juguete. ¿Aún concentrado? ¡Huy! Ya te distrajiste. Pregúntate: “Un momento, ¿qué se supone que debo estar haciendo ahora?” Respuesta: “Oh, sí, recoger mi ropa”. Entonces, vuelve al trabajo.

¿Qué es mejor que ser organizado y estar concentrado? ¡Haber terminado! No solo te alegrará saber q u e has hecho bien, sino que tienes algo porqué sentirte orgulloso. Prosigue hasta que esté todo hecho, y no te rindas cuando vayas por la mitad. Asegúrate de que tu tarea está limpia y bien hecha. Revisa tu trabajo por si hay algún error. Corrige cualquier error que encuentres. Si se trata de un proyecto o el resumen de un libro, dale los últimos retoques.

Después de recoger toda la ropa, pregúntate: “¿Qué debería hacer ahora?” Posible respuesta: “Haré la cama”. Entonces, hazla. Sigue hablando contigo mismo hasta que la habitación esté limpia. Observa cómo estás progresando y dite a ti mismo: “Lo estoy haciendo muy bien. Mi mamá estará contenta (y, quizás, ¡sorprendida!)”.

Cuando hayas terminado parte de los deberes, marcarlo acabado en tu lista de tareas puede darte una agradable sensación. Cuando hayas terminado todos tus deberes, te queda una cosa más: tienes que llevarlos a la escuela. ¡No sirve de mucho dejarte la tarea en el escritorio!

En la escuela

Para estar seguro de que estás preparado para ir a la escuela, revisa tu mochila. Asegúrate de que tu nombre esté en la tarea, de que la tarea esté en un lugar seguro (como una carpeta), de que la carpeta esté en tu mochila y de que tu mochila no se quede en el auto o en el autobús. Trabajaste mucho, ¡mereces que se te reconozca el mérito!

Puede ser difícil concentrarse todo el día en la escuela. Pero, afortunadamente, las asignaturas cambian y no tienes que concentrarte en lo mismo todo el día. Cada asignatura dura solo un rato, así que necesitas concentrarte durante breves períodos de tiempo. Normalmente, dispones de un pequeño descanso mientras cambias de libros o materiales para la siguiente asignatura. En la escuela, si te pones a pensar en otra cosa (¡o te viene sueño!) mientras estás escuchando a la maestra o trabajando en tu sitio, quizás necesites cambiar de postura para estar más cómodo. Respira hondo, o levántate y estírate (cuando tu maestra diga que puedes) para estar a tono con lo que se está diciendo.

Con las tareas domésticas, hacerlas significa perseverar hasta terminar todo el trabajo. Cuando creas que has terminado (o casi), echa un vistazo a la habitación por si se te olvidó recoger algo. ¿La cama hecha? Compruébalo. ¿Los zapatos guardados? Compruébalo. ¿La ropa sucia en la cesta apropiada? Compruébalo. ¿La ropa limpia en el cajón? Compruébalo. ¿Los juguetes y los libros en su sitio? Compruébalo. Si tu trabajo es darle de comer al perro, no has terminado del todo hasta que le hayas servido la sabrosa comida para perros. Hacer el trabajo significa tirar la lata de comida vacía a la basura, enjuagar la cuchara


14 y ponerla en el fregadero. O si estás poniendo la mesa para comer, no te detengas después de poner solo los platos. Haz todo el trabajo y coloca también los utensilios y las servilletas. No te olvides de los vasos. Oh, sí, ¿y la sal y la pimienta? ¿Se necesita algo más en la mesa?

te guían cuando haces la tarea, sabrás hacerla sin ayuda cuando llegue el momento, que será pronto. Las buenas notas no son el único beneficio. Cuantas más tareas hagas bien sin ayuda, te sentirás mejor. Esto también se aplica a las cosas que estás aprendiendo a hacer en casa.

En cualquier cosa que hagas, hacerlo significa terminar lo que empiezas, hacer un buen trabajo y revisarlo. Ah, y otra cosa importante: dedica un momento a admirar el trabajo que has realizado. Mereces estar orgulloso. ¡Buen trabajo!

A veces, los estudiantes tardan mucho en empezar a trabajar, posponen los deberes o tienen problemas en concentrarse porque no entienden lo que se supone que deben hacer o porque creen que no pueden hacerlo bien. Para eso necesitas la ayuda de tus maestros y de tus padres. Es normal preocuparse por lo que pasará si repruebas, pero intenta confiar en ti mismo y dar lo mejor.

Ayuda de los adultos

Cuando estás intentando aprender estas destrezas, necesitarás ayuda de tus padres y de otros adultos, como los maestros. Pero el secreto está en entender que no es bueno que ellos hagan tu trabajo. Algún día, serás mayor ― e irás a la secundaria o a la universidad― y tendrás que hacer las cosas sin ayuda. Aquí tienes dos listas. Una, con ejemplos de cosas para las que puedes pedir ayuda a los mayores. La otra es una lista de cosas que los mayores no deberían hacer por ti.

