El Romance del Prisionero
Que por mayo era, por mayo,
sino yo, triste, cuitado,
cuando hace la calor,
que vivo en esta prisión;
cuando los trigos encañan
que ni sé cuándo es de día
y están los campos en flor,
ni cuándo las noches son,
cuando canta la calandria
sino por una avecilla
y responde el ruiseñor,
que me cantaba al albor.
cuando los enamorados
Matómela un ballestero;
van a servir al amor;
déle Dios mal galardón.
El Romance de Fontefrida Fonte-frida, Fonte-frida,
malo, falso, engañador,
Fonte-frida y con amor,
que ni poso en ramo verde
do todas las avecicas
ni en prado que tenga flor;
van tomar consolación,
que si el agua hallo clara,
si no es la Tortolica,
turbia la bebía yo;
que está viuda y con dolor.
que no quiero haber marido
Por allí fuera a pasar
porque hijos no haya, no;
el traidor de Ruiseñor;
no quiero placer con ellos,
las palabras que le dice
ni menos consolación.
llenas son de traición:
¡ Déjame, triste enemigo,
- Si tú quisieses, señora,
malo, falso, ruin, traidor,
yo sería tu servidor.
que no quiero ser tu amiga
- Vete de ahí, enemigo,
ni casar contigo, no !
Manuel López Castilleja (Departamento de Lengua Castellana y Literatura del IES Pablo Neruda de Castilleja de la Cuesta)
El Infante Arnaldos
¡ Quién hubiera tal ventura
que la mar ponía en calma,
sobre las aguas del mar
los vientos hace amainar;
como hubo el infante Arnaldos
los peces que andan al hondo,
la mañana de San Juan !
arriba los hace andar;
Andando a buscar la caza
las aves que van volando,
para su falcón cebar,
al mástil vienen posar.
vio venir una galera
Allí habló el infante Arnaldos,
que a tierra quiere llegar;
bien oiréis lo que dirá:
las velas trae de sedas,
- Por tu vida, el marinero,
la ejarcia de oro torzal,
digasme ora ese cantar.
áncoras tiene de plata,
Respondióle el marinero,
tablas de fino coral.
tal respuesta le fue a dar:
Marinero que la guía,
- Yo no digo mi canción
diciendo viene un cantar,
sino a quien conmigo va.
Romance de doña Alda En París está doña Alda,
las ciento tejen cendal,
la esposa de don Roldán,
ciento tañen instrumentos
trescientas damas con ella
para a doña Alda alegrar.
para bien la acompañar:
Al son de los instrumentos
todas visten un vestido,
doña Alda adormido se ha;
todas calzan un calzar,
ensoñado había un sueño,
todas comen a una mesa,
un sueño de gran pesar.
todas comían de un pan.
Despertó despavorida
Las ciento hilaban el oro,
con un dolor sin igual,
Manuel López Castilleja (Departamento de Lengua Castellana y Literatura del IES Pablo Neruda de Castilleja de la Cuesta)
los gritos daba tan grandes
bien oiréis lo que dirá:
se oían en la ciudad.
- Aquese sueño, señora,
- ¿ Qué es aquesto, mi señora,
bien os lo entiendo soltar:
qué es lo que os hizo mal ?
el azor es vuestro esposo,
- Un sueño soñé, doncellas,
que de España viene ya;
que me ha dado gran pesar:
el águila sodes vos,
que me veía en un monte,
con la cual ha de casar,
en un desierto lugar,
y aquel monte era la iglesia
y de so los montes altos
donde os han de velar.
un azor vide volar;
- Si es así, mi camarera,
tras dél viene un aguililla
bien te lo entiendo pagar.
que lo ahincaba muy mal.
Otro día de mañana
El azor con grande cuita
cartas de lejos le traen;
metióse so mi brial;
tintas venían de fuera,
el águila con gran ira
de dentro escritas con sangre,
de allí lo iba a sacar;
que su Roldán era muerto
con las uñas lo despluma,
en la caza de Roncesvalles.
con el pico lo deshace.
Cuando tal oyó doña Alda
Allí habló su camarera,
muerta en el suelo se cae.
El Romance de la mora Moraima Yo me era mora Moraima,
- Ábrasme la puerta, mora,
morilla de un bel catar;
sí Alá te guarde de mal.
cristiano vino a mi puerta,
- ¿ Cómo te abriré, mezquina,
cuitada por me engañar.
que no sé quién te serás ?
