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El espíritu religioso de Pcelro [Igarteche;
Los resios del General Salaverry. Arma¡:do Niefo Vé!ez; Las prelensiones de Ia Infanta Cariota Jcaquina de Borbón en el
Perú (1809). Ll l R:
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finalistas del Premio Cabo-
tín de 1959. Junio: Abelardo ,', O.guendo, Beraaaos y Ia actitud '
catélica contra el fariseísmo; Julio: Nicanor Mujica A. C., Re-
cado para La Frensa sobee Car-
los Fareja; Agosto: Felipe Mac Gregor, S.J., Elogio de la Balsa"
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REDACCIAN:
RAUL PORR,AS BARRENECHEA_MANUEL AlOREYRA PAZ SOLDAN * RAUL FERRERO _ IOSE PAREJA PAZ SOLDAN__ los;E AGIISTTN D,E LA puENTE CANDAMO _ IORGE PUCCINELLI-LU$ ]AIME CISNEROS-CESAR PACHECO VELEZ*ARMANDO NIETO-CAR¿OS DET]STUA PIMENTEL-AI,FONSO COBIAN MACCHIAVELLO.
L\,,5 ÁLFI
SECRETARIO
DE
REDACCI,ON,
CES4R PACHECO VELE;
AÑO XXXry
vo[' xr SEPTIEMBRE DE 1959
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Nú¡nero sueito Suscripción anual en el Pe¡ú
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10.00
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Apartado 1.00G Lima - Perri
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El.-úbpíritu reli355
PEDRO UGARTECHE: Los restoé del General Salaverry
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ARMANDO NIETO YELEZ: Las pretensiones
de
Borbón en el Perú
la Infanta Carlota
]oaqtrina de
( 1Boe)
NOTAS Nuevos finalistas dei Premio Cabotín de 1959: ]unio: Abelardo Oquendo, Bernanos y la actítud caióIica contra eI faríseísmo; lulia: Nicanor. Mujica. A. C., Recado para La Prensa sobre ,Carlos Pareja; Agosto: Felipe Mac Gregor S. I., Elogio, de la Balsa ,395
AREQUIPA DE
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ItUFANCIA.
Por VICTOR ANDRES BELAUNDE
.vlu EL ESPIRITU RELIGIOSO DE AREQTIIPA L paísaje y el ambiente determinan nuestro temperamento, mas S D es la religión la que forma, modela y define la o¡ienta,ción de nuestro espíritu. Lá luminosidad extraordinariS de Arequipa, a Ia que me he referido, vuelca nuestro espíritu hatia afuera y parece plasmarlo en las cosas. El sentimiento religioso supone, al contrario, una conversión sobre nosotros mismos; el descubrimiento del mundo inte¡ior. Esta experiencia es exacta pero incompleta. Al volcarse nuestro espíritu hacia el mundo exterior descubre su belleza y'sus perfecciones en infinidad de matices y la emoción estética lleva instintivamente a la idea de Dios. La 7uz de Areguipa se posa en los ob¡etos abrillantándolos, pero se extiende al espacio sin límites y da una dimensión de infinita profundidad al azul del cielo. Se ¡ealiza entonces 1o que podría llamarse en frase de Barrés, "el misterio de plena 1u2". El espacio vibra con esplendor indescriptible en las horas diurnas; en la noche surge el portento de cielo estrellado que Kant colocaba al lado de la conciencia como expresión de lo, divino. Por la luz vemos las cosas, decía San Buenaventu¡a, pero no vemos directamente la luz; del mismo modo por el Ser vemos los seres, pero no nos es dado ver el Ser. Las cosas ilurninadas nos hablan de tuz, los seres vivientes reclaman la existencia del Ser; postulan a Dios. Al tratar del paisaje arequipeño hemos hablado del contorno y del confín. De un contorno gue avanza hacia el confín y de un confin que se aleja y se aleja hasta perde,rse en'lo desconocido. EI contorno se refiere al tiempo pero el confín envuelve la idea de permanencia y eternidad. Hay un momento en \a niiez en que se despíerta la clara conciencia del ambiente inmediato a nuestra Los capítulos
I yrVII
se publicaron en el número anterior.
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\IERCURIO PERUANO
casa, del campo al gue se dirigen nuestros pasos y que forma como una prolongación del hogar, Y el alma se pega a este escenario y no concibe desprenderse de é1. Cuando en rni niñ,ez oia yo gue algún dia debería dejar la tierra, todo ese ambiente que me rodeaba, para ir al cielo, respondía con trágica'ingenuidad: yo quiero quedarme aquí; 1.o no quiero irme al cieio. iQué era para mí el cielo? Las nubes lejanas, las e3trellas frías y distantes, quizás el infinito negro al que nuestra voz no alcanza, gue dl¡o |osé Asunción Silva. No tenía tal vez ni siete años, pero palpitaba en mí el amor a la tierra. Años rnás tarde había de encontrar en Marangall 1a expresión poética de esta emoción terrena: "Detener el tiempo y eternizar las cosas". No tenía entonces para mi sentido "el más allá". Pero pasan los años, se suceden las emociones, se amplía nuestro paisaje, desborda nuestra actividad, surge como un ímpetu de curiosidad y de aventura, el tiernpo va dejándonos una emoción de tristeza, tenemos nostalgia del pasado y sin embargo bustamos ansiosamente un porvenir desconocido. La rnuerte viene a revelarnos e1 fin del tiempo y a abrir ante nues. tros ojos anhelantes ia perspectiva del arcano. Y entonces adviene, espontáneamente, superando 1o inmediato inefable, ei amtriente hogareño, el contorno de nuestros amores primerizos, una emoción, un ansia de infinitud y de perfección, una atracción del misterio, un anhelo de belleza no realizada; en una palabra, la inquietud de Dios. Es un diálogo de la interioridad que comienza a descubrirse y del amblto exterior que empieza a superarse. Y allí está el sentimiento religioso. Hay como dos esferas, una de acción y de vivencia y otra de contempiación y de superación. Ei paso de una esfera a ofra determina una etapa defintiva en nuestra vida, qs aqueila en que aparece la conciencia reiigiosa y por una extrañ.a ley, es ésta tanto más intensa y profunda cuanto más grata y a{ectuosa ha sido Ia adhesión al ambiente inrnediato. La cordiatridad y el temple afectivo pasan de una esfera a otra acentuándose y depurándose. Y así resuita que el ambiente luminoso terreno y naturalista de Arequipa se compagina por su misma intensidad con una emoción de infinito y por ende con una profunda religiosiclad. Sea como fuere, 1o cierto es que Arequipa, en su vivencia histórica, ha sido y es uno de los pueblos más religiosos de América. La religiosidad de Arequipa ha tenido una expresión tangibier la Catedral. ZQué importa el error de haberla construído paralela a la Plaza, teniendo una fa:hada lateral y no {rontal? Esta arbitrariedad arquitectónica la destaca con una mayor prestancia. [,a
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Catedral cubre y domina la Plaza. El sillar envejecido le da un color de marfii; las torres surgen audaces dejando un amplio espacio en que se proyecta como triángulo gigantesco la cumbre nevada del Chachani. Hay como una armonía providenciai entre el templo y la montaña. Se ha reprochado al intuitivo maestro Lucas la excesiva luz del templo. En realidad Ia Catedral es una Igiesia de Sabado de Gloria en contraste con la barroca y oscura Iglesia de la Compañía, de fachada tan representativa como que ha unido los motivos hispánicos con los indígenas en confirmación de la sínfesis viviente. de la peruanidad. Pero para mí la amplitud de la Catedral con sus naves de igual altura, está más en consonancia con el clima y la Luz de Arequipa. Mi Iglesia fué la Ca. tedral. Está en la misma manzana de mi vieja casa; separada sólo por el descuidado y pintoresco callejón. Nos despertaban sus alegres repigues maianeros. Lfn'grave son anunciaba el momento solemne de la misa capitular de las nueve. Sus campanas saludaban el ángelus matutino y vespertino y marcaban n?estro recogimiento con el toque de ánimas. Nadie podía sustraerse a la algarabía de sus repiques festivos ni a la honda ftisteza de sus dobles funerarios. Alguna vez interrumpían sus prolongados repiques las sesiones del Concejo Municipal. Y hubo edil gue se propuso reglamentar el toque de campanas catedralicias. Inútil empeño; un astuto y oportuno campanero hacía imposible ia anunciada sesión con el bullicio de toques extraordinarios. El Municipio tuvo que resignarse a Ia elocuencia de las camDanas. Teníamos que saludar a la óatedruf u1 i. y regresar del CoIegio. ¡Qué impresión de grandeza clásica nos causaban sus €ñormes arcos que dan a San Agustín y a ia Pontezuela y que abren como una rnajestuosa entracla al enorme atrio marmóreol ieué armonía y belleza la de sus portales con arquerias cie granito! Cada ciudad tiene un corazón y el cor:az6n de-Arequipa es su Catedral; corazín luminoso y resonante. Todo nos atrae en ella: ei primor de Ia |uz, la blancura de sus altaresi Ia teoría humana de sus a.póstoles rodeando el broncíneo Tabernáculo; y la imponente belleza de su púlpitor Satán aplastado y dominado por la divina tribuna con gesto de dolor extendiendo sus alas de murciélago, era para mi la verdadera imagen del ciiablo. No habia armoníás más hermosas y sublimes que las de su órgano enorme, que corona la estatua del rey profeta. En mis recuerdos infantiles la ceremonia por excelencia era la reseña del Domingo de Ramos. Vie¡a liturgia traida de Sevilla. Los canónigos cón capuchas y enormes capas moradas, con faldo-
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nes que debían arra-ctrarse por el alfombrado pavimento, precedidos por el Obispo, lamentaban la muerte de Cristo abatiéndose en ei suelo de la Catedral mient¡as que el prelado, al compás de ios acordes sublimes cie Palestrina, batía sobre ellos la bandera de duelo con su cruz roja. a la manera de los capitanes romanos que batían el estandarte de sus legiones sobre las huestes postradas. No alcancé a los iiamados "seises' que danzaban en las fiestas del Santísimo Sacramento. Pero llegué a conocer al sacristán don Lucas, que usaba la antigua chamarra y que, afectuoso, solía regaJarme hostias. La sociedad entera acudía el Domingo de Ramos a la famosa reseña. Ya en la edad juvenil era para mí Ia ocasión de ver a las lindas muchachas, era más un espectáculo que una ceremonia.
La Catedral está dedicada a la Asunción de la Virgen y bajo esta advocación se fundó Arequipa. Habria sido inconcebible un templo dedicado al triunfo de Maria sombrío, triste y sin amplitud. El templ.-, de la Asunción de la Virgen debía ser inmen-
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so, alegre y triunfal" Pero la estética religiosa es variadísima y de muchos matices, Cada templo tiene su fisonomía particula¡. Los mu¡os de Santa Catalina que se alargan apoyados en sus arbotantes }e dan un aspecto de fortaleza mística, avanzatt sobre la calle y parecen ei marco del castillo interior que forjó Santa Teresa. Nos atraía el misterio de sus claustros y aguella escondida huerta que nunca pudimos visitar. Ibamos con ,mi madre o con mi tía Candelaria al locutorio, para conversar con doña Manuelita Vargas, su prima, monja de viva inteligencia y de palabra grácil. El convento está impregnado del recuerdo de la sierva de Dios Ana de los Ange-. Ies Monteagudo, que flo¡eció en el siglo XVII dejando la reputación de severas penitencias y de beatíficas visiones; el expediente d'e sus virtudes se perdió en el naufragio del bugue que 1o llevaba pero luego se reorganiz6 yhoy obra en Ia Curia Romana. Un eminente jurista a quien conocí años más tarde en Ginebra, gue sabe bien del expediente, me afirma el valor de sus probanzas y Ia procerlencía de la beatificación y aún de la canonizaciln. Volteando a la derecha de Santa Catalina entramos en la plazuela de la Tercera Orden, que como hemos descrito ya, está enmarcada por su templo terciario y la Iglesia de San Francisco. Recuerdo con ternura y nostalgia este paraje de Arequipa. Mi padre y los empleados de su casa comercial hacian en carnavales sus ejercicios en el claustro terciario. Alli iba yo a interrumpir, curioso, su retiro, Ilevando algunos regalos de mi madre. En el templo re-
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rosa don Manuel Diez Canseco v Corbacho, hornbre humilde y de profunda religiosidad como lo revela la anécdota que hemos reÍerido. San Francisco era la lglesia preferida por mi padre, la inagen del santo es realmente he¡mosa, tiene una expresión ascé¡ica y dulce al mismo tiempo. En la entrada, bajo el coro, se halla ia reproducción de los Apóstoles de Zubarán que son el orgulio ie !a sacristía del Convento Grande de Lima. Se venera la imagen i¿ la Purísima en el Altar Mayor, siguiendo así ia noble tradición escotista y hay una capilla dedicada a la Virgen de Lourdes. La novena que termina el 8 de diciembre es popularísima y los predicadores hablan con emocionante ternura de la Madre de Dios y de los hombres. La estrecha amistad de mi padre con los franciscanos me permitió conocer todos los recodos del convento y pasear-elot sus huertas y aproximarme temeroso al viejo cementerio. Un guar, dián admirable, ei P. Juan Uriarte, decidió ampliar hacia el cementerio el viejo y prestigioso Colegio de San Fraficisco, convirtiendo ia mansión de ios muertos en escuela de niños. La gran fiesta de San Fraqcisco se realízaba en octubre, con Ia presencia de su amigo Santo Domingo. A1 iniciarse la novena salían los dos santos de sus respectivos templos para encontrarse en la plaza, en el famoso "paso", encuentro que era celebrado al son de las campanas y con el ruido atronador de los "cafi\ateta, zos", figuras representativas de la politica o de la historia, anirnales míticos, dragones y serpientes en forma de enormes muñecos conteniencío camaretas que eran conducidos a la plaza por medio de granujas y colegiales. T'enían que reventar en el momento solemne en que se inclinaban para saludarse las imágenes de San Francisco y Santo Domingo. Después de este saludo los dos Santos se dirig,ían al temmplo para la celebración de la novena y de la fiesta. Ceremonia análoga se realizaba en agosto, en el día de Santo Domingo. Estos "pasos" franciscanos y dominicos constituían las fiestas más alegres y bulliciosas, con cierto dejo de ironía y de intención política popular. En Agosto después del paso, la gente se despedía para una vacación ir¡vernal en el valle próximo de Vítor, huyendo del frío de ese mes y de septiemb¡ei aguella vacación duraba "de frayle a frayle". Tornaban las familias en octubre para la fiesta del Poverello de Asís gue anunciaba el esplendor de la primavera. Subiendo por la calle llamada de Santa Teresa se llega al monasterio de este nomb¡e. La Iglesia es Fegueña y su torre modesta como la de Santa Catalina, per,o sé que sus claustros poseían
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cuadros y muebles i¿ inmenso valor. Flota sobre el convento ese mismo hálito de misrerio que acentúa su proximidad a la campiña. Si la santidad de ia i::onja N{onteagudo confiere a su convento una nota de misticismo, la levenda de la rnonja Gsliérrez ha p,-resto como una sombra en los se'e¡os claustros de santa Teresa. Aquella aristocrática dama, destrnada a ser Abadesa según 1a exigencia de su ¡ancia familia, se anarnoró del médico inglés Coll y deseosos en su amor de respetar junro ccn el prestigio dei convento el honor de Ia {amilia arequipeña de tanta prosapía, decidieron, llevando un cadáver dei hospital, fingir un incendio en que rnoriría la rnonja suplantada por el cadáver. Ella huyo con su amante para lejanas tier¡as. Poco tiempo duró esta {icción, la monja volvió a Arequipa desengañada y tal vez antepeniida. El Obispo Goyeneche celoso de la disciplina eciesiástica, inició el luicio para devolverla al Convento, cosa a la que se resistió la monja apoyada por el canonista José Gregoúo Paz Soidán que exhibió toda su elocnencia y su sáber jurídico en el correspondíente recurso de Íuerza. El expediente que poseía Carlos Gibson merece s€r €studiado para aclarar bien el fondo de verdad de esta tregendaria historia. Siguiendo ia caile de Santa Teresa y volteancio a la derecha, se destaca ia plazuela llamada de Santa Marta. Su lglesia, rodeacla de un vasto cementerio, tiene el estilo de los tempios aldeanos; es una de las más antiguas de Areguipa pues allí se trasladó a poco tiempo de su fundación la primera capiiia erigida en Areqr-rip¿; fue más tarde una parroquía C.e indios que venían de ia sierra y que acrabaron por ocüpar la zona aledaña llamada luego I"liraflores, ai pie deX [4isti. Una tradición {aniliar nos üne a esta parrcquia doade se venera ei Seño¡ de ia Caridaci, hermcsa imagen que {uera de..'6.16tr de la familia Betraunde. Aparece er1 Llno de sus altares, resguardada por una innensa iuna y en $n magnílico marco dorado. En la celebración de ia Semana Saata de Areguipa, iuega 1a Parroquia de Senta Ma¡ta un inrpcriante pacel; corre a su caÍgo la fanosa procesión del lilnes, acto clue al caei la tarcie reccrre ia ciudad desde la plazrieia hasta Ia Fiaza de Armas. tornandr¡ a ia lglesia ya entrada ia noche, en un desfiie solemne de cirios encendidos. La procesrón es ccsteada por la familia Eelaunde y es presidida por un iepreseniante de ella que debe ilevar el guió1" Frobablemente 1o ilevaron mi abuelo, mis tícs y mi padre; y io han llevado recientemente mi primo Guillermo y su hi.;o ]avier. fuií presencia en Arequipa en una de sus ía:nosas semanas sanfas, me
