madrid15m Nº 35 – ABRIL 2015M
Nadie puede comprender que tanto la EMVS como el IVIMA consideren que no hay necesidad de viviendaa pública en Madrid.
15M Alameda-Barajas recogió 4.311 votos. A. P. ALAMEDA-BARAJAS 15M M
JESÚS JAÉN MIEMBRO DE PATUSALUD
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l 27 de enero de 2014, el presidente Ignacio González, anunciaba su derrota. Con tono triste y apesadumbrado comunicaba en rueda de prensa dos noticias espectaculares: la retirada del plan de privatización de los seis hospitales públicos (tras la nueva suspensión cautelar) y la dimisión del consejero de Sanidad Fernández Lasquetty. Unos minutos después, éste explicaba abatido que había presentado su renuncia ante el presidente, pues se consideraba responsable del mal llamado Plan de Sostenibilidad del Servicio Madrileño de Salud (SERMAS). Fueron quince meses de conflicto en los que se hicieron huelgas, se recogieron firmas, hubo encierros en los hospitales y centros de salud, Mareas Blancas en las calles, concentraciones ante las empresas adjudicatarias e, incluso, una consulta ciudadana que recabó el apoyo de casi un millón de madrileños. Sin embargo también hay que acordarse de las “bajas” en esta “guerra”. Perdimos la lavandería de Mejorada del Campo, el Instituto Cardiológico, el Hospital Carlos III y nada menos que 3.500 puestos de trabajo en un solo año. Paramos la privatización de los seis hospitales, la de los 27 centros de salud y parcialmente la conversión del Hospital Universitario de La Princesa en un geriátrico. Éste es el balance que podemos hacer de esos quince meses de lucha: una gran victoria pero también algunas derrotas. ¿Cuáles son las enseñanzas que podemos extraer de este éxito de la Marea Blanca? Trataremos de resumirlas muy brevemente: La primera y más importante es la importancia de la movilización social. Aquello que se dice de que solo la lucha paga es una verdad descomunal. Frente a los escépticos y los que nos decían que no merecía la pena salir a las calles o hacer huelgas, hemos demostrado que cuando los de abajo nos movemos, los de arriba tiemblan. La segunda gran enseñanza fue la unidad entre trabajadores de la sani-
dad, vecinos y pacientes que ue conformamos una mayoríaa social poderosa. Fue emocionante participar en esas grandes Mareas donde las batas blancas se confundían an con la gente mayor o no poocos pacientes que acudían con su silla de ruedas o la bala de oxígeno. Era el pue-blo en su sentido más amplio, contundente y decidido do a luchar hasta el final. En tercer lugar, el golpe mortal que sufrió el PP en Madrid como consecuenciaa de la Marea Blanca. La divi-sión que se sintió dentro dee sus filas era la expresión del el descontento de sus propiass bases y electores. En un disstrito como el barrio de Salaamanca, eran cientos o miless de personas que se nos acerercaban al Hospital de La Prinncesa para decirnos “yo no voté al PP para que me cierren el hospital”. El desgaste político de la derecha en Madrid dio un salto cualitaativo para ahondar más aún su fractura interna. Por último, pero no meenos importante, la Marea Blanca nace al calor de “la onda larga” del movimientoo 15M. Es su hija mayor. Tal es así que con ella se desarrollan todas las energías posi-tivas de un movimiento ba-sado en la autoorganización n desde la base y que no espera a recibir órdenes desde arriba. Somos los propios os trabajadores los que forma-mos plataformas, coordinaadoras, asambleas, encierross o consultas ciudadanas. Esaa determinación que tuvo el 15M tomando las plazas es la misma que mostró la Maarea Blanca durante todos esos meses. Como decíamos antes,, no todo está ganado. Tenemos un largo camino que recorrer y muchos motivos paara seguir luchando. Hay quee recuperar lo perdido, lo quee ya ha sido privatizado antess y la retirada del Plan de Sosstenibilidad. Hay que seguirr hasta conseguir la derogación de leyes como la 15/977 o la 16/2012 por la que se ha expulsado a 840.000 perso-nas del Sistema Nacional dee Salud. Y finalmente, hay que ue intentar impedir que, mediante el sistema de las deriivaciones a la sanidad priva-da, se siga avanzando en la descapitalización y desmanntelamiento de nuestro sisteema sanitario público.
