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Filosofía
DIRECCIÓN Diego Piza JEFE DE EDICIÓN Dairo Nevado COMITÉ EDITORIAL José David Torres Nicolás Lancheros Cristian Felipe Espinel
DIRECCIÓN GRÁFICA Jaime Alonso Piza ARTISTA VISUAL Sebastián Mora DIRECTORA DE COMUNICACIONES Valentina Bejarano REDACCIÓN Diego Torres SOCIAL MEDIA German Enciso
AGRADECIMIENTOS A todas las personas que hicieron parte de la construcción de la segunda edición de Magazine Fuga. A todo el equipo de Tercer Mundo; a quienes escribieron y enviaron sus textos. A Laura, Juan David y Celeste, siempre.
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EDITORIAL Tercer Mundo Tercer Mundo, es una plataforma cultural independiente y autogestionada que, a través de diversas iniciativas, busca promover escenarios de pensamiento crítico, discusión contextualizada y participación colectiva, analizando y debatiendo las crisis sociales desde el enfoque de la filosofía y la literatura. Como plataforma, nuestros objetivos generales buscan incentivar la participación activa de las personas en el análisis y la discusión de las problemáticas sociales, crear conciencia sobre la importancia de pensar de manera colectiva para construir tejido social, fomentar el ejercicio de la escritura constante como medio de creación, discusión y reflexión, promover la lectura crítica en la que el lector es una parte activa que participa, cuestiona y analiza, generar espacios de discusión centrados en el respeto por los diferentes puntos de vista, opiniones y modos de ver y vivir un mismo fenómeno, articular la reflexión y el análisis crítico a los múltiples contextos sociales para tener en cuenta todos los factores que hacen parte de las problemáticas sociales. Asimismo, la interdisciplinariedad, la otredad y la multiplicidad de opiniones, son elementos sustanciales en la generación de narrativas y diálogos que se presentan en los contextos particulares que se involucran en nuestra plataforma. Es por ello que, el lenguaje del espacio es transversal y media entre un discurso intersubjetivo y la interrelación con el otro en la construcción del tejido social. Para la plataforma, es importante la concepción de tercer mundo, como una forma de salir de los esquemas que clasifican a las sociedades periféricas, en procura de fracturar la sociedad de la binariedad con base en un pensamiento crítico, resaltando las diversas visiones y mostrar con esto no una, ni dos, sino una tercera alternativa. Esta última, integrando las distintas opciones de realidad que se articulan junto con la idea pluralista en espacios de discusión y participación a partir de un fenómeno ocurrido. El mundo, como idea central, es todo lo que rodea al ser humano, desde las estructuras más simples hasta las más complejas. Es también, la forma en cómo se relaciona el sujeto individual con los sujetos colectivos y las realidades de estos
que, si bien puede ser similares unas de otras, no siempre corresponden a la misma lectura, reflexión e interpretación. Dado esto es la colectividad, en el tercer mundo, una propuesta de intercambio cultural y multidiverso, donde las impresiones del otro sean aprehendidas por los demás, en concordancia con el respeto y sin indiferencia. A partir de esto, la iniciativa que presenta tercer mundo se configura desde distintas opiniones y voces que, son reflejadas en productos que dan muestra de la coexistencia de multiplicidad de realidades, que fracturan los esquemas normativos de clasificación de los sujetos. Es por eso que Magazine Fuga siendo la primera iniciativa consolidada de la plataforma Tercer Mundo se convierte en un espacio abierto a la escritura constante y a la lectura crítica, espacio que permite la creación y desarrollo de distintos y diversos escenarios reflexivos y críticos, ante un mundo que está permanentemente en crisis. Esta plataforma que hoy se adhiere al lanzamiento de nuestra segunda edición es el resultado de un trabajo responsable, constante y riguroso en el que han participado más de 12 personas que hoy hacen parte del equipo de trabajo, personas que han creído en una idea y que han dejado lo mejor de sí para que hoy esto sea una realidad. Crear y mantener un proyecto autogestionado es todo un reto, no es fácil, cuesta, pero vale la pena porque cada paso es un aprendizaje y cada día es importante para mantenerse firme en el sueño, en este proceso se tiene la oportunidad de conocer gente que deja lo mejor de sí en cada acción, que se conecta con la idea de manera apasionada y que transmite esa pasión a otros. Hasta hoy el proceso ha sido duro pero ahora que podemos entregar esta segunda edición de nuestro Magazine FUGA, estamos seguros que valió, vale y valdrá la pena. Espero que puedan disfrutar de todos y cada uno de los artículos que acá encuentran y sobretodo que nos hagan saber sus dudas, comentarios y sugerencias porque este es un ejercicio en donde no solo se lee , también se piensa, se escribe y se escapa. Magazine FUGA
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FILOSOFÌA
PANDEMONIO
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PANDEMIA COVID-19 Y LAS FORMAS DE CONTROL SOCIAL: UNA REFLEXIÓN A PARTIR DE LAS PROPUESTAS DE FOUCAULT Y BYUNG-CHUL HAN
LAS CRISIS NOS SACAN EL FACHO INTERIOR
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LITERATURA
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CADÁVERES VIVIENTES
ERAN LAS ONCE Y QUERÍA QUE EL MUNDO SE ACABARA
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EL BESO
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FilosofĂa
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Filosofía Filosofía
GIANNI FRAIOLI ARGENTINA
PANDEMONIO
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futuro se anuncia enigmático. La pandemia como irrupción de lo real logra trastocar lo que se había convertido en nuestro sentido común. Reacios a incurrir en prácticas adivinatorias, un diagnóstico provisorio puede ser útil para considerar propuestas reformadoras. Soberanía alimentaria La sojización del territorio argentino impulsada por el precio de las commodities fue el motor económico de la década kirchnerista. El auge del complejo agro-exportador se basaba en la venta a precios altos de la soja, adquirida por una China que la utilizaba como alimentos para monocultivos genéticos de animales domésticos. Estos últimos circulaban por un mercado interno cuya clase media se acrecentaba a la par que su apetito, y empezaba a incorporar más carne, especialmente de cerdo, a su dieta. La ganadería se industrializaba para suplir la demanda, obligando a los criadores a acelerar los ciclos de muerte de estos animales de producción intensiva. El hacinamiento que padecen estos animales, su nutrición inadecuada y la muerte temprana logra que estos animales se enfermen con más facilidad. En el pasado los bosques contenían la circulación de los virus de origen animal. Pero la deforestación producto de la agricultura industrial e intensiva erradicó este escudo inmunitario. Fueron así dispuestas las condiciones para la virulización de infecciones que se transmiten zoonóticamente, del animal al hombre. Si a esto se le agrega una mundialización que induce la hiperconectividad de personas y mercancías junto con la concentración de las poblaciones humanas en los grandes centros urbanos, se explica fácilmente la propagación del COVID-19 desde un mercado en una ciudad industrial como Wuhan al resto del mundo. En cuanto socio preferencial de nuestro país, Argentina se dedica al engor-