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permitió compartir esa distinción famiiiar. A diferencia de otras procesiones en que hay una noia de esperanza y de alegría en esta de Santa Marta, por los cánticos, la compostura de los acompañantes y la hora crepuscular en que se realiza, hay una nota de tristeza con el recuerdo de la pasión de Cristo. La Semana Santa de Arequipa, como ia de Sevilla, absorbe. 1a r-ida dc la ciuclad, se celebra tocios ios días salvo el miércoles. El nartes las cereinonias se trasiadan ai ¡ancio y melancóiico pueblo de Yanahuara. Es una procesíón ¿tlCeana con cietalles naturalistas. Recor:re las dos famosas pl.azas det¿niénciose en la segunda. Ia de los sauces ilorones. Están representados ia Magd alena y los após, toles Juan y S:rntiago. Al d¿tenerse el cortejo en i:nprovisada tribuna el orador sagrado recuerda los episodios de la Pasión, no sin referirse con elclgio a la Magdalena y con diatribas a |udas. El gran día de la Semana Santa en Arequipa es, sin disputa, el jueves, Los ritos..sombríos se interrumpen para dar paso a ia conmetnoración de la Eucaristía. Los templos rir?alizan en la erec, ción de vistosos y simbólicos tabenáculos cuajados de luces y de flores. El Altar de la reserva se convertía así en una especie de jardín, Cofres dorados o cáiices enormes o argentos pelícanos eucarísticos recibían la última Hostia consagrada que debía consumirse al día siguiente. Toda Ia población se *o.-iliru encabezada por las autoridades para visitar en romería sin término las Cistintas igJesias cie la ciudad. A estas visitas se ies llama "estaciones" y las familias todas se empeñaban en no ornitir ninguna trglesia o Parroquia en su devota peregrinación. En mi infancia yo visitaba los monumentos llevado por mi madre; más tarde, en las apretadas fllas del Colegio y luego con amlqos, no -qiernpre €o &ctitud edificante y en afán de encuentros v. de aventuras. Concluía el día con una cena famitriar en qixe se tomaba ei ciásico chocoiate.
El viernes santo marca el. retorno a la tristeza. Desaparer:ida
¡:rúsica del órgano y el son de las caÍ1panas, sr"rspendrdo el tránsito de tranvías y de coches y aún de acémilas, se extend-ia por la ciudad un silencio de recogirníento y pesadumbre. Después de los oficios de tra mañana, hoy vespertinos, se predicaba en todos los tempios lás Siete Falabras, subrayada cada una de ellas por cánticos o por trozos de oratorios célebres. El más repr-rtado predicador tanto de la Cuaresma corno de las Siete Falabras, era Fray Mariano Flolguín, después Arzobispo de Arequípa y en breve lapso Administrador cie la Arquidiócesis limeña, ejemplo de virtud, de austeridad y de prestancia varcnil.
la
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IIERCURIO PERUANo
organiEl dia culminaba con la procesión de Cristo yacente' Herla de Estaba a cargo zaáa en la Igiesia d¿ Santo óo*it'go' pertenecían
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a la que *urrdud de lJs Cabaileros del Santo Sepulcro' hidalgos de Arequipa; tenían que fo, ,ruai.ion todo-' los viejos i"rti" de frac y llevaban una medalla con cinta verde'yaiternándose lunas bisceurr-.urfu, el sárcófago del Señor; de marcos dorados por algún llevado Crucis' i.i"., ptt.edía ia p"rocesión el Lignum con cialumbrantes de desfile Jif.rutário eclesiástico' Ordenado de \a Plaza a el Convento rios verdes recorría las calles desde rnedio en claustro histórico a1 Ár*"., ""lviendo luego en la tarde a veces era de cánticos de evocaciones fúnebres' La concurrenia tannumerosaquetodaslascuadrasdelrecorridobrillaL'anconlas se aglomeraba en los luces conducidas por los devotos; la gente La afluencia de curi'oportales para presenciar el paso del C¡isto' ma.!", to qr.titO, ut menos en mi época' el seilo recogido de esta
a contemplarla desde nifestación religiosa. Adolescenie me llevaban {uí uno de los devotos ;;;-;;;;;, de tá (Eutedral. ya en el Colegiohora en gue vestido de la ilusión con alumbrantes q,r" uguu'daba
fracyconmicintaverdemetocaraehonordellevarenmishom-
Ia procesión volvíamos U-, "f féretro de |esús yacente' Concluída "tinieblas"; completa oscude a ia Catedral para asistir al servicio
mayor se destaridad reinaba en el inmenso templo en cuyo altar apagándose al ibán que caba ei candelabro de los quince cirios detrás desapatecia luz 1a recitarse los salmos; al terminar ei último coro del asientos los á"1 ult"r, en medio del estrépito fúnebre de collÍl€recinto catedraiicio; tinieblas absolutas cubrían el amplio morando la muerte de Cristo' reEl Sábado de Gloria se festeja en Arequipa con el alegre La y camaretas' torno de 1", .u*punas y el estallár cie cohetones sus naves la fiesta de Catedral celebra en el ambiente alegre de mantillas la Resurrección de Cristo' Las mujeres llevan ayveces cailes' las hogares a blancas, la alegría de vivir vuelve a los del Arequipa es una ciudad eucarística y mariana' D-espués le se a María; devoción la culto del Santísimo Sacramento viene lienan se mayo de mes venera en todas las advocaciones' En el Habia dos fieslos templos para ejercicios y plegarias nocturnas' de las Mer' fiesta tas culminantes y rivales: el 24 d'e setiembre' Virgen de las Mercedes, Y el 7 de octubre, fiesta del Rosario' La y la del Rosario en cedes se venera en la Iglesia de ese nombre un puesto de Santo Domingo. El Coivento de la Merced tiene colegio que alhonor en la historia arequipeña. Fué sede de un varones iluscanzó categoría universitária, en el cual se educaron
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AREQUIPA DF
1iI INFANCIA
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tres como Hipohto Unánue y el Dean Vaidivia. Hay una estatua de la Virgen mercedaria que está en eI altar mayor del ternplo, l- hay otra en un cuadro, de gran prestancia histórica' colgado a la entrada de la lglesia, circunstancia que mctivó que a la Señora en é1 representada se la llamara "la portera". A la vieja tradición :nercedaria se agregaba en esta devoción el título de Fatrona de las Armas del Perú. Así, su culto era a un tiempo poptilar y oÍicial' La Iglesia contenía además la famosa capilia de San José que tu\-ieron a su cargo las familias Bustamante y Canseco. Se venera también un bello cuadro que representa a Cristo delante de Cai' fás, conocido con el nombre de el Cristo de la Sentencia' La dulde Cristo contrasta con 1a crueldaC acuciosa del =vta y serenidad contífice judio. Se venera también otra advocación de u¡r hermoso rubro y sabor histórico: tra Virgen del Consuelo; eila da su nombre a 1a caile que desemboca en el río, después del puente viejo, en un paraje de sobria belleza. La Virgen de las Mercedes era la devo:ión de esta parte de la ciudad hacia el río y hacia el c¿Jr'rino de Tingo' Se iniciaba la novena con una procesión cle mrisicos y con el consabido y atronador "albazo". A la fiesta de gala' el propio dia 24' asistía el Prefecto y {ormaban en las. calles próximas lcs batallones de la guarnición. La tarde del domíngo inmediato la venerada imagen era sacadardel templo con inmenso acompañarriento 1' 1'qccrría las calles hasta la plazuela de San Francisco, voivierdo luego a 1a plaza;la llegada de la Virgen a ia esquina llamad'a de Ia pontezuela, gue se graduaba pata que recibiera los últimos rayos solares, era saludada por un inmenso polvorazo cle nubarrones que iban a confundirse con los cúmulos distantes, ya enrrojecidos por la luz crepuscular. La piaza presentaba esta tarde dorada un espectáculo magnífico. La víspera de la fiesta se quemaban los famosos castillos, obra maestra de la pirotecnia arequipeña, erigidos en ias cuatro esquinas áe la p\aza. Se iluminaba también el triángulo de la Catedral. Presenciar los castilios desde los altos del Portal de Flores, la vieja mansión de don |uan Flores del Campo' antecesor de parientes míos, los Belaunde y Ce*eceda, fué uno de los grandes placeres de mi infancia. Programa semeiante se.desarrollaba en las fiestas del Rosario. Los devotos de esta advocación popular en la parte de Arequipa que colinda con las torrenteras del Pichu Pichu, trataban de rivalizar en la audacia y perfección de los castillos pirotécnicos y en la solemnidad de la procesión con la que apenas dos semanas antes se había reaiizado en honor de la Patrona de las Armas.
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Las Advocaciones de la Merced ;' del Rosario representan, como Ja Asunción, el triunfo de María. pero no podía faitar en Arequipa el culto a la virgen hurnilde. resignada, obedie'te ai mandato de la purificación y de la o{renda heroica de su hijo a Dios Padre. Es la acivocación de la candelaria que apenas p.*ectre ofrecer en su pobreza, para el rescate biblico, dos tortolitas. La Virgen de la Candelaria se venera en Caima, en Characato y en el lejano santuario de chapí, en una zona desamparacia y desértica; es la Virgen aldeana y campesina. Ha recibido del a.nciano Simón el anuncio de que su Hilo será la luz de los gentiles y la gloria de Israel y al mismo tiem,oo una espacia atravesará SU corazón, Y así, por esta profecía, la devoción de la Candelaria está unida a la Virgen que sufre sin morir la pasión del Señor y gue es festigo de su muerte y lo acompafia al sepulcro. La Virgen de los Dolores es venerada en Arequipa en la Recoleta franciscna, que se halla pasado el rio. en recinto austero y penitenciall Ia iglesia es modR;sta pero ias finas arquerías de los claustros tienen un místico encanto; el convento se extiende hacia una huerta que liega a la acequia de la Antiquilla. Hoy pertenece a la p¡ovincia de San Francisco Solano; sus fráiles vestían en ia época de mis recuerdos no el hábito.marrón sino uno gris, de coXor de de Ia mísera jerga: tenían la reputación de virtuosos y de severos penitentes. Se ciestacaba Elías Pasarel, apocaiíptico en sus admo. niciones del fuicio Final. Alli se formó Monseñor Holguín y floreció el hermano Ventura, venido de Italia, que recogía las límosnas en las calles de Arequipa, repartiendo bendiciones y haciendo regalos a los menesterosos y dialogancio cariñosa*"rri" con los niños. una tradición nos dice que todas las noches, cargado de una pesada Ctuz gue se conserva en el ccnvento, recorría ios claustros siguiendo las estaciones de via ciucis. conocí al hermano Ventu¡a y me gustaba mucho conversar con él; tenía la expresión estática y dulce de los iluminados. A veces me llevó a la famosa huerta del convento, permitiéndome gustar de sus sabrosos aurimelos y blanquiilos. Tuvo el hermano Ventura en sus frases entrecortadas y misteriosas, premoniciones gue tuvieron luego debido cumplimíento. Algunos domingos, por la tarde, solía mi padre lievarnos a visitar a sus grandes amigos recoletos, el Fadre Cervera, el Padre Mariano Holguín. Eran paseos en que se mezclaba e7 sentimiento del paisaje de Arequipa, acogedor y familiar en estos lugares, a cierta emoción religiosa. La gran fiesta del convento era el Viernes de Pobres; la modesta Iglesia resultaba estrecha
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AREQUIP-A
D: :.ii II]trANCIA
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para la muchedumbre de devcto-.. Lln guardián progresista decidié convertir Ia capilla en una espiándida basílica gue hoy se yergúe como la mejor trglesia de la ot¡a bancia, Ac*dían a la fiesta multitudes recogidas y no faltaba; parejas de enamorados at¡aídos por ia posibilidad de las charia_. romántrcas en el largo y pinto¡esco recorrido. EI amor y la iiturgia se aunaban en estas manifestaciones de la sentimentai:dad areguipeña. He vuelto en peregrinación después de trota¡ pci ian diversos mundos, a este viejo santuario de Arequipa y co'''o e* mi infancia me he arrodillado a los pies de la Napolitana, como jlan.ran a la Virgen. En el histórico recinto resonaban las estrcías cie Tomás Celano: Estabat lldaÉer Dc¡Iorosa yux'ta Crucern lacrimosa du*pendebant filir¡s, Evocando ios aspectos de 1a relígiosidad de Areguipa algurén podría escandaiizarse del sentido esoectacular o teatral de ias ceremonias y atribuírles un ca¡ácter casi pagano. I{ingún juicio sería más superficial e injustc; el dramatismo y el sentido sccial dei culto no son opuestos a la hondura ¡z espiritualidad dei sentimiento. Ellos son cornpatibles en Arequipa con una actitud seria ante la vida y con la visión constante da ia muerte" E1 arequipeño, por su tradición hispánica, sabe unir la emocíón vitatr con el sentimiento de 1o trascendente. Er esto estriba 1o que llamaremos su temple o taiante existencial. Goza de ia vida, de la truz ;, del coior, pero en el a{án cotidiano no abandona la búsqueda de io eterno" La vida de ritrno lento nos permite gozar de la natural+-za iejos de aquella absorción en{ermiza en que nuestio destino está determinado por emociones y actividades sin fin que ateban por despersonalizarnos sintiéndonos extraños a nosotros mismos. El automatisrno de ia vicia contemporánea, ia esclavitud de las horas v de los minutos, la enajenación de nuestros días, esta constante hipoteca de nuestro guehacer acaba por destruir el yo y junto con la mengua de la personalidad viehe la atenuación o la desaparición del cumplimiento religioso. A pesar de su luz y todos los encantos naturaies de sus paisajes no dejaba de ser Arequipa en otros aspectos un valle de lágrímas. Todos tenían su ración de derlor cotidiano inconfeso o reprimido. No todo en los templos es esplendor litúrgico, luz de los cirios, armonía de cánticos y aroma de incienso. Huy horas de :lagaria recogida, de confidencia de penas, dolcres, tristezas y an;ustias que buscan un alivio, un remedio o un consuelo. 1Cuántas -,-eces en las cerernonias de alegre devoción sorpiendimos en algún :csro el temblor de las lágrimas o escuchamos el murmullo com-. ::rnido de los sollozos! Las bóvedas de los tempios de Arequipa
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I,IERCURIO PERUANO
no sólo auspiciaron cefemonias deslumbrantes, acogieron también el lenguaje qu"do de las decepciones y de ias desesperanzas' Este de la religiosidad de Arequipa tan real como el otro' ".,rt"urp".to aunque *ás o.rrito' Por algo di;o Unamuno que el templo es el lugar donde podemos ilorar juntos. Diría .vo que el tempio es el único sitio en que podemos llorar con dignidad v en paz'
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LOS RESTOS DEL GE},JERAL SALAT/ERRY PoT PEDRO UGARTECHE
I 25 de setiembre de 1839, Presidente provisorio de la ReEL u. pública, Gran Mariscal donel Agustín Gamarra. puso el cúmplase a la Ley dada ese mismo día por el Congreso Nacional
¡eunido en la ciudad de Huancayo.que ordenaba se rindieran ho-
menajes nacionales a la memoria del General don Feiipe santiago saiaverry, de los ]efes y oficiales peruanos fusilados en la Flaza de Armas de Arequipa el 18 de febrero de rt36 y de todos los
combatientes que perecieron en los campos de yanacocha y socabaya, defendiendo la integridad e independencia de la Repriblica, ciurante la guerra de la Confedeiación Perú-Boliviana.
