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ECO diseño

REVISTA ECO DISEÑO N°01 REVISTA DE DIVULGACIÓN DISEÑO Y MEDIOAMBIENTE PRÁCTICA PROFESIONAL Y LEGISLACIÓN FADU / UNL / 2017


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REVISTA ECO DISEÑO

DISEÑO GRÁFICO SUSTENTABLE

Martin, A. (2009, febrero 09). Diseño gráfico sustentable. FOROALFA. Recuperado de http://www.foroalfa.org

Los diseñadores gráficos también debemos establecer un compromiso con la sustentabilidad del planeta

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l diseño gráfico sustentable se basa en principios sociales, economicos y ambientales. Es una nueva corriente dentro del diseño que propone un enfoque crítico sobre la práctica y responsabilidad de la labor del diseñador desde la concepción de la idea de diseño hasta el deshecho del mismo, sea este un objeto o un servicio.

Su mayor propósito es el de producir lugares, productos y servicios de un modo en el que se reduzca la utilización de fuentes no renovables, y por lo tanto se minimice el impacto negativo de la actuación de los seres humanos en el ecosistema.

La revolución industrial de finales del siglo XIX, que dio vida a las máquinas y al nacimiento del diseño, ha traído también consigo la contaminación y el desgaste de nuestro planeta. Nuestra preocupación por el medio ambiente, el calentamiento global y el fin de algunos recursos básicos es cada vez mayor y por ello ha nacido una nueva corriente dentro de los profesionales del diseño: el diseño sustentable, antes conocido como eco-diseño o «green design». Podemos definirlo como la capacidad para diseñar objetos, edificios, ciudades… cuyos principios sean la sostenibilidad económica, social y medio ambiental. Comprende, pues, numerosos campos entre los que encontramos la arquitectura, el diseño ambiental o del entorno, el urbanismo, la ingeniería, el diseño gráfico, el diseño de interiores y el diseño de moda.

El diseño gráfico sustentable es aquel que considera el impacto medioambiental de los productos relacionados con el diseño gráfico tales como el embalaje, etiquetas, publicidad gráfica, publicaciones, etc. Para desarrollar un diseño ecológico debemos considerar los elementos que se utilizan en el proceso de cada trabajo: diferentes soportes, mano de obra, transporte, utilización del producto, y su eliminación.

El diseño gráfico sustentable es aquel que considera el impacto medioambiental de los productos...

Reducir el impacto medioambiental

El diseñador puede contribuir al diseño sustentable fijándose estrategias que afectan en varios aspectos a su trabajo cotidiano: 1. Trabajo en el estudio: hábitos y entorno. 2. Elección y producción del material: elección de imprentas, servicios, buscar material cercano a la residencia para evitar de este modo una mayor utilización del transporte, elegir modos de hacer llegar la información que precisen menos materias primas, o un sistema de alquiler de algunos productos que rebaje el consumo privado, etc. 3. Eco-feedback: diseño centrado en el usuario. 1. Hábitos y entorno en el estudio Nuestros hábitos de trabajo pueden favorecer a la preparación de un producto ecológico. Para ello podemos favorecer un entorno adecuado a este fin, como la elección de bombillas de bajo consumo, reutilizar papel para las pruebas del diseño, apagar completamente los equipos que no estén siendo utilizados, etc. La revista australiana Desktop, nos habla de las diferentes iniciativas de los diseñadores para contribuir al medio ambiente aportando otras soluciones más ecológicas a los clientes. Anna Carlile puso en marcha en Melburne el estudio de diseño Viola Ecographic Design, que ofrece soluciones sostenibles.

