Monografía de investigación sobre la figura del arquitecto Alejo Martínez.

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ALEJO MARTÍNEZ La modernidad argentina en la década los años veinte MANUEL ALEJANDRO TAJES

CÁTEDRA: Arq. Julio Valentino PROFSORA ADJUNTA: Arq.a Marta Mirás DOCENTES: Arq. Fernando Domínguez | Arq.a Mercedes Dello Russo INSTITUCIÓN: FADU | UBA CURSADA: 2ºC 2016 FECHA DE PRESENTACIÓN: JULIO 2018

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ÍNDICE

INTRODUCCIÓN

TÍTULO

La primera obra de arquitectura moderna que se construyó en la Argentina fue también la primera obra que construyó el joven arquitecto Alejo Martínez (h), con tan solo 27 años de edad y una formación profesional de estilo academicista.

ÍNDICE INTRODUCCIÓN PARTE I EL ROSTRO DESCONOCIDO FAMILIA Y ORIGEN

Este dato respecto de su formación resulta en particular interesante dado que testimonia la gran influencia que las vanguardias europeas tuvieron sobre él, así como sobre otros jóvenes arquitectos de la época que, a pesar de haberse formado academicistas, lograron forjar el paso a la modernidad en nuestro país.

FORMACIÓN PARTE II OBRAS Y ESTILO CASA PÉNDOLA DÍAZ: SU RELEVANCIA PUBLICACIONES Y RECONOCIMIENTOS CONCLUSIÓN BIBLIOGRAFÍA IMÁGENES ANEXOS

Fue así como al volver a la Argentina de su viaje de estudios por Europa, Alejo Martínez se internó de lleno en una producción de línea moderna, y lo hizo tan temprano en la historia como lo es el año 1925. Además, lo llevó a cabo en una ciudad del interior, alejada de la capital del país, y con una producción que si bien presenta algunas variantes, mantuvo un estilo coherente y reconocible, con el que llegó hasta los inicios de la década siguiente. Por ese entonces, sus colegas contemporáneos, en cambio, incursionaban, con idas y venidas, por caminos tan dispares como el neocolonialismo, el art déco o los revivals historicistas. El presente trabajo se ha organizado en dos partes: la primera se enfoca en su vida, su familia y su formación, y busca aportar nuevos datos sobre este enigmático arquitecto. La segunda analiza su obra, en especial sus comienzos en la actividad profesional, y compara su trabajo con el de sus colegas contemporáneos en publicaciones de medios especializados.

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PRIMERA PARTE “Una serendipia es un descubrimiento o un hallazgo afortunado, valioso e inesperado que se produce de manera accidental o casual, o cuando se está buscando una cosa distinta”. Término acuñado por el británico HORACE WALPOLE, en 1754.

EL ROSTRO DESCONOCIDO Alejo Martínez (h) ha comenzado a ocupar un papel más destacado en la historiografía reciente, y sus obras en pie son su manifiesto, la materialización de sus ideas. Estas expresiones tangibles de su pensamiento nos revelan una manera novedosa de concebir la vivienda en aquellos tiempos, mucho más en línea con las vanguardias europeas que con la arquitectura del país. También cabe destacar su paso por la política en el contexto de la Facultad de Arquitectura, donde llegó a ser presidente del Centro de Estudiantes, o su interés por las artes plásticas, dado que incluyó una escultura de su amigo, el escultor Alfredo Bigatti, en la primera casa que construyó en Concordia. Todos estos datos revelan atisbos de su personalidad, de un espíritu progresista y propulsor de nuevas ideas, cargado de ideales modernos. Pero la realidad es que, más allá de su documentada obra profesional o su prestigioso entorno de amistades, muy poco se sabe de la vida personal de este enigmático arquitecto. Sin ir más lejos, el arquitecto Marcelo José Vázquez, en su publicación “Adelantada vanguardia modernista en Entre Ríos” de febrero de 2012, incluye una imagen que hace alusión al desconocido rostro de Alejo Martínez, un rostro que se cree perdido. En Alejo Martínez. La experiencia moderna en la Argentina tampoco se incluye ninguna imagen del

arquitecto, ni se sabe qué fue de él luego de 1950, año en que participó como jurado en un Concurso de anteproyectos para la Universidad de Cuyo, representando a la SCA. Estas lagunas en su biografía abren la puerta a muchísimos interrogantes más: ¿Dónde pasó su infancia?, ¿tuvo hermanos?, ¿quién fue su madre?, ¿con quién se casó?, ¿tuvo hijos?, ¿qué fue de él luego de 1950?, ¿por qué no se supo más de él? Uno de los objetivos de esta monografía es darle respuesta a estos interrogantes, ya sea aportando evidencia fehaciente, o intentando dar con alguna hipótesis explicativa.