Esa Ley, dada por el primer Congreso Nacional reunido en el país después de la destrucción de !a confederación, disponía
que en todas las capitales de departamento y de provinciá S€ c€Iebraran' por cuenta del Estado, exequias solemnes por el, alma de esos patriotas, que los .estos del ilustre General Salaverry fueran colocados en sepulcro de mármol, y gue su esposa e hijos gozatan como pensión de montepío del suelfo íntegro que ie correspondía como Gene¡al de División. Pero, como pasaran veinte años sin que el Gobierno diera cumplimiento a la disposición de esa Ley que ordenaba el traslado de los restos del General Salaverry a Lima y su sepultura en un mausoleo erigido por la Nación, a pesar de que la Convención Nacional de 1856 había ratificado tan importante y merecido homenaje, la viuda y los hijos del General Sal¿ve¡¡y resolvieron hacer el traslado de sus restos por su cuenta y en forma privada, reco(dando su voluntad de ser sepultado en Lima, su ciudad nataj, sxpresada en carta escrita a su esposa momentos antes de ser fusilado. A principios de 1859, la señora doña |uana Pérez viuda de Salaverry, escribió al coronel don Mariano Ignacio Prado, prefecto de Arequipa, y al coronel don |uan Antonio Ugarteche, amigo y compañero de armas de su esposo en la lucha contra la Confede.
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MERCURIO PERUAN.O
ración y de muy distinguida acÉuación en Ia batalla de Yungay, pidiéndoles que la ayudaran a cumplir ese deseo del General Salaverry, "como buenos patriotas y amantes de la gloria de su esposo".
II El 25 de Octubre de 1858 amaneció fondeado en el Callao procedente de Islay, el vapor "Lima", en e1 que viajaba el Coronel don Juan Antonio Ugarteche quien traía con su equipaje una pe-
queña caja de 'madera que contenía el ataúd que guardaba ios restos del General Felipe Santiago Salaverry, ei Mártir da; Socabaya.
Al llegar, Ugarteche dirigió una carta muy breve ai Prefecto dei Callao en la que le decía: "Comunico a Ud. S. G. que soy portado¡ en una pequeña caja, de las cenizas del inclíto Generai Salaverry, cuya vduntad fue la de reposar en su ciudad natal, eir una tumba con una inscripción sencilla, en la que constasen sus servicios al Perú". De acuerdo con el Prefecto dll CaIao, ei pequeño ataúd fue depositado en la Igiesia de la l|i4aftiz de ese puerto, en espera de que el Gobierno resolviera lo conveniente respecto a su traslación a Lima y sepelio en el Cementerio General de la ciudad. Al dia siguiente, Ugarteche escribió al Presidente de la l?epública, Gran Mariscal don Ramón Castilia, quien se encontraba en campaña en Guayaquil, dándole cuenta de su llegada trayendo los restos de Salaverryl "El ciia de ayer en un pequeño ataúd, he conducido con gran respeto y admiracióy1, los despojos del valiente y enérgico General Salal'erry, Iusilado junto cou B de sus gloriosos compañeros el 18 de Febrero del año aciago de 1836, por defender la integridad de su Patria. He creido un deber, contribuir a Qü€ se cümpia la voluntad del genio de esa campaña nacionalista, terminacia en la forma gloriosa e infortunada que ya conocemos. Mas está visto que Santa Cruz, quiso hasta hacer desaparecer estas meritísimas memoriasi y lo hubiese intentado aún más, si un puñado de valientes no le pone atajo. SalavetÍy, ve hoy día llegar sus cenizas y ellas se hallan en el Callao, en espera de que V. E' decrete los altos honores que le corresponden a un |efe Supremo del Perú, fusilado invistiendo tan alto cargo". "Ei Comercio" de Lirna, decano del periodismo nacional y fuente indispensable para el estudio de la Historia del Perú Inde-
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LOS RESTOS DEL GE\ERAL
SALAVERRY
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:¿niiente, en su edición del dia jueves 2Z d,e octub¡e de 1859, :::io¡¡aa a sus lectores de la llegada del vapor "Lima',, procedente Ja Islay y del viaje del Coronel don Juan Antonio Ugartechg, conCuciendo los restos del General Salaverry. "Crónica de la Capital.-General Salaverry.*. Sabemos que ¿, Co¡onel don ]uan Antonio Ugarteche, ha venido de Islay, por ei último vapor conduciendo los ¡estos mortales de tan ilustre víc::-a. los cuales han sido depositados en la Iglesia Matriz. La última voluntad del General salaverry, consignada sola'-ente en Ia última carta que escribió fue de que sus restos fueran :rasladados a Lima y depositados en ei panteón. A los 30 años, se cumple solemnemente su mandato".
La noticia de la llegada de los restos del General salaverry en forma pri-rada, sin honores oficiales de ninguna clase, traídos por un amigo y compañero de armas causó la más profunda impresión en la opinión pública. Durante vários iiu, los periódicos publi?an numerosas informaciones y comentarios sobre el particular, se critica al Gobierno por no haber dado cumplimiento a la Ley de 1g39, se trata de buscar explicaciones a esa falta que hiere profundamente el sentimiento patrio, se lamenta el que tan ilustres restos no hayan sido objeto de grandes y solemnes homenajes durante su víaje de Arequipa al Callao, se desea saber por qué {ueron traídos por un amigo en forma tan secreta y se aplaude al coronel ugárteche por su noble actitud. El dia B de noviembre "El Comercio'r publica un extenso e interesante artículo de redacción titulado Generar salaverry, que termina con el siguiente vivo y merecido elogio del c.oronel Ugarteche y de su noble actitud, que me es muy grato recordar: "Los restos del General Salaverry han sido traídos de Arequipa, por un ilustre |efe, que jamás se ha mostrado indiferente a todo lo que tiene algo de nobie, de grande y de glorioso. El Coronel Ugarteche no merecerá la desaprobación cie los buenos patriotas, cuyas esperanzas ha rcalizado del modo que le era posible. El Coronei Ugarteche po¡ amor a la gloria del Perú, y por el entusiasmo a la amistad, ha cumplido en parte la voluntad de Ia victima de Socabaya. Estamos bien informados y sabemos que, la familia del Gene. ¡al Salaverry, conservará siempre un recuerdo de gratitud, por la espontaneidad v el honroso desinterés dei sr. coronel ugarteche".
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III f,as cercnt<lltí¡l:i rlt: la traslación tlc l<¡r; r'r.r¡to:; rlr. l ( it'rrr,¡.;rl Í:j¡rIaverly del C¡rll¿¡o rr l,itna, y de su irrht¡nl¡tion r.rr rl ( ir,rrrcnlr.'rio, tuvreron lugar cl cli;r .10 de diciembre. El Gobierno, a ('in'flo del Vicepresidente de la l?cpriblic¿¡, Iloctor clon Iuan fuIanucl dcl Mar, y previa consulta al Fresidente de lir Ilepúblíca, Gran Mariscal don Rarnón Castilla, qulen se'encon{l:¿¡b¿r ausente en carnpaña en el Ecuador, ordenó qlle se rind.ieran hr>nores militares a los restos del General Saiaverry. "E[ Conrercio", en su edicióll del dia 28 de noviembre, pulrlica la nota siguientel "General Salaverry.,- A todos los patriol;rs, ir toclos los admiradores del ilustre General Salaverry y a Iorlos sus amigos de Lima y el Callao, se les invita a asistir al t.rrr¡rltr clc La Merceá, el dia 30 del qrre rige, a ias diez de la lnan;r¡r;r. lll Supremo"Gobierno ha mandado hacer ios Tuneraies por cl r'(t.r'n<'r clescanso del General D. Felipe Santiago Salaverry, y r;(' ('ril)clil que los buenos peruanos acudan a solemnizar ese acto lt li.¡ioso", lin su edición correspondiente al dia 2 d.e enero de 1860, "El (iorrrclcio", ofrece una amplie información sobre esas ceremonias: "(ir'<inica del Callao.- Vino una lucida reunión de Cabaileros para r'('!llcs¿rr con los restos mortales del inclito defensor de la Inde¡rcnrlcncia Nacional y al cortejo fúnebre se le asociaron algunos vccinos y funcionarios ptiblicos del Callao", Por su interés histórico vamos a reproducir la descripción que <lc csas ceremonias hace tan importante periódico: "Restos del General Salaverry.- En el convoy ordinario de y tres cuartos de la mañana de ayer, llegaron a Lima nueve las los restos del General Salaverry, conducidos en un vagón exteriormente de tela negra, con cuatro lanzas {i¡as en los ángulos, oÍros dos en el centro, y éstas sosteniendo una tolda con los colorcs clel pabellón nacional, y fueron recibidos en ia estación por r:l General Ministro de la Guerra y demás autoridades civiles y nrilit¿res del Departamento. I.il cortejo marchó de la estación al templo de Ia Merced, según en el programa que publicamos el martes, es <lct il ctr¿rtro l¡atidores seguidos de las piezas de artillería, a col'lfirrrr;rci¡in un b:rt¿rllón cle infantería, después el cadáver cn el <';rlr'o f.rint'blt y rnrir !luilrtliir <le honor, el acompañamitrrlo y ollo lr,rlit l¡it tnr t':icurt<lrtin rlc g¡ctt,lrt",',',,. llrlrr, r'r'r'r';rn,l,, l;r "rirlt
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y
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]irco a"*r"Jra-urpoyado, st¡blc las t'ul;rl¡:r ,1,. 1,,., f rr,rl,.,. , u\,.r; l)()(.its tc¡c¿¡ban el pavimento, cornponirtrt I;r,¡r,r'rrr,r rr, rr.r¡¡'r rr,.r r;;rr,t..r:;rgo. Er duero era arrastrado por t'l Mr¡rr:;rr- r). \4r,¡rr,'r ,r''r ( r;r.¡li. (cre Reraciones Exte. r:iores), Gcrrc'rrl l). Nr,,,l,r; |,,,,.u,.,, (,lc í,, Gu"rra) V"éOr"r"l p, Juan |osé s¡rlct',r,, (,r. ¡;r.rt'rrrr;r);;rr'liLcr.
