Inteligencia Espiritual y Gerencia
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DUCACIÓN MILITAR. Inteligencia Espiritual y Gerencia
VISIÓN FEMINISTA
Lic. Maite Marrero Salas
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Inteligencia Espiritual y Gerencia Primera Edición. Diciembre, 2016 Impreso en: Maracay, Venezuela
Depósito Legal: ISBN: Reservados todos los derechos conforme a la Ley
DISEÑO DE PORTADA Y DIAGRAMACIÓN Lcdo. Edison Arnao Rodríguez
Se permite la reproducción total o parcial del libro siempre que se indique expresamente la fuente. iii
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Realizado para: La Construcciรณn del Reino de Dios en la Tierra
Dedicado a mis hijos: Edison Orlando y Gabriela Nazareth.
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ÍNDICE GENERAL PP.
PRÒLOGO I
La Espiritualidad ¿Una Inteligencia?
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La ciencia opina. Posibilidades y beneficios probados.
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Gerencia y Ego Manejo del Ego (Multimedia)
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Gerencia Holística Trascendencia y Equilibrio Gerencial
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Inteligencia Espiritual y Gerencia PRÓLOGO Si bien los sentimientos y emociones han sido considerados durante mucho tiempo como un despreciable residuo que nuestro proceso de evolución de millones de años no ha logrado extirpar por completo, recientes descubrimientos sugieren que las emociones juegan un importante papel en nuestros procesos de pensamiento racional. Así pues, hoy en día es fundamental que líderes y gerentes aprendan a controlar sus emociones, y las de sus subordinados, no sólo con el fin de que estas no controlen de modo negativo el desempeño de los mismos en el trabajo, sino que se conviertan en una oportunidad para mejorar la interacción y la productividad de todos los miembros del equipo. Normalmente, las emociones no son bien vistas en el lugar de trabajo. Es muy común que nos digan “controla tus emociones”, o “debes mantener la cabeza fría”, y aún más, “no permitamos que las emociones nos controlen, debemos pensar racionalmente”. Pero, estos son malos consejos. Estas frases reflejan una mala comprensión de lo que son las emociones. Es decir, que las emociones son un remanente de millones de años de evolución, y que una persona “más perfecta” debería ser necesariamente más racional y menos emocional. Así pues, muchos creen que las emociones son tan útiles como el apéndice, y en la medida en que puedan ser eliminadas de nuestro comportamiento, mejor será nuestro desempeño. Aunque el cerebro humano se ha vuelto más complejo durante los millones de años de evolución, las conexiones que se ocupan de las emociones no han desaparecido. Las emociones no pueden ser removidas quirúrgicamente de la inteligencia. Las emociones si importan todo el tiempo. Ignorar su rol, ignorar la sabiduría de las emociones propias y ajenas, es invitar al fracaso como persona, como gerente y como líder. Ha llegado el momento de que los gerentes digan cosas como “llegó la hora de que todos nos emocionemos” o “debemos tratar este problema desde un punto de vista emocional y no racional”. La clave para ser un gerente emocionalmente inteligente es integrar respuestas emocionales y racionales. Hacer demasiado hincapié en unas u otras podría conllevar a una toma de decisiones inadecuada. En los 90 el concepto de la inteligencia emocional revolucionó la forma de percibir la capacidad de las personas para sus tareas. Hoy la inteligencia espiritual (CEs = cociente espiritual) está emergiendo con gran fuerza, generando cambios más drásticos, una inteligencia científicamente verificable, por la cual no captamos datos, ideas o emociones, sino que percibimos los contextos mayores de nuestra vida, totalidades significativas, y que nos hace sentir nuestra vinculación al Todo. Porque es propio de la espiritualidad captar totalidades y orientarse por visiones transcendentales. Lograr conocer nuestra interioridad es un factor primordial para adecuar los factores emocionales a las capacidades laborales del gerente de hoy, este libro explica esta realidad y conceptualiza el constructo bajo la óptica dialéctica de la gerencia educativa.
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CÁPITULO I La Espiritualidad ¿Una Inteligencia? El espíritu es lo que algunas personas saben, sienten o suponen que poseen, porque consideran que existe una fuerza de energía inexplicable que da sentido a lo que no pueden explicar. Otra definición sería como el don sobrenatural y gracia particular que Dios suele dar a algunas criaturas (Real Academia Española, 2016); la Organización Mundial de la Salud utiliza el término espíritu como la parte inmaterial, intelectual o moral del hombre, esto señala que la espiritualidad nos conduce hacia preguntas sobre el sentido y el propósito de la vida y no está necesariamente limitada a ningún tipo de creencias o prácticas en particular. El ámbito de la espiritualidad vincula lo profundamente personal con lo universal y es esencialmente unificador. Una definición de espiritualidad amplia, que puede facilitar el encuentro de bases comunes entre las diversas culturas, incluye necesidades humanas que posiblemente son universales:
En primer lugar la necesidad de encontrar sentido, propósito y realización en la vida; esto implica que no somos solo cuerpo también somos seres con un objetivo superior, en segundo lugar la necesidad de esperanza o de voluntad de vivir; en la que se pone de manifiesto las intenciones más intrínsecas del ser humano y finalmente la necesidad de creer, tener fe en uno mismo, en los otros o en Dios, por lo que de alguna manera existe una energía que moviliza al ser.
Por lo tanto, parece ser una necesidad conocer sobre este tema, ya que los beneficios que le entregan al individuo para así incorporarlo dentro de nuestra
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práctica en salud mental y, responder a las necesidades de la comunidad en pro del bienestar integral del individuo y su contexto.
Entonces existe una ¿Inteligencia Espiritual?, ¿se puede medir?, ¿para qué servirá? La Ciencia opina Es necesario partir de los planteamientos teóricos de Howard Gardner y sus colaboradores de la prestigiosa Universidad de Harvard en el año 1983 cuando advirtieron que la inteligencia académica (la obtención de titulaciones y méritos educativos; el expediente académico) no es un factor decisivo para conocer la inteligencia de una persona. Un buen ejemplo de esta idea se observa en personas que, a pesar de obtener
excelentes
calificaciones
académicas,
presentan
problemas
importantes para relacionarse con otras personas o para manejar otras facetas de su vida. Gardner y sus colaboradores podrían afirmar que Pitágoras no posee una mayor inteligencia que Maradona, sino que cada uno de ellos ha desarrollado un tipo de inteligencia diferente.
La investigación de Howard Gardner ha logrado identificar y definir hasta ocho tipos de inteligencia distintas.
La inteligencia lingüística
la inteligencia lógico-matemática
la inteligencia espacial
la inteligencia musical
la inteligencia corporal cinestésica.
