Día del Libro 2011
CEIP San José Día del libro 2011 Obras premiadas en los concursos de narrativa, poesía y cómic celebrados en los Ciclos Segundo y Tercero de Primaria Página 1
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Narrativa Segundo Ciclo
Primer premio: Andrea, la Pop Stars Andrea, Isabel y Alicia, 4º C
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Narrativa Segundo Ciclo
Segundo premio: La salvación de los animales Almudena, 3º B
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La salvación de los animales Un día unos niños que se llamaban Juan y Sofía se dieron cuenta de que había muchos animales en peligro y decidieron ayudar a todos los que pudieran.
El primero fue el delfín. El pobre se había quedado enganchado en una red de pesca y no podía salir, así que cortaron la red y sacaron al pequeño delfín. Lo iban a llevar a un zoo para animales y cuando se curase en un barco lo llevarían a su hábitat, el mar, y él tranquilamente se iría a su casa con su familia, procurando que no le pase nada más ni a él ni a su familia y amigos. Después de bajarse del barco los niños se dieron cuenta de que habían hecho un buen trabajo y se pusieron muy contentos y deseando ayudar a muchos más animales, pero eso tendrá que ser mañana.
Al siguiente día los niños estaban deseando ayudar al Página 15
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siguiente animal y se enteraron de que había un flamenco en una laguna que estaba herido y solo. No había ninguno de su especie. Así que los niños fueron a la laguna a ver cómo estaba el flamenco y al ver que estaba herido lo cogieron y lo llevaron al zoo para que lo ayudaran curándolo de sus heridas. Mientras el zoo curaba al flamenco, los niños estaban pensando dónde podían llevar al flamenco para que no estuviera solo. Los niños descubrieron que en el parque de Doñana había muchos flamencos, así que cuando el flamenco se curó los niños fueron al zoo a recogerlo para llevarlo al parque de Doñana donde allí no estaría solo y así sería más feliz. Los niños se pusieron muy contentos por ayudar a otro animal en peligro. Estaban deseando ayudar a otro animal pero eso tendría que ser mañana.
El tercer día los niños no sabían a quién ayudar, pero vieron a un perro abandonado. Estaba muy delgado y tenía muchas heridas, así que los niños cogieron al perro y le dieron de comer y lo bañaron, pero se dieron cuenta de que con eso no era suficiente, que ese perro necesitaba que le curaran las heridas y una buena familia que lo cuidara y lo quisiera. Así que los niños llevaron al perro al veterinario para que le Página 16
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curara sus heridas. Mientras tanto ellos buscaban una buena familia que lo cuidara y lo quisiera. Les costó mucho trabajo pero encontraron a un matrimonio con una niña pequeña que quería un perrito. Fueron a recoger al perro al veterinario y se lo llevaron a su nueva casa donde el perro sería muy feliz y nunca estaría solo. Los niños se pusieron muy contentos al ver al perro feliz en su nuevo hogar.
Al día siguiente estaban muy contentos porque ya habían salvado a tres animales y estaban deseando ayudar a otro. Entonces llegó un niño pidiéndoles ayuda para que bajasen a su gata del árbol. Ellos aceptaron y fueron a casa del niño para ver dónde estaba la gata. Al llegar a la casa del niño vieron que el árbol era bastante alto, pero Sofía vio una escalera muy alta en la casa del vecino y fueron a pedírsela. El hombre les dijo que sí. Sofía se montó en la escalera y pudo coger a la gata, aunque le costó mucho trabajo porque la gata estaba muy asustada. Pero pudo cogerla sin problemas y bajarla del árbol y dársela a su dueño. La gata se sentía muy feliz de estar con su dueño. Página 17
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Los niños estaban muy alegres y cada día que ayudaban a un animal nuevo se sentían mejor.
Ya era el quinto día que los niños ayudaban a los animales y esperaban impacientes poder encontrar a otro animal para ayudar. Se fueron a dar una vuelta al campo y de repente vieron a un caballo que estaba hambriento y muy herido. Les dio mucha pena y le dieron de comer y con mucho esfuerzo consiguieron que el caballo llegase hasta el campo del tío de Juan que tenía muchos caballos y otros animales. Al llegar al campo Juan habló con su tío para ver si se podía quedar con el caballo. Su tío dijo que sí y entonces metieron al caballo con los demás. Su tío curó al caballo y lo bañó. Y los niños se fueron muy contentos y todos los días intentaban ayudar a todos los animales que estén en peligro o necesiten ayuda.
