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LA Fテ。ULA DEL HOLOCAUSTO ARTHUR R. BUTZ
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En la tarea de rebatir las falsedades sobre las que se basa la leyenda del "HOLOCAUSTO”, muchas veces se pierde la perspectiva. Ciertamente, la falsedad de los datos es comprobable y a veces evidente. Sin embargo, mucho más decisivo para una apreciación correcta, es el hecho de que todo el contexto de la leyenda resulta insostenible. Reproducimos aquí una síntesis del excelente artículo publicado por Arthur R. Butz en "The Journal of Historical Review ", Vol .III.Nº 4 PO. Box 1306.Torrance.California. 90505. Estados Unidos.
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CONTEXTO Y PERSPECTIVA Mientras el actual interés en los detalles es deseable desde el punto de vista del revisionismo, por el otro lado, también se hace necesario porque los defensores de la leyenda han decidido -a los efectos de una intención contraria - que un enfoque sobre los detalles también puede ser deseable toda vez que se produce algo parecido a un debate. Esta extraña armonía en los dos campos es, por supuesto, superficial. Que el enfoque sobre los detalles conlleva peligros para los revisionistas puede verse cuando se nota que los defensores de la leyenda adoptan esta táctica porque les permite sustituir la cuestión esencial por algunas más maleables. Específicamente, engañan a sus audiencias haciéndoles perder la perspectiva y el contexto, Podemos comenzar preguntándonos precisamente qué es lo que llamará la atención de la posteridad como algo extraordinario. No será el "exterminio" de los judíos ya que éste no se produjo. Tampoco será el programa alemán de expulsión de los judíos. Habrá, por supuesto, algún interés en este programa, del mismo modo en que existe actualmente algún interés de parte de los historiadores en todo tipo de episodios del pasado. Sin embargo, aquél programa alemán estaba muy lejos de ser algo único si tenemos en cuenta que los judíos habían sido expulsados del área de Jerusalén en el siglo segundo y de España en el quince, para mencionar solamente a las dos expulsiones más famosas. El programa alemán podrá parecer deplorable, pero ciertamente no aparecerá como algo extraordinario.
Lo que sí parecerá único es la difusión de la leyenda del "Holocausto" dentro de la sociedad occidental; su utilización intensiva más allá de toda cordura; su impugnación por parte de sectores no convencionales y su subsecuente desaparición. Una de las implicancias de esto, que para los revisionistas quizás sea simultáneamente instructivo y preocupante, es que los revisionistas mismos serán objeto del análisis histórico. Esto es: somos parte del proceso histórico que verá la posteridad y no meramente sus investigadores pioneros. Creo que nos verán de esa manera principalmente por nuestra tendencia a enredarnos en detalles mientras dejamos de lado, o quitamos importancia, a las observaciones que, en el futuro, parecerán tanto obvias como concluyentes. Tomemos un ejemplo. Al final de su largo y copiosamente documento estudio, Martin Gilbert -el biógrafo de Winston Churchill(Cf. "Auschwitz and the Allies'' Holt, Rinehart & Winston NY 1981 pág. 340) escribe: Entre Mayo de 1942 y Junio de 1944 casi ninguno de los mensajes que llegaban al 0este se habían referido a Auschwitz como el destino de los judíos deportados o como centro de exterminio. Tampoco el nombre de Auschwitz había impresionado de modo alguno a aquellos que estaban construyendo lo que, creían, era un cuadro cada vez más comprensible del destino de los judíos. Por el otro lado, en su estudio -más breve pero también copiosamente documentado Walter Laqueur - Director del Instituto de
4 Historia Contemporánea en Londres y editor del -Journal of Contemporary History"- nos explica que exterminaciones masivas en Auschwitz no podían haber sido ocultadas puesto que Auschwitz era un "verdadero archipiélago", que "los reclusos de Auschwitz estaban... de hecho, dispersos por toda Silesia y... se encontraban con miles de personas", que cientos de empleados civiles... trabajaban en Auschwitz", y que los periodistas viajaban por la Gobernación General y forzosamente tendrían que haber oído" etc. etc. (Cf. Walter Laqueur "The terrible Secret" Littie, Brown & Co. Boston. 1980. pág.22/25) No tengo nada que objetar a estas observaciones. El lector puede hacer una verificación muy simple. Se le está diciendo que (a) en el período de Mayo 1942 a Junio 1944 los interesados en la materia no tenían información sobre exterminios masivos en Auschwitz y (b) que exterminios masivos en Auschwitz no habrían podido ser, ocultados por mucho tiempo. La conclusión es de una simplicidad infantil: No hubo información sobre exterminios masivos en Auschwitz durante el período crítico y no hubieran podido mantenerse en secreto exterminios masivos en Auschwitz. Por lo tanto no hubo exterminios masivos en Auschwitz. La conclusión es ineludible y solamente requiere una lógica elemental. Es comparable con el silogismo: "No veo ningún elefante en mi sótano; un elefante no podría ser ocultado a mi vista en mí sótano; por lo tanto hay un elefante en mí sótano". La lógica nos dice que esta observación debería ser concluyente y, sin embargo, sé que en futuras controversias frecuentemente se perderá de vista. La literatura de los defensores de la leyenda abunda en concesiones que asombrarán a
la posteridad. Esta posteridad se asombrará, en primer lugar, de que la leyenda haya podido ser creída en absoluto y, en segundo lugar, de por qué hizo falta toda una literatura revisionista para refutarla. Vayamos, pues, a lo específico. Los actores principales del episodio histórico son, los Gobiernos de las distintas Potencias en guerra, las organizaciones judías que operaban en territorios aliados y neutrales, las organizaciones judías que operaban abiertamente bajo la ocupación alemana, las organizaciones clandestinas de resistencia en la Europa ocupada por los alemanes, la Iglesia Católica y la Cruz Roja Internacional. Entre las organizaciones judías se destacan: el JDC (American Jewish Joint Distribution Comitee = Comité Conjunto Americano -Judío de Distribución) estrechamente asociado al AJC (American Jewish Comitee = Comité Judío Americano) y que era la “organización política de la elite no -sionista de la judería norteamericana" (Cf. Yehuda Bauer ”American Jewry and the Holocaust", Wayne State Univ. Press, Detroit, 1981, pág. 21 y sg.). El JDC se destacaba en brindar asistencia material a los judíos. En Europa, uno de sus representantes más importantes fue Joseph J. Schwartz en Lisboa. Sin embargo, más importante desde nuestro punto de vista fue Saly Mayer, la representante, a veces no oficial pero siempre principal, del JOC en Suiza. La Mayer estaba en constante contacto con el JDC de Lisboa y de Nueva York y también con los judíos de la Europa ocupada, tanto oriental como occidental. (Cf. Bauer Op. Cit. Cap.8 y Cap.9 págs. 246, 264, 272, 274, 333, 366 sg. y 311 segs.) También prominente entre las organizaciones judías era la JA (Jewish Agency = Agencia Judía) el gobierno, semioficial, israelí de aquél tiempo cuya
5 luminaria directriz era Chaim Weizman y cuyos representantes en Génova eran Richard Lichtheim y Abraham Silberschein. El Sionismo también estaba representado por el WJC (World Jewish Congress = Congreso Mundial Judío) cuyas luminarias directrices eran Nahum Goldman y el Rabino Stephen S. Wise y cuyo principal representante en Suiza era Gerhart Riegner. Los representantes suizos de éstas y otras organizaciones judías estaban en constante contacto con judíos en la Europa ocupada y con representantes judíos y no judíos de los países aliados. Por ejemplo, comunicaciones postales y telefónicas entre judíos de países ocupados y judíos residentes en países neutrales como Suiza y Turquía, podían ser establecidas fácilmente. (Cf. Laqueur Op.Cit. pág. 4, 170 sg. 188). Como ha quedado perfectamente aclarado por muchos libros, aparte del mío, (por ejemplo, el libro de Gilbert), fue del WJC, suplementado por la JA, el gobierno polaco exiliado en Londres y –ocasionalmente algunos grupos más oscuros, que surgió la primer propaganda relativa al exterminio. Aquí hay, pues, ocho observaciones simples, todas extraídas de la literatura de los defensores de la leyenda (a veces vía la intermediación de mi libro) que establecen la a -historicidad del "Holocausto" o bien, más precisamente, la del programa de exterminio físico y masivo de los judíos europeos. LAS ACUSACIONES, DE POSTGUERRA TUVIERON SU ORIGEN EN ACUSACIONES DE EXTERMINIO NACIDAS DURANTE LA GUERRA. SIN EMBARGO, LAS DIFERENCIAS ENTRE AMBAS ACUSACIONES SON TALES QUE RESULTA EVIDENTE QUE LAS ACUSÁCIONES NACIDAS DURANTE LA GUERRA NO ESTABAN BASADAS EN HECHOS REALES.