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La inteligencia intrapersonal
La inteligencia interpersonal
La inteligencia naturalista. Figura 1 Inteligencias Múltiples
Fuente: Garnerd (1995) Inteligencias múltiples. La teoría en la práctica Gardner afirma que todas las personas son dueñas de cada una de las ocho clases de inteligencia, aunque cada cual destaca más en unas que en otras, no siendo ninguna de las ocho más importantes o valiosas que las demás. Generalmente, se requiere dominar gran parte de ellas para enfrentarnos a la vida, independientemente de la profesión que se ejerza. A fin de cuentas, la mayoría de trabajos precisan del uso de la mayoría de tipos de inteligencia.
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Pero esto no quedó allí más tarde Daniel Goleman quien con su libro “Inteligencia Emocional” en el año 1995 tuvo el indudable mérito de divulgar y popularizar lo que Howard Gardner había comenzado a esbozar con su teorización acerca de las inteligencias intrapersonales e interpersonales, refiriéndose a las siguientes habilidades: conciencia de sí mismo y de las propias emociones y su expresión; autorregulación, control de los impulsos, de la ansiedad, diferimiento de las gratificaciones, regulación de nuestros estados de ánimo; motivación y perseverancia a pesar de las frustraciones (optimismo); empatía (ponerse en el lugar del otro) y confianza en los demás y las artes sociales En síntesis la Inteligencia Emocional pueden ser clasificadas en las dos áreas enunciadas por Gardner: Inteligencia intrapersonal (internas, de autoconocimiento) y Inteligencia interpersonal (externas, de relación) Ahora bien, la inquietud científica del Dr. Gardner lo llevó a referirse en su teoría de las inteligencias múltiples, a un tipo de inteligencia a la que denominó: “inteligencia existencial o transcendente”. Según este investigador es “la capacidad para situarse a sí mismo con respecto al cosmos, así como la capacidad de situarse a sí mismo con respecto a los rasgos existenciales de la condición humana como el significado de la vida, el significado de la muerte y el destino final del mundo físico y psicológico en profundas experiencias como el amor a otra persona o la inmersión en un trabajo de arte.”
De hecho, en 1999 presentó dos nuevas inteligencias: naturalista y existencial, aclarando que una tercera, la inteligencia espiritual evidenciada por una inquietud por las cuestiones espirituales o religiosas, es una variedad de la inteligencia existencial.
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Avanzando en la cronología luego de la segunda guerra mundial, en el Dr. Victor Frankl, aparece la idea de un inconsciente espiritual donde tendrán cabida una moralidad y una creencia o religiosidad inconscientes. Así es que funda la logoterapia – considerada una “psicoterapia espiritual de” – tratando de introducir la práctica en el cuidado espiritual, como parte distinta e independiente de la propia esfera psicológica, constituyendo un complemento necesario a la psicoterapia tradicional.
En los comienzos de este siglo, es bueno saber que hay varios autores que estudian este tipo de inteligencia. Entre ellos se encuentra la psicóloga Frances Vaughan, presidenta de la Transpersonal Psychology and the Association for a Humanistic Psychology. Para ella, la inteligencia espiritual está relacionada con la inteligencia emocional porque la espiritualidad implica desarrollar una sensibilidad intrapersonal e interpersonal.
Sin embargo Danah Zohar e Ian Marshall vinculan el concepto de “espiritualidad” con el de “inteligencia”. Una de las formas en que definen a la Inteligencia Espiritual es como aquella “…inteligencia con la que afrontamos y resolvemos problemas de significados y valores, la inteligencia con que podemos poner nuestros actos y nuestras vidas en un contexto más amplio, más rico y significativo, la inteligencia con que podemos determinar que un curso de acción o un camino vital es más valioso que otro”. De allí que la Inteligencia Espiritual es la base necesaria para el eficaz funcionamiento tanto del Cociente Intelectual como de la Inteligencia Emocional. Es nuestra inteligencia primordial ya que, tiene la capacidad de dar una respuesta a la pregunta: “¿Quién soy?”, de encontrar un sentido profundo a la vida y permanecer alineado con los principios trascendentales. 11
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Más tarde
Francesc Torralba 2014 en su obra Inteligencia Espiritual
enumera los beneficios de la inteligencia espiritual; pues sus aportaciones aparecen como consecuencias naturales de todo lo expuesto hasta ahora; partiendo con los siete criterios que
Jean-Lu Hétu(2001) propone para
identificar la madurez espiritual: apertura a la experiencia, toma de responsabilidad, cuidado de las relaciones interpersonales, superación de uno mismo, flexibilidad, búsqueda de sentido y, finalmente, cultivo de la interioridad. De allí que Torralba propone algunos beneficios más del cultivo de la inteligencia espiritual.
En paralelo los trabajo del mexicano Ramón Gallegos en el 2008 que vincula la Inteligencia espiritual como un Paradigma educativo y señala que es la capacidad de trascendencia, capacidad de hacer las cosas cotidianas con un sentido de lo sagrado, usar recursos espirituales en problemas prácticos, capacidad de actuar con conducta virtuosa basada en la gratitud, paciencia, humildad, compasión, sabiduría y amor universal.
La inteligencia espiritual es la última vía de conocimiento, es el conocimiento directo del ojo del espíritu conociendo los significados últimos la usamos para clarificar posibilidades no realizadas, y para trascender el materialismo de la vida. La utilizamos para entender el sufrimiento humano y ponerle fin. La utilizamos para contestar a las preguntas filosóficas básicas y encontrar significado existencial y trascendental.
Por lo tanto, la inteligencia espiritual es el acceso y uso del sentido, visión y valores para pensar y tomar decisiones responsables. Es la inteligencia que nos lleva a la totalidad y nos da nuestra integridad moral. Es el corazón de las
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inteligencias. La inteligencia del Ser profundo. La inteligencia transformadora que nos impulsa a la iluminación espiritual.
Cabe destacar que después de mencionar todas investigaciones científicas que respaldan el carácter acreditado de la Inteligencia espiritual se hace necesario mencionar todos los trabajos doctorales que se han producido fundamentados en esta teoría emergente:
Mosquera, Peggy (2011) Modelo teórico sobre el desarrollo de la inteligencia espiritual como base de la salud integral (Tesis Doctoral).
Investigaciones Inteligencia Espiritual COBAIND
González y Vera(2015) Inteligencia espiritual y valores personales en los integrantes de la coordinación del proyecto educativo regional (URBE) Posibilidades y beneficios probados
Este conjunto de proposiciones sobre inteligencia espiritual permite asegurar que la inteligencia espiritual es el conocimiento último o la forma más alta de discernimiento que se entiende como sabiduría, es el conocimiento de la naturaleza profunda de la vida, de nuestra auténtica naturaleza y de la verdadera identidad, el Ser espiritual; por lo tanto es la capacidad que permite la evolución de la conciencia hacia estadios de mayor profundidad, significado e integridad. Así, estas definiciones nos permiten establecer los principios filosóficos perennes sobre los que trabaja la inteligencia espiritual, y que deben de regir el comportamiento de un gerente espiritual y holista. Por ello, es una preocupación de los buscadores espirituales, de quien busca sentido a su vida para actuar con sabiduría, encontrar el camino correcto para alcanzar la iluminación a través del desarrollo de la inteligencia espiritual, el Dr. Ramón Gallegos hace entre otras las siguientes recomendaciones:
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Conseguir una visión global, ser conscientes de su relación en el universo
Explorar nuestros valores para seleccionar los más positivos y practicarlos como virtudes.
