CIUDADANÍA E IDENTIDAD PATRIA (4) Manuel Eduardo Andrade Palma andradestatus@hotmail.com
La iconografía de la identidad ciudadana está representada en los símbolos patrios. El icono más representativo es nuestro Escudo de Armas, el mismo que pasó por seis procesos, desde la proclamación de la Independencia de Guayaquil, 9 de octubre de 1820, hasta cuando el Presidente de la República Gral. Eloy Alfaro y el Congreso Nacional de 1900, determinó definitivamente los Símbolos Nacionales. El actual y definitivo escudo de armas fue adoptado el 31 de octubre de 1900, logrando el ejecútese presidencial el 7 de noviembre y el decreto se publicó en el Registro Oficial Nº 1272 el 5 de diciembre del mismo año. En el articulado de su decreto, se transcribe la disposición de 1845, con la única modificación de que se usen los tricolores colombianos en lugar de las banderas bicolores. Esto es, se mantuvo el mismo escudo que dibujará Olmedo, pero con el cambio de colores de la bandera. El 21 de febrero del 2003, el Congreso Nacional, dictó una resolución sobre el definitivo diseño del escudo patrio. De igual manera se ejerció esta potestad simbológica-iconográfica, para la bandera tricolor y el Himno Nacional, con cierta variación en su letra. Por más de un siglo esta simbología iconográfica nos ha identificado. En la actualidad el Futbol se ha erigido como catarsis, espectáculo, unión e identidad del pueblo ecuatoriano; así, de manera directa. La pasión con la que se identifica un país, en lo local u regional, a través de un equipo de futbol, se puede ver en el apoyo incondicional, en las buenas y en las malas, en la victoria o en la derrota. Es por eso que surgen maravillosas y cotidianas historias de una nueva simbología patria, que como podemos ver es mediática y sin ninguna conceptuación de lo que realmente es la identidad perdida y buscada en estos agrios tiempos. La producción de una falsa conciencia, afianzada por el establishment y lograda mediante los artilugios de una guerra ideológica asumida por los medios de comunicación, son quienes se preocupan o se encargan de instalarnos en la mente el espejismo de la victoria o derrota de nuestros representantes, los once étnicos de la cancha; pero también nos indican, que si perdemos o entramos en crisis, la culpa es nuestra y que tenemos que ser solidarios con el sistema. El colonialismo total y cultural, nos impone de esta manera, sus formas léxicas y sintácticas, sus credos y convencimientos para sí, haciéndolos nuestros, con la resignación a cuesta. El futbol es un opio popular utilizado por el poder dominante. Familias, amigos, vecinos, hermanos... todos se congregan frente al televisor y algunas veces en los estadios, mostrando un comportamiento que denota unión, similar con la competencia del diario vivir y la posibilidad de distanciarse un momento de la realidad y la rutina. ¿La sociedad necesita estos espacios de catarsis para sobrevivir al vacío espiritual? Opiniones contrapuestas, lo indican así. Podría parecer que los ecuatorianos se identifican con el fútbol, que permanecen unidos porque son espacios de encuentro entre amigos y familia. El problema no está en el fútbol mismo, sino en que ha empezado a ser utilizado como una forma de montar un gran espectáculo que hace olvidar las dificultades. Y la crisis existencial de los ecuatorianos, no se queda lejos…ya que el agrio sabor del desconcierto nos abruma…No saber hacia dónde nos dirigimos y como humanos… qué nos identifica, es el acertijo mayor de nuestra presencia, el día de hoy, en este encuentro e intríngulis que pretende descifrar el acertijo de la esperanza; ya que la identidad esta en nosotros mismos.