Si tienes problemas, no tengas miedo de seguir pidiendo ayuda. Di a tus padres o maestros cuál es el problema. Algunos niños tienen problemas de atención, lo que hace más difícil organizarse, concentrarse y hacer las cosas. Pero también ellos pueden y deben usar este método de tres pasos para completar mejor las tareas. La ayuda de los adultos puede ser un pequeño impulso que te ayudará a prepararte para hacerlo por tu cuenta. ¡Quién sabe! Pueda que incluso ayudes a tus padres. Muchos adultos tienen problemas para hacer tareas complicadas, como planificar la cena de toda una semana. Si tu mamá o papá se enfrenta a alguna de estas difíciles tareas, ya sabes qué aconsejarles:

Pedir Perdon

¿Te resulta familiar? En caso afirmativo, eres como muchos niños que a veces discuten con sus amigos y familiares. Admitámoslo -no siempre es fácil llevarse bien con los hermanos, los padres y los amigos. Nadie es perfecto, y todos hacemos a veces cosas que nos hacen meternos en problemas. Aprender a pedir perdón puede ayudarnos mucho. Pedir perdón es lo mismo que disculparse. Al pedir disculpas, una persona está diciendo que siente o le sabe mal el daño que ha causado, incluso aunque no lo haya hecho a adrede. Cuando una persona se disculpa, también puede añadir que intentará enmendarse en el futuro. Asimismo, la disculpa también puede ir acompañada de una promesa de reparar o sustituir lo que se ha roto, o la persona se puede retractar de algo que ha dicho.

¿Qué efecto tiene?

Cuando le pides perdón a alguien -y lo haces sinceramente- significa que te has detenido a pensar en cómo puede haberse sentido esa persona por algo que tú has dicho o hecho. Cuando te detienes a pensar en los sentimientos de otra persona, empieza a saberte mal tu comportamiento. Y, si has hecho algo que sabías que estaba mal, es posible que hasta te avergüences de ello.

Los adultos y los maestros deberían: Enseñarte cosas nuevas;

responder a tus preguntas sobre lo que has aprendido o sobre la tarea; proporcionarte un entorno tranquilo donde puedas concentrarte; proporcionarte los materiales necesarios para que puedas hacer el trabajo; revisar tu trabajo y ayudarte a corregir los errores; darte consejos prácticos sobre cómo organizarte y concentrarte; ayudarte a decidir dónde guardar las cosas en tu habitación; darte trabajos domésticos adecuados para niños; dejar que les ayudes en el salón de clase y en casa.

Los adultos y los maestros no deberían:.

Darte las respuestas a las preguntas de los deberes; hacer partes importantes de la tarea por ti, como investigar o escribir; corregir los errores; organizarte el trabajo, la mochila o el armario; tener que recordarte mil veces que hagas las cosas que se supone que debes hacer; limpiar tu habitación (¡lo siento!) A medida que creces, tendrás que responsabilizarte cada vez más de tu propio trabajo. Si prestas atención a la forma en que tus padres y maestros

Incluso aunque lo que ha ocurrido haya sido un accidente o lo hayas hecho sin querer, probablemente te seguirá sabiendo mal haber herido los sentimientos de otra persona. Después de disculparte, es posible que te sientas un poco mejor (lo que probablemente también le ocurrirá a quien reciba tus disculpas). Cuando una persona pide disculpas con tacto, lo más probable es que se sienta mejor por haber intentando arreglar las cosas.

¿Cuándo debería disculparme?

Es posible que te tengas que disculpar cuando hagas daño a alguien, hieras sus sentimientos, o pierdas algo que le pertenece. También puedes tener que hacerlo si rompes algo (incluso accidentalmente) o si haces algo que sabías que estaba mal -como mentir o saltarte una norma adrede. Y también si haces algo que tus padres te han prohibido o no haces algo que se supone que deberías hacer. Puedes tener que disculparte ante otro niño o ante un adulto. Los adultos también pueden pedir perdón -a otro adulto o a un niño. Después de todo, ellos también cometen errores de vez en cuando. Disculpándose cuando han actuando mal, los adultos pueden dar un buen ejemplo y enseñar a los niños a hacer lo correcto y a pedir perdón cuando es necesario.


15

Hoy tienes un examen muy importante en el colegio y te encuentras fatal. Te duele el estómago y la cabeza. Tal vez tengas los músculos tensos, te tiemblen las manos o estés sudando. Sabes que no te ha picado el bichito de la gripe, pero es posible que tengas lo que coloquialmente se conoce como "nervios", y, más correctamente, ansiedad ante los exámenes. He aquí cómo funciona la ansiedad. Supongamos que te preocupa el examen de matemáticas porque el último examen de esa asignatura no te fue muy bien. O tal vez estás tenso porque en el último examen te fue de maravilla y eres de esas personas que les gusta sacar todo sobresaliente. Cuando estás preocupado y tenso, todo tu cuerpo puede verse afectado.

