LA MONARQUÍA ROMANA
La monarquía preetrusca La tradición sitúa la fundación de Roma a mediados del siglo VIII a. de C. El núcleo primitivo de la ciudad fue el monte Palatino. Este tenía dos alturas distintas: el Germal y el Palatual. Y es en la aldea del Germal donde los arqueólogos han descubierto las primeras huellas de colonización (cimientos de cabanas, restos de fortificaciones...)El lugar elegido por Rómulo tenía muchas ventajas, pero también tenía algún inconveniente. Ubicado a unos 20 kilómetros del mar, podía ser convertido en puerto, pues el brazo del río que lo separaba de la desembocadura del Tíber, era fácilmente navegable. Pero las marismas que lo rodeaban, lo condenaban al paludismo. Fundada la ciudad, Rómulo acogió en ella a gente procedente de las regiones vecinas; formó un cuerpo senatorial con cien miembros, cuyos descendientes recibieron el título de patricios. No obstante, para poblar el territorio, tenían que nacer hijos, y la tradición nos cuenta que estos habitantes no tenían mujeres. Hacían falta esposas. Aquí es necesario hacer mención a lo que la leyenda narra respecto a la estratagema que inventó Rómulo para procurarse mujeres. Invitó a una fiesta a los habitantes de las montañas sabinas y les robó sus esposas e hijas mientras sus huéspedes se recreaban con las proezas de los luchadores. Por esta razón los sabinos declaran la guerra. La lucha entre romanos y sabinos se hace cada vez más violenta y dura. Para paliar esta situación, las sabinas se lanzan al medio del combate implorando su terminación. Ante este hecho, Rómulo y el rey sabino Tacio deciden formar un solo pueblo y reinar asociados. He aquí, pues, a Roma ya con tres grupos de gentes: los compañeros de Rómulo, los inmigrantes, procedentes quizá de Etruria, y los sabinos. La mayor parte de los
historiadores modernos relacionan estos tres grupos con la división que se hace de los romanos en tres tribus: Ramnes, primitivos seguidores de Rómulo; Tities, asociados sabinos, y Luceres, asociados etruscos. Cada tribu estaba dividida en diez curias o barrios. Cada curia en diez gentes o agrupaciones de familias. Después de la muerte de Rómulo, correspondió a la Asamblea del Pueblo, a propuesta del Senado, designar su sucesor. De este modo, se convirtió en rey, un sabino de Cures, Numa Pompilio. Numa Pompilio (716-673 a. de C.) quiso dar a la ciudad, que había sido fundada por las armas, nuevas bases: ley, orden y buenas costumbres, e hizo lo posible para inspirar a los romanos sentimientos religiosos. Entre otros templos mandó construir uno dedicado al dios Jano, representado bajo la figura de un anciano con dos caras, que simbolizaba la paz y la guerra; ordenó que el templo estuviese abierto en tiempo de guerra y que permaneciese cerrado en tiempo de paz. De esta manera, dos reyes sucesivos, Rómulo con la guerra y Numa con la paz, engrandecieron Roma. Al morir Numa, el Senado eligió rey a Tulo Hostilio (672-640 a. de C.). Fue un rey guerrero y belicoso, como nos lo atestigua su propio nombre (Hostilius deriva de hostilis). Quiso terminar con el poderío de Alba, que se había convertido en la metrópoli del Lacio. No sabemos qué pretexto adujo para declarar la guerra. La realidad es que la arrasó, aunque la leyenda haya transformado la guerra en un acto caballeresco: un único combate entre los tres hermanos Curiacios (albanos) y los tres hermanos Horacios (romanos) dirimiría las diferencias. En el primer choque caen muertos dos Horacios, mientras que los tres Curiacios quedan he ridos. El tercer Horacio no desespera y emprende la huida, pensando que de este modo lograría distanciar a cada uno de los tres Curiacios. Se había alejado ya bastante del lugar del combate, cuando, al volver la cabeza, ve que le siguen a distancias considerables. Retrocede y mata a los tres Curiacios, uno tras otro. En consecuencia, Alba quedó vencida. Tulo Hostilio sometió también a los habitantes de Veyes y de Fidenas, dos ciudades de Etruria, próximas a Roma. Para acoger a la población procedente de estos pueblos, añade a la ciudad el monte Celio. El cuarto rey de Roma, Anco Marcio, era nieto de Numa Pompilio y reinó desde el 640 hasta el 616 a. de C. Continuó las conquistas y salió victorioso de varias guerras entabladas con las vecinas ciudades latinas. Instaló en el monte Aventino a muchos latinos sometidos. A él le atribuye la tradición la construcción del primer puente sobre el río Tiber para