La gota que ha colmado el vaso ha sido, sin duda, la “venta-regalo” de vivienda pública a fondos buitre. DANI GAGO /DISOPRESS
Manuel San Pastor abogado PAVPS – PAH
¿P
ara qué debería servir la vivienda pública? Las numerosas resoluciones del Parlamento Europeo , que obedecemos raudos siempre que se trate de recortar derechos, establecen que la vivienda pública debe ser un derecho básico garantizado por los poderes públicos. A todo esto habría que añadir las sentencias del Tribunal Europeo de Derechos Humanos que prohíben los lanzamientos de vivienda públi-
ca mientras que las Administraciones pertinentes no otorguen una solución habitacional a las personas víctimas de lanzamiento. La Empresa Municipal de la Vivienda y Suelo del ayuntamiento de Madrid, en cuyos estatutos se establece que servirá como garante del derecho a la vivienda a las personas con más dificultades para acceder a éstas en el mercado libre, no cumple en ningún caso ni con las resoluciones internacionales anteriormente mencionadas, ni con la propia Constitución española en su artículo 47
que consagra el derecho a la vivienda , ni con sus propios estatutos fundacionales. Viviendas vacías, listas de espera interminables, alquileres más altos que en el libre mercado, y sobre todo desahucios sangrantes son la política de hechos consumados que practica el ayuntamiento de Madrid con las viviendas de todas y todos. La gota que ha colmado el vaso ha sido sin duda la “venta–regalo” que han hecho tanto la EMVS como el IVIMA de estas viviendas de todos a Goldman Sachs y Blackstone.
Pérdida de derechos, aumentos desmesurados del alquiler (pagos de hasta 1. 000 euros), supresión de la reducción de la que eran beneficiarios los inquilinos y desahucios como los de Wilson y José Antonio (ambos con hijos menores), que han conmocionado a la opinión pública. Nadie en su sano juicio puede entender cómo unas viviendas construidas con el dinero de todas sean vendidas a los fondos buitres (que buscan lucrarse y especular con las viviendas) a un precio inferior al que costaron.
Mucha incredulidad e indignación, pero nunca resignación Desde la Plataforma dee Afectados por la Vivienda Pública y Social (PAVPS), PAH Madrid, barrios y pueblos, así como diversoss colectivos de afectados por esta venta no nos hemos resignado. Ademáss de presentar diversos recursos contenciosos administrativos contra el expolio del IVIMA, así como mo un próximo recurso contraa las ventas de la EMVS, se han convocado manifestaciones, nes, encierros, hemos paralizado do desahucios y seguimos señalando a los verdaderos os culpables de esta injusticia. a. Uno de los actos que pretendemos que sea masivo es la manifestación n convocada por numerososs colectivos el día 25 de abrilil a las 12:00 en Atocha, paraa que sientan que el pueblo de Madrid no va a permanecer er impasible ante tantos robos os e injusticias. Hoy, después de mucha presión y denunciaa pública, Wilson y Cecilia, cuyo desahucio dio la vuelta al mundo, tienen de nuevo vivienda de la EMVS. Ha costado mucho esfuerzo, sacrificios y días denunciando el gran número de viviendas vacías as que tienen estas entidadess públicas para que por fin se haga justicia. No nos vamos a parar con Wilson y Cecilia: vamos os a pelear en todas las vías y en todos los medios para conseguir que la vivienda pública sea un derecho dee todos, no un negocio de unos nos pocos.
Uno de los edificios recuperados por la PAH. DANI GAGO / DISOPRESS
PAH VALLEKAS
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a Plataforma de Afectados por la Hipoteca de Vallekas anunciaba, en abril de 2014, la recuperación de tres bloques del banco malo, Bankia y Banco Sabadell para alojar a familias sin recursos. Familias de la PAH de Vallekas, con el apoyo de las asambleas de barrios y pueblos del 15M, recuperaron la tarde del 6 de abril dos bloques vacíos de Bankia y Banco Sabadell en este distrito madrileño. Además, PAH Vallekas hizo pública la recuperación realizada dos años atrás de un gran bloque que era traspasado a la Sareb tras haber intentado desde finales del verano anterior todas las vías de negociación con la entidad, sin respuesta. Las recuperaciones formaban parte de la campaña de realojos en pisos vacíos de los bancos con el objetivo de reclamar alquileres justos para las familias realojadas. Entre los tres bloques se consiguió alojar a medio centenar de personas. La acción, realizada con el apoyo de diferentes asambleas de vivienda del 15M, pretendía abrir una negociación para el
ASAMBLEA POPULAR 15M DE FUENLABRADA
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n el 2014 la palabra Dignidad resonó alto y fuerte por todo el territorio español. ¿La habíamos olvidado? Probablemente sí. Desahucios, trabajo esclavo e inestable, imposibilidad de encontrar un empleo, carecer de asistencia médica, falta de cobertura social, verse abocada a trabajar sin estudiar… En definitiva, miseria. No hay nada de digno en la miseria. Pero las personas no somos miseria. No hay nada de mísero en nacer y querer comer, en desear vivir y no conformarse con sobrevivir. Aquella palabra se había convertido en algo muy poco común en nuestro vocabulario y había que recuperarla. Así que en la Asamblea Popular 15M de Fuenlabrada nos pusimos manos a la obra. Las Marchas de la Dignidad iban a confluir en Madrid el 22 de marzo y las distintas columnas ya caminaban por todo el Estado. La marcha extremeña llegaría a Fuenlabrada el día 19. Pero la dignidad se adelantó a las marchantes una tarde de enero, cuando esa palabra atrajo a diferentes vecinas a una asamblea abierta que habíamos convocado junto con otros colectivos.