Almudena N. C., 3º B
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Narrativa Segundo Ciclo
Tercer premio: La fiesta sorpresa Saida, 3º A
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La fiesta sorpresa La abuelita de Javier y Laura estaba muy preocupada porque sus nietos no habían ido a visitarla. Entonces decidió llamarlos y Laura le dijo que estaban de camino. Cuando llegaron los niños le dieron una caja de bombones que habían hecho ellos con la ayuda de su madre, un ramo de flores y un beso cada uno. También la felicitaron, ya que ese día la abuela cumplía setenta años y le habían preparado una fiesta sorpresa. Luego empezaron a llegar los invitados. La abuela se puso muy contenta. La madre de Javier y Laura había preparado una tarta y más tarde llegó el abuelo con una caja muy bonita para ella. La abuela abrió la caja y encontró dentro una foto de toda la familia junta y una bufanda. La abuela sonrió feliz y comenzó la fiesta. Todos se lo pasaron muy bien y nunca olvidaron aquel día tan especial.
Saida R. M., 3º A
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Narrativa Tercer Ciclo
Primer premio: El rechazo de Paula Carmen Amanda, 5º A
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El rechazo de Paula Un miércoles 20 de marzo llovía fuertemente. Desde las ventanas de las clases se divisaba cómo las gotas chocaban contra la ventana. Eran las nueve y cuarto cuando el profesor entró en la clase, con un chaquetón negro y un paraguas. Llevaba bajo el brazo su carpeta de exámenes y fichas. Después de una breve pausa dijo seriamente: – Hola, buenos días. Hoy os quiero presentar a una compañera muy especial que pasará con nosotros el resto del curso. Ella se llama Paula y quiero que la tratéis como una más de la clase. Ella entró por la puerta con una tímida sonrisa y con un estuche en la mano. El profesor le dijo que se sentase en el sitio vacío que había en el aula. Paula se sentó pero no dijo nada. Cuando empezaron las clases de Matemáticas, el profesor hizo una pregunta a la clase. Todos los niños levantaron la mano para responderla, todos excepto Paula. Llegada la hora del recreo, todos los niños salieron al patio con el bocadillo en la mano y gritando, pues ya había escampado. Paula cogió su zumo, salió al patio calladita y andando. Luego, se sentó en un banco a beberse el zumo, moviendo las piernas; ella miraba casi siempre para abajo. Se le acercaron Rocío y Tamara, pero Paula no dijo nada. – Hola, yo soy Rocío y ella es Tamara. ¿Quieres jugar con nosotras?
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Paula asintió. Se bebió el zumo, lo tiró a la papelera y las siguió. Jugaron durante todo el recreo. Poco a poco Paula iba cogiendo más confianza. Después del recreo tocaba Plástica, pero como Paula no se sabía el horario no tenía materiales, así que se los pidió a sus nuevas amigas. Como había que colorear un pollito, Paula pidió a Tamara el color amarillo. Después de colorear la pata derecha… ¡CRIC! partió la cera por la mitad y se puso muy nerviosa. Cuando Juan y Carlos la vieron de partir la cera tuvieron una malvada idea. – Hola Paulita – dijo Carlos, con una sonrisa maliciosa – por si acaso, ¿eso no será una cera de Tamara, verdad? – Sí, lo es. ¿Por qué? – dijo poniéndose aún más nerviosa. – Porque te hemos visto de romper esa cera y a Tamara no le gusta que le rompan las cosas – dijo muy serio Carlos. Paula echó una ojeada al color amarillo y luego a Juan y a Carlos. Los dos se fueron riendo. Paula no quería decir nada, pero como ella tenía un buen corazón y creía que la sinceridad es lo primordial en una amistad, se lo dijo: – Hola, Tamara. Verás, yo estaba coloreando y se ve que apreté mucho y la he roto. Lo siento. Tamara ni se inmutó. Es más, soltó una carcajada y le dijo que no pasaba nada. Pitó, pues ya eran las dos. Paula se dirigió al comedor. Ese miércoles había un plato de fideos, macarrones con tomate y una manzana. Cuando le pusieron el plato de macarrones, se levantó a que Página 26
