El centro de nuestro interés es rescatar las vivencias subjetivas, los sentires de las mujeres indígenas de San Miguel Acatán con respecto a la violencia de género y de los procesos de búsqueda de justicia o salida a estas situaciones en las cuales están sumergidas, en un contexto periférico y marginado, como lo es el departamento de Huehuetenango. Indagar los sentires de las mujeres y los vínculos de sus experiencias de violencias con el sistema de justicia estatal, el sistema de justicia comunitaria y otros lugares de atención, nos puede ofrecer una mejor comprensión de las construcciones de género de esta sociedad, de sus instituciones y del funcionamiento de los diferentes sistemas de justicia frente a casos de violencia contra las mujeres, especialmente en contextos indígenas.
Giulia Maero - Carla Yadira De León Alvarado Ser mujer en San Miguel Acatán Entre violencias y procesos de justicia
Este trabajo se propuso indagar a profundidad la fenomenología de las violencias contra las mujeres en contextos que no son cubiertos por los medios de comunicación, que no están al alcance de las instituciones urbanas y centralizadas del país, contextos que existen en las tierras más lejanas, geográfica y mediáticamente, violencias que son experimentadas por la parte de población menos sondeada sobre estos asuntos.
Ser mujer en San Miguel Acatán Entre violencias y procesos de justicia
Giulia Maero Carla Yadira De León Alvarado
Ser mujer en San Miguel Acat谩n Entre violencias y procesos de justicia
Giulia Maero Carla Yadira De Le贸n Alvarado
Este estudio y su publicación se realizó gracias al apoyo de:
Ser mujer en San Miguel Acatán Entre violencias y procesos de justicia Autoras: Giulia Maero Carla Yadira De León Alvarado Fotografía de portada: Giulia Maero Fotografías de interiores: Giulia Maero y James Rodríguez © CEDFOG 1ª calle 0-127, zona 1 El Calvario, Huehuetenango Telefax: 77690474 y 77691108 Correo electrónico: cedfog@intelnet.net.gt y cedfog@cedfog.org www.cedfog.org Primera Edición, julio 2013 ISBN: 978-9929-618-20-6 El contenido de esta publicación no necesariamente refleja la posición de IBIS en Guatemala, Consejería en Proyectos y la Embajada del Reino de los Países Bajos. Impresión y diseño:
Portada: Ruth Meoño Diagramación: Evelyn Ralda Revisión textos: Jaime Bran Este libro fue impreso en el mes de julio de 2013. La edición consta de 500 ejemplares en papel bond blanco 80 gramos. Impresión Serviprensa, S.A. 3ª. avenida 14-62, zona 1 PBX: 2245-8888 mercadeo@serviprensa.com Guatemala, Centroamérica
Ella se siente a veces… Ella se siente a veces como cosa olvidada en el rincón oscuro de la casa como fruto devorado adentro por pájaros rapaces, como sombra sin rostro y sin peso. Su presencia es apenas vibración leve en el aire inmóvil. Siente que la traspasan las miradas y que se vuelve niebla entre los torpes brazos que intentan circundarla. Quisiera ser siquiera una naranja jugosa en la mano de un niño –no corteza vacía– una imagen que brilla en el espejo –no sombra que se esfuma– y una voz clara –no pesado silencio– alguna vez escuchada. Alaíde Foppa
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“Me sentía muy mal, muy humillada, me sentía sola y, la verdad, decepcionada de la vida. Porque hay veces uno dice ¿qué voy a hacer? ¿cómo voy a salir adelante? y ¿ahora qué va a ser de mi vida? Muchas preguntas se hace una de mujer, muchas. Y dice uno ¿por qué a mí me pasan esas cosas? pero todo pasa. Yo me sentía sola, me sentía muy, muy sola, muy, hasta incluso llegué yo a decir bueno no fui buena nuera, tampoco una buena esposa, y empieza uno a discriminarse o echarse uno la culpa. Pues que uno es la culpable de todo lo que ha pasado pero ya después uno se da cuenta que no también, uno se da cuenta y eso fue lo que pasó porque me sentía muy sola y como mujer pues muy mal, como que si uno no vale, uno se discrimina, uno dice tal vez tienen razón de todo lo que le han dicho a uno y que si no, si, uno mismo también se da cuenta que después del transcurso del tiempo que uno ya ha vivido uno recapacita y uno dice no, eso no y eso fue lo que pasó”. Narración de mujer de San Miguel Acatán
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Índice
Índice
I. Introducción......................................................................................................9 1.1 Metodología.................................................................................................13 1.2 Situar el conocimiento y su producción......................................................15 II. San Miguel Acatán. Periferia de periferia y violencia estructural.....................................................................................19 2.1 La pobreza...................................................................................................20 2.2 Acceso a los servicios públicos.....................................................................22 2.2.1 Educación........................................................................................22 2.2.2 Salud................................................................................................23 2.2.3 Administración de justicia...............................................................25 2.2.4 Las vías de comunicación................................................................27 2.3 La vivencia del conflicto armado interno y sus secuelas hasta hoy.............28 2.4 Hacia el Norte.............................................................................................30 2.5 Violencia estructural....................................................................................33 III. Violencias contra las mujeres: ¿El cuento de nunca acabar?.............35 3.1 Niñez y adolescencia: aprendiendo a ser mujer..........................................38 3.2 Juventud y adultez.......................................................................................45 3.2.1 Cumpliendo con el mandato de ser mujer......................................45 3.2.2 Rivalidad y competencia con las “otras”: Yo, o ninguna................59 3.2.3 Violencias institucionalizadas: La discriminación a la orden del día.............................................................................62 3.4 De sobrevivientes a transgresoras................................................................67 3.4.1 Las sobrevivientes: Cuerpos en resistencia......................................68 3.4.1.2 Los por qués del silencio.................................................70 3.4.2 La masculinización: violencias vs. violencias...................................72 3.4.3 Las transgresoras: rebeldes con voz propia......................................74 IV. Derecho a una vida libre de violencia: ¿A dónde acuden las mujeres?......................................................................................77 4.1 ¿Para qué acuden las mujeres en busca de apoyo?......................................78 4.1 ¿Con qué apoyos locales cuentan las mujeres?............................................81 4.2 ¿A qué instituciones acuden las mujeres?....................................................85 4.3 ¿Hay instituciones a favor de las mujeres? ..................................................92 4.3.1 Oficina Municipal de la Mujer........................................................93 4.3.2 Defensoría de la Mujer Indígena.....................................................96 4.4 Discursos de quienes administran justicia...................................................97
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Índice V. ¿Hay una luz al final del túnel?.................................................................105 5.1 Reflexiones finales .....................................................................................105 5.2 Pendientes para profundizar......................................................................108 Bibliografía...........................................................................................................111
Índice de fotos 1. Volando barriletes.................................................................................................9 2. Rambo y la Virgen de Guadalupe..................................................................... 19 3. Fachada de una casa de Taquiná, San Miguel Acatán.......................................35 4. Semillas...............................................................................................................77 5 . Panorama de San Miguel Acatán.....................................................................105
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Introducción
I. Introducción
Volando barriletes
“…débil, sencilla, me daba miedo cualquier cosa …hasta no me animaba de hablar así como hablamos ahorita, no podía hablar con usted ni con otra persona, me daba miedo” (Entrevista a mujer no. 29, San Miguel Acatán, 18 de octubre de 2012)
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eclaraciones sobre los derechos de las mujeres, convenios internacionales para la erradicación de la violencia contra la mujer, denuncias públicas de instituciones internacionales sobre la violencia de género en Guatemala, informes sobre la situación de los derechos negados de las mujeres indígenas, resuenan como ecos en nuestras cotidianidades. Son mencionados en los periódicos, en las publicaciones de las organizaciones internacionales, en los discursos públicos de políticos y activistas nacionales e internacionales. Los programas y planteamientos de los gobiernos que se han sucedido a partir de la Firma de la Paz Firme y Duradera, del sistema de justicia, de las agencias de administración local, para afinar las herramientas de erradicación de la violencia contra las mujeres, promover su desarrollo integral y poner un alto a la tasa de femicidios –Guatemala ocupa el segundo lugar en la clasificación mundial–, han tenido resonancia a nivel central y local, y en los últimos años se han concretizado en varias acciones para visibilizar, prevenir y erradicar la violencia en contra de las mujeres. 9
Ser mujer en San Miguel Acatán Entre violencias y procesos de justicia Podemos citar entre las numerosas iniciativas y los diversos procesos, la creación y promoción de las Oficinas Municipales de la Mujer en el marco de las reformas al Código Municipal en el 2010; la implementación de disposiciones para la promoción de políticas de desarrollo integral de las mujeres a través de la Agenda Articulada de las Mujeres, Mayas, Garífunas y Xincas; la promulgación en 2008 de la Ley contra el Femicidio y otras Formas de Violencia contra la Mujer, considerada pionera en el ámbito jurídico a nivel regional y mundial; la instalación, a partir de 2012, de los tribunales de femicidio a nivel central y departamental; la promoción de la participación ciudadana, social, económica y política de las mujeres en todos los niveles, desde el comunitario hasta el nacional, a través de la conformación de las Comisiones de la Mujer en los Consejos de Desarrollo, gracias a la Ley de los Consejos de Desarrollo Urbano y Rural promulgada en el 2002; las articuladas agendas de instituciones como la Defensoría de la Mujer Indígena (DEMI) y la Secretaría Presidencial de la Mujer (SEPREM); los programas gubernamentales dirigidos hacia la población femenina de ayuda y desarrollo de la capacidad productiva. Las mujeres guatemaltecas, en este sentido, están provistas, por lo menos formalmente, de herramientas legales para defender sus derechos y para garantizar su participación política y social, y avanzar hacia su emancipación económica y una vida “libre de violencia”. Las mujeres indígenas, en específico, pareciera que gozaran de agencia social y mecanismos locales, culturalmente pertinentes, para estar integradas en estos procesos. Sin embargo, la realidad nos enseña que las construcciones de género y los dispositivos de poder, retroalimentados recíprocamente, siguen determinando limitaciones en la capacidad de acción de las mujeres en el marco de la organización económico-político de la sociedad. Eso destaca en las limitadas condiciones de acceso a los servicios básicos de justicia, salud y educación que no están garantizados para todas las mujeres y de forma ecuánimemente distribuida entre la población, y en las dificultades en ejercer sus derechos de participación política y ciudadana, y de toma de decisiones en cuestiones públicas. A las limitaciones estructurales, se suman evidencias del estado de opresión y sumisión de las mujeres frente al poder patriarcal que domina cada aspecto de la vida cotidiana. La violencia simbólica afecta y condiciona a las mujeres a través de un complejo entramado de construcciones sociales que determinan su papel en la sociedad y las mantienen en condiciones de subordinación y marginación. Las noticias y los datos estadísticos nos ilustran sobre cómo las violencias en contra de las mujeres siguen reproduciéndose en un continuum de violencia a la cual está sujeta toda la población, de todos los grupos sociales, de todas las condiciones económicas y pertenencias identitarias. Particularmente evidentes y comentados son los casos de femicidio y las agresiones físicas, mientras que las áreas más cubiertas por los medios de comunicación son las urbanas. Destacan la saña y la crueldad, explicadas por la prensa como las consecuencias del involucramiento de la víctima con el crimen organizado, con la locura del victimario, o con la culpabilidad de las mismas mujeres. 10