Figura 1 “A.M. un rostro desconocido” Dibujo del Arq. Marcelo José Vázquez.

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FAMILIA Y ORIGEN Alejo Avelino Martínez1, nació el 19 de octubre de 1897, en Montevideo. Sus padres fueron Alejo Martínez, de profesión médico, y Mercedes Lerena, ama de casa. Según testimonios orales, el padre habría sido un reconocido profesional en la ciudad de Concordia, lo cual habría propiciado el contacto de su hijo recién recibido con numerosos colegas suyos, quienes realizaron encargos profesionales para sus viviendasconsultorios. Por otro lado, su madre había sido un gran interrogante hasta ahora. En Alejo Martínez. La experiencia moderna en la Argentina se menciona en un pie de página que Alejo Martínez estaba casado con “Nena”, una prima de Mercedes Lerena Carniglia, la esposa de Alberto Prebisch, quien había sido a su vez compañero de estudios de Martínez. Según se indica, este dato fue aportado por Horacio Prebisch, hijo de Alberto Prebisch y Mercedes Lerena Carniglia. No obstante, en un registro de salida del país rumbo a Brasil de 1946, se evidencia que el nombre de su madre era también Mercedes Lerena. Conocer este nuevo dato sobre el nombre de la madre de A.M. lleva a suponer que quizás la relación de parentesco pudiese haber sido incluso más cercana. Al localizar la Certificado de Bautismo de María Mercedes Lerena Carniglia, figura como nacida el 10 de marzo de 1902, en Mendoza, siendo hija de Carlos Braulio Lerena y de Adela Carniglia. Lo llamativo de este documento es el nombre de su madrina, Mercedes Lerena de Martínez, representada por Adela S. de Carniglia. Este dato lleva a suponer que se la madrina de María Mercedes Lerena Carniglia no es otra sino la madre de Alejo Martínez (h). 1

En GIMÉNEZ, Carlos Gustavo y NAVARRO, Ángel, Alejo Martínez. La experiencia moderna en la Argentina, Buenos Aires, Nobuko, 2012, se menciona que su

Figura 2 Datos de la ficha de registro del Consulado de Brasil para viajar al país.

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Figura 3 Acta de bautismo de María Mercedes Lerena Carniglia.

nombre es Alejo Adelino Martínez, pero en sus fichas de salida del país aparece como Avelino, tanto en la de 1946 como en la de 1957.


Es muy habitual, y más aún en aquellas épocas que los hijos lleven el nombre de sus padres, abuelos, tíos y/o padrinos o madrinas. Figura 4

Si bien Mercedes Lerena Carniglia nació en Mendoza, sus padres eran oriundos de Montevideo. Al analizar la genealogía de la familia Lerena, se evidencia que sus miembros eran del vecino país de la República Oriental del Uruguay. Este dato aporta una nueva explicación sobre el nacimiento de A.M. en la ciudad de Montevideo: esta sería la ciudad natal de su madre.

Alejo Martínez (h), 1946.

Otro vínculo que conecta a A.M. con la familia Lerena es el hecho de que Carlos Braulio Lerena y Adela Carniglia tuvieron, además de María Mercedes Lerena Carniglia (1902), otros dos hijos: María Adela Lerena Carniglia (1899) y Avelino Carlos Lerena Carniglia (1904). El nombre Avelino se repite varias veces en la familia, ya que también es el nombre tanto del padre de Carlos Braulio, llamado Avelino Eduardo Lerena y Traibel, como de su abuelo, Avelino Lerena Fernández. Dado que Avelino Carlos Lerena tenía los nombres tanto de su padre como de su abuelo, y María Mercedes el de su madrina, es razonable pensar que Mercedes Lerena de Martínez sea, efectivamente, la madre de Alejo Martínez (h) y a su vez hermana de Carlos Braulio Lerena. De ser así, eso explicaría que haya llamado a su hijo Alejo Avelino Martínez, en honor al padre del niño y a su propio padre Avelino Eduardo Lerena. Si fuese correcta esta hipótesis, Alejo Martinez (h) y María Mercedes Lerena Carniglia, esposa Alberto Prebisch, serían primos hermanos por parte del lado de los Lerena. Según el aporte de Horacio Prebisch, “Nena”, la esposa de A.M. (h), era prima hermana de su madre, M.a Mercedes Lerena Carniglia. Esto podría deberse a una confusión, y que quienes hayan estado emparentados hayan sido en realidad A.M. (h) y M.a Mercedes Lerena Carniglia.