cre este señor S€ eflcofltraba el Prel:cct. rlt.l f )q.'rr¡.1.i,,,,c,,t<, y el S'bprefecto e Intendente cn traje de unil:.,r'rrrt'. sc'¡trí;rn lo. hi¡os ')--' del Generar s"ür""ry n" Felipe y D. Carlo. Augusto. , La Iglesia estaba llena de gente y entre muchas otras perso-. nas notables que observamos ." .,r";uí I", ;";;;;;-r.""rü.., l-, Puerta Aparicio, Alia.ga,-Torri.o, de Navío D. Antonio "ió.pitán de..la, Haza, Mayor de Ordenes ¿"t Cuilao, ei señor Gene¡al Forcellado, y muchos señores cuyos nombros no puntualizamos. El templo estaba bien alimbrado y el axtar -uyo""u'a-orr.ao cle terciopelo negro con franjas bluncas. En la plazoleta dei templo se veian cuatro piezas "Teatrode arti'eria con su respectiva dotació'. En la prazuela der se hailaba cstacionado un escuadrón de caba'eria y en la cate ]esús Nazareno,se veía el primer Batarlón de Gendarmes. E.íu-iá", r'andada por el Coronel D. Andrés Garnarra, mayor de plaza,"r. el t'r¡al llevaba sus dos ayudantes. A las doce terminó la vigilia y dió principio de requiem. A la una de ra rarde tá ,uiu d_ ;;J;"; la misa ;; l"*;,r0", r¡rrc contenía la osamenta del General Salaverry, llt'v¿rcl¿r a él sobre ros hombros ""r"J"r, uicarro, de ros do. hi¡"r'á"i';;ü'y partió .l ..r'tcio frinebre hacia el cementerio General previos ros honolts rrrilitares prescritos por la ordenanza; es decir las descargas y tlr'¡rriis. I,.l coche ofi.al de,Gobierno, ln"J,j"¡." , *;r;"1"; .rr lrr ¡rrr'tt'r'irr clc L¿r Mcrcecr; en lu prniu mayor "f hubia cJches para l,rr; :;r'ir,r't's rlcl stlr¡rrito qrrc t¡rrisiescn ir al Ceácnte.¡o lnr; rlull ¡.r'r; rlcl;poio:;. ".._ilO."a" |'lt'r¡;rtlo r^l lor'lrjo rrr I)rrnft'rjrr, ro:; ( rol.oncrc.s Irrlnr¡in conz¿ilr"' ( lrr'¡r¡rr'l (( lrrrlir¡rrrr), ( ilrllill,r v ( i:r::firrrr rorrrrrlor¡ r;¡r; t.irrt;rs, y
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"Señores, se h¿r <l;rclo cumplimiento a la ley ¡rr:orrrtrii¡itcl¿l por cl Congreso de 1839". En seguida el señor Larriva pronunció un discurso en el que evr¡có la vida y las hazañas del General Salaverry, inmolado por l¿r Patria en la Plaza de Armas de Arequipa, también se refirió a la demora de los Gobiernos en cumplir su voluntad de que sus rcstos fueran sepultados en Lima, y la Ley que así lo ordenó, y linclió homenaje al amigo que había traído de Arequip& €sos sá-
.¡rirtlos despojos. Al respecto dijo:
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"Hoy uÁ ieÍe peruano viene a darnos, una nueva seguriclad de que nunca falta un Tobías que repare para con los rnuertos el olvido de los Gobiernos y la injusticia de los particlos. El Coronel Ugarteche, amigo y compañero de armas cle nuestro héroe, abre oficiosamente la humiide y oividada tumba donde fueron arrojados sus despojos' empapados en su generosa sangre consag(ada por el martirio del suplicio y los exhuma para restituirlos a su familia desolada, a Ia ciudad de su nacimiento, al panteón de la capital, donde reposan las cenizas de muchos peruanos tan esclareidos como Salaverry".
el discurso del señor l,arriva' "El Colncrcio", termina su importante información, convertida hoy en fucnte de historia, con la siguiente nota: Después de publicar
"La pieza de artiilería que formaban el cortejo militar de honor, dispararon trece tiros delante del Cementerio General, al depositar los despojos en el nicho perpétuo' Las banderas de Palacio y del Cabildo fineron descendidas a mitad del asta cn señal de duelo. En el Callao se dispararon dos cañonazos y otros dos en Liurn, al viajar la caja en el vagón' Olvidábamos decir que el señor Coronel Ugarteche, contlrr< tol rlr: cstos clespojos, desde Arequipa hasta el Callao, era ru,r rlt' Ios <'<lnctrrlcntcs a la ceremonia'
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LOS RESTOS DE; GE\ERAL SALAVERRY
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Los restos del Gene¡al Saiaverry vuelven a reposar en el sueio natal a los 2 años de haber siclo fusilado por el extranjero al pie dei Misti".
Los restos del General Salaverry fueron sepultados en el Cuartel San Martín Let¡a "D'' Nq 49 y en esta tpmba permanecie¡on hasta que fue¡on t¡aslaciados al Mausoleo que le erigíó Ia Nación, en cvya bóveda hoy se encuentran.
iv Er 1864, la señora doña Juana pérez viuda de Salaverry, y sus hi;os, volvieron a dar al Coronel don ]uan Antonio Ugarteche
un nuevo y honrosísimo encargo, que constituía otra prueba más y de confianza, re pidieron que se encargara der trasrado de Arequipa a Lima de los restos de los ]"k. V Oficiales que con el General salaverry fueron fusirados en la Fraza de Armas de Arequipa, el 18 de Febrero de 1g36, y a cuyo sacrificio patriótico el Perú entero rindió homenaje de admiración y cuyos nombres se habían convertido para los p"ruuro, en símbolos de valor v he, de amistad
¡oísmo,
El 31 de diciembre de'ese año, el coroner ugarteche dirige al señor don Felipe Santiago Salaverry, la siguiente carfa, en la que acepta y agradece tan honroso encargoi
"Mi
querido amigo: Hace una hora que llegó el correo y dentro de dos se regresa, motivo que me autoriza para suplicar a Ud. tenga Ia bondad de disculparme con todas las personas que por el conducto de ud. me encargan los restos de las víctimas sacrificadas el 18 de febrero de 1836, asegurándole que yo curnpliré puntualmente con el encargo, pero que el tiempo es sumamente estrecho, fuera de que tiene que preceder la organización de un expediente ante la curia y el poder ecle_ siástico; si esta tramitación se termina antes de la salida del rrapor, quedo comprometido a cumplir por el mi comisión con la mayor voluntad. Su amigo, |uan A. de Ugarteche,.
Muy pocos días despué s, el T de enero, el Coronel Ugarteche. escribe una nueva carta al señor salaverry, en eila le anuncia que
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MERCURIO PERUA]TO
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y también oor el presente vapor recibirá "su precioso encargo ' il
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Herre;;;;;i;''d. "., ¿l 1o. restos del Comandante don Pedro deentiende se ciudad' "también muerto en el puente de la
bizarramente" ba¡o las órdenes del General Salaverry' i"n¿turr¿olo '"..-¡;;; Aduana' part'e, el señor iu'lo' Ronderhile' agente de escribe al señor SalaverrY:
"Arequipa, 7 óe eneto db 1865' Sr. Dn. F. S. SalaverrY' Muy señor mío; a Ud. dos cajones conte'Por el Presente vapor remito que Pi<iió Ud' al niendo los restos de las víctimas de 1836, va adjunto el señor Coronel don Juan Antonio Ugarteche,
vt
conocimiento.
Carlos Ronderhile"
V ''Bogotá" que El 11 de enero, llegó al Callao' el vapor inglés inmediatatraía el "precioso et.aigo'l, el que fue desembarcado en Ia Domingo Santo de Iglesia la a *""," y conducido u Litu provisionaknente y en la que permanecería Or"- *á¿U depositado años' io, ".pu.lo de más de cuatro Al dia siguiente, "1 t"ño' don Felipe Santiago Salaverry' dicarta: rigió al señor Ministro de la Guerra' la siguiente
"Lima, eneto 12 de 1865' A1 señor General Ministro de Estado
en el DesPacho de Guerra Y Marina S. G. M. de una misma losa Deseoso el que suscribe de reunir bajo en Arequipa inmoladas los restos ¡nortales de las víctimas remitieran me se que el 18 de Febrero de 1836' pedí a ella desinsepultos los restos de aquellos que aún permanecían
Zg ana-s de su sacrificio' y el vapor que arribara General Fernandini' día de uy", uiCJlao' ha traído los del carrillo y comandantes coroneles solur, Rivas, cárdenes, Valdivia, MoYa, Picoaga Y Herrera' en el mundo Como todos los que llevaron este nombre la República, se sacrificontribuyeron a la independencia de pá, la integridad de ella con la mayor abnegación Y "urot e1
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LOS RESTOS DEL GE\ERAL SALAVERRY
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obtuvieron una clase en el eiército; tengo el honor de di¡igir-" t Ud. a fin de que se digne disponer que los r,estos de al ceesos mártires sean conducidos a esta capital y de ella menterio público, previas las formalidades y prácticas religiosas que deben observarse"'
La comunicación del señor Salaverry no mereció atención de al earte del Gobierno del General Pezet, él que tampoco accedió que de Salaverry' General del familia la ie.seo *unifestado por y el sepelio de _.e le perrnitiera hacer por su cuenta ios funerales y de gloria infortunio de lo. .".to, de los h"roí.o, compañeros los restos lado de al sepultura del General Salaverry y de darles Lima' de General ie su ilustre lefe en el Cementerio Esa actitud del Gobierno se debió sin duda a la delicada si' tuación política que vivía e1 país aquellos días por causa de la Cuestión Española, ya gue desde hacía muchos años era unánime el sentimiento de aámiración por esos mártirel del nacionalismo peruano y el deseo de honrar dignamente su memoria'
VI Terminada la Guerra con España y restablecida la normalidad en el país, el Gobierno del General Prado considerÓ que era deber del Estado cumplir la Ley dada por el Congreso de Huancayo' gue ordenaba gue los restos del General Salaverry descansaran ur, ,"pul.ro á" mármol erigido por la Nación y así se manifestó Euro"r, a lá familia Salaverry, dándole a optar entre hacer traer de que la ella que sea para pa un mausuleo o el abono de 5,000 pesos se encargue de hacer la obra. El 1o de Setiembre de 7867, el señor Felipe Santiago Salaverfy,.hizo conocbr al Ministro de Estado en el DesPacho de resGobierno y Obras Públicas la opinión de la familia SalaverrY pecto a la proPuesta que le ha hecho el Gobierno:
"He tenido el honor de recibir el apreciable oficio de Us' por el que se ,rne participa que el Supremo Gobierno me ha
u"ordudo el derecho de optar entre hacer traer de Europa un mi padre' o el abono de -uurol"o para colocar los restos de Cuando en 1859 se hu computado' los 5,000 soles que ." de esposa' he hicimos deber el cumplió por mi señora madre del que fue Gelas cenizas en el cementerio Priblico "olocu., en nirigítn recuperar idea de neral Salaverry, no sg tuvo la
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tiempo el importe de Io que había gastado, pues si bien era el Supremo Gobierno a quien correspondía honrar la memoria del hombre público, sobre la Íamiiia recaía la obligación de hacer cuanto le fuera dable a fin de satisfacer uno de sus más sagrados deberes. Sin embargo, como las víctimas de 1836 fueron orladas a una con la palma del martirio, juzgué que nada era más natural que reunir bajo una misma losa los núeve restos de los sacrificados por las armas de la conquista, y al efecto encargué al seño¡ Coronel D. ]uan A. Ugarteche, me remitiera de la ciudad de Arequipa las cenizas de los que fueron compañeros de gloria y de suplicio de mi padre. Este hecho tuvo lugar a principios del año de 1865 y nadie ignora que después de haberse preparado por mi cuenta los funerales que debían preceder a la reunión de los restos en el Cementerio nacional, ia falta de hidalguía y el temor dei general D. Juan Antonio Pezet, llegó hasta el extremo de mandar suspender la ceremonia y ordenar se retuvieran aquellos en el convento de N. P. Santo Domingo. Al presente el Gobierno de S. E. se ha dignado acordarme el derecho de escoger uno de los medios que Us. me propone en el oficio que contesto, y como veo que al fin se acerca ei momento que tanto he deseado; tengo a honra dirigirme a tJs. aceptando el espontáneo ofrecimiento del abono de los 5,000 soles; pero elios serán recibidos por mí bajo dos condicionesl la que será de mi cuenta los funerales. traslación ai Cementerio'y deposite en el monumento de los restos existentes hoy en el convento de Santo Domingo, 2a. que haré colocar en sl mausoleo las estatuas y bustos que permitan su base y las que representaián los jefes que sucumbieron con ; mi padre en el patíbulo, Por este medio se concilia el decoro del Supremo Gobierno con el decoro de la familia, y a la vez que hacen extensiva las leyes del caso a todos los sacrificados en haras de ia Patria. Digne Us. hacerlo así presente al Sr. General Presidente de la República y manifestarle que mi gratitud será eterna por haberse acordado, en medio de sus multiplicadas atenciones, de honra¡ la memoria de mi padre".
Por Resolución Suprema de 18 de Setiembre, se ordenó a la Tesorería detr Departamento de Ancash l,a entrega al señor Sala,
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LOS RESTOS DEL GE\ERAL
SALAVERRY
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verry de la suma de 5,000 soles. por haber aprobado el Gobierno "el digno uso que se propone hacer de ellos, honrando la memoria de las ilustres víctimas sacrificadas junto con el finado General Salaverry".
VII El 24 de Noviembre de 1868, e1 Congreso acordó que los restos de los |efes Miiitares fusilados en Arequip a el 16 de Febrero de 1836 fueran sepultados con honores militares y que se elevara a su ilustre memoria un Mausoleo que la perpetlrare, Tan importante Resolución Legislativa dice así: "Lima, 24 de Noviembre de i868. Excmo. Señor El Congreso ha resuelto que los restos del General Fer' nandini, los de los Coroneles Cárdenas, Carrillo, Rivas, Solar, y Valdivia; y los de los C'omandantes Mofa, Picoaga y Herrera, que fueron tr'asladados de Arequipa a esta Capital, y se hallan en el convento de Santo Domingo, sean sepultados en el ,Cementerio General, con los respectivos honores militares elevando a la ilustre rnemoria de todos e1los un rrállsoleo que la perpetue. Lo comunicamos a V. E. para su inteiigencia y cumplimiento.
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Dios guarde a V. E. - |osé Rufino Echenigue, Presidente dei Senado - luan Oviedo, Presidente de la Cámara de Diputados - Francisco Chávez, Secretario del Senado Basadre, Diputado Secretario. - Modestb Al Excrno. señor Presidente de la Repiiblica.
Al dia siguiente, el Presidente Balta puso el cúmplase a, esa Resolución Legislativa y por Resolución Suprema de lq de Febrero de 1869, autoriz' al Prefecto de Lima, a invertir hasla la cantidad de 1,000 pesos en la indicada función fúnebre".
VIIi "81 Comercio", en su edición del día 17 cie Febrero de 1869, da cuenta de la ceremonia de la traslación de los restos de los Jefes Militares fusilados en Arequipa, del Convento de Santo Domingo al Cementerio General y de las ceremonias que tuvieron lugar con ese motivol
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MERCURIo PERU:\o
"Honores Fúnebres.- Ccmo estaba anunciado, reunidas ayer a las diez de la mañana ias corporaciones en el salón de Palacio, se dirigieron al templo de Santo Domingo, donde se han oficiado, con la pompa debida ias exequias tributadas a
la memoria de los valientes fefes Fernanciini' Carrillo' Rivas Cárdenas, Moya, Picoaga, Solar, Valdivia y Herrera, que fueron ejecutados en Arequipa de orden del usurpador Santa Cruz, y cuyos restos permanecían depositados en el referido templo.
Este se hallaba suntuosamente enlutado; y un hermoso catafalco, cuya cúspide estaba sostenida por columnas y arcos ogivales, se desfacaba en el centro. Al pie de aquel, y en medio de grandes flameros, y trofeos de guerra, se veía las nueve urnas cinerarias. En la parte superior del tempio se había figurado un magnífico sepulcro, a cuyo pie estaba colocado el altar destinado para el sacrificio de la misa, en Ja que pontificq el lllmo. señor Obispo de Puno, Dr' D. I. A*brosio del Valle. La orquesta, g:ue la componía los mejores músicos que se hallan hoy entre nosotros, ejecutó, ciurante la vigilia, las piezas más variadas y a propósito para solemnizar debidamente la cemeronia. I--Ina de ellas es original del profesor Sr' White' La música de la misa cie requiem que se celebró pertenece al
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célebre Passíni.
