RIF.: J-297148884
El Desafío de la Historia aborda en este número un tema cargado de la mayor significación posible. Hemos de llamarlo histórico para no violentar el sentido que nos es usual, quiero decir, de calificar como histórico lo que refiere algo sucedido, esto es, algo acontecido en un tiempo pasado y que es, por lo tanto, ya ido. Aun así, acerca de este tema entre manos cabe aquí un importante comentario, o si se quiere, una acotación. En efecto, es ciertamente histórico, pero resulta innegable que está sin embargo vivo y latente. Los arreglos políticos de Venezuela han tenido una suerte de árbitro que se ha visto como apto y capaz de intervenirlos, de interferirlos, de modificar y alterar su curso, al margen de lo previsto y estipulado por esos arreglos políticos mismos. De allí las asonadas, los cuartelazos, las insurrecciones, los coup de e’tat como igualmente se los denomina, no sin su gesto de finura lingüística. Son en un sentido estricto acontecimientos “políticos” que se dan al margen de los arreglos políticos: interferencias que crean genuinos tiempos venezolanos durante los cuales la práctica convierte aquello que fue una ruptura del hilo histórico en un tejido continuo y, por fuerza de la costumbre, legítimo. Es como si la política venezolana no se bastara a sí misma; como si el marco de normas y previsiones regulatorias no fuera en verdad un conjunto cerrado, autocontenido, y más bien tuviera ventanas por donde se colaran respuestas prontas y enérgicas cuando las cosas, según se decide, apremian, y la paciencia se cree agotada. En 1961 se promulgó un texto constitucional que llevaba en su interior la voluntad de hacer fructificar la nación venezolana. Sus normas se alimentaban, cabe así decirlo, de la compleja y variada experiencia del medio siglo antecedente, por lo demás riquísimo y de logros sociales enormes. Allí estuvo, debidamente concitado, el más esclarecido pensamiento constituyente de Venezuela, apoyado en las enseñanzas del pasado y abierto a lo que el futuro traería consigo. Con todo, no acababan de estamparse las firmas que refrendaban los acuerdos constitucionales cuando uno tras otro se da una sucesión de alzamientos y conspiraciones, del más diverso signo y género. ¿Cabrá aquí exclamar que nunca el sino de Venezuela estuvo más presto para jugar su papel? Este número de El Desafío de la Historia lleva en sus páginas el importante trabajo de traer de la memoria histórica las evocaciones y testimonios de lo que fue esa cadena de acontecimientos “políticos”. Con orgullo editorial se lo entregamos a los amigos y asiduos lectores. Pero como siempre, El Desafío de la Historia es mucho más que sus labores especiales. Hay, a mi juicio, en el contenido de esta edición tres secciones dignas de verlas y apreciarlas con ojos atentos. Sin establecer jerarquías entre ellas, la primera es la nota que acompaña la sección Estampas. El lector la verá y con creces justificará lo que afirmo. La segunda es el historiador seleccionado para testimoniar el complejísimo “oficio” de historiar bien y con frutos. Este historiador aquí mostrado no solo acometió importantes pesquisas sino que también dejó huellas mayores acerca de los caminos que han de transitarse para hallar “la historia”. Por último, la fotografía de Guzmán Blanco en su lecho de muerte. La historia lleva en su interior más profundo el carácter del tiempo que nos hace ser a los humanos lo que somos. Esa fotografía, espléndida hasta lo más, muestra lo efímero, lo pasajero, “los cinco minutos que a cada quien se otorgan para actuar en el teatro del mundo”, lo transitorio del poder, que siempre pretende verse como eterno. Asdrúbal Baptista
SECCIONES 10 B 12 C 14 HCuras y feligreses
reves nacionales artas del lector umor
• Mirla Alcibíades
16 MEl siglo de la polka úsica
• Mariantonia Palacios
20 CMonstruos japoneses ine
• Rodolfo Izaguirre
22 EEl pilar de la nación
stampa
• Vilma Lehman
23 HR. G. Collingwood
istoriadores
24 ALos pendientes alas de murciélago rqueología
4•
EL DESAFÍO DE LA
• Luis E. Molina
L 26 Teatro Baralt
ugares con historia
• Pedro D. Correa
76 GMorcillas, un toque astronomía
picante y dulzón
78 VUn modelo educativo ida cotidiana
• Rosalba Di Miele Milano
80 DLumumba Estaba
eportes
• Carlos Irazábal Arreaza
82 LLa muerte de Antonio a foto en la historia
Guzmán Blanco
• Sheila Salazar
84 MLas flappers
oda
• Cecilia Rodríguez Lehmann
88 L 90 CD' 92 B
ibros s
reves internacionales
40 DOSSIER
Golpes, insurrecciones y asonadas (1960-1962)
Introducción
Coordinador: Edgardo
El alzamiento en San Cristóbal de Jesús María Castro León • Hernán Castillo La parada de Edito Ramírez • Pedro Correa El Barcelonazo • Edgardo Mondolfi El Carupanazo • Carlos Alfredo Marín El Porteñazo, el golpe Pulitzer • Luis Alberto Buttó Cronología Así lo vieron
ARTÍCULOS Camillus Ferrand, un precursor 28 ignorado de la fotografía venezolana
•Nicomedes Febres
Mérida 34 Elsintuerto paz ni en el sepulcro
• Elías Pino Iturrieta
tiene aroma 66 Venezuela y sabor a ají dulce
•Ocarina Castillo D’Imperio y Ernesto González
El sitio de Melilla 70 • Gustavo Vaamonde
Mondolfi
EL DESAFÍO DE LA HISTORIA • AÑO 9 • REVISTA 52 Editor Asdrúbal Baptista
Presidente Crisanto Bello Paoli
Director general Crisanto Antonio Bello Vetencourt
Presidente ejecutivo Crisanto Antonio Bello Vetencourt
Editores adjuntos Elías Pino Iturrieta Inés Quintero
Director Pedro Luis Bello Vetencourt Directora de Ventas María Cecilia Bello Vetencourt
Coordinadora editorial Teresa Casique
Consejo editorial Asdrúbal Baptista Elías Pino Iturrieta Inés Quintero Crisanto Antonio Bello Vetencourt Crisanto Bello Paoli
Directora de Iconografía Vilma Lehmann
• Entre 1961 y 1962, el gobierno del presidente Rómulo Betancourt tuvo que hacer frente a cerca de 22 intentos insurreccionales. Algunos de esos golpes envolvieron tropas profesionales venezolanas que dejaron significativos saldos en bajas humanas. El dossier que presentamos bajo la coordinación del historiador Edgardo Mondolfi Gudat, examina las asonadas del exministro de la Defensa, Jesús Castro León, en San Cristóbal, en abril de 1960; la rebelión del director de la Escuela Superior de Guerra, coronel Edito Ramírez, en febrero de 1961; la toma del cuartel “Pedro María Freites” en Barcelona, en junio de 1961, conocida como la iniciativa sediciosa de “El Barcelonazo”; el trabajo político-ideológico en los cuarteles que condujo a las sublevaciones de la Infantería de Marina, primero en Carúpano (mayo de 1962) y luego en Puerto Cabello (junio de 1962), durante las cuales militantes del Partido Comunista de Venezuela (PCV) y del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR)colaboraron con los militares rebeldes. En nuestra portada, un detalle de la fotografía de El Porteñazo, la acción armada. Colección José Agustín C atalá , Archivo Audiovisual, Biblioteca Nacional, C aracas.
Investigadora de Iconografía Sheila Salazar Corrector y redactor externo Israel Ortega Oropeza
Coordinadora editorial Teresa Casique
Redactor interno Alexander Coiro
Directora de Arte Mariví Frías
Directora de A rte Mariví Frías Diseñador gráfico Jhefferson Ladera
Diseñadores gráficos Jhefferson Ladera Marlon Rada Gabriela Yegres
Fotógrafo Yuri Liscano
Corrección y redacción interna Alexander Coiro
Tratamiento de imágenes Jhefferson Ladera
Gerente de Comercialización y operaciones Heylamar Ramos
Secciones Mirla Alcibíades • Humor Pedro D. Correa • Lugares con historia Rosalba Di Miele Milano • Vida cotidiana Carlos Irazábal Arreaza • Deportes Rodolfo Izaguirre • Cine Vilma Lehmann • Estampa Luis E. Molina • Arqueología Mariantonia Palacios • Música Sheila Salazar • La foto en la historia Cecilia Rodríguez Lenmann • Moda
Ejecutivas de Cuentas Bárbara Leal Gioconda León Aura Moreno Coordinador de M ercadeo Samuel Balza
A sistente de M edios Arixon Gardie
Gerente de Comercialización y Operaciones Heylamar Ramos
Administradora Ma del Carmen Rodríguez de Zella
Ejecutivas de Cuentas Bárbara Leal Gioconda León Aura Moreno Coordinador de M ercadeo Samuel Balza
A sistentes de Administración Liliana Ardiles Michael Otamendi Contadora Gladys J. Aponte Gerente de R ecursos Humanos Leopoldo Lares
Promotor de Arte Daniel Suárez
Analista de R ecursos Humanos Miguel Adames
Asesores Emanuele Amodio Carlos Hernández Delfino Impresión Editorial Grapho-formas Petare, C.A.
El Desafío de la Historia es una publicación mensual y su contenido es propiedad del Grupo Macpecri C.A. Queda prohibida la reproducción total o parcial de cualquier texto o imagen sin la previa autorización del Grupo Macpecri C.A., el cual no es responsable del contenido de los artículos, ni de los conceptos expresados en ellos. La responsabilidad es exclusiva de sus autores. Las colaboraciones son estrictamente solicitadas. Depósito legal: pp200702DC2655 ISSN: 1866-8068
A sistente de M ercadeo Juan Martínez
Una publicación del Grupo Editorial Macpecri C.A. Multicentro Empresarial del Este. Torre Miranda. Núcleo B. Piso 15. Ofic. 154. Chacao. Caracas, Venezuela. Tlf. (58-212) 263.6293 Fax. (58-212) 264.0039 RIF: J-29355653-8 Para información de ventas comunicarse con: ventas@macpecri.com Para información de suscripciones comunicarse con: suscripcion@macpecri.com
Coordinador de Informática Eliecer Gerdler A sistente de A rchivo Joneiker Barreto A sistente de R ecepción Consuelo Zambrano Mensajería José Luis Medina Joseph Carrera R elaciones públicas Rafael Augusto Caraballo Paoli A sesoría legal Genovese Joblove & Battista Raif El Arigie Harbie Eduardo Rodríguez Selas José Ramón Meignen
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• Colaboradores
Luis Alberto Buttó. Doctor en Historia. Magíster Scientiárum en Planificación del Desarrollo. Máster en Comunicación de la Defensa y los Conflictos Armados. Profesor-investigador titular adscrito al Departamento de Ciencias Sociales y Director del Centro Latinoamericano de Estudios de Seguridad, ambos en la Universidad Simón Bolívar. Hernán Castillo. Doctor en Historia por la Universidad Católica Andrés Bello. Maestría en Ciencia Política (Universidad Simón Bolívar). Maestría en Seguridad y Defensa Nacional (Instituto de Altos Estudios de la Defensa Nacional). Profesor asociado del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad Simón Bolívar. Autor del libro Militares y control civil en Venezuela (2013). Articulista en el diario Tal Cual. Ocarina Castillo D’Imperio. Doctora en Ciencias Políticas. Magíster en Historia Contemporánea de Venezuela. Antropóloga. Docente e investigadora de la Universidad Central de Venezuela. Autora de numerosos textos y artículos sobre temas históricos, culturales y de educación superior. Nicomedes Febres. Médico, politólogo, galerista y promotor cultural. Ha sido profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad Central de Venezuela, columnista de publicaciones periódicas nacionales e internacionales y curador de salones y exposiciones artísticas. Entre sus libros se encuentran: Arte y embutidos (2001), Un álbum de país. Vida y obra de Bernardo Díaz Báez (2008) y La linterna mágica en Venezuela (2010). Ernesto González Enders. Doctor en Fisiología y Biofísica. Médico cirujano. Licenciado y magíster en Biología. Profesor titular jubilado. Ex vicerrector académico de la Universidad Central de Venezuela. Miembro de la Academia de Ciencias de América Latina y consultor académico del Instituto Internacional de la Unesco para la Educación Superior en América Latina y el Caribe. Carlos Alfredo Marín. Máster en Independencias de América (Universidad de Jaume I, Castellón de la Plana, España). Historiador por la Universidad Central de Venezuela. Productor editorial, investigador y ensayista. Autor de Dos islas, un abismo. De AD a MIR 1948-1960 (2013) y Todos tiemblan. El miedo en la guerra de Independencia 1810-1814 (inédito). Edgardo Mondolfi Gudat. Doctor en Historia por la Universidad Católica Andrés Bello. Máster en Estudios Internacionales (The American University, Washington D.C.). Licenciado en Letras por la Universidad Central de Venezuela. Individuo de número de la Academia Nacional de la Historia. Autor de los libros El día del atentado. El frustrado magnicidio contra Rómulo Betancourt (2013) y Temporada de golpes. Las insurrecciones militares contra Rómulo Betancourt (2015). Gustavo Adolfo Vaamonde. Doctor en Historia del Mundo Hispánico y Diplomado en Estudios Avanzados en Historia de América (Universidad CEU San Pablo, Madrid). Magíster en Historia de Venezuela por la Universidad Católica Andrés Bello. Licenciado en Historia y Abogado por la Universidad Central de Venezuela. Profesor de la Escuela de Historia de la Universidad Central de Venezuela.
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• Breves nacionales
SOBRE EL ORIGEN DE JUAN VICENTE GONZÁLEZ No se conocen con exactitud los detalles acerca del nacimiento de Juan Vicente González (en la imagen), notable polemista, escritor y pedagogo del siglo xix. Veamos cómo maneja el asunto la historiadora Lucía Raynero: “Juan Vicente González no supo quién fue su padre biológico. Lo que se conoce al respecto son especulaciones sin ningún asidero concreto y cierto: que si era hijo de un realista o de un destacado magistrado patriota. Ninguna de estas especulaciones se ha podido demostrar. Sobre su madre, el propio González escribió que ‘una mujer del pueblo formó mis entrañas’. Lo que equivale a decir que una mujer anónima lo concibió. Luis Beltrán Guerrero asoma una hipótesis de Ángel Grisanti que señala como la verdadera madre a Juana Aristeguieta, muerta en Ocumare a manos de Francisco Rosete en 1814. Lo cierto es que ni su padre ni su madre se encargaron de su crianza y educación, solamente aportaron su herencia genética”.
EL JOVEN CATALÁ En 1934, en Valencia, fue hecho preso un muchacho llamado José Agustín Catalá (en la imagen). Lo acusaron de difundir un impreso de Maracaibo que contenía “literatura comunista”. En 1935 volvió a la cárcel por reproducir y repartir pasquines contra la dictadura de Gómez. Cuando muere el dictador, el joven que salió de las ergástulas aparece como cabeza visible de manifestaciones populares que pedían la liquidación definitiva del gomecismo. Después de las algaradas fundó la Asociación Nacional de Empleados, sede de Valencia, y la primera Federación Sindical de Trabajadores del Estado Carabobo. En 1937 fue arrojado al exilio por sus labores de peligroso agitador político. Regresó en 1938, con el compromiso de dejar la agitación. Se puso a vender libros, a montar un pequeño taller de imprenta y a trabajar como contador, mientras soplaban mejores vientos para los cambios a los cuales aspiraba. Así comenzó la carrera de quien sería llamado después, por su resistencia contra Pérez Jiménez, el “editor de la libertad y la democracia”.
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• Plaza Mayor de Caracas, de Lucio Rivas, 1764.
AMABLE DESCRIPCIÓN DE CARACAS “Sus aguas son muchas claras y delgadas. Sus calles son anchas, largas y derechas con salida y correspondencia en igual proporción a todas partes y como están pendientes y empedradas no mantienen polvo, ni consienten lodos; sus edificios los más son bajos por recelo de los temblores, algunos de ladrillos, y lo común de tapias […]. Las casas son tan dilatadas en los sitios, que casi todas tienen espaciosos patios, jardines y huertas que regadas con diferentes acequias producen tanta variedad de flores que admira su abundancia todo el año; hermoseándola cuatro plazas, las tres medianas y la principal bien grande, y en proporción cuadrada”. José de Oviedo y Baños, Historia de la conquista y población de la Provincia de Venezuela, 1723.
UNA PREGUNTA Y UNA RESPUESTA SOBRE CUBA El 21 de febrero de 1963, el escritor y periodista Miguel Otero Silva entrevista al presidente Rómulo Betancourt, su amigo de tiempos juveniles. De la conversación se reproducen aquí la pregunta del periodista y, en lo esencial, la respuesta del mandatario sobre Cuba: —En relación con el problema de Cuba existen dos posiciones de los gobiernos latinoamericanos: una, la adoptada por México, Brasil y Chile, los cuales sostienen a ultranza el principio de no intervención, y otra mantenida por el resto de los países, los cuales consideran el régimen de Cuba tan peligroso para la seguridad del hemisferio que llegan a juzgar necesaria una revisión del principio de no intervención. ¿Puede usted decirme por qué motivo Venezuela se ha alineado al lado de estos últimos y no de los tres primeros? —…En realidad, las relaciones de mi gobierno con el gobierno de Cuba comenzaron a deteriorarse a causa de una actitud francamente intervencionista de aquel gobierno en las cuestiones venezolanas. Hay que recordar que el entonces canciller, doctor Ignacio Luis Arcaya, envió una nota de protesta al gobierno cubano cuando el señor Ernesto Guevara dijo públicamente que los gobernantes venezolanos deberían ir a La Habana a recibir orientaciones. […] En cuanto a la ruptura de relaciones entre los gobiernos de Venezuela y Cuba se produjo, como es bien conocido, cuando el canciller Roa me imputó que mi gobierno actuaba de acuerdo con instrucciones recibidas del Departamento de Estado Norteamericano, falsedad e injuria intolerables. Debo agregar, como hecho evidente […], la forma como los sectores políticos amigos en Venezuela del régimen del señor Fidel Castro han acudido a todos los medios ilegales imaginables para desarticular nuestra economía y derrocar al régimen constitucional…
• Panorámica de La Habana, Cuba.
ACOSTA SAIGNES Y SU GENERACIÓN DEL 28 El antropólogo Miguel Acosta Saignes, cuando debe hablar sobre los rasgos de la célebre generación del 28 a la cual perteneció, y que pagó cárceles y exilios por su actitud contra el régimen de Juan Vicente Gómez, se refiere a una iniciación en la política que carecía de organicidad y de cabal conciencia de las necesidades de la sociedad de la época. Afirma: “El movimiento estudiantil de 1928 se había gestado sobre bases de generosidad e ímpetus juveniles, pero carecíamos de teoría, de finalidad concreta, de ideales precisamente orientados, de una concepción política y social de la realidad nacional en la cual hubiese encajado el gesto desprendido. Nos lanzamos a la lucha por una libertad un poco vaga y por unas reivindicaciones cuyo exacto contenido desconocíamos”. Muchos de sus compañeros de entonces, como el ensayista Isaac J. Pardo y el político Jóvito Villalba, llegan a conclusiones parecidas. En la imagen los protagonistas de la generación del 28.
