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Editorial

Renovamos nuestro compromiso

Por lo general, la palabra «aniversario» suele ir asociada a la idea de festejos. Pero en Manos Unidas esta palabra nos sitúa ante sentimientos encontrados: por un lado, la alegre gratitud por tantos años llevando esperanza a millones de personas y, por otro, la conciencia dolorosa de la persistencia del hambre y la vulneración de los derechos humanos en el mundo.

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Preferimos hablar de «conmemoración» porque esta palabra nos permite mantener viva la memoria de nuestro nacimiento como institución y también de nuestra finalidad: luchar contra el hambre, la pobreza y sus causas, ayudando a la persona necesitada a que se convierta en agente de su propio desarrollo. Por eso, este 60 aniversario es una espléndida ocasión para agradecer a todas las personas que han hecho posible que Manos Unidas sea signo de esperanza y para llamar a un compromiso renovado y firme frente a la degradación de las condiciones en las que viven millones de seres humanos.

Esta degradación es aún más flagrante si hablamos de la situación de la mujer que, como denuncia el cartel de nuestra Campaña de este año, pese a estar en el siglo XXI, en muchas ocasiones no es «ni independiente, ni segura, ni con voz». Con esta Campaña participamos en la amplia reflexión de nuestra sociedad sobre los desafíos que enfrentan hoy las mujeres: violencia, discriminación y exclusión. Manifestamos también nuestro compromiso por la igualdad de derechos y oportunidades, así como nuestro rotundo rechazo a cualquier discriminación contra las mujeres. Este 60 aniversario es una espléndida ocasión para agradecer a todas las personas que han hecho posible que Las cifras siguen corroborando una evidencia: la pobreza en el mundo tiene Manos Unidas sea signo de esperanza. rostro de mujer. Según Naciones Unidas, el 70 % de las personas pobres del mundo son mujeres. Desde nuestra experiencia de trabajo en el Sur, estamos convencidos de que fomentar sociedades más inclusivas para las mujeres no solo es lo moralmente correcto, sino que supone la mejor inversión para un desarrollo humano integral y sostenible. Es un reto, no solo de la clase política, sino de la ciudadanía de cada país, necesitada de alianzas entre hombres y mujeres que rompan las barreras y los obstáculos que minan la dignidad de las mujeres en su vida diaria.

En palabras del papa Francisco: «Duele constatar cómo en esta tierra, que está bajo el amparo de la Madre de Dios, tantas mujeres son desvaloradas, menospreciadas y expuestas a un sinfín de violencias. No se puede “naturalizar” la violencia hacia las mujeres, sosteniendo una cultura machista que no asume el rol protagónico de la mujer dentro de nuestras comunidades. No nos es lícito mirar para otro lado y dejar que tantas mujeres, especialmente adolescentes, sean “pisoteadas” en su dignidad».

En estos últimos meses del año, el 60 aniversario de Manos Unidas sigue siendo una oportunidad para renovar nuestro compromiso con la defensa de la dignidad y los derechos de todas las personas, hombres y mujeres, así como para subrayar la importancia de que todos sigamos colaborando para acabar con el hambre y la pobreza en el mundo l

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