Plan de convivencia Guía para las familias

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¿CÓMO PODEMOS AYUDAR A NUESTROS HIJOS EN CASA? 1.

¿Cómo debemos organizamos?

2.

¿Tenemos que estar presentes?

3.

¿Hasta dónde es aconsejable ayudarles?

4.

¿Qué rol adoptar frente al profesor?

5.

¿Cuándo puede hacer los deberes solo?

6.

¿Hay que darles tareas extras?

7.

¿Cuándo añadir clases particulares?

8.

¿Cómo actuar cuando está en crisis?

A. RESUMEN DEL LIBRO “LOS SECRETOS DE LOS BUENOS PADRES” (A. y R. Davidson) CAPÍTULO 1. COMUNICARSE CAPÍTULO 2. FOMENTAR EL DESARROLLO INTELECTUAL CAPÍTULO 3. APLICAR UNA DISCIPLINA CAPÍTULO 4. INCULCAR LA AUTOESTIMA CAPÍTULO 5. ENSEÑAR VALORES CAPÍTULO 6. RESPALDAR LA ADAPTACIÓN SOCIAL B. INFORMACIÓN DE INTERÉS DE LA DIRECCIÓN DEL CENTRO

PRESENTACIÓN Esta Guía tiene como objetivo ofrecer a los padres un instrumento que ayude a la familia a aclarar algunas ideas sobre la tarea de educar, comprender mejor a nuestros hijos y ayudar a crear un ambiente en el que todos los miembros de la familia convivamos en armonía.


Nuestras pretensiones: promover la unión, reforzar los valores familiares, fortalecer el diálogo y lograr una relación de confianza, respeto, aceptación y cariño que convierta a nuestros adolescentes en ciudadanos activos y capaces de convivir en un entorno de respeto a la dignidad y a los derechos de los demás. Alguna de las sugerencias que ofrecemos provienen de la experiencia de muchos padres que, en algunos casos, se han enfrentado a problemas serios, se han sentido confusos, han cometido errores, pero que al ser conscientes de ello y tratar de corregirlos, han encontrado maneras útiles de relacionarse con sus hijos y apoyarlos en su proceso de desarrollo personal. Tal es el caso de “Los secretos de los buenos padres” de Alan y Robert Davidson (Editorial Medici, ISBN 84-89778-02-7) en el que se parte de la experiencia de padres que educaron a unos hijos que no sólo eran unos espléndidos estudiantes, sino también, y mucho más importante, que tenían seguridad en sí mismos y un auténtico amor a la vida; destacando por su agrado, sociabilidad, sensatez y equilibrio. No pretendemos dar un recetario ni una fórmula mágica que deba aplicarse al pie de la letra ni a todos por igual. No todos los casos ni sus protagonistas son iguales. No existe un libro con la solución a todas las situaciones en que viven las familias y seguramente nunca se escribirá. Nadie tiene todas las respuestas. Pero, creemos que, su lectura atenta y una predisposición positiva, podrá ayudarnos a observar y escuchar con atención y respeto a los adolescentes y nos sugerirá, sin duda, actuaciones que les proporcionen, por medio del diálogo, del convencimiento, de la cooperación y del ejemplo, los estímulos y el apoyo que necesitan. ¡Ánimo! Preparémonos, ampliemos nuestros conocimientos, reflexionemos sobre nuestros valores, pensemos en el ejemplo que les damos y seguro que encontraremos la mejor manera de apoyar el desarrollo de sus sentimientos, habilidades y virtudes.

Proyecto Escuela: Espacio de Paz I.E.S. FUENTE LUCENA ALHAURÍN EL GRANDE MÁLAGA


¿CÓMO PODEMOS AYUDAR A NUESTROS HIJOS EN CASA? Cada tarde, la mayoría de los niños atraviesan el umbral de la puerta de sus casas cargados de lecciones que deben aprender y ejercicios y problemas que han de solucionar. Cuándo y cómo ponerse con ello es una de las preguntas más acuciantes para los padres, que dudan entre sobrecargar al niño con más tareas o respetar el ritmo escolar del propio centro. Los deberes en casa se convierten en responsabilidad no sólo de los niños, sino también de los padres. Conseguir que el niño adquiera desde las primeras semanas una serie de rituales es una de las formas más eficaces de fomentar el trabajo y los buenos hábitos en él. 1 ¿Cómo debemos organizamos? Cuando los niños son pequeños (6 a 8 años) no conviene que los deberes se prolonguen más de 30 ó 40 minutos. El tiempo podrá ir incrementándose de tal forma que, por término medio, en Bachillerato los alumnos pueden llegar a emplear entre dos y tres horas. Desde el primer momento, estableceremos un sistema de trabajo que facilite la implantación de unos hábitos y una rutina saludable. Habrá una hora de comienzo y otra de finalización y, a ser posible, será la misma todos los días. No es bueno que los chicos comiencen sus deberes nada más llegar a casa. Es preferible que primero merienden y se despejen un poco y luego, a una hora fija, empiecen sus tareas. Deben tener, además, un rato para jugar antes de cenar, pero ese rato deberán ganárselo; es decir, primero se esforzarán, harán sus tareas y luego, una vez terminadas, podrán jugar. Es vital que no invirtamos el orden. Cuando ya emplean más de una hora en hacer los deberes, es aconsejable que hagan pausas, aproximadamente de cinco a diez minutos, para que descansen un poco, se despejen y puedan rendir con más intensidad. No hay que olvidar que a partir de un determinado espacio de tiempo (que varía en función de la edad), el rendimiento intelectual decrece rápidamente. Conviene que no empiecen por la asignatura más difícil, sino por la tercera en dificultad. Nuestra actividad no es máxima cuando nos ponemos a estudiar. Pasados 30 minutos es cuando los niños alcanzan su máximo rendimiento, y será entonces cuando aborde la asignatura que más esfuerzo le suponga. Una vez que ha transcurrido hora y media, el rendimiento disminuye sensiblemente, por lo que el niño acometerá las asignaturas más fáciles. A partir de la ESO conviene que los alumnos establezcan una media de 30 minutos por asignatura, no más, pues entonces rinden menos y emplean demasiado tiempo en unas asignaturas, en detrimento de otras. Además, no es bueno que estén más de dos horas y media estudiando sin parar, pues no les quedará tiempo para jugar y ni de despejarse un rato. 2 ¿Tenemos que estar presentes?