UN “ESFUERZO BIOLÓGICO” Ante una pregunta del periodista Pedro Llorens sobre el inicio de su gobierno y sobre las metas que se trazaba en lo que no podía ser sino un pasaje transitorio y riesgoso de administración, Ramón J. Velásquez, flamante presidente debido a la defenestración de Carlos Andrés Pérez, contestó: “Yo estoy haciendo el esfuerzo biológico máximo, porque a los 77 años de edad asumir esta responsabilidad , cuando uno no anda en busca ni de riqueza ni de posterior figuración de orden político, lo único que puede uno mostrar es el propósito de hacer. Podemos errar, pero vamos a actuar. Yo sé que vendrán las críticas”. EL DESAFÍO DE LA
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• Cartas del lector
Estimados amigos: Los felicito por haber salido al ruedo nuevamente. El momento político-económico por el que atraviesa el país necesita de más fuentes para consultar la historia en pos de volver a encontrar nuestro camino. Julio Cañizales Profesores de El Desafío de la Historia La Compañía Guipuzcoana puede evocar varias cosas en nuestra memoria. Un mal cuento que nos echó en su día un maestro de bachi llerato o una investigación dedicada a esclarecer el sentido de la actuación de esa empresa durante la Colonia venezolana. Después de la magnífica entrega del señor Gerardo Vivas, coordinador del dossier sobre ese emporio, tenemos la sensación de que por vez primera se nos ilumina en torno no solo al inmenso y floreciente negocio cacaotero que emprendió la Guipuzcoana en nuestro país, lo que quizás es más conocido, sino además sobre sus primeros funcionarios y delicados asuntos en los que se involucró como corruptelas y contrabando. Siempre el ejercicio del poder nos da lecciones. Arturo Manuel Beltrán
Año 8 • Revista 49
Año 9 • Revista 50 • Bs. 2.400
Respetados editores de El Desafío de la Historia: Quiero felicitarlos por la incorporación de la sección “Lugares con historia”. Hay sitios cuyo valor histórico muchas veces “intuimos” y sin embargo no sabemos nada de lo que ha sido su devenir. Otras veces caminamos por espacios cuya trascendencia sencillamente ignoramos o no valoramos. La que han emprendido es una excelente iniciativa para que los venezolanos comencemos a interesarnos por aquello que hay detrás de tal o cual edificación, monumento o terreno, qué les ha otorgado la significación que ostentan, qué acciones notorias de los hombres y mujeres que nos antecedieron las tuvieron por escenarios. ¡Enhorabuena! José Francisco Garza
El Desafío de la Historia invita a sus lectores a expresar sus comentarios sobre acontecimientos históricos o actuales, opiniones sobre contenidos publicados, así como a formular preguntas o propuestas en el correo electrónico redaccion@macpecri.com, o consignarlos en el Multicentro Empresarial del Este, Torre Miranda, núcleo B, piso 15, Ofic. 154, Caracas, Venezuela. Las cartas pueden ser modificadas por razones de extensión o claridad. 12 •
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Estudiosos de la historia, Me resultó delicioso el artículo que publicaron en el Nº 51 sobre el manejo que hicieron de la publicidad los comerciantes venezolanos durante los tenebrosos tiempos de la Primera Guerra Mundial. Evidentemente, la distancia que nos separaba de los acontecimientos, les permitió reinventar unas fórmulas de lenguaje para llamar la atención y atraer clientes. Al leer sus anuncios uno no puede disimular una sonrisa. De eso se trata, de reinventarnos en todas las situaciones difíciles. Mariángela Viloria
Residencias Residencias 26-05
PROYECTO: Arquitecto Jorge Arreaza PROYECTO: Arquitecto Jorge Arreaza CONSTRUYE: Desarrollos del Este 2000, c.a. RIF.: J-29598997-0 CONSTRUYE: Desarrollos del Este 2000, c.a. RIF.: J-29598997-0
PARA MAYOR INFORMACIÓN PARA MAYORcon INFORMACIÓN comunicarse la Sra. Mildred Cáceres
comunicarse con la Sra. Mildred Cáceres
TELÉFONOS 263.35.82 / 263.42.49 TELÉFONOS 263.35.82 742.35.75 // 263.42.49 742.35.81
742.35.75 / 742.35.81
• Humor • Mirla Alcibíades
Curas y feligreses Pueblo piadoso el nuestro, sin lugar a dudas, pero ello no era obstáculo para el ejercicio de la vena humorística. La siguiente conversación que se presentó con el título de “Maña vieja no se olvida”, se produjo en 1863: Una buena mujer, aterrada por el sermón que había oído, se dirigió a casa de la madre del cura y le dijo: —¡Dios mío!, si lo que predica vuestro hijo es verdad, todos estamos dañados. —No le creáis –contestó la madre– es muy embustero; cuando era pequeño, nunca le castigaba sino por las mentiras que decía. Un par de años más tarde sucedió otro diálogo de mucho interés: Un ciudadano se presentó al cura de una iglesia y le dijo que quería confesarse. Llegado el momento de la confesión le dijo el padre: —¿Sois católico, apostólico, romano? —No, padre –replicó el pecador–; soy católico, apostólico, manchego. Por esos mismos años, un predicador machacón llevaba hablando desde el púlpito más de una hora, elogiando las admirables virtudes del glorioso San Antonio. ¿Qué sucedió? Veamos: —¿Dónde colocaré yo a este santo milagroso? ¿Dónde colocaré a este varón insigne, compendio de todas las gracias celestiales? ¿Dónde pondré...? —Padre –interrumpió uno de los oyentes– colóquelo usted en este sillón, porque yo me marcho ahora mismo y se queda desocupado. En 1886 vivió esta experiencia un sacerdote que ha blaba demasiado: El padre Ramón no sabe dar con el fin cuando empieza a recitar a los fieles las bienaventuranzas. Un día encuentra al salir de la novena a una amiga suya, beata irritable. —¿Qué le ha parecido a usted la novena, Sra. Francisca? —Muy buena, pero ha omitido usted una bienaventuranza importante. —¿Cuál? —¡Bienaventurados los que no oyen sus sermones! Llegamos al siglo xx y encontramos un intercambio de opiniones a la puerta de una iglesia: —¡Tenga usted lástima de un pobre ciego cargado de una familia numerosa! 14 •
EL DESAFÍO DE LA
• Ilustración de Leo aparecida en Fantoches el 12 de octubre de 1936.
—¿Cuántos hijos tiene usted? —No lo sé, señor, ¡como no veo...! Seguimos en el siglo pasado, en 1918, para ser más precisos. Mientras predicaba un sermón en un pueblo, exclamó el sacerdote: —No entrarán en el cielo ni los murmuradores, ni los envidiosos, ni los usureros, ni los que trabajan los domingos, ni los que siembran la cizaña en las familias, ni… Uno de los oyentes le interrumpió diciendo: —¡Pues diga usted que no entrará nadie y concluirá más pronto! En ese mismo siglo, encontramos un razonamiento mucho más pragmático: —¿Cuánto pesaba el muerto? —Doscientas veinte libras. —Con razón el cura, al acabarse el entierro, dijo: “Señor Dios mío, ábrele de par en par las puertas de los cielos”.
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• Música • Mariantonia Palacios
El siglo de la
Polka Entre los géneros bailables más populares del siglo xix está la polka. Originaria de la región de Bohemia, se esparció con increíble velocidad por Europa y América llegando a causar verdadero furor. El periódico venezolano La Opinión Nacional de mayo de 1879 cuenta cómo surgió y se expandió este baile: “En 1830, dice un periódico extranjero, una campesina de Bohemia, criada de servir, se divertía cierto día en casa de sus patrones que habían salido; empezó a ensayar una danza rústica a la que arregló una canción de su aldea. En el momento en que lo hacía con más entusiasmo, llegaron sus patrones, y gustando del ensayo, le pidieron que continuase el espectáculo en el salón, donde se hallaba también un músico llamado José Neruda que les visitaba. Este tomó nota de la música y del paso: y la nueva danza fue después bailada en público con gran aplauso”. La “polkamanía” se propagó con rapidez por Praga y Viena, y en 1840
• Caricatura aparecida en El Zancudo, 1881, mes 9 del año 6, número 33.
fue introducida en París por M.J. Raab, un maestro de danza venido de Praga, quien la bailó en el Teatro Odeón con gran éxito. De allí viajó a América a donde llegó en 1844. En Venezuela también se bailó la polka con entusiasmo. Ya para 1845 se anunciaba en la prensa manuales para aprenderla a bailar sin necesidad de maestro. Pero no a todo el mundo le parecía la polka un baile decente, en la cual hay “dos personas intencionalmente enredadas con el objeto de dar el mayor número 16 •
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de brincos y saltos posible”. En el Diario de Avisos de abril de 1854, se reproduce un artículo del costumbrista español Rafael García y Santisteban –“el más rendido humilde y polquista”− escrito en 1853 para el Semanario Pintoresco Español, en el que se defiende este baile. El autor lo promueve y recomienda porque lo considera adecuado a los tiempos que corren, y el baile, “debe estar en armonía con las necesidades de la época”. Insistir en “las antiguallas bailables” de antaño era equivalente
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a “retrogradar un siglo, a arrinconar el frac y vestir la chupa bordada con espadín y peluca, a prender fuego al edificio del Congreso y restablecer la Santa Inquisición”. Las danzas de otros tiempos, “así como el minué, […] con su pausado compás, sus galantes cortesías y sus trenzados pasos, simbolizaba perfectamente la lentitud con que nuestros abuelos marchaban hacia las luces, la caballerosidad para con las damas, su severa etiqueta y su poca sociabilidad, del mismo modo la polka, con su agitado compás, sus rápidas vueltas y su mal interpretada intimidad y la asimilación universal; muestra nuestra tendencia a acortar todas las distancias, a saltar por encima de todo, y a mudar en un dos por cuatro (compás de polka) de creencias y opiniones”.
Sin embargo, García y Santisteban hace una salvedad. Sólo se muestra de acuerdo con aquella polka “tranquila, patriarcal, por decirlo así, de dos palmos y medio de entre pecho y dos milímetros por minuto de velocidad”. No le agradan “los polquistas que abrazan con demasiado ardor la carrera coreográfica, ni con las sílfides que convierten en cojín o en otomana el hombro de su masculina pareja; en esta parte soy moderado conservador, y adopto por divisa lo de in medio consistit virtus, que alguna mamá entendida en el latín traduciría por separaditos y con juicio”. Y es que la gracia de la enérgica y alegre polka era precisamente que las parejas bailaban abrazadas. Por eso el éxito de la “sudorífica y maliciosa hija del Norte” entre la juventud, pues no
se parecía a los bailes coreográficos como el minuet o la contradanza en los cuales la posibilidad de intimar era mínima. Este baile, “terror de padres y maridos”, causó furor y llegó a América para quedarse. Desde el salón fue permeando las esferas populares hasta convertirse en el baile folklórico por excelencia en Argentina, Paraguay y Nicaragua. En Venezuela también gozó de gran popularidad. Una enorme cantidad de polkas se publicaron en la segunda mitad del siglo xix. José Antonio Calcaño, en su libro La ciudad y su música, destaca “Jabones a la polka”, una composición que podía encontrarse en la envoltura de ciertas pastillas de jabón. Hoy en día, vestigios de la otrora “polkamanía” se pueden encontrar en formas coreográficas en Lara, Bolívar, Barinas, Apure y los estados andinos. Y es que: “La polka con pies iguales Huella la casa pajiza Y los palacios reales”.
• Portada de una publicación donde se muestran los pasos para bailar la polka. Archivo Audiovisual, Fonología , Biblioteca Nacional, C aracas.
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• Cine • Rodolfo Izaguirre
Monstruos japoneses ¡El monstruo avanza destruyendo todo a su paso! ¡Es Godzilla! ¡Es Tarántula! Es la devastadora enormidad despertada de un sueño de siglos o contaminada por la radiactividad desatada por el hombre. Cuando este tipo de monstruo apareció por primera vez en las pantallas cinematográficas, lo hizo... ¡en el cine japonés! En su libro Cine y ciencia ficción, Luis Gasca se refiere al hecho de que la ficción literaria y cinematográfica ha dado lugar a numerosos animales, plantas, nubes e incluso minerales que se han convertido en un peligro para los humanos. Hay un bestiario que incluye insectos gigantes, reptiles, pájaros, humanoides, seres vegetales, monstruos planetarios, seres omnívoros, parásitos, simbiosis y seres multi-dimensionales así como siderales, cósmicos y mentales.
• Afiche del film King Kong, de Ishiro Honda. Japón, 1967.
• Cartel de la película Tarántula, estrenada en 1955.
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En el cine japonés se inició con Gojoira en 1954, llamado Godzilla en Occidente, y tras este monstruo apareció todo un circo de criaturas: Rodan que tenía a Giderah como compañera; la tortuga Gomara; la mariposa Mosura; Ebirah, el descomunal cangrejo muerto a manos de Godzilla, y muchos más. En oposición a los occidentales, los monstruos japoneses son inmortales. Sucesivamente aparecen en diferentes películas, se enfrentan entre sí y se dividen en dos bandos: los monstruos buenos que colaboran con las fuerzas del orden y son llamados por el gobierno japonés cuando este precisa de su ayuda, y los monstruos malos, contumaces en sus afanes destructivos. Acostumbran pulverizar barcos pequeños, navíos mercantes, una sala de fiestas, una ciudad o un tren hasta que se enfrentan finalmente con el ejército. Las películas resultaban distintas entre sí debido a la maestría con la que se utilizaban los efectos especiales y la habilidad de cada director. Hubo, incluso, dentro de esta galería de monstruos dos mitos occidentales recreados en el Japón: el gorila King Kong y un imitador suyo, suerte de gorila robot. Pero hubo también dos Frankenstein (Furán kénsu táin, como se diría en japonés): un Frankenstein bueno y uno malo. El de color marrón es civilizado, educado entre científicos, y el de color verde es dañino, malvado y proviene de una lejana galaxia. Monstruos japoneses: sorprendentes y abominables figuras del terror y de la imaginación dispuestas a nuestro llamado para venir hasta nosotros y poblar también con su presencia las no menos extrañas y sorprendentes regiones de nuestra propia cotidianidad.
• Póster de la película Godzilla, dirigida por Gareth Edwards en 2014.
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• Estampa • Vilma Lehmann
El pilar de la nación Uno de los pilares fundamentales en la creación de la naciente República consistía en ver el hogar como una “patria pequeña” en donde se forjarían a través de la madre los ciudadanos modelos y cultos que requería la nación. Esta noble tarea exigía el sacrificio de la mujer, quien debía enfocar toda su energía en las labores maternales. Francisco González Guinán, en su libro El consejero de la juventud ante el juicio público, nos dice: “La buena madre no vive para el mundo, ni para el lujo, ni para el sarao, ni para la tertulia, ni para los paseos. Vive exclusivamente para sus hijos”. 22 •
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• Historiadores
R. G. Collingwood
• La familia Bellini, por Edgar Degas, 1858-1860. Musée d'Orsay, París.
Nace en Cartmel Fell (1889) y muere en Coniston (1943). Es considerado como uno de los pensadores más influyentes del siglo xx en el área de los estudios históricos, en torno a cuya evolución y a cuyos límites desarrolla una filosofía de ineludible consulta. Egresado de la Universidad de Oxford, realiza en sus claustros labores docentes y de investigación, así como trabajos de arqueología, que lo llevan al máximo escalafón de Waynflete Professor of Metaphysical Philosophy del Magdalen College. Su pensamiento sobre el ejercicio de la historiografía, pero también sobre los confines que esa disciplina no puede sobrepasar sin extralimitarse, parte del análisis de las obras de Hegel, Kant y Vico; pero, en especial, de los textos de dos pensadores italianos a quienes considera como guías y maestros: Benedetto Croce y Guido de Ruggiero. Gracias al influjo de Croce, según confiesa, llega a las conclusiones que incluye en su famoso libro sobre Los principios del arte. De esa investigación proviene su punto de vista sobre el papel de los hombres en la época que les toca vivir, de los artistas y de los sujetos comunes y corrientes, que profundiza después en otros ensayos en torno a lo individual y lo colectivo en el desarrollo de las sociedades. Pasa a la posteridad por su obra fundamental, La idea de la historia, recogida y editada por su discípulo T.M. Knox en 1946, después del fallecimiento del maestro. La idea de la historia se detiene en el desarrollo de los métodos de investigación, en el rol del historiador en el manejo de las fuentes y, en especial, sobre su ambivalente relación con el pasado histórico, en torno a la cual sugiere prevenciones dignas de atención desde la perspectiva profesional. Aparte de los textos mencionados, destacan en su bibliografía obras como The Arqueology of Roman Britain (1943), The Idea of Nature (1946) y The Principles of History and Others Writings in Philosophy of History (2000).
• Arqueología • Luis E. Molina
Los pendientes alas de
murciélago Desde las primeras descripciones que se hicieron en el siglo xix de los que entonces eran llamados “objetos pre históricos”, resaltan unas piezas arqueológicas hechas de piedra que luego comenzaron a ser conocidas como “pendientes alas de murciélago”
o “placas aladas”. En efecto, se trata de objetos laminares, en forma de dos triángulos invertidos que se unen en sus vértices y generalmente con dos perforaciones en el triángulo superior, que parecen haber servido para la suspensión de estas placas. Se les ha
hallado en varios sitios arqueológicos del occidente y centro de Venezuela, pero es de la región andina de donde procede la mayoría de ellos. En esas primeras descripciones de las placas aladas, se le atribuyeron los posibles usos y se identificaron los
• Pectoral “alas de murciélago” fabricado en serpentinita y hallado en la Teta de Niquitao, estado Trujillo. Fotografía de Alfredo Boulton extraída de su libro El arte de la alfarería prehispánica en Venezuela, Milán, 1993. Cortesía de Luis Molina.
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Zots, deidad de los mayas y otras culturas mesoamericanas, era simbolizado por un murciélago, animal de las cavernas y las oscuridades. Pero además de su asociación con la muerte y los sacrificios humanos, se le relacionaba con la sexualidad y la fertilidad. Zots fue representado en distintos objetos, como es el caso del plato de cerámica policromada del cual observamos un detalle en la fotografía. Proviene de Campeche, México y corresponde al Período clásico de la cultura maya (300 a 1000 d.C.).
materiales de que estaban hechas. Así tenemos que Adolfo Ernst, el gran naturalista alemán residenciado en Venezuela en las últimas décadas del siglo xix, las consideraba como instrumentos para raspar cueros de animales o como hachas, pero por su carácter sonoro también les atribuía condición de instrumento musical. Los ejemplares de placas descritos por Ernst procedían de Carora y El Tocuyo. A su vez, Rudolph Virchow, al revisar algunos de los ejemplares recolectados por Ernst, le atribuye características que las hacen comparables a las placas sonoras asiáticas, conocidas como “gongs”. De esta manera durante el resto del siglo xix se describen placas aladas que habían sido halladas en Mérida, Trujillo, Aragua, Carabobo y el Distrito Capital. Algunos investigadores opinaban que se trata de instrumentos musicales, mientras que otros las consideraron objetos de adorno corporal. Y en algunas de estas descripciones se incluye la identificación de la materia prima con las que fueron fabricadas, como la serpentina, la nefrita y la diorita. Pero sería Giglioli el primero en proponer, a comienzos del siglo pasado, que estos objetos son una representación estilizada de un murciélago
con las alas extendidas y específicamente del dios Murciélago, presente en las culturas prehispánicas de Mesoamérica y Centroamérica. A esta propuesta de Giglioli se sumaron muchos estudiosos de la época, aunque algunos, como Tulio Febres Cordero, si bien admite el vínculo con Centroamérica, considera que las placas andinas se relacionan con la representación del águila, de acuerdo a lo señalado por cronistas coloniales sobre el uso de águilas fabricadas en oro como moneda por parte de los pueblos indígenas de los Andes. Así, las hipótesis acerca del uso, significado y procedencia de estos interesantes objetos arqueológicos discurrió durante varias décadas a partir de colecciones formadas mediante hallazgos fortuitos y muy poco de excavaciones arqueológicas sistemáticas. Las investigaciones realizadas por la arqueóloga Erika Wagner, del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas en las regiones de Carache, estado Trujillo, y Mucuchíes, estado Mérida, en las décadas de los sesenta y setenta del siglo pasado, permitieron tener nuevos datos sobre el origen geográfico de las placas aladas y acerca de la procedencia de la materia prima con la que fueron fabricadas. En el yacimiento de
Miquimú, en Carache, estado Trujillo, fechado en el 650 de nuestra era, Wagner recolectó 6 pendientes alados y más de 250 fragmentos de pendientes, fabricados en serpentinita y chert. Y en El Mocao Alto, cerca de Mucuchíes, estado Mérida, un cementerio y taller de artesanos fabricantes de placas aladas, fechado en 1100 d.C., halló cerca de 5.000 artefactos, tanto terminados como en fase de elaboración, fabricados en serpentinita y esteatita. Las rocas mencionadas no existen en los Andes venezolanos, por lo que esta investigadora piensa que eran traídas desde la costa central de Venezuela, la península de La Guajira, la Sierra Nevada de Santa Marta o las Grandes Antillas. Una investigación más reciente, llevada a cabo por Antonio Niño de la Universidad de los Andes, en el yacimiento El Bolo, en las cercanías de Escagüey, estado Mérida, indica que se trata de otro taller de placas líticas aladas, igualmente asociado a un área de cementerio. Este sitio, con fechas que lo ubican entre 400 y 1000 de nuestra era, reafirma el origen andino de las placas líticas aladas y su dispersión mediante intercambios hacia otras regiones del occidente y el centro del país. EL DESAFÍO DE LA
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• Lugares con historia • Pedro D. Correa
Teatro
Baralt Al principio de nuestra vida republicana, en 1839, un grupo de zulianos tuvo la iniciativa de construir un teatro en Maracaibo, idea que ya había sido planteada al rey durante la Colonia. La obra tardó un poco y no fue sino hasta 1883, en ocasión de la celebración del centenario del natalicio del Libertador, cuando el general Rafael Parra inauguró el Teatro Baralt, para que la sociedad marabina tuviera un lugar adecuado donde disfrutar de las artes escénicas. En 1928 se ordena su demolición y la construcción de uno nuevo más acorde con los tiempos. Durante los años del gomecismo llega a Maracaibo un personaje que se empeña en la modernización de la ciudad: Vicente Pérez Soto, presidente del estado Zulia. En el plazo de su gestión se realizan importantes obras que transforman la ciudad. El nuevo matadero, el Mercado Principal (hoy sede del Centro de Arte Lía Bermúdez), la pavimentación de las avenidas más importantes; pero, sin duda, el nuevo Teatro Baralt es su empresa de mayor envergadura. El ingeniero a cargo de la obra fue el belga León Hoet, quien había venido a Venezuela con la industria petrolera, pero, luego de casarse con una venezolana, dejó el negocio de los hidrocarburos para dedicarse a la ingeniería civil. El nuevo teatro se estrena en 1932: amplía la capacidad a 1.400 butacas distribuidas en la platea y los tres niveles de balcones. La estructura del edificio es de hierro, con una fachada ecléctica con elementos neoclásicos y de art nouveau en la que destaca 26 •
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un gran arco almohadillado con tres ventanales rectangulares que terminan en arcos, a semejanza de las ventanas de la Estación Central de Ferrocarriles de Amberes, edificio que algunos estudiosos han planteado pudo ser la inspiración de Hoet, aunque son de estilos arquitectónicos muy distintos. Las abundantes ventanas de romanillas de las fachadas laterales contribuyen al refrescamiento del teatro en la calurosa ciudad. La nueva edificación incluye un sótano y un edificio adyacente para camerinos y baños. El interior, muy a tono con la época, presenta una decoración art déco, obra del artista Antonio Angulo, quien pintó los frescos y el retrato de Rafael María Baralt que adorna la parte superior del escenario, y diseñó el rosetón central. El colorido
• Teatro Baralt, Maracaibo. Fotografía de Béria Lima.
plafón es la obra más importante del conjunto, una verdadera joya. El Teatro Baralt tiene el orgullo de ser el primer lugar donde se proyectó una película en Venezuela. El 11 de julio de 1896, los zulianos pudieron disfrutar de la proyección de Alegorías sobre la doctrina Monroe y La serpentina. Al año siguiente, pudieron ver, también allí, dos proyecciones locales: Muchachas bañándose en el Lago de Maracaibo y Célebre especialista sacando muelas en el Gran Hotel Europa. En sus tablas, la sociedad marabina ha disfrutado de artistas de la talla de Teresa Carreño y de Carlos Gardel. El Teatro Baralt, aún hoy, duplica el placer de las artes: el espectáculo a presenciar y el espectáculo que es el edificio en sí mismo.
