Trabajar en Comunidad

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mi. PARA GENTE COMPROMETIDA

EL BARÇA SE CLASIFICA PARA OTRA FINAL DE LA CHAMPIONS

La quinta, en Berlín Dos goles de Neymar y las paradas de Ter Stegen evitan la remontada del Bayern (3-2) TEMA DEL DÍA

3Páginas 2 a 8

Messi y Suárez corren hacia Neymar para celebrar el segundo gol del brasileño. JORDI COTRINA EFE / HEMANTA SHRESTHA

elecciones 24-M

TRAS UNA BURBUJA

Trabajo compartido en locales compartidos

SONDEO DEL GESOP

Ros podrá repetir de alcalde, pero sin mayoría absoluta PASEOS ELECTORALES

6. Por Gràcia con Alberto Fernández Díaz PANORAMA 3Páginas 16 a 26

NEPAL TIEMBLA OTRA VEZ Dieciocho días después del primer terremoto, el país volvió a sufrir ayer el azote de otro gran seísmo, con más de 70 muertos. PANORAMA 3Páginas 28 y 29

3El ‘coworking’ se consolida como fórmula de oficinas en Barcelona COSAS DE LA VIDA

3Páginas 40 y 41


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Cosas de la vida

SOCIEDAD

Nuevas formas de organización social

Trabajar en comunidad Los centros de ‘coworking’ viven una época de consolidación tras la burbuja de hace dos años CARMEN JANÉ BARCELONA

«E

sto no trata de alquilar un espacio, sino de gestionar comunidades de personas», proclama Marc Navarro, gestor de Crec, uno de los cientos de espacios de coworking que proliferan en Barcelona y que sus promotores anuncian como una nueva forma de trabajar. Porque el coworking es algo más que la oficina compartida de toda la vida, donde varios profesionales se repartían un despacho para ahorrar

gastos. Lo de ahora –o de hace años, porque el primer coworking nació en California en 1999– es ir a trabajar a un espacio alquilado en un local en el que se puede contactar con otros profesionales con los que, en un momento concreto, se pueden realizar trabajos para otros. Y no necesariamente digitales o vinculados a la web. Los hay de todos los perfiles, aunque abundan los de diseño y servicios. «Es más que ir a la oficina, trasciende el espacio. Es llegar a un lugar donde se puede colaborar con otras personas y cada uno hace lo

Los profesionales no solo pagan por el espacio sino que se relacionan en él con otros y colaboran

Gràcia ha vivido una explosión de locales desde que abrió el primero, como oficina compartida, en el 2007

que sabe hacer», explica Jordi Silvente, presidente de Cowocat, la asociación de los coworkings catalanes. Los orígenes de los coworkings en Catalunya se reparten entre los telecentros, que intentaban acercar internet a zonas rurales y funcionaban como vivero de empresas digitales, y los centros de negocios urbanos, despachos con fax y secretaria donde se alquilaba un cubículo, y que vivieron su transformación desde el llamado Silicon Gracia. «Cuando empezamos con el Gracia Work Center, en el 2007, no usábamos la

palabra porque nadie sabía lo que era. Desde hace un par de años, en esta zona hay uno en cada esquina», explica Cristina Martínez-Sandoval, pionera de una historia que quiere contar en el documental De San Francisco a Barcelona, los orígenes del coworking, en fase de financiación. Barcelona ha vivido una de las burbujas más importantes de Europa. En el 2013, por efecto de la burbuja inmobiliaria, España era el tercer país con más coworkings del mundo, tras EEUU y Alemania, y Barcelona acogía el 46% de los locales, más de

algunas experiencias

CREC 3 POBLE SEC

Proyectos basados en la confianza mutua Una antigua nave de Poble Sec con dos grandes salas acoge el Crec, un espacio de coworking con capacidad para 120 personas que incluye la cuota del gimnasio y un periodo de prueba para ver si el candidato se adapta. El responsable de cuidar estas relaciones es Marc Navarro, que se encarga de que los usuarios del espacio se conozcan y se relacionen entre ellos, en la cocina que com-

parten, en eventos que programan, como los vermuts semanales, o incluso en excursiones o en competiciones que organizan con otros centros. «Los proyectos nacen de la confianza mutua, y esta no sale en dos días. Es importante conocer a una persona en todas sus dimensiones», dice. El funcionamiento puede resultar incluso sorprendente: los primeros días se comparte despacho con los res-