Aunque dependerá de cada niño, en principio no conviene que estemos presentes, pues entonces creamos una situación muy artificial, que en nada se parece a la que el niño vive en el colegio, y que no le ayudará a trasladar buenos hábitos al medio escolar. Incluso, sin pretenderlo, hay niños que están encantados teniendo a sus padres pendientes de ellos, con el tema de los deberes, por lo que, con nuestra presencia, estaremos reforzando en ellos conductas inapropiadas. Una cosa diferente es que comprobemos lo que el niño hace; es decir, habrá niños muy responsables que no necesitarán ese control, pero en otros casos los padres deberán saber qué deberes lleva el niño a casa y cuál ha sido el esfuerzo realizado. Con los que no son buenos estudiantes, conviene que nos pongamos de acuerdo con sus profesores para que ellos nos indiquen el grado de supervisión que debemos ejercer. 3 ¿Hasta dónde es aconsejable ayudarles? Sólo lo haremos en la medida en que facilitamos su razonamiento y su esfuerzo personal, por lo que seremos muy prudentes a la hora de ayudarles. Enseñar es complejo y la mayoría de nosotros estamos más acostumbrados a exponer que a facilitar. Pero el niño necesita que le ayudemos a facilitar sus pensamientos, su lógica, su reflexión, y esto no es fácil. Las preguntas que les hagamos nos serán de gran ayuda en estas situaciones. Las respuestas del niño nos indicarán el nivel de comprensión que alcanza en cada momento y determinarán el camino a seguir. Sobre cualquier tema que estemos explicando le podemos preguntar: "¿Qué sabes tú de esto? ¿Cómo crees que puede solucionarse?"; si sus respuestas son negativas, del estilo "no sé nada de esto", contestaremos "¡Perfecto! Entonces piensa". Si el niño ve que no le queda más remedio que pensar y esforzarse, lo terminará haciendo y entonces nuestra labor tendrá sentido, pues empezará a interiorizar, no a copiar, mirar o repetir. El análisis y el razonamiento de lo que hace le permitirá avanzar, relacionar unos conocimientos con otros. Integrar, en definitiva, todo lo que va aprendiendo. 4 ¿Qué rol adoptar frente al profesor? El de respeto hacia su labor y el de colaborador en su misión. En determinadas ocasiones podemos pensar que algunos profesores "se pasan" con el tema de los deberes. En estos casos, convendrá que hablemos tranquilamente con ellos, incluso que les expresemos nuestras preocupaciones, pero siempre bajo el principio de que los profesionales de la enseñanza son ellos, no nosotros. El niño no debe percibir discrepancias, dudas y mucho menos críticas hacia la labor del profesorado. Nosotros elegimos el tipo de enseñanza que queremos para nuestros hijos, pero ni podemos ni debemos imponer un modelo educativo. La principal área de acción de los padres es el


medio familiar, mientras que el de los profesores es el escolar. El respeto mutuo será la principal garantía de un buen entendimiento. No hay que olvidar que los profesores son vitales para la educación de nuestros hijos. Nuestra labor debe ser la de formar el equipo más compacto y coordinado posible con ellos. 5 ¿Cuándo puede hacer los deberes solo? En cuanto tenga autonomía para ello. En principio, y como norma, debemos considerar que el niño tiene ya esa autonomía, pues los deberes que le pongan a los 6 años, por ejemplo, entendemos que son los adecuados para su edad. Si vemos que el niño responde bien, que realiza sin dificultad los deberes, que sigue un horario establecido, que se esfuerza, cuanto más tranquilo le dejemos, más estaremos favoreciendo su desarrollo. Por el contrario, si el niño siempre plantea un problema con el tema de los deberes, no encuentra nunca el momento de sentarse o se distrae constantemente, estudiaremos, siempre en coordinación con su profesorado, qué medidas resultan más adecuadas en su caso concreto, pero la solución no será estar haciendo los deberes con él. Habrá niños que necesiten una supervisión muy cercana y que, por ejemplo, cuando termine un ejercicio, convendrá que nos avise, para que veamos con él si está bien. Incluso en este caso, si el ejercicio no fuera correcto, le pediremos que se esfuerce, que piense, que analice, para que sea él quien encuentre la solución, y no hacerlo nosotros en el afán de ayudarlos. Como norma, los niños deben acostumbrarse a trabajar solos. En el colegio no pueden tener a un adulto constantemente a su lado, que les ayude a resolver sus dudas. Para que los aprendizajes se transfieran a otras situaciones, no podemos crear "ambientes artificiales" en casa, que en nada se parecen a la realidad que debe vivir, día a día, en su medio escolar.

6 ¿Hay que darles tareas extras? Habitualmente no, aunque, como siempre, dependerá de cada niño en concreto y de las orientaciones que nos faciliten en su colegio. A veces, conviene ayudarle a mejorar algún área concreta y entonces los ejercicios complementarios serán un buen instrumento de ayuda, siempre y cuando sus profesores estén de acuerdo. Debemos ser conscientes de que el niño también aprende jugando, compartiendo, analizando las distintas situaciones y las vivencias que se suelen dar habitualmente en su entorno. Todo lo que sea estimular su inteligencia a través de su participación directa en las actividades de la vida cotidiana, de su reflexión acerca de las circunstancias o eventos que le rodean, significará una gran ayuda en su proceso madurativo. Los niños necesitan pensar, reflexionar, analizar sus dudas, resolver sus conflictos, para profundizar en su proceso evolutivo. Hoy les damos pocas oportunidades para