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Camillus
Ferrand Nicomedes Febres
Camillus Ferrand o Farrand es un fotógrafo norteamericano desconocido para prácticamente todos los historiadores y expertos en fotografía venezolana. Llegó en 1862 a Maracaibo por encargo de la E. & H.T. Anthony Company, una recién estrenada empresa de venta y fabricación de implementos para fotografía de Nueva York que había abandonado el negocio de los daguerrotipos por obsoletos, y recién se encaminaba a establecerse en el negocio de las fotografías estereoscópicas con fines turísticos y educativos.
• Campesinos de Maracaibo.
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Vale la pena acotar para nuestros lectores menos entendidos en el tema fotográfico que las estereoscopias son fotos tomadas por una cámara de doble lente que, al ser vistas mediante un sencillo aparato llamado estereoscopio, las imágenes son vistas en tercera dimensión.
Venía Ferrand en plena época de la Guerra Civil norteamericana, la cual fue cubierta por los otros fotógrafos de la firma, pero él pudo deslastrarse de ese conflicto que le permitió a los hermanos Edward & Henry T. Anthony transformar su empresa en el negocio dominante en su ramo entre 1862 y 1901. Por alguna razón que desconocemos, Ferrand, natural del pueblo de Parsippany en Nueva Jersey, o Farrand, como aparece al reverso de las imágenes estereoscópicas, fue uno de los pocos, por no decir el único de los
Un precursor ignorado de la fotografía venezolana Con el objetivo de llegar hasta los Andes y realizar tomas fotográficas de sus montañas y pobladores, Camillus Ferrand arribó a Maracaibo en 1862. Se desconocen los pormenores de su permanencia en la capital zuliana, pero nos dejó un puñado de valiosas fotografías de la región así como una interesante anécdota que lo vincula con el negocio petrolero.
autores que pudo identificarse como tal en las fotos que tomó a nombre de la empresa, la cual omitió siempre el nombre del resto de los fotógrafos en el reverso de las imágenes. La meta final de Ferrand era fotografiar los Andes y su población autóctona en el espíritu de los cronistas viajeros que venían a estos lares con la intención de dar a conocer nuestro mundo a los demás. Si bien no conocemos el periplo exacto del viaje de Ferrand, suponemos que comenzó por Cuba, pues hay una colección de
imágenes cubanas de la época que no están firmadas por él, pero no hay evidencias de otros viajes hechos por los fotógrafos de la Anthony a Latinoamérica. Y en aquella época no eran factibles las travesías directas entre Nueva York y Maracaibo. En Maracaibo, que fue su puerto de entrada, el fotógrafo comenzó a hacer su trabajo; sin embargo, el hecho de ser un extranjero y conocedor de tan nueva tecnología le permitió entrar en contacto con el gobernador Jorge Sutherland, un militar con ínfulas
aristocráticas que era hijo del cónsul inglés en esa ciudad y de una mulata avecindada en las riberas del Lago de Maracaibo. En el año de 1862 fue nombrado gobernador civil de la región, y en unas elecciones espurias avaladas por el mariscal Juan Crisóstomo Falcón se hizo nombrar presidente constitucional del estado Zulia. El 24 de agosto de 1865, Jorge Su therland, de acuerdo con la constitución federal de ese entonces, dio a Camillus Ferrand las concesiones petroleras del estado Zulia. Aníbal Rafael
• Muelle de Maracaibo, s/f. EL DESAFÍO DE LA
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• El gobernador Sutherland ofrece limosna a los pobres en el Teatro de Maracaibo, 1862.
Martínez narra así la historia del fotógrafo en su libro Historia petrolera Venezolana en 20 jornadas: “el derecho y el privilegio exclusivo” en toda la extensión del Estado Zulia para buscar, producir y negociar “petróleo o nafta, o bajo cualquier otra denominación que se conozca el aceite que exista en la tierra”. La duración de la concesión fue por el lapso de diez años, justificándose ello por el desconocimiento de la industria en el país. El norteamericano podría trabajar su concesión por sí mismo o en asociación que él considerara con otra persona o alguna compañía, mientras que por su parte el Estado estaba obligado a impedir que cualquier otro individuo o com-
pañía taladrase, sacase o exportase el mentado aceite. Por cada tonelada de aceite exportado, Ferrand estaba obligado a pagar cinco pesos por concepto de derechos municipales. Pero por no poder cumplir sus obligaciones contractuales se rescindió el contrato antes del año.
Si bien no conocemos el periplo exacto del viaje de
Ferrand, suponemos que comenzó su viaje por Cuba…
• Vista de Maracaibo, por Camillus Ferrand, 1862.
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No tenemos certeza de la duración de la residencia de Ferrand en Maracaibo, o si regresó a firmar el contrato con Sutherland, pero en el mismo año de 1862, la investigadora ecuatoriana Lucía Chiriboga ubica su presencia en Quito, luego de haber hecho su periplo por Venezuela y Colombia. Vale la pena acotar para nuestros lectores menos entendidos en el tema fotográfico que las estereoscopias son fotos tomadas por una cámara de doble lente que, al ser vistas mediante un sencillo aparato llamado estereoscopio, las imágenes son vistas en tercera dimensión. Los únicos que no pueden disfrutar de esta técnica son las personas que han perdido la visión en uno de los dos ojos. Fue una técnica muy en boga en el siglo xix y principios del siglo xx. A Camillus Ferrand se le atribuye ser el primer fotógrafo en mostrar los personajes y los paisajes ecuatorianos junto al fotógrafo local Rafael Castro Ordóñez, y sus imágenes autóctonas son valoradas en ese país como un gran patrimonio cultural propio, el cual fue mostrado recientemente en la Casa de América en Madrid. Según conversación sostenida por el suscrito con el doctor Carmelo Ray dán de la Fototeca Arturo Lares Baralt
en Maracaibo, en esa colección existen unas diez imágenes estereoscópicas de este temprano visitante y fotógrafo, todas dedicadas a esa ciudad o a la región zuliana. Por otro lado, una colección privada caraqueña posee unas tres imágenes distintas a las de la fototeca mencionada, y el señor Kurt Nagel, prohombre de la cultura zuliana, con años de dedicación a la conservación de la memoria visual del Zulia, nos informó que según su opinión, deben existir unas veinte imágenes en total. La técnica usada por el autor es la de albúmina sobre bromuro de plata y una base de clara de huevo. Todas las imágenes conocidas son del tipo estereoscópico Indagando más sobre Camillus Ferrand, este aparece registrado en los libros como ciudadano y daguerrotipista residenciado en el número 807 de Broadway, Nueva York, entre 1853 y 1858, cuando zarpó para Venezuela. Buscando en los registros de la época
• Según las investigaciones, Camillus Ferrand también estuvo en Quito en 1862. Esta vista de la capital ecuatoriana desde el volcán Pichincha es de su autoría.
por Internet encontramos que la estirpe de los Farrand proviene de Hannover, Nueva Jersey, y el primero de ellos fue Bethuel C. Farrand nacido en 1741 y casado con Rhoda Smith, quien era descendiente de William White, uno de los pioneros del Mayflower. Los Farrand se instalaron en la zona de Nueva Jersey, donde procrearon varios hijos. La familia fue muy prolífica
y se mantuvo entre Nueva York, Nueva Jersey y Vermont. Henry (1797-1856) fue uno de los menores y se casó con Julia Sturtevant, y de esa unión proviene nuestro biografiado. No poseemos información mayor de Farrand después de su partida de Venezuela. Sin embargo, su obra está representada en la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos.
• Reverso de las fotos estereoscópicas realizadas por Ferrand para E. & H.T. Anthony Company, donde puede apreciarse su firma como “Farrand”.
• Vía hacia Los Haticos. EL DESAFÍO DE LA
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Fragmentación de la luz y el color. Homenaje a Los diablos danzantes de Yare, 2014 Medidas: 1,5 m x 6 m Técnica y materiales: Mixta sobre MDF, hierro pintado y elementos reflectantes
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En el paisaje, columnas de árboles observadas a velocidades rápidas o lentas asemejan tramas: interferencias en traslación continuas, repitiéndose en el ho rizonte infinito. La investigación plástica cinética convirtió el fenómeno natural en líneas superpuestas programadas matemáticamente, desmaterializándolas y descomponiendo el plano monocromo en la retina del espectador. Una realidad en movimiento: volumen virtual, organización serial de elementos geométricos en el espacio variante. Color ilusorio, ilusiones ópticas, suceso temporal, la incorporación del tiempo en la obra tridimensional. Invención sin precedente en la historia de la pintura. El arte cinético: luz, color y movimiento real en la percepción. Juvenal Ravelo, en El arte cinético una realidad en movimiento, 2015.
Centro de Arte Daniel Suárez Urb. Alta Florida, Av. El Ávila con calle San Miguel. Qta. Veneyork. Caracas - Venezuela. Tlfs. 0212.730.3316 / 0416.539.3731
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• Tras su muerte, el célebre Tuerto sufrió las secuelas de su maledicencia porque ningún camposanto debía albergar sus restos por orden del provisor y vicario general de la diócesis de Caracas. En la imagen: La puerta del cementerio de los Hijos de Dios, de Pedro Zerpa, s/f.
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El Tuerto Mérida Elías Pino Iturrieta
Una crónica del periódico caraqueño El Liberal, incluida en su entrega del 16 de noviembre de 1841, describe unas exequias controversiales. No solo importan porque dan testimonio de las reacciones de la Iglesia ante el establecimiento de la república laica, sino también porque concluyen el ciclo vital de Rafael Diego Mérida, el célebre Tuerto Mérida, uno de los protagonistas más tumultuosos de la Independencia. Bolívar expresó una vez su deseo de arrancarle el ojo bueno que le quedaba. Los negocios públicos se volverían serenos si el tuerto quedaba ciego, dijo. La reacción no fue sino una más en la urdimbre de respuestas airadas que provocó la conducta de un personaje vinculado a la política desde 1795, cuando fue escribano de la Real Audiencia de Caracas. A partir de entonces comenzó a ganar enemistades.
VISTAZO BIOGRÁFICO Desde las funciones en la Audiencia, Mérida recogió los detalles de las acusaciones contra la intentona de Gual y España, pero se alejó de los despachos oficiales para involucrarse en la conjura de los mantuanos. Después hizo un viaje a Cádiz, que manchó su reputación ante los criollos más conservadores. Se alarmaron por su participación en una logia de los “Caballeros Racionales”, fundada por un argentino
de apellido Alvear para fomentar revoluciones en las colonias. Como alardeaba de su pertenencia a la logia, a nadie extrañó que después trabajara como Secretario de la Sociedad Patriótica, la “casa de locos” que presionaba al Congreso para que librara a Venezuela de la coyunda monárquica. Provocó entonces mucha roncha por una reacción contra Miranda, a quien motejó de calumniador. Envió un memorial de acusaciones contra el Precursor e interrumpió una sesión de la Cámara para llenarlo de improperios. Debido a los excesos de su intervención, el presidente del Congreso ordenó que lo expulsaran del recinto y su arresto durante veinte días. Volvió por la puerta grande después de la Campaña Admirable. Ocupó entonces el cargo de secretario de Gracia, Justicia y Policía en el gabinete del Libertador. De la época datan unas cartas en las que amenazó con el cadalso al arzobispo de Caracas, si no publicaba una pastoral favorable a la causa republicana, y episodios que no dejaron de producir estupor. Arrojó personalmente del púlpito a dos o tres religiosos que predicaban por la gloria de Fernando vii. Después destacó como agitador de las reuniones de exiliados que ocurrieron en Haití. Conspiró entonces contra la comandancia que aspiraba Bolívar. Aliado con José Francisco Bermúdez, no solo promovió altercados
sin paz ni en el sepulcro De personaje perturbador durante el proceso independentista a cadáver incómodo en tiempos republicanos, el trayecto vital del Tuerto Mérida abunda en incidentes y altercados. Profundizar en el caso de su entierro en el cementerio general de Caracas en 1841 nos da la oportunidad de revisitar su agitada biografía.
• El presidente del Perú, José de la Riva Agüero y Sánchez Boquete (en la imagen), usó los escritos de Mérida para difamar a Bolívar en un texto que publicó bajo el seudónimo de “Pruvonena”. Obra de autor desconocido, siglo xix. Instituto Riva Agüero, Lima.
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entre los oficiales del destierro. También concibió la idea de librarse de su antiguo jefe mediante procedimientos violentos. Formó parte de la expedición de Los Cayos, pero se alejó cuando concluyó en Carúpano. No explicó los motivos de su distancia, pero se pueden desprender de los papeles que redactó en seguida. Establecido en Curazao, se dedicó a escribir libelos contra Bolívar. Lo acu só de inepto y deshonesto, a través de una catarata de tinta que remitía por correo a la tierra firme. De la fábrica se alimentó José de la Riva Agüero, presidente del Perú, para menoscabar el prestigio del Libertador en una obrita
que publicó bajo el pseudónimo de “Pruvonena”. Mérida regresó a Caracas luego del triunfo de Carabobo, para tratar de que se olvidaran sus intemperancias. El vicepresidente Santander lo designó cónsul en Curazao, pero después se negó a concederle el cargo que pedía de jefe de la Tesorería de Diezmos de Caracas. Cuando solicitó la posición, aseguró que se había arrepentido de sus injurias contra el Libertador. Volvió a las andadas en un impreso titulado Angustias de Colombia en 1828, debido al cual Páez lo suspendió del cargo consular y le prohibió la entrada a Venezuela. Regresó en 1839, para sobrevivir en un oscuro rincón que casi nadie del futuro ha querido visitar y del cual lo sacamos ahora gracias a la polémica provocada por su entierro.
¿UN CADÁVER INSEPULTO?
• El Libertador expresó su deseo de dejar completamente ciego a Rafael Diego Mérida debido a sus consuetudinarios ataques. En la imagen: Simón Bolívar, grabado anónimo. Biblioteca Luis Ángel Arango, Bogotá.
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El 2 de noviembre de 1841, el ciudadano Gerónimo Méndez se presentó ante J. Aguado de Suárez, provisor y vicario general de la Diócesis de Caracas, para llenar los trámites conducentes al entierro de su suegro, Rafael Diego Mérida. El provisor negó la solicitud y se apresuró a impedir que el cadáver fuese inhumado en el cementerio general. ¿Por qué? Mérida, de acuerdo con las razones del prelado, murió sin aceptar la administración de los sacramentos, pese a los ruegos de algunos sacerdotes piadosos. El provisor envió oficio al celador del cementerio, para que impidiera las labores de sepelio: “En caso de que por alguna autoridad civil se le mande recibir y enterrar el cadáver de Diego Mérida, me dará inmediatamente parte de esto; y no le dará sepultura, sino que lo dejará fuera del cementerio hasta que se le prevenga a usted otra cosa”. Mientras el religioso enviaba la conminación, Méndez se presentó ante el jefe político con el Reglamento de Policía expedido en 1834. En atención a este reglamento, en vista de que se habían prohibido las
inhumaciones en las bóvedas de los templos y en los campos de las inmediaciones, todos los cadáveres se deberían enterrar en el cementerio de la ciudad con la debida prisa y según las prevenciones sanitarias. El incumplimiento de la orden acarrearía una multa de doce pesos. Con la regulación frente a sus ojos, el jefe político autorizó el depósito de los restos mortales en la parcela que correspondiese. Cumplida su faena y para explicarse ante el provisor, el celador recordó la obligación que tenía de atender las disposiciones de la autoridad civil: “Yo como súbdito suyo no hallé otro remedio que obedecer al inmediato jefe bajo cuyas órdenes estoy”.
“QUE LO EXHUMEN” El provisor no se dio por vencido. Solicitó ante el jefe político la exhumación del cadáver. Los parientes del difunto, para evitar lo que consideraron como una vejación, se atrevieron a argumentar la demencia del moribundo. El famoso Tuerto Mérida se había negado a recibir la extremaunción porque había perdido la chaveta, aseguraron. Nada extraño en la carrera de un personaje habituado a nadar contra la corriente. Se había refugiado en la insania para continuar sus andanzas después de la muerte. Podía ser, decía la gente después de hacer memoria de las obras del insólito luchador. No obstante, el sacerdote sacó una nueva carta de la manga de su sotana. Había una razón superior para arrojar del camposanto sus despojos, proclamó: por escribir contra los dogmas de la religión cristiana, Mérida había sido excomulgado en 1816. Un individuo públicamente segregado del cuerpo místico de Cristo no podía dormir el sueño eterno en tierra consagrada. El jefe político prefirió guardar silencio frente al manejo, pero ordenó al celador que se abstuviera de hacer movimientos en el túmulo recién habitado.
Fue entonces cuando los redactores de El Liberal quisieron participar con una primera referencia que, sin detenerse en los aspectos de fondo, arremetió contra la argucia. Aseguraron que no se conservaba en los archivos eclesiásticos ninguna referencia a un decreto de excomunión contra el tuerto Mérida, ni que se había colocado entonces en las puertas de los templos una copia de la suprema condena, como se estilaba en la época. Después se animaron a profundizar en el arduo tema. Afirmaron, en primer lugar: “Damos por sentado que haya existido excomunión contra el difunto Mérida, que haya muerto en sano juicio e impenitente, y que se pretenda por la curia eclesiástica la exhumación del cadáver en conformidad con los cánones. ¿Y podrá conseguirlo? Parécenos que no: dependiendo el cementerio general única y exclusivamente de la policía, y no pudiendo ni debiendo exhumarse los cadáveres por dispo sición de otra autoridad que de la civil, para lo cual no pueden ser admi sibles los motivos en que se funde el procedimiento de la autoridad ecle siástica obrando ella con arreglo a los cánones que están en oposición con las leyes de la República”. Y más adelante: “Para juzgar si hay abuso en caso de negativa de sepultura por un sacerdote, es preciso distinguir lo que toca a los oficios y ceremonias religiosas de lo que toca propiamente a la administración. En cuanto a lo primero, es enteramente potestativo al sacerdote negarlos o concederlos. En este respecto no puede haber abuso. Pero en cuanto a la inhumación o depósito de los cadáveres en el cementerio, siendo la policía de ellos exclusivamente de las atribuciones de la autoridad municipal, la oposición del sacerdote a que el cuerpo sea colocado en el lugar designado para ello por la autoridad competente, o la acción de hacerle depositar en un lugar impropio y no bendito, constituye un abuso que debe reprimirse”.
• El Tuerto Mérida llegó a amenazar con el cadalso al arzobispo de Caracas, Narciso Coll y Pratt (en la imagen), si no producía una pastoral que favoreciera a la causa republicana. Imagen tomada del Archivo Arzobispal, Caracas.