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le pusieran carne, pues a todos le habían puesto y a ella no. Cuando se la pusieron en el plato, se giró y… ¡CHOCÓ CON UN NIÑO DE SEXTO CURSO! El plato le cayó en la cara y todo el comedor empezó a reírse de ella. Paula salió corriendo de allí, se encerró en el lavabo y empezó a llorar. Después, cogió la mochila y marchó a su casa. Al día siguiente Paula llegó más animada al colegio, pese a lo sucedido. Fue a sentarse en su asiento cuando el compañero de atrás le retiró la silla y Paula metió el culetazo. Todos se reían de ella, pero Rocío y Tamara la protegían. Llegó el maestro a la clase y puso orden. Empezaron por Conocimiento y el maestro le hizo a Paula una pregunta. Paula no se la sabía y todos empezaron a reírse de ella, pero ella dijo: – Pues yo en mi antiguo colegio tenía muchos amigos y ninguno me faltaba el respeto. – Pues vuélvete a tu colegio – gritaron. El maestro volvió a poner orden. Luego le preguntó a Paula unos tipos de viviendas propios de Almería, pues ella era de allí. – Es que los tipos de vivienda de Almería son muy parecidos a los de aquí, aunque allí los museos y los colegios son preciosos – dijo ella. – Pues vuélvete a tu pueblo – volvieron a decir. Pasados unos meses, Paula ya estaba harta de escuchar una y otra vez “pues vuélvete a tu pueblo”. Se sentía muy rechazada por sus compañeros, sólo tenía el apoyo de sus dos amigas. Para celebrar el final del curso, los dos quintos se fueron una tarde de merienda al parque. Todos jugaban contentos, algunos Página 27
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jugaban al fútbol, otras a la comba, a la rayuela, al hielo, a la fruta prohibida, al torito, a hablar, al conejo de la suerte… Todos jugaban, todos excepto Paula, que permanecía sentada en el césped del parque hablando con Rocío y Tamara. Luego merendaron en unas mesas de picnic donde depositaron la comida: batidos de chocolate, roscos fritos, una tarta de galletas y magdalenas. Paula comió una magdalena. Más tarde, repartieron las chucherías en una bolsita. Pero había un problema, sólo había 46 bolsas porque como Julio había estado faltando a clases no contaban con que fuera a asistir. Así que Paula compartió sus chuches con Julio. Después hubo una pelea. Ignacio y Tomás se pelearon por el balón de fútbol. Paula intentó tranquilizarles. Al final, dijo: – ¡A ver, escuchadme! El problema está en que Ignacio y Tomás se pelean por el balón porque cada uno quiere cogerlo. Bien, pues he pensado que podríais jugar con el balón los dos, pasándosela o jugando a los penaltis o cosas que soléis hacer vosotros. Todo el mundo pensó que era una buena idea, así que la aceptaron. Entonces todos pensaron que se habían equivocado con ella, que era una buena niña. Le pidieron perdón por todas las trastadas que le pudieron hacer. Los maestros aplaudieron lo ocurrido y se sintieron muy orgullosos de sus alumnos. Paula regresó a su ciudad con un bonito recuerdo de su paso por este colegio.
