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PUNTOS de VISTA ...

juan carlos maimone

Es insoslayable que en todos los órdenes de la vida existe un momento de desconcierto, el momento en que de una manera u otra, necesitamos de la guía de alguien de mayor sapiencia que nos lleve a retomar el sendero correcto para salir ilesos del laberinto.

Durante años, aquellos que peinamos canas nos refugiábamos en la prensa, en sus diferentes facetas y a través de plumas o voces con conocimientos de estremecedora lucidez, encontrábamos invariablemente la idea conciliadora con la realidad tangible e inapelable.

Sin embargo; en el transcurso inexorable del tiempo y sus caprichosas tendencias, fuimos descubriendo al principio con no poca sorpresa y más tarde con antojadiza constancia, que lo que leíamos o escuchábamos, goza-ba de una liviandad alarmante, hasta convertirse en algo teatral y desopilante.

Entonces comenzó el deambular en la búsqueda del espacio que nos permitiera reencontrarnos con nuestra escencia, aquella aprendida de nuestros mayores que nos enseñaron a ser y no a existir.

Lentamente, la identidad, ese conjunto de caracteres o ideas que nos hace similares, nos fue agrupando más allá de edades o formaciones, de idiomas o geografías, para de alguna manera – no de cualquier manera – reto-mar la huella del informar, sabiendo de antemano que para que pueda surgir lo posible, era menester indispensable intentar lo imposible. Con la verdad por sobre todo y la realidad por sobre todos.

Con esa responsabilidad a cuestas, hurgamos e investigamos, vemos y probamos, sin producir la catarsis del silencio ni protestando entre cuatro paredes. En otras palabras; sin miedos ni arrogancias, pero tampoco con adulaciones convenientes.

Cada uno de nosotros, desarrollamos una actividad paralela que nos permita la subsistencia, pero en la misma medida, aprendimos a robarle al tiempo el espacio necesario para aprender y esa medida, plasmar la verdad.

Para eso debemos visitar talleres, dialogar con los verdaderos protagonistas, sentarnos sobre un auto de carrera o de calle, decir de él lo que la experiencia nos indica y no lo que quieren que digamos. Analizar y profundizar con los que saben para formar el concepto, eso nos hace diferentes y en eso estamos, sin caer en el sensacionalismo de algunos o el silencio cómplice y siempre conveniente de otros para sacar ventaja de lo que no merecen…

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