damiento pantagruélico de aquellos Las estrechas callejuelas medievales animales genéticamente modificados facilitaban el armado de barricadas que sentaron las bases para dar a luz precarias que impedían el accionar al Coronavirus. Resulta entonces intede las fuerzas del orden. Frente a una resante ver cómo de alguna manera topografía hostil al orden instituido, las nuestro país se encuentra conectado calles se amplían para evitar abarrotacon la pandemia global. Sobre todo mientos. La ciudad moderna facilita la si se piensa que la matriz agroexpor- circulación siempre y cuando se haga tadora que alimentó nuestro creci- por vectores fácilmente intervenibles. miento económico nunca cuestionó la La Villa Latinoamericana interfiere con destrucción ambiental que generaba ese diseño. En sus calles el virus circula en nuestro país, así como tampoco se libremente sin posibilidad de ser obstasintió responsable por las atrocidades culizado. El déficit habitacional de sus cometidas en los ganados chinos. El casas convierte al aislamiento social kirchnerismo mismo nunca cuestio- preventivo en un lujo que muchos de nó este modelo económico primario sus habitantes no se pueden permitir. basado en el “consentimiento de las commodities”, pese a sus tibias tenta- Las ciudades pasaron de ser un símbotivas de industrialización fallidas. El go- lo de la modernidad a epicentros inbierno de Alberto Fernández tampoco fecciosos. Las aglomeraciones urbanas tuvo la voluntad suficiente para contra- que acá en Argentina fueron producto decir la lógica capitalista depredadora de la llegada de los habitantes de las de los recursos naturales, cuando se provincias a la capital del país duranmostró favorable a nuevas explotacio- te la primera presidencia peronista, se nes mineras en Mendoza y en el Sur. convierten ahora en epicentros de enEl sistema conceptual desarrollista que fermedades mortales. El virus avanza esgrimió en su momento estaba empa- en los asentamientos precarios, desnurentado con aquel que expuso Linera dando el grado crítico de déficit habitaen su “Geopolítica de la Amazonia”, cional y ambiental de las grandes ciudonde el dogma del crecimiento eco- dades latinoamericanas, consideradas nómico y de las fases sucesivas de de- como las más inequitativas del planeta. sarrollo, fruto de una idea de progreso La urbanización de las villas propulsaya periclitada, es incapaz de elaborar da por el Macrismo demuestra su franuevas respuestas ante el inminente gilidad, cuando vemos las condiciones desastre ecológico. Lamentablemente de hacinamiento y desidia en las que los gobiernos de nuestro continente viven la mayoría de sus moradores, insiguen creyendo que las discusiones capaces de cumplir con las directivas ecológicas son un privilegio exclusivo de aislamiento social. Es en este conde aquellos países centrales que tran- texto que el Plan San Martín de Juan sitan la última etapa del desarrollo in- Grabois adquiere nuevos tintes que dustrial. la transmutan de pedido extremista a solución posible. El repoblamiento del Emergencia habitacional interior del país y la construcción de pequeñas comunidades rurales lograrían El hacinamiento no se limita a los ani- despresurizar el ahogamiento urbano males. La sobrepoblación de espacios que sofocó a los enfermos de COreducidos se replica en las ciudades, VID, a la vez que es considerada por en sus cárceles y en sus barrios caren- algunos economistas como un destino ciados. El virus circula por sus calles necesario para evitar el colapso ecocon la misma facilidad que las mer- nómico y el desastre ecológico. cancías. Los amplios bulevares de París fueron diseñados por Haussman como Los teóricos del decrecimiento econórespuesta a la revolución de 1848. mico ven en la ruralización de la eco-
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Filosofía
LA PANDEMIA NOS REVELÓ LAS FISURAS DE NUESTRO SISTEMA-MUNDO nomía no tanto una propuesta política como Grabois, sino un destino necesario para evitar el colapso medioambiental. Debido al agotamiento de las reservas de combustibles fósiles, y a las limitaciones de las energías renovables, estos economistas consideran que una solución posible para contrarrestar las emisiones de carbono es justamente un éxodo rural. De este modo se constituirían nuevas comunidades con economías locales y agroecológicas; los espacios productivos se descentralizarían; muchas de las máquinas del campo tecnificado serían reemplazadas por trabajo humano; los desplazamientos no se harían más en el transporte urbano contaminante. Sociedades de control térmico La tecnificación antropófaga del medio agrícola, así como la precariedad del medio urbano, se refugian en la tentativa global de implementación de un medio digital que podría supuestamente salvarnos. Dispositivos de hipervigilancia se presentan como la solución a la propagación del virus frente a la democratización de la muerte que llegó a nuestro país. Nuevos órganos sensoriales habrán de ser desarrollados por los guardianes, nuevas técnicas disciplinarias que incurrirán en adiestramientos sensoriales tendientes a profundizar
aquella adiaforización que había llegado a su punto álgido con las máquinas de muerte teledirigidas. En las calles, los rostros se cubren de una manera que no indigna a la sociedad francesa como hacia el uso del burka en los edificios públicos, a la vez que sitúa un velo paradójico sobre caras que se vuelven más difíciles de identificar ahora en plena proliferación de cámaras. El control pasará en adelante por métodos más invasivos, apuntando al calor del cuerpo biológico, en una avanzada sobre aquel homo sacer que se va despojando cada vez más del ropaje ciudadano que los sistemas de identificación biométricos habían lacerado y reducido a harapos. Frente a estas nuevas invasiones de la privacidad, los métodos para eludirlos no podrán reducirse al de los manifestantes en Hong Kong y sus punteros láser para desorientar y confundir las cámaras de vigilancia. El futuro augura nuevas formas de invisibilidad en la calle, y de borramiento de huellas en la red. “La niebla es el vector privilegiado de la revuelta” nos recuerda Tiqqun en su Hipótesis Cibernética. Las declaraciones anteriores pueden parecer demasiado tecnofuturistas, quizás requirentes de ciertos recursos económicos que parecen haber desvanecido de las arcas estata-
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les. Pero aquello que pasa en los países centrales de alguna manera siempre encuentra la manera de adentrarse en nuestras tierras. Por ahora, incapaz de financiar un modelo de vigilancia como el asiático, nuestro Leviatán azul se conforma con replicar formas históricas de represión estatal de los sectores más vulnerables, y a la militarización de ciertos territorios. Pero la vigilancia no se limitó a las de las fuerzas estatales, y los ciudadanos se disfrazaron de guardianes dispuestos a denunciar a sus vecinos infractores, aunque esta tendencia mermó paulatinamente debido a la dilatación de la cuarentena. Si el gobierno del Reino Unido había postergado la implementación de la cuarentena obligatoria había sido justamente por una serie de informes que predecían el relajamiento del acatamiento ciudadano con el pasar del tiempo. Es así como las virtudes de la solidaridad social aparentemente se resquebrajan con el mero paso del tiempo, mostrando la fragilidad de una ética ciudadana puramente voluntarista.
sus repercusiones en el siguiente. Una granja de animales genéticamente modificados basa su alimentación en la soja que nosotros producimos. Esta soja es el estandarte de un modo de producción agro-exportador que le rinde pleitesía a un dogma del crecimiento financiero-económico que genera un cambio climático de consecuencias apocalípticas. Los campesinos que labran estas tierras son los mismos que el siglo pasado decidieron poblar las grandes ciudades del país, en busca de trabajo en las nuevas industrias.
