La conquista y romanización de Hispania
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Hispania fue, para los antiguos, la riquísima tierra de Occidente donde el carro solar se detenía, todos los atardeceres, para hallar frescor y reposo. Más allá se encontraba el insondable Océano que la imaginación de los temerosos navegantes antiguos había poblado de terroríficos monstruos. En efecto, Hispania era un lugar atrayente por sus legendarias riquezas y, al mismo tiempo, envuelto en misterio. Era la tierra de las Hespérides, ninfas del ocaso que guardaban celosamente en un jardín cerrado las manzanas de oro, símbolo de la fecundidad de la tierra. También allí, en una isla de la costa gaditana, vivía Gerión, gigante de tres cabezas que poseía un fabuloso rebaño de bueyes. Según la mitología grecorromana fue Hércules el primero que emprendió este viaje a los tenebrosos confines del mundo. 1.- Pueblos de la Península ibérica y primeros colonizadores Los antiguos pobladores de la península componían una variada gama étnica y cultural, resultado de un proceso de formación milenario:
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Los pueblos mediterráneos, más antiguos, se asientan en el sur y en la costa levantina. Desarrollan una cultura de tipo urbano debido a la influencia de colonos establecidos en la zona. Su economía se basa en la agricultura (trigo, vino, aceite), ganadería y pesca (industria del salazón en el sur); pero, sobre todo, adquieren especial relevancia la metalurgia y la orfebrería y, consiguientemente, el comercio. Los pueblos indoeuropeos, de la rama celta, llegan por los
Manuel López Castilleja (Departamento de Lengua Castellana y Literatura del IES Pablo Neruda de Castilleja de la Cuesta)