Hay dos clases principales de diferencias entre las acusaciones surgidas durante la guerra y aquellas que aparecieron después. Primero, mucho de lo que se alegó durante la guerra fue dejado de lado después y solamente una fracción de ello ha sido mantenida. Segundo, la pieza central de las acusaciones de postguerra -Auschwitz- no fue esgrimida para nada sino hasta el mismo final del período relevante. Ambas observaciones han sido hechas en el Capítulo 3 de mi libro (Cf. Arthur R. Butz "The Hoax of The Twentieth Century" Institute for Historical Review, Torrance, -1ª Edición- o bien, Historical Review Press, Brighton, 1977 –2ª Edición). La segunda ya ha sido hecha más arriba y ambas han sido confirmadas por publicaciones más recientes. Para precisar el punto de que “las acusaciones surgidas durante la guerra no se basan en hechos reales" la lógica es como sigue. Los defensores de la leyenda podrían explicar el mantenimiento de solamente una fracción de los informes nacidos durante la guerra, únicamente alegando que las circunstancias bélicas hacían impracticable la corroboración de la información y que, en consecuencia, muchas historias imprecisas se hicieron correr para consumo masivo. El resultado habría sido, así, un conjunto de relatos que, si bien originalmente habría estado inspirado en hechos reales, resultó ser una distorsión de la realidad. Sin embargo, una explicación como la señalada no puede explicar la ausencia de Auschwitz en las acusaciones de exterminio surgidas durante la guerra. Lo que podríamos llamar "el aspecto Auschwitz" sólo sería consistente con la explicación citada, si se hubiera presentado, durante la guerra, alguna historia exagerada directamente relacionada con las
6 acusaciones de postguerra. Verbigracia: exterminio de judíos por medios adicionales a las cámaras de gas. Como esto no se produjo, la lógica nos dirige a la conclusión de que las acusaciones de la época de la guerra no se basaban en hechos concretos.
Por lo tanto, los judíos no tenían conocimiento de un programa de exterminio del único modo en que hubiera resultado convincente: resistiendo a las deportaciones o, por lo menos, asentando el "Holocausto" en sus informes confidenciales.
TANTO LOS DOCUMENTOS SURGIDOS DURANTE LA GUERRA COMO EL COMPORTAMIENTO DE LOS JUDIOS EN LA EUROPA OCUPADA, DEMUESTRAN QUE LOS JUDIOS NO TENIAN NINGUNA INFORMACION REFERENTE A UN PROGRAMA DE EXTERMINIO.
LAS ORGANIZACIONES JUDIAS FUERA DE LA EUROPA OCUPADA, TALES COMO EL JDC, EL WJC, EL JA Y OTRAS, NO ACTUARON COMO SI CREYESEN EN SUS PROPIAS ACUSACIONES DE “EXTERMINIO”.
La resistencia a la deportación era algo raro, y que los judíos se dejaban transportar a los distintos campos sin ninguna sospecha de que iban a ser exterminados es algo que ha venido sabiéndose muy bien durante muchos años. Además, el material recientemente publicado sólo refuerza esta observación. Sin embargo y por lo general, las implicaciones de este hecho no resultan apreciadas. Nótese que la observación es válida, tanto para los dirigentes judíos en los distintos países ocupados como para la población judía en general. Para enfocar el caso de un sólo hombre que ciertamente tendría que haber estado muy bien informado, tomemos al Rabino Leo Baeck, "venerada cabeza de la judería alemana". El rabino demostró, a través de una carta que escribió en Noviembre de 1942, que no tenía conocimiento alguno de que los deportados judíos estaban siendo matados. Además, por sus propias declaraciones de postguerra, se sabe que no previno a otros judíos de las "exterminaciones" que supuestamente estaban teniendo lugar durante su estadía en Theresienstadt, un lugar de dónde muchos judíos fueron deportados. (Cf. Bauer Op. Cit. págs. 56 y 58; Butz Op. Cit. pág. 109).