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Figura 5 Alejo Martínez (h), 1957.


Félix de Lerena

Esquema 1

Rosalía Aguilar

Genealogía de la familia Lerena, donde se incluye a Alejo Avelino Martínez (h).

n. 1730, España

Sancho Lerena

María Josefa Teresa Fernández

n. 1769, Córdoba f. 1832, Canelones Soldado

Avelino Lerena Fernández

Ambrosia Traibel Centeno

n. 1815, Canelones f. 1890, Montevideo Político, periodista, empresario y hacendado

Avelino Eduardo Lerena y Traibel

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Celedonia Villademoros Méndez

n. 1840, Montevideo f. 1896

Alejo Martínez

n. ≈ 1870 f. Sí

Mercedes Lerena

Carlos Braulio Lerena Villadermoros

n. ≈ 1875 f. Sí

Alejo Avelino Martínez n. 1897, Montevideo f. Sí Casado

Mª Adela Lerena Carniglia

Alberto Prebisch Linares

n. 1899, Mendoza f. Sí, Buenos Aires

n. 1899, Tucumán f. 1970, Buenos Aires

Casada con Agustín de Vedia

Adela Carniglia Sáenz

Mª Mercedes Lerena Carniglia

Avelino Carlos Lerena Carniglia

n. 1902, Mendoza f. Sí, Buenos Aires

n. 1904, Mendoza f. 1976, Buenos Aires Casado con Delfina Amadeo Casares


En cuanto al lado Martínez de la familia, se desconoce su genealogía. Es posible que no haya tenido hermanos: en un registro de viaje desde Salto hacia Montevideo, aparecen solo Alejo Martínez (padre), su señora y Alejo Martínez (h) como los únicos tres integrantes del grupo familiar. Por aquel entonces el joven contaba con 18 años, su padre con 45 y su madre con 40. Este dato serviría para determinar las fechas de nacimiento de sus padres, ubicándolas aproximadamente en 1870 y 1875, respectivamente.

Recientemente, gracias a un aporte de Alejandro Manara, yerno de Mónica Prebisch, la hija de Alberto Prebisch y Mercedes Lerena Carniglia, se ha podido confirmar el parentesco con Alejo Martínez. Según informó Manara, A.M. y Alberto Prebisch eran compañeros de la Facultad, y habría sido el mismísimo A.M. quien presentó a su prima Mercedes Lerena Carniglia con Prebisch. El apodo familiar con el que se conocía a Martínez era “Cuco”, y, además de tener una relación de parentesco sanguíneo, era el padrino de Mónica Prebisch, la menor de los cuatro hijos del matrimonio Prebisch-Lerena. Martínez también construyó una casa en Acassuso, en la provincia de Buenos Aires, para su otra prima Adela Lerena Carniglia —la hermana mayor de Mercedes— y para su esposo Agustín de Vedia.

Figura 6 Registro de viaje de Salto a Montevideo, donde aparecen el Dr. Alejo Martínez, su señora y su hijo.

“Su padre probablemente haya sido el Dr. Alejo Martínez un trascendente médico de la Banda Oriental con actuación profesional, entre otros, en hospitales y puestos militares relacionados a la guerra civil uruguaya (revolución) de 1904.”2

Se desconoce si A.M. tuvo hijos. Al momento de sus salidas del país a Brasil en 1946 y 1957, aparece como casado, pero sin hijos menores de 18 años. Esto nos permite aseverar que hasta la fecha de 1957, A.M. estaba vivo, no era viudo, y planeaba visitar temporalmente Brasil.

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VÁZQUEZ, Marcelo José, “Adelantada vanguardia modernista en Entre Ríos”, El tren zonal – por la integración de los pueblos, Nº 159, Año XX, Febrero de 2012, pp. 21 – 24.

