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El periodismo y su desprestigio

EL PERIODISMO

Y SU DESPRESTIGIO

“Sin dudas el periodismo es por algo una dee las profesiones más desprestigiadas…”

juan carlos maimone

Algo que queda demostrado a través de innumerables encuestas que aseguran que el ciudadano común desconfía cada vez más de periodistas y medios de comunicación. No importa el lugar, pero cuando se escucha hablar del periodismo se hace en términos altamente despectivos, como si los periodistas fueran lo peor de la sociedad. En mi caso, que me considero uno más, no soy ni quiero ser corporativista porque en términos generales, existe esa tendencia y que a decir verdad, son muchos los que se lo han ganado ese desprecio a pulso. Esto se debe a la configuración de la estructura mediática, donde los intereses de las empresas o el de sus periodistas los ha convertido en deudores. El mundo de los autos no es una excepción; por el contrario, ha sido una tónica generalizada, un mecanismo bien lubricado para elaborar masivamente informaciones falaces sobre las cualidades de un auto o de una empresa. En otras palabras; la máquina del fango puesta a todo trapo donde una noticia debe tener al menos, pretensión de objetividad, una opinión subjetiva que puede estar más o menos fundamentada con datos e informaciones reales. Allí se mueven aquellos de plumas muy livianas que, al no poder desarrollar sus frágiles pretensiones, hacen lo que pueden; es decir, se convierten en obsecuentes relacionistas públicos desplegando su impúdico trabajo en los mejores términos. Todo esto sumado a la escasa educación mediática de nuestra sociedad, nos convierte en carne de cañón del ciudadano común o lo que es peor, de este tipo de personajes. La conclusión es que muchas personas no conocen los géneros periodísticos básicos y pueden confundir opinión con información e información con opinión. En una época en la que la exposición que tenemos a los impactos mediáticos es abismal no se explica la falta de educación mediática que existe en la sociedad ni la ausencia de la ética en los planes de estudios en la educación integral, algo que en el tiempo se constituyó en el abono perfecto para el consumo acrítico de la información y la prosperidad de las “fake news”.

Por supuesto, además de una mejor educación, los periodistas deberíamos tener acceso indiscriminadamente a una información plural para que esta sea veraz. Las manos que manejan la industria automotriz deberían ser más diversas y no sujetas a digitar a “grupos de los amigos de turno” dispuestos a bailar con la música que les silban por un plato de comida o por dormir una noche en una cama cinco estrellas. Pienso que la desinformación y la mentira deliberada deberían de tener algún tipo de castigo para periodistas y medios que utilicen estas malas artes que acaban echando por tierra la imagen de todos. Necesitamos un periodismo que más que un cuarto poder sea un contrapoder, que analice, critique y denuncie con lealtad hacia el público y compromiso con la verdad. No le parece…?

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