La leyenda pretende que, para Marzo de 1943 casi todos los judíos polacos habían sido muertos. Sin embargo, durante todo el supuesto tiempo de la matanza, y hasta 1944 inclusive, las organizaciones de beneficencia judía asentadas en el Oeste enviaban -paquetes de alimentos a los judíos en Polonia; particularmente a través de la JUS (Jüdische Unterstützungsstelle = Oficina Judía de Asistencia), con el permiso y la cooperación de las autoridades alemanas. V. Bauer Op. Cit. págs. 329/334). Para 1944 Polonia se había vuelto un campo de batalla. En consecuencia, el 14 de Marzo de 1944 el WJC le recomendaba a los británicos, a medida en que las tropas soviéticas se aproximaban a Lvov, que aún quedaba "un considerable número de judíos" en el área de Lvov y que se debía dirigir "una nueva y enfática advertencia a los alemanes" como así también intensificar la tarea de rescatar judíos de territorios ocupado por los nazis. (Obviamente para llevarlos a Palestina, como se desprende claramente de las declaraciones hechas durante la guerra por el WJC. De modo que, en opinión del WJC, los judíos asesinados todavía estaban allí. (Cf. Gilbert Op. Cit. pág. 181). Los diarios judíos del Oeste, mientras publicaban ocasionalmente algunas acusaciones sobre masacres, manifestaron
7 claramente que, en su opinión, las acusaciones estaban muy exageradas y tendían a contradecirse en sus afirmaciones. Por ejemplo, el supuestamente muy bien informado “Bund” judío izquierdista, en su publicación “The Ghetto Speaks” (El Ghetto Habla) de Octubre de 1943 hablaba de la ”lucha que hermana a las masas judías y polacas”. En la opinión de ellos también, los judíos asesinados todavía estaban allí, Sin embargo, incluso aparte de incidentes específicos como los señalados, se admite que - incluso después de la declaración aliada del 17 de Diciembre de 1942 –(la primera acusación oficial de "exterminio") “no hubo ninguna respuesta fuerte e inequívoca por parte de la judería norteamericana, incluyendo al JDC. Por regla general “los mismos judíos no presionaron de un modo realmente fuerte en pro de un rescate y su propaganda por Palestina frecuentemente parecía más fuerte que su preocupación por los pasos inmediatos a dar para salvar a sus hermanos". Cf. Laqueur Op. Cit, págs. 183/186; Bauer Op. Cit. págs 188/193; 403). De este modo, la documentación histórica demuestra que, aparte de sus acusaciones circunstanciales y ocasionales, públicas, de un "exterminio"; las organizaciones judías fuera de la Europa ocupada se comportaron como si no hubiesen habido exterminios. Esto queda claramente demostrado por su omisión de prevenir a los judíos europeos y por la naturaleza de sus reales esfuerzos (como p.ej. los relacionados con Palestina). LOS GOBIERNOS ALIADOS Y SUS FUNCIONARIOS NO ACTUARON COMO SI CREYESEN EN LAS ACUSACIONES DE EXTERMINIO, Y SUS SERVICIOS DE INTELIGENCIA NUNCA PRODUJERON INFORMACION ALGUNA QUE CORROBORARA LAS ACUSACIONES. En conexión con los actos de los Gobiernos aliados y sus funcionarios podemos decir
que: (a) las declaraciones de los Gobiernos en relación al "exterminio" fueron inconsistentes, equívocas y el momento en que fueron hechas las hacen muy poco convincentes; (b) no se adoptaron medidas concretas para interferir las deportaciones de judíos o lo que fuera que estuviese sucediendo en los campos de concentración y (c) incidentes que involucran a funcionarios de primera línea demuestran que estos funcionarios no creían en las acusaciones, Entre las declaraciones destacadas de los Gobiernos aliados quizás la más conocida sea la declaración aliada del 17 de Diciembre de 1942. Esta declaración estaba redactada de un modo inequívoco aunque mostraba una gran carencia en detalles específicos. No obstante, es el momento de su aparición lo que la hace poco convincente. De acuerdo a la leyenda, las masacres fuera de Rusia estaban supuestamente en marcha desde hacía un año entero. Más aún, la fecha mencionada también marca la primera acusación soviética inequívoca de “exterminio”, si bien –supuestamente - un programa semejante ya estaba en operación desde Junio de 1941. Esto hace que la tardía afirmación soviética resulte particularmente increíble, puesto que "existen todos los motivos para presumir que las autoridades soviéticas estaban bien informadas desde el principio acerca de todos los hechos importantes que acaecían en los territorios (soviéticos) ocupados." (Cf. Butz. pág. 77, 202; Laqueur 68/72). Por el otro lado, la “Declaración de Crímenes de Guerra” de los aliados, de fecha 1 de Noviembre de 1943, que condena atrocidades alemanas, se olvida de mencionar a los judíos, Durante la redacción de dicha Declaración, el Foreign Office británico eliminó las referencias a las cámaras de gas, porque la evidencia no era
8 digna de confianza" (Cf. Laqueur Op. Cit. 121). En cuanto a Auschwitz, el 10 de Octubre de 1944 hubo una emisión radial desde Londres y Washington en la que se acusaba a los alemanes con "planes (para la) ejecución masiva de personas en los campos de concentración" de Auschwitz y Birkenau. (El subrayado es mío). El Servicio Telegráfico Alemán contestó inmediatamente diciendo que “estos informes son falsos desde el principio hasta el final". (Cf. Gilbert Op. Cit. pág. 325). La primera acusación oficial de alto nivel relativa a Auschwitz, de parte de los aliados, que se asemeja a la leyenda actual, vino recién a fines de Noviembre de 1944, después de que el supuesto "exterminio" ya había finalizado, de acuerdo a lo que se alega. Esta acusación está contenida en lo que he dado en llamar ”El Informe WRB" (dado que proviene del War Refugee Board = Consejo de Refugiados de Guerra). (Cf. Butz Op. Cit. pág. 89). Los rusos capturaron a Auschwitz el 27 de Enero de 1945 y no lo abrieron para su inspección, incluso después de que se hizo pública la curiosidad referente al tema e, incluso, después de que la publicidad sensacionalista dada a las capturas de Belsen y Buchenwald les daba a los soviéticos un buen motivo para unirse a la campaña. En lugar de ello, los rusos simplemente declararon a fines de Abril de 1945 que 4.000.000 de personas habían sido muertas en Auschwitz y, el 7 de Mayo de 1945, presentaron un “informe" más detallado, (Cf. Gilbert Op. Cit. pág. 337). Incidentes que involucran a destacados funcionarios, demostrando que éstos no creían en las acusaciones, son numerosos. La "estrecha asociación entre la comunidad judía y la Administración Roosevelt" es un hecho bien conocido. En Septiembre de 1942 esta Administración se mostraba reticente a aceptar los informes acerca de centros de asesinato y desechaba la idea
de un intento organizado para liquidar a los judíos. Roosevelt explicó las deportaciones a Frankfurter; los judíos deportados simplemente estaban siendo empleados en la frontera soviética para construir fortificaciones. (Cf. Henry L. Feingold "The polítics of Rescue" Rutger Univ Press, New Brunswick, NJ, 1970 pág. 9, 170 -y también Laqueur Op. Cit. pág. 94). Debe presumirse que Roosevelt basaba sus explicaciones al Juez Frankfurter sobre información provista por sus Servicios de Inteligencia. Y Frankfurter debe haber quedado convencido porque, cuando Jan Karski llegó más tarde a Washington para contar sus leyendas, Frankfurter le dijo a Karski que “no podía creerle". (Cf. Laqueur Op. Cit. pág, 3) Cuando las acusaciones sobre Auschwitz llegaron a Washington, los funcionarios pertinentes del Departamento de Estado comentaron en privado que "Cosas como ésta han estado viniendo desde Berna desde 1942... No olvidemos que esto es un judío contándonos acerca de otros judíos... Esto es simplemente una campaña de ese judío Morgenthau y sus asistentes judíos." (Cf. Josiah E. DuBois Jr., "The Devil´s Chemists" Beacon Press, Boston, 1952. págs. 184, 188 y también Butz Op. Cit. pág. 67). En Gran Bretaña hallamos una situación semejante. En Septiembre de 1942 Churchill habló en la Cámara de los Comunes condenando “la deportación en masa de los judíos de Francia, con los horrores lamentables emergentes de la calculada y final dispersión de familias". No dijo nada acerca de "exterminio”. En el Foreign Office, las acusaciones de exterminio generalmente no eran creídas y, en el Colonial Office, un funcionario las denominó como "material lacrimógeno de la Agencia Judía". (Cf. Gilbert Op. Cit. pág. 68, 95 sgs, 99).
