Servicio doméstico

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Málaga hoy

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● LUNES, 16 DE ENERO DE 2012

Málaga “Es el trabajo peor valorado, no tenemos nada”

M. H.

Una empleada del hogar limpia los cristales.

La regularización de las empleadas dehogar provoca cientos de consultas ONG como Málaga Acoge recibe más de una decena de llamadas diarias tanto de familias como de empleadas · Ahora hay que dar de alta desde la primera hora Cristina Fernández / MÁLAGA

El pasado 1 de enero entró en vigor una nueva normativa con el propósito de regularizar y dignificar el trabajo de un colectivo especialmente sumergido y, por tanto, vulnerable, el de las empleadas de hogar. Esto supone novedades como la obligatoriedad del empleador de dar de alta a la trabajadora desde la primera hora y por anticipado. El desconocimiento de las familias de esta forma de proceder está llenando las sedes de ONG de consultas en estos primeros días del año. Lo importante, subrayan desde las entidades, es sensibilizar a los empleadores para reducir la precariedad. “El teléfono no para de sonar en estos días, la gente está muy perdida, no sabe cómo hacerlo”, comenta Alejandro Bernal, coordinador del área de empleo de Málaga Acoge. Como señala Bernal, antes el alta también era obligatoria “pero el empleo doméstico es de lo más sumergido”. Asegura que “no ha cambiado tanto la cosa, siempre ha sido un delito contra el derecho de los trabajadores emplear a alguien sin contrato, pero sí la mentalidad, le están viendo las orejas al lobo, se está insistiendo mucho en que es

obligatorio dar de alta desde la primera hora y previa a la relación laboral”, añade el coordinador. Con anterioridad a esta normativa, si la trabajadora tenía varios empleadores, es decir, si limpiaba por horas en distintas casas, el alta de la seguridad social le corresponMaría Delia Abbate Responsable de inclusión de Arrabal

Una norma es muy importante, pero la precariedad se evitará si cambia la actitud del empleador” día a ella. Sin embargo, en la actualidad han de asumirla los que la contratan. “Con esta medida se pretende que coticen, no para desempleo, sino para contingencia común o laboral, es decir, si se ponen enfermas o tienen algún accidente en el trabajo”, explica Alejandro Bernal. En la Asociación Arrabal AID también ha aumentado mucho la demanda de información. “La gente se muestra con ganas de hacer cumplir el derecho o de ejercerlo en un mercado de muy poco reco-

nocimiento”, dice María Delia Abbate, responsable del área de inclusión de Arrabal, y subraya que las principales consultas son cómo debe hacerse y qué tienen que pagar en sus casos particulares. Desde Arrabal consideran que “esto es algo multifactorial, depende no sólo de la legislación, que es muy importante, sino también de la mentalidad del empleador”. Abbate reitera que “una norma es un parámetro a seguir, pero la precariedad se evitará siempre que cambie la actitud del empleador y en eso aún queda mucho por hacer”. También señala que a pesar de que han mejorado las condiciones, la cotización de estas empleadas aún no les da derecho a percibir prestación por desempleo y “eso hay que igualarlo, ése es el paso que hay que dar y nos hemos quedado faltos”. Desde la organización Prodiversa, antiguo MPDL, van más allá y sostienen que “si no se persigue la infracción, todo quedará en un papel y nada más”. Afirma Teresa Pineda, coordinadora de Prodiversa, que “la nueva regulación es más estricta pero se seguirá sin cumplir si no se persigue a los empleadores que no la acaten”. Como punto negativo Pineda apunta que “a algu-

PASOS A SEGUIR

Plazos y altas Hasta el 30 de junio tienen los empleadores para regularizar la situación de sus empleadas del hogar. Las altas deberán realizarse con carácter previo al inicio de la actividad laboral.

Dónde y cuánto Hay que ir a cualquier oficina de la Seguridad Social o también puede hacerse por internet, a través del registro electrónico en la página de la Seguridad Social. El empleador debe pagar un 22% sobre la base de cotización de la empleada, un 3,7% de dicha cantidad corresponde al trabajador.

Contratos Se pueden descargar en la web del Ministerio de Empleo y Seguridad Social.

Ana Maldonado lleva 12 años “echando horas” en la limpieza doméstica, pero sólo cotiza desde hace tres. Las familias para las que trabaja, entre ellas María del Carmen Corado, le ayudan a pagarse su seguro social para asegurar su futuro. “Éste es el trabajo peor valorado, no tenemos desempleo, ni ayuda, no tenemos nada y debería ser como cualquier otro”, dice esta empleada que se queja de la competencia desleal de “mujeres de fuera que cobran 4 ó 5 euros la hora” y pide un “convenio para cobrar todos igual”. Claudia Robledo llegó hace más de cuatro años desde Colombia. Desde entonces ha trabajado como interna. Ha cotizado dos años y medio y ha sobrevivido con un sueldo de 600 euros. Ahora intenta cambiar de trabajo porque, asegura, “se pasa muy mal”. “Hay mucha discriminación, en algunos casos te tratan como a alguien inferior”, afirma y señala que ella ha tenido que pagar su seguridad social para poder renovar su tarjeta de residencia. nas mujeres no les beneficia darse de alta porque los empleadores le descuentan de su sueldo lo que tienen que pagar”. La situación invisible en la que aún se hallan muchas de las empleadas del hogar en Málaga se ha cebado especialmente con el colectivo inmigrante. “En un principio trabajaban con personas sin permiso de residencia, ni de trabajo, no importaba, y ahora se pretende revalorizar los derechos y deberes de empleadas y empleadores”, explica Haydée Bossio, técnico laboral Antequera Acoge. La falta de oportunidades, la necesidad de buscar dinero de forma rápida y la falta de regulación del sector ha hecho según los colectivos sociales que muchas mujeres acepten ofertas más que precarias. “He conocido casos de gente interna que en dos años no ha salido a la calle, experiencias muy fuertes con personas enfermas”, relata Haydée Bossio. Alejandro Bernal, de Málaga Acoge, asegura que “se han dado condiciones de semiesclavitud en las que han llegado a pagar 300 euros a internas y otros abusos importantísimos como no pagar lo acordado, no dar el descanso semanal o que tuvieran que compartir habitación con la persona que se cuida, de manera que no se descansa nunca”. La situación se agrava aún más si hablamos de mujeres en riesgo de exclusión social. “Hemos dejado de intermediar para abrir una empresa de inserción, Acompanya, con la que trabajamos limpieza y catering”, dice Pineda desde Prodiversa.” Es la única forma que hemos visto para ofrecer empleos con garantías, porque la mayoría de las ofertas no cumplían los requisitos mínimos”, concluye.


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