Adquirir una visión del propósito de la vida que nos lleve a la planificación para transformase uno mismo.
Desarrollar la compasión.
Práctica la gratitud, la alegría, y la espontaneidad
Un ritual que ayude a la conexión con uno mismo.
Busca la paz interior
Amor a uno mismo y a los demás
Educar la mente, mirar hacia el interior, cultivar la atención mental.
Leer un poema o un fragmento de libro que resulten significativos para nuestra espiritualidad, reflexionando porqué.
Dar un paseo desconectando la mente.
Escribir un diario donde se plasme lo que sucedió durante el día y reflexionando cómo se ha respondido a ello.
La meditación
Practica el diálogo holista.
Aprender a conocerte y a la demás gente.
Desarrolla una actitud compasiva más que agresiva.
Relaciónate más con el mundo y adquiere una visión global.
Descubre vías para refrescar diariamente tu espíritu.
El humor puede ayudarte a ser más espiritual. “Todos tenemos dentro de nosotros un ser elevado que es puro amor. Algunos lo llaman alma, otros espíritu; otros energía vital. No importa cómo lo llames, si aprendemos a ponernos en contacto con Él, nuestra vida se transforma y se llena de paz, felicidad y compasión.”
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CÀPITULO II GERENCIA Y EGO Si las personas estuviesen más cerca de una dimensión espiritual, habría menos conflictos interpersonales. Las personas estarían menos atormentadas por los problemas y dificultades rutinarios y se preocuparían más por servir y contribuir, que por acumular y buscar intereses egoístas. En otras palabras, serían más felices. ¿Cómo encontrar esa espiritualidad? Cuando una niñera debe cocinar, lo deja en un cuarto cercano con juguetes. Mientras escuche, a lo lejos, que el niño está jugando, lo dejará tranquilo. La mujer irá corriendo si el niño la llama y, si está muy silencioso, se preocupará. Lo mismo ocurre en la vida. Dios es como esa persona y nosotros somos esos niños. Dios nos dejará tranquilos, jugando con nuestros juguetes materiales, nuestras metas y proyectos. Sólo se acercará, si lo llamamos con una oración, con sentimiento y devoción o si entramos en silencio; es decir, si dejamos de pensar en Él unos minutos al día. Cuentan que un rey muy rico tenía fama de ser indiferente a las riquezas materiales que poseía, un súbdito quiso averiguar su secreto. El rey le dijo: “Te lo revelaré, si recorres mi palacio para comprender la magnitud de mi riqueza. Pero lleva una vela encendida. Si se apaga, te decapitaré.” Al término del paseo, el rey le preguntó: “¿Qué piensas de mis riquezas?” La persona respondió: “No vi nada. Sólo me preocupé por que la llama no se apague”. El rey le dijo: “Ése es mi secreto, estoy tan ocupado tratando de avivar mi llama interior, que no me interesan las riquezas de afuera.” Aviva tu llama espiritual. No sólo mejorará las relaciones interpersonales, sino que seremos más felices, de esta forma se puede controlar el ego que acompaña generalmente a los líderes.
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“Inteligencia espiritual es la capacidad de escoger al ser elevado sobre el ego, extrayendo su sabiduría y compasión para mantener nuestra paz exterior e interior al margen de las circunstancias.” David Fishman
Manejo del Ego
Es evidente que los seguidores son quienes constituyen la fuente de poder de un Líder Hipnótico, según Popper (1994), el fenómeno del liderazgo hipnótico se explica en la poderosa combinación de un tipo especial de líderes con un tipo especial de seguidores. Los seguidores que encajan bien con líderes hipnóticos, proyectan en la figura del líder a su padre ideal. El líder se convierte en una pantalla y los seguidores proyectan en ellos la autoridad que añoraron en la niñez, al salvador, al padre perfecto que hubieran querido tener. El líder es como la semilla que se siembra y los seguidores son el terreno fértil donde la semilla puede germinar y crecer. Según Popper, los seguidores están más listos a 16
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seguir a los líderes hipnóticos en situaciones de crisis. De acuerdo a sus investigaciones, la mayoría de dictadores asumió el poder en una época de crisis nacional. En el mundo empresarial, también hay “líderes” hipnóticos, que encandilan y que están obsesionados por el poder y el deseo de admiración. Personas que han escondido su dolor infantil detrás de una máscara ficticia de dureza, determinación y seguridad. Este tipo de “líderes” son un dilema empresarial. Por un lado, son apasionados, tienen don de mando, muchos conocimientos y experiencias. Además, son personas que trabajan duro para ponerle estructura a sus vidas y compensar así la falta de control en su niñez. Usualmente, logran buenos resultados en el corto y mediano plazo. Pero por otro lado, este tipo de líderes bloquea sus emociones, carece de inteligencia emocional, son malos miembros de equipo y pésimos formadores de una cultura empresarial efectiva. Son la antítesis de lo que las personas saludables esperan de un buen liderazgo. ¿Qué hacer? Una medida puede ser despedir a estos “líderes” perjudicaría la rentabilidad de la empresa en el corto o mediano plazo.
Y la otra sería
mantenerlos generaría conflictos interpersonales y una cultura disfuncional. Desgraciadamente, al final, este tipo de líder hipnótico daña más a la empresa y es preferible prescindir de sus servicios. Como el cáncer, mientras más rápido se pueda extirpar el tumor que representa este líder, mejor salud tendrá la empresa. Algunos líderes hipnóticos seguro estarán leyendo y pensarán “que los saquen rápido”, sin reconocer que son ellos los que deben salir.
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Situaciones como éstas deterioran la motivación de los subordinados y bajan sustancialmente la productividad en las empresas. ¿Cuál cree que es el elemento común que tiene la personalidad de los gerentes anteriormente mencionados? La respuesta es: falta de autoestima.
La autoestima tiene dos ejes: la capacidad de sentirse competente y seguro; y la capacidad de valorarse y respetarse a sí mismo. Cuando los gerentes tienen una baja autoestima, actúan como un resorte que está presionado hacia abajo, y que ejerce una fuerza para regresar a su posición original. Esa fuerza se traduce en conductas que tratan de elevar la autoestima a toda costa, pero sin lograr ningún resultado.
Es importante reconocer a este tipo de gerentes porque tienen baja autoestima, su conducta permanentemente disminuye a los demás.
Porque
como no se siente competente, necesita sentir que los demás son menos que él. Cada vez que encuentra errores en sus subordinados, o que se convence a sí mismo de que sus ideas son las mejores, o que se siente poderoso porque
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es el único que toma decisiones, está tratando de subir su autoestima de forma ficticia. Trata de sentirse competente, que vale y que es superior a sus subordinados.