La oración fúnebre fué pronunciada por el presbítero Dr.
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Nuñez, cuya reputación como orador es conocida del público' Nos es sensible no darle cabicla por falta de espacio. Concluída la función, los restoS fueron conducidos al cementerio, observándose etr la marcha el siguienie orden: tr-Ina mitad de caballería. {.Jna sección de artillería volante" El carro rnortuorio. Guardia cie honor. El coche de Gobierno, compietamente eniutado, y muchos coches Particulares.
la Beneficencia presidida por el sr. D. Lirrcr de La Barrera, recibió en el Cementerio los restqs, Que fueron colocados momentáneamente en la capilla, en donde dich<¡ señor dijo:
I-Jna comisión de
eñores:
Me ha cabido el honor de presidir la comisión encar$ada por la sociedad de Beneficencia para recibir los restos de
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SALAVERRY
nuestros \-aiieale> ccrr.a:::ctas que hace 33 años perdieron la vida por <ielelca: la ie::gridad de ia Nación. Era muy justo que se h:cie¡a hol¡a ¿ su memotia, col<¡caneio sus des-
pojos en un luga: cc=:3;e¡ie. La Bene{icencia se colgralula de embellecer este Cementerío con tan apreciabies cen::a-c. v se ofrece que ellas serán conservadas con el rescetc r- r,-eeeración que merecen las ilustres víctimas. Señc¡es, hagancs r-cios al Eterno por su feiiz descanso,
En seguida D. Ramón Rojas y Canas, tambi¿n leyó un sentido discurso, recordando ia virtud y el hercisno de ias ijustres víctirnas y tributanCc a la vez un voto de justicia ai Gobierno, que ha sabido colocarlas en ei iugor en que desde hace mucho tiempo debían encontrarse' Por úliimo de la capilla fueron conducidos ios restos al cuartel de Santa Ana, y depositados en e1 monttmento qlie se ve en e1 centro, hasta que se les erija. el marÉo.leo gue está de-
cretado; habiendo llevado las cintas los SS. Il'tinistro de ia Guerra, Ministro de Beneficencia, Generales Ailencle, Ii4edina, Freire, L4orcle, Bu-endia, Segura v otrcs perscnajes ncrtables",
IX A propuesta del Fresidente del Centro de Estudios l-{istÓricosMilitares del Períi, General de Brigada doir Feiipe de ia Barra, su |unta Direciiva, en sesión de 8 de Enero óe 1953, acordó nombrar una comisión formada por 1os Miembros de l'Jumero señores Contralmirante D. Manuel Nieto, que la presiciía, Doctor Pedro Ugarteche, Capitan de Fragata D' Eduardo Carrillo, Doctor D' Manuel Labarthe, Doctor D. ]osé Antonio liménez León y Señor D. César García Roseli, para que investigara en el Cementerio Presbítero Maestro el lugar en el que se encontraban sepultados
los restos del General Fernandini y de sus ilustres compañeros de armas y de sacrificio. La Junta Directiva del C. E. I{' M' P', al designar esa Comisión, no sólo cumplió un deber sino también recogió un antrrelo de la opinión púbiica, la gue desde hacía varios años seguía con el más vivo interés y muy seriamente preocupada por la suerie que podían haber corrido esos restos, las investigaciones que se hacían para encontrarlos, !:
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MERCURIO PERU.\\O
El Presidente del C. E. I-I. M. P.. Gere¡al d.e la Barra se dirigió por o{icío de 24 d.c Enero de 1953 al señor Presidente del D,irectorio de la Sociedad de Beneficencia Púbitca de Lima, Dcctor D. Eleodoro Romero Romaña, info¡mándode del nombramienlcr de la Com.isión y solicitándole ordenara se le prestaran tocias las facilidades necesa¡ias para el mejor cumplimiento de ia importan-
vt
te labor que se le había encomendado. El Presidente del Directorio de la Sociedad de Beneficencia Pública de Lima doctor Romero, o¡denó inmediatamente que se le dieran a la Comisión todas las facilidades que solicitara y los funcionarios de ia Institución, tanto los de la oficina del Archio como Ios del Cement'ório no sólo curnplieron esa orden, sino que se esrneraron en colaborar con la Comisión en forma tal que comprometieron su reconocimiento. Por encargo de la Comisión, revise personairnente en el Archivo de la Beneficencia, los siguientes libros: Registros e informes Copiador de Resoluciones Dec¡etos de ia Dirección Copiador de Notas e Informes Indice de Acue¡dos de |untas Generales Toma de razón d.e Particulares
,,:',',
Ministerios Iunta Particular i\ilinisterios Notas e trnspectores
Establecimientos Acuerdos de |unta Permanente
I-ibro de Contaduría Protocolo de Expedientes de N4esa de Fartes
1869/74 1875/81
1875/87 1867 /7 t 18? 1 1869 /7 t
1869/72 868 1872 1
1866/69 1
870
1862/68 1 880/Be 1868/72
sin encontrar en ninguno de ellos dato alguno que arrojara ia fnenor luz sobre el lugar al que fueron trasladados los restos del
General Fernandini y de sus compañeros cuando fueron retirados del rnonumento que existió en el centro del Cuartel Santa Ana en el que fueron depositados provisionalnente, al ser vendido sse terreno al Doctor D. Francisco García Calderón, quien lo adquirió por encargo de la familia Goyeneche para construir en él su mausoleo.
La investigación lue Ia Comisión realizl en el Cementerio General no fub tampoco menos minuciosa ni más afortunada.
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LOS RESTOS DEL GE\ERAL SALAVERRY
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Fueron abiertas y examinadas cerca de cien tumbas que por ¡:recer de inscripción se creyó que podían"guardar los restos pr* :'Jes que la Comisión buscaba con tanto interés y devoción pa=-ó:ica.
También se realizaron investigaciones en variqs mausoleos. Finalmente, se hizo una excavación de varios metros de pro:::'didad delante del mausoleo de1 General Salaverry, la que tam:'cco dio ¡esultado alguno. La labor de la Comisión duró más de tres meses y en el cum:ij¡iento del encargo recibido ella no omitió esfuerzo de ninguna :-ase.
Con posterioridad a las investigaciones de la Comisión y en -;:sta de sus resultados, el C. E. H. M. P., colocó a principios d.el r:esente año una hermosa placa de bronce en el mausoleo dei Ge:¿ral Salaverry que contiene los nornbres de los heroicos Jefes, compañeros suyos de infortunio y de gloria y el homenaje que la Irstitución rinde a su memoria. t
X Fue para mí un honor el habe¡ sido desrgnado por el PreE. H. M. P., General cie la Barra pará formar parte de la Comisión encargada de buscar ios restos del General Ferrandini y de sus ilustres compañeros y lariento profundamente- el gue sus esfuerzos no tuvieran éxito, por 1o que eses restos próceres significan para todos los peruanos y porque fue rni abuelo el Co¡onel don |uan Antonio Ugarteche, quien como her¡ros visto se encargó de organizar su traslado de Areguipa a Lima, años después de haber traído personalmente desde esa ciudad los restos del General don Felipe Santiago Salaverry, en atención al muy honroso encargo que recibiera de la señora doña fuan P&ez de Salaverry y de sus hijos y que él cumpliera con la mayor solicitud y desiciente del C.
sinterés.
El Coronel don |uan Antonio de Ugarteche y Posadas, nació en la ciudad de Salta (Rep. Argentina) en donde su padre era Teniente C'oronel de ias Milicias del Rey y murió en Valparaíso (Chile) en 1871. En 1828 y en 1839 aparece citado en forma muy honrosa en los partes de las batallas de Tarqui y de Yungay. Fue miembro del tribunal de la Acordada, Presidente del Consejo de Ministros durante la Campaña de la Restauración de 1865 y Comandante General de Artillería el glorioso 2 óe Mayo ée 1866.
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Los historiadores más notables d¿ e.: i:::: c:ilo don lv[a. ri:riro Felipe Faz Soldán, el Generai lrl::.-i..1::- i¡ii Ncin¿sio Vargas, Bilbao. ei Dean Valdivia, recueij.::- ¿: -.':-:r:s pasajes de sus obras su actuación distinguida,v oes,ac.ia ¿r iir.rportanies acontecimientos políticos y militares, Su r:::i:: -:¡u:a el cl Diccionario de |uan Dcmingo Corlez. R.aúi Porras Barrene:hea en su estuiic sc¡bre dcr Felipe Pardr: y Aliaga refiere un gestó noble y virii suyo en deiensa dei distinguido escritcr que se encontraba auselite del país '¿ la polémica que con ese motivo sostuvo con el Co¡onei Sof{ia en "El Comercio" rtre Lima. Gobernantes del Perú como el Ge'neral Gamar¡a y e1 Genelatr Echenique lo.recueldan con distinción y alecto el1 sll correspon-
y en s!1s memorias, Y el distinguido escritor chileno don Benja¡nin Vicuña
dencia
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ckena en su libro "Diez rneses de Misión Drplonática", al recordar su visita ai Caia¡earnento del Ejército cie 1a F.esta¡.rración" estabie. cido en Chincha Alta, en 1865, nos ofrece la siguierrte semblarza suya.
"El tercero y último ministro, q ie io era dc la guerra, coroilel lJgarteche padre político dei Presidente FraCo, iro tenía,más significación que la de su fama de probc y valiente. Fue esle aquel mismo jefe que al subir al Pan áe Az'3car en la rnañana del 20 de enero de 1839, se apeó de la mala rnula que montaba y derribándola de un balazo, di¡o con calma esioica '-"LJo necesito bestial si nos vencen, yo no sz arranlar; si triunfatros tendrá meior montura"i y subió al cerro con el denuedo de un héroe de 1a antigüedad-. Este rasgo pinta a un soldado de cueri¡o entero, Por 1o demás el Coronel Ugarteche, é1 mismo que acaba de sofccar ia rebelión de :\rica, es un inglÉs ccn la sola diferencia quc no ha nacido en Inglaterra sino en Salta. No habla ei idicrna de Shekespeare, pero no habla tampoco ei españoi ni ningún iriíom¿r porgue iamás habla. VIenos locuaz gue el general Grant, cuya mayor arenga ha sido "de cincuenta y siete palabras" tiene de común con el de ser ambos insignes fumadores. Fero en cambio, si habla poco, oye menos, pues padece una enfermedad tenaz áe sordera, la que no impedía que su hilo politico oyese por él en ios consejos todo 1o necesario y conveniente. Nosotrcs rnerecimos ia benévola amistad de aquel benémito jeie' de1 que no se cuenta una sola desiealtad, un solo desvio en la senda ie ia honra, y ie prcfesamos ei más sincero afecto.
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LOS RESTOS DEL GENERAL SALAVERRY
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E¡a además padre de hi¡as adorables, una de las gue, y acaso ¡r !Ér bella, es la joven espos del ex'dictado-r del Perú. A nuestro rf¡cso de los Esfados Unidos lo enccntramos. de'nuevo en Lima q¡rnple particular, y todos nos contaban que en ese misrno 6 c¡rfuúcr había sido uno de los héroes más conspicuos del Dos de llr1ro. Du¡ante todo el combate se mantuvo de lie sobre urlo de b rednctos, descubierto como un bastión al fuego enemigo, y todo ¡l r¡"¡po fumando y sin hablar una palabra".