LÁPIDA El suceso que hoy rescatamos da cuenta de los esfuerzos de la república laica para imponerse frente a un poder respetado desde el período colonial, o de cómo ese poder trata de arreglárselas para mantener su influjo. Según se desprende de lo que debe considerarse como un trámite de rutina en situaciones de normal convivencia, en cuyo molde cada quien sabe a qué atenerse, los esfuerzos para el establecimiento de una colectividad liberal desconocida hasta entonces desembocan en escaramuzas inesperadas, en situaciones de incertidumbre de la cuales dependen destinos importantes para las personas. Para meter en cintura el dominio
espiritual, como sucede después, se debió primero atender a satisfacción un asunto como este de 1841. No deja de ser curioso que el hecho girara en tono a don Rafael Diego, el pertinaz personaje que puso en jaque a las autoridades de su tiempo, aún a la que ascendió la cima de las estatuas. Quizá no solo fuera aquello un pleito entre potestades, sino también ocasión de pasarle factura al Tuerto Mérida por su actitud contra Miranda, por sus cartas contra el arzobispo, por echar del púlpito a unos curas que nadie recuerda y por su encono contra el Libertador. De ser así, en el refugio del féretro también le cumplió a su fama. EL DESAFÍO DE LA
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RIF. J-08006622-7
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Banco Activo ha creado nuevas plataformas de comunicación con sus clientes y ha decidido unirse a las redes sociales. Su objetivo es ser una ventana informativa de los diversos productos y servicios que ofrece, y brindarle una mejor experiencia al usuario. La creación de comunidades en línea es de suma importancia para la institución, puesto que le permite crear vínculos de cercanía y confianza con sus clientes. De acuerdo con estudios, cada vez son más los usuarios que toman decisiones basándose en la información que encuentran en las redes sociales. Este hecho le ha conducido a fundar su plataforma virtual y es así como en adelante, la institución estará presente en las siguientes redes sociales:
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Golpes,
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EL DESAFÍO DE LA
historia
CCIONES y asonadas (1960 -1962)
Coordinación: Edgardo Mondolfi Gudat
• Intento de golpe de Estado conocido como El Porteñazo, 1962. Fotografía: Luigi Scotto.
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asonadas Golpes, insurrecciones y
(1960 -1962)
Según cálculos confiables, el gobierno presidido por Rómulo Betancourt debió enfrentar la amenaza de unas veintiséis tentativas insurreccionales promovidas por ciertos sectores de las Fuerzas Armadas, en algunos casos con la connivencia de elementos civiles. Si bien la mayoría de ellas se deshicieron por sí solas o quedaron sin materializarse, algunas significaron, por primera vez en más de medio siglo, el enfrentamiento entre tropas profesionales venezolanas, con el consecuente saldo en pérdidas humanas y materiales. A partir de elementos residuales del viejo militarismo, o bien desde una izquierda afanada por alcanzar el poder a través de la vía insurgente, la dinámica de la violencia que caracterizará la década de 1960 tuvo su primera y más visible manifestación a través de estos pronunciamientos que implicarían la intervención de bandos opuestos, con todas sus dotaciones reglamentarias, a la hora de registrarse el enfrentamiento en el terreno militar. Así, pues, aunque la “profesionalización militar” tomó tiempo, sin necesariamente dar todos los resultados que de ella se esperaba, hay quienes insisten que la derrota de aquella seguidilla de asonadas que tuvo lugar entre 1960 y 1962 contribuyó a su manera a
aquietar los cuarteles, dando paso sin embargo a otras modalidades de lucha insurreccional. Estas páginas pretenden ofrecer una mirada, caso por caso, en torno a la violencia cuartelaria que se registró durante la primera gestión constitucional pos1958. El alzamiento del ex ministro de la Defensa, Jesús M. Castro León, en San Cristóbal, en abril de 1960; la rebelión del coronel Edito Ramírez en febrero de 1961; la toma del cuartel Freites en Barcelona, en junio de 1961; el trabajo político-ideológico en los cuarteles que condujo a las sublevaciones de la Infantería de Marina, primero en Carúpano y luego en Puerto Cabello (mayo y junio de 1962), durante las cuales militantes del PCV y del MIR colaboraron con los militares rebeldes, conforman un espacio para el debate en torno a aquella crítica coyuntura en la cual subsisten aún muchas fuentes por consultar y para entender la forma en que, a partir de entonces, se definió el porvenir de las relaciones civilesmilitares en Venezuela. Mucho de cuanto supuso la difícil faena de reemprender el ensayo democrático a partir de 1959 en medio de un contradictorio equipaje histórico, se vio puesto a prueba a raíz de este amasijo de insurrecciones que tuvieron lugar contra el gobierno de Betancourt.
EL ALZAMIENTO EN SAN CRISTÓBAL
de Jesús María Castro León
Hernán Castillo
Un nieto de Cipriano Castro que hizo carrera en las fuerzas de la aviación y se agitó contra las dictaduras de Juan Vicente Gómez y Marcos Pérez Jiménez, pretendió también alzarse en 1960 contra la todavía naciente experiencia democrática venezolana. La respuesta de otros sectores militares, del gobierno nacional, así como de la sociedad civil sería contundente. • Campesinos apresan a José María Castro León y lo entregan a las autoridades. Archivo Fotográfico de José Agustín C atalá , C asa de Estudios de la Historia Lorenzo A. Mendoza , C aracas .
A partir de la muerte de Juan Vicente Gómez, con la formación del Ejército Nacional, el Ministerio de la Defensa se convierte en la antesala de la Presidencia de la República. Comienza este proceso con el general Eleazar López Contreras (19361941), le sigue el general Isaías Medina Angarita (1941-1945), luego el coronel Carlos Delgado Chalbaud (1948-1950) como presidente de la Junta Militar; con el asesinato de Delgado Chalbaud la Junta Militar pasa a llamarse Junta de Gobierno, ya no Junta Militar, presidida por Germán Suárez Flamerich entre 1950 y 1952. Esta Junta de Gobierno le pasó los poderes al coronel Marcos Pérez Jiménez el 2 de diciembre
de 1952, quien el 23 de enero de 1958 es derrocado. Le sigue el contralmirante Wolfgang Larrazábal, entre el 23 de enero de 1958 y el 13 de febrero de 1959; lo sustituye en la presidencia de la Junta Edgar Sanabria el 14 de noviembre de 1958 hasta el 13 de febrero de 1959, cuando Rómulo Betancourt, por el voto popular mayoritario gana la presidencia; durante su mandato constitucional se alzaron las bases navales de Carúpano el 4 de mayo de 1962 y Puerto Cabello el 2 de junio del mismo año. Treinta años después, en 1992, el 4 de febrero y el 27 de noviembre se alzan militares contra el gobierno constitucional de Carlos Andrés Pérez (1989-1993).
Trayectoria de un militar pretoriano La actuación histórica de las Fuerzas Armadas venezolanas, tal como hemos visto, ha adoptado distintas formas pretorianas: “pretorianismo es una palabra de uso frecuente para caracterizar una situación en la que el sector militar de una sociedad ejerce un poder político independiente, recurriendo al uso de la fuerza o amenazando con recurrir a ella” (según definen Perlmutter y Bennett, 1981). En este contexto se ubica la actuación del general Jesús María Castro León. Jesús María Castro León era nieto de Cipriano Castro, quien gobernó a Venezuela entre 1899 y 1908. EL DESAFÍO DE LA
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Castro León nació en Capacho, estado Táchira, el 7 de mayo de 1908, y murió en Caracas en el cuartel San Carlos, en 1965. En 1928 egresó de la Escuela de Aviación Militar de Maracay. En 1931 fue expulsado de la Fuerza Aérea acusado de liderizar un movimiento entre los aviadores contra Juan Vicente Gómez. Luego de la muerte de Gómez, el 17 de diciembre de 1935, Castro León reingresa a las Fuerzas Armadas y pasa a ocupar las más altas posiciones de la jerarquía militar. El 1º de enero de 1958 participa en el alzamiento de la aviación contra el general Marcos Pérez Jiménez. Luego de derrocada la dictadura militar perezjimenista, el 23 de enero de 1958, Castro León es ascendido
El 20 de abril de 1960, Castro León invade Venezuela por San Cristóbal y controla por poco tiempo la ciudad; por radio se dirigió al país y a las Fuerzas Armadas, pero no logró respaldo. a general de brigada y designado ministro de la Defensa de la Junta de Gobierno presidida por el contralmirante Wolfgang Larrazábal. En julio de 1958, Castro León renuncia, se va al exilio, y el 24 de noviembre es pasado a retiro. El 20 de abril de 1960, Castro León invade Venezuela por San Cristóbal y controla por poco tiempo la ciudad; por radio se dirigió al país y a las Fuerzas Armadas, pero no logró respaldo. Los trabajadores, incluidos los petroleros, convocaron una huelga general en rechazo al alzamiento militar. El coronel Lucio Cárdenas, jefe de la Guardia Nacional en el Táchira, lo pone en fuga y unos campesinos apresan a Castro León y lo entregan a las autoridades para juzgarlo en los tribunales militares.
La república civil se expresa
• El general Jesús María Castro León bajo prisión después de su alzamiento, 1960. Archivo Fotográfico de José Agustín C atalá , C asa de Estudios de la Historia Lorenzo A. Mendoza , C aracas.
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La derrota de Castro León evidencia los profundos cambios que se estaban produciendo en la cultura política del venezolano; cambios que Castro León no percibió. Luego del derrocamiento de la dictadura militar en 1958, el Ministerio de la Defensa comenzó a dejar de ser la antesala de la Presidencia de la Re pública. Se iniciaba en Venezuela la experiencia de la democracia libertaria: la República civil. Castro León representa el más puro autoritarismo militar y rancio pretorianismo venezolano, ene-
migo de la experiencia democrática civil libertaria que se inició en Venezuela en 1958. Es así como la actuación del general Jesús María Castro León se corresponde con la clásica actuación de un militar pretoriano. La amenaza que significaban los restos pretorianos de la dictadura militar perezjimenista, lleva a la Junta de Gobierno presidida por Larrazábal a implementar un conjunto de cambios estructurales en las Fuerzas Armadas a través del decreto 288; cambios contra los cuales Castro León se alzó militarmente. El decreto 288 eliminó el Estado Mayor Conjunto, le puso a cada fuerza una Comandancia General para neutralizar la Comandancia del Ejército, le dio autonomía administrativa y operativa a cada fuerza y eliminó la escuela básica para regresar al sistema de una escuela para cada fuerza. Es decir, el objetivo era dividir a las Fuerzas Armadas para minimizar la amenaza que podían significar nuevos alzamientos militares. El desafío histórico de Venezuela para el siglo xxi consiste en la erradicación de las condiciones que han permitido en nuestra historia el incubamiento y desarrollo del virus pretoriano entre sus militares y lograr así control sobre las Fuerzas Armadas Nacionales y la consolidación definitiva de la supremacía civil sobre los militares venezolanos.
LA PARADA
de Edito Ramírez Desde 1945, Edito Ramírez había conspirado abiertamente o se encontraba bajo sospecha de estarlo haciendo contra todo gobierno de turno. El fracaso de su intentona de 1961, de la cual tratan las páginas que siguen, confirmó una vez más la voluntad democrática venezolana. Pedro Correa
• Escuela Militar. Archivo Audiovisual, Biblioteca Nacional, C aracas.
Un breve forcejeo A finales de febrero de 1961 había dos noticias que acaparaban las páginas de los periódicos venezolanos. La llegada de José Humberto Quintero a Venezuela desde el Vaticano, luego de ser el primer venezolano designado cardenal de la Iglesia, fue una de ellas, con las consiguientes celebraciones y honores que se le rindieron. La otra gran noticia fue la realización del Censo Nacional; se informaba qué era lo que se preguntaría, cómo se llevaría a cabo y junto a las noticias una curiosa publicidad de “tu amigo, el empadronador” que concientizaba a los venezolanos sobre la importancia del censo. Sin embargo, el 21 de febrero surgió en los titulares otra noticia con la que rivalizar: un alzamiento militar liderado por el coronel Edito Ramírez.
Según las noticias, la madrugada del 20 los insurrectos se habían desplegado en tres puntos de la ciudad: el cuartel de la Policía Militar, la emisora Radio Rumbos y la Escuela Militar. En el cuartel de la Policía Militar, localizado frente al Palacio de Miraflores, Simón Salvatierra, ex capellán del ejército, con una pequeña comitiva, liberó a 39 de los insurrectos que se habían alzado el 21 de diciembre de 1960 en el cuartel Soublette de Maiquetía. No le costó trabajo a la guardia presidencial retomar el control debido a la indiferencia de los soldados ante la arenga de Salvatierra para que se unieran al alzamiento. Un grupo de los liberados junto al mayor Terencio Contreras se dirigieron a Radio Rumbos, ubicada en el centro de Caracas, donde fácilmente tomaron el control EL DESAFÍO DE LA
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de la emisora y a las 12:45 am colocaron al aire una cinta magnetofónica en la que se anunciaba que se había producido un alzamiento militar contra el gobierno de Rómulo Betancourt y explicaban sus motivaciones. Rápidamente la Guardia Nacional rodeó la emisora y a la 1:30 am ya reinaba la tranquilidad. El coronel Edito Ramírez, el mayor Carlos Roberto Ruiz y el subteniente Olivo Campos se dirigen a la Escuela Militar para sublevar a los cadetes. Van acompañados de una veintena de vehículos civiles. Al llegar al lugar, y tras un breve forcejeo, fueron apresados por el teniente coronel Tulio Misael Pernía, comandante del Cuerpo de Cadetes. Ante el fracaso del intento, los civiles huyeron. Más que un levantamiento, una insurrección o un golpe militar, lo que se produjo fue una chapuza. El coronel había “tirado la parada”, pero nada había logrado más allá de cinco años de prisión.
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“Un viejo aspirante a la silla de Miraflores” En el titular de El Nacional se anunciaba que el golpe fue dirigido por “un viejo aspirante a la silla de Miraflores”, y es que el coronel Edito jugó un papel preponderante en el golpe de Estado contra Isaías Medina Angarita. El 18 de octubre de 1945 fue justamente Edito quien arengó a los cadetes de la Academia Militar para que se sumaran al golpe de Estado de la joven oficialidad. Luego de instaurada la Junta Revolucionaria de Gobierno, rápidamente se convirtió Edito Ramírez en un factor discordante y fue enviado a Chile como agregado militar, como una forma de poner tierra de por medio. Sucedido el golpe contra Gallegos en 1948, siguió considerándosele un sujeto peligroso, ahora para el nuevo régimen, y se cambió su agregaduría para Argentina. Luego fue mandado a Bélgica para realizar los cursos de Estado Mayor y Superior de Guerra. En 1952
rompe abiertamente con la dictadura de Pérez Jiménez y comienza a conspirar contra ella desde el exilio. El 23 de enero de 1958 significó el regreso de la democracia al país y de los exilados, Edito Ramírez entre ellos. Fue nombrado director de la Escuela Superior del Ejército y del Liceo Gran Mariscal de Ayacucho y fue ascendido de mayor a coronel. Pero dura poco esta luna de miel. Desde noviembre de 1960 se le nombra recurrentemente entre los conspiradores contra la democracia. En enero se reúne con el presidente de la República para tratar de disipar las sospechas, otras tres veces fue llamado al Ministerio de la Defensa para tratar el tema. El 20 de febrero quedaron disipadas todas las dudas: sí estaba conspirando, pero sin mayor trascendencia. El propio 20 el gobierno anuncia el fracaso de la intentona y la tranquilidad total en los cuarteles. Los partidos más importantes (AD, Copei, URD y el PCV) declararon
• Mitin de Rómulo Betancourt en la plaza de El Silencio, 1958. Colección FCU.
El 23 de enero de 1958 significó el regreso de la democracia al país y de los exilados, Edito Ramírez entre ellos. Fue nombrado director de la Escuela Superior del Ejército y del Liceo Gran Mariscal de Ayacucho y fue ascendido de mayor a coronel. Pero dura poco esta luna de miel.
contra el fracasado golpe y expresaron la necesidad de no bajar la guardia ante las conspiraciones. En la revista Elite, Benjamín Alcalá reflexionaba “No es falta de jefe, y tal vez sí”, dando a entender que no era por falta de pretendientes con el poder que fracasaban los golpes o, quizás, que los pretendientes que había no tenían poder real para tal aspiración. Además, el fracaso era “sobre todo falta de banderas, falta de ambiente, falta de circunstancias, falta de época”. Aquí la verdadera causa de tanto golpe fracasado desde la izquierda o la derecha: no era el tiempo para conspirar contra la democracia. Mucho más pronto de lo imaginado, los venezolanos pasaron la página de Edito Ramírez y volvieron a concentrase en el primer cardenal venezolano y en su amigo el empadronador.
• Cardenal Humberto Quintero. Fotografía: Francisco Edmundo “Gordo” Pérez. EL DESAFÍO DE LA
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EL
BARCELONAZO Edgardo Mondolfi Gudat
• El Barcelonazo se distinguió de las acciones armadas que le siguieron, como El Porteñazo, por su corta duración. Los soldados vencidos en Puerto Cabello son escoltados por los militares leales al gobierno. Colección Catalá, Archivo Audiovisual, Biblioteca Nacional, Caracas.
El breve pero intenso alzamiento que se registró en junio de 1961 en Barcelona debió haber propiciado una profunda reflexión en la sociedad venezolana. Pero mientras los alzados se contradecían, el gobierno nacional pareció poco dispuesto al examen público de lo ocurrido. Algunos analistas, no obstante, sí alzaron su voz ante los graves sucesos. El autor del presente artículo, más allá del relato de los acontecimientos, presta especial atención a las interpretaciones ofrecidas por protagonistas, historiadores y periodistas. 48 •
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Si algo caracterizó y les dio un perfil común a las asonadas ocurridas durante los primeros dos años y medio del gobierno constitucional de Rómulo Betancourt fue que ninguna tuvo como epicentro a la capital venezolana sino que se verificaron en distintas guarniciones del interior del país. Comenzando por San Cristóbal en abril de 1960, este “protagonismo” del interior de la República, en lo que a la geografía insurreccional del período se refiere, habrá de extenderse a Barcelona, en junio del 61, a Carúpano, en mayo del 62 y, finalmente, a Puerto Cabello, en junio de ese mismo año. Aparte de ello, si otra característica compartieron casi todas fue su duración: entre un día, en el caso de San Cristóbal, y dos (o casi tres), en el de Carúpano y Puerto Cabello. En este último punto es donde lo ocurrido en Barcelona figura como una auténtica rareza, puesto que fue el más breve de todos: al darse el levantamiento del cuartel Pedro María Freites, los insurrectos apenas mandaron hasta las diez de la mañana luego de verse en control de la situación durante unas seis mezquinas horas del lunes 26 de junio de 1961.
Agustín Blanco Muñoz deja caer una pregunta provocadora: si se trataba de enfrentar al comunismo, ¿por qué insurgir contra un gobierno claramente anticomunista como el de Betancourt?
del cuartel que le servía de sede a la guarnición de Barcelona o en sus calles adyacentes, dejando un saldo final, en quince largos minutos o poco más de balacera, de dieciocho muertos y diecinueve heridos, aunque ciertas fuentes hablan de una cantidad aún mayor de bajas.
Al mismo tiempo, y lo que le confiere otra de sus características particulares es que, como no había ocurrido antes en San Cristóbal, ni se repetiría al mismo nivel en Carúpano, los facciosos lograron apoderarse de un preciado botín, como lo supuso el hecho de que pescaran entre la madrugada y la mañana del golpe, y condujesen como rehenes a las instalaciones del cuartel del cual se habían apoderado por sorpresa, a las principales autoridades del estado Anzoátegui, desde el propio gobernador hasta los directores de las distintas policías, pasando por el secretario general de gobierno, Carlos Canache Mata. Si de características propias se trata, otro rasgo que habrá de diferenciar de manera significativa al Barcelonazo de todas las asonadas −o intentos de asonada− que habían
Particularidades de una intentona No obstante, este alzamiento, que en el argot político venezolano quedará rotulado como El Barcelonazo, tendrá otras características propias que, aparte de su corta duración, harán que difiera visiblemente de las asonadas ocurridas hasta entonces, o que aguardaban en el futuro próximo. Para comenzar, a diferencia del alzamiento de San Cristóbal, ciudad a la cual Jesús María Castro León controló parcialmente en abril de 1960 o, más tarde, del Carupanazo, que se derramó sobre el radio de al gunos caseríos vecinos, El Barcelo nazo se libró prácticamente dentro
• Comandante de las FAC, teniente coronel retirado Oscar Tamayo Suárez. A rchivo El Nacional. (Imagen intervenida). EL DESAFÍO DE LA
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tenido lugar hasta ese momento fue que contaría, además de los 250 efectivos acantonados en el cuartel Pedro María Freites, con el apoyo directo de elementos civiles, fundamentalmente militantes del partido Unión Republicana Democrática (URD), sin conocimiento ni manejo alguno en asuntos de guerra y, por ello, blanco fácil cuando se produjo la recaptura del cuartel en medio del intenso, aunque breve, tiroteo.