estimular su lógica, el llamado sentido común, los principios y valores que les ayudarán en las distintas etapas de su vida. 7 ¿Cuándo añadir clases particulares? Sólo cuando sus profesores nos lo indiquen, o cuando veamos que los deberes constituyen un motivo de conflicto entre el niño y el medio familiar. La labor más importante de los padres es la de ser padres, nadie nos puede sustituir en esa misión. Profesores pueden ser otras personas, y no conviene que la relación padres/hijos se vea gravemente condicionada por el rendimiento que el niño alcanza en el medio escolar. Hay niños que muestran una especial dificultad para una materia concreta, y, en ocasiones, les vendrá muy bien una ayuda adicional, pero si el problema es de rendimiento general, aquí tendremos que plantearnos si el nivel del colegio está en consonancia con las posibilidades del niño. A veces, las clases particulares son un parche que nos impiden ver un problema más profundo. En determinados casos, si el niño, a pesar de los esfuerzos, no consigue alcanzar el nivel de exigencia de su colegio, puede ser necesario plantearse un cambio de centro escolar. 8 ¿Cómo actuar cuando está en crisis? Cuando el niño esté muy bloqueado, será bueno que haga una pausa. Hablar de otra cosa, ponderar algún aspecto suyo en el que se sienta fuerte, hará que se relaje poco a poco, que vaya liberando tensiones, y tenga una buena actitud hacia el aprendizaje y hacia sus posibilidades de resolución. Es necesario darle confianza y facilitarle el que reflexione y que analice, estimulando aquella parte en la que más destaca. Ayudarle a que encuentre el camino, pero siempre haciendo que sea él quien resuelva esa crisis. Lo contrario no es ayudar, es provocar mecanismos de copia o imitación que en nada favorecen los auténticos aprendizajes. Podemos ayudarle a que piense, pero no debemos pensar por él.


RESUMEN DEL LIBRO “LOS SECRETOS DE LOS BUENOS PADRES” (A. y R. Davidson)

CAPÍTULO 1. COMUNICARSE LA COMUNICACIÓN Y SUS PROBLEMAS Escuchar, conversar, callar, estar a mano cuando es preciso, no estarlo cuando así conviene, respetar el derecho de los hijos a la intimidad y respetar el derecho a no comunicarse, éstos son los principios que debemos seguir para conseguir educar a nuestros hijos. La brecha en la comunicación  

Si en su propio mundo va siempre corriendo es imposible que se asome al de su hijo. A los chicos les reconforta saber que los padres han pasado por lo que ellos están experimentando y que incluso usted, su guía y protector ha cometido equivocaciones y ha sufrido derrotas, pero que al final resultaron ser unas experiencias muy instructivas.

El control de las emociones 

Utilizamos la comunicación para instruir, aprender a relacionarnos entre nosotros; pero, sobre todo, para expresar nuestros sentimientos. En un grado muy significativo, la capacidad que tengamos de controlar nuestras emociones determinará el éxito de esa expresión. Nuestro estado de ánimo puede afectar a lo que pretendemos decir y distorsionar drásticamente lo que creemos haber oído. Más que ninguna otra cosa, los hijos aprenden los comportamientos observando a los padres. Puesto que tratarán de imitarle fielmente, procure que su comunicación con los demás- ellos mismos, su pareja, los amigos o los extraños- sea serena y respetuosa. Si su hijo pequeño le ve porfiar y gritar, aprenderá que así es como se comunican las personas.

Las ayudas 

Recuerde que cuando ayude a su hijo preguntándole “¿Qué te pasa?” en un momento en que no esté dispuesto a hablar del asunto, lo interpretará como un fisgoneo, y acertará.


  

No apremie a su hijo ni proyecte sobre él lo que usted cree que intenta decirle. Acepte su decisión de cambiar de tema, vacilar o desistir enteramente. Si es importante, volverá a sacarlo a la luz. Ningún niño querrá volcar el contenido total de su mente para que sus padres lo examinen, con las indisociables regañinas.

El asedio Las siguientes se consideran formas inútiles para cambiar la conducta: 1. Avisar. `Una vez más vas a meterte en un buen lío´ 2. Interrogar. `Quiero saber dónde has estado y con quién´ 3. Amenazar. `Pasarás un mes castigado en u cuarto si ese suficiente no sube a bien´ 4. Juzgar. `No te apures, cuando crezcas te arreglaremos esa nariz tan feúcha´ La aceptación de silencio ·

Reconozca el silencio como un mecanismo corriente y natural que utilizan los hijos en distintas etapas del desarrollo. A menudo tienen una necesidad imperiosa de cobijarse en su caparazón por una u otra cosa. 

Si usted cree verdaderamente que ya es hora de comunicarse, ensaye otra estrategia de los expertos: la psicología inversa. En vez de insistir, retírese. Demuestre menos interés. Sólo cuando se sienten a salvo facilitarán el diálogo.

IDEAS PARA FACILITAR LA CONMUNICACIÓN Disponibilidad Estar disponible entraña asignar unos tiempos especiales al diálogo y no rehuir los temas espinosos. Tiempo para el diálogo   

Planifique bien las ocasiones para el diálogo. No deje que las interrupciones o la prisa compitan con su charla. Ambas partes deben estar predispuestas a conversar. Ambas partes deben hallarse en un estado sereno, templado, sin apasionamientos.


Los temas espinosos Por muy embarazoso que le resulte, debe abordar los temas peliagudos, proporcionándoles un minucioso conocimiento de las enfermedades de transmisión sexual, el embarazo, etc. Los serios conflictos a los que se enfrentan casi todos los jóvenes no pueden dejarse en manos del azar ni de los centros escolares. En definitiva, ¿a quién quiere que acuda su hijo en primera instancia si tiene un problema, a los profesores, a sus compañeros o a usted? TÉCNICAS PARA ESCUCHAR Y PARA HABLAR    

 

 

Procure escucharlo sin hablar, sin interrumpirle hasta que él diga todo lo que le preocupa. Espere que se enfríen los ánimos antes de dirigirse a un niño que se siente dolido o marginado. Evite siempre hacer conjeturas o aventurar falsas conclusiones. Tranquilizarse es importante. Cuanto más aplomo tengamos, más accesibles pareceremos y esto animará al niño a hablar y repetir la experiencia en el futuro. Conserve siempre la serenidad aunque el asunto sea desquiciante. Verifique que ha entendido bien lo que usted ha oído preguntando simplemente: `Creo que lo que quieres decir esto o lo otro. ¿Acierto? Pero pregunte, no afirme. Llegados a este punto, no sólo es correcto entablar un diálogo: es imprescindible. Las disculpas denotan un afán de mejorar las relaciones. Deseche los mensajes ambiguos o demasiado largos; son desconcertantes y aburridos. Un mensaje breve producirá mayor impacto y recabará toda la atención del niño. Piense bien lo que va a decir. Prepárese bien, ensáyelo incluso. Y cíñase a una sola cuestión. Sea claro y explícito. A estas edades la vaguedad es una excusa ideal para la desobediencia.

