Aquellos lejanos juramentos EL CONTRAPUNTO
Rafael de la Fuente
C
reo recordar que fue en una de esas tardes doradas en los comienzos del verano de 2011. En mi siempre añorado Freiburg im Breisgau, en el sur de Alemania. Confieso que me encanta esa apacible, inteligente y hermosa ciudad universitaria, tan solo a unos pocos kilómetros de la vecina Francia y sus civilizadas e invisibles fronteras. Por las empinadas calles de la ciudad antigua, los viandantes evitan las Bächle. Son las canalizaciones por donde se deslizan las aguas de las colinas cercanas, ya en la Selva Negra. Pienso que la Friburgo alemana es probablemente una de las ciudades más envidiadas de Europa. Tanto por su belleza y su patrimonio cultural e histórico, como por su inteligente legislación en materia medioambiental y sus ejemplares sabidurías cívicas. Muchas de las calles de la parte antigua están destinadas exclusivamente a los peatones y a los ciclistas. El aire estaba limpio de contaminación – lo confirmaban los numerosos paneles electrónicos - y la ausencia de tráfico y ruidos molestos eran una delicia. En uno de aquellos acogedores establecimientos de la plaza de la Catedral me tomaba un café con la representante de Ucrania en uno de los grupos de trabajo de la Convención Europea del Paisaje. Habíamos coincidido en un proyecto desarrollado bajo la tutela del Consejo de Europa. Más de uno de nosotros pensaba que en un futuro las ciudades europeas debe-
rían ser como Friburgo. Recordamos que esa parte del barrio alto había sufrido un duro bombardeo aéreo en los comienzos de la última guerra. El comandante alemán de una escuadrilla de bombarderos Heinkel 111 había confundido a Friburgo con una de las vecinas ciudades francesas. Murieron 57 personas. Cuando se le informaron de su error, se suicidó. Quizás era de Friburgo. Me comentaba mi docta colega que había investigado en documentos de la Segunda Guerra Mundial datos relacionados con un fenómeno que muchos prefirieron olvidar, sobre todo a partir de la derrota del Tercer Reich. El destino y la muchas veces trágica historia de los voluntarios europeos que se alistaron bajo las banderas del nazismo para «la lucha por una nueva Europa». Había entre ellos súbditos holandeses, daneses, noruegos y belgas, además de españoles, franceses, ucranianos, turcomanos, tártaros y cosacos. Obviamente los primeros parecían estar más cercanos que los restantes a los arquetipos raciales que las autoridades nazis habían establecido como las características ideales de la raza superior: obviamente se suponía que ésta era la germánica. A mi colega de Ucrania le había llamado la atención que el juramento de lealtad y obediencia al Führer Adolf Hitler de los voluntarios españoles de la División Azul fuera dife-
Proyecto Xena: chicas extuteladas armadas de derechos MÁLAGA SOLIDARIA
Genoveva Pérez Coordinadora del Área de Jóvenes de Málaga Acoge
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umaima quiere estudiar enfermería, trabajar para mejorar su futuro y así poder ayudar a su madre. A Laila le gustaría ser azafata, formarse y empezar de cero en España una nueva vida. Yasmin es emprendedora y planea crear su propio negocio mientras cursa un grado medio de administración de empresas. Tienen 21, 19 y 18 años y muchas ganas de salir adelante. Estuvieron en centros de protección menores y, con la mayoría de edad, se enfrentaron al abismo que supone la falta de recursos específicos al acabar la protección de la Administración. En su 18 cumpleaños, solas y vulnerables, muchas jóvenes extuteladas como ellas tienen que convertirse en adultas de la noche a la mañana y se ven abocadas a situaciones de sinhogarismo y exclusión social. Para armar de derechos a estas chicas y brindarles una segunda oportunidad, Málaga Acoge y Asimas venimos sumando esfuerzos
desde comienzos de año en el proyecto Xena. Nuestro objetivo es crear un espacio seguro para mujeres jóvenes en una casa en la que están acompañadas 24 horas y pueden sanar sus heridas. Las llevamos de la mano cubriendo tanto sus necesidades básicas como psicológicas y sociales, además de apoyarlas jurídicamente y promover su incorporación a la formación reglada y el mercado laboral. No se trata sólo de ofrecerles techo y comida, sino de un trabajo integral que favorece su autonomía e independencia. Queremos acompañarlas en su camino hacia la emancipación fomentando su talento y capital humano. Hasta conseguir su inclusión plena en la sociedad. El proyecto Xena surge porque lo piden las propias chicas extuteladas. Son ellas las que reclaman recursos específicos, igual que los que hay para los varones. Tanto los chicos como las chicas jóvenes sin referentes fami-