Introducción Sin embargo, las violencias en contra de las mujeres se dan en múltiples formas y sentidos, donde las violencias físicas en contextos criminales y urbanos representan tan solo la punta del iceberg de un fenómeno mucho más complejo y encarnado en nuestra sociedad. Bajo el mismo techo encontramos un abanico variado de situaciones y premisas particulares para la violencia, invisibilizada y normalizada atrás de las fachadas de nuestras cotidianidades. Investigar las prácticas y expresiones diarias de violencia en un nivel micro-interaccional es lo que nos permite entender cómo “la experiencia individual vivida normaliza las pequeñas brutalidades y terror en el ámbito de la comunidad y crean un sentido común o ethos de la violencia” (Ferrándiz Martín, Feixa Pampols, 2004, p. 163). Si las cifras de la violencia en contra de las mujeres en Guatemala son alarmantes, las de la impunidad también lo son. Y el origen de ambas descansa en el mismo coágulo de significados que producen por un lado a los sujetos “mujeres” como descalificadas, inferiores, indignas, y por otro a las instituciones que manejan el poder y el control social, que definen lo que es violencia socialmente inaceptable y los procedimientos para gestionar su sanción. El presente estudio surge de la necesidad de interrogarse sobre las construcciones sociales de las violencias, las violencias que pasan desapercibidas a los periódicos, a los analistas, a las instituciones, que se mantienen invisibles a los discursos formales de quien detenta el poder de hablar de la violencia y del género. Surge de lo imperioso que resulta investigar cómo se construye la violencia y socializa por un lado, en los espacios cotidianos, privados e íntimos y por otro, en las administraciones públicas del poder y de la justicia. Este trabajo se propuso indagar en profundidad la fenomenología de las violencias contra las mujeres en los contextos que no son cubiertos por los medios de comunicación, que no están al alcance de las instituciones urbanas y centrales del país, que existen en las tierras más lejanas, geográfica y mediáticamente, y que son experimentadas por la parte de población menos sondeada sobre estos asuntos. El centro de nuestro interés es rescatar las vivencias subjetivas, los sentires de las mujeres indígenas con respecto a la violencia de género y de los procesos de búsqueda de justicia o salida a estas situaciones en las cuales están sumergidas, en un contexto periférico y marginado, como lo es el departamento de Huehuetenango. El estudio se enfocó en un contexto local específico, el municipio de San Miguel Acatán, a manera de tener un acercamiento a las mujeres y a las instituciones, de forma que, la investigadora pudiera acceder por un lado, a las historias reveladoras de subjetividades, y por otro, a observar las dinámicas de manejo del poder y de la justicia frente a situaciones de violencia de género. Nos planteamos conocer cómo las mujeres se definen dentro de sus experiencias de violencia, dónde buscan solucionar sus malestares, cuáles son las instituciones donde acuden y dónde encuentran un sentido a su presencia en el mundo. Indagar sobre los diferentes niveles de violencia y los distintos niveles de involucramiento en ella, de las instituciones y de los habitantes de San Miguel Acatán, es uno de los propósitos de la antropología en tanto “búsqueda de nuevas formas de pensar e interpretar estas complejas relaciones entre actos de violencia, significación, representación, hegemonía o resistencia” (Ferrándiz Martín, Feixa Pampols, 2004, p. 160). 11
Ser mujer en San Miguel Acatán Entre violencias y procesos de justicia Enfocándonos en la observación de cuáles actores sociales tienen el poder de nombrar los hechos, de definir los significados, exploramos las declinaciones locales de la “justicia”, las instituciones estatales y las personas, cargos y entes socialmente reconocidos –tradicionalmente o recientemente– encargados de la administración de los asuntos de justicia, según el sentido local del término. Indagamos la proximidad entre el sistema de justicia, formal o tradicional, y las problemáticas que afectan la vida de las mujeres, cuáles son los ordenadores simbólicos que regulan las relaciones de poder de las que forman parte y cuál espacio de subversión hay. En un contexto de fragmentación de la sociedad y de la información, de aislamiento territorial y conexiones globales, de vacío en el control de los poderes locales y externos, de dependencia material e híper producción epistémica, interrogarse sobre los sentires íntimos y cotidianos de uno de los grupos más intersticiales de la sociedad guatemalteca –mujeres, indígenas, rurales, pobres– tiene motivaciones y retos complejos e interconectados con múltiples elementos de un análisis más global de la sociedad y de las lógicas del manejo del poder. El análisis microsocial termina por hablarnos de dinámicas macro donde no podemos separar las políticas estatales y globales de las prácticas culturales y los discursos locales. Se considera de suma importancia la investigación en profundidad de contextos específicos como herramienta para poder comprender la realidad contemporánea más amplia. Suponiendo que cualquier micro-realidad local está, atravesada y construida por las dinámicas regionales y globales, y en continuo diálogo y recíproco intercambio con éstas, resulta imprescindible mantener presente el macro-escenario para entender el micro, al igual que explorar las especificidades locales para comprender cómo se desenrollan las realidades a nivel departamental, nacional, continental y global. Creemos que las periferias nos puedan hablar de los centros y de cómo las construcciones que se producen en los centros decisionales afectan a las dinámicas locales. En este estudio, nos interrogamos sobre las dinámicas locales y subjetivas en un contexto rural e indígena de la sociedad, fuertemente afectado por dinámicas migratorias, y de procesos de globalización cultural, crecimiento económico inarmónico y desparejo y la anomia social que eso conlleva. Exploramos el papel de los varios actores sociales involucrados en las dinámicas de la construcción de género, de las políticas de género y las percepciones subjetivas de las mujeres, consideradas como agentes sociales sólo en la medida que tienen “una capacidad de actuar en el mundo cultural produciendo un efecto que no es programático ni regido por reglas sociales inamovibles. Es esta posibilidad de actuar produciendo efectos en el entorno, con cierta libertad aun dentro de las reglas” (Dorotinsky Alperstein, 2008, p. 92). Indagar los sentires de las mujeres y los vínculos de sus experiencias de violencias con el sistema de justicia estatal, el sistema de justicia comunitaria y los otros lugares de atención, nos puede ofrecer una mejor comprensión de las construcciones de género de esta sociedad y de sus instituciones y del funcionamiento de los diferentes sistemas de justicia frente a casos de violencia contra las mujeres, especialmente en contextos indígenas. 12
Introducción Consideramos la investigación social como un recurso para las mujeres y las realidades sociales locales para contar con una mirada externa a partir de la observación de las dinámicas locales. El primer objetivo de la presente investigación es contribuir a que haya nuevas interpretaciones sobre las mujeres, y desde las mujeres, en el contexto de San Miguel Acatán, y en él más amplio, para que las miradas y las interpretaciones de su mundo desde adentro y desde afuera, se complejicen y lleven a una reflexión colectiva y a una transformación social consciente, que las decisiones que condicionan las vidas de las mujeres se planteen a partir de las demandas y las propuestas de ellas mismas.
1.1 Metodología El proyecto de investigación, que fue desarrollado durante un año, de marzo de 2012 a febrero de 2013, se enmarcó en los procesos de investigación social a profundidad e interdisciplinaria con compromiso social y ético de CEDFOG. Investigar la realidad de las mujeres de San Miguel Acatán y los procesos de justicia en los que están involucradas es parte de los retos del Área de investigación que se propone aportar conocimientos nuevos y críticos sobre fenómenos históricos, sociales, políticos, económicos y culturales del departamento de Huehuetenango. El enfoque metodológico, interpretativo y restitutivo del estudio es dialógico, en la construcción de la polifonía de las voces que se expresan, y de género, no sólo por analizar la construcción social de lo femenino, sino también por hacerlo desde lo femenino, desestructurando los conocimientos y el poder desde la ideología patriarcal. Las y los sujetos participantes de la investigación han sido involucrados en el proceso cognitivo en la forma en que han tenido ocasión de visitar sus propias prácticas políticas y culturales constituyentes de la construcción de los papeles de género, de las relaciones de poder y de las violencias ejercidas localmente en contra de las mujeres migueleñas. El estudio se basa en una etnografía de la cabecera y de algunas aldeas de San Miguel Acatán, en la recolección de las percepciones y las experiencias de las y los actores sociales involucrados en las temáticas mencionadas, en San Miguel Acatán y en contextos más amplios como el departamental y el nacional, y en la recopilación de datos sobre casos de violencia contra la mujeres, y en general denuncias hechas por mujeres ante la Policía Nacional Civil y el Juzgado de Paz de San Miguel Acatán. El trabajo de investigación, de tipo cualitativo, se llevó a cabo a través de la observación participante desarrollada por un plazo de cuatro meses y de entrevistas semiestructuradas y en profundidad a varios actores sociales. En la primera y última fase de la investigación, para construir un cuadro del acceso formal y material al sistema de justicia estatal y de su apertura hacia sistemas de justicia indígena locales, se realizaron entrevistas semiestructuradas a representantes de la Defensoría de la Mujer Indígena (DEMI), la Defensoría Maya (DEMA), el Comité Ejecutivo de Justicia de Huehuetenango (CEJH), la Comisión de la Mujer dentro del Consejo de desarrollo Departamental a nivel de la cabecera departamental, y al encargado de la Oficina de Atención a la Víctima de la Fiscalía del Ministerio Público 13
Ser mujer en San Miguel Acatán Entre violencias y procesos de justicia del Centro Administrativo de Justicia de Santa Eulalia, que también cubre el cargo de Coordinador de la Red de Derivación de Atención a Víctimas de la Región Norte. Para explorar las subjetividades de las mujeres frente a experiencias de sufrimiento y violencia, y su percepción y acceso de los sistemas de justicia, se llevaron a cabo 38 entrevistas en profundidad a un total de 40 mujeres de San Miguel Acatán, de las cuales 24 residen en la cabecera municipal y 16 en las aldeas de Chimbán, Taquiná, Akal Coyá, Centro Coyá, Las Vegas Coyá y Tuslaj Coyá. La mayoría de las mujeres con la cuales nos encontramos, son parte de algún comité de mujeres, organizado por la Oficina Municipal de la Mujer que nos facilitó los contactos, organización de mujeres o de ASMADI, única asociación de mujeres con personería jurídica presente en el municipio. Otras mujeres han sido referidas por ser comadronas y por lo tanto representar un referente importante para otras mujeres, a pesar de no estar involucradas en ninguna organización. A todas se les garantizó privacidad con respecto a su historia y a su identidad. Para conocer la disponibilidad y el tipo de servicios de atención a las mujeres y el acceso a estos, las dinámicas de gestión del poder local y la relación entre instituciones y mujeres se realizaron entrevistas semiestructuradas a miembros y representantes de la alcaldía municipal, de la Oficina Municipal de la Mujer, del Juzgado de Paz, de la subestación de la Policía Nacional Civil, del Centro de Salud, de la ONG Curaméricas, de la Asociación Civil Coordinadora Maya Akateka (ACMA), del Consejo del Pueblo Maya Akateko, de la Asociación Generación Juvenil Jak’atan, de la Casa de la Cultura Maya Akateka, de las iglesias Católica, Evangélica Centroamericana y Adventista, con la encargada de la SOSEP y se realizaron conversaciones informales con la encargada de la SEPREM y el Presidente de la Comunidad Lingüística Akateka. Con relación a conocer la opinión y/o posición de los alcaldes rezadores de Chimbán sobre el objeto de investigación, se obtuvo por respuesta un claro rechazo a cualquier tipo de comunicación o intercambio sobre la problemática señalada. Queda como reto comprender de mejor forma esta reacción, en tanto las realidades políticas actuales a partir de la Defensa del Territorio posicionan a las Autoridades Ancestrales como eje para alcanzar ciertos equilibrios en las dinámicas comunitarias, a las que ineludiblemente se debe conectar la vida cotidiana. En la última etapa del trabajo de campo se realizó una devolución del estudio a través de la presentación de los principales hallazgos ante el COMUDE y, en seguida, a través de la organización de un encuentro con las mujeres entrevistadas en el cual se ha discutido conjuntamente sobre los temas de la investigación y los resultados parciales a través de grupos focales. La participación colectiva de las mujeres en la producción del sentido del trabajo quiere ser parte de un proceso de concientización, construcción de un espacio compartido de diálogo y reflexión. Finalmente, cabe señalar que el trabajo de campo estuvo a cargo de Giulia Maero, y la redacción del texto de investigación fue desarrollada en coautoría con Carla Yadira De León Alvarado, a fin de crear un diálogo que permitiera profundizar en el dato de campo en función de dimensionar las experiencias de las mujeres. 14
Introducción