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FORMACIÓN A.M. cursó sus estudios de Arquitectura en la Escuela de Arquitectura de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires, durante el período de 1916 hasta 1921. Se cree que hasta ese entonces haya vivido en la ciudad de Concordia en Entre Ríos; hipótesis que se refuerza con el registro donde aparece con tan solo 18 años y acompañado de sus padres, viajando desde Salto —ciudad uruguaya vecina a Concordia, sobre la margen opuesta del Río Uruguay— hasta Montevideo, en una fecha cercana al inicio de sus estudios en Buenos Aires. Durante sus años de estudiante coincidió con Alberto Prebisch y con Ernesto Vautier, quienes también se destacaron académicamente. A.M. participó de la vida política de la Facultad, donde llegó a ser presidente del Centro de Estudiantes durante el período 1920-1921. Algunos años antes, en 1915, el mismo centro había fundado la Revista de Arquitectura, a cuya dirección se sumó la Sociedad Central de Arquitectos en 1917. Durante el período de A.M. como director del centro, Prebisch fue director de la revista y Vautier, secretario.3 Se destaca en 1920 la publicación del primer artículo de Prebisch titulado “La Cúpula”.4

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Martínez también participó de concursos a lo largo de sus años formativos, por ejemplo, en 1920 obtuvo el segundo premio en un concurso de encierro con su anteproyecto para un instituto de Agronomía. Al año siguiente se presentó al Concurso Internacional de proyectos para una colonia de convalecientes, en Montevideo, por el cual resultó merecedor del segundo premio.

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GIMÉNEZ, C. G. y NAVARRO, A., ob. cit., pp 21 y ss.

Figura 7 Revista de Arquitectura. Nº 27, año VI, SCA, Centro de Estudiantes de Arquitectura, Buenos Aires, 1920.

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PREBISCH, Alberto, “La Cúpula”, Revista de Arquitectura, Nº 26, Año 6, 1920, Buenos Aires.


Por ese entonces, el profesor que dictaba el taller de composición arquitectónica era el arquitecto francés René Karman, quien

Figura 8 Revista de Arquitectura. Nº 27, año VI, SCA, Centro de Estudiantes de Arquitectura, Buenos Aires, 1920.

“(…) en sus cursos puso énfasis determinante en el estudio de la racionalidad de la composición formal, los trazados compositivos regulares y la consideración de la dimensión funcional. Esa apertura lingüística, en consonancia con una formación de cuño académico, se reflejó en sus discípulos como Antonio Vilar, Alejandro Virasoro, Alberto Prebisch o Ernesto Vautier, que adscribieron a las ideas de la Arquitectura Moderna, con austeridad formal ”.5

Luego de recibirse en 1921, Martínez realizó un viaje por Europa, como era habitual hacer en aquellas épocas al finalizar la carrera. Este viaje abarcó desde 1922 hasta 1923, y durante dicho período se sabe que coincidió en París con Prebisch y Vautier, gracias al testimonio de su amigo el pintor Horacio Butler, quien menciona el encuentro en la capital francesa con el “trío de arquitectos argentinos con los que iniciamos una larga mistad”.6 (Giménez y Navarro)

Figura 9 Revista de Arquitectura. Nº 30, año VIII, SCA, Centro de Estudiantes de Arquitectura, Buenos Aires, 1922.

El objetivo de este viaje era culminar la formación profesional al imbuirse directamente en las vanguardias europeas, y conocer en persona las obras paradigmáticas y a los protagonistas del período. También permitía la posibilidad de recorrer las últimas muestras y exposiciones. Seguramente es aquí donde A.M. haya entrado en contacto con la arquitectura de Adolf Loos, como su casa Steiner (1910) de estilo racionalista, o con su famoso texto Ornamento y delito, publicado en 1908. En cuanto al famoso arquitecto Le Corbusier, ya estaba radicado en París, y había comenzado a publicar en 1920 su revista L’Espirit Noueveau, junto al pintor Amadee Ozenfant, otro exponente del Purismo.

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NOVICK, Alicia, Alberto Prebisch, Colección Maestros de la Arquitectura Argentina, IAA-FADU/UBA-ARQ Clarín, Buenos Aires, 2014.

6

BUTLER, Horacio, La pintura y mi tiempo, Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 1966, página 61.

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SEGUNDA PARTE

SEGUNDA PARTE

OBRAS Y ESTILO

Y ESTILO

Al regresar a la Argentina, A.M. se radica en Concordia, donde se presume que estaban establecidos sus padres. El vínculo de su padre, el Dr. Alejo Martínez, con otros profesionales le aseguró a A.M. (h) una importante serie de encargos profesionales de médicos, políticos y otros profesionales del ambiente concordiense para la construcción de viviendas unifamiliares, muchas de ellas con consultorios o locales comerciales. Lla obra profesional de Martínez, que se divide en tres períodos, diferenciados por la situación geográfica o por el estilo al que adscribe (Giménez y Navarro).