Carmen Amanda O. P., 5º A
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Narrativa Tercer Ciclo
Segundo premio: Taty, Tatiana Sara, 5º B
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Taty, Tatiana Esto era una vez una niña de cabellos rubios y rosados labios llamada Tatiana, para sus amigos "Taty", que vivía en Sevilla, en la Avenida Cruz Del Campo número 18. La niña era feliz allí, aunque estaba siempre muy agobiada, estresada y de malhumor, todo debido al tráfico y a los ruidos de esas calles. Un lunes en el colegio tenían examen de matemáticas a primera hora. Todo, por lo menos desde su punto de vista, fue bien, aunque se dejó dos preguntas sin responder. EI miércoles la señorita Andrea venía con cara de espanto. Se debía a los exámenes, ya los había corregido. Después del recreo, la señorita los repartió. Taty se sintió mal, ya que su nota media era de 5,5 y había sacado un 3,5. Al llegar a casa, Taty esperó al momento más preciso para decírselo a su madre. En cuanto almorzaron se lo contó. Ella no se lo tomó demasiado bien, ya que su hija no se podía permitir suspender, aunque no era alumna de notables y sobresalientes, sobre todo en lengua que suspendía casi siempre porque no le gustaba ni leer ni escribir. Su madre, preocupada, fue a hablar con la señorita Andrea, la profesora de Taty. Las noticias no eran buenas. Taty había bajado el rendimiento. Si seguía así tendría que repetir curso. Su madre, nerviosa, le preguntó a la señorita Andrea si había alguna solución, y la señorita le habló de unos campamentos a las afueras de la ciudad en los que los niños aprendían y cuando regresaban lo hacían transformados en chicos inteligentes y responsables. La madre de Taty, Claudia, sabía que era una buena opción, ya que su hija estaba acostumbrada a la gran ciudad y el campamento era en un pueblo, despejado de todo, sin nada que le molestase. Al llegar a casa, Claudia se lo propuso a su hija. Taty no se lo pensó dos veces. Creía que en el campamento se despertaría a Página 31
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las tantas y que no tendría clases como los demás, que no haría deberes, que no haría nada. Ese mes se le hizo el más largo de su vida, pero cuando llegó aquel día no se lo creía. Taty, esperanzada de no hacer nada en esas tres semanas, cuando llegó al campamento y vio el ambiente que había allí... se le quitaron las ganas de tanto campamento. Allí todo era levantarse a las ocho de la mañana y no parar de hacer deberes hasta las diez de la noche. Taty, en sus tiempos libres, escribió en su diario una novela que contaba las situaciones en las que se veía. Llegó a hacer una novela de 34 páginas. Así no se aburría, aunque no le gustaba era lo más divertido que podía hacer. Por fin acabaron esas tres semanas de horror. Y ya se encontraban en el autobús, dispuestos a meter las maletas en el maletero, aunque siempre tenían que tener un maletín para las cosas fundamentales para el camino en el que Taty guardó su diario, que sacó durante el camino para seguir escribiendo. Llegó la hora de bajarse del autobús. Allí estaban todas las madres, esperando a sus hijos, incluida la de Taty. Ella se sintió tan feliz de ver a su madre tras un largo tiempo que saltó del asiento y se dejó allí el diario. Dos meses después llegó una llamada curiosa, de un escritor famoso que se había encontrado el diario. Asombrado le preguntó a Claudia si se les había perdido algo, que en la pasta del diario ponía los datos y el teléfono que corresponden a este número. Claudia le preguntó a su hija y le respondió que sí, que era suyo. El hombre, feliz, les dijo que tenían que tener una cita en persona, que tenía que hablar con ellas. Claudia aceptó. Al día siguiente, en el sitio donde habían quedado, en el bar Torres Gemelas, un hombre vestido con traje de chaqueta muy elegante se sentó en la mesa donde estaban Taty y Claudia. La sorpresa fue maravillosa. Les comunicaba que la novela de Taty les había Página 32
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gustado mucho a él y a su equipo y que si Taty y su madre querían, lo podrían publicar en el periódico, en primera página, y que tal vez si seguía así le darían el premio a la novela infantil del año. Claudia y su hija, asombradas por la noticia, dijeron que sí, que era lo que deseaban más en el mundo. DESDE ESE DÍA A TATY LE ENCANTÓ LEER Y ESCRIBIR Y DE MAYOR SE DEDICÓ A SER ESCRITORA.