1.2 Situar el conocimiento y su producción Además de contextualizar la investigación y su producto textual en el quehacer de CEDFOG, en las prácticas metodológicas y marcos teóricos, y en el entorno geográfico, político, social e histórico, consideramos imprescindible situar a la etnógrafa, su papel y su autoridad etnográfica en el contexto de realización del estudio. Creemos que la mirada de la investigadora, además de ser una de las herramientas para la interpretación, es parte de la etnografía en cuanto referente experiencial de la realidad circundante, y por tanto se debe incluir en el análisis como material a interpretar. La observación se la “puede tomar en serio si se la reformula en términos hermenéuticos como una dialéctica entre la experiencia y la interpretación” (Clifford, 1995, cit. en Jacorzyinski, 2004, p. 25), tenemos entonces que contextualizar estos dos elementos que están en la base de toda investigación. Situar el conocimiento, presentando el lugar de enunciación es la premisa para poder hablar de la “otredad”, contextualizando su presentación en la relación con quien narra. Poner en diálogo las voces de las mujeres y de los otros actores sociales involucrados con la voz enunciadora que provoca el encuentro, nos lleva a interrogar sobre el papel de quien está recogiendo estos textos, de quien está observando las prácticas y de cómo éstas van a ser filtradas e interpretadas a través de su mirada, su historia personal y su experiencia subjetiva del contexto y de las relaciones, además, de cómo las acciones y los discursos de las personas observadas van a ser condicionados por la presencia de una mirada externa y observadora. Si por un lado, el papel de la investigadora es el de una mirada externa que permite a las personas reflejarse y enriquecer la percepción de sí mismas y de la sociedad circundante, por otro, resulta de suma importancia la atención constante y la reflexión sobre el papel jugado por la investigadora en cuanto a persona externa al contexto local, y sobre la complejidad de atributos que va a concentrar en su persona. El hecho de ser mujer, joven, extranjera, occidental, europea, profesional, de clase media tiene que ser tomado en cuenta para permitir una comprensión de la deformación inevitable de los conocimientos y saberes que se van a compartir. Los deseos y necesidades, las proyecciones y expectativas que se van a catalizar alrededor de la investigadora y que van a marcar las relaciones que se van a ir construyendo, el poder que este sujeto maneja, son todos elementos que tienen que ser objeto de análisis y reflexión. “…la ubicación del antropólogo determina la recopilación de los datos y por lo tanto la observación participante, como las actitudes más comprometidas, conduce a cierta discrecionalidad y selección de datos arbitraria. (…) es ingenuo suponer que la descripción etnográfica es transparente y puede existir afuera de los géneros literarios” (Jacorzynski, 2004, p. 18). El proceso de conocimiento de las problemáticas de las mujeres quiere ser un momento de reconocimiento colectivo, del cual la autora no se debe sustraer, a través de la autorreflexión, del intercambio y la devolución democrática de los resultados durante y después del trabajo de investigación de campo y elaboración del texto interpretativo. 15
Ser mujer en San Miguel Acatán Entre violencias y procesos de justicia El trabajo de campo ha sido posible gracias a la presencia y apoyo de una asistente de investigación, una joven mujer de San Miguel Acatán, Magdalena Tomás, que me ha acompañado en los encuentros con las mujeres monolingües akatekas, en las visitas a las aldeas y comunidades, y en la comprensión del universo cultural local. Su papel en la investigación ha sido múltiple por su pertenencia al contexto observado, su rol de intérprete lingüístico-cultural y su aporte a la construcción de un conocimiento compartido. Dentro del proceso de investigación, además de ser una interlocutora cercana en la exploración de su vivencia en cuanto mujer indígena inmersa en el mundo cultural migueleño, ha representado la mirada interna, por aportar en el proceso de conocimiento, análisis e interpretación desde otro punto de vista. Sus sentires y su participación observante son parte del texto de análisis, y han sido objeto de reflexión compartida. Observada y observante de su realidad, mujer migueleña con su experiencia, sus sentires, su narrativa y su interpretación, aporta una doble mirada sobre la realidad, una reflexión íntima sobre ser mujer, un puente entre mi presencia ajena y el espacio social migueleño. Presencia indispensable para permitirme el acceso al locus narrativo de mujeres y otros actores entrevistados en muchos momentos, ha representado un prolongamiento de mi persona-investigadora al mismo tiempo que yo podía ser un prolongamiento de la suya, delante de los actores sociales involucrados marcando la presencia de ambas con las percepciones sociales ajenas. Mi llegada a San Miguel Acatán ha sido marcada por las percepciones y las expectativas de las mujeres y de los representantes de instituciones, y en algunos casos se han generado incomprensiones y pedidos incumplidos. Se me ha avisado del descubrimiento de huesos y restos encontrados debajo de la pavimentación del parque central en ocasión de unas obras pensando que habría podido ser útil en la datación y que me habría interesado en cuanto antropóloga. Se me ha buscado para valorar unas vasijas de barro que una persona poseía por haberlas desenterrado en su terreno. Se me ha agradecido por haber llegado para “ayudar”. He tratado en varias ocasiones de explicar mi profesión, mi papel, los retos y ambiciones del trabajo de investigación, quedando a veces con la sensación de no ser completamente entendida o de producir decepción. “¿Qué se va a hacer con este estudio?”, “¿Dónde necesitan la palabra?” me preguntan confundidos, hasta proponerme explícitamente que yo o la institución con la que trabajo apoye con semillas u otros proyectos a las mujeres. En varias ocasiones nos han pedido información sobre “la bolsa solidaria: todavía no nos ha llegado”, nos han buscado con esperanza de ganar algo o huido con miedo de recibir charlas. He percibido curiosidad, indiferencia, rechazo, sospecha, e incomprensión ante el querer saber sobre la vida de las mujeres, cuestiones sobre las cuales en muy pocos se interrogan. Encontrar espacios de intimidad para llevar a cabo las entrevistas en profundidad sin interrupciones ni presencias indiscretas o controladoras ha sido un reto no siempre alcanzado. A veces son las mismas mujeres que no se atreven a apartarse de la mirada o presencia de familiares, hasta justificar la imposibilidad de encontrarnos por la ausencia del esposo, al cual no pueden pedir permiso en ese momento. En otras situaciones nos han confesado el alivio sentido por haber insistido nosotras en apartarnos para buscar privacidad, porque frente al esposo no habrían podido contar sus vivencias. Apostar en la construcción de una relación de confianza, a través de la 16
Introducción garantía del anonimato y explicando los objetivos de la investigación, no siempre ha sido exitoso o ha generado el clima ideal para la narración fluida y espontánea, sobre todo en las aldeas y comunidades, donde hablar de violencia intrafamiliar es percibido como un tabú, irrespetuoso de los esposos y de la sociedad en general, y donde el control social sobre la vida de las mujeres se hace más apretado. En sentido metafórico fotografié el escenario con mi lente, con mi cámara, desde mi posición en el espacio, a través de la luz presente en ese preciso instante, según como los actores sociales se distribuían en el entorno y la cara que mostraban. Este texto no es final ¿cuándo lo es una investigación social? no es una descripción de la realidad, ni total ni completa, sino un álbum fotográfico de lo que se me ha presentado de las mujeres de San Miguel Acatán. He estado buscando, preguntando, explorando cuestiones puntuales sobre una realidad que no es precisa ni unívoca sino compleja, construida de múltiples materiales, sentires y percepciones, y dependiendo del punto en el que la estemos mirando va cambiando de forma y sentido. Registrar las voces de las mujeres nunca termina de ser un acto personal y subjetivo, elaborado, construido y expresado en texto por una persona, atravesada por los múltiples significados-consecuencias de estar presente en el espacio-tiempo que está observando y representando. Las etnografías nunca terminan de ser autobiografías en la medida en que se enmarcan en la experiencia personal de la autora. El sentido de este trabajo descansa en el proceso de producción de nuevos conocimientos sobre y desde las mujeres de San Miguel Acatán, protagonistas, sujetas y compañeras de este viaje reflexivo. Agradezco profundamente su participación, disponibilidad, confianza y tenacidad, que han permitido la realización de la investigación y han sido fuente y razón del estudio. Asimismo agradezco la generosidad de la población migueleña por acogerme en su vientre, regalarme lugar cerca de sus estufas y dedicarme tiempo e interés. El estudio no habría sido posible sin las conversaciones y las entrevistas con los representantes institucionales de San Miguel Acatán y de Huehuetenango que pacientemente han abierto las puertas de sus oficinas y han hecho espacio en su calendario para compartir sus quehaceres y visiones. Finalmente, con este texto, CEDFOG aporta una nueva herramienta para profundizar en las complejas relaciones de poder entre mujeres y hombres en los territorios de Huehuetenango. Seguramente, como en otras oportunidades, generaremos reacciones encontradas con su publicación, pero es ahí, en el disenso, en la crítica, en las dudas que genere el estudio, donde se encuentra el germen de los nuevos conocimientos. Solo en la medida en que nos interroguemos sobre lo que somos como Pueblos, podremos avanzar en hacernos una mejor sociedad y sobre todo esto se logrará cuando ninguna, niña, adolescente, mujer adulta o anciana sea maltratada física o simbólicamente, por el hecho de ser mujer.
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San Miguel Acatán. Periferia de periferia y violencia estructural
II. San Miguel Acatán. Periferia de periferia y violencia estructural
Rambo y la Virgen de Guadalupe
“
Como San Miguel Acatán está hasta la punta, quién se va a recordar de nosotros” comenta irónicamente una migueleña sobre la condición de marginación, geográfica e institucional, de su pueblo. Periferia de periferia, San Miguel Acatán es uno de los municipios más retirados y olvidados del departamento de Huehuetenango. A pesar de su ubicación en el centro de la región Norte del departamento y de colindar con seis municipios (San Sebastián Coatán, Concepción Huista, Jacaltenango, San Rafael La Independencia, San Juan Ixcoy y Nentón), desde ninguno de éstos se puede acceder a San Miguel Acatán a través de carretera asfaltada. La ruta principal que llega al municipio, la más recorrida por ser la única que lo conecta con medios de transporte público a la cabecera departamental, pasa por San Rafael La Independencia y requiere alrededor de cinco horas de camino, de las cuales dos son de terracería. El eterno viaje que recorre tan solo 124 km, permite asimilar la distancia existencial del resto del país y observar la acelerada movilidad de los migueleños urbanos acostumbrados a desplazarse frecuentemente por este camino para satisfacer sus necesidades. La lejanía de los servicios básicos de salud, justicia, educación secundaria y universitaria afectan las condiciones y oportunidades de vida de toda la población. El acceso a estos servicios depende de los recursos económicos de las personas, es prácticamente impensable que el Estado garantice el acceso a estos en condiciones de oportunidad, cercanía y con pertinencia cultural. 19
Ser mujer en San Miguel Acatán Entre violencias y procesos de justicia De los 25,524 habitantes del municipio de San Miguel Acatán estimados para el 2012, según las proyecciones del INE, la población urbana, concentrada en la cabecera, representa 12,1%, mientras que la población rural asciende a 87,9%. Si el departamento de Huehuetenango se caracteriza por una fuerte variedad sociocultural –están presentes en su territorio nueve grupos etno-lingüísticos–, el municipio de San Miguel Acatán es uno de sus municipios más homogéneo, contando con 99,8% de población maya akateka. El porcentaje de población indígena destaca en la realidad departamental por ser el más alto, frente a un promedio de 65%, y a un 5% en la ciudad de Huehuetenango (Díaz Camposeco, Thomas, Krenmayr, 2008). Prácticamente en San Miguel Acatán, no hay población ladina. Una maestra del instituto diversificado cuenta sobre la presencia ladina: Ya no hay. En el tiempo de que yo crecí si habían, habían ladinos, también había discriminación, …porque antes cuando era la fiesta de San Miguel Acatán, aparte se le ponía música en un salón para los ladinos y aparte un salón para los indígenas, sí, y aparte era la reina de los ladinos y aparte era la reina de los indígenas. [Los ladinos migueleños se fueron] después de la guerrilla, se asustaron, muchos se fueron a otros pueblos y se fueron de aquí de San Miguel Acatán, dejaron vendido sus tierras sus casas ya muy barato porque se asustaron también. Como era el pueblo indígena el que se levantó entonces pensarían pues de que les iban a matar o algo, entonces mejor se fueron de aquí, sí. (Entrevista a mujer no. 37, San Miguel Acatán, 25 de octubre de 2012) El Índice de Desarrollo Humano de San Miguel Acatán, calculado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, basándose en el censo nacional del 2002, es de 0,428 (PNUD Guatemala, 2011, p. 6), el tercero más bajo entre los municipios del departamento de Huehuetenango. Si se compara el IDH de la población migueleña con el de la población de la cabecera departamental, que es de 0.756 (Ídem), vemos que la diferencia es notable. La brecha entre las dos realidades se produce a partir de las variables: urbano-rural, ladino-indígena, centro-periferia. Los indicadores de desarrollo humano o las estadísticas sobre salud, educación y nivel de vida, en todo caso de carácter abstracto, adquieren sentido cuando se llega al municipio de San Miguel Acatán, cuando se visita el casco urbano, y con más dureza en las aldeas. La pobreza se palpa, los datos sobre los niveles educativos y de salud resuenan como ecos desoídos afuera del valle.