comunicar la ciudad con el barrio que empezaba a formarse en la colina al otro lado del río, llamada Janículo. Por lo tanto, Roma, en la época de Anco Marcio y según la tradición, era ya una ciudad poblada: los primeros colonos albanos habían ocupado el monte Palatino, los sabinos habrían habitado en el Quirinal, y probablemente también en el Capitolio; los latinos de Alba-Longa, durante el reinado de Tulo Hostilio, ocuparon el Celio; el Aventino se puebla durante el reinado de Anco Marcio. De esta manera creció Roma durante el siglo VII. Desborda ya el cerco de Rómulo. Sin embargo, continuaba siendo una agregación de aldeas, diseminadas y separadas por depresiones pantanosas.
La monarquía etrusca Fueron los tres últimos reyes de Roma los que urbanizaron aquella agregación de aldeas, que van a ser sustituidas por una Roma nueva que comprenderá las siguientes colinas: — Palatino (aldeas del Germal y Palatual). — Velia (aldea de la Velia). — Celio (aldea del Querquetual). — Esquilino (aldeas Fagutal, Oppio y Cispio). — Aventino. — Capitolio. — Quirinal y Viminal. Esta Roma nueva va a ser obra de tres reyes etruscos, Tarquinio el Antiguo, Servio Tullo y Tarquinio el Soberbio, cuyos reinados abarcan desde el 616 hasta el 509 a. de C. Sus gestas, tal y como se narran en los relatos épicos de los historiadores romanos, fueron las siguientes.
TARQUINIO EL ANTIGUO (616-579) Durante el reinado de Anco Marcio, Lucumón, rico ciudadano de Tarquinia, ciudad etrusca, llegó a Roma; estaba casado con Tanaquil, dama etrusca de alto linaje. Su llegada a Roma estuvo marcada por un prodigio significativo. Un águila, que descendió del Janículo, levantó el gorro de Lucumón, volviéndoselo a colocar luego (Tito LIVIO,
Ab Vrbe Condita, I, 34, 8).
Lucumón, pues, se instaló en Roma, tomó el nombre de Tarquinius Priscus y fue
elegido rey a la muerte de Anco Marcio. Una vez convertido en rey, se dedicó principalmente a modernizar los parajes de Roma: edificó el Circo Máximo: desecó las hondonadas pantanosas, alimentadas por las inundaciones del Tiber, mediante el establecimiento de un sistema de drenaje, del que la arteria principal era la Cloaca Máxima. Desde este momento, los valles se convierten en vías de unión y comunicación naturales. En cuanto a reformas de la vida política, la tradición le atribuye el hecho de duplicar el número de senadores, introduciendo cien nuevos miembros. Tarquinio fue asesinado por los hijos de Anco Marcio, que sentían odio contra el extranjero por haberles arrebatado el poder que ellos consideraban legítimamente suyo. SERVIO TULIO (578-535) Asesinado Tarquinio, el Senado nombra rey a Servio Tulio. Era hijo de una esclava o de una mujer de alto linaje hecha prisionera por los latinos. Tito Livio (I, 39) nos dice únicamente que su niñez estuvo marcada por extraños prodigios: en cierta ocasión, estando dormido, una llama rodeó su cabeza, pero se extinguió en el momento de despertarse. Estableció en la constitución romana la división del pueblo en cinco clases, diferenciadas por su patrimonio familiar; dividió la ciudad en cuatro regiones o barrios con el objeto de facilitar el reclutamiento militar; amplió Roma al incluir en ella el Quirinal y el Viminal, y rodeó la urbe con un muro que llevó por mucho tiempo el nombre de Recinto de Servio Tulio. TARQUINIO EL SOBERBIO (535-509) Dos hijos de Tarquinio el Antiguo, que se habían casado con dos hijas de Servio, maquinaron una conspiración contra él y lo mataron. Le sucedió Lucius Tarquinius Superbus, a quien la tradición nos lo presenta como hijo o nieto de Tarquinio el Antiguo. Pretendió gobernar despóticamente tratando de limitar el poder del Senado. Pero uno de sus hijos, Sexto Tarquinio, violó a una matrona romana, Lucrecia, quien se suicidó después de haber confesado su deshonor a su marido Colatino. Aprovechando la ocasión de que Tarquinio el Soberbio estaba sitiando una ciudad del sur, Árdea, Lucio Junio Bruto, primo de Colatino, desencadenó una rebelión —año 509 — que obligó a Tarquinio y a su familia a salir desterrados de Roma.