Estas ciudades, a nivel global, vieron un sobrepoblamiento que las convierte en focos de contaminación y ahora de infección. Para evitar el contagio, los Estados recurren a un sistema de vigilancia y control que en Europa y en Asia toma el cariz digno de una peli de ciencia ficción, mientras que acá por ahora se limita a estrategias más tradicionales. Es a través de estas redes que podemos armar un tentativo mapa cognitivo de la cuestión, viendo como los males que nos aquejan vienen de un más allá íntimamente conectado con Conclusión (provisoria) un más acá. Cuando lo local se vuelve global, las estrategias de resistencia tienen que hacer lo mismo. En pocos La pandemia nos reveló las fisuras de nuestro sistema-mun- meses se suspendió en todo el mundo y al mismo tiempo un do. Entre los distintos puntos antes listados vemos formarse entero sistema económico. Ya vimos que es posible. una red de vasos comunicantes, donde cada elemento tiene
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Ctrl + Shift NOMBRE: DANIEL ANTONIO DÁVILA BARÓN SOCIÓLOGO
UNIVERSIDAD SANTO TOMÁS
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nticiparse a las situaciones para mantener la supervivencia ha sido el camino que ha tomado el ser humano, no solo como especie, sino como civilización, para garantizar así su existencia. Es ahí donde el control, como un símil del poder, en términos de acción, ha sido un foco de interes del pensamiento y la praxis de la humanidad. En principio, la capacidad de producir, reproducir y gestionar recursos que satisficieran las necesidades básicas como el alimento, el techo, seguridad, etc., eran las máximas preocupaciones en los primeros peldaños de la historia. Esto se lograba en tanto que se tuviese una ventaja sobre los depredadores, los ciclos de cosechas, las técnicas y recursos de construcción, entre otros. Cuando se habla de control, se asume popularmente como un aspecto positivo. Aquel que ejerce el poder bajo estas herramientas, es amo de la voluntad de quién o qué se con-
trola, poniendo al término como una virtud en sinonimia de conciencia, autonomía y racionalidad: se asume tras unas ideas socialmente construidas, como un latente del éxito. Es decir, las personas son sometidas a complejas estructuras burocráticas consolidadas racionalmente para cumplir ciertos roles en la larga cadena de necesidades de las que nos apropiamos en la cotidianidad ¿O no es ésta la lógica bajo la cual se centran gran parte de las campañas de mercadeo? Estos tiempos de pandemia no son exclusivos en el cuestionamiento de los medios de coerción. Quienes se han resuelto a mostrar esta desalentadora cara de nuestra realidad, han tendido por dos corrientes: miedo y placer. Ambas son estrategias que se han optado para ejercer control entre la población. Desde las ideas más Orwellianas hasta las más Huxleyanas, la historia de la civilización ha tenido este común denominador y aunque pareciesen opuestas, resultan
realmente teniendo una estrecha relación. Si pensamos en el miedo como algo aislado y contrario al placer, y viceversa, la idea carece de sentido; ninguna de las dos existe per se, sino que el miedo surge por la ausencia misma del placer, y a su vez, es placer en tanto a que se goza de él en ausencia de miedo. Es decir, que ambos oscilan entre una construcción mutua de sentido, en las que cumplen una función social determinada. Este punto de llegada, había pasado por un largo devenir en el que de forma análoga al rumbo de la historia y en mayor medida con el proceso de la civilización, fueron surgiendo a través de construcciones de sentido, nuevas variables que tomaban relevancia en el orden y estructura social. Aquellas, orbitaban a necesidades más complejas del ser humano, relacionadas con el ser, tener, hacer o estar; también se vieron asociadas al control para garantizar, la existencia de las sociedades, que a su vez -y en
Filosofía
teoría, por aquello de que el ser humano es un ser social por naturaleza- facilitaban el cumplimiento de este abanico de necesidades individuales, a través de la división social del trabajo. Pareciera que en tanto tengamos garantizadas nuestras urgencias y entre menos nos preocupemos por nuestra supervivencia día a día, más libres somos. Es este, un entorno de seguridad y despreocupación por las cuestiones más básicas, en el que la gente se ha sentido acogida y ha convertido en su zona de confort: “todo estará bien”. Es precisamente este escenario en el que el mundo se ve envuelto con el Covid-19; una atmósfera cargada de una sensación de seguridad, donde las necesidades de las personas eran cubiertas por el sistema, pero a la vez es fuertemente sometida por estrategias masivas y propagandísticas. Claro está, que el acceso a estas necesidades estaba plagado de amplias brechas de
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desigualdades y falta de oportunidades. Gran parte del inconformismo era demeritado por los mecanismos de control a los que pertenecen los medios de comunicación, las instituciones educativas, la sociedad de consumo y el estado mismo. Las masas son dominadas por las élites hegemónicas en los distintos países, y muchas habían llegado a consolidarse como bloques históricos de gran influencia tanto local como globalmente, haciendo uso en mayor medida de la violencia simbólica y de fuentes sociales de poder ideológico; estrategias y mecanismos que se han desarrollado y tecnificado con el paso de las décadas, siendo autores de este entorno enceguecedor, que les garantizaba su existencia como élites y los privilegios que aquello implica. En este sistema con un modelo basado en la competencia, donde prima sobre la cooperación la desigualdad, lleva a que la acumulación de recursos y mala distribu-
LA CRISIS, MOSTRÓ LA INCAPACIDAD DE LOS SISTEMAS SANITARIOS PARA ENFRENTAR EL VIRUS, LA INUTILIDAD DE EFÍMERAS ESTRATEGIAS DE CONTROL.
ción de estos, requieran un esfuerzo mayor para contener las amenazas que puedan surgir desde las mayorías contra los pocos que tienen dichos recursos, por lo que los mecanismos para el ejercicio del poder resultan indispensables y de urgencia en atención, garantizando así, el orden social establecido y que hegemónicamente se ha consolidado con el curso de la historia. Es en este punto en donde los medios del placer, que anestesian masivamente y con éxito a gran parte de la población, tienen un lugar preponderante para entender la coyuntura auspiciada por la pandemia, poniendo a prueba al sistema, cargándolo de expectativas. Entonces, la idea introyectada de la maestría de manipular el entorno para satisfacer las necesidades y garantizar nuestra existencia, se ausenta de la realidad ante la incertidumbre del aislamiento. El control se ha perdido.
