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Oración final

Padre:

En nuestros mejores momentos, por Tu gracia, no estamos dormidos en Getsemaní. Estamos despiertos escuchando la oración de Tu Hijo. En el fondo, Él sabe que debe sufrir, pero en Su humanidad perfecta, clama: “Si es Tu voluntad, aparta de Mí esta copa”.

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De la misma forma, sabemos, en el fondo, que has ordenado esta pandemia en Tu sabiduría, con propósitos buenos y necesarios. Nosotros también debemos sufrir. Tu Hijo era inocente. Nosotros no lo somos.

Sin embargo, en nuestra humanidad imperfecta, también clamamos junto con Él: “Si es Tu voluntad, aparta de mí esta copa”. Oh Señor, lleva a cabo pronto la obra dolorosa, justa y misericordiosa que has decidido hacer. No prolongues Tu juicio. No retrases Tu compasión. Recuerda a los pobres, oh Señor, conforme a Tu misericordia. No olvides el clamor de los afligidos. Concede la recuperación. Concede una cura. Libéranos —a Tus criaturas pobres e inútiles— de estos dolores, te lo pedimos.

Pero no permitas que se desperdicie nuestra miseria y dolor, oh Señor. Purifica a Tu pueblo de la obsesión con el materialismo vano y el entretenimiento sin Cristo. No dejes que nuestra boca pruebe la carnada de Satanás. Corta las raíces y el remanente de orgullo, odio y caminos injustos. Concédenos la capacidad de indignarnos cuando despreciemos Tu gloria. Abre los ojos de nuestros corazones para que veamos y probemos la belleza de Cristo. Inclina nuestros corazones hacia Tu Palabra, hacia Tu Hijo y hacia Tu camino. Llénanos de valentía y compasión. Haz que Tu nombre sea reconocido por la forma en la que sirve Tu pueblo.

Extiende Tu mano y obra un gran despertar por el bien de este mundo que perece. No permitas que las terribles palabras de Apocalipsis sean una realidad en esta generación: “Tampoco se arrepintieron”. Así como has afligido los cuerpos, aflige ahora las almas dormidas. No permitas que se queden dormidas en la oscuridad del orgullo y la incredulidad. En Tu gran misericordia, dile a estos huesos: “¡Vivan!”. Y haz que los corazones y las almas de millones vean claramente el infinito valor de Jesús.

En el nombre de Jesús, amén.

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