Nuestros hábitos de trabajo pueden favorecer a la preparación de un producto ecológico

Además pone a disposición de otros diseñadores una guía con información útil sobre el papel y los sistemas de impresión para conseguir un diseño ecológico. Entre sus propuestas encontramos las siguientes: / Comprueba con tu impresor con qué formato puedes aprovechar mejor el pliego en la imposición y de esta manera ahorra papel. / Asegúrate del tipo de emisión de gases en el proceso de impresión: tintas, barnices, pegamentos, soluciones de limpieza, etc. / Comprueba con el impresor la opción de imprimir sin fotolitos, directamente a plancha. / Elige tintas vegetales con papel sin estucar siempre que sea posible. / Evita las tintas metálicas y fluorescentes ya que contienen metales pesados. / Elige barnices al agua, antes que barnices UV o plastificados. / Comprueba que en la imprenta con la que trabajas reciclan y utilizan algún sistema de ahorro energético. / Comprueba que tu trabajo se puede reciclar fácilmente, que no contiene ningún material o efecto no reciclable. / Elige un papel que se haya elaborado con árboles de plantaciones creadas con este fin. Fíjate que tenga el certificado FSC.


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(...) el diseño «que intenta modificar la conducta de los usuarios de un sistema informando sobre las consecuencias medioambientales de sus acciones».

2. Imprentas, tintas y papeles / Tintas Podemos realizar un diseño sostenible si elegimos imprentas que consuman poca energía y cuyos productos consumibles perjudiquen lo menos posible al medio ambiente. Hoy en día existen sistemas de impresión que, además de respetar la naturaleza, garantizan la máxima calidad en el diseño. Las tintas convencionales están basadas en petróleo y se mezclan con disolventes con alcohol de base, que transmiten gases tóxicos a la atmósfera, perjudiciales para la salud y para el ecosistema. Como alternativa, existen máquinas que desarrollan soluciones ecológicas, como la impresión sin alcohol y el offset sin agua. Otra opción es la utilización de tintas a base de aceites naturales, que no emplean aceites minerales. La ventaja de estas tintas es que se mantienen frescas en el tintero, ofrecen una buena absorción y dejan menos residuos. Por otra parte, los diseñadores cada vez utilizamos con más frecuencia acabados con barniz, por lo que también deberíamos exigir a la imprenta con la que trabajemos que empleen o bien barnices al agua, o bien exentos de amoniaco y aminas. / Papel La fabricación del papel estándar utiliza grandes cantidades de energía, fibra vegetal virgen y produce polución. Si elegimos un papel o soporte adecuado, también podemos contribuir a la conservación de la naturaleza. Un papel ecológico será aquel cuya elaboración evite el impacto medioambiental, para lo que se consideran el uso y consumo de los recursos naturales y de la energía; la eliminación de los residuos, la producción de ruidos y olores durante la extracción de las materias primas, etc. Es decir, el papel ecológico no tiene por qué ser reciclado ya que también se tiene en cuenta que el modo de elaboración sea respetuoso con el entorno. En todo caso no debemos pensar que con el papel reciclado no se pueden realizar trabajos de calidad, ya que los grandes avances en la tecnología del reciclado

permiten ya elegir papel usado de altas prestaciones para las aplicaciones más complejas. Lo mejor es elegir un papel certificado por algún organismo cuyo etiquetado nos informe de sí es ecológico, y lo clasifique según su grado de agresión al medio ambiente. Existen etiquetados desarrollados en diferentes países que nos permiten, distinguir si el papel que vamos a elegir es ecológico, reciclado, libre de cloro elemental o totalmente libre de cloro. 3. Eco-feedback Dani Armengol en el Blog de Usolab menciona una nueva corriente en diseño sustentable: el «eco-feedback», que describe como el diseño «que intenta modificar la conducta de los usuarios de un sistema informando sobre las consecuencias medioambientales de sus acciones». Renee Wever, Jasper van Kuijk y Casper Boks constituyen el Grupo de Investigación de Diseño para la Sustentabilidad de la Universidad de Delft en Holanda. Su investigación se centra en promover el diseño sustentable de los productos, aunque los resultados son extensibles a todos los campos del diseño. Este equipo va más allá de analizar el impacto medioambiental de los productos en relación con las materias primas que emplean, o de su impacto ecológico durante el proceso de fabricación, y pone el foco de atención en la influencia que causa en el entorno la manera en que el consumidor interactúa con los objetos de consumo. Los investigadores holandeses proponen que los diseñadores promuevan en sus proyectos el uso sostenible de los productos. El diseño adquiere así el compromiso de adaptarse a los hábitos del usuario para conseguir de él un comportamiento más sostenible. Mencionan tres posibles estrategias de actuación: la escritura o scripting, el eco-feedback y la adaptación de la funcionalidad de los productos para reducir su impacto medioambiental. Desarrollar estos métodos requiere, para cada proyecto, un estudio del comportamiento del consumidor, lo que vienen a denominar «el diseño centrado en el usuario». Mediante el scripting trabajamos sobre la información directa que aparece escrita en el producto. Por ejemplo, el diseñador puede informar a los consumidores mediante pictogramas, que una vez agotados se deben reciclar los envases en los cubos adecuados. Sin embargo, se puede llegar más lejos si además se transmite información específica sobre el impacto de sus acciones, lo que se denomina eco-feedback. Un buen ejemplo son las etiquetas que informan al

