Mujeres migrantes con derechos

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LaOpinión DE MÁLAGA

SÁBADO, 6 DE MARZO DE 2021 | 21

Opinión

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e llamo Aziza y hace dieciséis años que vivo en Torre del Mar con mi marido y mis dos hijos. Conozco Málaga Acoge desde que llegué de Marruecos. En la asociación aprendí español, me ayudaron con los papeles y empecé a participar en los talleres de apoyo a mujeres hasta formarme como dinamizadora comunitaria para la prevención de violencia machista. Fue una experiencia que me abrió los ojos y cambió mi vida. Antes me daba vergüenza hablar de mis derechos. Antes no pensaba en mí misma, sólo en la casa, mi marido, los niños... Ahora sé muchas cosas y las comparto ayudando a mujeres migrantes que sufren situaciones de violencia machista en mi comunidad. Muchas se ven aisladas, solas, porque no hablan nada de español y, si tienen problemas, no saben a qué recurso acudir o dónde denunciar. Yo trato siempre de buscar su seguridad. Las acompaño a Málaga Acoge para que las apoyen, al hospital, a un juicio, donde haga falta. Les traduzco y les digo que no tienen que callar ni tener miedo. Muchas de estas mujeres migrantes no

H

ace unos años en casa, cuando nuestras hijas eran más pequeñas, utilizábamos una expresión que vale para esta columna: el recuento. El recuento era como el culillo de la vacuna de Pfizer, un remake, otra mirada, la cara oculta de la luna... Todo empezó con nuestra hija Alex. Tras contarle el mismo cuento muchas veces, empezábamos a hacernos preguntas sobre el relato que lo terminaban transformando tanto que acababa siendo otro cuento, el recuento. Esta técnica, que sirve para las historias infantiles, es aplicable a la vida en general. La pandemia, las luchas florentinas del gobierno, la paz mundial, el 8M... Cualquier relato, ante una mirada crítica y muchas preguntas, es susceptible de terminar siendo un recuento, otro relato. Un ejemplo: cojan cualquier noticia de este periódico de hoy y sométanla a un breve cuestionario, perspectiva, tiempo y espacio, y verán que todo cambia. Recuerdo hacer el recuento de Caperucita Roja, el mítico de Perrault. Tras muchas noches leyéndole a mis hijas que la niña era muy bonita y que tenía una caperuza roja, nos preguntamos: ¿qué importan esos datos para el sentido de la narración? Entendimos que nos privaban de imaginar a otra niña, o a otro niño, otros colores, otras opciones. De alguna manera, nos cerraban todas las puertas tirando las llaves al mar. Nos quitaban las alas, no querían que volásemos. Pero teníamos un plan, un recuento y muchas versiones. No hablaron del padre, sigo con esto del recuento, sí, del padre de Caperucita Roja, claro. ¿Dónde estaba ese hombre? ¿Por qué quitaron a la figura del padre? Yo soy padre. Nos borraron de la

Mujeres migrantes con derechos MÁLAGA SOLIDARIA

Aziza Karimi

dinamizadora comunitaria en prevención de violencia machista en Torre del Mar

trabajan y me dicen que aguantan situaciones de violencia porque no tienen dinero ni lugar a dónde ir; otras no saben que el maltrato verbal es violencia machista y que tienen que defenderse. Las mujeres y, entre ellas las migrantes, debemos defender nuestros derechos juntas para que el futuro sea mejor y haya una sociedad igualitaria. El 8M que se va a celebrar es una jornada especial. Nos merecemos un día para nosotras, para reivindicar nuestros derechos. Cuando hablo con las mujeres me encuentro con muchas que sufren violencia sexual y que piensan que el mantener relaciones es un derecho del hombre. Yo les digo que de derecho, nada, que si no

quieres, no quieres, porque es tu cuerpo. También me encuentro con mujeres migrantes que son acosadas en sus trabajos y no se encaran por miedo a perderlos. A lo largo de estos años participando en el programa de apoyo a la mujer de Málaga Acoge he cambiado mucho. En los primeros talleres era más tímida, sentía mucha vergüenza al hablar. Ahora me sé defender en una situación de racismo. Lo hago de forma educada: Si me dicen algo les digo despacio: mira, somos de diferentes países, culturas o religiones, pero, al final, somos iguales. Muchas veces veo a mujeres de mi país que llevan pañuelo y sufren mucho porque la gente las mira mal. También me he

