Benemérita y Centenaria Escuela Normal del Estado de San Luis Potosí. Licenciatura en educación Preescolar. 2°B
Materia: Ambientes de aprendizaje. Profesora: María Teresa Hernández Trujillo.
ENSAYO: “EL CASO DE LUCÍA. SER DOCENTE RURAL Y NO MORIR EN EL INTENTO.”
Alumna: María José Gómez Prieto.
Teléfono: 4442866333
17 de Noviembre del 2014 San Luis Potosí, SLP.
Las situaciones que se presentan en la sociedad actual, son tan diversas
y
complicadas que frecuentemente se nos muestran como retos para aprender y crear soluciones nuevas y eficientes. Como estudiantes, pensamos que el trabajo en el aula será como se nos pinta en las películas; decimos “todo será sencillo, es sólo ir a la escuela dar clases y listo”, pero, ¿realmente reflexionamos que pasa más allá de pararse a la escuela y dar clases?. Algunas situaciones son realmente sencillas, pues algunas escuelas cuentan con un clímax institucional que no demanda más que un buen docente que guíe a sus alumnos; sin embargo, no en todas las escuelas se cuenta con ello. Las zonas rurales son las más afectadas por condiciones precarias, en las cuales el mobiliario, las aulas y el contexto no son propicios para generar el aprendizaje con el que todo educador sueña y desea generar en sus alumnos. Frecuentemente se enfrentan a la falta de recursos, en México, sólo el 15% de las escuelas de nivel básico se encuentran en condiciones óptimas. Este es el caso que vivió Lucía, ella, siendo una docente recién graduada de la escuela normal, se enfrenta a una realidad nueva que no se le fue explicada paso a paso en libros revisados durante su formación, y es que nadie es formado para saber qué hacer en este tipo de situaciones. A Lucía, se le da la opción de dar clases en un pueblito “alejado de la sociedad”, entre las montañas y ríos, algo totalmente opuesto a lo que cualquier docente “desea”, ella, aceptó ir a ese pueblito abandonado y afrontar los retos que llegaran a ella. Los recursos con los que contaba la escuela eran escasos, la escuela era unitaria y por lo tanto multigrado, el pizarrón con el que se contaba era sólo una parte pintada de color verde en la pared, los alumnos no contaban con cuaderno y mucho menos con plumas o lápices para escribir, los pupitres eran inexistentes en aquella aula olvidada por el mundo, por la autoridad. Como buena docente, Lucía solicito ayuda a los alumnos para limpiar el aula y por lo tanto solicitar todo lo que les hacía falta. La ayuda que Lucía solicitó, consistía en cuadernos y lapiceros para sus alumnos, pero, además de ello, Lucía debió de solicitar inmobiliario para los alumnos, un pizarrón,
gises, libros de texto, útiles escolares, materiales escolares, además de que se contará con personal para que trabajara en conjunto con Lucía y hacer de la escuela un lugar más organizado. El papel de los padres de familia fue fundamental para que la escuela siguiera de pie, puesto que si los padres de familia estuvieran en una postura de indiferencia la escuela no contaría con alumnos ni con las ganas de salir adelante. La comunidad en la cual se encontraba la escuela, era un lugar en el cual las condiciones económicas y sociales no eran las óptimas, la escuela se encontraba en un lugar apartado de la civilización, para llegar a ella se debía de cruzar entre ríos, por caminos angostos de terracería, recorrer varios kilómetros caballo porque este era el único medio de transporte que podía llegar a esos alcances, era el único que lo podría llevar atrás de las montañas. La escuela consistía en un solo salón de clases para más de 30 niños y jóvenes de los cuales algunos ya pasaban de los 14 años. El pueblo, a pesar de ser grande, era un pueblo en el cual solo se contaba con lo básico para llevar a cabo una vida digna, el pueblo estaba rodeado de grandes árboles, callejones largos que se perdían en los umbrales del pueblo, donde viven campesinos y trabajadores dedicados a la vida y las diferentes labores del campo. Lucía se enfrentaba a una situación complicada, pues las características de cada alumno que se encontraba en el salón eran realmente diferentes, y por lo tanto necesitaban de diferentes atenciones. El salón de clases contaba con 30 alumnos de entre 6 y 14 años, los grados escolares de esos alumnos, eran tan diversos, ya que iban desde primero o segundo de primaria hasta segundo o tercer año de educación secundaria y sólo una pequeña parte de esos 30 alumnos sabían leer y escribir, por lo cual el esfuerzo sería más demandante. Como sabemos, cada alumno conforme a su edad, debe poseer aprendizajes aptos a su desarrollo cognitivo. Es por ello, que Lucía pudiera haber organizado el aula por grupos o equipos los cuales correspondieran al grado escolar que deberían de estar cursando los alumnos, o en una segunda opción, hacer en 2 turnos las clases (matutino y vespertino) en los cuales se dividiera al grupo por edades (60-10 años y de 10-14 años) para