Irredentos y contragolpistas De acuerdo con uno de sus principales protagonistas todo estuvo “perfectamente bien” hasta las siete de la mañana de ese 26 de junio, puesto que no había ocurrido ni resistencia ni muertos y, más importante aún, se había cumplido la misión de tomar como rehenes al gobernador del Estado y al secretario general de gobierno, Canache Mata. “Ya para esa hora –prosigue el testimonio− se esperaba recibir noticias de otras partes, esperando que se alzara Maturín, Ciudad Bolívar, pero nada se recibió, y no se alzaron. Nos dimos cuenta en ese momento que nos habíamos quedado solos. Ahí sí vino nuestra preocupación: ¿qué hacemos ahora? Esa era nuestra pregunta. ¿Seguir y esperar a ver si en el transcurso [del día] surgían otros movimientos? Tal circunstancia explica entonces que ocurriese el “contragolpe” en la medida en que, ante el riesgo del fracaso y la perspectiva de ver perdidas sus carreras, algunos de los oficiales más jóvenes resolvieran prender la mecha de la refriega, convencidos de volver a una actitud de respaldo al gobierno constitucional una vez que vieron que no contaban con el respaldo de otras guarniciones. Para el autor del testimonio que se viene comentando era lógico que así ocurriese: un “grupo de oficiales subtenientes, tres, cuatro, cinco, ven que el movimiento estaba perdido y tratan 50 •
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de salvar su carrera. Para ello dan el contragolpe”. Si antes la insurrección había sido motorizada desde el Táchira, ahora lo sería desde Oriente. Pero aunque las locaciones eran distintas, se trataba hasta este momento (junio de 1961) del mismo elenco de protagonistas y, en suma, de la misma orientación política. Hablamos en este caso del sector más crudamente militarista, lo cual revelaba el grado de heterogeneidad que seguía existiendo al interior de las Fuerzas Armadas más allá del sostenido, aunque todavía incipiente, esfuerzo en pro de afianzar su compromiso y lealtad institucional con el proyecto democrático que había reemergido a partir de 1959. Que El Barcelonazo fuera obra de elementos irredentos lo demostraba claramente que los complotados de mayor jerarquía que obraban desde la trastienda del movimiento fuesen el teniente coronel retirado Oscar Tamayo Suárez, comandante de la Guardia Nacional en tiempos de Carlos Delgado Chalbaud y luego de Pérez Jiménez, y el también teniente coronel retirado Martín Parada, quien venía aureolado por el hecho de haber dirigido el fallido alzamiento de la aviación militar el 1º de enero de 1958.
Las justificaciones: entre la ideología y la economía Fue a raíz de este perfil de sus protagonistas que el gobierno de Betancourt no tardó en calificarlo de “movimiento reaccionario”, con todo el peso que ello tenía ante la opinión pública. Ahora bien, según uno de sus actores no se trataba de un movimiento “regresionista” sino más bien “anti-comunista” justo en tiempos en que, por otro lado, comenzaba a cuajar el acercamiento entre la fracción “progresista” que también existía dentro de las Fuerzas Armadas y la línea insurreccional de la izquierda. Ante ello, el
historiador y periodista Agustín Blanco Muñoz deja caer una pregunta provocadora: si se trataba de enfrentar al comunismo, ¿por qué insurgir contra un gobierno claramente anticomunista como el de Betancourt? Esa pregunta en torno a la concepción eminentemente anti-comunista de los comprometidos en la insurrección del Barcelonazo se la formuló el propio Blanco Muñoz al entonces capitán Tesalio
• Rafael Solórzano Bruce, gobernador del estado Anzoátegui, en mensaje a la Legislatura, 27 de noviembre de 1962. Archivo Audiovisual, Biblioteca Nacional, C aracas.
Morillo, el único de quienes participó como oficial activo en la gestación de la asonada. “[N]osotros simplemente nos identificábamos como elementos que no queríamos nada con el comunismo […]. Quizás a eso se debió también que [saliéramos] de la cárcel más rápido que los demás”. La respuesta en sí es bastante pobre, lo cual, a falta de otros argumentos de peso, pareciera situarnos en presencia de un mo-
vimiento no solo “anti-comunista” sino rabiosa y visceralmente “antibetancourista”. Ello es tan así que uno de los temas que daría de qué hablar a través de la prensa luego de que el cuartel se rindiera la misma mañana del 26 de junio fue la actitud con que los promotores del Barcelonazo se propusieron interpretar los alcances de la política económica impulsada por Betancourt. Ello se hacía
evidente sobre todo a la vista de los comunicados difundidos durante las breves horas del golpe antes de que la emisora Radio Barcelona fuera silenciada, y los cuales calzaban, entre otros, la firma del capitán Tesalio Murillo. Una vez más, como en el caso de la revuelta de Castro León un año antes, se le atribuía a la gestión de Betancourt un rosario de males económicos, como si el régimen democrático hubiese sido EL DESAFÍO DE LA
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capaz de poner la casa en orden du rante los tres años y pocos meses que separaban al Barcelonazo del 23 de enero del 58. Por ello, Héctor Stredel, militante de AD, le saldría al paso a las elucubraciones del capitán Morillo y sus conmilitones afirmando: “No es argumento en contra el de las dificultades económicas que actualmente padece el país. El propio presidente
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Betancourt, a su hora de candidato, conocía de esas dificultades y de ellas habló en todo el territorio nacional durante su campaña, sin dorarlas con contornos amables”. El Tiempo de Bogotá también dirá algo sobre la impaciencia o, en otras palabras, acerca de la tendencia a atribuirle exclusivamente a Betancourt los “frutos de la desgracia”. Lo hará citando como ejemplo el caso del también
recientemente depuesto gobierno de Gustavo Rojas Pinilla: “A las autoridades democráticas [de Venezuela] había de tocarles el deber de hacer cuentas y de descubrir la auténtica realidad de la economía venezolana. Entre nosotros sucedió lo mismo. Si el dictador hubiese continuado lo habría sorprendido, en medio de sus pompas de jabón, la ruina que silenciosamente había ido labrando”.
Un exceso de confianza En un primer momento, la acción ocurrida en Barcelona pudo haber sido interpretada por el alto gobierno como una amenaza por el hecho de que, como lo sostiene el politólogo e historiador Hernán Castillo, el alzamiento había sido comandado por oficiales de mediana jerarquía, quienes no sólo constituyen la mayoría dentro de las Fuerzas Armadas sino que suelen tener una
relación directa con la tropa. Pero, al mismo tiempo, según el propio Castillo, no puede perderse de vista que, a diferencia de lo ocurrido más tarde en Carúpano y Puerto Cabello, el alzamiento de Barcelona fue derrotado principalmente mediante el empleo de recursos políticos y militares propios de la región. Además de ello, la ausencia de toda discusión pública en torno a este alzamiento minimizó la gravedad de los sucesos en un momento crítico, políticamente hablando, en el cual el gobierno debía ampliar su cuadro de defensa. Según este autor, buena prueba de ello fue que el mismo Congreso Nacional, tan activo como se había mostrado (y se mostraría luego) ante otras asonadas, contribuyó a relativizar las incidencias del Barcelonazo puesto que prácticamente no se registró ningún debate de importancia en torno al hecho en ninguna de las dos cámaras legislativas. Comoquiera que fuese, luego del Barcelonazo, la prensa citaría las declaraciones del director general del Ministerio de Relaciones Interiores y pronto a convertirse en titular de ese despacho, Carlos Andrés Pérez, según las cuales “[a]quí se acabaron los golpes”, al referirse así a las insurrecciones que habían ocurrido hasta entonces en el país, desde San Cristóbal, en abril del 60, hasta la más reciente de Barcelona. Para CAP, simplemente se cerraba un ciclo. Todo pareciera indicar que sus palabras −como de hecho ocurrió− destilaban una excesiva confianza en el porvenir.
• A Carlos Andrés Pérez, en calidad de ministro de Relaciones Interiores, le tocó tomar decisiones drásticas para enfrentar los sucesivos levantamientos contra el gobierno de Betancourt. En la fotografía, Rómulo Betancourt (en el centro), Carlos Andrés Pérez (a su derecha) y Marcos Falcón Briceño, ministro de Relaciones Exteriores (a su izquierda). Colección José Agustín C atalá , Archivo Audiovisual, Biblioteca Nacional, C aracas.
• Carlos Canache Mata, importante dirigente de Acción Democrática y en aquel momento secretario general de gobierno. A rchivo Audiovisual, Biblioteca N acional, C aracas.
…el mismo Congreso Nacional, tan activo como se había mostrado (y se mostraría) ante otras asonadas, contribuyó a relativizar las incidencias del Barcelonazo puesto que prácticamente no se registró ningún debate de importancia en torno al hecho en ninguna de las dos cámaras legislativas. EL DESAFÍO DE LA
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• Los militares leales al gobierno en las afueras de Carúpano. Fotografía de José Agustín Catalá en la Colección Justo Molina, Archivo Audiovisual, Biblioteca Nacional, C aracas.
EL CARUPANAZO Carlos Alfredo Marín
Si anteriores levantamientos habían enarbolado la bandera del anticomunismo, la rebelión militar conocida como El Carupanazo, el 4 de mayo de 1962, se alineó con los partidos de izquierda. Su fracaso es analizado aquí a la luz de las declaraciones de quienes en aquel entonces protagonizaron la lucha revolucionaria. 54 •
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En la madrugada del 4 de mayo de 1962, la emisora local de Carúpano, ciudad ubicada a 120 kilómetros de Cumaná, estado Sucre, transmitiría un mensaje para muchos inesperado. Por el altavoz hablaría el capitán de corbeta Jesús Teodoro Molina Villegas, en nombre del Batallón de Infantería de Marina nº 3 y varios destacamentos de la Guardia Nacional acantonados en aquel poblado oriental. La noticia: la insurrección denominada como “Movimiento de Recuperación Democrática” se proponía, a través de las armas, “restablecer las libertades cívicas desplazando al actual gobierno” del presidente constitucional Rómulo Betancourt. No pasa-
rían 48 horas para que los 500 soldados involucrados se rindiesen al asedio oficial. Saldo: 4 fallecidos. La rebelión militar correspondía, a todas vistas, con las tesis de los partidos de izquierda de entonces: el Partido Comunista (PCV) y el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). El fusil se ponía a la orden del golpe; pero también la consigna revolucionaria alumbrada por el faro de los barbudos cubanos. Había que preguntarse a lo largo de este breve ensayo lo siguiente: ¿Cuál sería el balance posterior de aquel suceso sangriento? ¿De qué forma impactó su fracaso en los lineamientos estratégicos de la izquierda venezolana en los años sesenta?
Ahora o nunca Para estos, la presión ciudadana era la fuerza política capaz de dar el ansiado viraje a un gobierno ajeno a “las presiones imperialistas y entreguistas”. Un viraje abonado, eso sí, en las banderas del marxismo.
Los protagonistas de los movimientos insurreccionales de entonces suelen hablar mucho sobre el “auge popular” desatado el 23 de enero de 1958. Para estos, la presión ciudadana era la fuerza política capaz de dar el ansiado viraje a un gobierno ajeno a “las presiones imperialistas y entreguistas”. Un viraje abonado, eso sí, en las banderas del marxismo. La tesis guevaristas estaban a la mano: el foco revolucionario podía encenderse en cualquier circunstancia a través de la violencia armada. Esta lógica emotiva infundía en los núcleos revolucionarios criollos una carrera contra el tiempo y la historia.
• El aeropuerto de Carúpano en 1962. Fotografía de José Agustín Catalá, Colección Justo Molina , Archivo Audiovisual, Biblioteca Nacional, C aracas. EL DESAFÍO DE LA
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• En las ciudades costeras del país se dieron varias manifestaciones con la participación de liceístas y universitarios invadidos por un espíritu combativo similar al de aquellos que se enfrentaron a la policía estatal. Sede de la Seguridad Nacional, Archivo Audiovisual, Biblioteca Nacional, C aracas.
Los meses de octubre y noviembre de 1960 fueron una prueba de este fenómeno. El conocido “Popularazo” encendió las principales ciudades de la región costera del país. Los centros urbanos dieron un impulso certero a ese potencial viraje y faltó poco para que el gobierno de Betancourt cayera del todo. La juventud liceísta y universitaria, en gran medida, fue encumbrada con aquel espíritu combativo que, una década antes, había enfrentado a la Seguridad Nacional. Sin embargo, aquel ímpetu también encendería el sector castrense, fenómeno que no podía ser desaprovechado por la izquierda. Como diría el historiador Manuel Caballero, “alzarse” significaba la propagación de una chispa capaz de encender toda la pradera…
fusilamiento”, como enfatizó Domingo Alberto Rangel. Otros, refieren que el “guapismo” dirigió la lucha revolucionaria a la derrota, esto es, el aislamiento general de las masas populares de cualquier indicio de violencia. Héctor Pérez Marcano, otra figura del MIR, agregó: “En Carúpano, por ejemplo, tengo entendido que los militares actuaron porque estaban al descubierto. También los de Puerto Cabello. Es decir, la gente se preguntaba después de ambos intentos de golpes, cómo era que, teniendo toda esa fuerza, no se lanzó en un solo momento. A mi juicio, no había la suficiente confianza por parte de ninguno de los dos lados y cada cual esperaba una demostración del otro para asumir sus responsabilidades. Es lo que llamo el juego de la chispa”.
El declive general Anselmo Natale, figura del Partido Comunista, concuerda en un asunto crucial: con la derrota de Carúpano la opción insurrecional comienza su declive sostenido en el orden político venezolano. La lectura errada Las fuentes apuntan que el alzamiento de la base naval de Carúpano debía explotar al unísono con la de Puerto Cabello en mayo de 1962. Así lo aseguró el secretario general del MIR, Simón Sáez Mérida. “Yo fui el comisario político de Carúpano”, agrega en entrevista a Agustín Blanco Muñoz. De seguidas, siguiendo la línea testimonial, aparecen los balances más duros de aquella parada putchista. Tanto pecevistas como miristas examinan desde la distancia sus errores. Unos dicen que se pecó de “espíritu aventurero e irresponsable”, digno “de 56 •
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Anselmo Natale, figura del Partido Comunista, concuerda en un asunto crucial: con la derrota de Carúpano la opción insurrecional comienza su declive sostenido en el orden político venezolano. Natale declararía: “Se estaba pensando en el año 62 en términos del 23 de enero. Pero el espontaneísmo del 58 no estaba presente en el 62. El cuadro político había cambiado. Se había radicalizado la línea del partido pero la población venezolana no se había radicalizado. Y no lo había hecho por culpa de la propia izquierda y a causa de los errores de derecha del año 58”. Ciertamente ocurrió lo temido: la izquierda puso el alzamiento militar por delante del malestar popular. El voluntarismo revolucionario tomaría por asalto no sólo la forma de hacer política en el país; también generaría su propio encierro y deterioro. Cinco días después del suceso, el gobierno de Betancourt inhabilitaría por decreto las actividades del MIR y al PCV; y el 2 de junio del mismo año, estallaría la rebelión de Puerto Cabello con el mismo saldo: la derrota.
EL EL PORTEÑAZO GOLPE PULITZER Luis Alberto Buttó
A contracorriente de lo que diría un manual del golpe de Estado exitoso, algunos componentes de la armada venezolana intentarían hacerse con el poder en diversas ocasiones. Una de estas, acontecida en junio de 1962, tuvo como escenario la ciudad de Puerto Cabello. Involucró una inusitada cantidad de combatientes (y por consiguiente de víctimas). El resultado sería, una vez más, el fracaso. • El capellán Luis María Padilla socorriendo a un herido. Esta fotografía, de Héctor Rondón, le dio la vuelta al mundo y le mereció a su autor el premio Pulitzer 1963.
Los golpes de Estado militares (huelga decirlo: los hay de otra clase) resultan exitosos en el teatro de operaciones (vale decir, alcanzan el objetivo de deponer a la individualidad o parcialidad política en ejercicio del gobierno contra la cual se organizó la conspiración) cuando concurren de manera concertada a los fines insurreccionales la cantidad mínima de unidades castren-
ses (escala batallón al menos y así en grado ascendente en función del número de dichas unidades contabilizado en el país) cuya acción represiva durante y con posterioridad al alzamiento garantiza el control efectivo de la mayor parte de la geografía nacional. Esto significa contar con tres elementos. En primer lugar, el despliegue de unidades operativas de uno a otro confín del
…la única gráfica reporteril venezolana merecedora del premio Pulitzer la captó Héctor Rondón del diario La República durante los sucesos de El Porteñazo. EL DESAFÍO DE LA
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segunda mitad del siglo xx, en tanto y cuanto unidades y numerarios de la armada estuvieron entre los más activos oponentes al sistema democrático liberal representativo implantado a partir de 1958. Verbigracia, durante 1962, se sucedieron varios alzamientos organizados, dirigidos y protagonizados por miembros de la marina. Entre ellos descolló el acontecido el 2 de junio de aquel año en la ciudad de Puerto Cabello, razón por la cual fue reseñado en la historiografía nacional con el apelativo del Porteñazo. Las razones de tan desafortunado realce: se produjo en la base naval más importante del país (la Agustín Armario), la cantidad de combatientes involucrados estuvo cerca de los 3.500 hombres y la ferocidad de los enfrentamientos escenificados durante dos días dejó la secuela de cerca de 400 víctimas fatales y más de 700 heridos, unos y otros civiles y militares.
• Militares recogen los cuerpos de los caídos en la refriega. Fotogtafía: Luigi Scotto. C adena C apiles.
territorio. En segunda instancia, la suma suficiente de oficiales e individuos de tropa entrenados en los menesteres particulares del control interno. Y, tres, disponer de los sistemas de armas adecuados para materializar las acciones de control previstas. Por esta razón, en el caso concreto de la historia contemporánea de América Latina, las militaradas suelen ser dirigidas y/o ejecutadas por unidades y personal del componente ejército. En líneas generales, el contingente de oficiales y tropa agrupados en la marina de guerra y en la aviación es inferior a las fuerzas de tierra, pues en aquellas priva el componente tecnológico por 58 •
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sobre el requerimiento de efectivos, componente tecnológico a su vez diseñado para un tipo de combate preferentemente vinculado a misiones alternas al control territorial. Además, a lo largo de su carrera, los marinos y aviadores tienden a concentrarse en la realización de estudios estrictamente relacionados con su desempeño profesional, dadas las complejidades de los sistemas de armas bajo su manejo y responsabilidad. Por esta razón, se ven en cierta medida alejados de la posibilidad de incurrir en “veleidades” políticas, por así decirlo. Empero, estos esquemas teóricos fueron rotos en más de una oportunidad en Venezuela durante la
• Victor Hugo Morales, uno de los ideólogos del Porteñazo, era el contacto de la Marina con las otras Fuerzas Armadas. Archivo El Nacional.
Los acontecimientos Grosso modo, el relato de los sucesos es como sigue: a las primeras de cambio, tropas insurrectas comandadas por el capitán de corbeta Víctor Hugo Morales tomaron el control del batallón de infantería de marina Rafael Urdaneta, a la par que otro grupo armado a las órdenes del capitán de navío Manuel Ponte Rodríguez y del capitán de fragata Víctor Medina Silva hizo lo propio con el comando de la base naval y el comando de la escuadra. Pese a lo exitoso de estas acciones, los golpistas sufrieron un primer descalabro cuando, contrario a lo por ellos esperado, la tripulación de los buques fondeados desatendió el llamado a sumarse a la insurrección y zarpó mar adentro. Durante el desarrollo de los combates, dichas naves, concretamente los destructores ARV Almirante Clemente D12, ARV General José Trinidad Morán D22 y ARV Zulia D21, abrieron fuego contra las posiciones rebeldes y las debilitaron significativamente. El segundo revés de los alzados lo constituyó la negativa de las tropas
de la Guardia Nacional establecidas en el destacamento número 55 a incorporarse a la felonía, retardando con ello que los conjurados capturaran tempranamente la estación de Radio Puerto Cabello; aunque más tarde lo lograron y pudieron leer un manifiesto firmado por el autodenominado “Movimiento de Recuperación Nacional”, plagado de lo que el periódico El Universal en su edición del día 3 calificó de “conocida elocuencia comunista”. Tampoco previeron los alzados la contundencia de la respuesta proveniente de las fuerzas leales al régimen constitucional. Al efecto, los enfrentó una fuerza de tarea que en operación “tenaza” cercó la ciudad. Esta estuvo integrada por efectivos y material de guerra provenientes del batallón de blindados Carabobo, del batallón de artillería Salom, del batallón de paracaidistas de Maracay y del batallón de infantería Piar. En consecuencia, las instalaciones controladas por los rebeldes recibieron fuego de tanques AMX-13M51 y de artillería de campaña de 75 y 105 mm, complementado con cohetes
lanzados por aviones cazas North American F-86F Sabre. El final de la batalla se concretó con la reducción de los francotiradores apostados por los subversivos en su retirada y con la captura de los jefes golpistas atrincherados en las instalaciones del comando de la escuadra.
Lectura de una imagen Va de cuento: la única gráfica reporteril venezolana merecedora del premio Pulitzer la captó Héctor Rondón Lovera del diario La República durante los sucesos del Porteñazo. En ella se observa al capellán Luis María Padilla auxiliando al moribundo cabo segundo Andrés de Jesús Quero, plaza del batallón Piar. El dramatismo de la imagen se conjugó con la ironía implícita y la vergüenza generada. Así, la estampa criolla que le dio la vuelta al mundo es por excelencia muestra del secular golpismo latente en estas tierras. Mala referencia. Los venezolanos todavía esperamos por otra fotografía ganadora del Pulitzer: una asociada al triunfo de la modernidad y la democracia.