Este hecho señala el final de la Monarquía y el advenimiento de la República.
Problemas históricos referentes a la monarquía Se ha expuesto hasta aquí un sumario de la época monárquica de acuerdo con los relatos de los escritores latinos y basado principalmente en Tito Livio (Ab Vrbe Condita, libro I). Sin embargo, este sumario parece ser que transforma mitos o símbolos en narraciones históricas e incluso proyecta acontecimientos más tardíos a un pasado ya lejano. Veamos algunos detalles: 1. La loba. 2. Dualidad latino-sabina. 3. El rapto de las sabinas. 4. Horacios y Curiacios. 5. Monarquía etrusca. 6. Fin de la Monarquía. 7. 7 colinas. 7 reyes. 1. La tradición narra que Rómulo y Remo estaban siendo amamantados por una loba cuando los encontró Faústulo, mayoral de los rebaños del rey. Se los llevó y se los encomendó a su esposa Larentia para que los criara y educara. Pero continúa diciendo Tito Livio (I, IV, 7) que hay quienes dicen que Larentia era una prostituta — uulgato corpore— llamada Loba entre los pastores; de aquí procede esta tradición fabulosa y maravillosa. 2. El dualismo latino-sabino (RómulojTito Tacio) habría dado ocasión a que se formara, según Raymond Bloch (Los orígenes de Roma), la leyenda de los gemelos fundadores de Roma y de los tres reyes sabinos sucesores de Rómulo (Numa, Tulo Hostillo y Anco Marcio). 3. En cuanto al rapto de las sabinas, puede conjeturarse también que fuese tan sólo la concreción en leyenda de uno de los ritos habituales del matrimonio, consistente en el rapto de la novia por parte del novio con el consentimiento del padre de ella. 4. El episodio de Horacio que vence a los tres Curiacios podría ser un símbolo romano acerca de la iniciación y formación de un guerrero.