Las plantas de esta serie de viviendas resultan funcionales y compactas, sin patios internos y con ventilaciones exclusivamente hacia el exterior del edificio. La planta alta reduce su huella, y libera esa superficie como terrazas de expansión. El lenguaje de las fachadas es sumamente abstracto, con muy pocos detalles ornamentales. En estas obras se evidencia la experimentación de A.M. a generar pequeñas variaciones de lenguaje que lo llevan por estilos protorracionalistas, expresionistas o Art Decó. En todas ellas también se valoran los encuentros entre planos, con aristas definidas, o juegos de llenos y vacíos en las fachadas que generan contrastes de luces y sombras.

La primera etapa, desde 1924 hasta 1931, es un período de siete años durante el cual todas sus construcciones se centran en la ciudad de Concordia. La mayoría de sus proyectos corresponden a viviendas unifamiliares, pero también cuenta con remodelaciones o refacciones menores. Giménez y Navarro incluyen en esta fase: siete casas construidas (Péndola Díaz, 1925; Marcone, 1927; Arthagnan, 1927; Camaño, 1929; Horne, 1930; Castro, 1930 y Woolmer, 1930), dos proyectos de vivienda (Casa para un hombre soltero en Concordia, 1930 y Casa Zorraquín, 1931), la Casilla del Juez de Raya del Hipódromo y el proyecto para la Sede del Club Regatas Concordia. Actualmente, en Concordia se tienen catalogadas más de 30 obras, y se presume sean más de 60, incluyendo reformas menores.7

Figura 10 Casa Horne, 1930. 7

Entrevista realizada por Proyectartv a los arquitectos Carlos Fernández Cabrera, Presidente de la Regional Noroeste del Colegio de Arquitectos de Entre Ríos, y María Soledad Schroeder. https://www.youtube.com/watch?v=uCzHNfrfgaI

Figura 11 Casa Camaño, 1929.

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Su segundo período comienza 1932, y llega hasta 1939. En esta etapa sus proyectos se ubican en Buenos Aires, e incluyen una mayor amplitud de programas: viviendas unifamiliares (Casa en San Isidro, 1933; Casa Machelari, 1932; Proyecto para su Casa Particular, 1933; Casa FornerBigatti, 1937), estudios sobre viviendas económicas y diseño de la Casa Eléctrica, edificios en altura (Casa de Renta en Rivadavia 5805, 1932 y Proyecto para la Casa de los Maestros en Mar del Plata, 1935) y restaurante bailable (“Embassy”, 1936). Si bien Martínez ya había experimentado con los 5 puntos para una nueva arquitectura postulados por Le Corbusier en 1926 en las obras de su primera etapa, en esta se vuelca de lleno a un estilo racionalista internacional, donde los 5 puntos (pilotis, terraza jardín, planta libre, fachada libre y ventana alargada) se expresan claramente en sus construcciones.

Figura 12 Casa Maschelari, 1932.

Figura 13 Casa de Renta, Rivadavia 5805, 1932.

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El tercer período, desde 1940 hasta 1944, es el que presenta un giro radical en el estilo de su producción, ya que abandona el lenguaje racionalista de vanguardia, con su imagen náutica lecorbusierana, para volcarse hacía una arquitectura pintoresquista, con cálidos muros de ladrillo visto, balcones y aberturas de madera con postigos y cubiertas de tejas coloniales. Su arquitectura toma un estilo más tradicional, de índole colonial o italianizante, humanizando la máquina de habitar propuesta por el Movimiento Moderno, sin perder elementos como la funcionalidad de la planta ni la escala humana. En este período la producción de sus obras retomó el programa de la vivienda unifamiliar de manera exclusiva. Entre ellas aparecen su Casa particular en San Isidro, 1941; la Casa para el doctor Beaux en Martínez, 1940; y el Chalet para María Marín, entre otras.

Figura 14 Casa en San Isidro, Rivera Indarte 323, 1943.

Figura 15 Casa Staudt en San Isidro, López y Planes 1154, 1944.