Sara M. H., 5º B
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Narrativa Tercer Ciclo
Tercer premio: El tomate gruñón Ana, 6º B La pequeña Aroa Yamila, 6º A
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El tomate gruñón Érase una vez, en un pequeño y soleado huerto, en un lugar aislado y solitario donde convivían tomates, pimientos y zanahorias, en una triste y aburrida calma. Un día una pequeña y traviesa mariposa se posó en una pimentera y en voz alta dijo: – Tengo una gran noticia. Un pimiento preguntó: – Alas de Colores, ¿qué ha pasado?, ¿qué tienes que contarnos? Suspirando una zanahoria dijo: – ¡Que sea algo divertido! ¡Estoy tan aburrida! Ala de Colores dijo: – Vale, os lo cuento. Escuchadme con atención. Y pasó a relatarles que algunos humanos, en un terreno cercano, habían plantado un huerto de guisantes, lechugas, coles y otras variadas verduras. Entre ellos habían organizado una fiesta para celebrar la llegada de la primavera y con gran alegría le habían pedido que avisara e invitase a las verduras de esa zona. Ante esta noticia, los pimientos y las zanahorias se pusieron contentos y con ilusión se prepararon para asistir al evento. Todas las verduras, menos una: un tomate, uno rojo y grande que, como siempre, aburrido y malhumorado, dijo: – ¡Qué aburrimiento! Yo no iré ¡Es mejor que ninguno vaya! El camino hasta allí es largo y peligroso. Una zanahoria, sin pensarlo dos veces, saltó de la tierra y le Página 37
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dijo a la mariposa: – ¿Me puedes llevar a conocerlos, por favor? ¡Yo sí quiero ir! El viejo tomate gruñía: – No te montes en la mariposa. ¡Te puedes caer! Pero ya la zanahoria había emprendido el vuelo con una gran sonrisa. Y a la vuelta les contó que había estado en una alegre huerta y que las verduras eran muy divertidas y cantarinas. Así todos se prepararon y al llegar a la fiesta cantaron, bailaron y reían. Y el tomate gruñón se sintió solo y pensó: – No debo ser tan aburrido y asustón porque así no conoceré nuevos amigos y lugares. Y esforzándose, venciendo sus miedos, emprendió la marcha hasta el huerto. Cuando llegó se quedó en un rincón, tímido y avergonzado. Nunca había estado en una fiesta. Por suerte sus amigos le vieron pronto y lo animaron a bailar y reír y el tomate, con alegría, les confesó que ya nunca sería un tomate gruñón.
Ana M. B., 6º B
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La pequeña Aroa Érase una vez una pequeña niña, con siete años, abandonada nada más nacer. Vivía en las calles de una gran ciudad, dedicándose a limpiar zapatos. Dormía bajo un puente, alimentándose con el poco dinero que ganaba. Era alta, delgada y le corría por la espalda una larga y delicada melena oscura. Tenía los ojos grandes y verdes y una nariz chata, labios gruesos y carnosos con una radiante sonrisa. Destacaba por ser cariñosa, bondadosa, tranquila y alegre, a pesar de cómo vivía, porque no había perdido la esperanza de encontrar algún día a sus padres. Un día decide buscar a sus padres para conocerlos y saber el motivo por el que la abandonaron. Lo que ella no sabía es que también era buscada por ellos. Iba por la calle preguntando a la gente si conocían a las personas de la foto que llevaba en su colgante. Una tarde de invierno dio con la persona adecuada, alguien que conocía a sus padres. Este le dijo que antes vivían en un pequeño pueblo llamado Villa del Río, situado en una colina a quince kilómetros de distancia, y que se dedicaban a cuidar ganado en una granja. Fue al puente, recogió sus pertenencias y comenzó a caminar orilla arriba. Tras caminar varios días llegó al lugar pero se llevó una gran decepción al enterarse de que se habían ido. Le dijo una vecina que se habían mudado recientemente a una aldea cercana, de nombre Puerto del Águila, que se encuentra al otro lado del río. Cruzó el río por un puente antiguo de piedra y caminando, caminando llegó por fin. Aquel lugar era precioso, todo verde, lleno de vegetación y de animales que pastaban en los prados. Preguntó a un pastor que había allí si conocía a sus padres, mostrándole el retrato que llevaba en su cuello. Este le llevó Página 39
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hasta su casa. Sus padres, nada más verla, la reconocieron, fueron hacia ella, le dieron un fuerte abrazo, le pidieron que los perdonase por lo que habían hecho pero se vieron obligados al no poder mantenerla, pues eran muy pobres, pero nunca se habían olvidado de ella, la habían buscado, pero todos sus intentos fueron en vano. A partir de este momento fueron felices y comieron perdices.