Hablóme en algarabía,
- Yo soy el moro Mazote,
como aquel que la bien sabe:
hermano de la tu madre,
Manuel López Castilleja (Departamento de Lengua Castellana y Literatura del IES Pablo Neruda de Castilleja de la Cuesta)
que un cristiano dejo muerto,
comencéme a levantar;
trás mí venía el alcalde:
vistiérame una almejía,
si no me abres tú, mi vida,
no hallando mi brial,
aquí me verás matar.
fuérame para la puerta
Cuando esto oí, cuitada,
y abríla de par en par.
Romance de Álora la bien cercada Álora, la bien cercada,
quedado se había un morico
tú que estás en par del río,
con una ballesta armada
cercóte el Adelantado
y en ella puesto un cuadrillo.
una mañana en domingo,
En altas voces diciendo
de peones y hombres de armas
que del real le han oído:
el campo bien guarnecido;
-¡ Tregua, tregua, Adelantado,
con la gran artillería
por tuyo se da el castillo!
hecho te habían un portillo.
Alza la visera arriba
Viérades moros y moras
por ver el que tal le dijo:
subir huyendo al castillo;
asaetárale a la frente,
las moras llevan la ropa,
salido le ha al colodrillo.
los moros harina y trigo,
Sácole Pablo de rienda
y las moras de quince años
y de mano Jacobillo,
llevaban el oro fino,
estos dos que había criado
y los moricos pequeños
en su casa desde chicos.
llevan la pasa y el higo.
Lleváronle a los maestros
Por encima del adarve
por ver si será guarido;
su pendón llevan tendido.
a las primeras palabras
Allá detrás de una almena
el testamento les dijo.
Manuel López Castilleja (Departamento de Lengua Castellana y Literatura del IES Pablo Neruda de Castilleja de la Cuesta)
La mañana de San Juan La mañana de San Juan - al tiempo que alboreaba, gran fiesta hacen los moros - por la vega de Granada. Revolviendo sus caballos - y jugando de las lanzas, ricos pendones en ellas - broslados por sus amadas, ricas marlotas vestidas - tejidas de oro y grana. El moro que amores tiene - señales de ello mostraba, y el que no tenía amores - allí no escarmuzaba. Las damas moras los miran - de las torres de la Alhambra, también se los mira el rey - de dentro de la Alcazaba. Dando voces vino un moro - con la cara ensangrentada: - Con tu licencia, el rey, - te daré una nueva mala: el infante don Fernando - tiene a Antequera ganada; muchos moros deja muertos, - yo soy quien mejor librara, siete lanzadas yo traigo, - el cuerpo todo me pasan, los que conmigo escaparon - en Archidona quedaban. Con la tal nueva el rey - la cara se le demudaba; manda juntar sus trompetas - que toquen todas el arma, manda juntar a los suyos, - hace muy gran cabalgada, y a las puertas de Alcalá, - que la Real se llamaba, los cristianos y los moros - una escaramuza traban. Los cristianos eran muchos, - mas llevaban orden mala, los moros, que son de guerra, - dádoles han mala carga, de ellos matan, de ellos prenden, - de ellos toman en celada. Con la victoria, los moros - van la vuelta de Granada; a grandes voces decían: - -¡La victoria ya es cobrada!
Manuel López Castilleja (Departamento de Lengua Castellana y Literatura del IES Pablo Neruda de Castilleja de la Cuesta)
Romance de Abenámar y el rey don Juan - ¡ Abenámar, Abenámar,
porque no labre otros tales
moro de la morería,
al rey de Andalucía.
el día que tú naciste
El otro es Torres Bermejas,
grandes señales había !
castillo de gran valía;
Estaba la mar en calma,
el otro Generalife,
la luna estaba crecida;
huerta que par no tenía.
moro que en tal signo nace
Allí hablara el rey don Juan,
no debe decir mentira.
bien oiréis lo que decía:
- No te la diré, señor,
- Si tú qusieras, Granada,
aunque me cueste la vida.
contigo me casaría;
- Yo te agradezco, Abenámar,
daréte en arras y dote
aquesta tu cortesía.
a Córdoba y a Sevilla.
¿ Qué castillos son aquéllos ?
- Casada soy, rey don Juan,
¡ Altos son y relucían !
casada soy, que no viuda;
- El Alhambra era, señor,
el moro que a mí me tiene
y la otra, la mezquita;
muy grande bien me quería.
los otros, los Alixares,
Hablara allí el rey don Juan,
labrados a maravilla.
estas palabras decía:
El moro que los labraba,
- Échenme acá mis lombardas
cien doblas ganaba al día,
doña Sancha y doña Elvira;
y el día que no los labra
tiraremos a lo alto,
otras tantas se perdía;
lo bajo ello se daría.
desque los tuvo labrados,
El combate era tan fuerte
el rey le quitó la vida
que grande temor ponía.