Pese a lo exitoso de estas acciones, los golpistas sufrieron un primer descalabro cuando, contrario a lo por ellos esperado, la tripulación de los buques fondeados desatendió el llamado a sumarse a la insurrección y zarpó mar adentro. • La ARV Zulia D21, una de las naves que abrieron fuego contra los oficiales de marina insurrectos. EL DESAFÍO DE LA
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1959 13 de febrero.
Rómulo Betancourt asume la Presidencia.
1960 20 de abril. El general retirado y exministro de la Defensa, Jesús M. Castro León, toma el cuartel Simón Bolívar de San Cristóbal. Sin embargo, la insurrección no se propaga más allá de ciertos sectores de la ciudad. Resignado, el sublevado logra replegarse antes de caer prisionero. 24 de junio. El presidente Rómulo Betancourt es víctima de un atentado en la avenida Los Próceres, donde pierde la vida el jefe de la Casa Militar, coronel Ramón Armas Pérez. El jefe de Estado y su ministro de Defensa resultan lesionados, el primero con quemaduras de gravedad. 12 de abril. Se consuma la primera división de Acción Democrática. De la ruptura nace el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), cuyos principales ideólogos sostendrán que había llegado el momento de girar hacia la “extrema izquierda”.
1961 23 de enero. Se promulga la nueva Constitución Nacional.
20 de febrero. Ocurre el fallido pronunciamiento liderado por el coronel Edito Ramírez. Los facciosos se apoderan de la emisora Radio Rumbos e intentan avanzar sobre la Escuela Militar y el cuartel de la Policía Militar, pero son repelidos. 10 de marzo. Se reúne el iii Congreso del Partido Comunista de Venezuela (PCV), en el cual se aprueba un documento que concluye con una formal “declaración de guerra” al gobierno. La política insurreccional tendrá lema propio: “¡Nuevo gobierno ya!”. 26 de junio. Se produce
el levantamiento conocido como el Barcelonazo. Los jefes de la conspiración, junto al grupo de oficiales que les sigue, ocupan las instalaciones del cuartel Freites de Barcelona y otras dependencias como la comandancia de la policía y la sede regional de AD, tomando como rehenes al gobernador del estado Anzoátegui, Rafael Solórzano Bruce, y al secretario general de gobierno, Carlos Canache Mata. Los rebeldes son controlados en pocas horas. Se registró un saldo de 30 civiles muertos y 50 heridos en el interior del cuartel.
11 de noviembre.
El gobierno de Betancourt rompe relaciones diplomáticas con Cuba.
Cronología 60 •
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1962 Enero. Se produce la segunda división
de AD, la cual dará lugar a la existencia de dos tendencias que, durante un tiempo, habrán de reclamar como suyos los símbolos y colores del partido: por un lado “AD-Vieja Guardia” y, por el otro, AD-Oposición, mejor conocida como ARS. Al perder a la larga esta confrontación, el grupo disidente pasará a constituirse como el PRN (Partido de la Revolución Nacionalista).
Febrero. Tiene lugar uno de los
sucesos más oscuros dentro de la seguidilla insurreccional, conocido como el Guairazo. Doscientos estudiantes son detenidos cuando eran trasladados a La Guaira por líderes del PCV y del MIR a fin de prestar apoyo a una insurrección de la Infantería de Marina que resultaría fallida.
4 de mayo. Se concreta la sublevación conocida como El Carupanazo. El batallón de la Infantería de Marina toma la ciudad y se declara en rebeldía contra el régimen constitucional. Desde la emisora local, los insurrectos se dirigen al país en nombre del autoproclamado “Movimiento de Recuperación Democrática”. Aparte de los militares que la encabezan, la asonada acusa vinculaciones con el PCV y el MIR. El gobierno anuncia un ultimátum dirigido a los facciosos. Ese mismo día, luego de un debate de dos horas y media, el Senado aprueba una moción para condenar la sedición de Carúpano.
5 de mayo. Desestimado
el llamado del gobierno, la asonada es aplastada en 42 horas. Las fuerzas leales, provenientes de Caracas, Cumaná y Ciudad Bolívar, entran en Carúpano a las cuatro de la tarde. En horas de la noche se anuncia la rendición incondicional del jefe de los rebeldes, capitán de corbeta Jesús T. Molina Villegas. Se contabilizan 16 muertos y más de
400 detenidos entre militares y civiles.
2-3 de junio de 1962.
A las 5:30 am del sábado 2 de junio, arranca la rebelión conocida como El Porteñazo. Su epicentro será la base naval de Puerto Cabello, controlada por los insurrectos. Deja un saldo de 400 muertos y 700 heridos. Tres capitanes de la Marina –Manuel Ponte Rodríguez, Víctor Hugo Morales y Pedro Medina Silva−, además de un elenco de civiles encabezado por Germán Lairet, Manuel Quijada y Gastón Carvallo, serán los responsables de dirigir la acción que habría de involucrar además a medio centenar de guerrilleros liberados del castillo Libertador de la base naval. En la tarde, los comandantes leales logran reagrupar un sector de los infantes y recapturar la base donde se hallaban detenidos. Aun cuando los principales cabecillas serían detenidos y reducidos a prisión esa misma noche, los combates se prolongarán a lo largo del día siguiente. Sus principales responsables serán condenados, en teoría, a treinta años de prisión.
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Así lo vieron El Porteñazo lo sorprende desayunando 2 de junio de 1962 Carlos Soto Tamayo A las 7 y 30 am, terminábamos de desayunar cuando el presidente [Betancourt] recibió un radiograma firmado por [el ministro de Relaciones Interiores] Carlos Andrés Pérez. Se participaba al primer magistrado el estallido de un golpe militar, a las 5 de la mañana, en el batallón de Infantería de Marina nº 2 en Puerto Cabello. Agregaba que la Guardia Nacional permanecía fiel en sus instalaciones inmediatas al aeropuerto y mantenía el control del punto crítico. […] El presidente estaba sereno. Sus gestos no revelaban nerviosidad alguna. Pidió mi opinión sobre la situación. Considero –le dije– que si la Guardia Nacional resiste en sus posiciones actuales, los sublevados no podrán avanzar más allá de Puerto Cabello y las tropas leales tendrán tiempo de llegar a las inmediaciones de esa plaza y evitar cualquier movimiento fuera de ella. […] Se recibió otra información sobre aviones que sobrevolaban la base naval de Puerto Cabello. “¡Qué 62 •
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dificil es gobernar este país!”, dijo el presidente. Después fue aclarada la situación: la Fuerza Aérea, en su totalidad, permanecía leal al Gobierno. Nota.- Carlos Soto Tamayo llegó a ser uno de los jefes de la Casa Militar durante el gobierno de Rómulo Betancourt. Es autor del libro titulado Rómulo: democracia con garra.
La noche infernal 2 de junio de 1962 Alí Brett Martínez La noche del sábado se vivieron momentos infernales en la población de Puerto Cabello. Los disparos producidos por diversas armas originaban distintos sonidos; los goterones de la lluvia, que caían en la espesura de la noche, parecían hilos de plata a veces cortados por los relámpagos; los truenos ensordecían la ciudad como tratando de ahogar el ruido de la fusilería. Muchos soldados le disparaban a los relámpagos en vista de que el cielo estaba tapizado con fuego de todos los calibres. En las primeras horas del domingo varios periodistas nos
ocupamos de hacer un conteo de la gente que había muerto en el ininterrumpido tiroteo de la noche. En las faldas de los cerros […] había más de un centenar de cadáveres. Muchas de las víctimas pertenecían al cuerpo de paracaidistas, quienes trataron por todos los medios de llegar al fortín Solano, donde equívocamente las fuerzas del gobierno pensaban que existían soldados y municiones enemigos […]. Los cadáveres localizados en los cerros del fortín estaban cubiertos con el barrizal despeñado por la lluvia del sábado y muchos soldados murieron recostados a las letrinas del sector. Muy pocos de los muertos tenían el fusil. Cuando tratábamos de contar los cadáveres nos llamaron, desesperadamente, desde un rancho. Aquella mañana nadie se atrevía a caminar por estos contornos tan vulnerables a la fusilería […]. Al llegar a la humilde vivienda […] encontramos la víctima para la cual pedían sepultura sus familiares. Era el tipógrafo Pedro Pitre, quien había sido atravesado por el plomo, que no era del mismo con el que llenaba galeradas todos los días en la imprenta de Saúl Maduro.
La tarde del sábado tratamos de bajar […] pero todos los esfuerzos resultaron inútiles porque […] nos tenían a punta de mira. Nos escondimos detrás de un rancho desocupado y en una ocasión uno del grupo –éramos tres– llegó gateando hasta donde pudo agarrarse de un arbusto. Un tiro disparado […] le dejó la matica en la mano. El segundo tiro hizo blanco en la lamparita del rancho y fue entonces cuando decidimos pasar la noche en el cerro. […] Del grupo de periodistas que habíamos salido del hotel Cumboto con unos baqueanos […], sólo quedamos dos, y Tomás Lovera, empleado de una petrolera de El Palito. Este fue en muchas ocasiones más arriesgado que los periodistas porque su
esposa se hallaba en avanzado estado de gravidez y sola en una casa al pie del cerro donde estaban cayendo bombas lanzadas por los aviones contra el fortín Solano. Lo ocurrido en La Alcantarilla fue una batalla y así lo consideraron los entendidos en cuestiones de guerra. Las órdenes llegadas [a] Puerto Cabello […] indicaban que había que recapturar la ciudad de cualquier manera, pues de lo contrario el movimiento podría extenderse hacia otras guarniciones […]. Todos los intentos llevados a cabo por las fuerzas del gobierno con el fin de dominar la situación resultaron inútiles por el rechazo de la Infantería de Marina y los guerrilleros, quienes se hicieron fuertes en
la entrada de la población desde las primeras horas del levantamiento. Cuando el sol empezó a rielar sobre el mar y en los mástiles de los buques de guerra, que desde el sábado disparaban contra los insurrectos acantonados en las instalaciones de la base naval, comenzaron a entrar los tanques a la ciudad. Según anuncio oficial hecho por altos jefes militares a los periodistas, veinticuatro tanques tomaron parte en el cañoneo de Puerto Cabello. Nota.- Alí Brett Martínez fue cor responsal de El Nacional durante los sucesos de El Porteñazo. Ocho años más tarde, publicaría el libro El Porteñazo, historia de una rebelión.
• Toma de Puerto Cabello. Archivo Audiovisual, Biblioteca Nacional, C aracas.
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J-31708378-4
Venezuela tiene aroma y sabor a
ají dulce • Un europeo en el Nuevo Mundo toma el fruto del ají con la mano izquierda y lo lleva a su boca. Acuarela extraída del Codex Amphibiorum, hacia 1540.
Ernesto González y Ocarina Castillo D’Imperio
El ají, que muchos chefs consideran el ingrediente definitivo de la cocina venezolana, ocupaba también un lugar preferencial en la comida de nuestros habitantes precolombinos. Desde que Cristóbal Colón le concediera espacio en sus diarios, muchos cronistas españoles le dedicaron también su atención. En las páginas que siguen repasaremos las particularidades históricas, biológicas y culinarias de este imprescindible condimento. 66 •
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Con cada vez mayor frecuencia suele sostenerse que la gastronomía venezolana “sabe a ají dulce” debido a la inconfundible presencia que este tiene en sofritos, salsas y guisos a lo largo y ancho de nuestro territorio. Muchos se preguntan si ese ají dulce, perfumado y gustoso, forma parte de la familia de los chiles tan picosos, sabrosos y característicos de gastronomías como la mexicana y la peruana. El almirante Colón, en su primer viaje, conoció esa planta cuyo fruto picaba al paladar tanto o más que la pimienta, llamándola “pimiento rojo” porque sus vainas eran de ese color. Se refiere a ella por vez primera en su diario de a bordo el 15 de enero de 1493, en la isla La Española: “También hay mucho ají, que es su pimienta, de ella que vale más que pimienta, y toda la gente no come sin ella, que la halla muy sana”. También Pedro Mártir de Anglería, señalaba: “Digamos ahora un poco acerca de la pimienta de las islas y del continente. Tienen selvas llenas de frutales, que crían pimienta; pimienta digo, aunque no lo es, porque tiene la fortaleza y el aroma de la pimienta, ni vale menos que la pimienta aquel grano; ellos le llaman axí, con acento en la última: es más alta que la adormidera. Se cogen sus granos como los del enebro o el abeto, aunque no llegan a ser tan grandes. Hay dos especies de aquel grano, cinco dicen otros: la una es de larga como dedo y medio de hombre; más picante y aguda que la pimienta; y la otra es redonda y no menor que la pimienta; pero esta tiene la película, la pulpa y las pepitas, todas tres cosas con su cálida fortaleza. Otra tercera hay que no es acre; sino solamente aromática, que si la usáramos no necesitaríamos de la pimienta del Caúcaso; la llaman boniato dulce; a la acre la llaman Caribe porque es áspera y fuerte”. Específicamente sobre los ajíes dulces, las referencias más tempranas son de fray Pedro Simón, quien explica que “se llaman los pimientos colo-
• El ají rojo según una ilustración del Hortus Eystettensis de Basilius Besler,1615.
rados y aunque hay algunos blancos y otros morados, todos se entienden con este nombre de ají”. Los europeos, posteriormente, llamaron guindilla al ají picante y pimiento o pimentón, al ají dulce, que integra un grupo constituido por variedades más grandes y carnosas, dulces o poco picantes.
…quizás el ají dulce más conocido es el que se encuentra en Venezuela, emparentado con uno de los ajíes más picantes
(el habanero), dándose el caso que en un mismo cultivo puedan encontrarse dulces y algunos levemente picantes
En Sudamérica y el Caribe el vocablo ají (axí: voz taína) se utiliza para nombrar variedades picantes o dulces de esta planta. En Centroamérica y México se les conoce con el nombre de chiles (chilli: voz náhuatl) y según los cronistas españoles que escribieron sobre estas tierras y sus productos, también se utilizaron otras denominaciones: pimiento de las Indias, ají, chilli y en los andes peruanos, agí, ucho y uchú.
EL GÉNERO CAPSICUM Todas las variedades existentes de ají pertenecen al género Capsicum que, junto a otros 84 géneros, constituyen la familia Solanácea, de la cual forman parte también el tomate, la papa, el tabaco, la berenjena; algunas frutas como el lulo o naranjilla, la EL DESAFÍO DE LA
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uchuva o aguaymanto; cultivos me dicinales como la belladona, estramonio, mandrágora y plantas de jardín como las petunias. El nombre del género deriva de dos palabras griegas Kapso o Kaptein (picar, devorar) y Kapsakes (vaina, cápsula), debido a su picor (pungencia) y a la forma de caja o cápsula que tiene el fruto. Este pequeño género Capsicum comprende cerca de 35 especies, de las cuales sólo cinco fueron cultivadas por los nativos americanos antes de la llegada de los españoles: C. annuum L. variedad annuum, C. chinense Jacq, C. frutescens L., C. baccatum L. (variedades pendulum y umbilicatum) y C. pubescens Ruiz-Pavon). De estas, solo el llamado “Complejo annuum” (constituido por tres de estas especies: annuum, chinense Jacq. y frutescens,
que fácilmente se hibridan entre sí), incluye variedades de frutos picantes y no picantes (dulces) y constituye el grupo más cultivado y con mayor importancia económica y comercial en todo el mundo. El ají es una planta originaria de las regiones tropicales de Sudamérica, cuyos frutos se conocían y consumían antes del inicio de la agricultura, alrededor del 9000-11000 AP Algunos autores sostienen la hipótesis del origen del género Capsicum en la actual Bolivia y su posterior migración a los valles templados de los Andes, a las tierras bajas de la Amazorinoquia y a Mesoamérica. La domesticación de las diferentes especies de ají ocurrió entre los años 7200 y 5400 AP, dándose en forma independiente en varias áreas y empleando diferentes especies silvestres.
UN RECORRIDO GEOGRÁFICO E HISTÓRICO La combinación de evidencias arqueológicas, análisis genéticos y el estudio de la distribución actual de las plantas, le ha permitido a los investigadores sugerir, aunque no demostrar, que la especie annuum fue inicialmente domesticada en Mesoamérica (México y norte de América Central), la baccatum en Bolivia, la chinense en el norte de la Amazorinoquia (Brasil, Colombia y Venezuela), la frutescens en la región costera caribeña (desde Venezuela al Brasil) y la pubescens en el Perú y Bolivia al sur de los Andes. De todos esos recorridos, quizás el ají dulce más conocido es el que se encuentra en Venezuela, emparentado con uno de los ajíes más picantes (el habanero), dándose el caso que en un mismo cultivo puedan encontrarse dulces y algunos levemente picantes. Históricamente el consumo del ají aparece reseñado en diferentes testimonios de los cronistas, el primero de ellos corresponde a Juan de Castellanos, quien a mediados del siglo xvi comentaba la existencia de “ciertos ajíes o pimientos” en los alrededores de la Sierra de San Luis en Falcón. En estos textos se insiste en su importante presencia en la alimentación de nuestros pobladores originarios como condimento y saboreador: el padre Gumilla al referirse a los cultivos en las riberas del Orinoco señalaba la existencia “en todas partes [de] gran cantidad de pimiento, que tienen de muchas especies, y algunas demasiado picantes, de que gustan mucho; y es el único condimento de sus comidas”. Felipe Salvador Gilij, décadas más tarde, afirmaba respecto a la misma zona: “Entre las cosas que nacen de semilla no olvidemos el pimiento. En el Orinoco no sólo de estos, sino que como en clima diferentísimo del
• El ají amarillo según una ilustración del Hortus Eystettensis de Basilius Besler, 1615.
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nuestro en todo, se encuentran especies rarísimas y no conocidas hasta ahora en nuestros países. A todos los indios les gustan mucho, y no hay día en que el pimiento, o frotado en su cazabe, o junto con los alimentos, no aparezca en sus mesas. Si falta fresco, uno de sus principales cuidados es tener en su tiempo el seco. Pero sus pimientos ordinariamente son pequeños, y ninguno llega al tamaño de los que se ven en Europa. Son de dos colores, esto es, unos rojos, y otros amarillos, y además hay algunos que tiran a violado. La planta del pimiento en los calores de verano, excepto algunas ramitas, no se seca nunca. Crece a manera de un arbusto, y si es regada algunas veces, da fruto perpetuamente”.
LAS VOCALES DE NUESTRA COCINA El ají dulce de la alimentación indígena, pasó a las mesas coloniales, convirtiéndose en la clave de la cocina criolla, como lo expresa la chef Helena Ibarra: “Para mí el ají dulce equivale a las vocales en nuestra cocina, ya que es un producto definitorio en el sabor venezolano”. En la cultura venezolana, no existe especialidad gastronómica sin un sabor muy especial: un ají pequeñito pero gigante en sabor. El gran aroma y sabor típico del ají dulce lo convierten en un ingrediente consentido de nuestra cocina. Está presente en la preparación del sofrito criollo, como componente aromático en guisos, salsas, asados, arroces, hervidos, se utiliza como condimento (deshidratado y molido) y en la elaboración de salsas y mermeladas envasadas. Por ser imprescindible en nuestra sazón, la planta de ají se consigue naturalmente en los pequeños huertos domésticos junto a otras hierbas culinarias y medicinales. Basta con plantar al sol las semillas secas y en unos tres meses podrá contarse con la pequeña planta, que no requiere cuidados especiales. La producción de ají dulce ha crecido significativamente
durante los últimos años en Venezuela, localizándose hoy las principales áreas productoras en los estados Miranda, Bolívar y Mérida, aunque permanecen las áreas productoras clásicas: estados Anzoátegui, Monagas, Nueva Esparta y Sucre y en menor escala participan los estados Carabobo, Trujillo y Zulia. En el país se consumen variedades no picantes del Complejo annuum: Capsicum annuum, el C. chinense y el C. frutescens. El más abundante es el C. chinense (Monagas y Sucre) y luego el frutescens (Nueva Esparta). Naturalmente, como el ají dulce tiene variantes híbridas, resultado del cruce entre las tres especies de este Complejo annuum sumado a las características ambientales de los diferentes terrenos, siempre se corre el riesgo de que algún fruto “salga picante”. En la oferta criolla, tradicionalmente cuenta con muy buena reputación el ají dulce oriental que es una variedad propia del oriente venezolano, estados Sucre, Anzoátegui y Monagas, y que ahora se cultiva también en el centro del país, es muy gustoso, de sabor intenso pero no picante, de forma globosa y color rojo intenso al madurar; el ají rosa o ají de flor, procedente de Maturín, es una variación del ají dulce oriental, globoso pero con filos en el ápice del fruto, que le dan el aspecto de una rosa, de color rojo intenso al madurar y de sabor nada picante; en Cumaná se aprecia el ají jobito, llamado así por su parecido a la fruta del mismo nombre, es más pequeño, redondeado, de cáscara gruesa, superficie lisa y color amarillo; el ají dulce amarillo es una variedad del habanero (Capsicum chinense), amarillo, suave y con muy buen sabor afrutado; el ají dulce llanerón, una variedad sembrada en los llanos venezolanos que se caracteriza por tener los frutos alargados, color naranja o rojo al madurar, sabor intenso y algo picante, pero no excesivamente; el ají dulce pepón es una variedad prácticamente sin picante, globoso con
color verde que al madurar cambia a rojo, morado o amarillo, ampliamente apreciado en Caracas y sus guisos, y el ají margariteño (C. frutescens), el de más aroma, con textura crocante cuando está verde y mayor variedad de colores en su madurez, aun cuando son los verdes (recolectados antes de su maduración) los que tienen más aroma, textura y carácter.