CASA PÉNDOLA DÍAZ: SU RELEVANCIA La Casa Péndola Díaz fue la primera edificación de estilo modernista proyectada y construida en el país, en 1925, por el arquitecto Alejo Martínez. El primer proyecto moderno había sido la Ciudad Azucarera (1924), de Alberto Prebisch y Ernesto Vautier, inspirado en la Ciudad Industrial de Tony Garnier. Este trío de arquitectos noveles había importado corrientes vanguardistas directamente desde Europa. De la misma manera en la que Prebisch implantó su proyecto de la Ciudad Azucarera en Tucumán, su ciudad natal, A.M. decidió volver a afincarse en Concordia, donde pasó los primeros siete años de su vida profesional abocado a la proyección y dirección de una serie de viviendas unifamiliares. 12

La Casa Péndola Díaz es el producto de la transición de la vivienda tradicional conocida como “casa chorizo” a las nuevas formas de concebir la arquitectura, basadas en esquemas funcionalistas. La planta se compacta, dejando los patios al exterior del volumen edificado. En esta primera obra, A.M. debió enfrentarse a un medio local desconocedor de las vanguardias racionalistas, por lo que debió utilizar soluciones intermedias para atemperar el impacto de su obra.8 Este ejemplo podría clasificarse como protorracionalista. Se le debe otorgar el mérito por la complejidad de su sistema constructivo que incluye hormigón armado, especialmente en una ciudad del interior del país, donde los medios técnicos son más escasos. Debido a esta Figura 16 Casa Péndola Díaz, Concordia, 1925, planta. 8

“Arquitectura en Concordia”, Nuestra Arquitectura, Nº 35, año III, junio de 1932, página 409.


complejidad constructiva y a las necesidades de aislación, los muros exteriores están recubiertos en mampostería tradicional de 30 cm. Su geometría no puede sintetizarse en un único volumen, sino que es el resultado de la adición de unidades espaciales de distinto tamaño, en una planta donde se evidencia un trazado que mantiene cierta regularidad. Esta sumatoria de volúmenes produce un gran número de quiebres, no solo en horizontal, sino también en vertical, debido al escalonamiento de la planta superior, que se retira para dar lugar a las terrazas. Como resultado, la volumetría se complejiza al presentar un gran número de aristas.

Alonso, de 1927, de un estilo neocolonial, el cual luego abandonan por el más moderno racionalismo en su Edificio de viviendas de Echeverría, de 1938. Por su parte, Prebisch y Vautier, los compañeros de viaje de A.M. y autores del primer proyecto moderno, también construyen su primera obra en 1925, un Edificio de Rentas en Echeverría 2835, con un aspecto académico y bow-windows, pero poca ornamentación. Lo paradójico es que precisamente al lado, Vautier construyó un edificio de rentas de estilo completamente académico, sin entablar ningún tipo de diálogo con su precursor.

Los volúmenes abstractos prácticamente no poseen ornamentación, a excepción del bajorrelieve ubicado sobre el acceso principal, Canción de Estío, obra de Alfredo Bigatti. Se hace evidente la influencia que Adolf Loos, autor de Ornamento y delito (1908) y de la Casa Steiner, había tenido en el joven arquitecto.

En cuanto a la forma en que estos arquitectos trabajan el lenguaje arquitectónico, pasando por distintos estilos, saltando del academicismo al racionalismo como una cuestión de gusto, el arquitecto Ernesto Yaqüinto, Profesor de la Universidad de Rosario, decía sobre la arquitectura de Alejo Martínez:

Las terrazas están concebidas como expansión, por lo que A.M. incluye pérgolas a modo de cubierta, por las cuales crecen enredaderas desde el patio de entrada en planta baja, las cuales le aportan el verde necesario para convertirla en lo que podríamos llamar una terraza jardín. Esto será una constante en su obra durante los dos primeros períodos, en los que adscribirá cada vez más a las teorías arquitectónicas de Le Corbusier.

“… aquella arquitectura no pretendía ser ‘moderna’ como mera cuestión de moda frívola o como copia de modelos prestigiosos, aquella modernidad implicaba asumir los problemas de su tiempo, en lo social como en lo tecnológico, en lo funcional como en lo expresivo, en una revisión total del sistema arquitectónico, en una reconstrucción del rol y del lenguaje de la disciplina, tratando de encontrar la propia ley formativa de la obra”.9

Mientras A.M. se volcaba de lleno a esta corriente vanguardista de carácter racional, algunos sus colegas contemporáneos exploraban estilos como el neocolonialismo, el art déco o los historicismos. Un ejemplo de esto es la vivienda individual es Av. Crámer 1975, J. E. Birabén y E. Lacalle 9

Véase la entrevista realizada por Proyectartv a los arquitectos Carlos Fernández Cabrera, y Moisés Hazán, concordiense, alumno de Ernesto Yaqüinto. https://www.youtube.com/watch?v=GKZpXMERMok

Si bien A.M. dio viraje en su estilo durante su tercer período, fue el único momento en el que su obra se acompaña de un manifiesto en el cual critica tempranamente la deshumanización de la arquitectura moderna, siendo consecuente con sus planteos funcionalistas.