PREGUNTAS TIPO TEST: 1. Cuando escuche a su hijo, su principal objetivo debería ser: a)

Dejar que se exprese.

b)

Comprender lo que dice entre líneas.

c)

Demandar que él le escuche a su vez.


2. Si sus hijos se acostumbran a acudir a usted para solventar los pequeños problemas de la infancia, aprenderán: a)

A confiar en usted.

b)

A consultarle más adelante problemas mayores.

c)

Que los adultos los vigilan.

3. Para debatir cuestiones peliagudas la cena/almuerzo es: a)

Mala.

b)

Ideal.

c)

Adecuada en la mayoría de los casos.

4. A la hora de solucionar un problema, los padres debemos: a)

Tomar siempre la decisión definitiva.

b)

Cerrar pactos o colaborar.

c)

Buscar una opinión externa. SOLUCIÓN: 1 (b) 2 (b) 3 (a) 4 (b)

CAPÍTULO 2. FOMENTAR EL DESARROLLO INTELECTUAL EL PROBLEMA DEL SISTEMA DOCENTE Si quiere que sus hijos salgan adelante, usted -no sólo la escueladeberá procurarles el estímulo y la orientación adecuados en un entorno intelectualmente enriquecido que premie la imaginación y el juicio crítico. Ayude a sus hijos a perfeccionar sus habilidades lingüísticas y matemáticas a partir de la más fundamental de todas las artes: la lectura. El razonamiento creativo y crítico  Un estudiante puede aprender a cambiar sus hábitos de lectura o de estudio. Para ello, debe proporcionarle un ambiente que sea adecuado para la creatividad, donde las ideas espontáneas estén permitidas y respaldadas.


 Los niños aprenden a pensar productivamente en un entorno donde las nuevas ideas sean bien acogidas, no criticadas. De la misma forma, ellos deben extraer sus propias conclusiones sobre cualquier tipo de nueva información. ¿QUÉ ES LA INTELIGENCIA? El coeficiente intelectual  La inteligencia no es una puntuación de coeficiente intelectual, no se puede cuantificar mediante el uso de un simple número.  Observe la personalidad de su hijo y los tipos de inteligencia que manifiesta. No intervenga nunca con unos criterios preconcebidos sobre el carácter que debe tener.  Estimule a su hijo para que éste evolucione. Los profesores no convierten a los niños en genios, necesitan una preparación en casa. EL DESARROLLO DE LA INTELIGENCIA Una cultura limitada entraña una limitación en las oportunidades de triunfar. Ayude a su hijo a alcanzar un buen nivel de competencia intelectual a una edad temprana. La primera etapa de este proceso es la lectura. La lectura  Usted es un patrón de conducta, debe inculcar el hábito lector. Lea en voz alta a sus hijos pequeños y anímeles a hablar de lo que han leído (personajes, argumento, etc.).  Procure que su hijo le vea leyendo todo tipo de material sobre una gran diversidad de temas. Cuando lea en voz alta periódicos, revistas y novelas, el niño encontrará más atractivos unos temas que otros.  Fomente en sus hijos la costumbre de visitar las bibliotecas, anímeles a que se interesen por las bibliotecas de sus centros y las ferias de libros que en ellos se realizan.  No les premie por leer. Este error transmite el mensaje de que la lectura es una tarea forzosa. Por el contrario, permítales leer cuando hayan cumplido sus otros deberes cotidianos.  Cree un entorno propicio en su habitación. Por ejemplo, monte una pequeña estantería e incite a su hijo a formar su propia biblioteca. Las bases del aprendizaje La lectura en una edad temprana asienta los cimientos del crecimiento intelectual y favorece el desarrollo de una serie de cualidades esenciales:


observar, comparar y contrastar ideas, clasificar la información, llegar a conclusiones inteligentes, etc.  No apunte las soluciones a su hijo en cuanto le vea callado, ayúdele a ser un pensador independiente.  No lo proteja de los fracasos. Acepte sus fallos, equivocándose adquirirá experiencia.  Establezca un entorno familiar que invite a aprender. Puede instalar un escritorio en su habitación para que tenga su propio espacio.  Puede convertir cualquier clase de excursión en una experiencia constructiva, favoreciendo las dotes de observación de su hijo. Hable de temas como los recursos naturales, la flora y fauna local, etc. La inteligencia lingüística  Para mejorar sus habilidades lingüísticas los niños deben practicar el uso del lenguaje. Así, pues, induzca a su hijo a hablar en voz alta y a explicar qué ve y qué piensa siempre que haga una actividad.  Haga preguntas que aviven la mente de su hijo y que tengan respuestas muy simples.  Procure que sus hijos mayores usen un lenguaje específico, que hablen con claridad. Así evitarán el “es que no sé cómo decirlo”. La inteligencia matemática  La inteligencia lógico-matemática es la causante del razonamiento lógico y configura la base de toda la ciencia. Es imprescindible que su hijo desarrolle este campo de su intelecto.  Esta inteligencia es fundamental para calcular porcentajes, vitales en la vida diaria.  Su hijo debe aprender a pensar matemáticamente. Puede ayudarle utilizando sus propios juguetes o comentando los marcadores de las competiciones deportivas. LA ESCUELA Y EL ESTUDIO Los padres deberían respaldar el proceso educativo:  Participe activamente en las asociaciones de padres. (AMPA)  Procure conocer a los profesores de su hijo.  Busque ayuda para su hijo en el instante que la precise.


