El rock and roll sí es cosa de niños

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CULTURAS Y SOCIEDAD

Lunes 29.12.14 SUR

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El rock and roll sí es cosa de niños LA NUBE DOBLE

Tres bandas malagueñas se unen para ofrecer un concierto infantil con fines solidarios

LOS AÑOS FABULOSOS

Músicos de Airbag, Puño Americano y Patada Voladora recaudan el 3 de enero en el Muelle Uno fondos para Málaga Acoge con un repertorio para disfrutar en familia

E

:: REGINA SOTORRÍO MÁLAGA. Sonarán Los Ramones, una versión de Little Richard o el ‘Monkey Man’ de Toots & The Maytals. Un repertorio de puro rock and roll que forma parte de la banda sonora de estos experimentados músicos de Málaga, miembros de bandas como Airbag, Puño Americano & His Puñettes y Patada Voladora. Las han tocado mil veces, pero nunca como lo harán el próximo sábado 3 de enero en el Muelle Uno (12.30 horas). Enfrente tendrán a unos espectadores especiales, roqueros en potencia que apenas levantan un metro del suelo. Es la primera edición de ‘Rock’n’Roll para niños’. «Y no sé quién se lo pasará mejor, si ellos o nosotros», admite Daniel Romero, voz, saxo y maestro de la tabla de lavar de Puño Americano & His Puñettes. Disfrutarán como enanos y, además, por una buena causa: todo lo recaudado se destinará a Málaga Acoge. Llevan años gestando la idea, tienen «muchas ganas» de enfrentarse a ese público... pero poner de acuerdo a miembros de diferentes bandas para ensayar un repertorio adaptado al público infantil –y más en estas fechas– no es tarea fácil. «Pero esta vez parece que lo hemos conseguido». Y la repercusión les ha desbordado. La mañana de rock and roll para niños iba ser en Velvet Club, en calle Comedias, pero un día y medio después de anunciar el evento se agotaron las entradas. El aforo era muy limitado para garantizar que los niños estuvieran a gusto y disfrutaran del concierto. Se pusieron entonces manos a la obra para buscar un nuevo espacio que permitiera dar cabida a todos y, por mediación del estudio creativo La Madre de Los Beatles, Muelle Uno les cedió su escenario. Ya no hay excusas. La entrada en Velvet era lo que cada uno quisiera pagar, y lo mismo en la nueva ubicación. Aunque de acceso libre, voluntarios de Málaga Acoge pasarán la hucha durante el concierto para recoger los donativos. Quien quiera ya puede dejarlos en el bar de zumos y batidos El Último Mono y el bar de tapas DrunkO-Rama. «Y que la gente se estire, que no done monedillas», pide la voz de Puño. La recaudación íntegra se destinará a esta ONG que lucha por los derechos de los inmigrantes. Ninguno de los participantes cobra un duro. Los músicos, por su parte, prometen alrededor de media hora de espectáculo –más no aguantan los niños– para disfrutar en familia. Eso sí: su intención es que los pequeños

JUAN FCO. GUTIÉRREZ LOZANO

Adolfo y Pepillo, de Airbag, actuarán ante el público infantil en el Muelle Uno. :: SUR

Puño Americano participa en el evento. :: SUR

EN DETALLE XE l grupo. Adolfo (Airbag), Pepillo (Airbag), Perico (Patada Voladora), Mario (Puño Americano & His Puñettes y Patada Voladora), José, Dani, Irene y Rocío (Puño Americano & His Puñettes). XF echa. 3 de enero. XL ugar. XH ora.

Muelle Uno. 12.30 horas.

XE ntradas. La voluntad. Todo lo recaudado se destinará a Málaga Acoge.