Manuel López Castilleja (Departamento de Lengua Castellana y Literatura del IES Pablo Neruda de Castilleja de la Cuesta)
¡Ay!, un galán de esta villa ¡Ay! un galán de esta villa,
¡ay!, diga a la niña blanca,
¡ay!, un galán de esta casa,
¡ay!, que su amigo la espera,
¡ay!, de lejos que venía,
¡ay!, que su amigo la aguarda
¡ay!, de lejos que llegaba.
al pie de una fuente fría,
- ¡Ay!, diga lo que él quería.
al pie de una fuente clara,
¡ay!, diga lo que él buscaba.
que por el oro corría,
- ¡Ay!, busco a la blanca niña,
que por el oro manaba,
¡ay!, busco a la niña blanca,
a orillas del mar que suena,
que tiene voz delgadina,
a orillas del mar que brama.
que tiene la voz de plata;
.................................................... Ya viene la blanca niña,
cabello de oro tejía, cabello de oro trenzaba.
ya viene la niña blanca,
- Otra no hay en esta villa,
al pie de la fuente fría
otra no hay en esta casa,
que por el oro manaba;
si no era una mi prima,
la tan fresca mañanica,
si no una prima hermana;
mañanica la tan clara;
¡ay!, de marido pedida,
¡ay!, venga la luz del día !,
¡ay!, de marido velada.
¡ay!, venga la luz del alba !
- ¡Ay!, diga a la blanca niña,
La misa de amor
Mañanita de San Juan,
van a oír misa mayor.
mañanita de primor,
Allá va la mi señora,
cuando damas y galanes
entre todas la mejor;
Manuel López Castilleja (Departamento de Lengua Castellana y Literatura del IES Pablo Neruda de Castilleja de la Cuesta)
viste saya sobre saya,
relumbrando como sol.
mantellín de tornasol,
Las damas mueren de envidia,
camisa con oro y perlas
y los galanes de amor.
bordada en el cabezón.
El que cantaba en el coro,
En la su boca muy linda
en el credo se perdió;
lleva un poco de dulzor;
el abad que dice misa,
en la su cara tan blanca,
ha trocado la lición;
un poquito de arrebol,
monacillos que le ayudan,
y en los sus ojuelos garzos
non aciertan responder, non,
lleva un poco de alcohol;
por decir amén, amén,
así entraba por la iglesia
decían amor, amor.
Yo me levantara, madre...
Yo me levantara, madre, - mañanica de San Juan, vide estar una doncella - ribericas de la mar. Sola lava y sola tuerce, - sola tiende en un rosal; mientras los paños se enjugan - dice la niña un cantar: - De los mis amores, do los, - ¿dónde los iré a buscar ? Mar abajo, mar arriba, - diciendo iba un cantar, peine de oro en las sus manos - y sus cabellos peinar: - Dígasme tú, el marinero, - que Dios te guarde de mal, si los viste a mis amores, - si los viste allá pasar.
Manuel López Castilleja (Departamento de Lengua Castellana y Literatura del IES Pablo Neruda de Castilleja de la Cuesta)
Romances de las gestas del Cid 1.- La Jura de Santa Gadea
En Santa Gadea de Burgos
con cuchillos cachicuernos,
do juran los hijosdalgo,
no con puñales dorados;
allí toma juramento
sáquente el corazón vivo,
el Cid al rey castellano,
por el derecho costado,
sobre un cerrojo de hierro
si no dices la verdad
y una ballesta de palo.
de lo que te es preguntado:
Las juras eran tan recias
si tú fuiste o consentiste
que al buen rey ponen espanto.
en la muerte de tu hermano.
- Villanos te maten, rey,
Las juras eran tan fuertes
villanos, que no hidalgos;
que el rey no las ha otorgado.
abarcas traigan calzadas,
Allí habló un caballero
que no zapatos con lazo;
de los suyos más privado:
traigan capas aguaderas,
- Haced la jura, buen rey,
no capuces ni tabardos;
no tengáis de eso cuidado,
con camisones de estopa,
que nunca fue rey traidor,
no de holanda ni labrados;
ni Papa descomulgado.
cabalguen en sendas burras,
Jura entonces el buen rey
que no en mulas ni en caballos,
que en tal nunca se ha hallado.
