Selección de poesía lírica de los Siglos de Oro

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SELECCIÓN DE POESÍA ESPAÑOLA DE LOS SIGLOS DE ORO Juan Boscán Juan Boscán (1490-1542), burgués bilingüe de Barcelona, sirvió en la corte del emperador Carlos V como ayo del joven tercer duque de Alba. En 1526 empezó a adaptar al castellano los versos endecasílabos y los géneros poéticos de Italia: “Porque estando un día en Granada con el Navagero..., tratando con él en cosas de ingenio y de letras, y especialmente en las variedades de muchas lenguas, me dijo por qué no probaba en lengua castellana sonetos y otras artes de trobas usadas por los buenos autores de Italia... ; y así comencé a tentar este género de verso.. : Mas esto no me bastara a hacerme pasar muy adelante si Garcilaso con su juicio... no me confirmara en ésta mí demanda- y así, alabándome muchas veces éste mi propósito, y acabándomele de aprobar con su ejemplo, porque quiso él también llevar este camino, al cabo me hizo ocupar mis ratos ociosos en esto más fundadamente... [En estotro verso nuevo] vemos, dondequiera que se nos muestra, una disposición muy capaz para recibir cualquier materia, o grave, o sotil, o dificultosa, o fácil, y asimismo para ayuntarse con cualquier estilo de los que hallamos entre los autores antiguos aprobados...” Garcilaso, a su vez, convenció a Boscán de traducir al castellano el Cortesano de Castiglione; este modelo de la nueva prosa renacentista se publicó en 1534. Como albacea literario de su amigo Garcilaso, muerto ya en 1536, Boscán ordenó la poesía de los dos, publicándose en 1543 Las obras de Boscán y algunas de Garcilaso; este tomo, reimpreso muchas veces durante el siglo XVI, fue el modelo de la nueva poesía renacentista. Además de su cancionero petrarquista, de sonetos y canciones amorosos, la obra de Boscán contiene poemas más humanísticos como la historia (en endecasílabos sueltos) de Hero y Leandro, y sobre todo la epístola horaciana dirigida a don Diego Hurtado de Mendoza, en la que se ponderan los sencillos placeres de la vida matrimonial en Barcelona y en el campo. SONETO I Nunca de amor estuve tan contento que en su loor mis versos ocupase, ni a nadie consejé que se engañase buscando en el amor contentamiento. Esto siempre juzgó mí entendimiento: que de este mal todo hombre se guardase; y así, porque esta ley se conservase, holgué de ser a todos escarmiento. Oh, vosotros que andáis tras mis escritos gustando de leer tormentos tristes, según que por amar son infinitos, mis versos son deciros: «¡Oh benditos los que de Dios tan gran merced hubistes que del poder de amor fuésedes quitos!»

SONETO XLVIII Cargado voy de mí doquier que ando, y, cuerpo ni alma todo me es pesado; sin causa vivo, pues que estó apartado de do el vivir su causa iba ganando Mi seso está sus obras desechando; no me queda otra renta ni otro estado sino pasar pensando en lo pasado, y caigo bien en lo que voy pensado Tanto es el mal que mi corazón siente que sola la memoria de un momento viene a ser para mí crudo accidente ¿Cómo puede vivir mi pensamiento si el pasado placer y el mal presente tienen siempre ocupado el sentimiento?

Manuel López Castilleja (Departamento de Lengua Castellana y Literatura del IES Pablo Neruda de Castilleja de la Cuesta (Sevilla)


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