ponsables del espacio «para ver cómo funciona y cómo trabaja». La mayoría, explica Navarro, vienen con un proyecto ya iniciado en otro espacio o con recursos personales para pagar la factura. «Es difícil que una persona venga a un coworking a comenzar de cero», explica. En sus mesas hay desde proyectos de digitalización de museos a artesanos, propietarios de food trucks (furgonetas de comida) o artistas. «No invertimos en los proyectos, pero sí ofrecemos nuestra experiencia. Los business angels son más propios de industrias tecnológicas, aquí no es común», afirma.

WALKIRIA HUB 3 POBLENOU

La reinvención de un espacio para mujeres Valkiria Hub nació en el 2013 como una idea de su fundadora, Virginia Triviño, que tras viajar por Australia y la costa este de Estados Unidos decidió impulsar un coworking pensado sobre todo para mujeres emprendedoras. Pero la realidad se impuso y hoy la clientela es mixta y con perfiles muy variados. También planearon tener integrada una guardería dentro del espacio y han

acabado con un acuerdo con un centro próximo por la falta de éxito de la iniciativa. «Para algunas madres era un poco complicado estar en el mismo espacio que el niño y no decirle nada. Aquí no hay cultura de ir a trabajar con el niño, como en otros países», explica Carola Badua, responsable de márketing del espacio, que ofrece desde espacios individuales a locales para 45 personas. «Algunos compar-

ten también despacho», señala. El espacio, ubicado en una antigua nave de Poblenou, en el actual 22@, organiza numerosas actividades y encuentros, algunos a cargo de quienes tienen la sede en el centro. «Hay muchas actividades entre ellos, como defensa personal, conversación en inglés o una comida temática cada martes», añade. Están especializados en organizar actos para empresas, públicos o internos, y tienen una agenda muy activa de actos, algunos de los cuales sirven para fomentar que los recién llegados conozcan a los demás ocupantes del espacio.


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GRAN BARCELONA 3 La gestión ciudadana

LA PROPUESTA 3 Exposición fotográfica

de espacios públicos prolifera R P. 48

sobre el final de la guerra civil R P. 51

LLL 300, según datos del último congreso sobre coworking del pasado abril. Sin embargo, la misma crisis que llevó a pensar en esta fórmula como la panacea para sacar rendimiento a locales vacíos y favorecer a los emprendedores (con cursos sobre cómo desarrollar el negocio en Barcelona Activa incluidos) ha hecho que algunas experiencias fracasen y otras funcionen a medio gas. Un puesto fijo durante todo el día cuesta entre 110 y 400 euros mensuales, según el local. Hay tarifas por día, por franjas horarias y descuentos por grupos. PERSPECTIVAS / «Hubo una cierta bur-

buja y ahora ha pasado el boom. El espacio en sí se mantiene y permite cubrir gastos y ganar algo de dinero pero hay que mantener los servicios (internet, luz, climatización, personal, seguros...) y ha habido que bajar precios. Lo que antes pagaba la gente sin rechistar, ahora se ha quedado en la mitad», explica Martínez Sandoval. Aun así hay espacios con lista de espera, como MeetBCN, que co-

bra casi 300 euros al mes por un espacio en Balmes-París, o Makers of Barcelona (MOB), un modelo de éxito por su comunidad de más de 200 socios que comparten filosofía. «No todos sobreviven pero es un fenómeno normal. Alquilar espacios no es muy rentable. Han salido beneficiados los que han sabido crear algo distinto, como agrupar personas interesantes, organizar eventos o alquilar otros espacios», explica Manuela Procopio, consultora de espacios de coworking y promotora del estudio Coworkshops con Ulrich Schubert. «Si no logras un espacio agradable, creas comunidad y defines bien los roles con los socios, es difícil que funcione», asegura. «Para nosotros, el coworking es una excusa para tener una masa critica de talentos, enfocado en innovación, creatividad y emprendeduría», explica Cecilia Tham, fundadora del MOB, que prepara una agencia creativa a partir de clientes y servicios empresariales de su espacio. El coworking es muy utilizado