Ansiedad de ejecución

La ansiedad ante los exámenes, en realidad, es un tipo de ansiedad de ejecución. Este tipo de ansiedad es el que se experimenta una persona cuando le preocupa cómo va a rendir (hacer algo), sobre todo cuando se trata de algo muy importante. Por ejemplo, puedes tener ansiedad de ejecución cuando te presentas a una prueba de selección para formar parte de la banda de música o el equipo de baloncesto de tu colegio. Mientras están haciendo un examen, es posible que te pongas muy nervioso, sientas cosquilleos ote duela la panza o tengas dolor de cabeza tensional. Algunas personas pueden empezar a temblar o a sudar, o notar que el corazón les va más deprisa de lo normal mientras esperan a que les repartan el examen. Un estudiante con una ansiedad muy fuerte ante los exámenes puede incluso tener la sensación de que tiene que ir de vientre o de que va a vomitar. ¿Te suena a conocido? No eres el único. Pregunta a otras personas y descubrirás que todo el mundo - adultos y niños - experimentan alguna ansiedad antes de un examen. De hecho, una pequeña dosis de ansiedad puede ser positiva, al mantenerte centrado en la tarea y concentrado. Pero, cuando los síntomas son tan intensos que no te permiten funcionar o cuando estás tan ansioso que te encuentras realmente mal, lo más probable es que no puedas dar lo máximo de ti mismo. Por supuesto, si no te has preparado bien el examen, es posible que estés preocupado - y por un buen motivo. Este tipo de ansiedad no es tan fácil de abordar porque, aunque consigas calmarte, seguirás sin saber las respuestas. Cuando te hayas preparado bien un examen y aprendas a controlar la ansiedad, tu conocimiento podrá resplandecer y sacarás buena nota.

¿No más exámenes?

Si los profesores saben que los estudiantes se estresan con los exámenes, ¿por qué los siguen poniendo? Lo creas o no, tanto los profesores como los alumnos se benefician de los exámenes. Los exámenes miden

en qué medida los alumnos están aprendiendo las habilidades y la información que les enseñan los profesores. Y los exámenes de toda clase forman parte de la vida - desde el examen que harás algún día para sacarte el carné de conducir hasta el examen que tendrás que hacer si, por ejemplo, de mayor quieres ser médico.

¿Por qué nos ponemos ansiosos?

Bueno, puesto que no podemos prohibir los exámenes, tal vez te interese saber cómo controlar la ansiedad ante los exámenes. La ansiedad es la sensación que experimenta una persona cuando espera que ocurra algo malo o estresante. Cuando estás bajo estrés, tu cuerpo libera la hormona adrenalina, que te prepara para reaccionar ante el peligro, ¡como cuando corres para escaparte de tu hermano mayor! La adrenalina provoca los síntomas físicos de la ansiedad, como sudoración, palpitaciones y respiración rápida. Estos síntomas pueden ser leves o intensos. Si te centras en lo malo que podría ocurrir, tu preocupación aumentará todavía más. Puedes pensar: "¿Y si me olvido de todo?" o "¿Y si el examen es demasiado difícil?" Demasiados pensamientos como estos no dejan mucho espacio en tu mente para que puedas concentrarte en las preguntas del examen. Las personas con ansiedad ante los exámenes también se pueden estresar a consecuencia de las reacciones físicas propias de la ansiedad y pensar cosas como: "¿Y si vomito?" o "¡Oh no, me están temblando las manos!" Estos pensamientos pueden hacer que la persona se altere todavía más, aumentando su nivel de ansiedad. La persona se sentirá peor, e incluso más distraida y más incapaz de concentrarse.

¿Quién se pone ansioso?

Cualquier persona puede tener ansiedad ante los exámenes, pero aquellas personas que quieren contestar bien a todas las preguntas son más propensas a sentirse de ese modo. Esto recibe el nombre de perfeccionismo. Los niños que se preocupan mucho también pueden ponerse ansiosos a última hora. A los niños perfeccionistas y que tienden a preocuparse más de la cuenta les cuesta mucho aceptar sus propios errores o no sacar una calificacion perfecta. Esto crea una gran presión sobre ellos. Como ya hemos mencionado antes, no haberse preparado bien para un examen (¡buff!) puede provocar ansiedad ante los exámenes. Asi que preparate, estudias un poco pero algo muy impportane descanza, duerme temprano eso ayudara a que tu mente se despeje. Asi que relajate y concentrate



Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.