I.S.B.N. 956-16-01094 © Marcela Contreras, 2010 © CheLaEdiciones Inscripción Nº 59.123 Primera Edición, Julio 2010 Ilustraciones y Diagramación: Marcela Contreras Impresores: BitMaps, Cóndor 1033 Santiago Centro. Softwares: Adobe Ilustrator CS3, Adobe Photoshop CS3 y Adobe Indesign CS3 Fuentes: Myriad Pro y Harabara Soporte: Papel SunDance 287 grs y 104 grs. IMPRESO EN CHILE
El Patito Feo Por Hans Christian Andersen Ilustraciones de Marcela Contreras
Como cada verano, la Se単ora Pata esperaba ver a sus nuevos patitos, que siempre eran los m叩s hermosos del corral. Uno a uno fueron saliendo hasta seis lindos patitos, cada uno acompa単ado de los gritos y aplausos de la Se単ora Pata.
Estaban tan contentas que no se habían dado cuenta que un huevo, el más grande de los siete, aún no había abierto. Todos centraron su atención en él, incluso los patitos recién nacidos. El huevo comenzó a romperse y de él salió un sonriente pato, más grande, feo y desnutrido que los demás.
El patito quedó triste porque se dió cuenta que allí no lo querían y que a la Señora Pata le dió vergüenza haber tenido un patito tan feo. Pasaron los días y su aspecto no mejoraba, al contrario, crecía muy rápido, era bastante torpe y seguía siendo flaco y desnutrido. Sus hermanos le jugaban pesadas bromas y se reían de él.
El Patito decidió que debía buscar un lugar donde pudiese encontrar amigos que lo quisieran de verdad a pesar de su desabrido aspecto, y una mañana muy temprano huyó por un agujero de la reja, llegando a otra granja donde lo recogió una anciana.
El patito creyó que había encontrado un sitio donde lo querrían y cuidarían, pero se equivocó también porque la anciana era mala y sólo quería que el pobre patito le sirviera como plato de fondo. El patito salió corriendo de ahí.
Llegó el invierno y el Patito Feo casi se muere de hambre, pues tuvo que buscar comida entre el hielo y la nieve, además huía de cazadores que querían dispararle.
Al fin llegó la Primavera y el Patito pasó por un estanque donde encontró las aves más bellas, finas y elegantes que jamás había visto. Se acercó a ellas y preguntó si podía bañarse también. Los Cisnes, así se llamaban esas aves, le respondieron: - “Claro que si, eres uno de los nuestros!” A lo que el Patito respondió: - “No se burlen de mi! Sé que soy feo y desnutrido, pero no se deberían reir de eso!” - “Mira tu reflejo en el estanque y verás que no te mentimos” le dijeron los cisnes.
El patito se meti贸 desconfiado al agua, y lo que vi贸 en su reflejo lo dej贸 maravillado. Durante el largo invierno se hab铆a transformado en un precioso Cisne!
Aquel patito feo y desnutrido era ahora el Cisne más blanco y elegante de todos los que habían en el estanque. Así fué como el patito feo se unió a los suyos y vivió feliz para siempre.