Yamila M. M., 6º A
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Poesía Segundo Ciclo
Primer premio: Don Libro está helado Isabel María, 4º C
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Don Libro está helado Estaba el señor don Libro sentadito en un sillón. Con un ojo pasaba la hoja, con el otro ve la televisión. Estaba el señor don Libro aburrido en su sillón esperando a que viniera... (a leer) algún pequeño lector. Don Libro era un tío sabio que sabía de la Luna y del Sol, que sabía de tierras y mares, de historias y aves, de peces a todo color. Estaba el señor don Libro tiritando de frío en su sillón. Vino un niño, lo cogió en sus manos y don Libro entró en calor. Isabel María R. L., 4º C
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Poesía Segundo Ciclo
Segundo premio: Mi familia Antonio José, 3º B
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Mi familia Mi madre es como una rosa porque tiene una cara preciosa. Me da los buenos días con un beso y un abrazo y yo por eso la quiero un montonazo. Es una gruñona y una enfadona, pero en su corazón es una gran persona. Mi papá es bueno y cariñoso. Yo le doy abrazos como un oso. Me gusta jugar al fútbol con mi papá porque con él me lo paso genial. Con mi hermana siempre me estoy peleando por el televisor o por el ordenador, pero a pesar de eso nos queremos como buenos hermanos. Me gusta mi familia porque para mí es una maravilla. Antonio José R. C., 3º B
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Poesía Segundo Ciclo
Tercer premio: A mi madre Brayan Anthony, 4º C
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A mi madre Me dio la vida, me dio su amor, y yo se lo pago con mi corazón. Ella es muy linda. Ella es mi madre. Ella es la estrella que mi camino abre. Brayan Anthony B. G., 4º C
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Poesía Tercer Ciclo
Primer premio: Mi maceta Marta, 6º A
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Esta es mi maceta y en ella una siembra voy a realizar. Necesito tierra, agua, luz y sol. Pongo dos semillas con cariño y amor. Después... a esperar y saldrán dos flores para mi mamá. Marta L. S., 6º A
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Poesía Tercer Ciclo
Segundo premio: La Puebla y olé Milagros, 5º B
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La Puebla y olé En un revuelo de volantes llegan los inmigrantes. Aceitunera, cantaora y bailaora a la Niña de La Puebla todos lloran. Olé y olé, Moreno Galván nos despierta otra vez y al amanecer, Las saetas de Menese nos alegran a la vez. Milagros B. R., 5º B
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Poesía Tercer Ciclo
Tercer premio: ¡Qué maravilloso día! Eugenio José, 6º B
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¡Qué maravilloso día! Creciendo entre hayas muchísimas bayas desde mi cuarto se veían. Para mí, aquello que veía a lo lejos era más bello que una bandada de azulejos. Lo que veía era un colorido campo de lúpulo y de aloe vera. Era ya de noche. Los dondiegos se abrían, el lobo aullaba ese día en el valle de los Pedroches. Eugenio José V. C., 6º B
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Poesía Tercer Ciclo
Mención especial: La cebra Jacinta Alejandro, 6º B
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La cebra Jacinta La cebra Jacinta se cepilla la cola y se pone una cinta. Coge una cesta y va al huerto cercano. Con su cesta y su preciosa cinta Jacinta camina mirando el cielo. El ciempiés Cirilo le dice: “¿Qué haces, Jacinta? Por poco me pisas.” La cebra Jacinta recogió muchas frutas y hortalizas. Alejandro P. G., 6º B
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Cómic Segundo Ciclo
Primer premio: La importancia de las verduras en la alimentación Fabiola R. R., 3º A
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Cómic Segundo Ciclo
Segundo premio: ¡Debajo del mar, un cumpleaños! Lorena C. V., 3º B
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Cómic Segundo Ciclo
Tercer premio: Viaje a Sierra Nevada Saida R. M., 3º A
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Curso escolar 2010/2011
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