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La subestimada situación sanitara puso sobre la mesa, aquellas discusiones más elementales, referentes a lo necesario y que habían sido reemplazadas por las supuestamente más importantes, relacionadas con aquello de lo contingente, al cabo de una sociedad de consumo patrocinada por los modelos económicos predominantes en esta sociedad global. El cierre repentino y la diáspora de la incertidumbre a nivel mundial –con un papel protagónico de las dramáticas afectaciones a países desarrollados- sacó sin salvedad a todas las personas de su zona de confort (placer), y empezaron a ver cómo esas expectativas y ese sentimiento de seguridad, desaparecían ante la inoperancia con la que los gobiernos habían asumido la pandemia.
15 La crisis, mostró la incapacidad de los sistemas sanitarios para enfrentar el virus, la inutilidad de efímeras estrategias de control de la población en estos contextos, la incompetencia de los gobernantes que se disputaban el protagonismo en las kakistocracias, y sacó a flote la realidad que había detrás del modelo económico que tambalea constantemente entre las desigualdades y las especulaciones. Esta serie de fallas en el sistema es lo que precisamente promueve la toma de decisiones para: Contener la pandemia y dar por finalizado este capítulo, y evitar que situaciones similares vuelvan a desestabilizar el orden social como lo conocemos. Es allí, donde los discursos referentes al tema, no solo en lo político, sino también en escenarios como el de la ciencia, la economía y hasta la ética, cumpliendo con la premisa de que en momentos de crisis, las decisiones -que en tiempos “normales” llevarían un largo proceso- son asumidas en corto plazo con un alto grado de respaldo social. El discurso de la “nueva normalidad”, lleva consigo
una serie de medidas coercitivas que bajo la excusa de la prevención, implementarán nuevas formas de control llevándolo esta vez a un ámbito más privado. Al haber sido una crisis en donde el cuerpo es el principal punto de incubación del virus, es precisamente allí en donde se concentrarán las estrategias post-pandemia. Nuevamente, el anhelo de garantizar la supervivencia, tendrá un costo en las libertades, cediendo en gran medida la privacidad y autonomía, esta vez en términos de biopoder; situación de la cual vemos indicios en China con su sistema de puntuación social, los drones de vigilancia individual, y las diversas apuestas de compañías tecnológicas y de creación de software.
que ahora amenazaban el orden social establecido, incluyendo las herramientas ya existentes. Son pocas las medidas usadas que han sido pensadas con un fin racional y sensato en el que se sabe con total cabalidad la eficiencia y eficacia de sus efectos, pues en contraste, el desarrollo de la pandemia ha evidenciado una encrucijada atizada por las presiones sociales e internacionales a las que se han visto sujetos los gobiernos, una bitácora de improvisaciones; decisiones tomadas sobre la marcha y que son puestas a prueba en la implementación misma.
de un perfecto chivo expiatorio; un pretexto desde la realidad para empezar con unas novedosas herramientas de control estrictamente racionalizadas, además de estar respaldadas por estas complejas estructuras sociales y legitimadas por gran parte de la población, motivada por el miedo a volver a perder esa anhelada y anestésica zona de confort. Pero, ¿Hasta qué punto la miseria desatada por la desigualdad rompe estas jaulas en busca de supervivencia? Esta compleja decisión se entrometerá en una disyuntiva sobre el precio que tendremos que pagar a cambio de la seguridad y a la que se ceñirán los discursos mesiánicos en ansias de los apoyos y respaldos sociales.
A pesar de que el aislamiento tiene en gran medida un origen en la arbitrariedad y una temporalidad relativamente corta, los efectos de éste han calado de tal forma en la experiencia de las personas, dándole el lugar
Puede que estrategias de los gobiernos para enfrentar la pandemia, como el aislamiento, no hayan sido implementados en sí como una forma de control masivo para las poblaciones, sino que, son el resultante de una arbitrariedad adoptada ante la falta de maniobrabilidad de las irrelevantes cuestiones previas a la crisis,
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En el presente texto abordaré el tema de las prácticas estatales de control en el contexto de la pandemia Covid-19. Las dinámicas sociales han cambiado, al menos provisionalmente, por lo que podría pensarse que los mecanismos de control social también habrían de modificarse. No obstante, considero que dicho posible cambio no consiste en un reemplazo de unas prácticas por otras sino en el acentuamiento, en la reafirmación de los antiguos mecanismos. Para esta reflexión tomaré los diagnósticos de control político de Michel Foucault y de Byung-Chul Han. En primer lugar, ofreceré un acercamiento al concepto de biopolitica de Foucault. En segundo lugar, retomaré el análisis que hace Byung Chul han sobre este concepto y su propuesta entendida como psicopolítica. En tercer y último lugar concluiré el texto con en la vigencia de la forma de control ejercida mediante la biopolítica, resaltando el carácter de la negatividad. En Defender la sociedad, Foucault (2000) advierte que uno de los cambios sociales que se dio en el siglo XIX fue la consideración de la vida por parte del poder, es decir, el ejercicio de poder sobre lo biológico. La teoría clásica de la soberanía estaba basada en el poder que tenía el soberano para hacer morir o dejar vivir, pero este se modifica expresándose en un hacer vivir o dejar morir. Foucault (2000) explica que durante la segunda mitad del siglo XVIII aparece una nueva tecnología de poder, la biopolitica. A fines del siglo XVII y durante el XVIII se aplicaba la técnica disciplinaria del trabajo que estaba dirigida a los cuerpos y veía al hombre como individuo. Esta técnica consistía en “(…) todo un sistema de vigilancia, jerarquías, inspecciones, escrituras, informes” (p. 219). A esta se suma, sin reemplazarla, una tecnología no disciplinaria que ya no está centrada en el hombre como individuo, como cuerpo, sino como especie. El autor agrega que esta nueva tecnología ya no consiste en vigilar, adiestrar, utilizar o castigar los cuerpos sino en ocuparse de fenómenos propios de la vida misma como la natalidad, la mortalidad o la morbilidad. En suma “Luego de la anatomopolítica del cuerpo humano, introducida durante el siglo XVIII, vemos aparecer, a finales de éste, algo que ya no es esa anatomopolítica sino lo que yo llamaría una biopolítica de la especie humana” (Foucault, 2000, p. 220). Esta última está referida al control de la población, comprende al hombre como especie y pretende regular fenómenos biológicos. Ahora bien, a modo de contrasteAhora bien, para Byung-Chul Han afirma que la sociedad actual no está regida por la biopolítica sino por la psicopolítica. Al respecto de la sociedad disciplinaria de Foucault señala que: “El poder disciplinario es un poder normativo. Somete al sujeto a un código de normas, preceptos y prohibiciones, así como elimina desviaciones y anomalías. Esta negatividad del adiestramiento es constitutiva del poder disciplinario. En esto es similar al poder soberano que se basa en la negatividad de la absorción. Tanto el poder soberano como el disciplinario ejercen la explotación aje-
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PAN DEMIA COVID
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Y LAS FORMAS DE CONTROL SOCIAL: UNA REFLEXIÓN A PARTIR DE LAS PROPUESTAS DE FOUCAULT Y BYUNG-CHUL HAN
MARÍA CAMILA SANABRIA PROFESIONAL EN FILOSOFÍA , ESPECIALISTA EN CULTURA DE PAZ Y D.I.H., Y MAGISTER EN FILOSOFÍA.
