SÁBADO, 10 DE OCTUBRE DE 2020 17
LaOpinión DE MÁLAGA
Opinión y participación
NO PIERDAS NUNCA TU SONRISA Tribuna Mohamed
M
e llamo Mohamed* y llegué a Málaga el 19 de octubre de 2019. Vine a buscar un futuro. En mi familia había problemas desde que era pequeño y salí para buscar mi vida. Los primeros cuatro o cinco meses dormía en Calor y café (centro de acogida nocturno) y almorzaba en el comedor social. Después entré en el albergue, donde he pasado los meses de confinamiento y ha sido duro, de verdad: hay mucha gente, casi todos mayores, no vale para un chico de 21 años. Cuando llegué a Málaga empecé a estudiar por las tardes en el Gaona (IES Vicente Espinel). Del albergue salimos a las 8:30 de la mañana y no podemos volver a las habitaciones hasta las 9.00 de la noche. No siempre está abierto el mó-
dulo de al lado para estar durante el día. A veces, me quedaba dormido en las clases. Tengo que buscar un sitio en el que descansar al mediodía. En la mochila llena de cosaslibros, jerseys, que cargo el día entero, llevo sábanas para echarme después de comer en la playa o en un parque. Seguir con los estudios me costó mucho durante el confinamiento porque en el albergue no tenía conexión a Internet. Málaga Acoge me dio una tarjeta para poder enviar los deberes y lo hice todo y aprobé. Ahora estoy en el segundo curso de educación para adultos. Lo que más me gusta es la Historia. Voy al instituto los lunes, miércoles y viernes por las tardes. También tengo refuerzo de español antes de las clases con Cristina, que es profesora y voluntaria de Málaga Acoge. Como me gusta ayudar, soy voluntario de Cruz Roja en el CEA (Centro de encuentro y de acogida) de PalmaPalmilla: damos comida, bocadillos, ropa, apuntamos a la gente que se quiere duchar o que quiere cita con el médico. Los usuarios que están allí me conocen y dicen sorprendidos: mira, él también está en el albergue
¿qué hace aquí? Me respetan mucho porque saben que estoy en la misma situación que ellos y, al mismo tiempo, estoy ayudando. También fui voluntario con personas mayores en Cruz Roja de Ceuta, donde trabajaba mi padre. Él está ahora sin trabajo en la ciudad de Rincón-M'diq, en Marruecos, donde vive, porque la frontera está cerrada. También me gusta mucho tocar la guitarra. Mi tío era profesor. Empecé a aprender con él y luego he seguido solo. Ahora mismo estoy practicando con el flamenco. El año pasado siempre andaba con mi guitarra en la calle. Ahora la guardo en la habitación donde duermo. Estoy deseando salir del albergue y vivir en un piso en el que pueda estar cuando quiera, estudiar tranquilo, descansar un rato y cocinar, que me gusta mucho desde pequeño. Mis sueños son normales: primero de todo, tener los papeles para poder trabajar, que sé que es difícil porque hay que esperar tres años y tener un contrato de uno. Pero la vida es así, es difícil, no hay algo fácil. Cuando llegué hablaba algo de español, pero he aprendido a leer y a escribir en El Gaona. Y ahora
ESCUCHEN, POLÍTICOS Escuchen a las principales sociedades del país que les reclaman que abandonen la disputa política a la hora de tomar decisiones
Control C + Control V Roberto López @robertolopezzzz
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or favor, políticos, escuchen los datos objetivos, sin intereses, sobre valores absolutos y relativos, porque en todos los datos perdemos y porque no podemos perder más tiempo, porque el tiempo perdido son enfermos y muertos, y ruina para todos, y ya no queda tiempo, ni queremos más enfermos ni muertos, ni más ruina, y porque nos va la vida en ello. Escuchen a los científicos que redactan informes que envían al ministerio, sin recibir respuesta, informes olvidados en bandejas de entrada, informes que exigen planes contundentes desde la raíz, planes dinámicos, no estáticos, elásticos que puedan variar en horas y en espacios, planes sin intereses partidista y con altos intereses generales. Entiendan que la capacidad de liderazgo se mide por la capacidad de adaptación. Escuchen el clamor de la gente, los ecos tremendos del hartazgo y la desafección, la rabia contenida, no por mu-