2.1 La pobreza La población de San Miguel Acatán destaca a nivel departamental y nacional por sus impresionantes índices de pobreza: se estima que el 91,5% vive en condiciones de pobreza y el 43,5% en pobreza extrema, sólo antecedido por San Ildefonso Ixtahuacán. Observando los mismos datos en el resto del departamento de Huehuetenango vemos que la media se mantiene relativamente alta resultando en un 78,3% y 30,3% respectivamente, mientras que si se considera sólo la cabecera departamental los 20
San Miguel Acatán. Periferia de periferia y violencia estructural porcentajes bajan fuertemente a un 31,5% de población que vive por debajo de la línea de pobreza y a un 4,0% en pobreza extrema (Torres Escobar, 2007; PNUD, 2005; Díaz Camposeco, Thomas, Krenmayr, 2008). Los siguientes testimonios, concretizan los datos expuestos. Cuando era apenas muy pequeña era demasiado pobre, mi abuelo fue el que me crió, no tenía mi ropa, no había nada para mí. Me junté con un hombre, tuve mi primera hija y él se fue con otra mujer, así fue como me quedé la primera vez. Y después cuando me separé de nuevo es cierto que no tenía dinero, no tenía para comprar jabón ni para comprarle ropa a mi hijo. Hacía mecapal y en ese oficio compraba ropa para mis hijos. Y después se murió mi tercer esposo y de ahí me volví a quedar sola, y creo que la pobreza es mi destino. (Entrevista a mujer no. 24, San Miguel Acatán, 17 de octubre de 2012) … a veces me acuerdo tanto lo que he sufrido y he llorado ante mis hijos y he dicho “no sirvo” o “¿qué he hecho? ¿acaso soy único padre o madre de ustedes?” les digo a mis hijos “¿cómo les puedo alimentar, vestirlos y vestirme? Y no hay ni un día de trabajo a pesar que tengo manos para realizarlo” así le digo a mi hijo y lo induzco a elaborar mecapal “si no, no hay cómo subsistir y nadie nos va a regalar dinero y si no trabajas no hay dinero”. Eso digo a mis hijos “ya van a buscar trabajo ya que ustedes están creciendo a base de mi esfuerzo, porque se cansa estar trabajando y a veces me duele las piernas”. Y les he dicho a mi hijo “cuando sea grande no creo que me vas a abandonar” y eso es lo que hago y es mi vida y así les he inculcado a mis hijos. (Entrevista a mujer no. 14, Akal Coyá, 3 de septiembre de 2012). Así como ahora se está aumentando el costo de la canasta básico, cuando la mujer tiene muchos hijos ya no logra comprarlos, tal vez porque no tienen estudio, por eso traen muchos hijos y salen sufriendo, sólo tuvieran uno o dos lograrían mantenerlos, peor si son abandonadas, eso es un problema que viven las mujeres, mire ahora es un sufrimiento cuando no hay dinero, por eso se van a los Estados Unidos, que tal si lo agarran o se muere, se queda la familia sola. (Entrevista a mujer no. 20, San Miguel Acatán, 18 de septiembre de 2012) Según lo observado, la población migueleña se ocupa en la agricultura de subsistencia, para el comercio o trabajo estacional en las fincas en la costa sur o en Chiapas, en servicios locales como ventas de alimentos y bienes de consumo diario, en las instituciones públicas, y, aunque represente un sector menos visible, en el negocio de la migración –una red de coyotes que tiene su base en la cabecera departamental y acompaña a los migrantes mojados hasta la frontera con Estados Unidos. Mientras que la mayoría de profesionales que trabajan en San Miguel Acatán, en las escuelas, en el Centro de Salud y en los servicios de extensión de cobertura, provienen de otros municipios, especialmente de Jacaltenango. Los ingresos de numerosos núcleos familiares proceden regularmente de remesas de los Estado Unidos. Los fragmentos de entrevistas a mujeres reportados arriba, revelan las múltiples facetas de la pobreza que sólo puede ser comprendida en relación con las desigualdades históricamente radicadas en la sociedad guatemalteca, y a las fuertes estratificaciones sociales. Por un lado depende de los ingresos de que disponen los hogares, por otro las condiciones de vida juegan un papel determinante. Podemos nombrar la falta de 21
Ser mujer en San Miguel Acatán Entre violencias y procesos de justicia vocación agrícola de las tierras, la parcelación de los terrenos cultivables, la cobertura educativa y sanitaria (PNUD, 2011; Torres Escobar, 2007). La pobreza frecuentemente está asociada a hogares compuestos por mujeres solas con hijas-hijos y nietas-nietos, ante la ausencia del hombre, por abandono. Los factores que producen estas situaciones, donde la sobrevivencia del núcleo familiar depende netamente de la presencia del esposo/padre, están conectados a una fuerte discriminación de género, productora de y producida por, la falta de acceso a oportunidades de formación, empleo, servicios básicos de salud y educación, propiedad de terrenos y casas.
2.2 Acceso a los servicios públicos 2.2.1 Educación San Miguel Acatán detenta otro récord, el de la tasa de alfabetización: según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, en el 2010 solo el 37,7% de la población migueleña mayor de 15 años sabía leer y escribir, y si consideramos los datos desagregados por sexo vemos que el 33,2% corresponde a las mujeres frente al 43,9% de los hombres. Si la media departamental se mantenía al 72,7% vemos que en el caso de la cabecera sube hasta 89,8%. Un papel fundamental en esta situación lo juega la cobertura educativa, además, de las condiciones de pobreza de la población y de la construcción cultural de los géneros. La mayoría de la niñez en edad escolar tiene acceso a escuela primaria, pero en todo el municipio solo funcionan un instituto básico y uno a nivel diversificado, este último creado en 2009, ambos ubicados en la cabecera. En el resto del territorio se ubican cuatro telesecundarias recientemente instaladas en las aldeas más pobladas, manteniendo excluida a buena parte de la población rural. El acceso a la educación depende de la disponibilidad económica de la familia “no tengo dinero para darles estudio a mis hijos –cuenta Catarina– el grande apenas llegó a sacar su sexto primaria”. También depende de cómo se decide repartir entre hijas e hijos la inversión para el estudio. Si se tiene que elegir entre el estudio de un varón o de una muchacha se privilegia al primero porque se considera que a las hijas no les va a servir como a los hijos que van a tener que mantener económicamente a la familia. La hija será por lo tanto dependiente del esposo. Estudié un año, estaba en la carrera, pero de ahí terminé y entré en el segundo año en la carrera, pero ya no pude seguir me salí a mediados de año, eso que empecé a trabajar y ahí había un mi hermano que estaba estudiando también en básicos y entonces ya no podía continuar con mis estudios y fue así como me quedé. …la mentalidad machista existe así en el hogar, porque ya sean los padres dicen que no la van a dar herencia a la mujer y sólo le dan la herencia al hijo, al hombre que es varón entonces es de los padres también. Hay veces llegan a pensar que la mujer, se va de la casa o la mujer será mantenida así por el esposo, por eso que no le dan lugar a la mujer ya en el hogar. (Entrevista a mujer no. 25, San Miguel Acatán, 20 de septiembre de 2012). 22
San Miguel Acatán. Periferia de periferia y violencia estructural Los costos humanos para emprender una carrera son muy elevados, sobre todo para una mujer, pero también hay historias positivas, como la de Sofía que, después de años de lucha y sacrificios, ahora es maestra en el instituto diversificado: Desde mi niñez, siempre trabajé, si trabajé, aun estudiando yo iba los sábados a traer leña, después de ir a traer leña ir a lavar al río y así, así era mi vida, y como entre semana estudiamos, aquí en la parroquia también era doble jornada, entonces yo iba a la escuela todo el día, ya los sábados y domingos había que hacer el oficio que quedaba pendiente, si, ya después de sexto grado fue que me fui a estudiar allá, pero como digo, así con sacrificios. …Tenía yo siempre ganas de estudiar pero como mis papás antes íbamos a la costa a cortar café. Pero ya tuve la oportunidad de tener una beca entonces mi mamá me apoyó, y me fui a estudiar. Era por cinco años la beca para lograr un título de maestra, entonces me fui al internado, después de estar allá ahora digamos en octubre, me tenía que ir a la costa donde mis papás estaban para ir a trabajar y de la costa para acá veníamos a trabajar también, hacíamos lazos de maguey y así, así fui saliendo, porque había que juntar un poco de dinero para volver a ir en enero. Pero sólo por beca pues, pero es muy difícil. (Entrevista a mujer no. 37, San Miguel Acatán, 25 de octubre de 2012).
2.2.2 Salud San Miguel Acatán, rara vez es noticia a nivel nacional, a no ser por raros hechos de crónica y por su alto índice de desnutrición infantil (80,6) que le ha asegurado la priorización en el Pacto Hambre Cero. Gracias a la campaña publicitaria del programa social del gobierno de Otto Pérez Molina que pretende reducir al 10% la desnutrición crónica en todo el país durante sus cuatro años de gobierno, San Miguel Acatán se ha convertido –por un instante– en destino de atención pública, generando expectativas por el bienestar de la niñez en las madres migueleñas. Sobre el índice de desnutrición infantil explica Raúl Samayoa, responsable de proyecto de Curaméricas, una de las dos prestadoras de salud que cubren donde el centro de salud no tiene cobertura. Bueno, primero este estudio lo hicieron con niños de la escuela, en edad escolar, a partir de los siete años, ahí hicieron el estudio, entonces normalmente ahí los niños al fin se van sin desayunar por muchas razones, por pobreza, por muchísimas razones y entonces ya esta clase de niños ya están un poco más a vérselas por sí solos podemos decir a ver por sí solos que comen. Otro de los factores es el gran número de hijos verdad, familias muy numerosas. …Son varias razones verdad, primero la pobreza, la pobreza es un factor y también la migración, San Miguel Acatán es un municipio de los más antiguos de Huehuetenango en tener migrantes hacia Estados Unidos pero muchos se han olvidado que dejaron familia aquí, entonces la madre lo que va consiguiendo, la que aun sostiene estar sola ve lo que va consiguiendo, lo que logra darle de comida porque de Estados Unidos ya no le vino nada y hay muchas gentes así, entonces muchos factores que hacen que San Miguel Acatán haya entrado en esa clasificación. (San Miguel Acatán, 16 de agosto de 2012) 23
Ser mujer en San Miguel Acatán Entre violencias y procesos de justicia El Centro de Salud no tiene personal médico desde octubre de 2011: Tuvieron algunos inconvenientes. Yo creo que el médico que estuvo acá, tuvo problemas en el Área [de Salud, con sede en Huehuetenango, NdR] entonces fue que ya no lo volvieron a poner acá, sí. …Se ha estado solicitando pero no, no hay quien venga porque como ya sabe que aquí está muy lejos entonces es muy difícil que personal venga, casi no vienen los médicos, había un médico presupuestado que estaba para el distrito pero viera que él no sé porque lo mandaron a otro lugar, estaba supuestamente como médico de San Miguel Acatán pero trabajando en otro lado, yo no sé cómo lo manejaron allá en el Área, pero ahora dice que ya renunció ese médico, ahora están buscando otro médico que venga aquí, dicen, pero permanente. (Entrevista a enfermera profesional, San Miguel Acatán, 19 de octubre de 2012) El médico está siendo substituido, en sus tareas administrativas de coordinación, por un enfermero profesional, quien trabaja como responsable del Centro de Salud, a pesar de no haber visto un incremento en su salario. Alfredo nos da su opinión sobre las condiciones del sistema de salud pública: Creo que los servicios de salud para lo que estamos aquí en el municipio es necesario fortalecerlos, la gente indígena es la que menos acceso tiene a los servicios de salud y si hacemos una forma comparativa en lo que es el departamento, el área norte de Huehuetenango no tiene las mejores condiciones de acceso a los servicios de salud, el área norte, no así si vemos el área Huista y el área central de Huehuetenango tienen más servicios de salud, tienen más acceso, tienen mejores vías de acceso y tienen mejores redes de atención de salud. (San Miguel Acatán, 23 de octubre de 2012). La ausencia de un doctor que ofrezca una consulta pública representa para la población migueleña un obstáculo enorme en el acceso a mejores condiciones de salud, tienen que pagar para ser atendidos por un doctor que trabaja en una de las dos clínicas privadas, donde se hace evidente falta de profesionalidad y rectitud por parte del personal que se ha rehusado a entregar informes clínicos y resultados de exámenes a pacientes, a no ser a cambio de un pago extra. La alternativa es ir a otro municipio para acceder a los servicios públicos con consecuencias económicas y temporales a veces notables. Los casos médicos legales no los estamos certificando porque no aceptan, tiene que ser médico, lo único que sí hacemos con los pacientes es que se les atiende, se les da los primeros auxilios y se da un informe, pero si no se está haciendo como se debería de hacer cuando ya hay un médico, él tiene que dar ya su informe bien hecho y todo, nosotros si no damos ese servicio porque no hay médico, a veces los mandamos a Santa [Eulalia], ahorita en San Rafael La Independencia hay médico, entonces ahí estamos refiriendo a los pacientes, cuando sea un caso médico legal. (Ibídem) Veremos más adelante cómo esta situación afecta a los procesos de justicia donde hay lesiones físicas que constituyen pruebas, o donde se requiere atención médica a víctimas de violencia. Alfredo nos cuenta que no es sólo la ausencia de un médico que afecta al Centro de Salud, sino que en general no hay recurso humano suficiente, la mayoría está por 24
