Málaga hoy
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● LUNES, 25 DE JULIO DE 2011
Málaga OTRO CONCEPTO DE VOLUNTARIADO
MÁS ALLÁ DEL VERANO
Nuevos tipos de programas permiten que grupos juveniles se reúnan y realicen intercambios de experiencias entre sí
El Servicio de Voluntariado Europeo permite a los jóvenes colaborar con asociaciones en proyectos de un año
“se disfruta mucho”. “Los niños se lo pasan muy bien, es una oportunidad para tratar a todo el mundo como iguales”, afirmó Gómez. “Es un gesto positivo a nivel personal con el que aportar un pequeño grano de arena a la sociedad”, concluyó. Sin embargo, el concepto de voluntariado no se limita sólo a la idea de ayudar a los más desfavorecidos. La imagen del tradicional misionero ha evolucionado y en la actualidad existen otro tipo de programas en los que participar de manera altruista. Este es el caso de un grupo de jóvenes universitarios que, a través de la asociación malagueña Intercambia, pasará los primeros diez días de agosto en Eslovenia, realizando un intercambio juvenil europeo.
turas”, puso de manifiesto. Del mismo modo, el coste del viaje está financiado en un 70% por la Unión Europea, por lo que “también es una oportunidad para viajar, por nuestra cuenta no podríamos hacerlo”, concluyó Artacho. Por otra parte, hay quienes deciden participar en programas de voluntariado más allá de las fechas estivales. Un año aproximadamente es el tiempo que muchos jóvenes dedican a trabajar como voluntarios en asociaciones y proyectos europeos fuera de su país. El Servicio de Voluntariado Europeo es el organismo que les da esta posibilidad, ya que pone a disposición de los menores de 30 años una multitud de proyectos en los que participar y sufraga los
Lola García de Lucas Voluntaria internacional
José Francisco Gómez Voluntario provincial
Este proyecto me permite conocer cómo superan situaciones que nosotros superamos hace tiempo”
Es un gesto positivo a nivel personal con el que aportar un pequeño grano de arena a la sociedad”
“Consiste en que un grupo de jóvenes se reúna con otros jóvenes europeos para intercambiar experiencias entre sí y den a conocer su propio país”, indicó Pedro Muñoz, coordinador de proyecto de Intercambia. Este programa en concreto se denomina Volunt Art y, utilizando herramientas artísticas, los jóvenes darán a conocer los países y las asociaciones de las que provienen. “Este proyecto nos permite tener un contacto real con las asociaciones y ONG europeas”, afirmó Charo Alonso, estudiante de Publicidad y Relaciones Públicas en la Universidad de Málaga y participante de este intercambio juvenil. Para Marc Artacho, también estudiante de esta carrera, es una oportunidad para practicar inglés y comunicarse con otros jóvenes europeos. “Es la ocasión perfecta para intercambiar pensamientos e ideas con otras cul-
gastos esenciales en el país de destino. Los ámbitos de trabajo pasan desde medio ambiente, salud o igualdad de género, hasta cooperación regional o integración social. Virginia Negro es una chica italiana que, tras finalizar sus estudios y plantearse dudas acerca de su futuro, decidió realizar un voluntariado en Málaga durante seis meses. Lleva un mes en la asociación Intercambia y sus tareas consisten en informar a los jóvenes acerca de este mismo programa, así como enviar información de las becas españolas a la red Eurodesk. “Recibo 285 euros al mes más alojamiento. De todos modos, es importante informase bien acerca del dinero y los servicios que la asociación te ofrece, pues es la encargada de gestionar el dinero que la Unión Europa da por cada voluntario”, concluyó Negro.
José Francisco Gómez durante una actividad del campamento en el que participó como monitor.
M. H.
Jóvenes voluntarios europeos con ganas de repetir Víctor Serrato también participó en un programa del Servicio de Voluntariado Europeo. En su caso, pasó un año en la República Checa ayudando a jóvenes discapacitados. “No necesitas tener una formación específica. Yo estudié Turismo, nada que ver con las tareas que realicé”, afirmó. Su trabajo consistía en recoger a los chicos del centro de día, llevarlos a casa, darles de merendar y colaborar con las tareas domésticas. “Elegí este proyecto
porque me gustaba. Además el destino me permitió conocer la cultura del centro de Europa y viajar por los países de alrededor”, indicó Serrato. Su asociación de acogida le ofrecía alojamiento, comida, transporte local, clases del idioma del país y un dinero de bolsillo. “Me gustó tanto la experiencia que me quedé nueve meses más colaborando con la misma asociación y trabajando en otro sitio para poder mantenerme”, concluyó.