 Las actividades académicas deben ser compensadas con otro tipo de actividades que conecten con los intereses de sus hijos. (deportes, música, teatro, cine…)  Hable con ellos para conocer sus motivaciones y evite que malgasten el tiempo. PREGUNTAS TIPO TEST 1.- ¿Cuál es el requisito más importante de un temprano desarrollo intelectual? a) Jugar con juguetes. b) Tener amigos. c) Leer. 2.- Los niños mayores deberían utilizar: a) Un lenguaje amplio y generalizado. b) Un lenguaje específico. c) Menos palabras. 3.- Es aconsejable que sean los niños, no los padres, quienes hablen con los profesores de sus trabajos y exámenes: Verdadero / Falso.

SOLUCIÓN: 1 c, 2 b, 3 Falso

CAPÍTULO 3. APLICAR UNA DISCIPLINA Existe un gran contraste entre la moderna disciplina y el estilo rígido y estereotipado de 1900. ¿Qué ha pasado? Para empezar, los padres se han culturizado. Hoy las personas son tratadas como tales, aunque no sean más que unos niños. Pero algunas familias han saltado al otro extremo de la escala de la disciplina y conceden demasiada libertad, demasiado dinero, demasiado de todo a sus hijos. Hay un terreno intermedio que admite una considerable libertad con unas pautas bien delimitadas y unas medidas disciplinarias con dos elementos claves: 1) el sentido de la justicia y la equidad y 2) la lógica que incluso una criatura pequeña pueda entender. Los motivos de los padres


 

Si les asusta tomar decisiones, necesarias pero impopulares, por temor a ofender o trastornar a sus hijos, anularán sus ya frágiles reglas y renunciarán al mando. Los niños intuyen la inseguridad de los padres y le sacan provecho. Ceder a todas las demandas y caprichos de un niño no es una prueba de cariño.

Estilos de disciplina 

De los tres estilos de disciplina básicos- permisivo, autoritario (dictatorial) y estricto (dialogante y respetuoso)-, el que más abunda es el permisivo. Cuanta menor disciplina de calidad reciba un niño, más posibilidades de crecer despegado e irrespetuoso. El estilo dictatorial, con una intimidación ilógica e inicua puede llevar al niño a cuestionar la autoridad de los padres cuando crezca. Los hijos sólo desarrollan la capacidad de tomar decisiones si han tenido una buena relación con sus padres.

Reglas y Libertad 

 

El estilo estricto, resulta el más válido. Unas normas bien definidas que tracen los límites de la conducta aceptable. Para que sean justas y eficaces, deberán enunciarse con absoluta claridad y ser aprobadas por todos los miembros de la familia. Las normas adquieren su máxima efectividad cuando son claras, concisas, sencillas y poco numerosas. Los padres no deben atacar por sorpresa a sus hijos con medidas correctivas, sino que las deben presentar de antemano y debatirlas en reuniones familiares.

Las reuniones de familia 

Integre a los niños en la conversación y déjeles expresar sus sentimientos e ideas. Esta es la esencia de una disciplina imparcial, estricta, que se fundamenta en el respeto y en el intercambio, no en órdenes militaristas. Los niños que han entendido y aceptado plenamente las reglas, no plantean futuras evasivas si sobrepasan la línea que ellos mismos han ayudado a dibujar. Las reuniones familiares deben presentar los requisitos siguientes: 1) No deben plantearse después de que estalle la catástrofe; su misión es prevenir esa catástrofe 2) Organícelas una vez al mes 3) No prolongue la reunión más de treinta minutos 4) Deje que sus hijos abran la sesión exponiendo sus problemas, sus quejas o sugerencias 5) Solucione los


asuntos pendientes antes de afrontar los nuevos. 6) No censure ningún tema 7) Haga turnos de palabra para que no se interrumpan los unos a los otros y 8) Reclame el consentimiento de sus hijos a todas las reglas. Estas reuniones serán altamente provechosas si 1) Instaura cuatro reglas básicas antes que muchas generales 2) Aclara con detalle sus contenidos 3) Elimina la expresión “Otra oportunidad” 4) “Responsabilizarse de los propios actos” es sagrado 5) Lleve hasta el final las consecuencias de una regla rota y 6) Corrija mediante actos, sin advertencias, amenazas ni broncas. Ofrézcase a pensar sobre los puntos de vista de sus hijos para que se sientan reivindicados más que dominados.

La fijación de límites Para imponer la razón frente a la rebelión: 1) Rechace la disciplina excesiva o innecesaria 2) Adopte medidas adecuadas a la falta cometida, bien justificadas y que vaya a aplicar 3) Asigne a las medidas un principio y un final concretos 4) Asegúrese de que las medidas llevan implícita una lección que aprender y 5) Cumpla las acciones previstas ¡Resista en sus posiciones! Los contratos 

Los hijos, sobre todo adolescentes, acatan mejor las normas escritas que las orales, porque si son sencillas, accesibles y sin ambigüedades, dejan a los jóvenes pocas posibilidades de escabullirse. Ponga los contratos que establezca con sus hijos en un sitio visible y consulte su texto; así siempre tendrá a su favor un documento vinculante.

¿Castigo o consecuencias?  

Para ayudar a sus hijos a ser responsables, explíqueles las consecuencias naturales de los actos imprudentes. Confíe en ellos. La confianza merecida alimenta la integridad mientras que la sospecha favorece el engaño.

El castigo corporal  

Un “cachete” para centrar la atención- no para despertar dolor- en ocasiones pone las cosas en su sitio mejor que ningún otro método. Es rápido, justo y enormemente efectivo.


El afán de llamar la atención 

Las frustraciones o un sentimiento de desamparo hacen que los hijos adopten una conducta negativa que atraiga de nuevo hacia ellos la atención de los padres. Encuentre la causa de los problemas de comportamiento y no trate los síntomas solamente. Cambiará la conducta.

La sobreprotección   

Sus hijos son más fuertes de lo que cree. Recuerde que el propósito de la disciplina es inducir a los niños a reflexionar sobre su mala conducta, ¡No la del adulto! No se sienta mal si necesita reprenderlo. La sobreprotección les hará déspotas, intratables…

PREGUNTAS TIPO TEST: 1. Entre los estilos autoritario y permisivo, ¿cuál es el más eficaz? a)

El autoritario.

b)

El permisivo.

c)

Ninguno de los dos.