usuario cuánto tardaría el producto en descomponerse en la naturaleza si no recicla adecuadamente sus residuos domésticos. Otra iniciativa de eco-feedback es mostrar en la pantalla del televisor un mensaje que informe al usuario de la cantidad de energía que ahorrará si desconecta completamente el aparato en vez de mantenerlo en situación de espera. El eco-feedback ofrece pues a los usuarios, información sobre la eficacia económica y ecológica de sus actos. Una alternativa más radical es la de crear productos cuyo diseño impida su uso no sustentable, es lo que llamamos «diseño de funcionalidad forzada». Además de los proyectos que promueven el diseño centrado en el usuario, al analizar las iniciativas relacionadas con el diseño para la sostenibilidad debemos mencionar las prácticas emprendidas por estudios concretos, como el canadiense SmashLab de Vancuver, que bajo el lema Design can change (El diseño puede cambiar), ofrece consejos sobre la práctica sostenible del diseño y da la posibilidad de registrarse y pasar a formar parte de un listado de diseñadores comprometidos. También es obligado mencionar las reflexiones que propone el arquitecto Ken Yeang en su libro EcoDesign, A Manual for Ecological Design, que ofrece soluciones concretas sobre cómo integrarnos dentro del entorno natural sin perjudicar la supervivencia del planeta.

El diseño adquiere así el compromiso de adaptarse a los hábitos del usuario para conseguir de él un comportamiento más sostenible.

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REVISTA ECO DISEÑO

La postura del diseñador gráfico de cara a un nuevo paradigma


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l mundo es un caos, los problemas ambientales son cada vez mayores y el diseño gráfico debe entenderse como participe de ese problema y contribuir a su solución. Es necesario cambiar la concepción que tenemos de nuestra propia disciplina para poder generar cambios considerables en las rutinas de los individuos con el fin de disminuir los problemas ambientales, pero para ello debemos empezar por nosotros mismos. El objetivo de esta nota es definir la postura del diseñador de cara a la problemática ambiental, y como esta repercute sobre su producción. Comenzar a hablar de la ética y la responsabilidad ambiental dentro del campo que nos compete, resulta complejo ya que aún no hemos acordado una única definición de diseño gráfico y, sus infinitas concepciones, dificultan marcar el rumbo de nuestra labor. Hoy en día resulta casi imposible despegar la figura del diseñador de aquel que no es más que un mero engranaje dentro de la cadena de producción, dejando lejos aquellos ideales fundacionales de las primeras décadas del siglo pasado cuando se creó la disciplina. Estamos inmersos, como diseñadores y usuarios, dentro de un modelo capitalista (destructivo para la sociedad y el ambiente), el cual alimentamos con nuestros trabajos vacíos de fundamentos, conciencia, compromiso y responsabilidad con la sociedad. Por eso creo que para poder hablar del rol del diseñador respecto a su responsabilidad ambiental, primero resulta fundamental adoptar una postura en cuanto lo que significa el diseño gráfico y cuál debería ser su objetivo principal, para esto resulta conveniente la definición de diseño que Gerard Paris-Clavel dio en una entrevista en Revista Tipográfica N°33 (1997) «El diseño cobra sentido realmente si persigue un objetivo social. Con su capacidad de expresión simbólica puede fomentar el conocimiento y cuestionamiento de los problemas que aquejan a nuestra sociedad.». Propongo adoptar esta definición para entender de mejor manera la presente nota.

