Tras las
del Conde Lucanor
Lucía Navas Sánchez-Seco, 2º E.S.O. B Ana Bustos Muñoz, 2ºE.S.O. B
La bolsa de regalices Estaba Sonia con un problema que la atacaba desde la hora de comer, y hablaba así a su amiga Berta para que le diera consejo Berta-Dijo Sonia-he tenido un problema con mi hermano, pues cuando mi padre ha llegado del trabajo, ha traído una bolsa de regalices para compartir entre mi hermano y yo. Como los regalices venían impares, hemos estado peleando sobre quién se queda el último, y me gustaría que me dieras consejo sobre lo que debo hacer. -Amiga Sonia-contestó Berta-Para que puedas decidir lo que hacer, te contaré lo que les pasó a los dos amigos del rey,pues es mi mejor forma de ayudarte:
Estaba un rey en su palacio, pensando que su muerte ya estaba a la vuelta de la esquina, por lo que tendría que dejar su testamento escrito antes de que fuera demasiado tarde. Se puso a pensar a quién dejaría sus dineros y tierras, pero le resultaba cada vez más difícil, pues no tenía ni mujer ni hijos a los que dejar sus pertenencias. Es por esto, que una mañana se levantó pensando que dejaría sus tierras y sus ganancias a dos de sus mejores amigos para que ellos repartieran libremente. Dicho y hecho, el rey concertó a sus dos amigos en el palacio un martes 25 de febrero y les comunicó que dado que su muerte estaba muy cercana, iba a regalarles todo lo que tenía para que repartiersn libremente y lo más equitativo posible todas las tierras y la fortuna.
Los amigos aceptaron de buena gana, y , tras coger los papeles necesarios para el reparto, comenzaron a dividir las ganancias sentre los dos. Hubo un gran debate y una fuerte lucha de calculadoras, la cosa quedó en que cada uno tendría tres fincas independientes y veintitrés millones de pesetas . El único problema que había era que aún sobraban quinientas tres pesetas y once céntimos de peseta , y por más que intentaron dividirlo , alguno siempre tenía más que el otro. Dado este problema, los dos amigos fueron a ver al rey para que les diera su opinión en el reparto de aquellos dineros. A lo que el rey les dijo: -No soy yo el que debe ayudaros a repartir esto, pues ninguno de los dos es mi favorito , y a mí me gustaría que
ambos tuvierais lo mismo, sin embargo, sí puedo aconsejaros que repartáis equitativamente lo que podáis, y el resto que apenas son unos céntimos de peseta, los riféis entre los dos. Dicho y hecho , los amigos repartieron en dos lo que pudieron, pero el último céntimo de peseta que quedaba , lo rifaron. Una vez terminada la rifa , el perdedor quedó enfurecido por haber perdido ese céntimo, así que, denunció al ganador por haber hecho trampas para ganar el céntimo. El juez del pueblo decidió que lo que decía el perdedor era cierto, así que , el ganador se vio obligado a darle a él el céntimo. Pasado un tiempo, el ganador, denunció al perdedor por haberle acusado sin ningún fundamento , y el juez del pueblo dio la razón al ganador, por lo que el
céntimo volvió a sus manos. Así siguieron los dos amigos denunciándose continuamente por hechos que a veces ni si quiera eran reales. Causaban disturbios por las calles porque no podían ni verse, cosa que no les habría ocurrido antes. Hacían que el juez elaborara complicados informes únicamente por la pelea de un céntimo... El rey estaba bastante dolido, pues jamás habría creído a sus amigos capaces de semejante alboroto , y menos por un céntimo de peseta, así que, les citó en el palacio y les recomendó comprar algo con aquel céntimo(que mucho no podía ser) para los dos. Dicho y hecho, los amigos llegaron a un estanco dispuestos a comprar dos sellos de los más baratos que hubiera, mas al observar la cantidad de sellos distintos