San Miguel Acatán. Periferia de periferia y violencia estructural contrato técnico y no son presupuestados, no tienen personal en trabajo social, ni un laboratorio de análisis, así que las pruebas tienen que remitirlas a Santa Eulalia o a Soloma (entre dos y dos horas y media de distancia) o hasta Huehuetenango (a cinco horas de camino en transporte público). Allí también tienen que referir a las personas que necesitan atención en horario diferente al del Centro de Salud, abierto de 8:00 am a 4:30 pm, ya que no puede ampliar su servicio por falta de recursos. Disponen de una ambulancia para los casos de emergencias, pero no puede ir a las comunidades: No, eso sí no, porque como no tenemos mucho combustible, a nosotros de parte del centro de salud, nos dijeron que la ambulancia es solo de aquí de la cabecera para trasladar a los pacientes al hospital. (Entrevista a enfermera profesional, San Miguel Acatán, 19 de octubre de 2012) La enfermera también manifiesta su inquietud ante la falta de medicamentos disponibles: Ahorita no hay nada, ahorita a los pacientes solo se les está dando bromhexina que es para la tos y uno que otro antibiótico, acetaminofén, todo eso en tableta, en jarabe, no hay nada de medicamentos, solo hay para la tos. Los pacientes los tienen que comprar ellos mismos. Y viera que no lo compran, uno les deja su receta y a cada ocho días vienen a preguntar “¿Cuándo viene el medicamento?” Y vienen con su receta. (Ibídem)
2.2.3 Administración de justicia En San Miguel Acatán las instituciones presentes encargadas de resguardar el orden público y administrar la justicia son respectivamente la Policía Nacional Civil y el Juzgado de Paz Civil. Similarmente a otros municipios del departamento, PNC y Juzgado fueron expulsados por un tiempo del municipio, demostrando la debilidad institucional y la falta de confianza de la población en estas instituciones estatales. En 2006 las Juntas de Seguridad Local, encabezadas por el alcalde municipal, apelando a las normas consuetudinarias y costumbres de los pueblos indígenas maya akatekos, se encargaron de administrar la justicia y la seguridad en el pueblo, rigiendo nuevos delitos y estableciendo nuevas normas y sanciones.1 Tanto la PNC como el Juez de Paz regresaron en el 2009 y desde entonces mantienen una presencia cauta para garantizar su seguridad, y tratan de construir una relación de confianza y credibilidad con la población, lo que depende en parte del apoyo simbólico que reciben del alcalde en funciones. Guillermo Luna, Juez de Paz de San Miguel Acatán, explica cómo se ha ido reconstruyendo la relación con los ciudadanos, a través del apoyo del alcalde:
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Para conocer más detalladamente el contexto y las dinámicas de los hechos mencionados ver Torres Escobar, E., 2007, Aproximación a la inseguridad en Huehuetenango, “Cuadernos del Corredor”, no.2, año 2, Guatemala, CEDFOG.
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Ser mujer en San Miguel Acatán Entre violencias y procesos de justicia Se ha ido fortaleciendo con el paso del tiempo, poco a poco las personas han ido confiando un poco más en el sistema y, siempre con la ayuda de la alcaldía, verdad, del acalde, porque las personas confían en la autoridad municipal, verdad. Y también ellos, la autoridad municipal va remitiendo casos acá al Juzgado, porque las personas generalmente llegan con el alcalde y el alcalde les dice: “Mire esto aquí no lo podemos arreglar, váyanse al juzgado”, entonces esa coordinación institucional es la que ha ido fortaleciendo un poco también al Juzgado, porque las personas confían en su gente, en la comunidad, el alcalde es de acá, verdad, entonces ellos les dice: “No se puede acá, vayan al Juzgado, mejor” verdad. (San Miguel Acatán, 8 de agosto de 2012) De manera similar a las otras instituciones estatales presentes en el municipio, el funcionamiento de la policía y del sistema de justicia sufren de falta de presupuesto y de recursos humanos y materiales. Henry Tomás Gómez, encargado de la sub-estación policial, explica por qué no llegan a las aldeas: “no tenemos medios, tenemos ahí un carro de lujo pero no tiene llantas buenas”. También lamenta la falta de personal akateko hablante “el no entender el idioma akateko es uno de los obstáculos que hemos tenido (…) pues es vital que esté una persona de acá para que entienda el akateko” (San Miguel Acatán, 23 de agosto de 2012). La ausencia de un intérprete “es una limitante porque las personas se sienten mejor en su idioma, hablando mejor en su idioma” comenta el Juez de Paz. Si el secretario del Juzgado es oriundo de San Miguel Acatán y asume el papel de intérprete cuando se le requiera, los agentes de la PNC tienen que buscar a algún vecino que les asesore. Las personas que acuden a la policía o al juzgado, si no manejan el castellano, procuran acompañarse de un conocido que funja de intérprete, asumiendo el gasto que esto conlleva. Sigue el Juez de Paz: Aquí la dificultad, como creo que en muchos lados del país, es la distancia verdad, contamos con distancias muy grandes, entonces el factor tiempo a veces llegar a una comunidad representa una hora y media, dos horas verdad, entonces una patrulla por más rápido que llegue verdad, a una emergencia, a veces la emergencia tal vez ya pasó, la tragedia ya sucedió. …Otra dificultad que se ha dado a veces es en cuanto a los centros de salud no hay médicos, nos vemos con esas limitaciones de los informes médicos que nos ayudan a nosotros para determinar si es algo grave o algo leve que podemos resolver aquí, sin embargo se resuelven muchas cosas que las personas mismas logran arreglar. …Eso es un problema grande aquí, no hay. Las personas claramente cuando se tiene que ir a Huehuetenango no quieren, es difícil son cinco horas es mucho gasto, fácilmente gastaran 150 quetzales en pasaje y en comida o 200 quetzales …las personas aquí ganan 30 quetzales al día entonces ¿qué van a hacer con el gasto? (San Miguel Acatán, 8 de agosto de 2012) El Juzgado de Paz local tiene competencia sobre un número limitado de situaciones, y los casos que no se pueden solucionar allí son remitidos a la Fiscalía del Ministerio Público y al Juzgado de Primera Instancia Penal, que tienen sede en Santa Eulalia, donde desde 2001 hay un Centro Administrativo de Justicia que tiene competencia territorial sobre los ocho municipios de la región Norte de Huehuetenango. Según Guillermo Luna eso implica que …las personas tienen que gastar más para resolver sus problemas, porque tienen que transportarse, gastar en comida, tiempo también, ellos a veces trabajan por día y les pagan por día, y pierden su día, y no van a perder solo un día sino dos o tres, tal vez yendo a 26
San Miguel Acatán. Periferia de periferia y violencia estructural audiencia. (…) La limitante es procesal y también funcional para las personas, en cuanto a la procesal es que es más lento, el expediente se va arriba a Santa Eulalia y allí si bien es cierto ellos trabajan fuertemente con todo lo que reciben, el tiempo de trabajo aumentará algunos días más solo por el hecho de que no hay fiscalía acá. (Ibídem) Cuando pregunto a María si en alguna ocasión ha acudido con la PNC o al Juzgado, así me contesta: No he llegado con ellos, no he ido con ellos, ya no, es que se necesita dinero también si uno quiere pelear algún caso, si quiere uno hacer algo se necesita dinero, no solo que apenas la pasa uno y para que yo vaya y regale mi dinero al licenciado ya no, cuesta ganarlo usted quiera o no como cuesta ganar cada centavito, como cuesta, entonces no, no he ido. Tal vez no, ya no creo que vaya a hacer algo yo, media vez no se pudo no se pudo, ya no se puede usted entonces ya no. (Entrevista a mujer no. 34, San Miguel Acatán, 23 de octubre de 2012) Ahí en el juzgado, en la policía solo son ladinos –comenta Hermelinda– entonces siempre se burlan de la gente que se va a que, por no hablar bien el español y el que habla un poquito más el español le hacen caso más porque como, supuestamente pues les entienden más que a los que hablan un idioma. Siempre hay discriminación. (Entrevista a mujer no. 37, San Miguel Acatán, 25 de octubre de 2012) Me explica Mario Roberto Figueroa, encargado de la Oficina de Atención a las Víctimas del Ministerio Público de Santa Eulalia: La mayoría de gente no cree en la justicia porque no se aplica y en muchos de los casos la gente de muy escasos recursos no se le aplica porque no tiene como venir aquí, por ejemplo, como estar aquí, como seguir, continuar con su proceso, tener que ir a Huehuetenango a un debate y no tiene medios para llegar allá, no tiene forma, ni para comer, ni transporte, hay pérdida de tiempo y perder ellos un día de trabajo es perder cuarenta o cincuenta quetzales que posiblemente le van a servir para sostener a la familia. (Santa Eulalia, 5 de noviembre de 2012) Las limitaciones para los migueleños al acceso formal a la justicia oficial se encuentran en las distancias geográficas que tienen que recorrer para alcanzar las oficinas, con relativos costos materiales y en términos de tiempo, y en las distancias humanas y culturales, producidas por falta de conocimiento y respeto de las dinámicas culturales locales, empezando por el idioma por parte de los operadores de justicia.
2.2.4 Las vías de comunicación Llegando a las aldeas es cuando se asoma la pobreza extrema a la vista. Todas las carreteras que comunican la cabecera con las aldeas son de terracería, y se encuentran en malas condiciones. El sistema de transporte público se caracteriza por microbuses que efectúan un solo viaje al día, saliendo de las comunidades a horas tempranas y regresando al medio día. Eso resulta en una serie de limitantes para la población aldeana en el acceso a los servicios que están ubicados en la cabecera, además de a la 27
Ser mujer en San Miguel Acatán Entre violencias y procesos de justicia información y a la educación. El aislamiento geográfico se configura en exclusión y mayor pobreza, escasez de empleo, especialmente para las mujeres. Las mujeres aquí en la cabecera municipal, bueno, si es una madre soltera entonces hay veces ella consigue trabajo digamos en echar tortillas, en lavado de ropa o bueno ella consigue sus diez o quince quetzales al día pero en una comunidad no, en una comunidad aunque usted vaya a preguntar si necesita trabajo ¿Pero en qué? ¿Quién te va a dar? Si las mujeres solo se dedican a lo que es en su casa. (…) Más se dedican al hogar, bueno, mas algunas siembran lo que es papas o habas, garbanzo, eso, pero las que sí tienen terreno y tienen agua pero las que no aunque ellas quisieran entrar a trabajar en una hortaliza o un invernadero pero si no hay agua, no hay terreno y como conseguir la semilla entonces definitivamente no hay. (Entrevista a mujer no. 3, San Miguel Acatán, 3 de agosto de 2012).
