Los insectos en la gastronomía

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LOS INSECTOS EN LA GASTRONOMÍA

Los bichos también se comen Saltamontes, grillos, hormigas o larvas. Todos son comestibles y no saben mal, tal como se demostró en la UA

16-05-2013 22:00 ISABEL VICENTE

Lo mejor antes de meterte un grillo en la boca es respirar hondo y no pensarlo mucho. No sabe tan raro: salado, algo ácido y crujiente. Al fin y al cabo, si un tercio de la población mundial consume insectos de forma habitual, no puede ser tan terrible... Con esta filosofía acudieron ayer un centenar de estudiantes de la Universidad de Alicante al taller sobre la utilización de insectos en la gastronomía organizado por la UA y el Centro Iberoamericano de la Biodiversidad, Cibio, y que culminó con una degustación de diferentes platos realizados con bichos. ¿Se imaginan una tortilla de patatas con saltamontes? ¿Y una tartaleta dulce de hormigas? Pues no están mal. Los saltamontes, una vez pasado el repelús inicial, recuerdan a las anchoas aunque menos salados; y las hormigas, dentro de un bombón de chocolate, sólo se identifican por su textura crujiente y su sabor un poco picante. Lo peor es la vista, y es que, obviamente, no estamos acostumbrados a ver orugas encima de un montadito de queso cremoso. Pero, una vez que lo pruebas, ves que no es para tanto. "A mí el saltamontes me recuerda a las pipas rancias aunque sin llegar a ser desagradable", indicaba Chechu, una de las estudiantes tras zamparse un tartaleta de hojaldre con ensaladilla y saltamontes, mientras una compañera, a su lado, no podía evitar la cara de asco al ver los pinchos de tortilla llenos de bichitos. "Esto está bueno, con un punto algo ácido", aseguraba David Medina, otro de los alumnos, después de probar una piruleta de mozarella con larvas. "Se trata de no pensarlo mucho y recordar que nosotros nos comemos los caracoles o las gambas que en algunos países resultan repulsivos", argumentaba José Manuel, otro de los estudiantes antes de probar las tartaletas de hormigas con queso y miel. La verdad es que la mezcla de la miel con las hormigas y el queso resulta curiosa y no tiene mal sabor. Más difícil resultan de probar los chupitos de gelatina de limón con saltamontes ante los que sólo se atrevieron los más valientes. "No sé qué decir", contaba una de las jóvenes tras comerse la gelatina con cierto apuro. "Sabe a limón con algo crujiente dentro". Junto a ella, una chica provocaba las risas de sus compañeros al negarse a probar los


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