(...) aún no hemos acordado una única definición de diseño gráfico

Queda en manos del diseñador evaluar bajo su juicio que es lo que está bien y lo que está mal, para esto es necesario que desarrollemos una mirada crítica sobre la disciplina y sobre la influencia de nuestro trabajo en la sociedad y el medioambiente. ¿Somos realmente consientes del impacto que generan los objetos que creamos?, ¿Pensamos en cuál será el destino de los objetos una vez cumplido el objetivo que les dio origen?, ¿Los valores que nos imperan son morales o económicos?, ¿Qué podríamos hacer, desde nuestro campo, para mejorar la situación ambiental actual?, son algunas de las preguntas que deberíamos hacernos a nosotros mismos si es que deseamos realmente cambiar la mirada que tenemos sobre nuestro trabajo y, así mismo, modificar la mirada que tienen los clientes sobre la labor del diseñador. El cambio de paradigma ya se encuentra en marcha, actualmente la sociedad ha comenzado a crear conciencia sobre el impacto que tiene en el ambiente la forma de vida que llevamos y, aunque sea un cambio que llevará mucho tiempo, ya era hora de preocuparnos por nuestro planeta tierra. Dentro de nuestro campo podemos comenzar por pequeños cambios que aportaran a la causa común. Primeramente se debe pensar en las consecuencias que ocasionarán los diseños sobre el medioambiente, la sociedad y la economía. El diseño sustentable, esta nueva corriente del diseño que ha comenzado a cobrar importancia en los últimos años, debe evaluar los tres campos en los cuales se fundamenta para lograr sus objetivos; propone una mirada más abierta sobre el trabajo del diseñador, donde se debe contemplar el impacto social, económico y ambiental que se genera. No propone una mirada radical anti-sistema, ya que considera utópica la eliminación del sistema capitalista, a cambio propone que el diseño sustentable debe encontrar la forma de adaptarse a dicho sistema y realizar cambios desde adentro.

y, sus infinitas concepciones, dificultan marcar el rumbo

También debemos pensar el objeto

de nuestra labor.

de diseño sobre su contenido

Los objetivos mercantiles capitalistas se contraponen a los valores de la ecología, y quizá aquí erradique la verdadera génesis del problema, en otras palabras, si el diseñador no logra entender que su papel dentro de la sociedad va más allá de la estética y cosmética de los objetos, difícilmente logre cambiar su visión sobre la responsabilidad ambiental. En palabras de Gui Bonsiepe « (…) El tema de la cosmética en el discurso proyectual es viejo (…). Sin ninguna sombra de duda, esta concepción está cargada de connotaciones negativas, pues inscribe el diseño en el campo de lo superficial, lo marginal, lo no serio.» (Bonsiepe, 1999). Es necesario despegarnos de la idea de que nuestro trabajo es, únicamente, cumplir con las demandas del cliente y en ese caso, deberíamos entender que nuestro aporte dentro del proyecto creativo podría contribuir a solucionar los problemas que aquejan a la sociedad, o por lo menos realizar un aporte.