las riendas traigan de cuerda,
Después habla contra ek Cid
no de cueros fogueados;
malamente y enojado:
mátente por las aradas,
- Mucho me aprietas, Rodrigo,
no en camino ni en poblado;
Cid, muy mal me has conjurado,
Manuel López Castilleja (Departamento de Lengua Castellana y Literatura del IES Pablo Neruda de Castilleja de la Cuesta)
mas si hoy me tomas la jura,
de Vivar y sus palacios:
después besarás mi mano.
las puertas deja cerradas,
- Aqueso será, buen rey,
los almudes echados,
como fuer galardonado,
las cadenas deja llenas
porque allá en cualquier tierra
de podencos y de galgos;
dan sueldo a los hijosdalgo.
sólo lleva sus halcones,
- ¡ Vete de mis tierras, Cid,
los pollos y los mudados.
mal caballero probado,
Con él iban los trescientos
y no me entres más en ellas
caballeros hijosdalgo;
desde este día en un año !
los unos iban a mula
- Que me place - dijo el Cid -,
y los otros a caballo;
que me place de buen grado,
todos llevan lanza en puño,
por ser la primera cosa
con el hierro acicalado,
que mandas en tu reinado.
y llevan sendas adargas
Tú me destierras por uno,
con borlas de colorado.
yo me destierro por cuatro.
Por una ribera arriba
Ya se partía el buen Cid
al Cid van acompañando;
sin al rey besar la mano;
acompañándolo iban
ya se parte de sus tierras,
mientras él iba cazando.
2.- De cómo el Campeador envió a buscar su mujer y sus hijas a Castilla -Partíos dende, los moros,
es humildoso en la paz,
vuestros muertos soterrad;
que no quiero sus haciendas,
pensad de los mal heridos,
no se las iré a quitar,
y a los cuitados contad
ni para mis barraganas
que el saber nuestro en la guerra
sus hijas he de tomar,
Manuel López Castilleja (Departamento de Lengua Castellana y Literatura del IES Pablo Neruda de Castilleja de la Cuesta)
que yo no uso más mujeres
Raquel y Vidas llevad
que la mía natural.
los tres mil marcos de plata
Y mándovos yo, Alvar Fáñez,
que vos quisieron prestar;
si he poder de vos mandar,
pagadles la logrería,
que por mi doña Jimena
otros mil marcos de más.
y mis hijas otro tal,
Rogarles heis de mi parte
a San Pedro de Cardeña
que me quieran perdonar
os queráis encaminar;
el engaño de los cofres
rogaréis al rey ALfonso
que en prenda les fui a dejar,
que me las deje sacar;
porque con cuita lo hice
llevaréisle mi presente
de mi gran necesidad;
como a señor natural.
y aunque cuidan que es arena
Y vos, Martín Antolínez,
lo que en los cofres está,
con Alvar Fáñez andad,
quedó soterrado en ellos
y a los honrados judíos
el oro de mi verdad.
3.- Mensaje de Alvar Fáñez y perdón del Cid Llegó Alvar Fáñez a Burgos
Entró Alvar Fáñez al rey,
a llevar al rey la empresa
y pidiéndole licencia,
de cautivos y caballos,
besóle la mano y dijo:
de despojos y riquezas,
- Rey, reciba vuestra alteza
con cien llaves de las villas
de un hidalgo desterrado
y castillos que rindiera.
la voluntad por ofrenda.
Los que a lo lejos vían
De aqueste don que te envía
piensan que es gente de guerra,
toma solamente en cuenta
y en grande alegría tornan
que es ganado de los moros
al saber del Cid las nuevas.
a precio de sangre buena;
Manuel López Castilleja (Departamento de Lengua Castellana y Literatura del IES Pablo Neruda de Castilleja de la Cuesta)
que con su espada en dos años
- ¡Cortesanos, maldicientes,
te ha ganado el Cid más tierras
cuán mal pagáis la defensa
que te dejo el rey Fernando,
que tuvisteis en la espada
tu padre, que en gloria sea.
que ha ensanchado vuestra tierra !
Y una merced sola pide
El Cid os tiene ganado
el Cid, que tu mano besa,
otro reino y cien fronteras,
y te suplica le envíes
y os quiere dar tierras suyas
sus hijas y su Jimena;
aunque le echéis de las vuestras.
salgan de su soledad
Pudiera dárselo a extraños,
de San Pedro de Cardeña
mas para cosa tan fea
y vayan a ser señoras
es Rodrigo de Vivar
de la ciudad de Valencia.
castellano a las derechas.