Hoy en día la gerencia moderna propone entregar más poder, confianza y responsabilidad a los subordinados (Empowerment). La calidad total y la cultura de la innovación se basan en gerentes capaces de trabajar en equipo con su personal, creando un clima de cooperación y de crecimiento personal.
Si
el
gerente
tiene
una
baja
autoestima
saboteará
inconscientemente cualquier esfuerzo.
Los gerentes con baja autoestima tienen otro tipo de conductas que también son perjudiciales para el mundo empresarial. Según Fischman, tratan de ponerse en situaciones donde terminen haciendo las cosas mal, donde se demuestran a sí mismos que, efectivamente, no son competentes. Por ejemplo, un gerente que acepta más y más trabajo hasta que se satura y las cosas le salen mal. A través de comportamientos subconscientes terminan comprobando que en realidad no son personas capaces.
Otras conductas que son consecuencia de una baja autoestima son excesivos celos profesionales, inseguridad para comunicar sus ideas, excesivo deseo de mostrar símbolos de status y de hablar permanentemente de sus logros, así como la incapacidad para innovar y cambiar.
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Este Gerente es racionalmente, es muy inteligente, sabe trabajar en equipo, tiene empatía y mucho empuje, es tolerante y seguro de sí mismo. Sin embargo, no está contento con lo que hace; se siente vacío y que a su vida le falta sentido. El no entiende lo que le pasa porque sabe que tiene todo para sentirse bien: un extraordinario éxito profesional y material. Aparentemente, Orlando tiene inteligencia racional y emocional pero, quizás, le falte inteligencia espiritual para encontrar una mayor felicidad y sentido a la vida. Hoy, el término inteligencia espiritual empieza a aparecer en los negocios. Gurús como Peter Senge, entre otros, lo mencionan en sus libros. Prestigiosas universidades norteamericanas ofrecen cursos de pregrado y postgrado de liderazgo y espiritualidad y en México y España la inteligencia espiritual, se dicta en cursos doctorales. Además de saber manejar nuestras emociones, debemos manejar nuestro espíritu en nuestra actividad diaria. Debemos entender y manejar las emociones de terceros, pero entendiendo que todos somos una pequeña parte de un todo.
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Una analogía podría ser una esponja húmeda que esparce frescura y gotas de agua por doquier. Pero cuando no se recarga con más agua, pierde su flexibilidad, frescura y atractivo. Los seres humanos somos como esponjas. Al nacer estamos cargados de nuestra agua espiritual, pero a medida que crecemos la olvidamos y, como la esponja, nos secamos y perdemos nuestra frescura. Aquellas personas con inteligencia espiritual son conscientes de que son más que cuerpo, mente y emociones. Estas personas permanentemente recargan sus esponjas en el agua del espíritu. Lo hacen orando con devoción, entrando en silencio, practicando Tai-chi, entre otras cosas, o simplemente ayudando al prójimo. Inteligencia espiritual, además, implica traer nuestro espíritu a nuestra actividad en el trabajo. De nada sirve zambullirse en el agua espiritual y llegar al trabajo y ser un energúmeno. Las personas con inteligencia espiritual incorporan a cada uno de sus actos las cualidades innatas del espíritu: compasión, amor, felicidad y paz. Además, son personas desapegadas, es decir, capaces de vivir en paz al margen de las dificultades. Eso no significa que sean irresponsables; al contrario, al tener mayor tranquilidad toman mejores decisiones. Finalmente, las personas con inteligencia espiritual entienden y sienten que todos somos parte de un gran todo. Comprenden que hacer daño a otro es también hacerse daño a uno mismo y que ayudar nos da una felicidad profunda. En el plano espiritual todos estamos conectados. Reflexión Final Apartarnos del ego orienta hacia las personas y hacen tomar contacto con la dimensión espiritual. Las personas, en general, están orientadas hacia sus
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logros y metas personales. No interesa si hablamos de un niño de 11 años o de un adulto, pues, por lo general, tendemos a satisfacer nuestras necesidades egoístas. ¿Qué efecto da el agradecer y mostrar gratitud? Al hacerlo, se toma conciencia de los regalos que recibimos a diario y nos llena de emociones positivas. Pero adicionalmente, agradecer da humildad, hace sentir que no merecemos todo, dejamos de dar por hecho las cosas y se siente más afortunados. Al agradecer, disfrutamos las cosas que ya poseemos y detenemos el ciclo materialista de querer siempre más. ¿Cómo afecta realizar actos de bondad? Hacer pequeños actos de bondad y contarlos en familia o en un grupo pequeño de personas hacen que sienta que contribuye con los demás. Estos actos le dan una sensación positiva y lo hacen una persona más empática y preocupada por los otros. Iniciar reuniones de equipo destinando 10 minutos a que cada persona comente acerca de situaciones positivas. No sólo estará ayudando al personal a ser más feliz, más agradecido, más empático y bondadoso, sino que además estará generando un clima laboral positivo que ayuda a la solución de problemas. Cuentan que un empleado del hospital que buscaba donaciones se acercó a pedirle dinero a un hombre acaudalado, diciéndole: “Nuestros registros nos indican que usted es el más rico del pueblo, pero nunca ha donado dinero a nuestro hospital que ayuda a los pobres”. El hombre respondió: “¿Acaso sus registros muestran que mi madre es viuda y no tiene a nadie que la mantenga? ¿Acaso sus registros muestran que mi hermano es parapléjico o que a mi hermana la abandonó su marido con 5 hijos que mantener?” La persona del hospital, muy avergonzada, respondió: “Disculpe, no sabíamos nada de eso”.
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A lo que el hombre rico respondió: “Bueno, si no les doy nada a ellos, ¿por qué tendría que darle a usted?” Definitivamente, el señor rico de la historia no ha experimentado nunca los beneficios que uno siente cuando ayuda al prójimo. Para alguien acaudalado, donar dinero será la opción más fácil y quizás efectiva para aminorar los males que aquejan a la humanidad. Sin embargo, hay pequeños actos de bondad que ayudan y alegran el día a muchas personas, como por ejemplo ceder el paso a otro vehículo al manejar, saludar con cariño e interés a las personas, dar reconocimiento a subordinados, preocuparse por el bienestar de un tercero, entre muchos otros. Empiece a agradecer y hacer actos de bondad y entrará en un círculo virtuoso que lo cambiará para bien eso lo hará un Gerente más espiritual
"La gratitud y la bondad nos hacen tomar contacto con nuestra dimensión espiritual".
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CÁPITULO III GERENCIA HOLÍSTICA Pensar en una gerencia holística implica edificar
organizaciones
espiritualmente inteligente, y esto representa como un aporte en función de un deseo profundo de dar un viraje de vida y un nuevo sentido organizacional, iluminados por los cambios y acontecimientos en las sociedades complejas y caóticas actuales. La necesidad de un avivar y accionar en lo individual y colectivo hacia la búsqueda de la unidad, la sabiduría, la integración, la transcendencia, la sostenibilidad de un mundo mejor.
