LaOpinión DE MÁLAGA
DOMINGO, 20 DE FEBRERO DE 2022 | 23
Opinión
Navajitas plateadas LA SEÑAL
Vicente Almenara
N
o se había dado cuenta pero el Marlboro se le ha consumido y el fuego ya corroe el filtro beis, lo que en otras circunstancias le habría servido como pincho quién sabe contra quién. Pero solo mata el tiempo en la boca de metro de Ciudad Lineal. Sus colegas están a punto de llegar, todos en manada, como a él le gusta. Mira que hay bandas latinas en la capital, y también de otros orígenes igual de peligrosas, pero entre los Latin Kings, Ñetas, Dominican Don’t Play, Forty Two, Blood y Trinitarios, él eligió esta, la mejor, sin duda. Hoy se van a enfrentar a los Dominican Don’t Play y correrá la sangre, sin duda. En el último combate, un tipo se refugió en una cafetería y él lo sacó a golpe de machete dejando un reguero de sangre, que él decía que no era roja sino verde, porque los trinitarios van de lo que van, y van de verde. Los ciudadanos que entran y salen del metro, aquellos que están sentados en las terrazas, quienes miran escaparates… todo el mundo es ajeno a lo que está a punto de estallar. Pero como nuestras alarmas están
oxidadas… Es cierto que hay un seguimiento de la Policía Nacional y Local al ruido de las redes sociales, pero son tantas las bandas y tan pocos los efectivos, y como luce más el presupuesto en asuntos sociales…, además, ¿acaso no es lo más social el trabajo de la policía, que puede salvar tu vida y tu negocio?, pero ese es un debate que ese chico jamás se planteará. Los trinitarios son una banda latina, principalmente de dominicanos, que tuvo su origen en Nueva York a finales de los ochenta. Allí no se discutía de lo de aquí, que si menas sí o menas no, en la capital del
Los trinitarios son una banda latina, principalmente de dominicanos, que tuvo su origen en Nueva York
¿En qué pensamos cuando oímos hablar de «participación infantil»? MÁLAGA SOLIDARIA
Flor Almeida
Técnica de Educación de Málaga Acoge
U
n debate establecido en clase por el maestro o la maestra? ¿Una niña leyendo un discurso escrito por la clase y supervisado por el profesor o la profesora? ¿Un grupo de niños y niñas sosteniendo pancartas con mensajes que no comprenden? Podemos pensar en todos estos ejemplos de «participación infantil», sin embargo, quizá sea una expresión que nos parezca amplia, imprecisa o vacía de contenido real. Y sobre todo, ¿por qué se habla tanto de ella, en qué recae su importancia? La participación es uno de los derechos de la infancia recogidos en La Convención de los Derechos del Niño aprobada por Naciones Unidas en 1989 y ratificada a nivel mundial. No cabe duda de que existe
una conciencia social de que los niños y niñas tienen derechos que deben ser respetados, protegidos y garantizados. Así, desde entonces, son muchas las personas dedicadas a reflexionar sobre el desarrollo y profundización de los términos en los que queremos que dichos derechos se
La participación es uno de los derechos de la infancia recogidos en La Convención de los Derechos del Niño
mundo los miembros de las bandas caen muertos todos los días, bien es verdad que ellos hacen lo que pueden para llevarse por delante a otros de otras bandas rivales, y no solo, también a ciudadanos que se cruzan en su camino. Estos jóvenes son así, y hay que mimarlos y perdonarlos y patatín y patatán. Y se tocó el machete que llevaba en el costado bajo una sudadera Nike -las zapatillas también eran de la misma marca-, disimulado también con su bandana, que le cubrirá el rostro cuando ataque y mostrará los siete puntos, porque el número siete es muy importante, no porque sea pitagórico, que de eso no entienden. Su lema es «amor de siete». Sus señas de identidad son la disciplina -y los hay que velan por la puntualidad, cuidado-, ángel -asisten a los jefes y atienden a las nuevas incorporaciones-, y el guerrero universal -quienes organizan la estrategia de la pelea-. Él lleva puesto un collar de color rosa, azul, verde y blanco. Es suficiente para morir. En realidad, todos, y sin saberlo, acarician una utopía totalitaria, el aniquilamiento o el dominio sobre el otro y la disidencia, el reparto del botín… y es que la posmodernidad disuelve la verdad. Una minoría quiere gobernar sobre la mayoría, aunque eso sea tiranía, pero ellos creen que es poco menos que derecho natural. Alguno descubrió, como señala Tom Kallene, que la fe es lo más radical que hay y se fue de la banda, pero se tuvo que ir también de Madrid con su familia, y esconderse e iniciar una nueva vida. En ese momento, varios flujos de jóvenes hacen acto de presencia, unos por don-