2. ¿Qué es mejor cuando se infringen las normas? a)

Dar un aviso antes de aplicar la disciplina

b)

Pasar a la acción inmediatamente.

3. Es conveniente… a)

Obtener el consentimiento de los hijos a sus reglas Mala.

b)

Implantar las reglas sin tener que explicar las razones de ellas.

4. Para que la disciplina resulte efectiva es preciso que… a)

Sean estrictas

b)

Tengan un principio y un final concretos

c)

Los niños las comprendan perfectamente.


SOLUCIÓN: 1 (c) 2 (b) 3 (a) 4 (b)

Capítulo 4. INCULCAR LA AUTOESTIMA Definición de autoestima La autoestima es la imagen mental que las personas tienen de sí mismas, la conciencia de ego que provoca saber ser capacitado y eficiente, el sentimiento interno de 'adecuación' y competencia que yace en el fondo de la psique.  

La falta de autoestima es el eje de casi todos los males personales y sociales que afectan a la sociedad. La autoestima es algo que nos faculta para vivir de manera responsable y que nos inmuniza contra el señuelo del crimen y la violencia; contra las distintas adicciones; contra el embarazo juvenil, el maltrato a los niños, la dependencia crónica del bienestar y los fracasos escolares.

Una autoestima precaria Los hijos, los padres y en definitiva, todo el mundo necesitan la aprobación ajena. Incluso las personas más seguras tienen dificultades para mantener una buena autoimagen sin algún tipo de ratificación. Esta necesidad de sentirse querido y admirado comienza en la infancia y queda colmada casi enteramente por las frases de ánimos de los padres. Habida cuenta de que los niños no han tenido aún la oportunidad de desarrollar el incentivo personal y la motivación propia de la madurez, a los padres compete cubrir el hueco hasta que crezcan proporcionándoles una fuente externa de beneplácito. Esta es una de las grandes asignaturas pendientes. Sin el refuerzo paterno el afán de superación no puede desarrollarse jamás. Los niños que se sienten derrotados antes de empezar, en general no empiezan. Renunciar (o no iniciar) es menos doloroso que la demoledora sensación de ineptitud que desata perder. Los niños con una baja autoestima presentan las siguientes características: c)

Apocados o recelosos frente a nuevas actividades o personas.


d)

Dependientes de sus padres para decisiones sencillas

e)

Susceptibles a cualquier crítica

f)

Paralizados por el miedo al fracaso

g)

Abrumado por los fallos más nimios

h)

Demasiado ansiosos por destacar

i)

Necesitados de una aprobación constantes

j)

Preocupados por su imagen

Actitudes de los padres que hacen bajar la autoestima a sus hijos: c)

Disciplina punitiva y castigo físico

d)

Evaluación crítica y juicios implacables

e)

Comparaciones desfavorables

f)

Desconfianza

g)

Falta de respeto

h)

Reproches

Cómo forjar la autoestima    

Para que los hijos se sienta bien consigo mismos antes deben de recibir la aceptación de sus padres. Demuestre a su hijo cariño incondicional, tanto en las derrotas como en las victorias que se presentan en la vida. Anime as u hijo a participar en todas las facetas de la vida: la escuela, los deportes, el trabajo, las amistades,... Impulse la autonomía de su hijo. Déjele desarrollar su ingenio.

Recuerde que decir 'no' con mayor frecuencia que sí genera unos niños más felices e independientes, ya que valorarán más el sí cuando lo obtenga. La seguridad Hay que trasmitirles a los hijos que deben de creer en sí mismos.


En la vida se nos va a presentar mucho obstáculos que conseguiremos superar creyendo en nosotros mismos y utilizando la voluntad y esfuerzo. La autonomía Para ayudar a su hijo a ser autónomo siga los siguientes consejos: d)

Enseñe a su hijo a responsabilizarse de su propia felicidad.

e)

Ayude a su hijo a conseguir pequeños éxitos a la medida de sus fuerzas.

f)

Sea precavido cuando seleccione actividades para su hijo. No debe sabotear sus posibilidades de triunfar ofreciéndole tareas que excedan su nivel de aptitud.

g)

Busque indicios de interés de su hijo en actividades concreta. Si su hijo se aficiona a una actividad y adquiere una cierta maestría, su sentido de la autonomía crecerá inmensamente.

h)

Felicite a su hijo por los atributos que haya desarrollado y rubríquelo pidiendo su parecer.

i)

Anime a sus hijos a tomar decisiones

El coraje y la perseverancia Einstein subrayó el valor de la perseverancia cuando dijo que no era su genialidad innata lo que le hizo prosperar sino su persistencia. Para desarrollar la perseverancia en su hijo le aconsejamos: d)

Recuerde a su hijo, que las cosas necesitan tiempo y dedicación: “el que quiera algo, algo le cuesta”

e)

Relate historias de personas que con su esfuerzo han logrado conseguir sus propósitos.

f)

Enseñe a su hijo a fiarse de él y a no empeñarse en tenerlo todo calculado antes de empezar. Si le inmoviliza el miedo a cometer errores, no asumirá los riesgos necesarios para avanzar en la vida.

g)

Recuerde a su hijo que lo que importa es esmerarse mucho, terminar lo que se ha empezado y aprender de los propios errores.


El elogio Todo el mundo necesita saber que es valorado y apreciado. Veamos ahora que se puede hacer para evitar el elogio nocivo y enseñar a su hijo a que hay cosas más importantes y valiosas que las recompensas materiales.  

Enseñe a su hijo a enriquecer sus facultades intelectuales, físicas y sociales. La única manera de sentirse mejor es ser mejor. No alabe a su hijo arbitrariamente, sólo cuando lo merezca. Los padres que no exigen calidad despistan a los hijos haciéndoles creer que basta con un mínimo esfuerzo. Haga alabanzas específicas en vez de recurrir al consabido “buen chico”. Si su hijo resuelve prontamente un rompecabezas, alabe su rapidez. Si tarda más tiempo pondere su perseverancia, pero si abandona, no le ría la gracia.

