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LUNES, 25 DE JULIO DE 2011 ●
Málaga hoy
Málaga
UNA EXPERIENCIA DISTINTA PARA EL VERANO
SOLIDARIDAD
El trabajo impide a muchas personas colaborar como voluntario habitual durante el año, por ello, eligen el verano para participar en algún programa
Voluntarios de la Fundación Harena, entre ellos Lola García de Lucas, durante el proyecto llevado a cabo el pasado verano en Perú. Elisabeth Torres / MÁLAGA
Las vacaciones estivales traen consigo multitud de viajes, planes de ocio y relax. Son las fechas más esperadas para muchos y suelen estar organizadas con antelación. La costa, países europeos, destinos más exóticos o, incluso para los más juerguistas, pasar el verano de festival en festival son los proyectos más usuales de los que suelen disfrutar las personas durante sus semanas de merecido descanso. Sin embargo, hay otra parte de la sociedad que decide sacrificar su tiempo de vacaciones y destinarlo a ayudar a los demás. Son voluntarios que, dentro de un amplio abanico de proyectos que llevan a cabo diferentes asociaciones y ONG, quieren utilizar su mayor período de tiempo libre para aportar su granito de arena a los más desfavorecidos. Lola García de Lucas es médico y una de las personas que dedican sus vacaciones a ejercer como voluntaria. En su caso es internacional: el pasado verano estuvo en Perú y éste viajará hasta Argentina. “Me gusta el mundo de la cooperación y, como no tengo cargas familiares, el verano me permite participar en un proyecto sanitario concreto”,
Vacaciones
solidarias Muchas personas dedican sus semanas de descanso estival a colaborar en proyectos de distintas asociaciones y ONG afirmó. “Durante el resto del año, debido a mi trabajo, no puedo participar en ningún programa de los que se desarrollan en Málaga. Por eso, aprovecho el verano para trabajar como voluntaria”, añadió . La Fundación Harena es la asociación que le permite focalizar su tiempo , energía y conocimientos médicos en programas donde su ayuda es muy valiosa. El pasado año, junto a otro médico y una enfermera, pasó 21
días en un asentamiento de unas 25.000 personas en Perú donde realizaban trabajos de atención primaria. “Era una zona pobre y pasábamos toda la mañana y la tarde atendiendo, sobre todo, a los más pequeños en las pedanías de los grandes pueblos”, indicó. El destino para este año es Argentina. Aquí, en una población de unos 30.000 habitantes que vive del campo, pasará tres semanas y llevará a cabo labores de capaci-
tación del profesorado de la zona, así como de salud escolar, deporte, nutrición, ocio, toxicomanía o salud dental. “Este tipo de proyectos me permiten darle una utilidad a mi tiempo de descanso. Además, sirve para conocer formas de vivir distintas, ver cómo superan situaciones que nosotros ya superamos hace tiempo”, afirmó García de Lucas. “Compartir esta experiencia con otras personas me enriquece y me conecta con ellas”,
M. H.
añadió. Del mismo modo, aseguró que no pasan todo el día trabajando y que los voluntarios disponen de tiempo libre para visitar los alrededores de la zona. En definitiva, hacer turismo como cualquier otra persona que disfruta de su descanso veraniego, pues el gasto del vuelo corre por cuenta propia. José Francisco Gómez también es voluntario durante las vacaciones estivales, pero su destino se encuentra más cerca. En su caso, participa como monitor en los campamentos de verano que la asociación Málaga Acoge organiza cada año en la provincia. Son colonias destinadas a niños inmigrantes con el objetivo de enseñarles a ser conscientes de las diferentes culturas que existen y a no sentirse excluidos. “De joven tuve la oportunidad de ir de campamento y es una experiencia muy bonita. Si yo pude disfrutarla, por qué otros no”, explicó Gómez. Él, que trabaja como operario en las obras del aeropuerto, hizo coincidir las fechas de sus vacaciones del pasado verano con las del campamento gracias a un acuerdo con su compañero. El de este año se lo perderá por incompatibilidad de horarios y siente que es una “pena” porque