SED - BOLETIN 50

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Foto: Comisión Europea.

n.º 50 - otoño, 2010

P

Pakistán oculto

or suerte o por desgracia, los medios de comunicación, el cuarto de los poderes, la voz del desarrollo, es el altavoz de todo lo que interesa decir. Se vivió no hace mucho, después del terrible terremoto de Haití, donde la respuesta internacional no se hizo esperar, y donde la movilización de los medios de comunicación tomó un protagonismo activo que despertó, desde la urgencia, sensibilidades y adhesiones. Nuestro planeta sigue girando con unas desigualdades humanas brutales y eso hace que cuando la naturaleza azota con más fuerza, las consecuencias sean muy diferentes en un país o en otro. Quizás por la cercanía a Estados Unidos, o por la vinculación histórica con Francia o España. Quizás por ser un país pequeño, incapaz de hacerle daño a nadie, o quizás, sencillamente, porque la comunidad internacional supo reaccionar a tiempo y poner remedio, Haití recibió ayuda urgente. Por esta reacción internacional me alegro y doy gracias. Ahora, como ha pasado otras veces, el tiempo pone a prueba la verdadera voluntad política de los países desarrollados en la gestión de este tipo de crisis. Ahora, muchos meses después, se evalúa la ayuda al desarrollo en Haití. Una ayuda que ya no parece urgente, pero que es igual de importante que la primera, y que se deja en el olvido o aparentemente es invisible. Desde el pasado mes de julio, todos los ojos solidarios y críticos con sus gobernantes están puestos en Pakistán. Las inundaciones en el país asiático han hecho más daño aún que el terremoto en la isla caribeña. Las cifras son escalofriantes y dan forma a la peor catástrofe experimentada por los pakistaníes en sus 65 años de historia. Más de veinte millones de afectados, de los cuales, la mitad necesita ayuda urgente para sobrevivir; una quinta parte de la superficie del país bajo las aguas o los efectos devastadores de las lluvias y cerca de quince mil millones de dólares en pérdidas, incluyendo la destrucción de un millón ochocientas mil viviendas, mientras se dispara el número de enfermedades transmisibles. En Pakistán, sin

embargo, no se habla ninguna de las lenguas comunes de Norteamérica ni de Europa. Pakistán, por contra, no es un país pequeño y, precisamente ahora, no es un fiel aliado de los países poderosos. Pakistán, además, no es un vecino geográfico de Estados Unidos, ni Francia, ni Gran Bretaña, ni Alemania, ni España,… Pero en Pakistán, el sexto país más poblado del planeta con ciento ochenta millones de habitantes, viven decenas de millones de niños. Ninguno de ellos entiende de estrategia política, de diplomacia internacional, de batalla nuclear o de la guerra contra el terrorismo. La ONU ha solicitado 1.590 millones de dólares adicionales de ayuda para poder cumplir los objetivos de reconstrucción del país. Sin embargo, la respuesta a este último llamamiento aún no ha llegado. Las organizaciones humanitarias se muestran decepcionadas, una vez más. Desde SED, donde no entendemos de intereses políticos, económicos o militares, donde trabajamos por el desarrollo de las sociedades subdesarrolladas sin hacer distinciones de lengua, raza o religión y donde estamos volcando los mayores esfuerzos de los últimos años en el continente asiático a través de la misión Ad Gentes, decimos “basta”. Basta de ocultar, basta de prejuzgar, basta de medir con diferente rasero, de valorar la importancia de lo ocurrido según convenga a la propaganda o 2 A fondo al marketing. Basta de hacer visible o invisible 4 Proyectos la miseria y la pobreza porque lleve un califi 6 Gente de aquí cativo, impuesto por los países desarrollados, y 8 Gente de allá que no les gusta. Samuel Holguín 10 Al día Presidente de SED

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12 Cultura solidaria


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