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PUBLICACIONES Y RECONOCIMIENTOS Luego de un primer momento en el cual apareció aún como estudiante en Revista de Arquitectura, su última aparición antes de su viaje de estudios fue en 1922, cuando fue merecedor del segundo premio en un Concurso Internacional de Anteproyectos.

raíces de arquitectura tradicional -ya sea colonial o italianizante-. Pero conserva elementos compositivos como las dimensiones acordes a la escala del hombre, heredadas del movimiento moderno.10 Recientemente su obra ha tomado notoriedad en medios especializados y no especializados gracias al trabajo de muchos arquitectos que se han abocado a la tarea de investigarla, y a la comunidad Concordia.

En 1924, a su regreso de Europa y con su consecuente traslado a Concordia, su nombre desaparece del ámbito editorial, con la mera excepción de un elogioso comentario de Prebisch en “Marinetti y los Amigos del Arte” revista Martín Fierro, 1926, donde considera que A.M. hubiera acrecentado el valor demostrativo de la exposición de haberse contado con tiempo para incluirlo. En 1930 vuelve a publicar su proyecto “vivienda para un hombre soltero”, en Nuestra Arquitectura, N.° XV, año 2. Pero no es hasta 1932, cuando se traslada a Buenos Aires que la gran producción de su primer período es publicada en el N.° 35 de Nuestra Arquitectura, en la cual aparecen siete casas construidas, un proyecto, y la casilla del Juez de Raya del Hipódromo de Concordia. En adelante sus apariciones serán frecuentes tanto en Nuestra Arquitectura, como en Revista de Arquitectura o Casas y Jardín. En su segundo período se aproxima a los estudios de vivienda mínima con la publicación de una serie de casas económicas de 10 varas, pero desafortunadamente no las acompaña de ningún escrito. Tan solo al iniciar su tercera etapa, con un lenguaje pintoresquista, acompaña la publicación de su casa particular con un manifiesto donde hace una temprana critica a la deshumanización de la arquitectura moderna, y aboga por una nueva forma de construir, que no deje de lado nuestras

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Casas y Jardines, número 91, año XI, páginas 363 a 367.

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Figura 17 Casa Péndola Díaz, Concordia, 1925.


CONCLUSIÓN

CONCLUSIÓN

Desde un primer momento llamó mucho mi atención que la primera obra moderna construida en la Argentina se encontrase en Concordia, en Entre Ríos, doblemente así por ser entrerriano y desconocer este hecho tan trascendental para la historia de la arquitectura nacional, así como también la poca difusión de la obra y de su arquitecto. Lo que no es de extrañar es que la lejanía de la capital porteña sea una de las razones principales de este olvido historiográfico. En el interior hay una frase que dice “Dios está en todos lados, pero atiende en Buenos Aires”, llamando a la reflexión sobre nuestro funcionamiento social, donde las principales tendencias parecieran originarse y provenir siempre desde la metrópolis, para luego extenderse al resto del país.

La serie de viviendas que le siguieron fueron igual o más representativas del estilo moderno, al punto que aún hoy, 90 años después, sus habitantes manifiestan que las viviendas les resultan absolutamente cómodas a la hora de ser habitadas, gracias a la funcionalidad de sus plantas, su orientación espacial y la calidad de su diseño.

Como un nación que siempre vio a Europa, y especialmente a París como modelo de referencia —recordemos que el modelo de la Escuela de Arquitectura era la École de Beaux Arts—, el salto hacia la modernidad se dio en el pasaje directo de una vanguardia de importación europea hacia una ciudad del interior de la provincia de Entre Ríos, sin mediar escalas intermedias. Siendo Concordia, además, una ciudad que limita con La República Oriental del Uruguay, y que se mantuvo alejada del gran centro que era Buenos Aires. Esto último se debió a que la comunicación y el trasporte en aquella época eran mucho más lentos y dificultosos de lo que suponemos al compararlo con las comunicaciones de hoy día. Esto explica en parte porque las obras de Martínez recién hayan sido publicadas en 1932, siete años después de la construcción de la Casa Péndola Díaz, lo que le arrebato el impacto de una publicación inmediata, y el furor que pudiese haber causado de ser publicada en 1925, cuatro años antes de la construcción de la Villa Savoie de Le Corbusier, paradigma indiscutido de la arquitectura del Movimiento Moderno a nivel internacional.