9 En Noviembre de 1942, Edward Benes, el Presidente exiliado de Checoslovaquia, en Londres, alguien que estaba muy bien informado de los acontecimientos de su patria, escribió al WJC afirmando que las acusaciones provenientes de Riegner, en Suiza, eran falsas y que los alemanes no tenían planes para exterminar a los judíos. El Gobierno suizo, por su parte, consideró a la Declaración Aliada del 17 de Diciembre de 1942, como "propaganda extranjera de rumores de la peor calaña” (Cf. Laqueur 0p.Cit.pág. 162 y sgs.; Bauer 0p.Cit.pág. 229). De gran importancia para nuestro asunto es lo que la Inteligencia aliada tuvo para decir en estos casos. Después de unos cuantos años de vivir con la literatura publicada sobre este asunto, no he hallado ningún indicio, tendente a corroborar el "exterminio", que provenga de cualquier fuente de Inteligencia activa durante la guerra. Lo que tenemos, proveniente de estas fuentes de Inteligencia, habla muy decididamente en contra de la leyenda. Por ejemplo, el 27 de Agosto de 1943 “William Cavendish Bentinck, Presidente del Joint Intelligence Comittee (británico), cuya misión consistía en evaluar la verdad o falsedad de todos estos informes acerca de “La Europa Nazi" declaró confidencialmente que las historias en circulación "tienden a exagerar las atrocidades alemanas a los efectos de estimularnos" (Cf. Laqueur Op. Cit. pág. 83, 86 y Gilbert Op. Cit. pág. 150). El único dato realmente importante que tenemos, proveniente de una fuente de Inteligencia, son las fotografías de reconocimiento aéreo que fueron publicadas por dos fotointérpretes de la CIA en 1979. Muchas de las fotografías examinadas fueron tomadas durante la primavera de 1944, cuando -de acuerdo a la leyenda - unos 10.000 judíos húngaros entraban al campo todos los días para ser asesinados. Desde el momento en que
tiene que ser admitido que las facilidades crematorias en Auschwitz no tenían semejante capacidad masiva, la leyenda afirma que “los cadáveres eran quemados, día y noche" al aire libre. Ninguna evidencia de esto puede ser hallada en las fotografías y los fotointérpretes subrayan que hasta las chimeneas de los hornos crematorios aparecen inactivas, (Cf. Butz Op. Cit. pág. 149; Gilbert Op. Cit. pág. 231 y sgs. Ver además: Dino A.. Brugioni y Robert G. Poirier “The Holocaust Revisited: a Retrospective Analysis of the Auschwitz-Birkenau Extermination Complex“ presumiblemente disponible todavía del Publíc Affairs Office; Central Intelligence Agency, Washington DC. 20505). EL VATICANO NO CREYO LAS ACUSACIONES DE EXTERMINIO Se admite que la naturaleza amplia y extensa de las operaciones de la Iglesia Católica garantizan que el Vaticano hubiera sabido lo que le estaba sucediendo a los judíos. No obstante, no hubo ninguna condena inequívoca referente a exterminios de judíos que saliese del Vaticano, incluso después de que los alemanes fueron expulsados de Roma ni tampoco después de la derrota alemana. Y esto, a pesar de las fuertes presiones impuestas al Vaticano por los aliados a los efectos de obtener una declaración semejante. Hubo una afirmación equívoca en el Mensaje Navideño del Papa, en 1942, pero fue hecha sólo después de que los británicos sugiriesen insistentemente que la emisión de una declaración así podría ayudar a disuadir a los aliados de bombardear a Roma. No obstante, el Papa le hizo ver claramente a los aliados, incluso en el momento en que su declaración estaba siendo difundida, que no creía en las historias: “ Sentía que había habido alguna exageración a los efectos de la propaganda". Que los voceros del Vaticano
10 apoyen hoy la leyenda en sus declaraciones públicas actuales, es irrelevante desde el punto de vista histórico. (Cf. Laqueur Op. Cit. 55/58; Butz Op. Cit, Appendix; Gilbert Op. Cit. pág. 104 y sgs.). LAS ACCIONES Y LOS INFORMES DE LA CRUZ ROJA INTERNACIONAL NO CONCUERDAN CON LAS ACUSACIONES DE EXTERMINIO. Igual que en el caso del Vaticano, las declaraciones de los voceros de la Cruz Roja Internacional (CRI) de hoy apoyan la leyenda, pero esto resulta irrelevante desde el punto de vista histórico. Todo lo que debería interesar a los historiadores es lo que contienen realmente los informes concernientes a las actividades de la CRI durante la guerra. La discrepancia señalada la he señalado “In extenso” en mi libro, de modo que no creo necesario repetirla aquí. Sin embargo, apuntemos algunos hechos que he descubierto recientemente. El 14 de Abril de 1943 la CRI hizo ver claramente que consideraba a Auschwitz como un campo de trabajo para deportados a quienes se les podía enviar encomiendas. (Cf. Gilbert Op. Cit. 129) Hubo dos visitas muy publicitadas de la CRI a Theresienstadt, el asentamiento judío en Checoslovaquia. Los informes de la CRI fueron relativamente favorables en ambos casos. Lo que raramente se destaca es que el delegado de la CRI para la segunda visita, durante la primavera de 1945, fue George Dunant, quien describió a Theresienstadt como un "experimento de ciertos dirigentes del Reich quienes, aparentemente, eran menos hostiles hacia los judíos que los responsables por la política racial del Gobierno alemán." Puesto que Dunant fue guiado en Theresienstadt por Adolf Eichmann, tuvo que saber que
Theresienstadt era una operación de las SS de Himmler. Más allá de esto, Dunant estaba evidentemente en estrecho contacto con los representantes judíos. Por ejemplo, a principios de 1945 viajó a Bratislava, parcialmente ante la insistencia de Saly Mayer, a los efectos de abastecer a los judíos fugitivos con fondos. (Cf. Bauer Op. Cit. pág. 430 y sgs.) LOS DOCUMENTOS ALEMANES NO HABLAN DE EXTERMINIO SINO, BASICAMENTE, DE UN PROGRAMA DE EXPULSION Y REUBICACION EN EL ESTE. NO HAY NADA ACERCA DE "CAMARAS DE GAS" EN LOS CAMPOS DE CONCENTRACION 0 EN OTROS DOCUMENTOS ALEMANES. Es bien sabido que los documentos alemanes no hablan de exterminio. Por ejemplo, no existe orden escrita alguna de Hitler para matar judíos. Los documentos mencionan a una "Solución Final” como la expulsión definitiva de todos los judíos de Europa y de un proceso, coetáneo con la guerra, de reubicarlos en el Este ocupado. (Cf. Laqueur Op. Cit. pág. 152 y Butz Op. Cit. págs. 205/212). Los defensores de la leyenda, por supuesto, alegan que los alemanes meramente practicaban una vulgar circunspección y evasión en todo lo referente a lo que escribían. Esta excusa falla por la base. Semejantes intentos de ocultamiento tendrían sentido solamente en relación a algo que hubiera podido ser ocultado en absoluto. Es obvio que el exterminio físico de todos los judíos de Europa no hubiera podido permanecer en secreto, cualquiera fuese el resultado de la guerra. Al contrario, por las razones apuntadas más arriba, se hubiese hecho ampliamente conocido incluso mientras estaba sucediendo. Aún si suponemos una estupidez increíble de parte de los alemanes en esta materia, seguramente tenemos que dar por sentado
11 el que tenían conocimiento de las acusaciones de atrocidades que estaban siendo levantadas en los países aliados. Por lo tanto, tenían que darse cuenta de que un disfraz semántico en los documentos no serviría para nada. Tampoco hay ningún documento referente al diseño y a la construcción de cámaras de gas. Sobre la base de mi experiencia como ingeniero, está casi completamente fuera de cuestión la posibilidad de suprimir todos los documentos históricos normales que necesariamente acompañan a proyectos de envergadura, tales como los que forzosamente deberían haber culminado en la construcción de grandes "cámaras de gas”. Los planos no solamente deben ser dibujados sino también distribuidos a un número considerable de individuos encargados de ciertos detalles. No hay otro modo de lograr la coordinación indispensable. Incluso sí los documentos más importantes son controlados muy de cerca, los distintos individuos intervinientes en el proyecto, reunidos en conjunto, tendrían que poder suministrar detalles -de un modo u otro- y estos detalles, compilados, deberían ser coherentemente creíbles. Carecemos de esta coherencia en todo lo relativo al “Holocausto “.