LAS
PRE,TEryS/O,ry¿'S
DE L 1
ITFAT¡TA
g'Al l¿,nrcr¿ Jo¿QUIltA DE BoRBot't
EL PERU (lgo7'180e) tror ARMA¡üDO NIETC \-ELEZ
T¡I trasladodelafarniliareaiportuguesaalBrasilylaactivi' Cariota flr;; *or"g"¿" desde Río de Janeiro por ia Infanta político en los
¿" Éor[0,, plantearon un serio probiema española' Virreinatos al ocurrir la crisis rnonárquica la Infanta VII' Como hermana ;;t"t de Fetnanáo
louqrrirru
pretendía
arnericanas mientras duresguardar bajo su *u"i" las provincias Perc sus bien Penínsutra' la 1¿sg¡ las anormales circunstancias de fracaso en la ernbarg?' sin
proliectos resultaron, ;;;;"jos Y" entre elias; ia forma ;;t;;;;;, ;;iti" . diversas causas;
impolítica
.on q,r* fueron conducidas'
ias Cortes' en 1789' ia ley sálica'' De no haberse J"'"gudo por 'alegar <ierechos al trono' Y etr h¿cho ,ro hub;"ru podido iu i"á"t" parientes- sometida de n<¡. hallarse -cofilo sus demás cercanos a sus pretensiones' a Bonapart e, patecia otorgar más fuerza con un apoyo vaiioso: contaba Carlota Do¡á En esta empresa trabía llegado a Río de el del Almirante Sir Sya*"y Smith' quien la Estación Nar-al británica' Taneiro como Cotnandante án iefe de ui Embaiador de su país' Vizconcle :i:;;;";;;;'-;"'.' a Embajador- tenía por la Inra'ta E.t'llffi;: d;;,h "gran claridad de inteliuna romántlca devociá f n"iu 9." "jjt entre el ]efe qencra y nobleza Jt"""'í"tt""to'"'' Tal vinculación referirnos f:uerza-a la por lleva naval inglé. y Dona Carlota nos británica' intervención la de aunque ."u ,o*"tu*""t" tl sentido antagónicas' ;;;; de la cual hay dos versiones cie Abascaf insinúa que La primera, q"" iluy" d9 i3 Memoria de favorecer sus deseoso d G;b";; de Su Malestad Británica' mercados sudios propios intereses comerciales y de conquistar español)' monopolio poo americanos (q"" l" "'tubu" "edudos "l y viabies las más la Infanta corno apoyaba las preteJsi"""t ¿"
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eficaces. r Larta de Smith a Pole' 26 set' 1808' citada (l-onires' t952i ' P' 2-i' Liberatíon it¡ ioutl, A,rr"r;ra
por fd'
A'
f{umphreys'
LAS FRETEI.JSICNES DE L-\ ]\FANTA CARLOTA JOAQUINA 385
Otra interpretación ,_la del Profesor inglés R' A. Humphreys* ;onsidera gue no hubo, en realidad, intervención ofic¡al británica a Íavor de Carlota; que ias insistentes gestiones' del Almirante S=ith no representaban la genuina voluntad del Gobierno, sino c-.;e por el contrario, se hicieron al margen de las directivas pa::ccinadas por ei Embajador Strangford. En la colrespondencia ofícial, la postura inglesa, respecto de -:s dominios españoles, había dacio un brusco giro a taiz de la :::i-asión napoleónica, Inglaterra. hasta ayer enemiga de España, ¿runcia su decisión de ponerse a su lado cofltra el peligro fran-és. El Ministro de Guerra Castlereagh hablaba de proteger a las cclonias "contra los planes del enemigo común"'z. Y el Ministro .j.¿ Reiaciones Exteriores Canning, afirmaba que Inglaterra no fo3. -entaría ningún designio hostil a las colonias españolas Pero surgen las complicaciones cuando Strangford interpreta que apoyar a Doña Carlota equivaldlía a lomentar esta clase de Jesignios. Por tanto, se ptrantea una incoqpatibilidad prácfica entre los planes carlotinos y los intereses peninsuiares en América" Por su parte algunos patriotas bonaerenses "( Chambo, Belgrano, Castelii, Rodríguez Peña, etc.) piensan que la vinculación con la Infanta puede servirles como un paso previo y decisivo hacia la iibertad que anhelan. Entusiasrnada con sus colaboradores, Cariota ]oaquina trabaja {irmemente por hacer posible su coronación. A tal punto no vió Ingtraterra con buenos ojos estos ajetreos cronarquizantes, que Strangford preparó una enárgica 1eplesentación a su Ministro Canning, quejándose de las continuas y desautarizadas intervenciones de Sir Sydney Smith. Y esta tensión culrninó en forma dramática en nteÍzo cie 1809, al destituir el Gobierno inglés al Aimirante Smith y nornbrar en su lugar al Almirante De CÁlrtcy. Tuvo, en adelante, e1 Embajador que emoeñarse en desvanecer las sospechas que la conducta de Srnith había provocado. Tuvo que asegurar que, su país nunca prornovería ningún proyecto que ofendiera la integridad o ei honor de la nación española ni a' ningún otro plan en beneficio de un Estado extranjero Admitiendo que Inglaterra deseaba con vehemencia abrirse sus mercados en Arnérica, es preciso feconocer que eSoS designios no se reaiizaron en convivencia con los de la Infanta. La destitución de Smith significó para la Infanta un fuerte golpe, pues desaparecía de ia escena su más efectivo aliado' Carta a Sydney Smith, 4 ago. i808, cit. por Flumphreys, p. 2i. Carta a Strangford. 2 sct. i8C8. ibidem. Carta de Strangford a Elío, 11 ago. 1808, ibid., p. 31'
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MERCURIO PERU.]NC
No vacila Abascal en considerar ei r-iaje de los Príncipes al Brasil como uno de los acontecimientos más notables, y acaso como el más peligroso, no sólo para slr gobier:lc. sino aún para la existencia misma de los dominios españolas ;. Y es que, en su concepto, Inglaterra ftataba de penetrar en 1as colonias al amparc de su alianza con Portugal, "con la más funesta devastación de nuestros intereses". Identificados de esta manera "carlotismo" y "penetración extranjera", f.ac¡l resulta imaginar la respuesta de Abascal ante una inegerencia que se le presentaba imprevistamente, ya en forma de papeles remitidos desde Río de ]aneiro, ya en forma de enviados especiales. "Al mes de haberse hecho la proclamación de Fernando 7q en esta Capital esto es, en noviembre de 1808 -reiat-a el virreyse inundó esta y muchas Ciudades del Reyno, de Cartas escritas a nombre de la Infanta Doña Ca¡lota toaquina Regenta de Po¡tugal animando a este Gobierno, Audiencia, Arzobispo, Obispos, Cabiliios y muchc- particuiares a mantener la obediencia a su Padre desentendiéndose de la abdicación que había hecho en el Primogénito" 6. Hay, como se advierte desde ahora, una falla fundamental en estos papeples y es que la Infanta parece ignorar que el Rey de España es su hermano Fernando, no su padre Carios IV. Grueso error de información, que abre paso *en lectores avisados- a la sospecha sobre las verdaderas intenciones de Doña Carlota. Fero esto no fué sino el preludio del fracaso. Simultáneamente con la remisión de las cartas a que se refiere el Virrey, Doña Carlota envía un agente especial a las costas del Pacífico para gestionar el apoyo de los gobernadores de los reinos de Chile y Perú. Con este fin escoge la kagata mercante inglesa "Higginson.Senior", áe 363 toneladas, artillada con veinte cañones y con una tripulación de cincuenta hombres. La delicada misión diplomática fué encomendada personalmente a Monseiur Federico Douling, nombrado correo de gabinete, guien debía entregar a las autoridades varios documentos, entre los cuales citaremos: 1) "iusta reclamación" de Carlota Joaquina y Pedro Carlos de Borbón al Príncipe Regente de Portugal. Deciara que es su propósito conservar y defender la autoridad de su hermano, para lo cual precisa del auxilio del Regente portugués y de las u
Jcs.e Farnando
de Abascal. Memoría cie Gobierno 18A6'1816, i, Seviila,
1944, p. a77.
6
Ibíd.,
I, p.48i.
Ib;;ffi*:'^
L,AS PRETENSIONES DE
L.f :ti:.\\TA CARLOTA JOAeI-IINA 387
::erzas marítimas de "nuest¡o fue¡te y poderoso aliado el Rey de ,: Gran Bretaña" ?. 2) Respuesla de su Alteza Real, dada en el :-:smo día y lugar de la Recianación. Cfrece su ayuda y confia .: que los españoles americanos unirán sus recursos para la co::n Iinalidad 8. 3) Manifiesto de carlota |oaquina a los vasallos :::e¡icanos. Este importante documento es también del 19 de
a:csto. Alude a los planes de Napcieón, que quiere irnplanfar ei s:s:¿ina de Ia monarquía universal y destruir Ia casa de Eorbón. -irte ios sucesos de Bayona la Infanta díce sentirse obrigad.a a l--acer las veces de Jos monarcas españoles "corno la próxima re::esentante suya en este continente de América". Afirma gue es :::la la abciicación de su padre en Bonaparte y ruega a los gober:antes proseguir en el recto mando de ios dominios "hasta que ::i rnuy amado primo, el infante don Pedro Carlos, u otra persona ,-:gue entre vosotros autorizado interinamente para arreglar 10s :suntos del gobiern.". Y en el último párrafo ordena que el *a:rfiesto se difunda para gue ei pueblo conozca'los derechos d.e la Infaota y su firme resolución de manterlos inviorabres e. 4) Mariliesto de Feclro Carlos, de menos importancia gue ios papeles antericres; repite los usados términos de fidelidad a la monarquía españoia y condenación de Bonaparte. Además de estos encargos, de índole propiamente política, Douling estaba autoúzado para conducir diversos productos (,,géneros, frutos y efectos sin excepción aiguna") desde Rio de |aneiro a Concepción, Valparaíso, Arica, el Callao y Guayaquil, y venderlos o carnbiarlos por oro, plata, frutos y demás producciones locales, con la exigencia de cobrar los derechos iorrespondientes y acostumbrados 10.
z Texto ínteg¡o en Amunategui, La Crónica de 1810, \1, p. 339-43. B Texto íntegrc, A^munategui, Ibid., p. 344-45. ii "Manifiesto dirigido a los fieies vasallos de su Ma jestad Catóiica eI Rey de las Españas e Indias pcr su Alteza Real Doña Carlota ]oaquina, InIanta cie España. Princesa de Poriugal y Brasil". Río de ]aneiro, 19 ago. 1808, I extc infegi-o cn Arnunategui. Ibíd.. p. :4i-348. 10 Esta unilateral licencia nercantil estaba respaldada por una carta de recomendación de Dcña Carlcta para que se perrnitiese al sobrecargo vender cuanto traía en ia fragata; par una carta cel Almirante smith., solicitando la apertura de los puertos de estos reinos al comercio directo con Inglaterra; y por rina carta dirigida expresamente al Virrey dei Perú, de Fernando |osé de Fortugal, secreta¡io de ia Infanta, recomendando estos asuntos a título de amistac gue los unía a Abascal desde qr.re éste pasó por Río en su viaje a Lima.
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]\{ERCURIO PERU.\\{
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El valor del cargamento estribado asc¿:-i:a -según los cólcuIos de Abascal- a un rnillón de pesos. Pertrechada de esta manera, la Higgi:rson-Senior, al mancio del capitán Sinclair Halerow (o Haiesns) ". salió de Rio de |aneiro el 24 de setiembre y llegó a Valparaíso el 16 de noviembre. Douling viajó en compañía del Teniente Dorningo Reyes hasta Santiagc,, para hacer entrega de los documentos. Leidos en el seno de la Audiencia causaron más disgustos que placer (Sesión ó,e\ 23 de noviembre), aunque se ha dicho también que el Presidente Francisco Antonio García Carrasco era fervoroso de las ideas carlotinas. Esto, sin eiuda, fué una hábil invención de los activos criollos insurgentes. Divulgada más tarde tra especie de que Garcia Carrasco había acogido con satisfacción los pliegos, se produjo cierta alarma en la capital, temerosa de gue el principai magistrado de Chlle se conviertiera en cómplice de las pretensiones cariotinas. Así Io entendió el Cabildo de Santiago, cuando, en carta al Rey, de 21 de Julio de i810, expresaba tra creencia general de que Carrasco quería entregar el reino al dominio de los portugueses, hipótesis reÍorzaóa con las señaies áe kisteza y abatimiento q'.re -dicen* se advertia en él cada vez glJe llegaba noticias felices de la metrójroli 1:. La permanencia de Douling en Chile se extendió hasta los primeros días de diciembre. Y si bien pudo dar trárnite a las cartas de sus augustos mendantes, algunas de las cuaies estai¡an dirigidas al Pdte. y Tribunaies del Cuzco, no consiguió dar salicia a su cárgamento de productos, por venir éstos bajo bandera británica. Y con tal ceio cuidó cie este punto el Gobernador de Vaiparaíso Joaquín de Alós, que, por orden suya, un oficial español hacía guardia y pasaba ia noche a bordo de la fragata para evitar todo desorden y fraude. Hasta el mornento, el viaje del correo de gabinete no reqistra ningún provecho positivo para la Frincesa del Erasitr. Respuestas corteses y diplomáticas, pero gue evitaban el menor compi:orniso para con elia. Prosiguió la Higginson.Senior rumbo al norte, hacja el Vi. rreinato del Perú, su úitima espetanza. Como se ha dicho, no eta Douling el primero en llevar noticias de la Corte del Brasil; ya en Lima circulaban por el mes de noviernbre cartas y proclarnas, donde 1a En ios documentos publicados por lledina se registarn estas dos formas diversas. CDÍFICI-i, XXV, p. 141 \' I +'1. 12 Carta priblicada por l"ledi¡a, XXV, p. 1s3-i.s4.
óuncu,
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las autoridades leían que 1a liia-ta consideraba aún como monarca a su padre Ca¡los I\'-. Abascai e.:imaba que éste era un punto de
vista inadrnisible. En efecio. s: r-a Fernando VII había sido proclamado y jurado como Rev oe España e Indias, ¿cómo, en virtud de qué, Fernando no resultaba ¡ionarca? Fuese ignorancia o attevimiento, ia declaración era inaceptable. Y la indignación del Virrey subía de punto ai lee¡ aqueiio de "hasta que mi amado priilc el infante don Pedro Carlos llegue entre vosotros autorizado para arreglar 1os asuntos del gobierno". Sobre negar una ¡eaiidad, la juicio del Virrey- osaba efectuar una intervención Princesa
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impertinente 13. Y es en este ambiente de marcada prevención, creado por ia misma Carloia Joaqlina, en el cuai aparEce Federico Douling.
El arribo de la fragata Higginson'Senior al Callao " deilió rie acaecer a fines de diciembre de i808 o bien en ios primeros días cie enero de 1809. Como no se pusiergn trabasoa su desembarco, Douling creyó ser éste un brLen augurio. Fero su optismismo -si 1o tuvo- disipóse apenas llegó a presencia del Virrey, que le hizo un frío recibimiento. Y es que Abascal, comprendiendo desde el prirner nlomento Io irregular de ias solicitudes del inglés, no pudo, dado su carácter, adoptar otra actitud. Negóse de plano a aceptar sus instancias, con respeto pero con energía, Y así, tanto por escríto como cic paiabra, las cartas de la Princesa encontraron en e1 Virrey una respuesta adecuada, notable por su altivez, pero que correspondía prccisamente ai tono imperativo de aquéilas. "Aprovechando esta oportunidad de indicarle mis obligaciones, hice presente a la Señora Infanta que nunca podrían ser mayores las de un súbdito fiel y celoso de los intereses de su Amo, que en la ausencia de éste, como acontecía en el caso presente de que Fernando VIi que ir: era mío, y a quien legítimamente habíamos jurado, no podía reconocer, mientras viviere, ot¡a autoridad que la suya, sin hacerme responsable del Mayor Crimen" 15. 13 A más abundamiento, este P¿dro Carlos cie Borbón y Beira, hijo de un hermano de Ca¡1os IV, fue siempre enemigo declarado de los españoies en "A,mérica, y sus condicione:-r no eran idóneas para ei gobierno, como su misrca prima 1o lamenta. Falleció en 151?. {Véase juliir Mq Rubio, cp. cit., p. 19. 14 El libro de Rubio, irnprescindible por tantos conceptos para el estudio de1 carlotismo, no trae noticias sobre la misión de F. Douling. Tampoco los autores peruanos informan ilcerca de la liegada de Ia fragata y de las gestiones del
sobrecargo.
15 Memoria de Gobierno, l, p.
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482-3.