Las buenas recompensas Ganar no lo es todo. Lo importante es la participación, el intento. Enunciamos a continuación los siguientes consejos para que ayude a su hijo a valorar las verdaderas recompensas del esfuerzo personal. 5. Aliente a su hijo para que participe en trabajos más complejos, para los que esté capacitados. 6. Recuerde que cuando los niños acometen trabajos en los que se sienten necesarios, la autoestima florece y las aprensiones disminuyen. Cuestionario 1. Decir no con frecuencia traumatiza a los niños. Verdadero o falso. 2. Para mantener una buena imagen de sí mismos los hijos necesitan: a) Amigos

b) ratificación

c) límites

3. Proponer a los hijos novedades que aún no dominan: a) les espanta regresión

Soluciones 1. Falso, 2.b), 3.b)

b)promueve la autonomía

c)produce una


CAPÍTULO 5. ENSEÑAR VALORES ¿QUÉ HA SIDO DE LOS VALORES? Los valores que en otro tiempo formaban parte de nuestra sociedad, hoy han caído en desuso. Debemos contribuir entre todos a inculcar y transmitir esos valores a nuestros hijos ya que forman parte de la cultura de una sociedad. La televisión Es en gran parte responsable de la pérdida de valores. Conforme invade nuestro tiempo de ocio insensibiliza a nuestros hijos ya que, si ven un día tras otro episodio de violencia llegará un momento en el que esa violencia no les afecte en absoluto. Los compañeros 

  

Muchas veces los chicos buscan cariño y aprobación de sus actos en sus amigos. Ya que los niños se enfrentan cada vez a una edad más temprana a problemas actuales (drogas, embarazos no deseados, etc.), procure prevenir los conflictos intentando: Ponerse al día de los problemas, actividades…de su hijo y sus amigos. Adviértale de la influencia que muchos chicos ejercen sobre los demás. Recuérdele que no todos los niños y sus familias comparten los mismos valores.

¿QUÉ SON LOS VALORES?    

Los valores son cimientos sobre los que se edifica nuestro ser. Son criterios por los que diferenciamos si algo es bueno o malo. Es un código ético interiorizado. Son ideales, normas o tradiciones que configuran nuestra conducta.

Todos ellos son divulgados a través de la familia, los aprendemos de nuestros padres. La enseñanza de los valores Para enseñar valores a nuestros hijos podemos tener en cuenta las siguientes premisas: 

Primero está la comunicación: los sermones son ineficaces para modelar una conducta moral.


 

El segundo factor es el intelecto: haga unas preguntas reveladoras que obliguen al niño a pensar. Preséntele dudas que estimulen la mente. En tercer lugar la disciplina: la mejor ayuda es indicarle qué errores ha cometido para que sea capaz de reconocerlo y no los vuelva a cometer.

Modelos de actuación    

Los niños no sólo tienen que oír hablar a sus padres de los valores morales sino que tienen que verlos actuar conforme a ellos. Así: Trate a los demás con consideración, no haga a los demás lo que no querría que le hicieran a usted. Ofrezca ayuda y solidaridad a quienes lo necesiten. Sea paciente y tolerante con las opiniones externas.

Tácticas de prevención Dicen que vale más prevenir que curar. No espere a que ocurra algo para hablar con sus hijos de las consecuencias de una fechoría; corte los problemas de raíz fortaleciendo a los niños con información y actividades que promuevan la moralidad. LOS VALORES FUNDAMENTALES La valentía   

Anime a sus hijos a asumir riesgos sin pensar en el resultado. Déjeles tomar sus propias decisiones y no les reproche si se equivocan. Permítales expresar abiertamente sus sentimientos y sus ideas sin críticas ni censuras.

La ambición Consiste en “perseguir tenazmente un objetivo”. Las personas ambiciosas se apegan a la vida, poseen un espíritu de curiosidad y un optimismo desbordante que alimenta todas sus conquistas. La sinceridad Debemos enseñar todo aquello que creemos importante y sacrificar lo que no lo es. La sinceridad radica en el don de inspirar confianza y a partir de ahí, los niños aprenden a reconocer su responsabilidad de ser honestos con los demás. La mentira


Recuerde que muchos niños dicen mentirijillas porque no quieren descubrir lo que ha sucedido para que no les consideren “malos”. No castigue esas flaquezas ni acuse de embustero al niño, insista en que confiese sus actos relatándole sus propias historias y hablándole de las veces en que tuvo fallos similares. La humildad Los niños de hoy tienen demasiado: demasiado dinero, demasiadas golosinas, demasiados juguetes, etc. los estamos malcriando. Hemos de intentar que sean agradecidos y que no se sientan el centro del universo. La generosidad 

Para enseñar a un niño la verdadera generosidad, ínstele a compartir no los objetos en los que ha perdido interés, sino aquello que más le ilusiona. Haga ver a su hijo que ser generoso implica compartir y ayudar a otro niño a sentir la misma felicidad que siente él con lo que posee.

CAPÍTULO 6. RESPALDAR LA ADAPTACIÓN SOCIAL Un niño puede ir bien académicamente, observar en casa una conducta intachable y adherirse a un estricto código moral, pero si a la hora del patio se sienta solo cada día en un rincón del instituto ¿qué calidad de vida tiene? ¿Qué siente al mirar a esos risueños compañeros que están charlando de sus cosas? Si la sociabilidad flojea, en determinados momentos de nuestras vidas podremos echar en falta ciertos recursos sobre habilidades sociales. Veamos un ejemplo práctico: unos padres y unos hijos recogen sus abrigos, preparándose para abandonar la casa de una amiga después de una visita. Al llegar a la puerta, el padre le dice a su hijo de seis años: “¿Y bien, Juan, no vas a despedirte de Rocío y darle las gracias por la merienda?”. Parece lo más natural del mundo, ¿no es verdad? Es lo que hace la mayoría de los padres cuando quiere enseñar a sus hijos las normas básicas de la etiqueta. Sin embargo, eso no significa que esté bien. Ahondemos más en nuestro ejemplo. Hay cuatro cosas mal hechas: 1.

Que el padre llame la atención a su hijo delante de otras personas.