2.3 La vivencia del conflicto armado interno y sus secuelas hasta hoy “Siempre la gente piensa como vivió el conflicto, se acuerdan, pero la gente ya no habla del conflicto, (…) tal vez porque eso ya pasó, fue algo que ellos vivieron, algo que ya no quieren recordar y hablar” nos explica Hermelinda, de la aldea de Tuslaj Coyá. Encontramos muchas resistencias al hablar sobre el conflicto armado interno que afectó duramente a San Miguel Acatán en la década de los años ochenta, y especialmente a unas aldeas, como Coyá y Chimbán. No es un tema de conversación deseado, quien era muy joven o todavía no había nacido manifiesta desconocer lo que pasó, la mayoría de las personas contesta a las preguntas sintéticamente, dejando entender que no quieren recordar, en general casi nadie toma una posición con respecto a las dos partes, guerrilleros del EGP y ejército, que ocuparon alternativamente el territorio, obligando a las y los civiles a colaborar bajo la amenaza de muerte, proveyendo las necesidades de soporte material de la guerrilla antes y enrolándose en las Patrullas de Autodefensa Civil a partir de 1982. Sigue Hermelinda en su narración: Viví en el miedo. Solo cuando mi esposo estaba en la cama agonizándose, bien hinchado estaban sus pies, cuando llegaron los ejércitos, nos dijeron “a este lo balearon, ustedes son guerrilleros, ¿dónde están las armas?”, “búsquenlo si quieren, él está enfermo” les dije. Le quitaron la cobija y lo registraron y no encontraron nada, así se fueron. Como ya se escuchaba que habían violado a las mujeres, entonces yo tuve que cargar a mi hijo de cinco años, para que no me violaran, había una señorita que tenía cargado su hermanito, le quitaron al niño de la espalda y lo dejaron con otra señora y la llevaron en otra casa, allí la violaron, es hija de Pedro Francisco, más abusaron de la mujeres que vivían en el centro. … en el año 1982 quemaron las casas, eso lo vimos, vimos a cuantas personas que murieron en las cuevas de la mina, y los otros que se murieron aquí, aparte los que fueron asesinados dentro de sus casas. A los hombres los amarraban en los postes, los golpeaban, los pateaban y en frente de ellos violaban a sus esposas, eso escuché, eso decían las otras mujeres, yo sí 28
San Miguel Acatán. Periferia de periferia y violencia estructural me quedé en mi casa. …Dejó muchas cosas la violencia, porque la gente se emigró, dejaron abandonado sus casas, sus pertenencias, además habían casas y cosas que se quemaron, ya cuando la mayoría de la gente se desplazó, los comandantes y otros vecinos fueron a saquear las casas, llevaron mazorcas, maíz, frijoles y otras cosas de las personas, y lo llevaron a la comandancia, después pedían que nos fuéramos a desgranar las mazorcas, los que no teníamos maíz, si desgranábamos un quintal, nos daban una libra de maíz en lugar de la paga en efectivo, yo fui a trabajar con ellos, yo desgranaba dos quintales y me daban dos libras de maíz. Sí, seguimos viviendo, muchas personas se emigraron a México, aquí una familia entera se emigró, ellos ya no van a regresar. …muchas mujeres se quedaron viudas, fueron 19 los que se murieron en las minas, por los ejércitos y también algunos fueron asesinados por la guerrilla. (Entrevista a mujer no. 28, San Miguel Acatán, 17 de octubre de 2012) Hermelinda nos narra cómo se ha ido reproduciendo la violencia como hábito social, normalizada entre otras prácticas: Por eso la gente se anda matando, se quedó eso en la gente, en los jóvenes, en los señores, en las señoras. Así como pasó aquí, cuando un señor disparó a su cuñado entre la gente, el primer viernes, nada a escondidas, eso aprendieron de la guerra, ya ni miedo tienen, así están las hijas, la hermana pegó a la suegra, hace poco, todavía se sigue eso. (Ibídem) En una tarde lloviznosa y fría, los cerros cubiertos por la neblina, nos encontramos con las autoridades locales de Coyá. El presidente del COCODE de Tuslaj Coyá cuenta: Mataron a 23 personas, alguien los denunció al ejército pero no por ser guerrilleros sino por razones personales, de envidia. Nos mataban, un señor me acusó que ya es finado ahorita, que Dios permite su vida de él y él tuvo que denunciar a muchas personas, él fue quien denunció a esas 23 personas que murieron allí. Vaya que el nombre mío, no sabían qué apellido tenía en mi cedula, como mi papá se llamaba Pascual y yo me llamo Manuel, el que escribió mi nombre en el listado y los fue a dejar a los soldados, que me llamaba Manuel Pascual y me llamó Manuel en mi cedula aparezco como Manuel Diego Pedro, por eso vivo todavía, si no saber dónde anduviera entre las flores. …No eran guerrillas, algo de envidia tenían. (Entrevista a alcaldes auxiliares de Tulsaj Coyá y Las Vegas Coyá y al presidente del COCODE de Tuslaj Coyá, Tuslaj Coyá, 27 de agosto de 2012) “Solo eran colaboradores” comenta un alcalde auxiliar. El legado de la “Violencia” no es palpable a primera vista, por la resistencia de la población más involucrada y sometida a sus horrores al recordar y hablar del conflicto armado. Al entrar más en confianza, algunas personas ceden frente al dolor que todavía está vivo y que nunca ha pasado a través de algún proceso de sanación o resarcimiento, ni material ni moral, y emergen las heridas todavía abiertas, el sufrimiento, el entrenamiento al horror y a el miedo cotidiano y totalizante, a la normalización de la saña. La política de tierra arrasada del ejército, a través de quemas y masacres de población civil, fue particularmente marcada en el territorio migueleño por la fuerte presencia del EGP y el apoyo que, no siempre voluntario, recibía por la población. 29
Ser mujer en San Miguel Acatán Entre violencias y procesos de justicia
2.4 Hacia el Norte La situación de pobreza estructural y marginación político-social, sumada a la crisis del sistema de subsistencia agrícola y a décadas de violencia, han sido un terreno fértil para el desarrollo de un fuerte flujo migratorio hacia los Estados Unidos. El paisaje geográfico y cultural está fuertemente marcado por la migración transnacional hacia “el Norte”, por la cual los migueleños son considerados pioneros, habiendo abierto caminos desde la década de los años setenta. La geografía económica de las remesas está inevitablemente entrelazada con la geografía afectiva de sus habitantes que han mantenido lazos fuertes con familiares y sueños americanos. Actualmente el 12% de la población akateka vive o se encuentra en el exterior, y más del 60% de la población tiene familiares en el extranjero, manteniendo los valores más altos entre la población del departamento. El desplazamiento de la población migueleña no es un fenómeno aislado en el altiplano ni reciente si se considera la migración estacional en las fincas de café y la migración forzada y el refugio en México de familias enteras que no se involucraron en la guerrilla ni querían ser obligados a hacerlo en el ejército o en las PAC, y que huyeron de las presiones y masacres de ambas partes. La migración internacional de las últimas décadas ha provocado cambios sociales, económicos y culturales en la vida de las familias y de la sociedad migueleña, generando por un lado, bienestar económico en algunos núcleos familiares, agudizando por otro las desigualdades sociales y provocando dinámicas de dependencia de las remesas muy marcadas y con consecuencias sociales extremas. “El impacto de las remesas en las comunidades indígenas ha generado, en los últimos 15 años, procesos transformadores en esas comunidades. Por ejemplo, el contraste resultante de los intentos de emigración exitosos y los fracasados, es una nueva forma de diferenciación social que antes de la experiencia migratoria no se veía en éstas. La ausencia de políticas públicas en las regiones con una alta tendencia a la emigración, que propongan formas mixtas de potenciar el uso productivo y para el desarrollo de las remesas –como sucede en México o El Salvador– hace que el flujo económico favorezca a los centros urbanos regionales y no necesariamente fomente el desarrollo de las aldeas y comunidades de donde salieron los emigrantes.” (Dardón, 2005, p. 16, cit. en INDH 2005, p. 75) Dependiente de la subsistencia de las remesas de familiares, la población migueleña satisface sus necesidades cotidianas, sin intentar un proyecto de autonomía económica. Hay quien invierte en compra de terreno, donde la agricultura parece ser la principal fuente de ingresos o de sustento. No se ha desarrollado un mercado productivo para la inversión local. La mayoría de los dólares que son retirados del único banco del municipio, colocado en el primer nivel de la municipalidad, son utilizados para la sobrevivencia. Inyecciones puntuales de dinero pueden ser pedidas a familiares emigrados, en caso de emergencias o proyectos específicos, como gastos médicos o escolares, más raros son los casos de financiamientos de actividades productivas o de emprendimiento económico. 30
San Miguel Acatán. Periferia de periferia y violencia estructural Tengo una hermana que está en los Estados Unidos, ella cuando tiene trabajo manda a veces cincuenta dólar, cuando ella tiene y cuando no hay veces yo le digo, le mando mensaje “ayúdeme” le digo, y me manda ella a decir “no tengo trabajo, otro día te ayudo”, así, pero solo ella. Y cuando ella tiene pues me da cincuenta dólares que ya son trescientos ochenta aquí pues ya es una ayudita. Ahorita ella me ayudó desde agosto, ella me mandó cincuenta dólar y así, ahora después me irá a ayudar hasta diciembre otros mis cincuenta pero de vez en cuando, algo es algo, porque cuando así ya tengo deudas verdad, y viene lo de ella mejor de una vez lo voy a dejar y así, solo ella, solo mi hermana. (Entrevista a mujer no. 34, San Miguel Acatán, 23 de octubre de 2012). La accesibilidad a los medios de comunicación ha construido un espacio intangible y virtual de relación que marca la cotidianidad de las personas que mantienen lazos sentimentales con migrantes. En el centro del pueblo fácilmente se pueden ubicar varios internet y los teléfonos celulares reciben llamadas internacionales con extrema facilidad y frecuencia, sustituyendo los casetes de audio enviados por correo, que antes representaban la única forma disponible de contacto con padres, esposos, hermanos. Hay hombres que han recorrido el camino desde los cerros akatekos hasta el desierto que marca la proximidad a la frontera entre México y Estados Unidos, cinco, seis, siete veces, han pasado largas o breves temporadas lejos de sus tierras, sin nunca perder la seguridad de pertenecer y querer vivir en San Miguel Acatán. La cultura de la migración, entendida no sólo como presencia en los Estados Unidos, sino que también como recorrido a través del territorio mexicano y como posibilidad profesional –San Miguel Acatán es el lugar de origen de muchos coyotes– está impregnada de música, novelas televisadas, jergas marcando profundamente el panorama sociocultural migueleño. “Sabemos que nos están escuchando desde Los Ángeles, California” anuncia Radio Maya, “Oh my God” se ríen unos niños mientras que el primo de ellos me enseña la laptop que le envió su papá que lleva siete años en Estados Unidos. La posibilidad de migrar, de volver a migrar, o de trabajar como coyote, se lee encima de los discursos cotidianos, es parte de la banalidad de las cosas. Es una de las opciones para soñar un futuro entre las y los jóvenes. La migración se ha convertido en estilo de vida de muchos hombres, parte de la construcción de la masculinidad. La condición de migrante es fluida, sin estabilidad geográfica, las personas salen de y regresan a San Miguel Acatán, sin establecerse definitivamente en Estados Unidos ni retornar completamente, la condición más definitiva es la posibilidad de estar entre el uno y el otro. Hay hombres que regresan, pasan unos meses con su pareja y antes de que nazca su hija-hijo ya han salido otra vez para el “Norte”. Pedro: ‘Yo empecé el 86, pero en esos tiempos me mantenía aquí también, iba y venía porque era fácil para regresar.’ Miguel: ‘Porque antes era fácil, solo viene uno y se va, en cambio ahora ya es muy diferente.’ Pedro: ‘Muchas veces viajé, a veces iba nueve meses o cinco y me regresaba, iba y venía porque era fácil, en cambio ahorita ya es difícil.’ (Entrevista a alcaldes auxiliares de Centro Coyá, Centro Coyá, 4 de septiembre de 2012) 31