El tema de la cosmética en el discurso proyectual es viejo (...)

y dejar de diseñar objetos o artefactos que carezcan de sentido y utilidad. Por supuesto no debe dejar de pensarse en los materiales que se van a utilizar, la cantidad de energía que se gasta en la producción de estos y en la energía que derrochan cuando estén terminados, siendo este el caso de las páginas web, aplicaciones, luminarias, etc. Debemos dejar de pensar a la sociedad como un elemento más del proceso de ventas, sino priorizar la vida y la entidad humana, las cuales tienen valores y la mayoría de las veces son menospreciados o ni siquiera tomamos en cuenta. También debemos pensar el objeto de diseño sobre su contenido y dejar de diseñar objetos o artefactos que carezcan de sentido y utilidad. En conclusión, es necesario que nosotros, los diseñadores, adoptemos una postura ética y afrontar un compromiso con la sociedad y los problemas en los que ella se ve inmersa, para ello es fundamental que cambiemos la mirada que tenemos sobre nuestra propia disciplina.

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ECO FEEDBACK

Estevan, M. (2013, noviembre 26). Eco-Feedback. FOROALFA. Recuperado de http://www.foroalfa.org

Influir en las personas a través del diseño ue el diseño puede utilizarse para influir en el comportamiento de las personas es un hecho irrefutable. El tamaño, la forma, el peso, el sonido y la interfaz, son detalles que condicionan de forma consciente o inconsciente el comportamiento de los usuarios ante cualquier tipo de diseño. Por este motivo, apareció una corriente de diseñadores que defienden la utilidad de aprovechar esta circunstancia para dirigir a las personas hacia prácticas sustentables.

Así pues, mostrar las consecuencias de nuestros actos es una herramienta fundamental que emplea el eco-feedback para influir en el comportamiento de las personas. Sin embargo, esta estrategia tiene que enfrentarse a una realidad abrumadora: la mayor parte de la sociedad ignora estos mensajes. Por este motivo, ajustarse a los cambios de comportamiento del usuario y utilizar información en tiempo real son dos grandes bazas para alcanzar nuestro objetivo.

El impacto que produce cada producto depende en gran medida del adecuado comportamiento del usuario. De él depende, sobre todo, el proceso que implica su ciclo de vida. Así, los diseñadores podemos —y debemos— preocuparnos por diseñar con responsabilidad social, económica y medioambiental durante el proceso de diseño creando productos de manera sustentable. Facilitar su reciclado o un segundo uso son estrategias frecuentes para mantener un proceso vital completamente responsable. Pero, ¿de qué sirve que un producto sea reciclable si el consumidor no lo recicla?

Según la investigación llevada a cabo por «The CHANGE project», los mensajes imperativos o demasiado directos causan un rechazo generalizado. No queremos que nos adoctrinen ni nos digan lo que tenemos o no que hacer. Sin embargo, resultan útiles los mensajes que plantean las diferentes opciones disponibles dejando elegir al usuario para invitarlo a la reflexión y al debate público. Sobre todo, si esta información se transmite en el momento exacto de la toma de decisiones.

Eco-feedback: alentando a las personas hacia comportamientos positivos El eco-feedback surge como una estrategia para alentar a las personas a comportarse de forma responsable y hacer uso sustentable de los productos, utilizando la información de forma persuasiva y promoviendo comportamientos positivos. Los iconos de reciclado que podemos encontrar en la mayoría de envases son un ejemplo de diseño orientado a promover este comportamiento. Sin embargo, el eco-feedback va un paso más allá mostrando las posibles consecuencias de nuestras acciones. De este modo, una estrategia de diseño basada en el eco-feedback mostraría no sólo la posibilidad de reciclar un determinado envase, sino cuánto tiempo tardaría éste en degradarse por sí solo y el impacto que tendría el hecho de no reciclarlo adecuadamente.