Es por ello que, se requiere edificar organizaciones como espacios de interacción social, de comunidades de vida, utilizando y transformando el conocimiento en aprendizaje colectivo, continuo y abierto; recreado en una arquitectura con visión holística y ecológica, con procesos creativos e innovadores, instituidos por valores universales y trascendentales que favorezcan la productividad y rentabilidad social.
Articulando esta direccionalidad con lo que postularon los actores sociales en colectivo, quienes hicieron un llamado a una nueva lógica gerencial que vivifique el alma organizacional, la revalorización del aspecto subjetivo de la conciencia individual y colectiva, la humanización de la estructura y la urgencia de construir organizaciones mediadas por principios y valores trascendentales y universales, con el propósito de contribuir al bienestar integral del ciudadano, de las comunidades, de la sociedad y del mundo en la cual están está comprometidas.
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En este devenir organizacional, el gerente juega un papel relevante, por ello la importancia de pincelar propuestas hacia un nuevo pensar y accionar gerencial; la invitación al gerente a un desaprender y aprender, adaptándose, cooperando y colaborando para el logro de ventajas responsablemente constituidas. Como lo estiman desde sus subjetividades e intersubjetividades, el accionar del gerente debe estar proyectado, pensado y direccionado hacia una visión holísta, humana, ecológica, compleja, postmoderna, con un sentido acerca del valor social que debe emprender como gerente, con iniciativas y prácticas gerenciales responsablemente compartidas, para lograr despertar la conciencia individual y colectiva dentro de la organización, en procura del bienestar integral, de una mejor calidad de vida y la sostenibilidad del cosmos que la envuelve.
En referencia a ello se promueve
un gerente que desarrolle las
inteligencias racional, emocional y espiritual, amalgamadas en un todo, que propicie la toma de decisiones no fragmentadas, sino la toma de decisiones integrativas, entendida ésta como un proceso participativo y protagónico de todos los que conforman la organización, y a través de un mecanismo multidireccional de información, se escuchan cada una de las voces de sus miembros, para compartir sus experiencias, sus conocimientos ante situaciones similares y el modo de enfrentarlas; igual sus inquietudes, expectativas y valores; todo esto en función de integrar todas las voces para valorar las opciones que surgen de la interacción y seleccionar en conjunto la mejor alternativa.
Se considera que es un modo diferente de tomar las decisiones complejas y no racionales, con el involucramiento de todos los que hacen vida en la
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organización convirtiéndose en participes y responsables de la toma de decisiones. De igual manera se invita al gerente a desarrollar todas sus potencialidades y capacidades con un espíritu libre, renovador, creativo, profundamente sensible, inspirados por valores universales, trascendentales para encontrar el sentido de sus actos y sus consecuencias; así regirse por principios unificadores como la autoecotrascendencia, autoecoconciencia, autoecorrealización, autoecocomunicación, autoecoorganización, las cuales lo potencian para la edificación de organizaciones espiritualmente inteligentes.
Por lo tanto, un gerente espiritualmente inteligente, se construye desde los fundamentos epistemológicos, teóricos y axiológicos de un modelo organizacional desde el cual el gerente ha de direccionar sus acciones, a fin de constituirse en agente de cambio, mediante la inteligencia racional, emocional y espiritual, con miradas proyectadas a recrear nuevos sentidos acerca del valor social de las empresas en el nuevo milenio.
Seguidamente, gerenciar organizaciones espiritualmente inteligentes desde los fundamentos epistemológicos, es necesario reflexionar sobre los fundamentos epistémicos, como la pureza, el valor de trascendencia, la elevación del espíritu, la perfección, la luz, la vida, la amabilidad, el ejemplo de gozo, la admiración, el aprendizaje, la contemplación, la gloria, la belleza.
Se considera un Triángulo Espiritual como la figura 2 que muestra el camino, el cruzar con energía pura, luminosa, con seguridad y templanza, y, el sentido profundo de la experiencia y la existencia de la humanidad.
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Figura 2 Triángulo Espiritual Energía y Luz
Seguridad y Templanza
Experiencia y Existencia
Fuente: Marrero (2016)
Inspirada en esta idea se piensa en el origen y la evolución del pensamiento gerencial, otro vértice el aprendizaje organizacional; el último representa a una sociedad que ha vivenciado y sentido el agotamiento del paradigma de la racionalidad mecanicista de la administración científica marcado por la experiencia, que por mucho tiempo envolvió la presencia y producción del sentido
organizacional,
estructuralistas,
instituidos
aproximado
a
con
un
perspectivas
estilo
de
funcionalistas
pensamiento
y
racional,
subestimando el emocional e ignorando el espiritual. Todo este planteamiento tiene fundamento en los planteamientos de Zohar y Marshall (2001), “en occidente la cultura racionalista, tradicional, con todas las razones y valores que la acompañaron empezaron a derrumbarse como resultado de la revolución científica y el auge del individualismo y el racionalismo” (p. 35). Por eso transcender, desarrollarse como ser vital del otro, de la empresa, de la sociedad, del mundo y la naturaleza. Todo lo pensado y expresado en los párrafos precedentes, inspira a mirar una gerencia de organizaciones espiritualmente inteligentes.