estandarizar a esos 2 grupos y enseñarles temáticas que los 2 pudieran utilizar. Los materiales con los cuales se organizó el trabajo en el aula fueron correctos, pues estos pertenecen al contexto en el que los niños se desarrollan y de esta manera se logró generar un aprendizaje significativo y por lo tanto aplicable a las demandas que el pueblo les exigía. La organización escolar es punto importante para el funcionamiento de la escuela, como ya se mencionó anteriormente, es necesario de la participación de los padres de familia para la conformación de una mesa directiva que ayuden a la maestra a organizar tiempos, espacios, recursos y la adquisición de los mismos. El trabajo en conjunto los ayudaría a hacer comités de mejora, estrategias que les ayuden a recolectar recursos monetarios para el mantenimiento y poder dar respuesta a las necesidades de la escuela. Es importante recordar que se cuentan con diferentes ambientes de aprendizaje que ayudaran a Lucía a propiciar el aprendizaje con los que deben de contar sus alumnos. Lucía es primeriza en esa escuela, y para saber qué es lo que debe de enseñar, en primera instancia debe de conocer cuáles son los aprendizajes previos de sus alumnos, conociendo que es lo que ellos saben, a través de que sus antiguos profesores les enseñaban, cuáles eran las técnicas que les servían más para aprender; además de que considero necesario que Lucía debe de indagar en las características familiares, sociales, económicas, culturales de cada alumno para tener un punto de partida que le ayude a guiar el aprendizaje (ambiente centrado en quien aprende). Posteriormente, se debe de generar un proceso de aprendizaje, en el que ya se han considerado características previas de los educandos, que le ayudarán a Lucía a fijar una meta, la cual será alcanzada a través de una planeación de contenidos a enseñar a los educandos. Es necesario recordar que Lucía se encuentra en un lugar diferente a los que practicaba. El contexto en el que se encuentra, debe ser retomado para generar un ambiente de aprendizaje en el que la comunidad le ayude a aprender y a utilizar lo que aprende (centrado en el conocimiento).
La evaluación, sería el proceso final que nos ayude a evidenciar que el aprendizaje fue adquirido por los educandos. Lucía, al contar su historia evidencia que los alumnos son buenos para la creación de manualidades, artesanías; esto lo podremos utilizar como una estrategia en la que se impliquen conocimientos teóricos y empíricos a través de problemas de aplicación, en ellos se podrán observar las actitudes, aptitudes, alcances, aprendizajes obtenidos, capacidad de resolución de problemas que adquirió cada uno de los alumnos de Lucía. Además, este también interviene en el conocimiento previo y durante el proceso de aprendizaje (ambiente centrado en la evaluación). El ambiente centrado en la comunidad, se debe hacer presente en todos los ambientes mencionados con anterioridad, pues como lo hemos visto a lo largo del curso de “Ambientes de aprendizaje” , es imposible separar el conocimiento de las características contextuales en los cuales se encuentra inmersa la escuela. Además, Lucía no debe de olvidar de las diferentes dimensiones con las que cuenta y las que debe de mejorar. Una de ellas es la institucional, la cual debe de ser creada para el funcionamiento de la escuela, una valoral en la cual intervengan sobre todo la responsabilidad, el compromiso, la perseverancia, la unión y el liderazgo; la siguiente dimensión necesaria, sería el interpersonal en unión con el cultural, pues el enlace entre estos 2, ayudará a Lucía a relacionarse con las personalidades de cada habitante del pueblo en un clima de respeto, y finalmente la dimensión didáctica y la personal, en la cual Lucía será la única responsable de ellas, pues a través de ellas mostrará su preparación y las capacidades adquiridas en su formación, creando estrategias de aprendizaje e interviniendo de manera oportuna a las necesidades de sus alumnos. Lucía se enfrenta a un nuevo reto, totalmente diferente al que cualquier otro profesor puede imaginar. Es difícil ser docente en un lugar en el cual se hacen paros cada año, donde se cuenta con pocos recursos y los que existen están en malas condiciones, donde el lugar está apartado del mundo al que ella estaba acostumbrada a vivir plena y tranquilamente; sin embargo ninguno de estos factores le impidió cumplir sus sueño de ser docente, de hacer algo nuevo para la educación. Las situaciones por las que atraviesa México en la actualidad, nos reta a mejorar día a día para atender
situaciones como las que enfrentó Lucía y que como ella, muchos de los docentes rurales atraviesan. Como futuros docentes, estamos expuestos a atravesar este tipo de condiciones, por lo que es necesaria una reflexión oportuna de aquello que debemos de ser capaces de lograr y enfrentar. No olvidemos que lo que aprendemos en la escuela normal es sólo un breve inicio a lo que el mundo real nos ofrecerá, ¿Qué tan capaces seremos en un futuro?, eso no lo sabemos, pero si sabemos que el no olvidar todo lo que se aprende, será el factor fundamental del éxito de un buen docente.