El eco-feedback surge como una estrategia para alentar a las personas a comportarse de forma responsable

En 2010, «The CHANGE project» desarrolló un monitoreo del consumo eléctrico de una concurrida calle de Brighton, Reino Unido, intentando inducir una reducción en el mismo. Para ello, los autores del estudio denominado «Tidy Street Project» plasmaron diariamente con pintura sobre la propia calle los resultados de sus mediciones, comparando unas casas con otras y haciendo visible a tiempo real la salud medioambiental del vecindario. Con este experimento descubrieron qué factores influían en mayor medida y de qué forma sobre la respuesta ciudadana. Un hallazgo fue que la información diaria y en tiempo real era mucho más efectiva que un resumen mensual y sobre todo, que comparar los resultados de unas personas con otras de su mismo grupo social aumentaba considerablemente el éxito del experimento. Pero no todos los ejemplos tienen que ser tan complejos. Los indicadores que muestran en tiempo real el consumo de combustible de los vehículos están diseñados para permitir al usuario ajustar su conducción a un modelo más eficiente. Muchos teléfonos móviles, por su parte, te recomiendan a través de un mensaje automático en la pantalla que desconectes el cargador de la pared para ahorrar energía. Y casi todos los emails actuales finalizan con un mensaje que nos recomienda no imprimir el correo si no es estrictamente necesario, con el fin de ahorrar energía y papel. Todos ellos y muchos más son intentos de cambiar los hábitos diarios de los ciudadanos respecto a cuestiones medioambientales a través del diseño. Una estrategia para caminar hacia un mundo más responsable y sustentable.


P.7 Ricard, A. (2015, febrero 02). Menos productos vs. Más servicios. FOROALFA. Recuperado de http://www.foroalfa.org. Reditado de Malato, M.

Menos productos VS. más servicios Un posible nuevo horizonte para el mundo y para el diseño

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os factores que contribuyeron a crear el sistema económico regente han cambiado, y con ellos, debería haber cambiado la industria. El consumo excesivo de productos descartables y la caducidad extremadamente corta de electrodomésticos y objetos nos permiten pensar que ya es tiempo de hacer una marcha atrás y volver a los productos que eran creados bajo premisas de durabilidad, respeto hacia el medio ambiente, funcionalidad ante necesidades reales (no creadas por el mercado), entre otras. La tendencia indica que deberíamos desarrollar objetos y servicios que atiendan necesidades de manera personalizada para darle fin a la cultura consumista indeterminada que tenemos hoy en día. El sistema socio-económico de la sociedad occidental se estructuró como resultado de la Revolución Industrial del siglo XIX. El empleo de máquinas de gran productividad en los procesos industriales, hizo posible la fabricación masificada de bienes de consumo, de pronto asequibles para un amplio sector social hasta entonces marginado. Los avances tecnológicos, hicieron así posible multitud de aparatos y herramientas que proporcionaron una notable mejora de la calidad de vida en la sociedad, sobre todo en la clase media. Este sistema de producción industrial masificado entraña también riesgos si se descontrola. En efecto, las instalaciones industriales están previstas para seguir produciendo bienes, aun cuando las necesidades perentorias estén ya ampliamente cubiertas. Entonces se desbarata la relación que ha de existir entre lo que es producible y lo que la sociedad realmente necesita. Se idean entonces artificiosos planteamientos para endosar todo lo producido a los mercados. La caducidad programada de los productos o lo del «usar y tirar» solo originan inútiles y nocivos despilfarros. Se crea derroche y polución, lo contrario de lo que hoy precisa nuestro mundo. Las cosas que utilizamos en cualquier actividad debieran estar concebidas para acompañarnos muchos años. Incitarnos a reemplazarlas cuando siguen sirviendo, no solo ofende a nuestra inteligencia sino también atenta a nuestra sensibilidad. Cuando un sistema que nació por la confluencia de múltiples factores, tanto sociales como tecnológicos, pierde el norte y no es regido con sensatez, puede dar pie a peligrosos desvaríos. Si queremos evitar más desmadres productivos, que no solo agotan los recursos naturales disponibles sino también comprometen el equilibrio ecológico del planeta, hemos de cambiar radicalmente de rumbo. No se trata de frenar la creatividad inventiva, sino reorientarla hacia otros objetivos.

No se trata de frenar la creatividad inventiva, sino reorientarla hacia otros objetivos.