rente del de sus comilitones de otros países: «¿Juráis ante Dios y por vuestro honor de españoles absoluta obediencia al jefe del Ejército Alemán Adolf Hitler en la lucha contra el bolchevismo, y juráis combatir como valientes soldados, dispuestos a dar vuestra vida en cada instante por cumplir este juramento?». El juramento (en alemán y español) fue rubricado por aquellos jóvenes soldados en aquel 31 de julio de 1941 con un «Sí, juro!». Según ella, no fue el 20 de agosto, como erróneamente se ha publicado. También según mi colega, la solemnidad del acto fue ratificada por un ilustre general español expedicionario y sus jefes de regimiento ante el general alemán Conrad von Cochenhausen. Además de pronunciar el «Sí, juro» los oficiales españoles posaron la mano izquierda sobre el acero de las espadas del alto dignatario de la Wehrmacht y sus ayudantes. Había comprobado la docta profesora ucraniana que por ser los voluntarios españoles los únicos que no provenían de lugares ocupados por las tropas del Tercer Reich, las autoridades alemanas les permitieron un juramento bastante menos truculento que el formulado para los combatientes de otros países: «Ante ti, Adolf Hitler, como jefe germánico, juro comprometerme con lealtad y valor. Pongo a Dios por testigo que he de honrar hasta la muerte tu nombre y las leyes de obediencia y fidelidad prescritas por ti». En la risueña luminosidad de aquella tarde cenital, sentados enfrente de la hermosa catedral gótica de Friburgo, en el corazón de una nueva y en muchos aspectos irreconocible Europa, aquellos lejanos juramentos sonaban como un sacrilegio. Por supuesto, en aquella plaza mágica, rodeados de jóvenes relajados y felices, aquellas siniestras palabras parecían llegadas, por su carga de fanatismo y odio, desde una malévola e inquietante galaxia a la que quisiéramos olvidar. liares son extremadamente vulnerables y requieren protección, pero por el hecho de ser mujeres tienen riesgos añadidos. Aunque son más los jóvenes extutelados hombres, esto no quiere decir que no deba haber recursos para las ellas, sobre todo teniendo en cuenta su mayor grado de vulnerabilidad. Las escasas posibilidades de acceder a prestaciones y medios de protección, junto a la falta de formación y experiencia aumentan el riesgo de que las chicas caigan en redes de prostitución y las aboca a convertirse en víctimas de violencia de género. ¿Por qué no hay pisos para chicas?, se pregunta Salima, de 20 años. Llegó con 18 a Málaga tras pasar por un centro de protección de menores en Melilla. Ha acabado una formación de limpieza y espera hacer pronto las prácticas. Le gusta la peluquería y en sus ratos libres ir a la playa con su amiga Fátima.. Para que más jóvenes como Salima, Oumaima, Yasmin y Fátima salgan adelante, el 27 de mayo lanzamos el crowdfunding ‘Proyecto Xena: chicas armadas de derechos’ en migranodearena.org. Ya hemos alcanzado el 70 por ciento de nuestro objetivo gracias al apoyo de muchas personas que apuestan por estas mujeres guerreras, pero necesitamos más colaboración para hacer nuestro reto una realidad antes del 30 de junio. Con el proyecto Xena queremos hacer visibles a estas jóvenes luchadoras, acompañarlas hasta que se conviertan en capitanas de sus propias vidas y puedan cumplir sus sueños.
OPINIÓN
LaOpinión DE MÁLAGA
18 | SÁBADO, 19 DE JUNIO DE 2021
u Gracias a la pandemia nos hemos ido enterando de cantidad de cosas. Por ejemplo, de la inmunidad de rebaño, que lógicamente parte de la base de que rebaño somos, algo que siempre cuesta admitir. Como sin duda se trata de una ley universal, no solo para virus sino para cualquier cosa de fuera, la inmunidad de rebaño debe de ser la que protege nuestra mente de nuevas ideas que nos hagan cambiar de opinión. A veces nota uno que un argumento le convence, pero en seguida empiezan a moverse anticuerpos y volvemos a la idea anterior. En realidad la estabilidad política, social y emocional de un país vendría de que cada rebaño cuenta con su propia inmunidad de rebaño. Eso explica también liderazgos raros, en los que se deplora al pastor pero se le defiende por ser el que el rebaño tiene. Gracias a la pandemia y sus conceptos hemos tomado conciencia de que somos ovejas, lo que no es poco.
La espantosa verdad que ahora sabemos En corto Pedro de Silva