5. El período de la monarquía etrusca fue un período de grandeza para Roma. Esto es un hecho históricamente comprobado. Pero, en el detalle de los hechos, la tradición también ha exagerado la realidad. La tradición atribuye a Tarquinio el Antiguo la construcción de la Cloaca Máxima y a Servio Tulio la construcción del muro denominado de Servio Tulio. Sin embargo, la construcción de la Cloaca Máxima data de comienzos del Imperio. Lo que construyó Tarquinio el Antiguo no fue la gran cloaca, sino una canalización por donde las aguas circulaban a cielo abierto. El llamado Recinto de Servio Tulio data, en realidad, del siglo iv a. de C., e incluso, según la opinión de algunos historiadores, como, por ejemplo, Mommsen, la distribución del pueblo en clases fue en el tiempo mucho más tardía. 6. Los hechos que motivaron la caída de la Monarquía y el advenimiento de la República, están incluso falsificados, ya que los Junio Bruto no aparecen en Roma hasta el siglo iv a. de C. Aún más, la causa inmediata de la revolución —la violación de Lucrecia—, aunque fuera un hecho cierto, enmascara en una especie de historia novelesca las verdaderas razones de la revolución. 7. Por fin parece también un poco fantástica la simetría existente entre 7 aldeas, 7 colinas y 7 reyes. Todas estas y muchas más circunstancias han inducido a los historiadores modernos a trazar unas hipótesis más acordes con los hechos que ocurrieron durante la Monarquía. La primera pregunta que se plantean es la siguiente: ¿Por qué los colonos albanos eligieron como emplazamiento del Lacio primitivo un terreno montañoso y rodeado de depresiones pantanosas? El siglo VIII es la época en la que los estruscos terminan la conquista de Etruria y en la que la colonia albana se instala en el Germal. Se aposentaría aquí, pues, para guardar el río Tíber, río navegable que proporcionaba fácil acceso lo mismo al mar que al centro de la Península, frente al pueblo etrusco que se mostraba amenazador.
Formación de la ciudad de Roma.
Esta aldea del Germal no permanecería durante mucho tiempo aislada. Una segunda aldea —Fagutal— se instala en las colinas del monte Esquilino. Aldeas semejantes se establecen durante el siglo VII: así las aldeas del Palatual, Querquetual, Velia, Oppio y Cispio. Estas siete aldeas, aisladas por los bosques y pantanos, estarían habitadas por agrupaciones de pastores de origen latino. Solamente el Capitolio, Quirinal y Viminal estarían habitadas por una colonia sabina. En segundo lugar, se habría realizado una federación o Liga Septimoncial. ¿Cómo se efectuó? El Palatino estaba rodeado, durante todo el año, por valles pantanosos (Foro, Velabro, el valle Murcia, valle entre el monte Palatino y el monte Celio); solamente poseía una salida fácil: la vía de la Velia o gran ruta de los pastos. Por esto estallaría un conflicto del que salió triunfante el Palatino, formándose la Federación del Septimontium. Sus miembros conservaron una vida autónoma, teniendo cada aldea su propio rey, su propia asamblea del pueblo de 100 a 200 miembros y su propio senado de 15 a 30 miembros. Pero esta federación era parcial, pues excluía de su seno al Quirinal y Viminal, y al Capitolio y Aventino. Dos circunstancias —el dualismo Rómulo/Tito Tacio y la implantación posterior de la monarquía sabina— han llevado a pensar que probablemente los sabinos impusieron su dirección a la federación. La tercera cuestión importante es llegar a dilucidar cómo los etruscos impusieron su dirección a la federación. El pueblo etrusco era un pueblo eminentemente artesano y comerciante. Es probable que una gran parte de familias etruscas se aposentaran en Roma. Estas se
cansaron de ser gobernadas por reyes de raza latina y sabina, y decidieron poner en el trono a Tarquinio el Antiguo. Tito Livio dice: «Fue el primero que intrigó para hacerse elegir rey y que pronunció un discurso para asegurar el apoyo de la plebe.» Al segundo rey etrusco, Servio Tulio, la tradición etrusca lo presenta, bajo el nombre de Mastarna, como un jefe de una banda de aventureros que se había apoderado del poder valiéndose de la fuerza que dan las armas. Pero, en el año 509, los antiguos elementos latinos y sabinos que formaban el patriciado, lograron derrocar la monarquía etrusca. Los primeros cuatro reyes habían minusvalorado al elemento etrusco que constituía la técnica y el comercio. Los reyes etruscos habían mortificado al elemento sabino y latino que constituía la agricultura y la tradición, y será el que logrará derrocar la monarquía etrusca implantando la República. No obstante, la tradición, tal y como lo atestiguan Plinio, Tácito y Plutarco, menciona una nueva invasión etrusca dirigida por Porsenna, que ha dado origen a una serie de episodios legendarios, tales como el de Horacio Cacles y el de Mudo Escévola.