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na. Crean al sujeto obediente” (Han, 2014, p. 20). Mientras que el sujeto de la sociedad disciplinaria es explotado y controlado desde afuera, el sujeto de la sociedad neoliberal se explota a sí mismo, es el sujeto del rendimiento. La negatividad proveniente de otro que manda es eliminada; en la sociedad actual el sujeto se manda a sí mismo y lo consigue por medio del control de la psiqué con un discurso basado en el exceso de positividad. Han (2014) señala que “La biopolítica es la forma de gobierno de la sociedad disciplinaria. Pero es totalmente inadecuada para el régimen neoliberal que explota principalmente la psique” (p.21). Han (2014) argumenta que el cuerpo como fuerza productiva ya no es tan importante como lo es la psique, pues el capitalismo actual no se basa tanto en la producción de objetos físicos sino de objetos no-físicos como la información o los programas. A esto agrega: El cuerpo como fuerza productiva ya no es tan central como en la sociedad disciplinaria biopolítica. Para incrementar la productividad, no se superan resistencias corporales, sino que se optimizan procesos psíquicos y mentales. El disciplinamiento corporal cede ante la optimización mental. Así, el neuro- enhancement* se distingue fundamentalmente de las técnicas disciplinarias psiquiátricas (p. 23). Si pensamos en nuestra situación actual, particularmente en el aislamiento como forma de prevenir el contagio masivo del Covid-19, ¿Podríamos afirmar que llas prácticas de control corresponderían con la biopolítica o con la psicopolítica? Por un lado, podríamos decir que se trata de la biopolítica en tanto dichas tácticas tienen como eje central el control de la
vida. Es como si hubiera regresado el auge de los conceptos de natalidad, mortalidad y población. Por otro lado, en tanto se trata justamente de un aislamiento, podríamos considerar que la situación se ajusta a los medios de control de la psicopolítica. El homeoffice, por ejemplo, se adapta a estas características. El esfuerzo del cuerpo pierde importancia y las fuerzas de producción se centran en la psique. El trabajador requiere auto-exigirse. Además, los objetos de producción son mayormente inmateriales. Los trabajos que se han podido desplazar a las casas no están fabricando cosas por lo que, de nuevo, el cuerpo pierde importancia frente al esfuerzo de la psique: “El sujeto del rendimiento neoliberal, ese «empresario de sí mismo», se explota de forma voluntaria y apasionada” (Han, 2014, pp. 23-24). Han (2014), cuando argumenta el paso de la biopolítica hacia la psicopolítica en el contexto de las sociedades neoliberales, menciona algunas características que podrían reflejarse en la nuestra. El auge de la cultura fitness, por ejemplo, responde a un desplazamiento de la concepción del cuerpo como fuerza de producción hacia la concepción de este como objeto de optimización estética. El aumento de talleres de management personal o coaching empresarial también son una característica de la psicopolítica neoliberal. No obstante, pese a que nuestro contexto parezca revelar un tránsito hacia la psicopolítica y hacia la cultura del rendimiento, considero que las particularidades a las que nos ha llevado la pandemia reafirman las formas de control social propias de la biopolítica. Sobre la forma de vigilancia de la psicopolítica advierte Han (2014) que:
El Big Data posibilita, sin duda, una forma de control muy eficiente (…) La vigilancia digital es precisamente más eficiente porque es aperspectivista. No tiene la limitación que es propia de la óptica analógica. La óptica digital posibilita la vigilancia desde todos los ángulos. Así, elimina los ángulos muertos ( p. 46). Aún no estamos siendo vigilados completamente por estos medios. Por el contrario, el Estado parecería haber retomado el derecho a hacer vivir o dejar morir. Pero iIndependientemente de si creemos o no en la gravedad del Covid-19 o de que pensemos sobre su origen, se ha impuesto la idea de que es la normatividad estatal y nuestra obediencia lo único que puede prevenir el contagio . La norma es lo que puede aplicarse tanto a un cuerpo al que se quiere disciplinar como a una población a la que se pretende regularizar (…) Decir que el poder, en el siglo XIX, tomó posesión de la vida, decir al menos que se hizo cargo de la vida, es decir que llegó a cubrir toda la superficie que se extiende desde lo orgánico hasta lo biológico, desde el cuerpo hasta la población, gracias al doble juego de las tecnologías de disciplina, por una parte, y las tecnologías de regulación, por la otra (Foucault, 2000, p. 235). Es eln retorno del sujeto obediente y de la negatividad del adiestramiento. El yes, you can como slogan de la sociedad de rendimiento queda pospuesto. Al respecto, Byung-Chul Han (2020), reconoce una reaparición de la negatividad aunque no por ello sugiere un retorno a la biopolítica. También afirma que en Asia apuestan por la vigilancia digital para controlar la pandemia y que tienen una ventaja sobre Europa por su mentalidad autoritaria y confianza en el Estado. Además, considera que esta vigilancia
Es posible que en el futuro el Estado controle también la temperatura corporal, el peso, el nivel de azúcar en la sangre, etc. Una biopolítica digital que acompaña a la psicopolítica digital que controla activamente a las personas (Han, 2020, p. 102). Pero nuestra sociedad, aún marcada por la teoría clásica de la soberanía, aún convencida de la necesidad de ese Leviatán que, en este caso, haga vivir y no deje morir, esta sociedad seguirá siendo controlada -principalmente- por la biopolítica. Han (2014) señala que el pánico desmesurado con el que el mundo entero reaccionó al Covid-19 se debe a la ausencia de enemigos, es decir, de negatividad: La negatividad del enemigo no tiene cabida en nuestra sociedad ilimitadamente permisiva. La represión a cargo de otros deja paso a la depresión, la explotación por otros deja paso a la autoexplotación voluntaria y a la autooptimización. En la sociedad del rendimiento uno guerrea sobre todo contra sí mismo (p. 108).
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MIENTRAS QUE EL SUJETO DE LA SOCIEDAD DISCIPLINARIA ES EXPLOTADO Y CONTROLADO DESDE AFUERA, EL SUJETO DE LA SOCIEDAD NEOLIBERAL SE EXPLOTA A SÍ MISMO.
