APORTACIÓN DE LOS ESCRITORES EXTREMEÑOS A LA LITERATURA DEL S. XX Durante el s. XX numerosos escritores extremeños han figurado en el panorama literario español, unos con mayor relevancia que otros. Condensar en un tema géneros, épocas y autores muy diferentes entre sí no es tarea fácil. Para aproximarnos a las aportaciones de los escritores extremeños, seguiremos los periodos que establecen los profesores Miguel A. Lamas y Luis Sáez en su libro "Literatura en Extremadura en el s. XX”: -
De la crisis del 98 a la Guerra Civil La evolución literaria durante la dictadura La literatura desde la democracia democrática Las últimas generaciones.
1) De la crisis del 98 a la Guerra Civil.- En los años iniciales del siglo, la literatura en Extremadura es dominio casi exclusivo de los autores regionalistas, herederos del realismo conservador del s. XIX y del regionalismo previo que ya había florecido en otras regiones. Los escritores regionalistas que toman como maestro a José María Gabriel y Galán trazan un panorama idealizado de la vida rural, amenazada por desarrollo social (el tren, la prensa, el cine...). Se trata de una literatura conservadora en temas, estilo e intención con un exceso de sensiblería y de emoción. El autor más representativo es el poeta Luis Chamizo (El miajón de los castúos) por cuya obra, el habla regional en la que está escrita comienza a llamarse castúo. En prosa destacamos a A. Reyes Huertas, que en novelas como La sangre de la raza presentó la imagen conservadora de la tierra extremeña, aferrada a sus costumbres, que se niega a cambiar. Como escritor más cercano al Regeneracionismo y al 98 con una estética del naturalismo comercial, ya superada en la época, citamos al novelista Felipe Trigo, que en sus obras- El médico rural y Jarrapellejos entre otras- denuncia la situación social de su época y en especial de la vida rural. Mención especial también merece el profesor, crítico teatral, traductor y poeta (Versos de las horas y El desterrado), Enrique Díez Canedo, por su labor para el conocimiento en España de las corrientes de la literatura europea contemporánea. Por último citemos al poeta Eugenio Frutos, ligado a la generación del 27. 2) La evolución literaria durante la dictadura.- La Guerra Civil y la instauración de la dictadura militar de Franco ocasionan un cambio estético y literario muy profundo .Como muchos otros escritores, los extremeños Díaz Cañedo y Arturo Barea, importante novelista, autor de la trilogía “La forja de una rebelde” tuvieron que exiliarse. En Extremadura los problemas económicos son abrumadores, de modo que a la censura y la vigilancia de ideas se suman aspectos materiales como la escasez de ediciones- casi solo se publica en revistas-. En esta época escribe Pedro de Lorenzo La quinta soledad, novela censurada y en la que se expresa, como en sus otras obras, mediante una prosa de ideas. A la poesía rehumanizada y de cierta desolación moral de Jesús Delgado Valhondo (La esquina y el viento, Hojas húmedas y verdes,...) se unen Manuel Pacheco (Ausencia de mis manos. Los caballos del alba,...) y Luis Alvarez Lencero (El surco de la sangre. Hombre,...), lo tres poetas más representativos desde los años 50 en Extremadura. El intimismo de D- Valhondo se complementa con la poesía desarraigada de Pacheco y Alvarez Lencero. Por otra parte, fuera de Extremadura desarrollan su obra de forma destacada en el panorama nacional dos grandes poetas, José Mª Valverde y Félix Grande. El realismo social atrajo a la mayoría de los novelistas regionales. Entre ellos destacan J. José Poblador (Pensión y Canal), Víctor Chamorro (El santo y el demonio) y Cándido Sanz Vera (El sabor de la miseria) cuyas notas comunes fueron el pacto con la realidad, el compromiso y la denuncia. En los últimos años de la dictadura comienza su trayectoria dramática M. Martínez Mediero (El bebé furioso o Las hermanas de Búfalo Bill) quien va a ser considerado como una figura esencial en el teatro español contemporáneo.