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Trascendencia y Equilibrio Gerencial Se estima pensar en una gerencia con nuevo sentido y estilo en su práctica gerencial, con novedosas elaboraciones acerca de su participación en la edificación de una organización con valoraciones creadas por sujetos que trasciendan lo material, lo físico, lo racional, lo emocional a lo intuitivo, lo espiritual como un todo en armonía, convirtiéndose en agentes de cambios en las empresas del nuevo milenio. Es así que se considera pertinente una reflexión sobre los supuestos ontológicos, referidos a las indagaciones que se tiene de la realidad estudiada y de su estructura dinámica, justificando la visión del entorno, de la concepción de las organizaciones, del hombre, del cambio, y de las relaciones estructurales o esenciales que definen la vinculación entre los componentes del contexto. En este sentido, se propone una gerencia bajo un enfoque humanista, holista y ecológico, con un pensamiento abierto a un desaprender y aprender organizacional, para que desde la cotidianidad aprendan de sí mismas, de sus virtudes, de sus errores, de sus éxitos y fracasos; adaptándose, cooperando y colaborando para el logro de ventajas competitivas y hacia un camino de sostenibilidad en el transcurrir del tiempo. El desaprender es un proceso de cambio individual, por medio del cual se procura sortear, descartar y olvidar los conocimientos que se han acumulado con anterioridad. Puede decirse, que el desaprender es una actitud que buscar deshacerse de significados, hábitos y marcos mentales ya establecidos, y a partir de ese momento se está preparado para aflorar nuevas ideas, nuevos marcos de referencias; es conformar todo un esquema de competencias donde la única
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alternativa de sostenibilidad es el compromiso de aprender continuamente y creativamente, es una mirada hacia el aprender a aprender. De igual manera, emerge una gerencia desde la integralidad hacia la unidad en un todo; el reconocimiento de que las organizaciones son organismos vivientes, son comunidades de vida, con necesidades físicas, materiales, emocionales y espirituales, que integradas estas necesidades, como una unidad indisoluble, permita el bienestar integral de los seres que moran en ellas, en la sociedad y en el mundo. Es deleitarse en organizaciones poseedoras de inteligencias, constituyendo la inteligencia racional, emocional y espiritual en un todo, sin perder su diferenciación y particularidad que no es más que la aceptación de la complementariedad y no la polaridad. Todo esto genera relaciones e interacciones de orden, desorden y organización entre ellas y el medio de tal manera que se integren considerando sus componentes, atendiendo la concepción energética que bien gerenciada puede enriquecer y potenciar los procesos creativos dentro de las organizaciones. Esta integración se asume como el ideal del funcionamiento de la inteligencia humana, significando el sentido otorgado a la inteligencia espiritual, que en el tiempo ha estado sin reconocimiento de su existencia. Este reconocimiento científico de la inteligencia espiritual, conlleva a interpretar las complejas relaciones e interacciones entre la espiritualidad y la actividad del cerebro; pensada la inteligencia espiritual como aquella dimensionada a un nivel superior, que eleva y libera el camino hacia la autoecotransformación del ser humano y por consiguiente organizaciones que ellas configuran. 29
de
las
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Se estima entonces a la inteligencia espiritual como aquella que integrada, convertida en un todo indisoluble libera energía y luz incandescente, desarrollando mecanismos vitales que permita imprimir un sexto sentido o fe para la aprenhensión y la interpretación de la complejidad del cosmos; el caudal del alma ; la imaginación humana – cualquiera sea la forma que el individuo maneje su espiritualidad-. Asimismo, el reconocimiento de la integración de inteligencia racional, emocional y espiritual en el gerente, propicia el encuentro consigo mismo y en el otro, para hacer de la cotidianidad y de la actuación de vida, un espacio agradable, armónico, placentero, reconociendo y respetando la diversidad de pensamiento y con base a ello, escuchar al otro, uniendo esfuerzos colectivos para llegar a un consenso, en procura de tomar decisiones trascendentales, y en el plano de lo cotidiano, tomar decisiones concertadas que signifiquen el compromiso y el deseo de contribuir a los cambios y transformaciones que requiere la organización y la sociedad. Un nuevo accionar gerencial, significando estrategias dirigidas hacia el desarrollo del ser, el despertar de la espiritualidad en los colaboradores; el fomento de la cultura del ser, de la cultura espiritual como propuestas autoeco-transformadoras; un llamado a despertar la conciencia de ese equipo humano, a mirarse y recrearse en su realidad interior, posibilitando el encuentro de una vida plena y libre, elevando el espíritu y/o alma hacia una perspectiva profunda de vida, significando su sentido a nivel individual, colectivo, organizacional y ambiental. Por eso la procura de estrategias orientadas al fomento de una cultura del ser y cultura espiritual posibilita grandes beneficios para los colaboradores, la empresa y la sociedad; bondades que se traduce en productividad social, 30
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referida ésta como el medio para lograr niveles de bienestar individual y de progreso para la sociedad. Es la conjunción de logros, objetivos, compromisos, interacción de personas, comunidades, empresas públicas y empresas privadas en procura del fomento, la participación y la riqueza de la sociedad. La consolidación de la cultura del ser, la cultura espiritual, la productividad social, procura a su vez la rentabilidad social, referida a la devolución de beneficios de alto valor social, económico y ambiental a la sociedad, en búsqueda del desarrollo social. Son todos los beneficios no económicos que expresan una dimensión clave de desarrollo, como es, la justicia social, la democracia y la sostenibilidad. De igual manera se traduce en empleo, equidad, ingresos, sostenibilidad ambiental, gobernabilidad, convivencia humana. Se destaca también la autoecoconciencia, pensada como el llamado de la conciencia personal y colectiva para la elevación de la voz del espíritu humano lleno de esperanza, de anhelo profundo, de encontrar la voz interior, la voz de la vida e inspirar a los demás a encontrar su propia voz. Se estima, para la acción gerencial, la incorporación de la responsabilidad compartida como un principio, que debe ser primero del individuo, como por las empresas privadas, los entes gubernamentales y no gubernamentales, la sociedad en general; conformando un todo para la mejora de la calidad de vida, abriendo camino hacia el goce, el sentido de vida y la felicidad en todo el planeta. Este principio favorece la existencia de ciudadanos libres y conscientes, capaces de dar cuenta de sus actos ante sí mismo y los demás. La inteligencia espiritual en la gerencia tiene un estilo de pensamiento que integre lo racional, emocional y lo espiritual en comunión con un nuevo orden 31
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vital, inspirado en valores trascendentales, donde no se dejen vacíos que den cabida a elementos, eventos, fenómenos que se antepongan a la dignidad humana y de todo lo formado y desarrollado en el ser humano, posibilitando la edificación de organizaciones espiritualmente inteligentes. Los accionares se movilizan entorno a la comunidad donde todos los seres humanos estén conectados entre sí, participando activamente, de modo que ninguno de ellos quede excluido, marginado o abandonado a su sufrimiento. Atento y con autoecoconciencia profunda hacia el cuidado y la protección de la naturaleza con amor, como fuerza poderosa de existencia en el individuo y en el otro, aglutinando energía del todo, como poder de transformación y de atracción, en procura de concentrar en una experiencia de unidad que contemple en sí toda la diversidad. De allí que las organizaciones deben ser pensadas como una comunidad de vida, como una gran familia, interdependientes, interrelacionadas como garantía de la sostenibilidad para todo, originando una vocación de unidad en la diversidad, dando paso a una organización compleja. La gerencia ha de pensar que la vida cotidiana viene dada por la interacción, la comunicación de manera continua con otros y la construcción de significados. Dentro de toda esta trama, se visualiza a una organización espiritualmente inteligente, como una estructura energética en distintos estados de excitación trascendental por el vacío cuántico; como lo ilustró Tao Te ching (citado en Zohar y Marshall, 2001:p.75), el tipo de trascendencia que no se puede mirar, no se puede escuchar, no se puede atrapar, por ser intangible e indefinible pero están unidos en Uno más allá de la indefinición, de la imaginación, de la descripción.