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podría acceder al control de los cuerpos y permitir una biopolítica junto a la psicopolítica:
(…) una tecnología que no se centra en el cuerpo sino en la vida; una tecnología que reagrupa los efectos de masas propios de una población, que procura controlar la serie Sin embargo, en Colombia no nos ha hecho falta un ene- de acontecimientos riesgosos que pueden producirse en migo por tanto tiempo. El miedo a esta negatividad his- una masa viviente; una tecnología que procura controlar tórica ha justificado la adherencia al gran Soberano que (y eventual- mente modificar) su probabilidad o, en todo prometía nuestra protección. Se ha ido aquel peligro pero caso, compensar sus efectos. Es una tecnología, en connosotros, acostumbrados al miedo y a tener enemigos, he- secuencia, que aspira, no por medio del adies- tramiento mos tomado a este nuevo virus para darle el lugar que ha- individual sino del equilibrio global, a algo así como una bía quedado vacío. Este nuevo enemigo, además, cumple homeostasis: la seguridad del conjunto con respecto a sus peligros in- ternos. Por tanto, una tecnología de adiestracon las condiciones ideales para el control biopolítico. miento opuesta a o distinta de una tecnología de seguriAntes coincidía la teoría clásica que presentaba al sobera- dad; una tecnología disciplinaria que se dis- tingue de una no como aquel con el derecho para hacer vivir o dejar mo- tecnología aseguradora o regularizadora; una tecnología rir. Ahora, al menos provisionalmente, habremos dado un que sin duda es, en ambos casos, tecnología del cuerpo, salto a la Europa del siglo XVIII. Es posible que en ciertos pero en uno de ellos se trata de una tecnología en que el sectores de la economía se incrementen las tácticas de la cuerpo se individualiza como organismo dotado de capapsicopolítica pero, me parece que, a nivel estatal el control cidades, y en el otro, de una tecnología en que los cuerpos se reubican en los procesos biológicos de conjunto (pp. estará dado por medio de la biopolítica. 225-226). Se trataría de la sociedad disciplinaria. Permanecería la negatividad ahora con el rostro del Covid-19. La solución estaría dada mediante la obediencia. Las estadísticas sobre datos de la población serían, también, datos de control. Y, como intuye Byung-Chul Han, podría esperarse un monitoreo de las morbilidades, en este caso asociadas al virus. En suma, tendríamos una biopolítica. En palabras de Foucault (2000):
Referencias Foucault, M. (2000). Defender la sociedad. Fondo de Cultura Económica. Han, Byung-Chul. (2014). Psicopolítica. Herder. Han, Byung, Chul. (2014). La agonía del Eros. Herder. Han, Byung-Chul. (2014). “La emergencia viral y el mundo del mañana”. En Sopa de Wuhan. En Amadeo, P. (Ed.) Sopa de Wuhan. Aspo.
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Filosofía
LAS CRISIS NOS SACAN EL FACHO INTERIOR FAUSTO PEDRO ALEJANDRO SUÁREZ GUEVARA FILÓSOFO - UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA
A modo de opinión (y según lo que he visto) la crisis sanitaria del covid-19, nos ha puesto a prueba y ha mostrado varias caras de la sociedad y de los individuos. Caras que evidentemente no podríamos haber visto, por razones esenciales, en contextos de no-crisis o en contextos normales. Durante estos meses de confinamiento, donde las instituciones educativas han tenido que optar por mecanismos virtuales para la enseñanza, hemos podido ver fuertes dinámicas de exclusión y falta de empatía por parte de la mayoría de las instancias académicas, directivas, profesores y estudiantes. Ahora bien, no se habla acá de un modo general, no se dice que todas
las directivas, estudiantes y profesores son fascistas, sino más bien -de lo que podemos hablar acá es de una cierta propensión a la exclusión, y a una falta de empatía que han tenido muchos de ellos y ellas, dentro de los cuales se pueden ver peligrosas aproximaciones al fascismo. Si existe algo así como la esencia del fascismo, la podemos encontrar al menos en dos elementos: la homogenización de la población y la exclusión sistemática o no, de las minorías. Entre los rasgos más característicos del fascismo, y por lo cual considero que el término no es exagerado, está la desatención a las minorías en general. Recordemos también que se habla de una minoría no
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solo en términos de porcentaje, sino también de representatividad, así puede que una sección de la población, v.g. mujeres, comerciantes informales, personas con bajos ingresos etc., tengan un alto porcentaje, sin embargo, si dicho porcentaje no cuenta con una representación significativa, este se sigue considerando una minoría. No creemos nosotros acá, como bien lo expresa Zizek que la diferencia entre izquierda y derecha sea que la izquierda se ocupa más por el problema de exclusión-inclusión y que la derecha no. Pensamos que el espectro político es algo mucho más complejo. Lo que realmente afirmamos es que cuando se implantan fuertes dinámicas y mecanismos de exclusión, lo que opera
ahí es un buen grado de fascismo, consciente o para-conciente (un doble vinculo, o doble pensamiento que sabe, sin saber). Sí saben, pero se hacen los que no, o se hacen los de la vista gorda. O incluso saben lo violento de este tipo de exclusiones, pero en su actuar parece que no lo sienten, y lo ven como “lo correcto”. Quizá no hay mejor ejemplo que él “considero que no está bien, sin embargo, ojo a esto, lo tolero.” de Kika Nieto, y creen que no están discriminando, por tener amigos y amigas gays y lesbianas. O como todos aquellos que se rasgan las vestiduras al ver una sirenita negra, pero se dicen no ser racistas. Claros ejemplos de doble discurso discriminatorio.
El coronavirus ha hecho que saquemos uno de los lados más salvajes del ser humano, donde importa antes que nada mi supervivencia y la de los míos, como si de clanes se tratase. Dejando entonces de lado al otro, la consideración por el otro, por las minorías, etc. Y sobre todo por aquellos que están en situación de vulnerabilidad, todo esto queda en segundo plano. Profesores, directivas y estudiantes se sientan en sus cómodos sillones, con pantallas planas, conexión a internet de banda ancha, viendo como la economía se desploma, y twittean “no es para tanto”. El coronavirus ha mostrado como aquellos con privilegios y en situaciones más acomodadas dejan de
Filosofía
lado a las minorías y personas con bajos recursos. Para toda esta parte de la población la crisis sanitaria afecta de un modo mucho más visceral y patente. “Muere más gente por accidentes de coches y no cerramos las fábricas de coches.” Estas son palabras de Donald, aunque estas palabras también las podría haber dicho Jair. Tengamos también en cuenta que estamos en una situación sin precedentes ante la historia contemporánea, y que el aislamiento preventivo ocasiona fuertes problemas de ansiedad, depresión, entre otros. Y acá se me ocurre una magnifica escena: Álvaro U con un megáfono diciendo “No hay actitud más fas-
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cista que asumir que todos tienen las mismas capacidades emocionales y mentales para sortear las situaciones”. Si bien muchas personas desde sus cómodas camas dobles, grandes neveras, en compañía de hermosas mascotas y casas en las altas montañas, pueden no verse conmovidas emocionalmente por lo que está pasando, esta situación no ha sido igual para aquellos que gozan de los recursos más bajos. No es solo una situación que trate de aquellos que no tienen recursos económicos para comprar un computador o tener internet, la crisis va a de arriba abajo afectando física y emocionalmente como nos relacionamos con el mundo y con los otros. La afectación psicológi-
co-emocional, lo cual de por sí, sería razón suficiente para la cancelación de un semestre académico, ha sido seguramente lo que más se ha desatendido en esta pandemia. Y es que claramente cuando se tienen todas esas comodidades y privilegios de clase de las que gozan muchos de los profesores, estudiantes, directivas etc. Es natural que a ellos no les afecte tanto psicológicamente esta situación. Pero como dijimos antes no todos tenemos la misma estabilidad emocional, y mucho menos de recursos, pretender esto es querer homogenizar a la población en un único molde de un individuo único blanco y de clase media alta.
