...¨Además de esa fe inquebrantable en la persistente validez de la pintura, la cual lo libera de discusiones bizantinas, la obra de Douglas Mendoza es, desde todo punto de vista, pintura pura, sin lucubraciones filosóficas, ni alardes metafísicos, sin temas sociales, ni arengas políticas, sin preocupaciones ecológicas ni mensajes subliminales, sólo pintura, con todo lo que esta práctica artística puede significar. Es decir, pintura edificada sobre la noción de que su ejecución no necesita apoyarse en nada más que en sí misma, pintura que se asume válida por sí sola y no por su poder de representar o de aludir a otras cosa...¨
Eduardo Serrano