cho tiempo, del que cansado ve como pierde a chorros la esperanza. Recuperar el capital humano, gestionar esa ingente frustración costará décadas y nos puede llevar a los extremismos, al populismo, al pasado, y ustedes serán los responsables. Escuchen, se lo pido, a las principales sociedades del país que les reclaman que abandonen la disputa política a la hora de tomar decisiones y que sus decisiones, que serán las nuestras y serán definitivas, se basen en criterios estrictamente científicos. Ya llegará la política de trinchera y la factura final. Escuchen que la unidad y el liderazgo son imprescindibles en esta extraña batalla. Escúchense. Sí, escuchen sus declaraciones, su fuego cruzado y su fango, con el que no avanzamos, con el que seguimos siendo el país con las perores consecuencias sanitarias y económicas de nuestro entorno. Es obsceno, vergonzoso, ver cómo luchan en el barro mientras muere otro de los nuestros, mientras se cierra el siguiente negocio. Cuando soplan vientos de cambio, algunos construyen muros. Otros molinos. Escúchense. Escuchen a la comunidad científica, y no tanto a sus jefes de gabinete, y aprendamos que la buena educación es siempre una inversión y que la mala siempre sale cara, y que cuando se forman a buenos médicos no se les puede dejar volar a Inglaterra o Alemania, hala, Auf Wiedersehen, porque siendo así es un mal negocio y ya estamos ma-
En este tiempo de incertidumbre necesitamos bajar el balón, alejarnos del desconcierto y ser eficientes
yores y muy cansados para malos negocios. Escuchen a The Lancet, por ejemplo, que pone el foco en el conocimiento de la infección, la participación de la comunidad, la capacidad de salud pública, la calidad del sistema de salud nacional… O sea, trabajen en la prevención, más vale prevenir que curar, antes que en las UCI, en las camas o en respiradores automáticos que también, piensen antes en el personal sanitario en cantidad y calidad, en las medidas de control fronterizo, en el rastreo, en una App eficiente y obligatoria… Escuchen las experiencias de otros países, en Italia, donde se mantuvo el Estado de Alarma, se bloquearon fronteras y se limitó el botellón. O en Francia, donde se unieron todas las administraciones ante el confinamiento de París. O en Nueva York donde se apuntaron 180.000 personas para ser rastreadores en un curso, atención, de solo
mismo estoy aprendiendo rápido a ser peluquero porque durante el confinamiento corté el pelo a los chicos del albergue. Hago cortes de pelo buenos con tijeras y cuchillas que compré con dinero que gané haciendo trabajillos. A veces me he sentido solo: cuando estoy en la calle, en el parque, me siento mal, como que no tengo a nadie. Si un chico piensa en un futuro y encuentra oportunidades le va bien, pero si no tiene ayuda no puede seguir porque está en un país que no es el suyo, sin su familia, y eso es muy difícil. Yo tengo amistades buenas y trato de escapar de las cosas que sé que me van a llevar a algo malo. Cada uno de nosotros tenemos que buscar nuestro propio camino. ¿Suerte? No creo en ella. Si quieres lograr una cosa tienes que trabajar y luchar para conseguirla. Sin olvidar algo que me dice mi padre siempre: no pierdas nunca tu sonrisa. Mohamed es un joven que apoyamos en Málaga Acoge que estudia segundo curso de Educación para adultos (ESPA ) en el IES Vicente Espinel y hace unos días entró a vivir en un piso de acogida de Cáritas Diocesana de Málaga
cinco horas. O en Dinamarca donde el sistema educativo es mixto, flexible y se puede trabajar de manera telemática, y se ha proyectado un sistema de conciliación que evita males mayores. Escuchen a los expertos en Big Data y aprendamos que los datos son trascendentales a esta altura de la historia, que son conocimiento, y que debemos trabajar con datos de calidad, datos que se puedan cruzar con otras bases de datos inteligentes y que, casi en tiempo real, nos ofrezcan soluciones prácticas. Se trata de metodología, de matemáticas. Escuchen a los números, bien usados no mienten. Escuchen, se lo ruego, a los que llamamos un día sí y otro también a la calma, al espacio común, al consenso… Ahora, más que nunca, es fundamental la unidad. No pueden, ni deben solapar convocatorias de prensa, ni liarnos con datos sesgados, ni enfrentar a las administraciones confundiendo a todos… No pueden a estas alturas, siete meses después de la explosión, hablar de sentarse para fijar una reunión que, cuando las agendas lo permitan, sirva para emplazarnos en otra cita que valga para empezar a ponerse de acuerdo. En este tiempo de incertidumbre necesitamos bajar el balón, alejarnos del desconcierto y ser eficientes. Escuchen, y termino ya, a los científicos que nos pronostican tiempos muy difíciles y escuchen a la gran mayoría de los ciudadanos que están confusos y hartos. Necesitamos silencio, unidad y liderazgo real, no de postureo ni de manual. Escuchen, políticos, porque les necesitamos al cien por cien y porque vamos a tener (ya tenemos), otra vez, las urgencias sanitarias llenas de gente y datos insoportables y enfermos y muertos, y ruina, y mucha pena…, y porque nos va la vida en ello.