asuntos financieros y administrativos y guardaba la lista central de los agentes. Tanto Oster como uno de sus subordinados, Hans von Dohnanyi -un judío parcial “arianizado”- se dedicaron a "ocuparse de todo tipo de operaciones, sin conexión alguna con sus tareas inmediatas". Entre estas operaciones figuraban, envolverse en la oposición anti-hitieriana y brindar asistencia ilegal a varios judíos, Ambos fueron ejecutados por participar en el abortado golpe del 20 de Julio de 1944. (Cf. Laqueur Apéndice 1). En los numerosos relatos acerca de las actividades de la resistencia anti-Hitler en Alemania, por ejemplo: ”La Oposición Alemana a Hitler” de Hans Rothfels, no hay ninguna evidencia de que esta resistencia tenía conocimiento alguno de un programa para exterminar a los judíos, ni de que hubiera pasado cualquier información semejante a los aliados. Si hubiera habido conocimiento de un programa así, es absolutamente evidente que hubiera sido pasado a los aliados puesto que la oposición a Hitler estaba en contacto con ellos hasta el punto de intentar -sin éxito obtener la promesa de algún tipo de apoyo aliado en el supuesto caso de que tuviera éxito en derrocara Hitler. (Cf. Rothfeis Op. Cit. pág. 125/151).
LA RESISTENCIA ALEMANA A HITLER, INCLUYENDO A LA QUE ESTABA ENQUISTADA EN EL APARATO DE LA INTELIGENCIA MILITAR ALEMANA, NO TENÍA CONOCIMIENTO, EN MODO ALGUNO, DE UN PROGRAMA PARA EXTERMINAR A LOS JUDIOS.
Incluso si admitiésemos la posibilidad que algunos alemanes involucrados en la resistencia antinazi podían no saber de un programa de exterminio físico de los judíos; ¿podemos creer lo mismo de altos oficiales del "Abwehr" en el caso de que este programa hubiese existido?
Parte de la resistencia alemana se oponía, por supuesto, al régimen de Hitler por motivo de su posición antijudía. Más aún, el “Abwehr" -o sea, la Inteligencia Militar Alemana - estaba encabezada, hasta 1944, por el Almirante Wilhelm Canaris, un traidor consciente. Le seguía en el comando del "Abwehr", Hans Oster quien manejaba los
CONCLUSIONES FINALES Concluimos así los ocho puntos que establecen la a-historicidad de un supuesto programa para exterminar físicamente a todos los judíos de Europa. La pretensión no resiste ninguna prueba histórica relevante. Todo lo que sucede es que se
12 nos exige creer que estos acontecimientos -continentales a escala geográfica, de tres años a escala temporal y de varios millones a escala de víctimas - sucedieron todos sin que ninguna parte importante de los involucrados se diese cuenta de ello. Es como si se me dijese que, mientras no veía ningún elefante cuando miraba dentro de mi sótano, el elefante estaba allí de todos modos. Además, mientras estaba sentado tranquilamente en mi sala de estar, tampoco me di cuenta de que el elefante se las arregló para subir las escaleras y pasearse un rato por ahí. Y todo esto en medio de un proceso que hacía a las escaleras, a las puertas y al piso, compatibles con este tipo de actividades. Después, el elefante se fue de lo más campante, se metió en un distrito comercial muy concurrido a pleno mediodía y, finalmente, recorrió varios kilómetros de regreso al zoológico. Pero nadie se dio cuenta. En alguna parte y en conexión con la acusación de homicidio, Rassinier dijo: "esto no es serio". No estoy de acuerdo con esa evaluación. Esto es una locura. Sin embargo no es éste el punto de esta discusión. El punto es que todas las observaciones antes citadas han estado allí, delante de nuestras propias narices, porque la mayoría ha sido publicada en libros editados recientemente, y no por los revisionistas sino por los defensores de la leyenda. Y la minoría de aquellas afirmaciones que no procede de estas fuentes, puede ser inferida de ellas de todos modos. Gracias a la "Holocaustomanía" de los últimos años, la existencia de estas observaciones y sus partes integrantes en general, han sido ampliamente publicitadas. Quizás los libros citados no han sustentado las observaciones del modo sucinto y directo en que yo lo he hecho, pero las han sustentado sin lugar a duda. Sería, pues, un caso de miopía, de una especie que la
posteridad hallará difícil de comprender, si al mantener la controversia sobre el "Holocausto” nos enredásemos tanto en los detalles que los defensores de la leyenda pudiesen acusarnos de eludir los hechos mayores. Porque son precisamente los hechos mayores los que mejor demuestran, fuera de toda duda razonable, la inexistencia de un programa para el exterminio físico de los judíos de Europa. En las controversias que sobrevendrán, los partisanos de la leyenda recibida tratarán, fuertemente y por todos los medios de confundir y complicar el tema con todos los trucos que podamos prever y quizás otros más. Por eso, mi más importante consejo para todos los que entrenen la controversia, es que no pierdan de vista que la verdadera columna vertebral de todo el asunto, la acusación de exterminio, ha sido eliminada del caso por el análisis histórico ordinario. De esto se sigue que la táctica básica de los defensores de la leyenda, en las controversias futuras, consistirá en tratar de levantar acusaciones que no pueden ser comprobadas por el método normal de ubicarlas como hipótesis dentro del contexto histórico apropiado para ver si resultan coherentes. Que este procedimiento ya está siendo utilizado puede verse del artículo que Gitta Sereny publicó en el "New Statesman" del 2 de Noviembre de 1979. La autora pone en claro que le gustaría mucho más discutir lugares tales como Belzec, Sobibor y Treblinka antes que tener que tratar a Auschwítz. Hay buenos motivos para hacer esto. Sereny lo pone de este modo: ”Auschwitz combinaba enormes instalaciones fabriles con dispositivos cercanos para el exterminio. Auschwitz, porque tanta gente lo ha sobrevivido, ha agregado el máximo a nuestro conocimiento; pero también ha producido la mayor parte de la confusión relativa a los dos tipos de campos”. Hay una distinción válida aquí. Auschwitz fue una operación grande, multifacética,