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En esta propuesta emerge la solicitud de un gerente, un ser humano que desarrolle un tipo de organización neural que le capacite para el pensamiento racional, emocional y espiritual. Como el cerebro no consiste en “aislados módulos inteligentes” (Ob.cit. p. 63), estos tres pensamientos interactúan, se refuerzan e integran, brindando una clase de inteligencia que la llamaremos inteligencia integral, descrita como estructura energética neural cuyo centro o núcleo lo comporta la inteligencia espiritual. Como núcleo central, rota, libera y traslada energía en forma de redes, interrelacionando mediante una permanente interacción a través de mecanismos de retroalimentación con la inteligencia emocional y la inteligencia racional, cada una de ellas con conciencia de la presencia de las otras, complementadas a través de sus múltiples funciones de expansión, generando un campo energético en la que cada una está inmersa y responde a la integración de las mismas, que puede venir de la oración, la meditación o cualquier estrategia que permita fortalecer la interioridad. Por consiguiente, se postula a un gerente con una inteligencia integral, un modo de pensar ecológico y holista que exalte cambios y transformaciones desde el interior de la empresa hacia lo exterior; recreado en un aprendizaje organizacional con énfasis en el aprender sobre sí misma; un mentor, motivador y facilitador de procesos y prácticas que promuevan en el equipo de socios la creatividad, la innovación, la capacitación continua en procura de su crecimiento personal, intelectual y espiritual, como opción y oportunidad para el desarrollo humano, el bienestar integral, la productividad y rentabilidad social. Así como también, el desarrollo de una cultura del ser, el fortalecimiento de valores fundamentales, trascendentales y universales como cimiento para configurar organizaciones espiritualmente inteligentes.
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Axiológicamente, un gerente espiritualmente inteligente sustenta sus acciones en principios y en un sistema de creencias de contenidos éticosmorales fundamentales, universales y trascendentales con la organización, la comunidad, la sociedad, el medio ambiente, hacia sí mismo y hacia los otros seres vivos; convirtiéndose en el centro y eje de todos los aspectos vinculados con el desarrollo, el bienestar social y el fomento de una cultura del ser y una cultura espiritual; asistido por valores y principios como la tolerancia, solidaridad, convivencia, libertad, respeto a la diversidad, integridad, equidad, unidad, justicia, belleza, paz, perdón, prudencia, transformación, templanza, verdad, apertura, cooperación, colaboración, participación, competencia, solidaridad, amor al otro, responsabilidad compartida. Especialmente la tolerancia es un valor universal de carácter social, relacionado con la convivencia, la indulgencia, la consideración y hasta la paciencia de los errores de los otros. Es un valor que constituye la piedra angular para encontrar y establecer el equilibrio entre dos situaciones controvertidas. Significa también el respeto por la opinión ajena fruto de la madurez de la persona. ¨Por su parte la solidaridad, como valor universal está presente en los hechos reales para identificarse con el otro, con sus necesidades, su pobreza espiritual y material. Este valor y principio va de la mano con la compasión y la sensibilidad; y con la capacidad para percibir el sufrimiento del otro y acompañarlo en sus sentimientos, apoyándolo y convirtiendo ese apoyo en hechos viables para la solución de necesidades. Igualmente la convivencia, es un valor fundamental y de transcendencia para la felicidad, el bienestar, la salud interior, el encuentro con el otro. Es la forma en que una persona se relaciona de manera íntima y estrecha con la 34
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familia y comunidad cercana e interesada por él; fundamentada esas relaciones en el respeto, comprensión, amistad, solidaridad y comunicación como principios rectores para el buen convivir. La libertad, es el rompimiento de las cadenas de aquella parte de sí mismo para alcanzar con autonomía los propósitos personales articulados con los propósitos organizacionales; es distinguir desde qué parte interna se actúa y se dialoga, para luego evocar hacia el exterior de la empresa lo que realmente se elija y se quiere. Es la verdad que libera el alma, un estado de conciencia que conlleva a un progresivo descondicionamiento mental, centrarse en la plena coherencia interna, recobrando la sencillez cotidiana, las palabras justas, los gestos de una espontaneidad consciente, la expresión desde adentro, sin lesionar al otro y con sapiencia soltar la obstinación hacia uno mismo y trascender a un nivel más amplio, a un nuevo plano de existencia plena. Respeto a la diversidad, es la valoración del individuo como ser insuperable e irrepetible, respetando y aceptando sus diferencias, tratándolo de la misma manera en la que se desea ser tratado. Asimismo, la posibilidad que tienen los seres humanos y las organizaciones de ir al encuentro del valor social de la espiritualidad, emotividad, afectividad e intelectualidad, para conformar actitudes y conocimientos como pensado que la vida en conjunto es más gratificante para todos. La Integridad, es el grado de madurez en el nivel ético y espiritual de una persona, que lo conduce a actuar lo mejor posible en todas las circunstancias. Es irradiar y compartir sabiduría para aprender a aceptar un deber y apegarse a él en todos los actos de la vida personal y organizacional. Este valor hace que la vida social de cada persona alcance los más altos reconocimientos que 35
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una organización y sociedad puede brindar; un declaración que brota desde la justicia del que valora. Todo ser humano necesita ser reconocido, hacer ver que sus mejores acciones no son anónimas, tienes sus méritos, y que están escritos en letras de luz eterna, sobre el fondo de cada mirada del otro. Si cada persona le inyecta amor y generosidad a sus actos, siempre serán reconocidos. La Equidad, es valorar a las personas sin importar las diferencias culturales, sociales o de género que presenten entre sí. Es el respeto y la consideración como tal, atendiendo el derecho a acceder a condiciones de vida digna, en todo el espectro que ésta incluya. Es elevar la igualdad desde bases sólidas y realistas, movilizando la responsabilidad moral de las personas, dejar a un lado la discriminación, la injusticia, la intolerancia porque va en detrimento de la dignidad humana, constituyendo esta el fundamento de la igualdad de todos los hombres entre sí. La unidad, es la identidad del ser más profundamente conocida; de aquí surge el principio de la identidad que explica la ley natural de la armonía y la unidad de todos los seres. Al faltar la unidad surge el desorden, desintegración, descomposición, destrucción, conflicto, odio, entre otras desuniones propias de la unidad. La justicia, es el valor que pone el orden las relaciones entre las personas, hace que se respeten mutuamente los derechos y permite que se cumplan los deberes; siempre que va acompañada de la sencillez, la sinceridad y la gratitud. La belleza, es un sentimiento que hace surgir un gozo desinteresado, es toda realidad rica dada gratuitamente a la conciencia, para ser solamente contemplada.