Por todos estos motivos me parece de suma importancia poder aportar a la investigación de este arquitecto, y contribuir a la gran cantidad de tareas que se están llevando a cabo para difundir su obra. En 2015, la ciudad de Concordia fue declarada “Capital de la Modernidad” y el CAPER de la Región Noroeste ha realizó una muestras sobre Alejo Martínez, así como también un recorridos guiado por las distintas casas del arquitecto, como forma de concientizar acerca del legado patrimonial de la ciudad. También han comenzado las tratativas para financiar la adquisición de la Casa Péndola Díaz, símbolo de la transformación de una ciudad progresista y pujante, pionera de la vanguardia en simultáneo con Europa. Este trabajo ha logrado dar respuesta a varios de los interrogantes que me surgieron al estudiar la figura de Alejo Martínez, las publicaciones de la época si bien nos hablan de sus obras, poco nos dicen sobre la vida de su autor, de quien aún queda mucho por saber, lo cual seguramente disparará nuevos puntos de partida para futuras investigaciones.

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BIBLIOGRAFÍA

BIBLIOGRAFÍA

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COLEGIO DE ARQUITECTOS DE ENTRE RÍOS, El patrimonio histórico arquitectónico de la provincia de Entre Ríos, Gobierno de la Provincia de Entre Ríos.

VÁZQUEZ, Marcelo José, Revista El tren zonal por la integración de los pueblos, número 159, Año XX, Febrero 2012, pp. 21-24. VV.AA., Summa + Historia, Documentos para una nueva Arquitectura, Buenos Aires, Ed. Summa, 2003.

GIMÉNEZ, Carlos Gustavo y NAVARRO, Ángel Miguel, Alejo Martínez: La experiencia moderna en la Argentina, Buenos Aires, Nobuko, 2012. GIMÉNEZ, Carlos Gustavo y NAVARRO, Ángel Miguel, La Experiencia Moderna en la Argentina. La obra de Alejo Martínez (h), Revista Summa Nº 113, Buenos Aires, febrero de 2011. GIMÉNEZ, Carlos Gustavo y NAVARRO, Ángel Miguel, La casa taller FornerBigatti, La obra de Alejo Martínez (h), Revista Summa Nº 84, Buenos Aires, diciembre de 2006. GIMÉNEZ, Carlos Gustavo, “1941. Pintoresquismo y Modernidad Locales. La aparición de la cuestión en textos de Alberto Prebisch y Alejo Martínez”, IAA, 2015.

IMÁGENES Figura 1. “A.M. un rostro desconocido” Dibujo del Arq. Marcelo José Vázquez. Figuras 2 a 6. Fuente: www.familysearch.com Figura 7. Revista de Arquitectura, N° 27, año VI, SCA, Centro de Estudiantes de Arquitectura, SCA, Buenos Aires, 1920. Figura 8. Revista de Arquitectura. Nº 27, año VI, SCA, Centro de Estudiantes de Arquitectura, Buenos Aires, 1920.

LIERNUR, J. F., Arquitectura en la Argentina del siglo XX, La construcción de la modernidad, Buenos Aires, Fondo Nacional de las Artes, 2001.

Figura 9. Revista de Arquitectura. Nº 30, año VIII, SCA, Centro de Estudiantes de Arquitectura, Buenos Aires, 1922.

LIERNUR, J. F., ALIATA, F., Diccionario de Arquitectura en la Argentina, Estilos, Obras, Biografías, Instituciones, Ciudades, Buenos Aires, Clarín, 2004.

Figura 10-11 a 15-16: Nuestra Arquitectura, número 35, año 3, 1932.

NOVICK, Alicia, Alberto Prebisch, Maestros de la Arquitectura Argentina, Buenos Aires, Diario de Arquitectura de Clarín, 2014. NOVICK, Alicia, Alberto Prebisch. La vanguardia clásica, IAA, 1997.

Figura 12. Nuestra Arquitectura, N° 68, año 6, SCA, Centro de Estudiantes de Arquitectura, SCA, Buenos Aires, 1935. Figura 13. Revista de Arquitectura, N° 179, año XXI, SCA, Centro de Estudiantes de Arquitectura, SCA, Buenos Aires, 1935.

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