13 mientras otros campos, supuestamente de exterminio, fueron instalaciones oscuras que funcionaron sólo por cortos períodos de tiempo en la función, casi exclusiva, de servir como lugar de tránsito para los judíos. Por eso, tenemos una buena cantidad de información acerca de Auschwitz mientras que tenemos mucha menos de otros campos. Por ejemplo, no existen, probablemente, fotografías de reconocimiento aéreo importantes de los otros campos; ni había prisioneros de guerra occidentales en los otros; ni había cientos de empleados civiles comunes en los otros; ni los reclusos de los otros campos llegaban a tener contacto con diversas personas a lo largo de un amplio territorio; ni tampoco había, aparentemente, un conocimiento por parte de la CRI de los otros; ni había tampoco tantos transportes de judíos provenientes del Oeste de Europa hacia los otros (aunque hubo transporte de judíos holandeses a Sobibor). Las consecuencias de esto son que resulta mucho más fácil refutar la leyenda en la medida en que ésta se aplica a Auschwitz que en la medida en que se aplica a otros lugares, cuando -haciendo concesiones a la disputa - nos apartamos de los argumentos históricos generales que refutan el "exterminio". Esta es, en realidad, la explicación acerca de por qué los defensores de la leyenda preferirían discutir Belzec, Sobibor y Treblinka. Sin embargo, los defensores de la leyenda están en una posición imposible en esta materia. No pueden conceder Auschwitz sin conceder todo el asunto. Porque no hay ningún tipo de evidencia presentada para los otros campos que no sea idéntica con la presentada para el caso de Auschwitz. Si la “confesión” del Comandante de Auschwitz, Rudolf Hoess, es inconsistente ¿quién creerá la “confesión" de Franz Stangi, Comandante de Treblinka? Si los relatos de Rudolf Vrba y Milklos Nyiszli, referentes a Auschwitz, resultan increíbles ¿quién creerá los igualmente enfermizos relatos de Jankiel
Wiernik y otra gente oscura, referentes a Treblinka? Si los tribunales de Nurenberg y los demás tribunales alemanes no han establecido la verdad acerca de Auschwitz ¿quién creerá que han establecido la verdad acerca de Treblinka? Si el gran número de judíos que admitidamente fueron enviados a Auschwitz, no fue asesinado allí ¿quién creerá que el gran número de judíos enviado a Treblinka fue realmente asesinado allí? Mi consejo, pues, para todos los que se vean envueltos en discusiones, es no permitir que los defensores de la leyenda se escapen ignorando a Auschwitz. El hecho es que resulta muy fácil destruir la leyenda tal como ha sido levantada para Auschwitz y, a su vez, Auschwitz -por la naturaleza de la evidencia esgrimida - arrastra el resto de la leyenda consigo. Finalmente, el último punto a considerar es el referente al destino de los judíos que fueron deportados. En este sentido, si uno deja de lado todo el contexto histórico, el argumento parece simple. Los judíos deportados no se hallan en el territorio que hoy llamamos Polonia; por lo tanto están muertos, Con ese mismo argumento, todos los millones de alemanes y descendientes de alemanes que vivían al Este de la línea Oder-Neisse antes de la guerra, también han desaparecido y, por lo tanto, tendrían que estar muertos. De hecho, sin embargo, se sabe que el período analizado fue una época de grandes desplazamientos masivos de población y los judíos no constituyen ninguna excepción. Los soviéticos deportaron a muchos hacia el interior de la Unión Soviética y durante el período inmediatamente posterior a la guerra, los judíos polacos que venían infiltrándose en Alemania Occidental para seguir luego a los EE.UU., Palestina y otros destinos, hasta llegaron a convertirse en un problema ampliamente publicitado. (Cf. Butz. Op. Cit. págs 14/17, 217/239).
14 Tengo muy pocos otros consejos que dar a los que se embarquen en discusiones relativas al "Holocausto" ya que no puedo prever todos los trucos por anticipado. Ni siquiera puedo asegurar que los argumentos refutados aquí son representativos de los que escucharemos en el futuro. Incluso hasta hoy día uno se topa con el argumento de que las tropas americanas y británicas que capturaron Belsen, Buchenwald y Dachau “lo vieron con sus propios ojos". Lo que vieron fue cadáveres. Y ha sido relativamente muy fácil de demostrar, desde 1945 en adelante, que esos cadáveres eran el resultado de las privaciones emergentes del colapso de Alemania. Pero la confusión imperante es tan grande, que uno sigue escuchando el mismo argumento de todos modos. Todo lo que puedo agregar es que se debería estar al tanto de la literatura revisionista y de las obras literarias más importantes que apoyan a la leyenda. En cuanto a las discusiones, sobre todo hay que tener cuidado en preservar el contexto histórico y la perspectiva, para no quedar atrapado con una visión histórica miope. La persistencia con que periódicamente ciertos canales de desinformación pública insisten en citar el llamado "holocausto" obliga a precisar los conceptos. Hace un par de años atrás, la National Federation of German-Americans (POB 296 Rosemount, NIN, 55068 USA) dirigió una carta abierta a la cadena de televisión norteamericana ABC con motivo de la conocida serie "HOLOCAUSTO". Demás está decir que la carta nunca fue contestada. Precisamente por eso, vale la pena conocer una síntesis de sus términos. Tanto como para acabar, de una vez por todas, con uno de los tantos falsos mitos de nuestro tiempo. Una de las características más evidentes de la falacia del "holocausto" es que se halla
construida sobre testimonios que no resisten el menor análisis. Todos los testimonios volcados en este asunto provienen de judíos y de traidores alemanes cuyas declaraciones fueron posteriormente desaprobadas, cambiadas o revocadas. Karl Wolff, por ejemplo, fue un traidor, por lo menos desde 1942. Su "negocio" consistía en dejar escapar a prisioneros aliados importantes. Estuvo a punto de producir el colapso de todo el frente Sur del Eje, luego de negociar con Allen Dulles la rendición de más de un millón de soldados alemanes. Su testimonio, en el sentido de que habría presenciado, junto a Himmler, ejecuciones en un campo de concentración cerca de Minsk, en Agosto de 1941, ha sido completamente refutado por un hecho muy simple: En Agosto de ese año, Himmler jamás estuvo ni cerca de Minsk ya que permaneció en su Cuartel General de Zhitomir. William Hoettl también estuvo en contacto con la Oficina de Servicios Estratégicos (OSS) de Allen Dulles. Durante la guerra le fue encomendado el "trabajo" de interrogar a sus ex-camaradas de las SS, a beneficio del servicio de contraespionaje norteamericano (CIC). En Marzo de 1953, las propias autoridades norteamericanas tuvieron que arrestarlo por trabajar con dos agentes soviéticos igualmente detenidos por cargos de espionaje. Curiosamente, la revista inglesa "Weekend", en su edición de Enero de 1962, afirmaba que Hoetll había sido un agente británico durante la guerra. Sea como fuera, lo cierto es que Hoettl fue investigado por un Tribunal de Disciplina de las SS en 1942 hallándosele culpable de conducta deshonesta e infamante por lo cual se lo declaró ”no apto para seguir siendo miembro de las SS". León Poliakov es un propagandista profesional judío. Es el director de investigaciones del. Centre Mondiale de Documentation Juive Contemporaine en