El batería de Patada Voladora marcará el ritmo. :: SUR

ocupen las primeras filas, vigilados por voluntarios de Málaga Acoge, y que los padres se queden en la retaguardia. «Tiene que ser así, que los niños se vean entre ellos, se sientan entre iguales, como si fueran adultos», asegura Daniel Romero. No hay un público específico. «La música no tiene edad. Hay niños que nacen y ya les gusta la música y otros que solo quieren jugar a ‘la Play’. Cada padre sabrá lo que le gusta a su hijo», defiende. Por eso, mantiene que pueden ir desde niños de 10 años a bebés en el carrito.

El grupo Forman esta banda miembros de tres conocidos grupos malagueños: Adolfo y Pepillo de Airbag; Mario de Puño Americano y Patada Voladora; y José, Dani, Irene y Rocío, de Puño Americano & His Puñettes. Una mezcla de rockabilly, power pop, punk rock y garage que nace de la amistad, de compartir muchas ho-

ras en la que se ha convertido en la «pequeña parroquia» de estas músicas, el Drunk-O-Rama, el bar de Daniel Romero. Por esta vez, dejarán de lado su cara más gamberra para acercar el rock and roll al espectador del futuro. Porque están convencidos de que el hábito de ir a conciertos hay que adquirirlo cuanto antes, mejor. «Se hacen muchos conciertos didácticos de música clásica. Entonces, ¿por qué no con rock? Hay que educar en esto, que vean música en directo desde chicos y de forma atractiva», apunta. De hecho, el repertorio se ha diseñado pensando siempre en ellos, en temas bailables que les entretengan y llamen su atención. Este año se plantea como un «experimento», para ver cómo funciona, pero la intención es hacer una segunda edición en 2015 con otras bandas. Al fin y al cabo, para muchos la música empezó así, como un juego de niños.

stán los muros llenos de años (y de fines de año) fabulosos, o algo parecido. No nos lo dice Rajoy, que también: nos lo dice Facebook, que ahora nos cuenta más cosas, y a quien se las cantamos cuando no hay mejor compañía. Al amo de nuestras autobiografías, Mark Zuckerberg, se le ocurrió hace un par de años dirigir el pulgar azul –o bueno, el índice– hacia Instagram. Ya saben, esa aplicación para pasar ratos muertos viendo a vivos posar como si fueran guapérrimos y no hubiera un mañana. Facebook pagó entonces por Instagram 817 millones de euros: se estima que hoy vale 28.000 millones. Algo habrá contribuido, digo yo, el despelote generalizado de sus 300 millones de usuarios, con sus fotos nutridas de atardeceres, abdominales y boquitas de piñón acarminadas. Todo sea por mejorar la marca personal, o ‘brand’, que dicen en inglés. El álbum de fotos que este año nos regala FB (del que usted ya abomina, intuyo) es algo simplón, más fullero que aquel otro famoso vídeo de las pasadas navidades. Pero claro, habrán pensado que, con lo del campanazo de Instagram, más vale fotos volando que textos en la mano del ‘smartphone’. En EE UU pecan de inocentones en casi todo, salvo en algunas series molonas (no se pierdan ‘Transparent’, de Amazon Studios: el más ‘indie’ y tierno reclamo seriófilo reciente). Por eso en ‘The Washington Post’, ahora propiedad del fundador de Amazon, una bloguera ha descubierto América. Ha denunciado que los álbumes navideños del FB son dañinos para el alma de muchas criaturas, pues los algoritmos no entienden de correcciones políticas y mucho menos sentimentales. La ‘app’ mezcla fotos de vivos y fallecidos, de dolores y alegrías: sin ton ni son, pero con muchos dibujitos. Y resulta feo eso de cerrar el año mezclando el careto de una ex pareja de enero con la del nuevo amor eterno que conocimos en septiembre. Ay, con el trabajito que cuesta bloquear recuerdos. Con todo lo que vale Facebook, fíjate tú el plan: no habían caído en que, como la piel y como cada año ido, las fotos y las marcas también tienen memoria.

En twitter: @jfglozano


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