“Para mí el ají dulce equivale a las vocales en nuestra cocina, ya que es un producto definitorio en el sabor venezolano.”
Utilizar en la cocina ají dulce fresco asegura sus propiedades naturales y un importante aporte de fibra a la dieta. El ají es rico en vitaminas A, B1, B6, C y antioxidantes, alto en hierro, potasio y magnesio. Su consumo, así como el de otros ajíes, favorece el sistema circulatorio, colabora con la rápida cicatrización de las heridas y fortalece el sistema inmunológico. Su alto contenido de vitamina A mantiene los tejidos, agudiza la visión y protege huesos y dientes. El potasio ayuda a regular la presión arterial, el ritmo cardíaco y el sistema nervioso, y su aporte de magnesio contribuye al mantenimiento del tono muscular y a la salud cardiovascular. EL DESAFÍO DE LA
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El sitio
Melilla de
Gustavo Vaamonde
Entre los muchos periplos y aventuras de Francisco de Miranda, figura fundamental de la independencia, se cuenta su participación en la defensa española de Melilla durante el ataque marroquí de 1774-1775. El valor de su presencia en ese acontecimiento histórico no reposa, paradójicamente, en su accionar bélico, sino más bien en la agudeza de su pluma.
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El día 9 de diciembre de 1774, el sultán de Marruecos, Mohammed Ben Abdellah al-Khatib, ordenó el ataque y el sitio de la plaza española de Melilla ubicada en la costa norte de África. Con esta acción militar, el emperador desconocía lo acordado con el monarca español Carlos iii en el Tratado Hispano-Marroquí firmado el 26 de mayo de 1767. En este se reconocieron, de hecho, las posesiones que su majestad católica había conquistado en el norte de África. Sin embargo, alegando el emperador de Marruecos que en el acuerdo solo se reconocían los derechos por “mar” de los españoles, se inició la operación para recuperar la plaza de Melilla. El asedio duró 105 días. Los mu sulmanes contaron con aproxima damente 20.000 hombres de armas, mientras que la guarnición de la plaza española tuvo 2.209 militares y 887 desterrados, quienes se sumaron a los primeros para las tareas defensivas. Durante el sitio los marroquíes dispararon 8.239 bombas y 3.129 balas rasas contra Melilla. El efecto de este ataque fue la muerte de 117 españoles. Sin embargo, producto de la defensa desplegada por los comandantes de la plaza y las dificultades tácticas y logísticas de los asaltantes, el día 16 de marzo de 1775 el sultán replegó sus tropas y finalizó el fallido intento de reconquista de la ciudad y su puerto. La defensa de Melilla se convirtió en un acontecimiento que enalteció las armas españolas a finales del siglo xviii. Además, fortaleció la política monárquica, en este caso liderada por Carlos iii, de mantener sus dominios en la costa norte de África para consolidar la expansión imperial, contener el avance árabe por este continente y contar con plazas y puertos desde donde poder contrarrestar y mitigar los efectos de la piratería en el Mediterráneo. • Retrato de Francisco de Miranda, de autor desconocido. Ministerio del Poder Popular para Relaciones Interiores, Justicia y Paz, C aracas.
Durante el año de 1939, luego de finalizada la guerra civil española, las autoridades del momento, algunas de las cuales tuvieron sus orígenes públicos en el norte de África, decidieron crear una institución que desarrollara estudios del pasado hispano-árabe del norte de este continente, entre otras razones porque, “pese a la labor de estudiosos, de arabistas, de historiadores, España carece de una Historia que merezca ese nombre relativa a sus actividades norte-africanas”. En este contexto surgió el Instituto General Franco para la Investigación Hispano-Árabe. Uno de los propósitos de este fue entonces recuperar fuentes y realizar obras de estudio histórico
Durante el año de 1939, luego de finalizada la guerra civil española, las autoridades del momento, algunas de las cuales tuvieron sus orígenes públicos en el norte de
África, decidieron crear una institución que desarrollara estudios del pasado hispano -árabe del norte de este continente…
• Plano de la Plaza de Melilla que se supone fue dibujado por Francisco de Miranda. EL DESAFÍO DE LA
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para conocer esta parte del pasado de España, ya que esta “nación norteafricana por excelencia, carece de libros de Historia en todos grados, desde el modesto manual del estudiante primario al libro documentado y serio que precisan los que han de reanudar la obra del Imperio”. Con este propósito una de las primeras publicaciones que realizó el instituto fue el Diario del ataque y defensa de la plaza de Melilla contra el ejército del emperador de Marruecos mandado por su misma persona el día 9 de diciembre de 1774, por don Francisco de Miranda capitán de regimiento de infantería de la princesa. A pesar de la existencia de más de catorce diarios y relatos elaborados por militares
“En el Diario del Sitio de Melilla, […] se reseñan plurales actos de heroísmo de los defensores de esta plaza, que hablan muy alto del elevado temple de espíritu y abnegación sin límites del soldado español”. • Retrato de Carlos iii, por Anton Raphael Mengs, siglo xviii. Museo del Prado, Madrid.
• Mohammed Ben Abdellah al-Khatib, sultán de Marruecos desde 1757 hasta 1790, según una ilustración del siglo xvii de autor anónimo.
72 •
EL DESAFÍO DE LA
y testigos del asedio, la selección de este documento respondió a un criterio histórico esencial, aclarado por los editores de la obra: “El Diario del Sitio de Melilla de 1775 es un curioso documento que por la minuciosidad de su relato permite formar una idea completa del desarrollo de aquel episodio y de la Melilla de aquella época”. Este es el valor histórico del documento, la diversidad de datos, reconstrucciones y descripciones que contiene y que fue elaborado por quien sería un futuro promotor de la Independencia de la América hispana, el caraqueño Francisco de Miranda. Francisco Sebastián de Miranda y Rodríguez de Espinosa nació en Caracas el 28 de marzo de 1750. Pasó a
España en 1771 en donde ingresó al ejército con el grado de capitán en 1773. Al año siguiente, siendo plaza del regimiento de infantería de la princesa pidió ser trasladado como voluntario a Melilla. Llegó a la ciudad el día 30 de diciembre, sin embargo, seguramente tomando notas de los militares que se encontraban destacados en el sitio desde el inicio de las hostilidades levantó información para realizar el diario desde el primer día del asedio, el 9 de diciembre, hasta su desenlace el 16 de marzo. En el Diario, Francisco de Miranda realizó un pormenorizado y detallado relato de los acontecimien tos de armas que iban ocurriendo día a día en la plaza asediada, pero lo
resaltante del mismo es que el joven oficial destacó, por lo preciso de sus observaciones, las descripciones geográficas que realizó, los planos que dibujó, las sugerencias tácticoestratégicas que fue esbozando para la defensa eficiente de la plaza, así como por las descripciones que realizó, los más diversos aspectos de la cotidianidad que se estaban viendo en el sitio. Todos ellos hacen del Diario de Melilla una fuente primordial para reconstruir este hecho histórico en el que su autor, además, se preocupó por enaltecer la moral de las fuerzas españolas de defensa, como reconoció el presentador de la obra: “En el
Diario del Sitio de Melilla, […] se reseñan plurales actos de heroísmo de los defensores de esta plaza, que hablan muy alto del elevado temple de espíritu y abnegación sin límites del soldado español”. Estas capacidades de observación y el nivel intelectual fueron característicos de Miranda a lo largo de su vida. Llegó al rango de teniente coronel en el ejército español, combatió en Florida, estuvo destacado en Cuba, fue testigo de la Independencia de los Estados Unidos de América, fue protagonista de la
Revolución Francesa, recorrió varias ciudades, reinos y principados europeos de finales del siglo xviii así como también fue recibido por monarcas de este continente. En 1811 formó parte de los patriotas caraqueños que declararon la independencia de esta nueva nación y estado, Venezuela, de la autoridad de la monarquía hispánica. En todo este periplo se destacó por registrar datos de interés de una época de cambios universales. Como destacó de forma concluyente uno de los editores del diario de Melilla: “Sus escritos descubren, junto a una portentosa superior cultura, una tenacidad y valor insuperables. Lleva la historia de sus peregrinaciones a través de Europa día a día, y es tal el lujo de sus descripciones y tan interesante y notable cuanto anota, que parece hallarse en su lectura un breviario de geografía, historia, arquitectura y artes liberales”. La reconocida capacidad del testigo, así como el conjunto de valiosos datos que ofreció en este escrito fueron las razones que impulsaron a las autoridades españolas y a los historiadores especializados en el tema, a la publicación de este documento histórico.
Este es el valor histórico del documento, la diversidad de datos, reconstrucciones y descripciones que contiene y que fue elaborado por quien sería un futuro promotor de la Independencia de la
A mérica hispana, el caraqueño Francisco de Miranda .
• Portada de El sitio de Melilla de Francisco de Miranda, editado por el Instituto General Franco para la Investigación Hispano Árabe.
EL DESAFÍO DE LA
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RIF: V-6802726-0
• Gastronomía
MORCILLAS, un toque picante y dulzón
La morcilla es un platillo que goza de mucha popularidad en Europa, sobre todo en España, donde es infaltable en la dieta. En algunas regiones se le añade un ingrediente que le concede una característica particular: la de las Islas Canarias tiene un toque dulzón; a la manchega se le agrega piñones; la de Asturias es seca y arrugada porque, a diferencia de las otras, se hace ahumada; etc. Pero cabe preguntarse, dónde se encuentra el origen de esta preparación. Ella tiene antecedentes muy remotos. La referencia escrita más antigua que se tiene de este alimento está en el poema épico la Odisea, atribuida al conocido poeta griego Homero. En el canto xviii, Odiseo vestido de pordiosero está en el pórtico de una casa donde tiene lugar un banquete. Algunos le ofrecen algo de carne y pan, pero es provocado por otro pordiosero que lo reta a luchar. Los presentes se burlan y los rodean, y Antínoo, hijo de Eupites, se dirige a ellos: “Escuchadme ilustres pretendientes, mientras os hablo. Hay en el fuego unos vientres de cabra, estos que hemos dejado para la cena llenándolos de grasa y sangre. El que venza de los dos […] podrá levantarse él mismo y escoger el que quiera”. El astuto Odiseo les dijo: “Amigos, no es posible que un viejo luche con un hombre más joven […] pero el perverso vientre me empuja a que sucumba ante sus golpes”. Vemos pues, que a diferencia de lo que podía pensarse, dicho platillo no era tenido por poca cosa: era un manjar de lo más apetecido. La morcilla llega a estas tierras, para quedarse, de la mano de los espa76 •
EL DESAFÍO DE LA
• Naturaleza muerta con morcillas, anónimo italiano del siglo xvii.
ñoles. En el oriente del país, en el estado Sucre, se preparan las mejores de Venezuela. Las más solicitadas son las de la ciudad de Carúpano, que tienen un toque picante y dulzón. En la “Cocina campestre”, publicada en 1861 por José A. Díaz en El Agricultor Venezolano, se muestran los pasos a seguir para su preparación: “La morcilla es un plato que se hace con la sangre de marrano metida en sus tripas, después de condimentadas. Cuando se va a matar un cerdo se prepara una vasija con la capacidad necesaria, se pone un poco de sal molida proporcional a la cantidad de sangre, más bien escasa que sobrante […], un poco de orégano pulverizado; papelón raspado, como cuatro veces el volumen de sal y orégano; preparada así la olla se recibe en ella la sangre caliente, batiéndola sin cesar con una paleta de madera hasta el fin; si se bate con las manos mejor; así se
pone al fuego agregándole unos dientes de ajo pelados y molidos con una punta de ají picante […] y una buena porción del tocino de barriga menudamente picado. Todo se revuelve con la paleta y al reventar el primer hervor se apea y aparta del fuego. Entretanto se preparan y limpian las tripas por dentro y por fuera, y cuando esté frío el guiso se llenan, atándolas de trecho en trecho. Concluida esta operación, se pican las morcillas con un alfiler, dándole a cada división una docena de piquetes, y se cuelgan un rato al sol. Al siguiente día se cuelgan al humo en la cocina, y allí no solo se conservan por mucho tiempo incorruptibles, sino que de día en día mejoran de gusto. Para usarlas se van cortando de gasto, poniéndolas a freír en manteca para acabarles de dar la suficiente sazón de cocimiento. Si en lugar de papelón se ponen un puñado de pasas, quedan mejores”.
La niĂąa sentada Bronce
MarĂa Elena Vetencourt
• Vida cotidiana • Rosalba Di Miele Milano
Un modelo EDUCATIVO • Magasin des demoiselles. Litografía. París, 1856.
El interés por la masificación de la educación en Venezuela tiene su inicio en el gobierno de Antonio Guzmán Blanco gracias a su decreto de Instrucción Pública Gratuita y Obligatoria para la escuela primaria. El proyecto forma parte del pensamiento liberal y laico del Ilustre Americano, que busca crear hombres acordes con el progreso nacional. Una muestra de lo que se pretende con la formación de los jóvenes es el Colegio Castillo de la ciudad de Valencia, de donde nace una publicación titulada La Educación, redactada por tres bachilleres. La revista de marzo de 1888, en su primer número, expone sus objetivos fundamentales: “Este Instituto ofrece al público, no omitir ninguna clase de sacrificios en el sentido de la educación moral y religiosa, base indispensable de toda ciencia […], así podemos hacernos responsables de la educación de cualquier niño, siempre que el padre de familia cumpla por su parte, los sagrados deberes que le impone la verdadera educación”. La idea de una formación compartida entre el hogar y el colegio es el objetivo primordial: “Aceptamos niños para educar, o mejor dicho, para ayudar a educar aunque estos tengan grandes defectos, con la condición de que sus padres hayan practicado y sigan practicando las virtudes que deben tener como los primeros, y casi únicos responsables de sus hijos ante Dios y ante la sociedad. Así, no podemos recibir en nuestro Instituto a los hijos de padres, que no miran la educación de sus hijos como la mayor y más noble obligación que tienen sobre la tierra”. No es el colegio un ente aislado en el que se depositan niños para que otros se ocupen de ellos. Según se colige de los textos, la escuela es un organismo al servicio de una 78 •
EL DESAFÍO DE LA
sociedad en la que los estudiantes son una parte, que hace conjunto con sus maestros y padres. Es una responsabilidad colectiva y sin privilegios: “rechazamos y rechazaremos siempre las caprichosas exigencias de aquellos pocos padres que, sin más idea de la organización interior de un Colegio, que la que sus hijos le trasmiten según sus deseos, se atreven a pedir que se interrumpa una regla, olvidando que lo que es para ellos una mera complacencia del momento, será para toda la congregación, puerta que irá ensanchándose para dar entrada a todos los desórdenes”. El compromiso que se les impone a los familiares en el Colegio Castillo busca que quienes modelen a los educandos no caigan en contradicciones. Por eso debe ir al unísono el trabajo de padres y maestros. Pero, además, es necesaria la ayuda parental porque una sola voluntad es muy frágil para tan grande responsabilidad: “Nosotros dedicamos nuestras débiles fuerzas a la noble y grandiosa obra de la educación moral e intelectual. Nuestras ideas irán dedicadas al hogar y a la escuela, benditos talleres donde se modelan las almas, donde se forman los hombres del porvenir y donde recibe el corazón las armas con que ha de luchar en los cruentos combates de la vida”. La educación integral garantiza la óptima formación sustentada en la escuela y con un pilar que tiene origen y continuidad en la casa. Esta idea es la única garantía de un fin educacional sustentable que avala lograr ciudadanos capaces como cimiento de una sociedad virtuosa. Es este el modelo que nos presenta el Colegio Castillo, seguramente en corcordancia con la propuesta nacional de una educación moderna.
EL DESAFÍO DE LA
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• Deportes • Carlos Irazábal Arreaza
Lumumba
ESTABA Siento una gran simpatía por este boxeador, quizás por su forma de ser, desenfadada y original, y por lo mucho que sabía. Conocía todos los secretos, lícitos e ilícitos, del ensogado y eso lo llevó a ser, como campeón mundial de los 35 venezolanos que lo han sido, el que más veces defendió con éxito su corona, lo cual hizo en diez oportunidades entre los años 1975 y 1978. Su nombre es Luis Alberto Estaba, nacido en Güiria, el 13 de agosto de 1941, y su apodo “Lumumba” se debe a su parecido físico con aquel líder independentista del Congo Belga que se distinguió en los años sesenta del pasado siglo. Comenzó como boxeador profesional a los veintiséis años, después de una larga y brillante carrera en el amateurismo en la cual, de 129 combates, triunfó en 125. Como profesional sumó en sus 52 peleas efectuadas, 41 victorias, 9 derrotas y 2 empates.
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EL DESAFÍO DE LA
• En las imágenes, arriba: Luis Alberto Estaba en pleno round. Abajo: El boxeador preparándose para subir al cuadrilátero. Colección Leo Benítez, Archivo Audiovisual, Biblioteca Nacional, C aracas.
La categoría minimosca fue creada por el Consejo Mundial de Boxeo en el año 1975, y su primer titular fue el italiano Franco Udella, quien lo obtuvo luego de derrotar al mexicano Valentín “Duende” Martínez. Udella repentinamente se enfermó de una fiebre reumática, por lo que el título quedó vacante y el mexicano José Sulaimán, presidente del ente mundial, decidió efectuar una eliminatoria para cubrir la falta. Lumumba entra en ella y, luego de noquear a los mexicanos Orlando Quijada y Calixto Pérez, se le brinda la oportunidad de pelear por el título con un inexperto paraguayo de nombre Rafael Lovera, a quien derrota por la vía rápida en el cuarto asalto en una pelea celebrada en Caracas el 13 de septiembre de ese año, coronándose campeón mundial de la categoría. Ese mismo año, en diciembre, defiende por primera vez su título frente al japonés Shimabakura, a quien despacha por knockout técnico en el décimo asalto. Luego vendrán nueve defensas más en las cuales derrotará en sucesión a los mexicanos Leo Palacios
y Juan Álvarez, a Franco Udella, al argentino Rodolfo Rodríguez, al también mexicano Valentín Martínez, continuando sus éxitos frente al panameño Rafael Pedroza, al colombiano Ricardo Estupiñán, al mexicano Juan Álvarez y al tailandés Netrnoi Vorasingh, para caer derrotado en décima primera defensa frente al mexicano Freddy Castillo, quien lo golpeó salvajemente durante catorce asaltos, cayendo derrotado por knockout. Trató después en vano de reconquistar el título, pero esta vez fue el tailandés Vorasingh quien se encargó de su retiro al noquearlo en cinco asaltos en una pelea realizada en la ciudad de Caracas el 29 de julio de 1978. Lumumba conoció y supo tanto del boxeo que, a pesar de ser algo descuidado en sus entrenamientos y llevar una vida un tanto disipada, pudo sortear con éxito las diez defensas de su título, al cual llegó “viejo”, a los 35 años de edad, aunque muchos sapientes dicen que tenía varios más. Por algo hay un refrán que dice que más sabe el diablo por viejo que por diablo.
J-002748974J-29372390-6 EL DESAFÍO DE LA
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• La foto en la historia • Sheila Salazar
• Antonio Guzmán Blanco en su lecho de muerte. Fundación John Boulton, C aracas.
La muerte de
Antonio Guzmán Blanco En 1887 Antonio Guzmán Blanco llega a París. Lejos estaba de imaginar que nunca más regresaría a Venezuela, al menos, no en vida. Durante su retiro obligado, habitará en una residencia remodelada de acuerdo a su gusto, ubicada en la 25 rue La Pérouse. Once años después, el 28 de julio de 1899, muere aquejado “por dolencias del estómago”. Fue enterrado con ho82 •
EL DESAFÍO DE LA
nores militares en el cementerio de Passy. Enterado de la noticia, el presidente venezolano en ejercicio, Ignacio Andrade, ordena, por medio de un decreto del 31 de julio de ese año, la expatriación de su cuerpo para ser enterrado en el Panteón Nacional. Esta noticia es recibida con beneplácito por su viuda, quien en carta a Andrade le dice estar “conforme y agradecida”.
Pasaría una centuria para que los restos de Guzmán Blanco reposaran en el Panteón Nacional. La fotografía nos lo muestra inerte, sin vida. Cabe preguntarse si el autócrata civilizador habría querido que esta imagen llegara hasta nosotros. En ella podemos contemplarlo como cualquier ser humano, igual a todos ante la muerte, desprovisto de su grandeza.