3) La literatura desde la democracia.- A partir de los setenta se producen en Extremadura una serie de acontecimientos como la creación de la Universidad o la aprobación del Estatuto de Autonomía que ofrecen una posibilidad de cambio y desarrollo. A ello se une la labor de iniciativas editoriales y la aparición de antologías que tienden a resaltar la influencia de la literatura en la realidad. La nómina de escritores se incrementa y las corrientes estéticas del panorama nacional -realismo comprometido o la experimentaciónse suceden. La lista de poetas, que se abre con Jaime Alvarez Buiza y José Antonio Zambrano, continúa con José Santiago Castelo, Pureza Canelo, Gregorio González Perlado, Bernardo Víctor Carande, Felipe Núñez y otros. Esta generación ha ido eliminando el carácter reivindicativo para centrarse en una poesía pura, alejada de lo insustancial o antinatural para ella. El cambio en la literatura de estos años lo representa en la narrativa José Antonio Gabriel y Galán (La memoria cautiva y Muchos años después), que ofrece junto a elementos propios de compromiso con la sociedad una indagación sobre la condición humana y una especial preocupación formal. Esta visión estética la aporta también Jesús Alviz (He amado a Wagner). A ellos se une con una narrativa menos experimental José A. García Blázquez, ganador del premio Nadal con El rito. El autor dramático que, junto a M. Martínez Mediero, mejor representa el ambiente de tensión entre las posibilidades de crítica y la realidad social es Miguel Murillo, en obras como El reclinatorio, o en Las maestras, y con componente poético en Perfume de mimosas. 4) Las últimas generaciones.- Este periodo, todavía sin cerrar, define nuevos nombres que se incorporan a los anteriores cuya producción continúa en este periodo. A modo de referencia nos vamos a detener sólo en algunos: En lo que se refiere a la prosa destaca una serie de autores que obtuvieron el éxito fuera de Extremadura y se ganaron el reconocimiento de la crítica y del público: en primer lugar Luis Landero, que en Juegos de la edad tardía marca los nuevos caminos de lo que será la novela en Extremadura, alejada de las ataduras regionales. A él se unen, entre otros muchos, Dulce Chacón (Cielos de barro, La voz dormida), Javier Cercas (Soldados de Salamina) o Jesús Sánchez Adalid, impulsor de la novela histórica en El mozárabe y otras novela de éxito. En cuanto al género poético actual, además de autores ya citados que continúan escribiendo, destacamos a Álvaro Valverde -Las aguas detenidas- como uno de sus principales representantes; su obra se integra en las corrientes poéticas más recientes del panorama nacional como la llamada "poesía de la experiencia” en rasgos como la vuelta a la tradición métrica, la presencia del coloquialismo en la poesía, la conciencia del libro como "poema mayor", y asunción de la tradición , que convierte al poeta en lector de los clásicos y de sus contemporáneos. De esta nutrida lista de poetas actuales citamos a Ángel Pámpano, Diego Doncel, Basilio Sánchez, Mª José Flores, Ada Salas, Rodríguez Búrdalo, Irene Sánchez Carrón, Javier Pérez Walias,.. Dentro del panorama teatral, en el que siguen brillando M. Martínez Mediero con la publicación del Teatro incompleto, y Miguel Murillo, que retoma un teatro crítico con una sociedad burguesa y mojigata, incorporamos a Jorge Márquez (Juegos de madrugada o Títeres de la luna) que transita por el camino de la fábula. Finalmente, para acabar esta breve referencia a la aportación extremeña a la literatura en el s. XX hay que mencionar a tres ilustres personalidades en el campo de la crítica y de la bibliografía: José López Prudencio, convencido de una literatura regional (Extremadura y España, El genio literario de Extremadura o Notas literarias extremeñas), Enrique Díez Canedo, de carácter más cosmopolita (Conversaciones literarias), y la extraordinaria labor bibliográfica de la literatura española de Antonio Rodríguez Moñino, que publicó más de 70 obras sobre autores extremeños, con rigor, meticulosidad y pulcritud