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EL CORONAVIRUS HA HECHO QUE SAQUEMOS UNO DE LOS LADOS MÁS SALVAJES DEL SER HUMANO.
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[Que el pobre sea pobre porque quiere, y el pensar que solo hace falta echarle ganas para salir adelante, han sido quizá los eslóganes que más han caído por tierra a razón del Covid-19. Habría que tener un nivel de cinismo incalculable para seguir repitiendo semejantes arengas fascistas en un mundo pos-Covid (si es que semejante cosa existe). Cinismo que nuestra querida vicepresidenta no ha dejado de mostrar. Pienso y sigo pensando fuertemente en eso, el Covid ha sacado el facho interno de muchos de nosotros. Nos ha hecho pensar y revaluar las dinámicas con las cuales llevamos nuestra vida. Nos ha hecho en muchas instancias más empáticos y
compasivos. Claro que en muchos otros ha sacado el fantasma inverso, han resurgido nuevas y antiguas formas de segregación y exclusión sociales que antes no eran tan visibles. Ha dejado ver, y han mostrado a los individuos participando de estas dinámicas. Defiendo enérgicamente el llamar a estas dinámicas de exclusión y falta de empatía dinámicas fascistas. Aspirar entonces a separar la mitad de un grupo de estudiantes y decir ellos son los que si se esfuerzan por hacer las cosas bien y ellos son los que no. Y creer que todo aquel que no lo hace es un vago que no quiere salir de su zona de confort. Es una lectura facilista que seguramente deja dormir a muchos profesores, estudiantes, directivas
y padres. Es muy fácil decir, no lo ayudo a él porque no se lo merece, en cambio a este sí. Es muy fácil juzgar de buenas a primeras desconociendo una larga situación psicosocial de base. Separar entre buenos y malos muchachos, buenos y malos estudiantes o profesores o directivas, sin tener en cuenta todo esto, es algo altamente injusto. Y también nosotros, queriéndolo o sin querer hacemos parte de todas estas dinámicas de falta de empatía con otro, somos muchas veces tanto víctimas y victimarios. Y esta falta de empatía termina culminando en fuertes mecanismos de segregación y separación. Lo lamentamos con usted, solo a partir de acá dejamos entrar.
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Literatura
L I T E R A T U R A
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Literatura
CADÁVERES
VIVIENTES MARIANA MURILLO, ESCRIBE EN: https://contapuespajarito.wordpress.co
Todavía no he vivido el post confinamiento, sigo en cuarentena voluntaria, he vivido todos los estados emocionales y he creído en todas las teorías de conspiración. Tengo que aceptar que he pensado mucho en la muerte desde el día uno de encierro.
gustaban y viendo a las personas que más extraño. Es un hecho que el virus mata, es un hecho que debemos cuidar a los más propensos a tener complicaciones; y sin duda, según yo y desde mi ignorancia al respecto, todos vamos a contagiarnos eventualmente y no sé, desde hace tiemYa no volverán los días en los que po me “amigué” con la idea de me sentaba en cualquier barra de morir, no pienso en buscarlo pero un bar, codo con codo sin impor- sé a ciencia cierta que va a llegar tarme si el vecino tenía aunque y es una sensación entre dejarlo fuera una gripa, sin saber nada al azar y ponerme un traje espade él, sin preguntarme si se ha- cial, tomar cloro mezclado con bría lavado las manos, si estuvo alcohol y todo lo que me recoen contacto con alguien infecta- mienden para evitar a toda costa do o analizar si tiene el tapabo- tener COVID. Me niego, se murió cas bien puesto. Esos días murie- mi amistad con la muerte y tamron. bién se murieron mis ganas de salir. Colombia es un país en el que después de bombas y atentados Súmenle a eso que en nuestro volvemos a la normalidad, como país las cifras de homicidios en lo si nada pasara, somos el país de corrido del año son alarmantes y la mala memoria, me imagino nos debatimos entre ponernos taque también a ella la mataron y pabocas o chaleco antibalas, el esto fue antes que el COVID. No post confinamiento trae un miedo entiendo por qué ahora me cues- que desde mi privilegio no está ni ta tanto imaginarme por ahí vol- cerca a lo que sienten las víctiviendo a los lugares que más me mas o incluso los sobrevivientes a
una cantidad de atentados a causa de la violencia, el dolor y la muerte que para algunos resulta lejano, hoy lo veo representado en forma de miedo hasta de ir al supermercado. ¿Ahora si cercanos los cadáveres? Ahora si cerquita se siente la vulnerabilidad en los malos días del aislamiento. Después en la tranquilidad de la noche, pienso en un ataque espacial, que al final haga que tanto esfuerzo por no morirme sea en vano. Para ser honesta no estoy lista, ni para morirme ni para volver a la calle, prefiero dejar mi suerte a los extraterrestres que ojalá vengan y se den una vueltica por los bares y restaurantes que desde la otra semana estarán abiertos y que experimenten la barra hombro a la que tengo poco o nada de ganas de volver. Se murió mucho esta cuarentena, nos convertimos en cadáveres vivientes.
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ERAN LAS ONCE Y QUERÍA QUE EL MUNDO
SE ACABARA DIEGO JIMÉNEZ.
Eran las once y quería que el mundo se acabara. La ciudad hecha cenizas y las vidas apagadas por el hambre. Gobernantes podridos en las lágrimas de su pueblo igual que los muertos cargados en sus bolsillos. Libros echados al fuego durante noches desabrigadas, cobijas de parches y de pulgas, por andenes repletos de olvido, de desesperanza. Cuerpos desvanecidos en aulas de trabajo, talentos esclavizados en escasez, llevados a la locura de acabarse con sí mismos entre drogas y alcohol. El humo entre sus dientes y efímeros tratos con la imaginación trastornan la realidad pérdida. Lluvias tristes, tan tristes, que se convierten en arroyos de sangre campesina, de frutos olvidados y papa desechada. Ojos aguados en medio de las plazas, mientras la señora de los tintos colma las almas aplastadas. Eran las once y quería que el mundo se acabara.