cumplan. En concreto, en relación a la participación puede haber diferencias significativas entre unas formas de participación y otras si pensamos en avanzar en un camino hacia una participación auténtica y plena y no una mera participación, como se dice coloquialmente, de «postureo». La figura de la escalera participativa de Roger Hart nos ayuda a visualizar los distintos niveles de participación. Abajo están aquellos que se consideran como de no-participación por la manipulación que se hace de los niños, niñas y adolescentes al realizar acciones que no comprenden y no responden a intereses propios. Un ejemplo de esto son las campañas políticas donde se les puede ver portando carteles con mensajes escritos por y para adultos. Luego hay niveles de participación cada vez más complejos donde la implicación va en aumento, empezando por la mera información, siguiendo con la consulta y llegando a niveles más altos de la escalera en los que son ellos y ellas los que toman la iniciativa, desarrollan la acción y deciden si cuentan o no con la ayuda de los adultos, como pudiera ser un grupo de adolescentes que se unen para hablar con el Ayuntamiento y pedir que les ofrezcan un local de ensayo para un grupo de música. Todo este abanico de posibilidades nos podemos encontrar y es que está claro que para poder participar se necesita «saber» de qué manera, se precisa tener un conocimiento que puede ir madurándose
de él prevé, y le dicen que les siga, pero hay otros que salen a la luz por un lateral del parque para coger desprevenidos a sus enemigos, e incluso hay seis más que están escondidos como fieras al acecho para cobrarse sus víctimas. El volumen del tráfico es altísimo, los madrileños regresan a casa desde los más alejados lugares de la mega urbe y, entonces, se escuchan las primeras voces en los aledaños del parque, las madres no saben a dónde dirigirse con sus bebés embutidos en los carritos, y otros niños se quedan petrificados entre los columpios ante la exhibición obscena de machetes que relucen con los últimos rayos de sol de la caída de la tarde madrileña. Navajita Plateá lo dice así: Todo está muerto, no sé volver a empezar. No sé qué es lo correcto, no paro ‘e pensar de to’ lo que teníamos ya no queda na’. Me estoy volviendo loco, no puedo olvidar.
En realidad, todos, y sin saberlo, acarician una utopía totalitaria, el aniquilamiento o el dominio sobre el otro poco a poco. Un niño o una niña pueden participar desde edades muy tempranas en distintos aspectos de su vida que le lleven hacia el desarrollo de autonomía y paso a paso a sentirse ciudadano y ciudadana de pleno derecho. Gestos cotidianos como elegir la ropa al vestirse, desde la mirada adulta a veces pueden ser desvalorizados o simplemente no tenidos en cuenta y, sin embargo, también son los que forman parte de este camino. Por todo ello, debemos ser conscientes de que la participación es posible desde edades tempranas y de que es un camino que puede andarse paso a paso hasta llegar a unos niveles auténticos de participación que estarán presentes en la vida adulta. Así se logrará una ciudadanía en buena disposición para contribuir a una sociedad necesitada de las aportaciones de todos y todas para su progreso. Los seres humanos somos seres sociales y como tales requerimos de la participación y la cooperación para vivir.
La participación es posible desde edades tempranas y de que es un camino que puede andarse paso a paso