15 París, y sus testimonios han resultado ser falsos en un sinnúmero de ocasiones. Por ejemplo, Poliakov tiene el raro mérito de ser uno de los pocos sujetos que han sido capaces de publicar cuatro versiones distintas del mismo documento. Ello no es obstáculo para que el documento en cuestión (el famoso "Documento Gerstein”) sea siempre presentado como una "exacta reproducción del original” . Párrafos enteros de la tercera y cuarta edición no aparecen en ninguna de las primeras dos y el resto está plagado de contradicciones. Además, versiones posteriores del ”Documento Gerstein" dejan de mencionar (por obvios motivos) la cifra de 25 millones de víctimas judías que figura en el original o primera versión. El documento en cuestión es tan evidentemente absurdo que hasta el Tribunal de Nürenberg lo desechó como prueba, el 30 de Enero de 1946. Pero Poliakov insiste en utilizarlo. En general, la leyenda acerca de que se había decidido “gasear" a todos los judíos de Europa es tan falsa que ni los propios judíos pueden creer en ella. El Centro Mundial de Documentación Judía Contemporánea en Tel Aviv no ha tenido más remedio que reconocer públicamente que nunca existió una “orden de exterminio”. Pero, por si esto fuera poco, también hay otros datos sumamente reveladores. El internacionalmente conocido autor David Irving ofreció 10,000 dólares a cualquiera en condiciones de probar que Hitler supo de una orden o haya emitido personalmente una orden, cualesquiera fuese su texto, para "gasear” a una sola persona. Los 10.000 dólares nunca fueron cobrados. El Institute of Historical Review de Estados Unidos ha ofrecido 50.000 dólares a cualquiera que pueda probar que “los nazis gasearon a una sola persona”. La oferta sigue en pié hasta el día de hoy. El profesor francés, Paul Rassinier, que no solamente
no fue pro-nacionalsocialista sino que estuvo detenido en los campos de concentración de Buchenwald y de Dora, se pasó años enteros viajando por toda Europa para localizar a cualquiera que, durante la guerra, hubiese visto realmente una sola cámara de gas. No encontró a nadie. Benedikt Kautzky, un marxista judío que pasó siete años en diferentes campos de concentración alemanes (incluyendo tres años en Auschwitz) y que escribió un libro relatando sus experiencias, reconoció que ”en ningún campo, en ningún momento, me topé con una instalación parecida a una cámara de gas”. Thies Christophersen, un agrónomo alemán que fuera enviado a los laboratorios de la planta Bunawerk en Auschwitz, para realizar tareas de investigación en el área de la fabricación de caucho sintético por encargo del Kaiser Wilhelm Institut, en 1944, visitó todos los distintos campos separados que constituían el complejo Auschwitz y, en un testimonio publicado hace unos años, afirma que: “Durante toda mi estadía en Auschwitz nunca observé la más leve evidencia de ejecuciones masivas en cámaras de gas.”-La prueba decisiva acerca de la mentira de Auschwitz proviene, sin embargo, de la propia Fuerza Aérea aliada. Durante la guerra, el Servicio de Inteligencia norteamericano hizo tomar fotografías aéreas de Auschwitz. Al publicarse estas fotografías en años recientes se produjo un escándalo mayúsculo rápidamente silenciado: las mismas demuestran que, tanto Auschwitz como Birkenau, eran complejos industriales y no campos de exterminio. Además, la disposición de los edificios y la falta total de humo en las fotografías están en contradicción flagrante con las declaraciones de los supuestos "testigos". Originalmente, la misma leyenda envolvió el campo de concentración de Dachau con un tenebroso cuento de ejecuciones masivas.
16 Después de la guerra, en 1946, el flamante Secretario de Estado de Bavaria impuesto por los aliados - Philip Auerbach - descubría una placa recordatoria con todo el ceremonial del caso. En dicha placa se afirmaba que 238.000 judíos habían sido exterminados en ese sitio. La cosa marchó bien hasta que un buen día Auerbach fue acusado, procesado y condenado por embolsarse dineros reclamados para indemnizar a judíos inexistentes. El número total de muertos en Dachau ha sido reducido ahora "oficialmente a 20.600 y se admite que la casi totalidad de los mismos falleció durante los últimos días de la guerra a causa de tuberculosis, tifus, cólera, neumonía y malnutrición; causas que surgieron todas debido a que, a esa altura de la guerra, los alemanes ya no podían transportar ni alimentos ni medicamentos porque, por un lado, ellos mismos carecían ya de ellos y, por el otro, el control aéreo de los aliados se había hecho tan estricto que todo transporte resultaba poco menos que imposible. A los que durante la década del '50 y del '60 visitaron Dachau, se les mostró una serie de fotografías de una "cámara de gas” que, incluso, podía ser visitada. Actualmente todo el mundo admite que se trataba de una Central de Desinfección (contra piojos y otros parásitos) y hasta el Institut für Zeitgeschichte de Munich reconoce lo que el Cardenal Faulhaber afirmaba en 1945: ¡que nunca hubo cámaras de gaseo en Dachau! ¡Y Faulhaber no puede ser acusado de "nazi" jamás! En cuanto a los demás campos de concentración, es realmente sintomático que todos se hallan hoy en territorio soviético en dónde, o bien han sido convenientemente "arreglados”, o bien jamás han sido inspeccionados por observadores imparciales, En síntesis: todo el asunto puede resumirse en unos pocos puntos claros e intergiversables. Es preciso retener estos datos para juzgar la cuestión:
1. Nunca hubo 6 millones de judíos en el área efectivamente ocupada por las tropas alemanas. 2. De los judíos que vivían en las áreas ocupadas, no todos fueron arrestados y de aquellos que sí lo fueron, la enorme mayoría ha sobrevivido. De los que murieron, la casi totalidad falleció por enfermedad, vejez u otras causas naturales. 3. El gas "Zyklon-B" con el que supuestamente fueron "gaseadas" las víctimas del ”holocausto”, fue usado desde la I Guerra Mundial no sólo por las autoridades militares sino hasta por las civiles ya que el gas en cuestión era un poderoso insecticida y desinfectante. Fue usado en los campos de concentración solamente para los fines específicos para los cuales fue fabricado. 4. Si los alemanes hubieran querido efectuar "gaseos" masivos, lo lógico hubiera sido que emplearan gases letales como el "Tabun", el "Sarin” o el ”Soman" que se habían desarrollado en una fecha tan temprana como 1936. 5. Es sabido que, poco después del cese de hostilidades de la II Guerra Mundial, todo judío que no pudo ser inmediatamente localizado, o que no se registró ante las autoridades aliadas, fue automáticamente considerado muerto por exterminio. Debido a este procedimiento absolutamente arbitrario se llegaron a producir casos bastante ridículos. Uno de ellos es el de Simone Veil, quien fuera Ministra de Salud Pública del gobierno francés de postguerra y hasta llegó a ser presidenta del Parlamento Europeo. Se puede ver su nombre en la página 519 de la "Memoria de la Deportación de los Judíos de Francia", en dónde esta buena señora figura como persona ejecutada en la cámara de gas. Su resurrección sigue siendo un misterio.