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I,TERCURIO PERUA\C
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La negativa no arrendró al tenaz e:li-:ajo -h¡itánico' mÉs lo animó a insistir,'primero con ofrecimientos cc: fin con altaneras g¿{¿ r'e; más y habría amenazas. La <iiscusión iba acalorándose no hubiera ordenado Virrerllegado a extremos de violencia si el al sobrecargo que se retirara inmediatamente a bordo' de grado o por Íuerza. Ante tan cerrada oposición no le quedaba al desafortunado Douling sino un último recurso: la Real Audiencia' A ella apeió desde el lugar en gue se mantuvo oculto' Entretanto, la nave continuaba en el puertc' y ias gentes ante el espectáculo insóiito de ver en el Caliao una bandera inglesa' telian las más variadas conjeturas acerca ciel éxito de ia misión' Sonreveladoraslasfrasesdeuncometeianle,valiosasadernás por traslucirse en ellas ia opi;rión dei hombre común: .,Ene]díatenemosaquíunFariamentariotrngiés'rrra-ndado Portuoal' pidiendo -cue pcr las bt'enas noti"*'1"'C"tioiP¿" qu" conducía de la peninsuia se ie concediese la venta ce ii* ior-"iu.to. q,r" .o.,du.e, de Chile fue,despachado e1 ,Buque variedac sobre ,i" u¿rnifirt"'tu *li.it"d, y aquí se habla con el referido haila se ciías hace la,-p"át o é1,'J" ;i;"- c";.;;;; 1o' B.t;;;;;l pi''*iá, v es ál'motivc por que se habla de é1" La Audiencia demostrÓ, en el caso Douling' que era un cuerpo sino con criterio independiente, pues no sólo admitió la apelación vezli' tercera por hasÉa Virrey que pidió los autos al Invariable en sus respuestas, negóse Abascal sistemáticamenun asunto fe a entregar el expediente' adueiendo que se trataba de era Virrey é1 como Juez Privaiivo de gobierno y que, por último, de Extranjeros. Perdió así toda €speranza el emisario ingtrés' Retiracio a tra pasaporte p¿ra fuagata, cuidó el gobierno de Lima de proveerle de gue perentoriarrrente ,"g".".u, a Río de }aneiro' no sin advertírsele 16 La carta está
fechada
el 7
cle enero
de
1809
y diligida a otro
comer'
copiador' perteneciente al ciante, Blas Sanz Pérez. Se halla en un cuaderllo que hoy se conserva Osrna' y Agüero Riva la archivo particular de ]osé de Riv;-Agücro' Instituto cl en ---c*'".aAbasca1tácitamerrteestaactítudceloscidorcsalconsiderar admitir ia apelación' 1o fue mucho más en leno es síntorna querir lcs autcs ¡rcr tres vcces' Pero se ve bien que tal actitud una ccpia, existia Nacional Bibiioteca antigua ia En precisamente de áebilidad. Audiencia de a la dirigió Princesa que la carta 1a de clestruída, hoi' s"gura-"nte que si
la Audiencia fue
débi1 en
Lima(Riodelaneiro,ildeL{avoie1E09'Referenciaen:VargasUgarte'E21" 194C). p. 129, Ns nlanusccfos p.ruuro, é,e Ia Bíbliaiece .lJaclonaf, (I.ima,
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391 ].+ ]\F¡.\TA CARLO'}'A JOAQUiNA '! sería apresado de "hallarse en Éuestras costas o en demanda de ellas" tE. Con cierta ironía apunta Abascal que eso, y ordenar no fuera molestada la fragata por ningún corsario español mientras se fidotuviese en buen rumbo, e¡a 1o nás que podía hacer en obsequio a ias recomendaciones de Doña Carlota; ya que, por el solo hecho de recalar el buque en el Callao debió apresársele de acuerdo a las leyes marítimas vigentes. En su salida del puerto, la Higginson'Senior fué escoltada por dos ianchas cañonetas 1e. Al ente¡arse Doña Carlota de la {irme negatíva de Abascai a sus pretensiones, indignóse grandemente, no vacilando ya en ax\7" sar injustamente al Virrey ante las autoridades peninsulares. Estas imputaciones, en ias que desahogó su despecho, há1lanse en una carta dirigida ai Presidente y Vocales de la ]unta Central, y 11egan hasta pedir la destitución 'o. "La conducta de este Virrey .-l¿5 escribe- no parece ser bastante arreglada y Suando no sea por otra cosa que por la negligencia con gue mira las funciones de su Ministerio dejándolas todas al venal capricho de su Secretario Simón Rábago, sería muy conveniente a las justas intenciones de mi Herrnano Fernando, a las Vuestras, y a los deseos de los trrabitantes de sana intención de Lima, el gue fuese relevado de su efll" pleoo y tornada la más exacta residencia de todo el Éiernpo de su administración, residencia que iguaimente debe recaer scbre etr expresado Secretario cuya siniestra conducta califcan los hechos constantes que por varios recursos se os habrán representado". No está libre de pasión esta página de Carlota ]oaquina' im' pregna toda ella un espíritu de animosidad contra quien no aceptÓ sus Planes. LAS PRETENSIO\-S
Analizando ahora desde un punto de vista objetivo las gestiones de Doña carlota, hallamos -entre las posibles lazones de su 18 Memoria de Gobierno, l. p. 483'484. 1s .,La experiencia adquirida en este negocio, que tanto me había dado gue hacer, me sirvió para no pefmitir bajar a tierra Yndiv'iduo alguno de la iripulación de otro Buque de la propia Nación que arribó al Callao muy pocos díás después cle la salida de aquella" (Abascal, Memoria, tomo I' p' 484)' EI histórico rechazo de Abascal está confirmado por documentos de su propio archivo y de1 de Indias, revisados por FernandoDiaz Venteo unaminuta de cartaa Jovellanos (1.4 marzo 1810) y un oficío a Martín de Garay' 20 Río de Janeiro, 15 de julio de 1809. En ei Arch. Hist. Nac. de Madrid.
Trascrita por J. M. Rubio, op' cit,, p. 223'225,
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IvIERCURIO PERUA\a
fracaso en el Perú- causas inherentes a ics :.r:::os documentos, y causas derivadas de las circunstancias. En primer término, obsérvase por ei \liniiresto del 19 de agosto que la Princesa ignoraba la abdicación de AranjüeZ pro. ducida cinco rneses antes. Considerar rey' a Carlos IV y no a Fernando VII fué en Bonaparte una meclicia poiitica que le sugería su ingénita astucia, pero en la Infanta fué un desgraciado error de información, fuente de muy justificados recelos 21. Cuando quiso subsanarlo, en el mes de diciembre, la recti{icación a más de tardía resultó contraproducente. El manifesto citado indica también que Pedro Carlos de Borbón y Braganza hab,ría de venir a "arreglr ios asuntos de gobierno", Esta singular designación, por lo mismo gue {según clice lulián Ma. Rubio) no correspondía a Ia voluntad de Carlota, sin<,. que fué impuesta por la cama¡iila portuguesa de Souza Coutinho, era evidentemente otra falla drplomática, Pero la anomáiía de más entidad que encontramos consistió, sin duda, en la falta de coordinación entre ia P¡incesa y tras autoridades peninsulares que gobernaban en nombre de Fernancio VII y que ya estaban sienclo oficialmente reconocidas aun en la misma Europa. Debi¿ reparar la trnfanta en que existía un víncuio muy fuerte entre las colonias y España, y que cualquier negociación que no contara con la metrópoli adolecía de un vicio silstancial. Hasta iulián Ma. Rubio, el más fervoroso panegirista cie 1a Inlanta, tiene que admitir este error de procedimiento: "'debió parecerles (a Ios españoles)Jna usurpación - 1o que pretendía -dice alegaba no podía ejerdoña Cariota, pues los der¿chc¡s gue ésta cerlos sin estar previamente reconocidos, por ei gobierno español y éste no había dado su consentimiento ni nada había autorizado" (p.50-51). Razón decisiva, por la cual la actuación de Doña Carlota ]oaquina carecía de una base firme. Así se explica que cuandcr la ]unta Central de Sevilla tuvo conocimiento de estas gestiones, la desaprobación fué unánime. Y cuando la Princesa buscó el reconocimiento de sus derechos, ya también era muy tarde. El fracaso tuvo, pues, sus gérmenes en la gestión en sí rnisma, pero sobre todo, ha de atribuirse a Ia actitud decidida del Virre;' Abascal, quien sentía una obsesiva prevención contra todo 1o extranjero" Y efectivamente, tanto el obietivo político como el mer., 21 Abascal contestó a Carlota 1o rrismo qrre había contestado el Cabildo de Buenos Aires (i3 setiembra): cue. jurado Fernando VII, por ninqún motivo dirigiría su ficielidad a otra persona.
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,! -.1. :t::'r-\TA CARLOTA JoAQUINA LAS PRETENSTO\ES :=
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era :¿'''eiaban 1a intervención que cantil de la misión Do:':13 tecíazart' ' ::eciso 1^- pretenslo-¡ora -:^ --'-'Ñ""';;;-p,u"bu' corcl:vei:¿s para- afirmar que las impe' :espondían a la inspiración res de Doña Carlotu Jouqultu tenían nor y ?u" rialista de la Regencia poriuli?sa'finalidlf nuevos soberanosl" a América ltt" d" ''hacer pasar" el ¿"**lt sll¿5 que qu.e ocurrió {ué -coincomo sospechaba aUltt"f "' lo. se vieron empeYltreymismo del las .t;;;,;; en el {ondo con señaladas' ñadas por las causas y concausas. Delamismu^unL,u,noresultaseriocalificardesubversivos que simpatizaban con la Prina tocios ros americanos y españores .lgu" llu*rndo "cariotinos" --en concesa. No obstante, i-or'.. quienes se entusiasrnaÍon con ios iraposición a "Fidelistas"- a un aálisis sereno' e1 nornbre planes de aquélla' Pero' dentro de la connotación sospechosa c1e antaño' de "carlotino" "" i;; de traición y desletaltarlcuando bastaba ei epíteto -sinónimo destituir b-ulliciosamcilte a f uncionarior para desacreditar ;- ; recurso a 1os criollos de La Piata' virreinales. Dió resultado este Idén' de la Audiencia' I-eón Pizarro' q',re derribaron al P;;;;";; de Santiago de tarde el Cabildo tico procedimiento t"n*tit -us hubct Cbispo hasta Y Carrasco' Chile con P'"tliá"t" Gu";^ "1 de Charcas-' gve vió comenzar Moxó' *como Benito M;; de .". O""tftaades al ser tiidado de cariotino' y mocierada' la de iosé de ia llna interpretacíón más certera asendereado carlotinismo ic tan Riva-Agüero sosti""e qt'" el y otros *y efilre éstos no se incluye Baquí;'ano, Goyeneche' MoxO desear más le1ts-' se reducia 'a s^ Y*^*---" ^,rianeq ^.,,rntublt ;;;1*;";" col¿s de po:. el moiento la quietud que la Infanta tu'"lit't'ilu ia ni unión con la corona portuguesa lonias sin admitír por eso la traición a Fernando VII'n' un propio.con ia noticia,de-tiT:::::1":; "d;";. ff: ," iin,Ii.l"' : ;il:. :";:' ;"*" " il::":: ;'::i,.::"':"*::n.': -¿YT:. reF",*:'Tt1':":r:'ff :'#l' o''' ñioo' r'o'.¡ "' L ;, l" dato este duda s¡n 417)' p' ":,:'# i'": lülhli'i'á"Ji"",ll"o"'".n'..';::.:::l'-,: plevención antibritánica'
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blica, I, p. I\'\2)' 't-In libro del n . :^ r p' za¡ "rt¡ iihro dei 24 Por 1a VerJad, la Tradición y 1a Patria ' l' ^ 367" Rubén Vargas Ugarte"'
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MERCURIO
Y ésa quizá sea la conclusión más ar¿::j:ble a que pod.emos ilegar: 1o que se conoce como "carlotisrno" c carlotinismo" no equivale necesariamente a una quiebra de la oriodoxia fidelista. Frdelismo y carlotismo no son por fuerza doct¡inas inconciliables, puesto que en el fondo de una y otra latía una misma intención. Ahora bien; esta afirmación no nos puede jler-ar a*d.esconocer fo que efectivamente hubo de apresurado, de incportuno, de anómalo, en la conducción de las gestiones de Carloia |oaquina. y esto; 10 apresurado, lo inoportuno, lo anómalo, que hirió de modo insanable la buena fe de muchos, hizo que "carlotismo" viniera a ser sinónimo de traición y de infidehdad.
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NOTAS NTIET/OS FINALISTAS
DEL PREMIO CABOTIN 1959
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EL BERNANOS, UN CATOLICO EN LA LUCH'4 CONTRA FARISEISMO
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Por ABELARDO OQUtrNDO
La lucha contra el fariseísr¡o es un vértice común a
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quiánes' dentro de la
al hombre consigo mismo' rnovela actual, ponen su ma-vor inierés eh enfrentar la falsedad puede iluscontra ¡ebelión esta en católicos El papel de los autores tfalseconlasobrasdeBernanos,MauriacoGrahamGreene,identificables ilentro de esta tendencia. en 1a alejado de esa literatura religiosa preservativa y ñoña
Nada más sobre un mal que que el bien goza cle un triunfo predeterminado y constante santidad es un ¡naravillola que la en parciaímente' y temor se ,"pr".untu-con (un reino al que cues,o ,"iro de paz al qué una gracia omnipotente protege, es clerto' p-ero para guardia' en síempre y áotd" hay que mantenerse ta llegar ".orrqrrirta que observar)'
defensa hay un código concreto e inequívoco mal convennáa mas alejado de la imagen de la blanda bondad' del bien y e1 de Bernadesgarrados personajes "edificante", gue 1os .iorrul.r, de ía santidacl que 1os insatisfechos pecanos, gue los apasionadcs y vacilantes de - ir4auriac' Greene' Graham de novelas las de dores súbitamente iluminaJos tural' En .Los grandes cementerios bajo Ia luna' en el Díatio de un cura conso' Las en o Alegría y La en Bajo "ot d" Satán, y en Ílonsietir Quine, "I de 1os sanlos coIacionls del Espírítu Sanfo, Bernanos ha descubierto el alma
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mounCa]npoeneigueDiosvLu:beliibranunaconstantebatalla.Alrevés
396
1'IERCURIO PERUANO
de la imagen tradicionei ¡rCenaia. quieta y preclara de una literatura para hijas de familia, esos 1ib¡os alberga.: seres a los que el ridículo, la torpeza y Ia desdicha no son en ma:rera algi:na ajenos. Contradictorios e inciertos, como locos, fracasados, perrosos. turban el orden de la vida en provecho aparente, h{o se creen redentores ni confíar en su influencia, pero basta su intervención para gue los demás se transtorne;r y' adopten una actitud defensiva. Son agentes de descomposición: la menti¡a, 1a trabajosa armazón, la armadura en que los demás cobi;an su conciencia para una vida placida en Ia cual 1os más grandes abismos tienen puentes prefabiicados y una cómoda niebla, son derruídos por eiios, Su mirada alumbra al hombre su profundo vacío para así, Iibl'ado a su verdad, ponerlo en aptitud para la Gracia. "iQuien Io había conducido cntcnces allá, tan lejos de ese pequeño universo donde había vivido, del que extraía su sustancia, donde su orgulio florecía, donde hubiera nutrido sus remordimientos, para arrojarlo solo, en su irrisorio disfraz, tan cornpletamente a merced de sí m'isrno?" ( La impostua) . Es hasta aquí soiamente donde llega el santo, Su rnisión es incitar a1 homble a elegir su destino, a vivir con hondura y veracidad, a comprometerse íntegro en su elección, a realizarse, a ser auténticos. Y la autenticidad está tanto en el bien ccmc en el mal asumidos como destino, como desafío, con una plena voluntad de entregaüa Dios o a Satanás. ¿"No os llama la atención que el Buen Dios haya reservado sus maldiciones más duras para los personajes bien vistcs, exactos en las misas, observadores rigurosos del ayuno?" (Los grandes Cementeríos bajo la luna). EI rebaño de los tibios, de ios que viven e1 bien y el mai a medias, de los que no viven ni el bien ni el rnal sino la comodidad, de aquellcs que Jehová vomita de su boca, forma una raza aparte y nefasta ccntra Ia que Bernaocs el católico tamblén se rebela porque la cobardía. situa fuera del bien y Cei mal y hay que salvarse de la nada asumiendo un riesgo, Es este e1 punto de contacto con no creyentes comc¡ Sartre, como Camus, como Malraux: la exigencia de la autenticidad,
(En "El Comercio").