Servicios cercanos, específicos, adecuados a las diversas identidades, culturas y problemáticas que somos. Sin duda lo más inmediato es, exigir a los bienes de consumo que se crean: que satisfagan necesidades reales, que generen más bienestar, que rebajen gasto energético, que utilicen materiales respetuosos con el medio ambiente y que sean concebidos para tener una vida útil duradera. Pero no se trataría de reconsiderar solo la esencia de lo que se produce. En busca de mejorar el bienestar colectivo, el potencial creativo, tecnológico, productivo y organizativo de que disponemos hoy ha de apuntar hacia otras metas más amplias. Hemos de cambiar el rumbo. Invertir la marcha. Imponer unas nuevas reglas del juego que estimulen y faciliten la creación de servicios, que atiendan los múltiples problemas colaterales que conlleva la vida cotidiana. Servicios cercanos, específicos, adecuados a las diversas identidades, culturas y problemáticas que somos. La mejora de nuestra calidad de vida, pues de esto se trata, depende en gran parte de unas atenciones más personales. Este es el nuevo horizonte que hemos de pretender. Servicios acertados que facilitan ayuda para los pequeños (o grandes) problemas de la realidad cotidiana. ¿Y el diseño en todo ello? En ese contexto se abriría un nuevo frente creativo para el diseño en todas sus vertientes. Puesto que diseñar es detectar en donde se halla una carencia o un problema y luego saber resolverlo, esta misma capacidad analítica podrá aplicarse para detectar que tipo de nuevos servicios son necesarios y posibles para luego contribuir a implementarlos, con todo lo que estos precisan para su buen funcionamiento. Este sería el papel que el diseño podría ejercer en este plausible nuevo horizonte socio-económico.

Imágenes extraídas de https://pixabay.com/ Licencia A0 / Modificadas por Macarena Malato Tipografías extraídas de http://freepress.coop/ Licencia OPL /


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Tinta de vino

Grafous DG (2014, junio 09). Tinta de vino. GRAFOUS. Recuperado de http://www.grafous.com

Estudio español crea una tinta a base de vino para serigrafía

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La innovación se renueva permanentemente en el universo del diseño gráfico, no todo está inventado aunque a veces pensemos que es así. Sobre todo en la corriente del diseño sustentable todavía queda mucho por crear y descubrir. En ocasiones pasan cosas, en el mundillo del diseño gráfico, que nos advierten de que no todo está inventado en esta profesión. Y poco se habla en realidad del I+D (investigación y desarrollo) en el diseño gráfico, quizás porque preferimos llamarlo proceso creativo o de experimentación. Tal es el caso del proyecto “Tinta de Vi” (Tinta de vino en catalán) del estudio Ladyssenyadora de Vilafranca del Penedès (Barcelona, España) formado por Montserrat Raventós, Jordi Roca y Raimon Benach. Para el diseño de esta etiqueta + packaging de vino, decidieron investigar en imprimir la gráfica con tinta del mismo vino que vestirían. Probaron primero con deshidratar los posos del vino (copos coloreados algo pastosos resultante de partes sólidas de la uva que

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quedan en algunos vinos) pero el pigmento resultante no funcionó, luego reducir el vino a fuego lento… tampoco. Probaron incluso de inyectar el vino en los cartuchos de una impresora, menos aún. Cuando ya casi no quedaban ideas, se dieron cuenta que en el tejado habían dejado una bandeja de pruebas expuesta al sol. La evaporación del vino dio como resultado un pigmento viscoso de color morado, similar al que querían lograr. Como Fleming con la penisilina, habían descubierto casi por casualidad y gracias a un olvido, cómo imprimir con vino. Y aunque todavía queda por ver cómo mantener el olor y lo aromas (duran apenas unos días) y controlar la oxidación de la tinta, el aporte del experimento es notable. La creatividad aplicada no solo al diseño, sino también al proceso de producción. Algo que no deberíamos dejar de intentar para lograr resultados más sostenibles y respetuosos con el medio ambiente.

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DIGITAL Malato Macarena macarenamalato@gmail.com 2017 Práctica Profesional y Legislación Lic. en Diseño de la Com. Visual FADU/UNL.


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