FERRAN NADEU

vistes, bajas a la calle y vas a la oficina». Esta separación de horarios hace que muchos espacios funcionen de 9 a 21 horas, aunque algunos ofrecen las llaves a usuarios de confianza para que puedan alargar jornadas por puntas de trabajo o porque colaboran en proyectos internacionales con otros horarios. NOMBRE CONOCIDO / Otros ofertan ayu-

33 Mesas de trabajo en un centro de ‘coworking’ de Barcelona.

«Es duro trabajar solo en casa, acabas no hablando con nadie», afirma Marc Navarro, gestor de un centro

también por extranjeros que están un tiempo determinado en Barcelona y no van a alquilar un local, o autónomos que necesitan un cambio. «Es muy duro trabajar solo en casa, sobre todo si vives solo, acabas no hablando con nadie», afirma Navarro, que insiste en el beneficio de separar vida personal de profesional. «Te

da empresarial bajo pago para animar el negocio (mentoring) y exhiben la red de contactos como atractivo. «El nombre que tenga el espacio es importante, porque atrae a más profesionales interesados», explica Héctor Escudero, de Transforma BCN. La principal queja de estos locales es la competencia que dicen que hacen las administraciones, que ofrecen espacios más económicos en viveros de empresas. En Barcelona, el ayuntamiento solo ofrece 17 puestos en la incubadora Almogàvers Business Factory, de Barcelona Activa, a exemprendedores que hayan participado en sus programas. H FOTOS: J. CORTADELLAS, D. CAMINAL, M. TUDELA, A. MONGE

TRANSFORMA BCN 3 EIXAMPLE

Ideas con reciclaje y ayuda en redes sociales Basado en la idea de reciclar materiales y espacios –el local había pasado por varias manos–, Transforma BCN tiene también una pata en Bruselas, pero afirman que solo comparten contenido web y usuarios, que pueden ir de uno a otro. El espacio, con capacidad para 70 mesas, más salas para eventos, tiene entre sus servicios promocionar las actividades de sus clientes en las redes sociales.

«Viene mucha gente joven, extranjera, que no conoce a nadie y, si se quedan en casa, menos. Buscamos personas creativas que se van a sentir cómodas en este espacio y que sean capaces de aportar cosas al proyecto. Incluso tenemos un coworker solidario: si un mes no pueden pagar, pueden aportar algo en especie», explica Héctor Escudero, artista y uno de los responsables del espacio, que compar-

te local, aunque no estética, con el bar Vivant, que nació como parte del espacio pero ya casi ha adquirido vida propia. «Aun así, presencialismo poco, aquí la gente hace su horario y sobre las siete ya no hay nadie», dice. La comunidad on line sirve para fomentar el lado presencial y darse a conocer. «Hay presentaciones de proyectos, organizamos una comida al mes para que se conozcan y nos encargamos de hablar los temas que pueden ocasionar conflictos. No se trata de ‘me quejo porque no me gusta’ sino de ‘qué propones’ y ‘qué hacemos», explica Escudero.

ESPAI BORN 3 CIUTAT VELLA

Compartir el espacio y los proyectos de trabajo Caben 15 y son 15 repartidos en pocos metros cuadrados de un sótano, con cocina, sala de reuniones y poco más, que hasta hace poco acogía a artesanos y artistas relacionados con el diseño y la moda. La propietaria, interiorista, traspasó el negocio a dos de sus inquilinos, los creativos publicitarios David Ortega y Benjamín Barber, que ahora lo llevan como un coworking donde la

gente «paga por trabajar», definen. Y es que el espacio cobra una cuota a profesionales por trabajar allí, a los que seleccionan con vista a asumir proyectos que entre dos personas no serían posibles: fotógrafos, programadores, diseñadores... Esto hacen que puedan funcionar todos juntos como una pequeña agencia «o seguir cada uno con sus proyectos o encargos personales», dicen.

«Cada uno hace su proyecto pero si necesita programación, o diseño, o creatividad, trabajamos todos y repartimos las ganancias. Es una microestructura que va formando macroestructuras. Creo que será el futuro del trabajo», explica Ortega. Los dos creativos, capaces de ganar dos premios Laus de diseño mientras mantienen otros trabajos para subsistir (uno es conductor del metro y otro, camarero), confiesan que todavía no pueden vivir de su trabajo publicitario pero están en ello. Alquilar el espacio es un puente para alcanzar su sueño.


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