A Bogotรก. MANUEL TORRES
Pegaso. MANUEL TORRES
Pegaso. Hago parte de ti De tu fealdad. Me regocijo en el abigarrado de tus calles En el aroma de tus pinos Soy uno mismo con tus cerros y Con el gris esencial de tus madrugadas.
Admiro, Me maravillo y vivo Bajo el peso de tus cielos, Unas veces colores Otras veces figuras ancestrales Pegasos trotando al horizonte En busca del origen del frĂo Que arrulla y Canta su canciĂłn capital.
SILUETAS. MANUEL TORRES
Siluetas. Cielos azules, naranjas y morados, arropan tus casas y edificios. Cielos invisibles a los ojos de algunos bogotanos distraidos y amargados, solo se revelan ante los ojos de los que realmente aman tus frios, tus calles, tus personas y edificios
edificios que se interponen en el paisaje haciendo intentos desesperados por alcanzar el cielo generando, sin intenciรณn alguna las mas bellas y sutiles siluetas que contrastan con los cielos,
esos mismos azules, naranjas, y morados que yo solo he visto en los cielos bogotanos.
EL GIGANTE. Manuel Torres
EL GIGANTE. Sentado en el balcĂłn; Sentado en primera persona Con un libro, un cigarrillo, Y un par de flores humedecidas Por la lluvia tĂpica de la ciudad. Suelto el cigarrillo y el humo se expande
Hacia arriba, Lenta Sigilosamente. Lo sigo con la mirada Y entonces, lo veo. En ese instante preciso,
En la parte baja del cielo. Es un gigante. Un gigante que no parece venir solo. Me emociono y me dejo convidar Quiero ver quĂŠ trae consigo.
Y, le cuento: El gigante trae consigo La noche, La hermosa noche de mi ciudad.