Título original: Aguita Indomita © 2022, Jaime quiroz, Hans Nourdin, Diego Novoa y Marcelino Mellado.
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Impreso en Chile. Trama Impresores S.A. Primera Edición: 2022
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© 2022, Jaime quiroz Hans Nourdin, Diego Novoa y Marcelino Mellado
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El agua que baja del cerro
Sin agua no hay vida. Cuando llueve baja por las quebradas y forma las vertientes que dan vida a todo. Su presencia estimula el crecimiento de microorganismos que sintetizan moléculas orgá nicas a partir de los gases y minerales presentes en la atmósfera. En las zonas bajas donde el agua inunda el terreno, se forman pantanos y lodazales donde se desa rrollan hongos y protozoos que se alimentan de la mate ria muerta y remineralizan el suelo. Con el agua el musgo y los helechos comienzan a cubrir las rocas evitando su erosión y absorbiendo el exceso de humedad. Brotan las plantas y arbustos y las semillas de los primeros árboles, sus raíces se ramifican y asocian con hongos y bacterias formando una red subterránea de intercambio que cre ce y se expande por todo el subsuelo. Insectos de todo tipo comienzan a poblar los rincones. Arañas, hormigas y escarabajos se esconden bajo las húmedas raíces. Las aves comienzan a hacer sus nidos entre los matorrales, a veces traen consigo algunas semillas de bosques le janos. Los árboles siguen creciendo, sus gruesas y pro fundas raíces se incrustan en la tierra y sus ramas y hojas comienzan a dar sombra. Pequeños animales deambulan por los alrededores. Ranitas que se ocultan bajo hojaras ca, a veces saltan a los charcos de agua para poner sus huevos. Las lagartijas se suben a las rocas y el tronco de los árboles en busca del calor del sol para regular su tem peratura corporal. Otros son como espíritus, se escurren sigilosamente entre los matorrales y hacen sus madrigue ras en lugares secretos y ocultos del bosque y antes del amanecer bajan a hacia la vertiente para beber un poco de agua. Las vertientes, pequeños ríos que fluyen entre las grietas y quebradas transportan bioelementos, semi llas, minerales, polen y microorganismos desde las zonas altas sembrando la vida en cada rincón de la quebrada. Sin agua no hay vida.
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MICROCOSMOS
El universo invisible
El universo invisible
Lo esencial es invisible a los ojos. El microcosmos es el reino de los más pequeños, tan pequeños que a veces no podemos verlos o percibirlos con nuestros sentidos, pero están ahí, en cada rincón de nuestro planeta; virus, bacterias, gérmenes, protozoos, invertebrados y hongos microscópicos. Ellos forman la base de los ecosistemas, una red invisible que controla los flujos de materia y energía permitiendo que la vida se expanda y evolucione. En el nivel más bajo, están los virus, pequeños fragmentos de ADN encerrados en una capsula proteica que necesitan de una célula viva para poder replicarse. Esta característica implica que sean capaces de limpiar y transferir genes entre los genomas de las células huéspedes y así acelerar su evolución. También están los productores; bacterias, microalgas y diatomeas que utilizan la energía solar para sintetizar moléculas orgánicas a partir de los gases y minerales presentes en el agua y la atmosfera, liberando a su vez grandes cantidades de oxígeno indispensable para el metabolismo de las formas de vida multicelulares y de gran tamaño, además de ayudar a mantener la capa de ozono, que filtra y disminuye la radiación ultravioleta, letal para la vida. También tenemos a los consumidores; microorganismos que se alimentan de las bacterias, microalgas y diatomeas. Está conformado principalmente por pequeños proto zoos e invertebrados que deambulan hambrientos, la mayoría con órganos sensoriales y estructuras que los ayudan a buscar y capturar su alimento. Su función principal es canalizar la materia y la energía hacia los demás reinos. Y también están los descomponedores; principalmente bacterias y hongos microscópicos unicelulares que degradan la materia orgánica en descomposición. Ellos liberan los nutrientes y minerales atrapados en los cuerpos de organismos muertos para que sean reutilizados. Todos estos microorganismos interactúan entre sí, poniendo en marcha un complejo mecanismo que conecta los componentes vivos y no vivos de la tierra, transformando sustancias inorgánicas en orgánicas y viceversa, un conjunto de ciclos biogeoquímicos que mantienen desde el principio de la vida en nuestro planeta.
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