2.

Que lo haga antes de que el niño haya cometido alguna incorrección.


3. 4.

Que dé por sentada la incapacidad del niño. Que olvide su arma educativa fundamental: ser un modelo de conducta. ¡Le dice a su hijo que se despida de la anfitriona sin haberlo hecho él primero! Si el niño buscaba en su padre las claves del buen comportamiento social, desde luego no las ha encontrado. Como en tantos otros factores vitales de la educación que hemos tratado hasta ahora, los niños aprenden a actuar con propiedad observando a sus padres, hermanos, amigos y extraños en distintos contextos. Según los autores del libro, para mejorar la adaptación social es recomendable hacer participar a su hijo en actividades extraescolares, las cuales fomentan el acercamiento a otros niños y a los adultos. Actividades deportivas y/o musicales son una buena alternativa que aquí en Alhaurín tenemos una gran variedad de posibilidades. La adolescencia y la presión de los amigos. Los chicos que no pueden hacer frente a las presiones de la adolescencia son casi siempre los que se han educado en un ambiente autoritario o bien muy permisivo, puesto que los dos dejan a los niños mal equipados para formar sus propias identidades. En el caso de los padres autoritarios, sus hijos al entrar en la adolescencia están anulados y no saben valerse por sí solos, lo que les impulsa a refugiarse en sus iguales. Des mismo modo, los hijos de las familias permisivas son más vulnerables a las presiones de los amigos porque sus padres no le han enseñado un poco de autodisciplina y autonomía personal. En ambos casos, los chicos buscan en sus compañeros la orientación que nunca tuvieron en casa. En el punto intermedio están los adolescentes que tendrían tres características principales: 1. Han aprendido a ser amigables con todo el mundo, al margen del grupo al que pertenezcan. 2. Tienen confianza en sí mismos y no necesitan llamar la atención de sus amigos o caer en gracia porque ellos están a gusto con sí mismos. 3. Poseen el don de responder a las necesidades de sus compañeros, de modo que su presencia es atractiva y deseable, pero sin sobrepasar los límites de lo razonable. Las amistades negativas. Por supuesto, debe permitir que su hijo escoja a sus propios amigos, pero como padre tiene la responsabilidad de constatar que la selección le es provechosa.


Las drogas. Enseñe a su hijo a usar la muy divulgativa frase ”No”. Quizá no sea tan sencillo para algunos chicos, pero constituye un buen punto de partida. Un padre le hizo el siguiente comentario a su hijo: “Si los amigos lo son de verdad, ¿no van a aceptar tu decisión de abstenerte si eso es lo que quieres? ¿Acaso los auténticos amigos no desean lo mejor para el otro? ¿Qué merece más admiración, claudicar ante su insistencia y envenenarte el cuerpo con drogas o mantener firmemente tus criterios? ¿Qué demuestra más personalidad?” Hable de drogas franca y repetidamente. Recoja artículos acerca de personas que se engancharon a las droga y perdieron negocios, su familia o su salud. Ayude a su hijo a prescindir del mito de que “todo el mundo lo hace”. Recuérdele que no es el único chico de quince años a quien quieren tentar con las drogas, una tentación a la que decididamente no merece la pena ceder.

INFORMACIÓN DE INTERÉS DE LA DIRECCIÓN DEL CENTRO Las familias pueden y deben mantener entrevistas con los tutores de su hijo/a cada cierto tiempo, es recomendable tener al menos una al trimestre. El procedimiento para pedir cita al tutor puede ser a través de la agenda que tienen los alumnos (en las páginas que existen de comunicación de los padres con el profesorado), indicándoles a su hijo que le pida cita al tutor verbalmente o llamando por teléfono al centro. Cada tutor tiene un horario de atención a padres diferente por las mañanas, en caso de no poder asistir los padres por la mañana se podrían poner de acuerdo con el tutor para tener la entrevista por la tarde en un horario acordado. Con respecto a la convivencia en el centro, en el caso de que un alumno tenga un comportamiento contrario a las normas de convivencia del centro, el centro dispone de las siguientes medidas disciplinarias:  En el parte semanal de asistencia del alumnado, existe un cuadrante donde se anota las posibles incidencias que se puedan producir en clase. Dichas incidencias las registrará cada tutor al finalizar la semana. Si un mismo alumno ha tenido más de 3 incidencias en una semana, se informará a las familias telefónicamente o se podría poner una


amonestación por reiteración de conductas contrarias a las normas de convivencia del centro. Los tutores pueden poner una amonestación escrita a un alumno cuando tenga un comportamiento contrario a las normas de convivencia, en cuyo caso, se enviará a las familias por correo. Cada amonestación que reciban las familias indicará lo que ha ocurrido, así como la posibilidad de aclarar lo sucedido con el profesorado directamente relacionado con los hechos. Cuando un alumno tenga 4 amonestaciones acumuladas y Jefatura de Estudios lo estime adecuado, el alumnado podrá ser sancionado con la suspensión del derecho de asistencia a clase por el periodo de cinco días, en horario de 10:30 a 15:00 horas. De esta forma el alumnado asistirá a sus clases normales las dos primeras horas de la mañana y el resto será atendido por el profesorado de guardia que esté asignado al Aula de Convivencia, donde el alumnado tendrá que realizar diversas tareas formativas según están contempladas en el Plan de Convivencia del centro. Cuando la gravedad o la acumulación de las amonestaciones sean de mayor importancia, el director del centro podrá expulsar al alumnado del centro por un periodo comprendido entre 1 y 29 días, para lo cual el centro remitirá un escrito a las familias indicando los motivos y los días de expulsión. Durante el tiempo que el alumno sea expulsado del centro deberá realizar unas tareas formativas que se las dará su tutor. En caso de que el alumno cuando vuelva de la expulsión no traiga las actividades hechas, se le podrá expulsar de nuevo por un periodo inferior a la primera expulsión por incumplimiento de la corrección impuesta. Sobre todos los procedimientos que se han indicado anteriormente, las familias pueden ofrecer propuestas a la dirección del centro a través del AMPA o a través de los representantes que formen parte del Consejo Escolar del centro.


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