Allí se constituyó la Mesa 22M de Fuenlabrada. El objetivo de la mesa era crear infraestructura para acoger a las marchantes y organizar las jornadas de lucha durante los días en los que nos acompañarían. Bajo este objetivo común nos reunimos vecinas muy distintas. Allí estábamos las precarias, hartas de no poder crear un proyecto de vida; las desahuciadas, obligadas a abandonar su proyecto de vida; las casi-desahuciadas, aprendiendo a vivir con la incertidumbre de no saber si tendrán un techo mañana; las pre-desahuciadas, que perdieron su casa incluso antes de tenerla. Migrantes, estudiantes, funcionarias, pensionistas empobrecidas, autónomas arruinadas, vecinas hartas y preocupadas… éramos pueblo construyendo pueblo. El pueblo somos todas... y todas somos, no diremos demasiadas, pero sí muy diversas. Distintas ideas, distintas maneras de hacer, distintos intereses enfrentados y conciliados, todas las semanas en una misma ha-
El 22M toda España cubría la Castellana. MARCHAS POR LA DIGNIDAD
bitación. Aquella mesa no fue trabajo fácil (aún hoy no lo es). Pero claro, construir pueblo nunca fue tarea fácil. Más o menos contentas (según a quien pregun-
tes), conseguimos nuestros objetivos y todo estaba listo cuando llegaron las marchantes. Fue un momento importante, algunas de nosotras no sabíamos si se-
ríamos suficientes personas para sentirnos pueblo. Por encima de cualquier demanda, de cualquier razón que nos hubiera llevado a estar allí ese día, necesitába-
mos sentirnos unas a otras y acoger a las marchantes como a una más. Necesitábamos sentir al Pueblo. Las marchantes salieron del vagón de metro como
alquiler social de estos pisos a familias y personas sin acceso a una vivienda digna como parte de la campaña Obra Social Madrid, donde participan distintas asambleas de vivienda del 15M y PAH’s de la región. Los inmuebles en cuestión están situados en las calles Sierra de Llerena, 22 (Sareb); Callejo, 13 (Bankia); y Argente, 8 (Banco Sabadell), todos ellos en Puente de Vallecas. La Obra Social de la PAH nació ante la incapacidad de Gobierno y Administraciones para dar solución a la emergencia que vivimos en materia de vivienda. Desde que comenzara la campaña, poco más de dos años atrás, la PAH había realojado ya a 1.049 personas en una veintena de edificios repartidos por todo el Estado español. En la Comunidad de Madrid, la campaña integra también a las asambleas de vivienda del 15M, y se llama Obra Social Madrid. Con estos tres anunciados por PAH Vallekas, en la región eran ya 5 los bloques recuperados. Los otros dos: La Manuela (bloque de La Caixa recuperado por Vivienda Centro) e Izan y Brittany (edificio de Sareb recuperado por la Asamblea de Carabanchel).
si de milicianas victoriosas se trataran. Voz fuerte y puño en alto las recibieron un buen número de vecinas de Fuenlabrada. Lo habíamos conseguido: éramos Pueblo. Esos dos días no fuimos “las de siempre”, nuevas y breves compañeras de lucha nos acompañaron. Allí seguían las diferentes ideas, las diferentes formas de hacer y los diferentes intereses; pero merecía la pena el esfuerzo: había que tomar Madrid y nos sentíamos más fuertes que nunca. Llegó el 22 de marzo y subimos a Madrid; sólo a Madrid porque a Colón no llegamos. Toda España cubría la Castellana y estábamos emocionadas con semejante... ¿triunfo? Aquel día no tomamos Madrid y volvimos a casa con una sensación agridulce en el estómago. Un año después seguimos precarias, desahuciadas, casi-desahuciadas y pre-desahuciadas. Pero seguimos. Tal vez la vida nos empuje a olvidar quiénes y qué somos, pero no por eso dejamos de serlo: somos personas, somos dignidad. Con nuestras maneras de hacer e intereses enfrentados y con la misma necesidad de ser Pueblo. Aquí seguimos y aquí seguiremos.