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Literatura Filosofía
EL BESO CFEM.
ESTUDIANTE DE LA LICENCIATURA EN FILOSOFÍA Y LETRAS UNIVERSIDAD SANTO TOMAS DE AQUINO
11 de agosto del 2020. Hoy era un día extraño, sentía felicidad absoluta porque al fin acababa la espera y podría volver a verlo. Recuerdo que aproximadamente dos días antes estuvimos hablando acerca del encuentro, ya que posiblemente nos volveríamos a ver, teníamos que planear como sucedería. Tengo presente que en esos días estuve muy ansiosa; había pasado mucho tiempo sin poder verlo y decirle tantas cosas, tantas casualidades que a lo largo de cinco meses habían permeado mis días. Escribíamos sobre lo mucho que deseábamos aquel encuentro, sobre los problemas que podrían gestarse al encontrarnos y por
supuesto, sobre
los
senti-
lo trajese conmigo, cualquier cosa sobre temas que normalmente creía que me impregnase de su aura, y banales: cómo arreglar mi cabello, aunque era una pésima estrategia si llevar maquillaje o no, hasta cuá-
para combatir el insomnio que me les audífonos llevaría puestos. Claaquejaba, no me importaba. Me ramente una total insania, aquellos sentía tranquila porque ahora en días no fueron más que un extenso mí, había cierta esperanza que y lento recorrido por los laberintos me dejaba desfallecer. No obs- de la locura, un constante declive tante había algo, un no sé qué, de mi ser lógico y racional, la limeque me decía que ese encuentro rencia me carcomía. Fue hermoso. no sería lo que yo esperaba, algo que despertaba inseguridad en mi Pero hoy era el día, hoy, once interior y sin embargo era más de agosto de este año tan tormengrande la esperanza y la ilusión, toso para la humanidad. Al fin lo por lo que aquella batalla dual vería el virus no acecharía en busque se libraba en mi interior ter- ca de nosotros, al fin todos esos minaba por silenciarse cuando un sentimientos indescriptibles tenfervoroso “sí” lograba derrotar drían algún sentido. Él era ese aquella funesta sensación que se sentido. Todo el día estuve expecasentaba en mí. tante, empecé a pensar y guardar Fueron dos días en los que el tiem- temas de conversación y así la cipo parecía no devorar. Parecía que
ta fuese a las 5 p.m, yo desde las
mientos. Cronos por ese lapso hubiese dado 12 a.m, estaba vestida, aunque debo También fueron noches de total in- un alto a su voraz apetito, hacien- admitir: me cambié varias veces somnio y es que creo poder afirmar do que el río temporal dejase de más, me maquillé e hice todo lo poque la almohada era la que daba arrastrarme poco a poco y dotando sible para ocultar aquel desacierto vueltas en mí. Mi cabeza era una cada instante de una absoluta infini- al que llamo rostro. El reloj dejó bomba de tiempo, por lo que sen- tud en la que los relojes parecieron de susurrarme el tiempo y empezó tía cada segundo como un pálpito obsoletos. Aquellas 72 horas en las a gritar ¡Tres! ¡Cuatro! ¡Cuatro! esperanzado. Recuerdo que en esas que en mí habitaba una ilusión casi ¡Cuatro! ¡Cuatro y media! ¡Diez
gélidas y extensas noches me toma- inmarcesible y una profunda carga para las cinco! ¡Ahora! ¡Es tiempo! ba la tarea de revisar cada mensaje, de sentimientos inefables, impregcada fotografía, todo aquello que naban el ambiente que me rodea- El momento al fin llegó, así que agame recordase su belleza, su figura, ba. Esos angustiosos atardeceres rré unas galletas de limón que tenía algo que lo sacara del abstracto y
llenos de constantes luchas internas
por casa para intentar entregárselas
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y romper el glaciar que posiblemente nos esperaba. Camino al lugar de la cita, para intentar calmar los sentimientos que desgarraban mi carne comencé a escuchar música, y como no es extraño en mí, me torturé con aquellas melodías, ritmos y armonías. En los audífonos sonaba la canción Silvio, “tu fantasma”, por lo que mi mente empezó a engendrar teorías sobre muerte,
momento sencillo, pero tan mara- el infinito. villoso, ese instante en el que un “hola” marcó el inicio de uno de Y luego... El vidrio de un frío y los viajes más bellos a los que desalmado celular se interpuso en jamás pude asistir. aquel choque de universos, detuvo Caminábamos con las palabras la explosión. Las lágrimas brotaban que no cesaban, anduvimos los lu- y llovía en el alma, así que un adiós gares más foráneos, reímos, llora- desgarrador acompañado de una mos, hablamos, escuchamos, dis- falsa sonrisa nos dividió, la pantalla cutimos, vivimos. se oscureció junto con mi ser, arran-
disolución y lejanía, de las que la
qué los audífonos y arrojé el celular Pero llegó el momento donde las donde no pudiese verlo más, no sin
única resolución fue verlo, y es que, de pronto la oscuridad se hizo luz, aquellos faros marrones guiaron mi camino hacia él, también me hicieron vacilar por un momento, pero lo reconocí, reconocí aquellos ojos que traspasaban tanto los cristales
palabras murieron y el silencio nos invadió; me hallaba frente a sus ojos incandescentes, frente aquel que me hacía olvidar todo, aquel que consumía el tiempo y a mí, frente a esa rojiza cabellera y sus encantadores labios. Así pues, me
vi perdida en una selva cósmica, de sus lentes como mi alma. Él estaba distraído y recostado so- sumergida en la inmensidad de la bre sus rodillas, así que llamé su atención con leves sonidos que le hiciesen notar mi presencia y en efecto funcionó. Levantó el rostro
fosa de las marianas donde mi respiración agonizaba. Recorrí vastos
lo que algo en mi interior pareció derrumbarse. La luz al fin estaba dentro de mí y ambos soltamos una lágrima, una gota de agua, proteínas y hormonas, que era la
abismo me observaba penetrantemente. El instante casi culminaba, mi respiración casi retorna a su ritmo natural, mi corazón por estallar me incitó a destruir-
desiertos en busca del oasis de sus delgados labios. Al fin aquel camiconfundido por los sonidos y aun- no hacia la locura había llegado a que divagó un momento, nuestras su auge, a su éxtasis, mi razón mumiradas al fin se encontraron, por rió y no había más por deliberar, el
única manera de describir aquel
lo, cada segundo era un paso hacia
antes preguntarle a mis lágrimas: ¿Cuándo acabará esta mierda?
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Literatura