Ser mujer en San Miguel Acatán Entre violencias y procesos de justicia Hipo-migueleños, que siguen siendo considerados como parte del núcleo familiar, parte de la comunidad, aunque su cuerpo esté en otro contexto físico e imaginativo, y mantienen su presencia simbólica a través de las llamadas telefónicas, de las remesas, de las paredes que se edifican, de los alimentos que se consumen. Para las mujeres es común encontrarse esperando a que el novio o el esposo regrese, a que abra el banco el lunes en la mañana con su cuota de sobrevivencia semanal, encontrarse preguntándose con cuáles “vicios” estará lidiando (alcohol, mujeres o los dos) el cónyuge, si es verdad lo que dice de él el primo de la vecina que lo conoce allá. “El fenómeno migratorio involucra mayoritariamente a la población masculina, principalmente por cuestiones culturales, ya que por lo regular le asignan a las mujeres los roles del cuidado del hogar y los hijos, resultando más complicado el traslado a las mujeres, debido a que los hijos dependen de ellas” (OIM, 2003, pp. 16-17). Las mujeres que migran suelen ser jóvenes sin compromisos familiares y sin hijos, o mujeres que tienen una relación con un hombre que alcanzan o siguen, a veces llevándose hijas e hijos con ellas, a veces dejándoles con sus mamás o hermanas. La dinámica de fragmentación de las relaciones ha generado familias transnacionales, dispersas, disgregadas, abandonadas. Los que se fueron con la idea de dejar de ser pobres, fueron hacer dinero, hicieron su casa, compraron terreno. Pero los que se fueron sólo por ir a hacer su vida allá, se olvidaron de los que están aquí, mandan un poco de dinero pero ya nunca los han venido a ver. Sí, son dos cosas pues de que, bueno, existe lo bueno pues los que pensaron hacer algo bueno, los que piensan en ir y ya no regresar, esos son los que dejan a sus hijos aquí sufriendo y son los niños que más sufren también. …Ya cuando se separan, se van y dejan a su familia y ya hay una, entra lo que es la desintegración familiar y abandonan a sus hijos y ese es un gran problema de que ellos están allá, hay veces que ya no se acuerdan de sus familias que dejan acá y eso sí que ha afectado así en la vida de varias personas. (Entrevista a mujer no. 34, San Miguel Acatán, 20 de septiembre de 2012) La relación entre tradicionalismo y nuevas prácticas culturales se hace compleja y articulada en resistencias e innovaciones, conflictos intergeneracionales y múltiples universos glocales que conviven entre valles perdidos y olvidados por el resto de Guatemala. El alcalde de San Miguel Acatán, que ha viajado diez veces a Estados Unidos y dejó a su familia allá por un tiempo para ejercer el cargo en su municipio de origen cuenta: Antes, mucho más antes, como aquí hay una cultura maya que sí respetan unos a otros, pero ahora ya se está perdiendo, ya se está acabando eso. …Tal vez es porque algunos viajaban a los Estados Unidos, allá fueron a aprender cosas… Hasta ya ponen unos su tatuaje, hasta hombres tienen ya puesto su arete y muchos cambios. Antes pues porque no han ido a los Estados Unidos todos aquí siempre son gente humilde, gente de respeto pero como ahora ya no, cuando vienen ya de los Estados Unidos, Estados Unidos es buen pueblo, es buena nación …en Estados Unidos hay dinero, hay respeto también pero saber porque, como allí está todo revuelto la gente en los Estados Unidos, latinoamericanos hay salvadoreños, hondureños, mexicanos, allí aprende uno a hacer cosas malas, …ya vienen ya con su short, 32
San Miguel Acatán. Periferia de periferia y violencia estructural con sus playeritas y con su pelo ya largo y ya muchos cambios, es ahí donde se perdió esa cultura maya aquí en San Miguel Acatán. (San Miguel Acatán, 3 de agosto de 2012)
2.5 Violencia estructural Si confrontamos los datos sobre pobreza, acceso a los servicios básicos, composición de la población y dinámicas demográficas y migratorias, no podemos dejar de percibir la relación entre los factores étnico-geográficos y violencia estructural. Estos datos nos hablan de la marginalidad y vulnerabilidad en la que sobrevive la población indígena de San Miguel Acatán, del vínculo estructural entre poder del Estado y limitaciones en la capacidad de acción de la población migueleña, por su ubicación geográfica, por el componente étnico –que en todo el país sigue siendo potenciado como un factor de discriminación material y simbólica– y por las características agrorurales de la economía del municipio que dentro de las dinámicas globales neoliberales resulta castigada. Es en este contexto complejo y convulso donde transcurre la vida cotidiana de las mujeres migueleñas. Interesa ubicarlas en las dinámicas históricas y actuales porque sobre ellas recaen la mayor parte de secuelas de la exclusión, la marginación y discriminación social, cuyas raíces descansan en un Estado racista y centralista. Por otra parte, son ellas las que afrontan en el día a día las relaciones de poder con los hombres cercanos y las instituciones masculinas asentadas en el territorio migueleño ¿Cuáles son las particularidades de su vida y cómo la violencia las determina como mujeres? son las cuestiones que se exploran en los siguientes capítulos.
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Violencias contra las mujeres: ¿El cuento de nunca acabar?
III. Violencias contra las mujeres: ¿El cuento de nunca acabar?
Fachada de una casa de Taquiná, San Miguel Acatán
L
as violencias contra las mujeres han sido estudiadas desde hace varias décadas produciéndose para su comprensión una serie de perspectivas para su abordaje:
• Las referidas a los ámbitos en que se producen las violencias: doméstica, de pareja, conyugal y familiar, las más estudiadas desde diferentes disciplinas y enfoques.
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Violencia contra las mujeres, una de las más utilizadas en las últimas décadas debido a que es la asumida desde diversos instrumentos legales internacionales y nacionales, así como desde la cooperación; encontrándose también como “violencia hacia las mujeres”, una categoría “suavizada” en el sentido de que invisibiliza la direccionalidad de las violencias y la existencia de perpetradores específicos.
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Violencia de género, ampliamente debatida a causa de que puede ser entendida como violencia sexista o patriarcal contra mujeres u hombres, ya que reconoce la existencia de formas violentas de relacionamiento entre hombres, como signo masculino de identidad, además de las violencias dirigidas contra las mujeres. A fin de superar esta situación, se ha dado en utilizar la categoría “violencia de género contra las mujeres”, con el propósito de abordar las violencias específicas 35
Ser mujer en San Miguel Acatán Entre violencias y procesos de justicia a partir del “ser mujer”, y las violencias entre mujeres también derivadas de la forma particular en que se construye socialmente la feminidad. •
Violencia patriarcal contra las mujeres2, es una de las últimas acepciones discutidas en diferentes encuentros académicos; su definición hace referencia a que las violencias contra las mujeres por su especificidad son patriarcales, es decir, con el objetivo de mantener un estado de cosas y sistema de creencias basados en el dominio masculino, por tanto en la idea de su superioridad, frente a la inferiorización de las mujeres.
Para este estudio se ha asumido la definición referida a la violencia de género contra las mujeres, a fin de puntualizar en cómo la socialización a partir de la cual las mujeres incorporan los estereotipos y prejuicios vinculados al “ser mujer”, las vulnera y expone a las violencias de hombres y mujeres, asentadas en la construcción social de la superioridad masculina y de la enemistad histórica de las mujeres, correspondientemente, entre muchos otros factores influyentes. Ese “ser mujer” está determinado por lo que se ha dado en llamar género. Susana Velázquez define el género como “un elemento constitutivo de las relaciones sociales basadas en las diferencias que se perciben entre los sexos, y es una manera primaria de significar las relaciones de poder” (2004, p. 29), en tanto articula y distribuye el poder como control diferenciado sobre el acceso a los recursos materiales y simbólicos, base fundamental de las violencias. Y es precisamente la categoría de género, la que ha permitido identificar los contenidos que cada cultura, en cada época y espacio geográfico asigna a lo femenino y lo masculino, definiendo así el significado de ser mujer y de ser hombre, es decir, los roles de género. Velásquez (2004, p. 28-29) refiere que la asunción acrítica y estereotipada de los roles de género, llevará al ejercicio y al abuso de poder y esto determinará una desigual y diferencial distribución de poderes generando una de las cusas centrales de la violencia de género referida a la relación mujer-hombre, así como a otros vínculos fuertemente asimétricos: adulto-menor; profesional-consultante; jefe-empleada; docente-alumna, entre otras. En un contexto en donde la violencia estructural está asentada, como es el caso de San Miguel Acatán, se generan importantes y profundas limitaciones que afectan la capacidad de acción-agencia de las mujeres. …la mujer siempre es marginada, máxime en toda esta área… en lo que es educación para las mujeres, está muy bajo, muy bajo… la gente se encierra o tiene esa mentalidad de que la mujer no puede ir a la escuela, sino que tiene que mantenerse en la casa, haciendo los oficios domésticos… (Entrevista a mujer no. 23, San Miguel Acatán, 19 de septiembre de 2012) …la mujer nació para cocinar, para barrer, para criar hijos, para estar en la cocina, para estar metida en la casa, pero menos para salir a la calle o de arreglarse, por eso hay mujeres que son muy tímidas, no pueden salir ni a la esquina, no pueden hablar con nadie más que
2.
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Propuesto en Guatemala por la socióloga Lily Muñoz (Encuentro de Estudios de Género, evento impulsado por FLACSO en el año 2012).
Violencias contra las mujeres: ¿El cuento de nunca acabar? solo con el esposo o con las hijas y eso no les abre la mente para saber qué es lo que hay más allá… (Ibídem) …para cualquier comparación siempre vale más el hombre o un hijo varón que una mujer y desde ahí se empieza a formar la idea esa… hace comentario o diferencias enfrente de un niño… entonces ya lo pone en práctica cuando crece, y también si hay violencia dentro de una familia, los niños se dan cuenta y lo mismo van a hacer, va a seguir, se repite la historia, si la madre de ellos es agredida, ellos también van a agredir a su esposa y así, ese es uno de los problemas aquí en San Miguel Acatán. (Entrevista a mujer no. 36, San Miguel Acatán, 24 de octubre de 2012) Por otra parte se han generado diversas tipologías que han permitido analizar las formas de las violencias: por ámbitos, tipos, manifestaciones, efectos, consecuencias, perpetradores, entre otras. Esta tipología ha dado como resultado la fragmentación de un fenómeno complejo, simplificando su abordaje e interpretación. Es por ello que en este capítulo nos interesa un método de exposición que nos permita dar cuenta de la complejidad de esta situación, empezando por hablar de “violencias”, en plural, más que de la forma singular de violencia tradicionalmente utilizada. ¿Por qué violencias en plural? Partimos de la idea que las experiencias violentas vividas por mujeres se enmarcan en un complejo entramado de tipos y manifestaciones de violencias, con sus respectivos efectos y consecuencias, en diversidad de contextos y con multiplicidad de perpetradores a lo largo de su ciclo vital. En palabras de Liz Kelly en un “continuum” de violencia, en el que la violación, el incesto, el abuso físico y emocional, el acoso sexual, el uso de las mujeres en la pornografía, la explotación sexual, la esterilización o la maternidad forzada, entre muchas otras, son todas expresiones distintas de la opresión de las mujeres y no fenómenos inconexos (1988, cit. en Sagot y Carcedo, s/f, p. 413). Este continuum también se entiende desde una perspectiva histórica, es decir, desde el reconocimiento de que las violencias contra las mujeres han estado presentes, no sólo en las vidas de las mujeres contemporáneas, sino en las vidas de sus ancestras: …bisabuelas, abuelas y madres, encontrando las estrategias para perpetuarse en sus hijas, nietas, bisnietas… Trascendiendo la idea de pasividad con la que se suele describir patriarcalmente a las mujeres, se da cuenta no sólo de cómo las mujeres viven las violencias, cómo las perciben e interpretan, sino además, de su agencia social y de las estrategias conscientes e inconscientes que han puesto en juego para enfrentarlas, ya sea en un afán de supervivencia o de liberación. En este sentido se abordan estrategias vinculadas al silencio, a la asunción de roles masculinos y a la agencia o toma de decisiones. Por otra parte, reconociendo la falta de homogeneidad evidenciada en la diversidad de mujeres que viven en San Miguel Acatán, se procura hacer visibles “las determinaciones heterogéneas que hacen a la identidad de las personas, tales como raza, religión, clase social, sexo” (Santa Cruz y otras, 1992, en Velásquez, 2004, p. 28). En este sentido, la autora Aura Cumes refiere que “los sistemas de opresión están interrelacionados de tal manera que su vivencia sobrepasa las miradas unilaterales de comprender la realidad y la identificación bipolar de las ‘víctimas’ y los ‘opresores’… Si la subordinación de las mujeres está enmarcada en jerarquías 37
Ser mujer en San Miguel Acatán Entre violencias y procesos de justicia basadas en la etnicidad, el género y la clase, los productos de estos factores no pueden ser comprendidos independientemente sino ‘se experimentan sus efectos de forma inseparable’.” (2007, p. 156) De tal manera, no sólo se interseccionan la referidas jerarquías de opresiones, sino las violencias, marcando las relaciones recíprocas entre género, estructura y patriarcado, y configurando las experiencias multidimensionales de las mujeres. A fin de presentar de una manera accesible estas reflexiones, se ha ordenado la información a partir del ciclo de vida de las mujeres, sobre todo considerando la idea de continuum de violencia y la posibilidad de visibilizar cómo las violencias están presentes a lo largo de su ciclo vital, enfatizando en las experiencias que marcaron sus vidas, legitimando o deslegitimando las violencias. De ahí la interrogante de si las violencias son o no un cuento de nunca acabar. Dependerá de cada experiencia particular hacia dónde se encaminen los desenlaces, esperando que al dar a conocer los finales esperanzadores de varias mujeres de San Miguel Acatán, contribuyamos a que muchas otras mujeres definan, en su calidad de protagonistas, el final de su propia historia, haciendo valer su derecho a una vida libre de violencias.