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6. Nadie, en ninguna parte, ha podido, hasta el día de hoy, localizar a persona alguna que realmente haya visto "gasear" un sólo ser humano por los alemanes. Además -y esto es lo realmente decisivo nadie, nunca, en ninguna parte, ha sido arrestado y OFICIALMENTE acusado de ”gasear “ prisioneros en los campos de concentración !!! 7. El total de individuos que en absoluto fue registrado en Auschwitz asciende a tan sólo 300.000 individuos. Los registros del campo fueron tomados intactos por los aliados. 8. Hasta el último mes de la guerra, la Cruz Roja Internacional inspeccionó regularmente los campos de concentración y los halló en estado satisfactorio hasta que el control aliado del espacio aéreo impidió los suministros básicos. 9. A los prisioneros de Auschwitz siempre se les permitió recibir paquetes de ayuda provenientes de sus familiares, tanto de Alemania como del extranjero. Además, los parientes y amigos de las personas internadas podían visitar a los reclusos y esto difícilmente se condice con los procedimientos usuales para un campo de exterminio. 10. El limitado testimonio de “gaseos” que existe, ha sido obtenido, o bien por falsificación de documentos (como el caso Poliakov), o bien por tortura de personas involucradas directa o indirectamente en los campos de concentración. Destacados miembros de Comisiones Investigadoras del Congreso de los EE.UU. han atestiguado que los prisioneros alemanes en institutos aliados fueron frecuentemente maltratados con salvajismo por interrogadores judíos. Se les rompieron las mandíbulas, se martillaron sus testículos, se les quebraron los dientes y se les arrancaron las uñas
para obtener "confesiones". También es de público conocimiento que en múltiples oportunidades los ciudadanos alemanes fueron amenazados por miembros de las tropas aliadas de ocupación con la pérdida de sus cartillas de racionamiento, con la violación de sus esposas por los negros del ejército norteamericano, con la ejecución lisa y llana o con su entrega a los rusos, si no "confesaban" determinados crímenes listados y tabulados de antemano. En el "Archipiélago Gulag", Alexander Solzhenitsyn apunta el caso de Jupp Aschenbrenner, un bávaro que fue obligado por los soviéticos a firmar un documento en el que admitía haber trabajado sobre supuestos "vagones de gas". No fue hasta muchos años más tarde que pudo probar que, en la época en cuestión, se hallaba en Munich estudiando el oficio de soldador. La obtención de confesiones por torturas está a la orden del día en prácticamente todos los conflictos armados. Durante la guerra de Corea, nada menos que 38 pilotos norteamericanos hechos prisioneros por los coreanos, "confesaron" haber usado armas bacteriológicas. Por supuesto, nadie ha tomado en serio jamás las "confesiones" de estos pilotos. Solamente las "confesiones" arrancadas a ex-miembros de las SS son presentadas como documentos de valor histórico. 11. Los procedimientos de "gaseo" y de cremación, descritos por los supuestos testigos, son inconsistentes y físicamente imposibles. Por ejemplo, se afirma que el personal de los campos entraba inmediatamente en las cámaras de gas, sin ningún tipo de protección especial, para extraer a los cadáveres. El procedimiento, de ser cierto, hubiera significado la muerte segura de ese personal ya que el ZykIon-B -precisamente por ser un pesticida de alto rendimiento - tiene un gran poder letal residual.
18 Por otra parte, en cualquier libro de medicina forense se puede constatar que se necesitan aproximadamente 40 horas para cremar un cuerpo humano usando madera o petróleo como combustible. Haciendo abstracción de la crónica falta de combustible de las fuerzas de combate alemanas, esto significa que para cremar 6 millones de cuerpos se necesitan nada menos que 240 millones de horas de cremación. Suponiendo que se cremasen simultáneamente tanto como 1000 personas, aún tenemos que hubieran hecho falta 240.000. horas para cremar 6.000.000 de cuerpos. Doscientas cuarenta mil horas son, exactamente, 10.000 días, o sea: poco más de ¡veintisiete años! Si los alemanes hubieran cremado 1000 judíos, simultánea, incesante, eficiente e ininterrumpidamente a partir de 1940, hubieran terminado de cremar al último de los 6 millones de judíos recién en ¡1967!!! . Además, las cenizas que quedan luego de cremar un cuerpo humano, pesan entre 2,5 y 4,5 Kg. Para 6.000.000 de cuerpos esto significa que, en alguna parte, debería haber entre 15 a 27 millones de kilos de cenizas -sin calcular los residuos del combustible empleado. ¿Dónde están estas 27.000 TONELADAS de restos??? 12. Según el “World Almanac" del American Jewish Committee (Almanaque Mundial del Comité Judío Norteamericano) había, en 1938, tanto como 15.688.259 judíos en todo el mundo. Según el New York Times, en un artículo publicado por W. Balswin, en 1948 la población mundial judía ascendía a 18.700.000 personas. Si de los 15 millones de 1938 restamos los supuestos 6 millones del "holocausto" nos quedan apenas 9 millones. Es absolutamente imposible que estos 9 millones hayan podido reproducirse para constituir los 18 millones de 1948. Ninguna población del mundo es capaz de duplicar su número en tres o cuatro años. Ni siquiera
en 10 años sería posible tal crecimiento demográfico. 13. La cifra de judíos muertos y desaparecidos durante II Guerra Mundial nunca pasó de las 250.000 personas. Esta cifra es la que manejó oficialmente tanto la ONU como la Cruz Roja Internacional. En esta cifra están incluidos tanto los judíos que murieron de muerte natural como los que simplemente desaparecieron y, reaparecieron sanos y salvos, como en el ya visto caso de Simone Veil. Nadie discute la posibilidad, ni aún la probabilidad, de la existencia de irregularidades y brutalidades cometidas por algunos miembros de las SS. Elementos sádicos y anormales hubo, hay y habrá en todas las tropas del mundo. Las matanzas de los Boers por los ingleses, las matanzas de Katyn por los rusos, la matanza de My Lai por los norteamericanos en Vietnam, son sólo muestras para ilustrar el punto. Nadie pretende afirmar que nunca un judío fue muerto o maltratado por un alemán. Pero 6 millones de judíos no murieron jamás en los campos de concentración. Jamás hubo orden de exterminarlos. Jamás los alemanes practicaron oficial, oficiosa o sistemáticamente el genocidio. El Tan manoseado "holocausto” nunca tuvo lugar, El famoso "Holocausto", bien mirado, no es sino un colosal "Holocuento" utilizado por los israelíes para cobrar sumas siderales en concepto de indemnizaciones. Esa es la verdad: el "holocausto" no es más que un siniestro negocio. Según el respetadísimo New York Times del 9 de junio de 1974, esta fotografía es de los "hornos de Auschwitz". Ante una información tan obviamente equivocada, es discutible la conveniencia de su publicación. Cuando mucho, nos permitimos suponer que algún inexperto periodista entendió mal una fotografía de propaganda entregada por el régimen comunista de Polonia, donde es muy conocido que el actual "museo " de
19 Auschwitz fue totalmente reconstruido por los rusos después de la guerra y abierto al público en 1956. La mencionada exhibición ha sido ridiculizada por personalidades imparciales, desde que “Los hornos de Auschwitz" más parecen una "típica chatarra Soviética" que una genuina maquinaria Alemania - siendo posiblemente obra del ingenio de algún utilero cinematográfico, De todos los temas relativos a la II Guerra Mundial, probablemente el que más tinta, papel y metros de película ha consumido es el tema referente a la supuesta masacre de seis millones de judíos. Todos hemos visto fotografías con profusión de cadáveres, grandes complejos erizados de alambre de púa; montañas de anteojos y pilas de dientes postizos; declaraciones de los personajes más diversos y testimonios que- bien analizados - resultan bastante contradictorios.¿ Hubo realmente seis millones de víctimas? Las estadísticas demográficas revelan ya que la cifra es por demás dudosa. El hecho que las indemnizaciones a las víctimas sobrevivientes sean tan numerosas y resulten pagadas exclusivamente por Alemania Federal, mientras que la Alemania Oriental queda excluida de todo cargo y pago, es algo que llama la atención. Pero cuando se analizan los datos concretos aportados al tema y -sobre todo cuando se analiza el Holocausto desde su correcta perspectiva histórica, se llega rápidamente a la única conclusión posible: el Holocausto JAMAS TUVO LUGAR TAL COMO SE EXPLICA OFICIALMENTE.