• Moda • Cecilia Rodríguez Lenmann
flappers Las
A mediados de los años veinte, la silueta femenina sufrió uno de sus cambios más drásticos. Durante una buena parte del siglo xix, el corset, el miriñaque y el polisón habían acentuado una figura curvilínea que resaltaba una diminuta cintura y unas caderas más amplias. Los armazones que se colocaban debajo de la ropa construían un cuerpo casi imposible. El metal y la tela escondían las proporciones naturales y las sometían a un ideal doloroso y muy constreñido que limitaba la capacidad de moverse, de caminar, de sentarse. Todo este suplicio corporal empezó a ceder cuando llegaron las flappers, mujeres que abandonaban el corset y los vestidos largos para sustituirlos por otras formas de vestimenta mucho más libres. Se trataba de vestidos hasta la rodilla que caían en línea recta sobre el cuerpo. Nada de curvas, nada de armadores ni volúmenes, solo la simpleza del atuendo amplio, vaporoso, cayendo libremente. La silueta femenina parecía completamente transformada, sus formas distintivas se diluían bajo la tela dando cabida a un cuerpo menos erotizado, un poco más aniñado y en muchos casos un tanto andrógino. Estos rasgos eran acen tuados por el cambio en el peinado: las largas cabelleras fueron sustituidas por estilos mucho más cortos que no requerían de mucho esfuerzo y que se acercaban más a los cortes masculinos. Los sombreros redujeron su tamaño y se simplificaron; nada de flores ni pájaros disecados, tan solo un tocado • A la izquierda, dibujo de dama vestida a la moda de los años veinte, publicado en el G.P. Journal, París, 1922. A la derecha, Madame Jasmy Alvin, por Kees Van Dangel, 1928.
84 •
EL DESAFÍO DE LA
sencillo y práctico que podía llevarse con comodidad. Tal vez el rasgo más tradicionalmente femenino que se conservó fueron las joyas, aunque estas eran llevadas con más soltura y de una manera más caprichosa. Todo este cambio en el vestir venía de la mano de nuevas costumbres como el fumar cigarrillos, caminar más libremente por las calles, opinar sobre política y otros asuntos de la polis y, sobre todo, salir a trabajar. El espacio público ya no parecía una esfera exclusiva masculina sino que tenía que ser compartida con estas mujeres que ocupaban un nuevo rol social. Las razones para este cambio habría que rastrearlas más allá del reducido espacio venezolano. Se trataba de un giro que se producía de manera global impulsado por las transformaciones económicas y políticas que había causado de manera irreversible la Primera Guerra Mundial. En Venezuela existen registros tanto fotográficos como pictóricos de las flappers. Fue una tendencia que se impuso con claridad y que nos habla de los cambios que se estaban produciendo en el país y de la apertura hacia nuevas formas de convivencia. Hay que recordar que este giro de la vestimenta y de las costumbres implicaba una importante transformación de ciertos valores que habían determinado muchas de las premisas de la sociedad decimonónica. Divisiones tan fundamentales para el proyecto burgués como lo público y lo privado, lo masculino y lo femenino, se resquebrajaban y se replanteaban. Ahora bien, no todo fue liberación y conquista, la nueva moda imponía también restricciones e imposiciones sobre el cuerpo. El carácter andrógino muchas veces requería atenuar los atributos femeninos, y para eso había que utilizar prendas debajo de la ropa que aplanaran la silueta. Sin duda eran atavíos menos restrictivos que el corset pero que también ejercían su violencia sobre el cuerpo femenino, forzándolo a encajar en un nuevo ideal. La liberación femenina, paradójicamente, implicaba la sustitución de un cuerpo con curvas por uno que debía esconderlas. La silueta y sus límites, sus contornos, no dejaban de ser un espacio que había que modelar, construir y dominar. El cuerpo de las flappers se transformaba nuevamente en un lugar de batalla. Los ideales políticos y culturales se volcaban en la carne, en la piel, en la silueta. Se trataba de la política hecha carne, literalmente.
EL DESAFÍO DE LA
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Premio Nacional de Historia 2015
LUIS RICARDO DÁVILA
Cumpliendo con la responsabilidad que asumió al nacer como empresa, el Grupo Macpecri Media fue auspiciante de la vigesimoséptima entrega del Premio Nacional de Historia “Francisco González Guinán”, otorgado por la Academia Nacional de la Historia de Venezuela, el cual recayó en el estudioso merideño Luis Ricardo Dávila (n. 1953), notorio investigador del campo de las ideas políticas. El acto tuvo lugar en el Salón de Sesiones de la Academia. Estuvo a cargo de Inés Quintero, presidenta de la institución, quien en su intervención evocó la trayectoria del galardón nacido con motivo del centenario de la ANH. La historiadora destacó que se trata de un premio que contó con el aval de los poderes públicos en un momento de armonía, y surgió con el propósito de fomentar la difusión y revisión de la historia nacional. Subrayó que los historiadores han tenido y tienen una responsabilidad insoslayable con el país en lo relacionado con la preservación de la memoria y del pasado nacional. A continuación, el secretario de la Academia, Edgardo Mondolfi Gudat, destacó el nutrido catálogo de obras del laureado Luis Ricardo Dávila, el cual comprende 13 libros publicados y 165 artículos, además de haber ofrecido numerosas conferencias magistrales y colaboraciones para libros especializados. El homenajeado, cuyos títulos ahondan sobre la historia política venezolana de la primera mitad del siglo xx, tomó luego la palabra para disertar sobre la importancia de la “imaginación histórica” como noción que puede nutrir la historiografía y abrir nuevos caminos en la forma de adentrarse en el pasado. Dedicó también unos minutos a reflexionar en torno a la “objetividad del historiador” y las relaciones de este con el poder, indicando que se trata de elementos que se deben depurar de la manera más fidedigna y atinada posible, para acceder a la verdad histórica o narración verídica y a la interpretación correcta de los hechos que constituyen el pasado nacional. El Grupo Macpecri Media continúa de este modo contribuyendo con actividades que apoyan y promueven la reflexión sobre nuestro pasado y nos ayudan a asimilar la historia venezolana.
• Libros
R afael Arráiz Lucca
Elías Pino Iturrieta
Ricardo Gil Otaiza y Luis Ricardo Dávila
La navaja de Ocham. Colombia, Venezuela
País archipiélago. Venezuela 1830-1858
(editores)
y otros ensayos
Caracas: Editorial Alfa, 2014.
Figuras de la merideñidad, vol.i
Caracas: Editorial Alfa, 2015.
Mérida: Universidad de Los Andes, 2015.
El presente trabajo reúne un conjunto de
Los logros y aportes conquistados por los
El presente trabajo es el primero de seis
ensayos sobre diversos aspectos ligados a
venezolanos durante el lapso que transcu-
volúmenes que proyectan alcanzar sus
dos países vecinos, Colombia y Venezuela:
rre después de la guerra de Independencia
editores. En ellos se intentará rescatar el
sus literaturas, sus políticas, sus historias.
han pasado inadvertidos para quienes se
aporte de importantes figuras, nacidas o
En la parte dedicada a Colombia, Arráiz
han ocupado del estudio de la historia de
no en Mérida, representantes de varias
Lucca nos narra sus impresiones sobre
esta época.
disciplinas que dejaron su impronta en la
los bogotanos, luego de convivir con ellos
Uno tras otro, eclipsado por la gesta re-
región andina.
por tres años mientras fue profesor de la
volucionaria, al referirse al período que
Este volumen se inicia con el ensayo de
Universidad del Rosario de Bogotá. Refie-
transcurre a partir de 1830, solo encuen-
Fortunato González Cruz, sobre el artis-
re el impacto que le causaron sus mane-
tran abandono, despojos, anarquía y
ta plástico español Manuel de la Fuente.
ras, usos y costumbres −que en no pocas
revoluciones intestinas. Este trabajo nos
No podía faltar en un estudio sobre figuras
ocasiones lo desconcertaron−, los cuales
ofrece otro panorama. En un país aisla-
de la merideñidad uno dedicado a Simón
son contrastados con el modo de ser de los
do y fragmentado por la falta de caminos
Alberto Consalvi, cuya semblanza nos la
venezolanos.
carreteros o puentes que enlazaran unas
ofrece Bernardo Celis. Entre otros estudios
Nos reseña dos libros sobre Bolívar edita-
regiones con otras, un grupo de venezo-
tenemos: el de Luis Ricardo Dávila que
dos en Colombia. Uno escrito por quien
lanos se afanaba por sembrar el espíritu de
aborda al escritor Mariano Picón-Salas;
fuera uno de su más enconados adversa-
ciudadanía, de urbanidad, de concordia,
Carlos Guillermo Cárdenas escribe so-
rios, Francisco de Paula Santander, intitula-
de trabajo. Personajes que fundaban pe-
bre el prócer merideño Antonio Ignacio
do La dictadura de Bolívar, y el otro, escrito
riódicos, se agrupaban en organizaciones
Rodríguez Picón; Darío Antonio Novoa
por un general francés al servicio de la cau-
políticas, en sociedades −como la Socie-
lo hace sobre el político Rigoberto Hen-
sa emancipadora, Henri Louis Ducoudray
dad Económica de Amigos del País−, hom-
ríquez Vera; Luis Sandia R. escribe sobre
Holstein, titulado Memorias de Simón Bolí-
bres que, en suma, perseguían un mismo
el economista Alberto Adriani; Mariano
var y sus principales generales.
fin; el funcionamiento y la consolidación
Nava sobre el crítico literario Gonzalo Pi-
En el capítulo dedicado a Venezuela se
de la nación.
cón Febres; el lingüista Julio César Salas es
destacan su ensayo sobre Francisco de
De estos y otros aspectos trata este trabajo,
abordado por Francisco Javier Pérez; los
Miranda y otro sobre el historiador Ma-
cuya lectura es ineludible para aquel que
religiosos José Humberto Quintero y fray
nuel Caballero y su obra fundamental. En
desee comprender la historia de estos pri-
Ramos de Lora son tratados por monse-
este último resalta dos de sus más grandes
meros veintiocho años. Por él desfilan los
ñor Baltasar Porras y Ricardo Contreras,
aportes a la historia del siglo xx venezola-
testimonios de los protagonistas de esos
respectivamente; Germán Carrera Damas
no: su Gómez el tirano liberal y su Rómulo
tiempos, interrogados con acertado tino
hace un estudio sobre el historiador Carac-
político de nación.
por el historiador Elías Pino Iturrieta.
ciolo Parra Pérez.
88 •
EL DESAFÍO DE LA
• CD's Puro Vinuete. Música
de la
Velación
de
Mario Lavista. Stabat Mater y otras obras
Violinesque
Cruz, Angelitos y Xantolo en la Huasteca
religiosas
Intérpretes: Fernando Muñoz del Collado,
Intérpretes: trío Los Seguidores de la Huas-
Intérpretes: Ensamble Vocal Contemporá-
violín; Ana Gabriela Fernández de Velazco,
teca (M aurilio Hernández, Juan Peña y Joa-
neo, Octeto de Cellos de la Universidad de
piano.
quín Morales)
Indiana, Carmen Helena Téllez (directora),
Producciones Colibrí, L a Habana, 2010.
Dirección General de Culturas Populares,
Lourdes A mbriz (soprano), M aría Elena
México 2007.
Arizpe (flauta baja), Wendy Holdazay (fagot ),
Ricardo Gallardo y Alonso Medina
(percusión). Conaculta, INBA, Cenidim, México, 2008. Este disco pertenece a la colección “Eter-
José Silvestre de los Dolores White Lafitte (1836-1918) fue uno de los violinistas más destacados de la segunda mitad del siglo
no Retorno”, de la Dirección General de
Mario Lavista (1943) es uno de los compo-
xix.
Culturas Populares de México. En este
sitores contemporáneos más importantes
gran talento para el instrumento. Su pri-
caso particular se dedica al vinuete o mi-
de América Latina. Estudió con Carlos
mer recital lo ofreció en Matanzas, acom-
nuete, género utilizado en los rituales de
Chávez y Rodolfo Halffter en el Conser-
pañado por el pianista estadounidense
Velación de Cruz, Angelitos y Xantolo.
vatorio Nacional de Música de México,
Louis Moreau Gottschalk, quien lo animó
El repertorio grabado es producto del tra-
perfeccionándose luego en París y en los
a estudiar en el Conservatorio de París.
bajo de campo realizado en dos comuni-
cursos de Karlheinz Stockhausen en Ale-
Allí obtuvo el Primer Premio en 1856. Su
dades nahuas de la Huasteca potosina, y
mania. Desde hace más de tres décadas,
violín, llamado “Canto del cisne”, fue el úl-
es interpretado por el trío Los Seguidores
se ha interesado en la música religiosa de
timo construido por Stradivarius en 1737.
de la Huasteca. Esta música es una de las
la iglesia católica, componiendo un im-
José White también se destacó como
muchas manifestaciones de la cultura
portante número de obras, escribiendo
compositor. Muchas de sus obras están
mexicana que gira en torno a la relación
ensayos y dictando conferencias en torno
incluidas en esta producción discográfica.
entre los hombres y los difuntos. En la re-
al tema.
La investigación y selección del repertorio
gión de Chilocuil, de donde es esta músi-
Este disco compacto contiene cuatro
lo debemos a Ana Victoria Casanova, es-
ca, los habitantes piensan que cuando las
obras de este género, dos de ellas instru-
pecializada en la música de salón cubana
personas mueren, se transforman en vien-
mentales: “Lamento a la memoria de Raúl
de la segunda mitad del siglo xix.
tos o sombras, capaces de causar daño
Lavista” y “Responsorio in memoriam Ro-
El resultado es un disco impecable con
o bienestar a los vivos. Por eso despiden
dolfo Halffter”, y otras dos donde la voz
quince obras de José White, muchas de
adecuadamente a los muertos y/o atien-
tiene el papel protagónico: “Stabat Mater”
ellas grabadas en primicia. Destacan por
den a las sombras y vientos hasta que se
para coro y octeto de violoncellos, y “Sal-
su indudable sabor latino “Un reveau au
vayan de este mundo. El vinuete es un gé-
mo” para soprano y grupo de cámara. En
Brasil”, las danzas cubanas “La coqueta”,
nero instrumental que acompaña algunas
todas ellas el compositor trata de rescatar
“Danza cubana”, “El pensamiento” y “La
de las ceremonias y que ayuda que “a la
conceptos y rituales de la música de la
sandunguera”, y la danza chilena “Za-
producción de estados catárticos que fa-
Edad Media y del Renacimiento, así como
macueca” Op. 30; sin dejar de lado el vir-
vorecen la restauración del equilibrio psi-
referentes a tradiciones funerales mexica-
tuosismo y destreza idiomática de obras
cológico alterado por el dolor que implica
nas, recreados dentro de una sonoridad
como “Violinesque” y “Styrienne”, de
la pérdida de un ser querido”.
contemporánea.
gran lucimiento técnico.
90 •
EL DESAFÍO DE LA
Desde pequeño dio muestras de un
• Breves internacionales EL ESCUADRÓN 731
EL CASTILLO DE LOS SUEÑOS El rey Luis II de Baviera padecía de desórdenes mentales, algo suficientemente corroborado en su comportamiento excéntrico y melancólico. Fue una personalidad muy reprimida desde sus años mozos, viéndose forzado además a inhibir su homosexualidad. Compensó su humor triste y su desencanto por las labores políticas que le fueron impuestas, con los cuentos de hadas alusivos a los héroes de épocas y tierras legendarias. No contuvo su fascinación por las obras de Richard Wagner, con quien trató fallidamente de entablar una relación de mecenazgo. Pero su afición al mundo fantástico fue más allá y se manifestó en sus órdenes de edificar castillos monumentales en distintos puntos de su Baviera natal, como los de Linderhof y Herrenchiemsee, siendo el más destacado de todos el Nuevo Castillo de Hohenschwangau (en la imagen), cuyo nombre, tras la muerte del rey, fue modificado por Neuschwanstein, que literalmente significa “Nuevo Cisne de Piedra”. Su estructura y diseño es una oda a la imaginación y a la idealización con las que el rey siempre soñó.
En el compendio de horrores que fueron perpetrados durante la Segunda Guerra Mundial también hay que evocar los que se cometieron en el frente asiático, con anécdotas comparables a las de Europa. En este caso abordamos el del Escuadrón 731 de la Kenpeitai, perteneciente al ejército japonés. Producto de la ideología de turno (según la cual la superioridad racial y moral nipona se basaba en una estricta disciplina bajo un liderazgo fuerte y semidivino), esta unidad llevó a cabo experimentos con seres vivos con el fin de adelantar sus propios estudios científicos. La galería de procedimientos invitaba al espanto, siendo la más común la práctica de vivisecciones a seres humanos: los prisioneros de guerra, mientras aún se encontraban con vida y sin serles aplicada ninguna clase de anestesia, eran disecados para estudiar los efectos químicos sobre sus cuerpos. Estos crímenes de lesa humanidad fueron develados al término del conflicto, y forman parte de un largo relato de brutalidades que deben conocerse para que nunca más vuelvan a repetirse.
EL ÁRBOL DE GUERNICA Al momento de prestar juramento a su cargo, el lendakari del País Vasco debe por tradición hacer el acto junto al denominado Árbol de Guernica. Se trata de un roble centenario situado en las adyacencias de la Casa de Juntas de la ciudad de Guernica y Luno. Se cree que su retoño primigenio fue plantado hacia 1334, y bajo él juraron los fueros de Vizcaya el rey Fernando II en 1476 e Isabel la Católica en 1483. Sin embargo, fue sustituido por uno de sus retoños plantado un poco atrás de él en 1742. Es bajo su sombra donde se juraron por última vez los fueros vizcaínos en representación del monarca español. Años después, en 1861, fue también sustituido por uno de sus hijos que ya había crecido cuando, en 1936, el primer lendakari elegido por el autogobierno vasco juró su puesto. El período de vida de este árbol expiró en 2004. Uno de sus numerosos hijos ostenta ahora el título, que hasta hoy se mantiene como símbolo de la autonomía y las libertades vascas. 92 •
EL DESAFÍO DE LA
AL RAQA En el siglo iii a.C., el emperador seléucida Seleuco i Nicátor (en la imagen) fundó la ciudad de Nicéfora en las inmediaciones del desierto de Mesopotamia superior. El nombre de esta ciudad, de raíces griegas −ya que dicho imperio fue uno de los sucesores del territorio conquistado por Alejandro Magno−, perduró hasta que Seleuco ii Calinico la renombró como Kallinikos, y en el siglo v de nuestra era fue llamada Leontópolis por los bizantinos. La localidad fue un importante punto estratégico en las relaciones con el imperio sasánida. Fue destruida y reconstruida numerosas veces. Entre 639 y 640 fue conquistada por los musulmanes y rebautizada como Al Raqa. Tras la conquista, la comunidad cristiana llegó a un acuerdo con las nuevas autoridades y pudieron seguir cultivando su religión. Hoy está ubicada en Siria, y a causa de la guerra civil en ese país, fue ocupada por el Estado Islámico de Iraq y el Levante, grupo radical armado que desde el año 2014 ha tenido en ella su capital sin dar ningún tipo de tregua a cualquier otra manifestación religiosa distinta a la suya.
EMPERADOR DE TODOS LOS ESTADOUNIDENSES
EL VIAJE DE LA VIDA En la Galería Nacional de Arte de Washington D.C., el visitante podrá ver una serie de cuatro cuadros denominada El viaje de la vida, realizada en 1842 por el pintor estadounidense Thomas Cole. Cada una de las pinturas muestra alegorías sobre las cuatro etapas de la vida de todo ser humano. La primera, Infancia, muestra a un bebé acompañado de un ángel de la guarda, saliendo de una caverna en una barca hacia un mundo paradisíaco. En Juventud, el niño, ya un adolescente, se divierte en el mundo natural mientras vislumbra un castillo sobre las nubes, mientras el ángel le deja para que siga su camino. En la Adultez, el joven ya es un hombre que navega sobre aguas turbias, implorando sosiego mientras el ángel lo observa desde las alturas. Y en la Vejez, el ahora anciano está en aguas tranquilas, habiendo encontrado la paz. Pero el ángel, que nunca lo abandonó, se aproxima a él señalándole una gran luz en el cielo, símbolo de una vida eterna y feliz. Este es el tránsito que todo ser humano está llamado a vivir según el pintor de estas obras del arte universal.
No se tiene consenso entre los historiadores sobre cuándo y dónde nació Joshua Abraham Norton (en la imagen), pero lo que sí es cierto es que provenía de una familia que se había asentado en el sur de África y que emigró luego a San Francisco, Estados Unidos, en 1849. Cargado de una importante suma de dinero, se dedicó al oficio de comerciante con prácticas cuestionables de acaparamiento de arroz proveniente de China y Perú, con el objetivo de establecer un monopolio del rubro a nivel local. Por esto trabó una batalla legal en la que fue derrotado y la subsiguiente bancarrota le produjo alteraciones mentales que le hicieron abandonar la ciudad por un tiempo. A su regreso, manifestó tal inconformidad con el sistema de gobierno estadounidense que decidió autoproclamarse solemnemente Emperador de los Estados Unidos y Protector de México con el nombre de Norton I. Como tal, envió cartas y hasta escribió proclamas, decretó impuestos, emitió billetes con su rostro y tuvo su “corte” en un edificio de habitaciones de alquiler. El emperador falleció en 1880, no sin antes haberse convertido en una jocosa atracción turística local. EL DESAFÍO DE LA
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