Apenas calló Alvar Fáñez,
Descansen sus envidiosos,
cuando la envidia revienta
descansen mientras les sea
y el conde García Ordóñez
el pecho del Cid muralla
hablaba en mala manera:
de su vida y de sus tierras,
- De las ganancias del Cid,
y entretengan en palacio
buen rey, no hagáis mucha cuenta,
sus ocios enhorabuena,
que cuanto ganó en un año
mas cuiden mejor sus honras
acaso en dos días pierda;
en vez de manchar la ajena.
querrá que el destierro olvides
Y tú, rey, que las lisonjas
con esto que te presenta.
a tu placer aprovechas,
Caló Avar Fáñez la gorra,
has de las lisonjas huestes
y empuñando con la diestra,
y verás cómo pelean.
tartamudo de coraje,
Perdona, que con enojo
le dio al conde esta respuesta:
pierdo el respeto a tu alteza,
Manuel López Castilleja (Departamento de Lengua Castellana y Literatura del IES Pablo Neruda de Castilleja de la Cuesta)
y dame, si me has de dar,
- Al Cid el destierro alzo
a las hijas y a Jimena,
y le devuelvo sus tierras;
pues te ofrezco su rescate
como todo lo que ha ganado
como si estuvieran presas.
confírmole yo a Valencia,
Levantóse el rey Alfonso
y le añado de lo mío
y al buen Alvar Fáñez ruega
Odrejón, Campó y Briviesca,
que se sosiegue, y los dos
Langa y todas sus alfoces,
vayan a ver a Jimena.
con el castillo de Dueñas;
Y al salir, ante la corte,
que la honra del CId es mía
dijo parado en la puerta:
y es honra de España entera.
4.- El desafío de los Infantes de Carrión
Yo me estando en Valencia,
Treinta días duran las bodas,
en Valencia la mayor,
treinta días, que más non;
buen rey, vi yo vuestra seña
y un día, estando comiendo,
y vuestro honrado pendón.
soltárase un león.
Saliera yo a recibirle
Los condes eran cobardes,
como vasallo a señor.
luego piensan la traición:
Enviástesme una carta
pidiéranme las mis hijas
con un vuestro embajador:
para volver a Carrión.
que yo diese las mis hijas
Como eran sus mujeres,
a los condes de Carrión.
entregárselas yo.
No quería Jimena Gómez,
¡ Ay, en medio del camino,
la madre que las parió.
cuán mal paradas que son!
Por cumplir vuestro mandado
Hallólas un caballero,
otorgárselas yo.
¡déle Dios el galardón!,
Manuel López Castilleja (Departamento de Lengua Castellana y Literatura del IES Pablo Neruda de Castilleja de la Cuesta)
a la una dio su manto,
con él va Pero Bermúdez
y a la otra su ropón.
para ser su guardador.
Hallólas tan mal paradas,
Los condes, como lo vieron,
que de ellas hubo compasión.
no consienten campo, non.
Si el escudero quisiera,
Allí habla el buen rey,
los condes cornudos son.
bien oiréis lo que habló:
Allí respondieran los condes una muy mala razón:
- Si no otorgáis el campo, yo haré justicia hoy.
- Mentides, el Cid, mentides, que non éramos traidores. Levantóse Pero Bermúdez, el que las damas crió,
Allí hablara un criado de los condes de Carrión: - Ellos otorgan el campo mañana en saliendo el sol.
y al conde que esto hablara
Allí hablara el buen Cid,
diole un gran bofetón.
bien oiréis lo que habló:
Allí hablara el rey,
- Si quieren uno a uno,
y dijera esta razón:
o si quieren dos a dos:
- Afuera, Pero Bermúdez,
allá va Nuño Gustos,
no me revolváis quistión.
y el ayo que las crió.
- Otórganos campo, rey,
Dijo el rey: - Pláceme, Cid,
otórganoslo, señor,
y así lo otorgo yo.
que con muy gran dolor vive la madre que las parió.
Otro día de mañana muy bien les parten el sol.
Ya les otorgaba el campo,
Los condes vienen de negro,
ya les partían el sol.
y los del Cid de color.
Por el Cid va Nuño Gustos,
Ya los meten en el campo,
hombre de muy gran valor;
de vellos es gran dolor;
Manuel López Castilleja (Departamento de Lengua Castellana y Literatura del IES Pablo Neruda de Castilleja de la Cuesta)
luego abajaban las lanzas,
los condes vencidos son,
¡cuán bien combatidos son!
y Gustos y Pero Bermúdez
A los primeros encuentros,
quedaron por vencedores.
Manuel López Castilleja (Departamento de Lengua Castellana y Literatura del IES Pablo Neruda de Castilleja de la Cuesta)