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RECADO
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T,A ,,PRENSA'' SABRE CARLOS PAREJA Por }ú/CANOR MUIICA
VIGIA DE COFA,_ He revisado la edición conmemorativa de "La Prensa", en su 25
aniverencuentro el ncmbre de Carlos Pareja Paz Soldan, uno de sus más finos colaboradores, Solamente aparece anónir¡ar¡ente su efigie en ia página III del suplemento alusivo, en una fotografía de circunstancia, impresionada
sarío
y no
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l-1J
durante un almuerzo dei ¡ers:-= i¿ ::¿ iiario en el "Restorán Bar", en 7934. Está detrás, un poco a ia d¿:e:i:- :e- ;':e fuera director de d.icho diario doctor Manuel Gonzá\ez olaechea. Es eri:¿::¿. oues, que el archivo gráfico ha tenido mljor y más consec.le¡r:e rie=r::o gu" lu. personas vivas qúe trabqiaron
con
é1.
Dieciseis años no son sufici¿lies
:..ia
apagar el ¡ecue¡do de ese notable estiaños, de su wicia, en eI ciiario de Baquíjano. Quizás se nos iiida de ent¡ometidos por intervenir en los ¡ecuerdos de una casa ajena. Pero nc ha1, otra salida. pareja nunca fue un
lista y agudo hombre ce prerxa cue trabajara, varios
coparticipe de mis ideas políticas, v aunoue amigo fraternal discutí mucho y muy ardidamente con é1 .sobre su ilust¡ado conservantismo, para gue lo deje ahora en el limbo no está ni en espíritu*, en el límbo, repito, del -donde olvido de un periódico ccnservador, en el que empreó jurzentud, tálento y
lealtad.
cuando "La Prensa" se rehizo en 1934 recuercro bien-, carros fue a trabajar a su archivo desde donde prestaba-rosingurares servicios. No se mimetizó en r1n mecánico ciasificado¡ de notas, recortes o grabados, curtísimo familiar de conocimientos universales, estos fueron un guía para ]os articulis, tas y una inspiración entregada de atisbos gue enriquecían ia visión de los hechos y de las cosas. Luego pasó a ra página rit".o"iu,úu tu qu" ."ir"r.o .o' una vísión juvenil y moderna de esa especialidad. En elia publicO pareja paz soldán varios cuentos suyos, ensayos y muchas críticas bibliográficas. En 193g viajó becado a Europa, por cuenta de una nación amiga , y, .'La prensa,, lo nombró su corresponsal viajero. Entre otros sucesos importantes cubrió el escenario de la guerra civil española, en sus últimos meses y r¡o de un lado con el gue yo simpatizaba. El diario del Jirón de la Unión lo consíderaba tan de su eguipo, gue a su temprana mue¡te ocurrida en mayo de 1943 no había cumpiido los 30 años-, le dedicó toda la página literaria-cuando dominical, en un homenaje al que se sumaron gentes de todos los sectores y que "La prensa" ha tributado muy pocas veces. Luego en 1945, el Tomo I de su .,Obra Completa,, __que desgraciadamente se quedó ahí-, fue editado en ros talleres de ese periódico, por oblación de un grupo de an:igos del desaparec,ido.
carlos Pareja sería uno de esos hombres que se sentirían en su ambiente con ei actual clima poiítico peruano. Fue amigo de militantes activos de todos los sectores. Mentiría si dijese que hubiera estado en otro sector que no fuera la derecha culta del pais. Pero jamás hubiera transigido con ningún acto de barba¡ie, de los rnuchos que ha perpetrado el cran trogrodita de ese sector der país, scbre todo cuando encurnbró testaferros. pareja practicó un t,.ipo de vida convivencial, inspirado intelectualmente en el ecrecticismo de Jr:sé ortega y Gasset, del que fue devorador impenitente y en "Er Banquete" pruto.ri.o. cu* los Pareja soñaba en una república de trabajadores intelectuales, en la que los mejor dotados y pertrechados culturarmente, de todos los sectores, discutieran
los problemas públícos con altura. ' Fue uno de los más entusiastas conterturios de ciertas comidas, llamadas
"anfictiónicas" que ofrecía, con buen gusto,, en su morada miraflorina, Alberto wagner de Reyna y a Ia que concur¡ían muchachos dg los primeros años unive¡sitarios, de dife¡entes universidades y escuelas y de concepciones distintas del mundo y de la Patria. creía, pareja, gue con esa ancha tu." *" podría arni-
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I,IERCURIO PERUANO
norar ei choque y sus irirsecr.ie:cias. entre la izguierda y la derecha, que él llegó a espectar eil sus ::rollrentcs iniciales. Lo recuerdo bien, ahí por noviembre de 7937, cuando sie:io prci:sc¡ en la Penitenciaría de Lima, se coló peri-
mi celda Ce rec,uso político, na.da más que porque supo que me habian capturado. Qi:¿iia da¡;:r urr abrazo. Los guardianes corrían tras de él tratando de impedir s; paso. Pe¡o Io hizo todo con tanto candor y naturalidad que llegó hasta mí. No tomó en cuenta que arriesgaba su puesto, su pan. Eso y mucho, más, fue Ca¡ics Pareja Paz Soldán, colaborador entüsiasta y talentoso de "La Prensa . ¿Nc merecía crue lo ¡ecordaran en esÍ.e 25 ani. patéticamente en
versario?
(En
Tribuna")
AGOSTO:
ELOGIO DE
].A BALSA
L,
Por FELIPE E. MAC GREC;OR. S. i.
7, 9, 1I o 13 topas, unidas entre sí por atnarras de bejuco y a dos palos a ellas. En su centro una barbacoa, también de paios de balsa: ramas de árboles elástica.s y resistentes como sarmienlos forman una fina malla. Las afirarras y uniones son de tamshy, La balsa está armaCa. perpendiculares
En el cent¡o
cie
la barbacoa las cargas, En sus bordes el personal. En
la
parte cielantera de ia balsa ios o tres bogas. Cada uno con un rerno de pala muy ancha.
La balsa está lista.
la baisa a la oriila; un boga la acomLa corriente del río la acaricia, juega con ella, prueba si es dócil a su inviiación, si con é1 torna y vuelve, gira o se estanca; y cuando ja conoce, la acepta y asocia a su cutso. Ya partimos. Detrás quecló el ruido poderoso de los tractores o los bulldozer. Quedó tarnbién cietrás el campamento, los camiones y los jcept ya no se oycn. De pie entre dos bogas contemplo con interés nuestfa balsa. Son i3 topas, las puntas delanteras no bien iguaiaclas dificultan el manejo del remo: ei boga centro las iguaia a golpe certero y poderoso de rnachete' La topa central es la Desprenden el bejuco que amarraba
paña.
más gruesa, en su lisa superficie he resbalado varias veces. Las puntas traseras distan unos B o 10 metros ie las delanteras; son desiguales y deformes, en el arco Ce una se sienta cómodo uno de nuestros compañeros, otio viaja recli' nado en la hendedura que forman los dos últimos palos hacia la derecha.
f ;rF-
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399 Contemplo con acimi:a::ó: a :i:.:::s icgas. Son t¡es: sus físicós parecen ie bejuco, fuertes y gráciles. l= ::: :: ::ics es üro¡ena, como ra mad¡e tie¡ra, :omc la rica agua del ¡Íc lia:"-=,c: c:e nos admirió a su curso. Er puntero ::quierdo es mestizo de ¡¡u-¿:: --. :-l_::-i::a, el boga centro es un joven coste. io de ese color brillante que lcs quisieron ¡epresentar en su cerámi=::i:¡es :a. El puntero derecho es agrjai::ra s:: mezcla: largos cabellós negros, pólrlu-os abultados debajo de cjcs negros y rasgados. comanda er pun, :ero izquierdo. Su voz o'ivacísinos su cesto drce cuando hay que.remar, a que bánda ilevar la balsa, dónde procurar estairili:ar el curso para aprovecharse bien cie ':a Íuerza de nuestro ' hospedador, motor y verdadero guia. La actitud de los tres es arerta. su rapidez asomb.osa, eregido ei derrote:o enfrentan las variadas peripecias sin cejar, ¿será esto ro que homb¡es anilguos llardaban válor? se ve tan poco ya, que no se reconoce fácirmentel Pero las topas, ros bejucos, ra t,arbacoa y los boguu uniclos industriosar¡ente no dicen todo el secreto de una barsa. ¿Sin er coiazón podría explicarse al iombre? El río es el corazón, el alma, la vida de ia balsa_ - Flúido, en su móvil esparda eila'reposa; ircansabre viajero cuando eila se ent¡egó y él la aceptó, ya la lieva siempre consigo sin quebrar é1 su cont¡a_ to, noble y generoso,
Los remansos placenteros son de los dos, corno soq du ambos ios rápidos, ios pongos, las cascadas; por donde él se esfue¡za y lucha y al final logr;t pasar, también
a ella la lieva. Enza, llama el aguaruna a la q'ebrada. y esta es una quebrada grande pobiada de árboles altos gue agrupan sus flores en racimos riús. El aguaruna Jos llama yamacae y la quebrada abundosa en ellos yamacaenza. El bote a que nos veníe acon:pa.ñardo clibuja una grande curva,
.rrrolor. mueve con su oleaje nuest¡a balsa Ya está cerca el peligro"
y
empieza a surcar el río; deja scla Ia balsa.
- El río que ha corrido pacíficos rargos trechos ve ahora grandes piedras
como centinelas pretendiendo cerrarle el paso: la qr"rebrada al entrega^ur. og..u, al cauce parece como si guisiera cambiarle cl curso. El Marañón inipávicro sigue fluyendo, pasa la quebrada, llega a las piedras; para luchar con ellas se_
para su caudai en lanzas o brazos penetranr.es que lus env.oel",en, golpea lu pétrea margen izquierda que quiso detenerro, encrespa su supe'rficie con er esfuerzo, acelera el paso, ruge sordo y bro-nco; y cuando ya ha vencido, junta de nuevo sus aguas abrazando ros canjados brazos vencedores, acariciando sua'emente la baisa que tuvo conlianza en é1, lo acompairó en la lucha y go_ za ahora con él de la victoria. Cuando el río y el cauce lu.haban en el pongo clla se estreehó y apegó más las espaldas del rio decidida ahora cbmo nunca a no abandonarlo. para eso es plana. cuando la lab¡aban no guiso quiira, prefirió a la esbeltez grácil
de la piragua o la l¡:rcha, la chata plat:tud de s,.r superfi(ie que la une más la confonna más a los lomos del ¡Ío. sus bogas al anunciar er río Ia rucha que sc acercar.a ra ilevaron prirue-. ro a la margen izquierda adonde la cerriente era rnás fuerte y cuando la vieron precipitarse en e1la, se cosieron. con sus brazos a las topas, estiraron sus cuerpos hasta colocarlos paralelos a los palos. En el primer embate crujió ra barbacoa, El pasaje se afe¡ró a alla o a los bejucos. Las olas ¡urri..on lu .u_ perficie.
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IIERCURIO PERUANO
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llevó luego hacia su vientre y I-lnu d" las olas la '¿r'antó en su cresta' la cima y así varias veces y de su en cuando'ya iba a caer' oi:a cla la sostuvo de la {eroz lucha entre el cauvarios n¡odos sacuclida tt"''U "liu 1cs incidentes ce y el río. en el Pongo Nuevo' siempre que Como en Yamacael:a en el Lorccachi' no lo abandonó' el río tuvo gue luchar estuvo elia en sus espalCas: a mi pesar' de'dejar la muy huh-e' Pcr eso cuando *at'ui-'io ¿¡ el río hasta Santa Maria del Nieva hice a la baisa y seguir en Uo* u *o'o' la ruta su elcgio' balsa soiernne promesa de que diria impcrtantes para el hom' Yo te saludo: testi; V'l"tttu" plástica de cosas dicen \a fuerza y la eficacia que bre: Tus paios atados io'i *ilt'"'t'"'bcjuco elernentaies' áu a lus cosas' aún a 1as más *.qn;..".o, la unión '* atómico' yo ilustre del poderoso barco de vapor o submarino cumplir el a antiguo desde puesta del homb¡e,
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.r.t.,,.,tu¿
tierra' pr"c"pto del Señor que nos mandó dominar la que üÓ pasarán los.poderosos pongos los posees sencilla, 'l,'{aestro, Ftrumilde, tosca, motores; tieúes
el *".r;'";;;
clecía
no sólo
el
posee
y domina
ríos, sino la tie¡ra entera'
Alto l\¡arañón, Agosto 9'
1959'
tF.r "El Comercio")
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los
Boletín
del
lnstituto
ilivc ' Aquero
No. 3
CESAR PACfi' Crl ,-1: = 2, -r'I¿¡éndea Pelayo y Riva-"&giiero propósito dc :a :;islll-i: , LUIS BAUDN: t¿s ¡éc¿¡ts é'úecs du materialisme historique.
.
(A
.
.ALBERTO \\rAGfER. D= F.SYliA: La organización'
S.j.: El Lumanismo eu el si5¡lo XX. (Nuevo sertido d¿ ia iadagación filosó'fica ace¡ca det hombre). LEWIS HANi{E: The i6O9 fiestas in Potosi. VICENTE RODRiGUEZ CASADO: 81 Ejército y !a Marina en el reinado dc Carlos III. FELIPE MAC GRFGCR.
AURELIO ESPINOSA PCLIT: Sófocles, pintor de alnras. LUIS MONGUIO: Do¡ Ma¡sel |osé Quiniaaa y su Oda; "A la expedición españoia para propagar Ia Vacuna en .Aq¡érica".
MARTiN GUSINDE: Los pueblos de talla
pigmea.
NOTAS:
ARMANDO NIETO YELEZ: Notas sobre et peirsamiento de la Ilustración en el "Mercurio Feruano".
DOCUMENTOS:
ALBERTO VARILLAS MONTENEGRO: [!n pliego suelto peruano de 1887. PEDRO RODRIGUEZ CRESPO: [.!na fiesta religiosa en Quito. RECENSIONESI
Luis Felipe Guerra: Los alquimistas de Sherwood Taylor.-Alfonso Cobián y Macchiavello: ¿Qué es esto, la Filoso{ía? de Martín Heidegger.-Jcsé Miguel Oviedo: Inrágenes del yo romántico de Lionel Trilling " -Betty Lituma Torres: über Sprache uild Stiil im Lazarillo de ?crmes de Gustav Siebermann.-Carlos I. Garatea Yori: El espaírol hablado en Segovia y Remedios de Luis Flórez.-Enrique Carrión Ordóñez: tas Sotanas de Valle In-
cláa de Alonso Zamora Vicente.-Julio Aramayo Per.la: Gui. llermo de llumboldt y la Filosofía del Lengeaje de ]osé María Valverde. -]u1io Aramayo Ferla; Lengua y Cultura de Venezuela por Angel Rosenblat.-]osé Miguel Oviedc: Liberaies y ronánticos de Vicente Lleras Castillo.
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