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La paz, es el principio fundamental de la espiritualidad; es el viaje hacia dentro que enlaza al ser humano con la paz de la esencia; es la energía que conecta los pensamientos, sentimientos, palabras y acciones con el mundo exterior de manera equilibrada; como energía que proviene constantemente de la única fuente eterna. Es mirar hacia lo más profundo del ser para luego mirar hacia afuera con valor, determinación y propósito. El perdón, como valor representa el admitir los errores cometidos, el hacer saber al otro que se ha hecho mal y el aceptar sus disculpas. Entender que los errores son oportunidades para crecer, tomar conciencia y desarrollar la compasión; comprender la magnitud del amor por sí mismo y por el otro es el aglutinante que mantiene articulado al cosmos, a Dios o la energía que potencie el espíritu. La prudencia, es la búsqueda de un nuevo arte para vivir sin protagonismo; convirtiéndose ello en una práctica fundamental de la persona desde su condición humana como actores principales de su organización, por cuanto la eficacia
en
sus
metas
estarán
directamente
relacionadas
con
la
discrecionalidad y la prudencia que son virtudes indispensables para el buen juicio del ser humano como tomador de decisiones. Se convertirá en un sabio de corazón y espíritu, y su hábito es el actuar bien, clarificar el fin y buscar los medios para alcanzarlos. El cultivo de la virtud de la prudencia, la persona se hace más audaz y menos insensato; la templanza del prudente no significa el no equivocarse, sino rectificar cuando comete algún error, asumiendo con responsabilidad el riesgo por la decisión tomada. La templanza, es la virtud por la cual la persona comienza a darse cuenta de cuáles son sus necesidades reales y que van, por tanto, alineadas a su bienestar y desarrollo. Capacita al ser humano para controlar y canalizar 37
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correctamente sus predisposiciones. Es una discreción ordenadora en orden a la armonía y perfección del hombre. La verdad, es un valor trascendental, es un bien para toda inteligencia humana; es universal y real; que dirige la mirada hacia un nuevo horizonte, con un ser humano que es luz, infinitud y totalidad, que vive en valores; permite el silencio en su pensamiento, cultiva el bien-hacer de las pequeñas cosas, escucha su voz interior, tiene un propósito de vida, se abre a su verdad sincera, su vida tiene sentido, cultiva ideas más nobles y resplandecientes, se siente útil para colaborar con los demás, siente compasión por los que lloran, sufren, su corazón ofrece la medicina del alma, utilización de la tecnología que apoya a la naturaleza, el poder lo utiliza para expansión de la conciencia y el espíritu. La armonía, es el reconocimiento de una conciencia integral, que engloba la dimensión material de la vida que, para desplegarse de manera plena demanda recursos materiales; y sumerge sus raíces profundas en lo más profundo del inconsciente y, por otra, se abre con la mente y el corazón al espacio luminoso de la consciencia; y a su vez a través de un proceso que integra la luz y sombra con el espíritu y materia, confieren sentido al juego de la existencia humana. La cooperación, como valor y fundamento de la vida social, es la energía física, mental y espiritual que genera vibraciones de sentimientos, pensamientos y acciones hacia la sana convivencia, el bienestar, la solidaridad, el compañerismo, la lealtad, el trabajo en equipo, el apoyo recíproco, el respeto mutuo, la reflexión, la disponibilidad, la amabilidad, valores
éstos
vinculados
y
traducidos
colectivamente la realización humana.
38
en
acción
para
conquistar
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La colaboración, es la actitud permanente de servicio hacia el otro, la familia, la sociedad, el mundo; con sentido de desprendimiento, un espíritu generoso que produce un ambiente de enriquecimiento, respeto, apoyo y solidaridad. La participación, es la manifestación activa del ser en su actividad material, emocional y espiritual, evidenciada en la existencia, inteligencia y voluntad para el cumplimiento y compromiso de manera responsable del bien común. Dada su importancia en la vida social y en la aspiración del crecimiento personal, laboral, social, cultural y educativo de todo ser humano; la participación ha de lograrse a través de las relaciones e interacciones entre el individuo, la organización y la sociedad, en procura de romper los obstáculos que con frecuencia se interponen como barreras, que impiden ejercer libre y responsablemente el papel social con y para los demás; así como conquistar las aspiraciones y remontar el camino hacia la libertad, felicidad y planificación. La rendimiento social, principio propiciador de la trascendencia del ser que habita en las organizaciones y en la sociedad; es ir al encuentro con el sujeto mismo, con el otro y mediante la interacción de todos hacia un mundo lleno de libertad,
paz,
ecuanimidad,
armonía, generosidad,
amor,
benevolencia,
gratitud,
hermandad,
apertura,
creatividad,
integridad,
intuición,
propósito, transformación, verdad, voluntad y sostenibilidad. Amor al otro, es un valor trascendental que abre una ventana del alma en procura de ayudar al otro a alcanzar su transformación hacia la libertad; para que desarrolle su mente, cultive la sensibilidad interna, se abra al esparcimiento y el abrazo del alma para el despertar de su conciencia.
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La Responsabilidad, como valor significa un profundo sentido de compromiso consigo mismo, con las personas, con la sociedad, con el entorno; es dar respuesta a la llamada del otro. Aquello que pide respuesta puede ser la conciencia, o bien el tú de un semejante, el nosotros de la sociedad y en último término el yo. Para ello es preciso saber escuchar, no sólo a nuestro yo interior, sino al del otro. Etonces, implica la existencia de ciudadanos libres y conscientes, capaces de dar cuenta de sus actos ante sí mismos y los demás, de contribuir en un quehacer común; la vivencia profunda de algo importante, es por ello que en el ámbito de la esencia propia del ser, la persona responsable asume las consecuencias de sus propios actos, intencionados o no, responsabilizándose de lo que es; así como del saber convivir, del saber decidir, del saber hacer y del saber construir; con una visión y una misión trascendental del futuro exitoso que desea para él, para el otro, para la familia, para la sociedad y para el cosmos o la construcción del Reino de Dios. Todos los valores anteriormente mencionados y unidos al principio de la espiritualidad, cimientan y reorganizan los pensamientos, sentires y accionares hacia una organización espiritualmente inteligente, proyectada como comunidad de vida, con sentido de vida más humano, recreada en la interacción multipluridimensional de los que habitan en ella y de quienes forman parte de ella. Se reconoce entonces un gerente con un estilo de pensamiento holístico, con un potencial infinito que lo hace conocedor de verdades que hasta ahora estaban fuera de su alcance y lo convierten en gestor de su vida personal y profesional y co-creador de todo lo que le rodea. Además poseedor de una inteligencia trascendente, integradora, profunda, sabia que emana de su condición superior como ser humano; que se traduce 40
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en una visión holística de la inteligencia humana. Integran la inteligencia racional, emocional y espiritual, es lo que lo hace idóneo para comprender, enfrentar, resolver la trama que circunda el mundo empresarial y por consiguiente su colectivo. Por eso, mediante el crecimiento y desarrollo intelectual, emocional y espiritual, los individuos tienen una ventana abierta para el disfrute de interminables opciones: el disfrute de una vida sana y prolongada; la adquisición de conocimientos; el acceso a los recursos necesarios para el logro de un nivel de vida digna; la libertad social, política, económica, de pensamiento; la seguridad, la participación en la vida de la organización, comunidad y sociedad; la sostenibilidad; la garantía de los derechos humanos fundamentales; el disfrute del respeto de sí mismo, el respeto al otro, la participación desde sus accionares para alcanzar niveles significativos de rentabilidad social.
"Nunca hay que dejarse dominar por el desaliento. La paternal providencia de Dios nos acompaña siempre" Santa Carmen Sallés
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