Sexto círculo: “El medio ambiente es un desafío industrial” La ecología es el descubrimiento del siglo. Hace treinta años, esto quedaba para los Verdes, igual que se reía groseramente los domingos para tomar aire para el lunes. Y ahora nos alcanza. Invade las ondas como una canción del verano porque tenemos veinte grados en diciembre. Una cuarta parte de las especies de peces ha desaparecido de los océanos. El resto no durará mucho tiempo. Alerta de gripe aviar: se promete acabar rápidamente con las aves migratorias, por centenares de miles. La tasa de mercurio existente en la leche maternal es diez veces superior a la autorizada en la de vaca. Y estos labios que se hinchan cuando muerdo la manzana — que venía sin embargo del mercado. Los gestos más simples se han convertido en tóxicos. Se muere a los treinta y cinco años “de una larga enfermedad” que se gestionará igual que se gestiona lo demás. Hubiera sido necesario sacar conclusiones antes que ella nos llevase allí, al pabellón B del centro de cuidados paliativos. Es preciso reconocerlo: toda esta “catástrofe”, que nos entretiene tan ruidosamente, no nos afecta. Al menos no antes de que nos golpee una de sus previsibles consecuencias. Puede que nos concierna, pero no nos afecta. Y la catástrofe, ahí, está bien. No hay “catástrofe medioambiental”. Existe esta catástrofe que es el medio ambiente. El medio ambiente, es lo que le queda al hombre cuando lo ha perdido todo. Los que habitan en un barrio, una calle, un valle, una guerra, un taller no tienen “medio ambiente”, se desenvuelven en un mundo poblado por presencias, por peligros, por amigos, por enemigos, por puntos de vida y puntos de muerte, por toda clase de seres. Este mundo tiene su consistencia, que varía en la intensidad y en la calidad de los vínculos que nos unen a los otros seres, a todos estos lugares. No existimos sino nosotros, hijos de la 32