El recuento CONTROL C + CONTROL V

Roberto López @robertolopezzzz

historia a todos los padres. No había alusión a él en ningún párrafo. En nuestro recuento, metimos a un padre que se reía como una jirafa, hablaba cantando y bailaba claqué. Necesitábamos a un padre, un faro que nos iluminara, que nos hiciera reír y que nos hiciera mejores, un padre, y nos lo inventamos. En la historia oficial mataron al padre y luego, sospecho, nos lo ocultaron. Los cuentos no son siempre como parecen, la vida real tampoco, ni las noticias. Necesitamos algo más de sentido crítico. Y después, saben, mandaron a Caperucita Roja sola por el bosque, por aquel inhóspito y peligroso lugar. ¿No hubiera sido más prudente que hubiera ido la madre o que la pequeña hubiera ido

acompañada por algún familiar? No me digan que ni Perrault, ni ninguno de nuestros mayores, pensó que aquello era una locura, que algo iba a pasar, algo malo. Aquella niña pequeña, sola, en el bosque. No fue una buena idea. Nosotros cambiamos algunas cosas a este respecto y, debo reconocer que el cuento ganó, se hizo más divertido, colorido, personal… La verdad siempre está guardada en cajas con envoltorio de regalo pero es necesario hacerse preguntas, digamos «abrir el envoltorio». Contaron -así fue el cuento, yo no me lo invento-, que el lobo atacó a la niña. ¿Solo, un lobo? No, eso no puede ser cierto. Los lobos atacan en manada. Es muy difícil que un lobo, por muy hambriento que esté, ataque solo. Un R.L.

encontrado casos de niños y niñas de familias migrantes que son discriminados en los colegios. Tenemos que conocer a las personas y no quedarnos con lo de fuera. Si queremos vivir juntos debemos respetarnos. Todas las cosas que hago se las cuento a mi marido y a mis hijos en casa. Les quiero educar en igualdad. Mis mellizos, de 13 años, están muy concienciados sobre las violencias machistas. He traducido al árabe las guías con los contenidos de las distintas formaciones que vengo haciendo en Málaga Acoge y tengo el proyecto de trabajar con las mujeres en Marruecos dando charlas y brindando información. A través del WhatsApp estoy en contacto y comparto información con grupos de mujeres, como el de las dinamizadoras comunitarias para la prevención de violencia machista de Málaga Acoge, o el de la Asociación de mujeres Assalam de Torrox. Las mujeres migrantes estamos tejiendo redes, haciéndonos cada vez más visibles y presentes. Estamos tomando conciencia de la necesidad de salir a la calle, de trabajar colectivamente para reivindicar nuestros derechos.

lobo solitario no ataca a una persona, por pequeña que sea, teniendo presas más asequibles. Así lo contaba, supongo que la tradición, y nosotros lo recontábamos todas las noches, lo cambiábamos todo, y todas las noches teníamos un cuento nuevo: lobos, tucanes, padres jirafas y cantarinas, una niña o un niño, caperuzas de colores, ciudades loquísimas, caminos distintos y finales inéditos. ¿Y qué pasa con la abuela? El descuido era brutal. La abuela vivía sola en medio del bosque, en medio de aquel bosque tan inhóspito y tan peligroso, con lobos hambrientos, y sola. Recuerdo que nos preguntábamos si su familia se olvidó de ella, ¿abandonaron a la abuela?, me dijo Álex. Así que nos inventamos unos párrafos y todo fue mejor. Por no hablar de que, finalmente, un cazador que, por allí pasaba, sin saber de la misa a la media, se tomaba la justicia por su mano. Ante este hecho tuvimos que preguntarnos: ¿dónde está el principio de presunción de inocencia, y la templanza, y la piedad, y el derecho romano? Recuento al canto y terminamos. También lo cambiamos, lo cambiamos todo, todos los días y, os aseguro, que fue mejor. Durante un instante, cada noche, conseguimos crear nuestro propio cuento, nuestro recuento. De la misma manera, insisto, esta técnica sirve para el resto de aspectos de la vida. Yo lo hago mucho, al menos, lo intento. Acercarme a las cosas con una mirada 360 y muchas preguntas. Sólo nos ofrecen una versión y, lo peor, nos arrebatan la posibilidad de encontrar otras perspectivas, nos quitan las alas, nos cierran las puertas… Apliquen a la vida un breve cuestionario, perspectiva, tiempo y espacio, y verán que todo cambia.


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