que había , empezaron a pelear por si el que escogía uno era más barato o más caro , por si al otro no le quedaba dinero para el suyo y más cosas del estilo.Al final, acabaron pegándose en la tienda, rompieron varios jarrones del tendero, destrozaron varias vitrinas atestadas de tabaco y tiraron un cajón entero de mecheros, del que solo sobrevivieron seis. El tendero se puso furioso y llamó a los guardias para que se llevaran a aquellos maleantes . Una vez en el juzgado , al que el rey había asistido, los amigos fueron sentenciados de esta manera. -Os dejé todo lo que era mío, mis tierras, mis dineros , y vosotros, por un céntimo de más no habéis hecho más que pelear y causar disturbios en todos los sitios en los que os encontrábais ,
habéis roto varios productos del estanco del señor Fernández, y habéis inventado historias absurdas todo el tiempo con las que habéis tenido muy ocupado a este juez. Confié en vosotros, y me habéis traicionado, por lo que ahora, daré todas mis tierras y ganancias al pueblo, y pondré dinero y hogares a disposición de la clase social más pobre de la ciudad-Dijo el rey -Y para pagar vuestros daños, usaréis vuestro dinero para recomponer los destrozos de la tienda del señor Fernández , aparte de dedicaros a realizar trabajos comunitarios durante dos meses, a ver si aprendéis a ser buenos compañeros y no pelear por tonterías. Y así ves , Sonia, cómo la avaricia y las peleas hicieron a estos amigos perder
todo lo regalado y más de lo que tenían, por lo que te aconsejo que si quieres conservar los regalices que tienes , llegues a un acuerdo con tu hermano, o si no , vuestros padres podrán enfadarse y os quedaréis sin nada.
Sonia siguió el consejo y le fue bien, y como a Lucía le gustó mucho, lo mandó copiar en este libro, y creó estos dos versos que dicen así:
Para poder disfrutar de los bienes comunes regalados, debes llegar a un acuerdo con los otros agraciados.
Un secreto. Por Ana Bustos Muñoz
En el colegio de una ciudad situada junto a un bosque, estudiaba una niña llamada Erica, descubrió que en lo más profundo del bosque, habitaban los seres más pequeños y brillantes vistos por el ser humano. Erica los conocía y había hablado con ellos, es más, se había hecho amiga de una pequeña hadita, se veían todas las tardes. Un día Erica le pidió consejo a su diminuta amiga, ya que no sabía si estaría bien contarle a sus amigos del colegio su secreto. El hada respondió con un cuento, ya que éste era su poder, el de los cuentos y la poesía. El cuento del hada decía así:
Hace mucho tiempo, cuando sólo existían gnomos y hadas, un pequeño gnomo científico, había descubierto el secreto de los unicornios, tenía miles de ellos correteando por su jardín, a pesar de eso, no sabía si estaría bien contárselo a sus amigos. Así que decidió no hacerlo. El solitario gnomo pasaba las tardes enteras jugando con sus unicornios. Les enseño a hablar y a escribir, e incluso a jugar a juegos de mesa. Un día, los amigos del gnomo entraron en su casa por la noche para hacerle una fiesta sorpresa porque a la mañana siguiente era su cumpleaños. Cuando entraron, vieron a todos los unicornios dormir en su salón, se asustaron, porque nunca antes habían visto un ser así, salieron gritando de la casa del gnomo, y por la mañana, los unicornios le contaron al gnomo lo sucedido, éste se asustó y se
arrepintió de no habérselo contado antes, cuando fue a dar un paseo, sus amigos se le acercaron, y cuando les quiso contar lo que había pasado, sus amigos se enfadaron con él por no habérselo contado antes. Tras mucho tiempo, el gnomo se ganó otra vez la confianza de sus amigos, sin dejar atrás a los unicornios. Erica lo comprendió, pero seguía sin saber si contárselo a sus amigos o guardárselo como hizo el gnomo. Después de pensarlo, decidió contárselo a sus amigos más cercanos. Así Erica y sus amigos, se sentaban casi todas las tardes en torno al hadita de los cuentos a escuchar sus hermosos cuentos. Y como era también el hada de la poesía decidió plasmar su cuento en una rima: -Guardar un secreto no es más que un reto.