3.1 Niñez y adolescencia: aprendiendo a ser mujer Hace más de 60 años Simone de Beauvoir zanjó la discusión respecto a la “naturaleza” de las mujeres al afirmar en su obra El segundo sexo, que No se nace mujer: se llega a serlo. Afirmación que sustentó con reflexiones respecto a cómo la educación hace posible que las mujeres cumplan con el estereotipo de femineidad socialmente construido a partir de un sistema llamado patriarcal. Este sistema patriarcal hace referencia, según Marcela Lagarde, a “un orden social genérico de poder, basado en un modo de dominación cuyo paradigma es el hombre. Este orden asegura la supremacía de los hombres y de lo masculino sobre la inferiorización previa de las mujeres y de lo femenino. Es asimismo un orden de dominio de unos hombres sobre otros y de enajenación entre las mujeres” (1996, p. 52). Este sistema se organiza de tal manera que no solamente define las identidades de mujeres y hombres, así como la organización social de todas las esferas y ámbitos de la vida, sino que ha construido mecanismos de corrección para toda conducta que amenace el estatus quo, establecidos en una escalada de violencia aplicable según la situación: invisibilización, negación, ridiculización y violencia –esta última con su propia escalada, de tal manera que puede llegar a la destrucción física. De ahí que las violencias, en un mundo donde la liberación de las mujeres es una lucha vigente que ha ganado diversidad de espacios, estén presentes y se actualicen a lo largo del ciclo vital de las mujeres. …a varias mujeres las han violado, asesinado, torturado, yo creo que hace dos años mataron a una jovencita de catorce o de quince años aquí en El Calvario, la violaron y la torturaron hasta que la mataron. Y hasta en estos días no sabemos si el criminal está en la cárcel todavía o ya salió, porque después ya no supimos nada… (Entrevista a mujer no. 23, San Miguel Acatán, 19 de septiembre de 2012) 38
Violencias contra las mujeres: ¿El cuento de nunca acabar? Por otra parte, las violencias requieren de un contexto específico para poder generarse: debe haberse aprendido y sólo puede producirse en un espacio caracterizado por desequilibrio de poderes. En este caso el desequilibrio dado por el sistema entre mujeres –inferiorizadas– y hombres –sobredimensionados–, se constituye uno de los espacios que hacen posible su reproducción. Los contenidos de género que incluyen actitudes de pasividad en las mujeres y de violencia en los hombres, facilitan la normalización de la violencia de los hombres dirigida contra las mujeres. Ellas trabajan, hacen la tortilla, lavan, cuidan los hijos, más que todo trabajo en la cocina... El hombre trabaja con su azadón, va por la leña, ese es lo que el hombre hace. Son los hombres los que trabajan… (Entrevista a mujer no. 17, Taquiná, 4 de septiembre de 2012) …le pregunté si podía venir, “me voy o no” le dije. Y dijo que sí podía venir… está bien que yo pida permiso, si solo voy, ahí surgen los problemas. (Entrevista a mujer no. 32, Chimbán, 19 de octubre de 2012) Durante la niñez las violencias generalmente se circunscriben al contexto de la familia de origen, en la que el aprendizaje de la infravaloración de las mujeres es una forma específica de maltrato. Es aquí donde se consolida la socialización de género, es decir, el aprendizaje de lo que significa ser mujer en un lugar, tiempo y entorno determinados. Parte de este ser mujer incluye la percepción de la violencia como privilegio masculino, incluso en contra de su cuerpo y sexualidad. …“como ellos son hombre, nos tienen que pegar” así nos dijeron, que “no es la mujer, quien va a mandar al hombre, sino que es el hombre que va a mandar a la mujer”… “si le pega el hombre a la mujer, es por algo” me dijeron ellas, “pero si todo está hecho en la casa, ya les dieron su comida y todo” les dije, “sí pero siempre así son los hombre”… (Entrevista a mujer no. 9, Chimbán, 22 de agosto de 2012) …la gente piensa que eso es normal que la mujer sea maltratada en su casa, en su propia casa por el esposo, o el hermano o de los abuelos… es como una costumbre de que sean maltratadas… (Entrevista a mujer no. 23, San Miguel Acatán, 19 de septiembre de 2012) Desde niñas las mujeres son receptoras de mensajes dirigidos a que conozcan y asuman el lugar que según el sistema patriarcal les corresponde, sirviendo de contención a sus resistencias. De esta manera se les sitúa en condiciones de vulnerabilidad con relación a las violencias, constituyéndolas a partir del estereotipo de “pasividad femenina”, en sumisas, obedientes, con poca capacidad de defensa y sin medios concretos de protección frente a las violencias que se ejercen en su contra (Velázquez, 2004), circunscritas al ámbito de la familia como madres, esposas y administradoras del hogar. (Nash, 2007) …los hombres son como los patrones, que ordenan que es lo que van a comer… a veces solo empiezan con regaños si no les gustó lo que comieron o lo querían muy caliente o lo querían frío. Está muy dividido el trabajo que tiene que hacer la mujer y lo que tiene que hacer el 39
Ser mujer en San Miguel Acatán Entre violencias y procesos de justicia hombre… cargar con la responsabilidad de criar hijos y de alimentar al hombre… la mujer nació para cocinar, para barrer, para criar hijos, para estar en la cocina, para estar metida en la casa… (Ibídem) …solo los hombres trabajan para los gastos de la familia. Cuando hay hijos, se dedican ellas a cuidarlos, ya las que no tienen hijos acompañan al esposo a echar abono, limpiar la milpa, o cocer morral. Los hombres van a limpiar la milpa, construcción de casa, a limpiar el café o a cortar leña. (Entrevista a mujer no. 8, San Miguel Acatán, 14 de agosto de 2012) Una forma de violencia que poco se aborda es la referida a la que genera en la niñez el ser testiga de violencia. En un período en que se depende de las personas adultas para la supervivencia material y afectiva, presenciar estos hechos afecta emocionalmente a hijas e hijos y puede contribuir a que se conciba la violencia como algo natural. Hoy se sabe que las niñas y los niños se dan cuenta de todo lo que sucede a su alrededor, aun cuando no vean directamente la escenas violentas, perciben las tensiones en el ambiente, y eso afecta su bienestar psíquico y emocional. …hemos quedado un poco traumadas por el hecho de ver cómo se peleaban; aunque los golpes no eran hacia nosotros, sí nos dábamos cuenta, aunque ellos no se peleaban así enfrente de nosotros, pero nos dábamos cuenta, y eso sí afecta bastante… (Entrevista a mujer no. 23, San Miguel Acatán, 19 de septiembre de 2012) De igual manera la violencia vivida directamente por parte de la madre o del padre, marca la infancia de niñas y niños, abriendo heridas emocionales que en muchos de los casos se convierten en recuerdos vívidos difíciles de superar, aun cuando se asocie la violencia con el consumo de alcohol. De nuevo nos encontramos ante una experiencia con efecto normalizador de las violencias. …mi infancia… me afectó mucho por mi papá que él tomaba mucho, siempre me golpeaba y hasta incluso tengo las cicatrices... y eso afecta bastante tal vez no sólo a mí me ha pasado sino a un montón de personas, y eso suele pasar aquí en San Miguel Acatán, que los hombres toman y golpean a sus hijos, a la mujer. (Entrevista a mujer no. 30, San Miguel Acatán, 18 de octubre de 2012) La infancia también se ve afectada actualmente por el abandono generado a partir de la situación de migración de los hombres, y particularmente por el abandono que el permiso social vigente para el ejercicio de paternidades irresponsables, ha hecho posible. En un contexto en el que niñas y niños empiezan a conocer sus derechos, emiten sus propios juicios sobre las situaciones que viven, por tanto, el mandato de amor y respeto por los padres, por el simple hecho de serlos, pierde valor y vigencia. …hable con ellos porque ellos son los que lo necesitan, “si pero a veces no hay saldo, que no tengo dinero”… siempre hay excusas que pone y así, pero si los niños más que todo se siente… “Yo a ese hombre no lo quiero ver mamita” dice, “él no me quiere” dice… está resentida ella… (Entrevista a mujer no. 34, San Miguel Acatán, 23 de octubre de 2012) 40
Violencias contra las mujeres: ¿El cuento de nunca acabar? Como ya se mencionó, las mujeres suelen vivir las primeras experiencias de discriminación desde la niñez, en el seno de la familia de origen, espacio en el que los hombres son más valorados a partir de variadas creencias y expectativas. Desde el nacimiento se observan reacciones respecto a la valoración que se tiene de las hijas y de los hijos diferencialmente. …hay algunos hombres se enojan cuando tienen niñas muy seguido, y cuando son nenes se ponen muy felices, eso es lo que he escuchado… (Entrevista a mujer no. 8, San Miguel Acatán, 14 de agosto de 2012) A mi hermano le daban de tomar chocolate antes de ir a la escuela, y nosotras nada, fue un sufrimiento, era el consentido de mis padres, se casó pero bebía mucho licor. Tenía yo once años, cuando un día llegó, yo trabajaba con la piedra de moler, a veces yo molía o torteaba, él pasó por la tienda cuando llegó, “ya viene mi hijo porque él me va cuidar y ustedes saber dónde se van a ir” decía mi mamá, le compraban ropa, zapatos... (Entrevista a mujer no. 5, Chimbán, 7 de agosto de 2012) Para el caso de mujeres de San Miguel Acatán, una de las expectativas es que los hijos hombres mantengan a su madre y padre en la vejez, en tanto que la expectativa con relación a las hijas mujeres se asienta en que cumpla con su “destino”, que una vez casadas o unidas, se establezcan patrilocalmente, es decir, se trasladen a la casa de la familia de la pareja, o cerca de ella, puesto que en estas circunstancias suele entregarse la herencia al hijo –hombre–, que le “atienda”, en tanto nuevo “propietario” de su fuerza de trabajo y sexualidad. De ahí que es del hijo hombre de quien se espera se establezca geográficamente cerca de su madre y padre, y vele por su bienestar hasta la vejez. Sin embargo, se observa un importante contraste con relación a esta expectativa, en la actualidad son mujeres quienes asumen el acompañamiento y manutención de su madre y padre, en tanto que, por ejemplo, la decisión de abandonar a una pareja violentadora, o el hecho de ser abandonadas, les implica regresar a la casa de la familia de origen y aportar económicamente, ya sea que se encuentren a gusto, o no, en ese espacio. …ahora estoy mucho mejor, tengo mi trabajo, voy a vender y de lo que gano compro maíz y así comen mis hijos, mi mamá y papá. Como mi papá ya no puede trabajar. (Entrevista a mujer no. 24, San Miguel Acatán, 20 de septiembre de 2012) …ya no quiero vivir con mis papás… es algo incómodo para mí y además mucha desventaja por los gastos, tengo que ayudar cada semana y gasto mucho… tengo otra hermana que tiene catorce años, ella ya tiene un nene y ella y el esposo están viviendo en la casa, mi hermano de diecisiete años ya tiene esposa de dieciséis años con un nene viven en la casa y prácticamente la que se está matando mucho soy yo y me está perjudicando un poquito por el dinero, porque a ellos no les exigen por ser menores y a mí ya me exigen… para la luz, para el gas... (Entrevista a mujer no. 30, San Miguel Acatán, 18 de octubre de 2012) La adolescencia suele marcar de manera más cruenta las desigualdades entre mujeres y hombres, en tanto que a partir de la menarquía –primera regla–, las mujeres son objeto de mayor control y “cuidados”. Si antes de este período las libertades y el acceso 41
Ser mujer en San Miguel Acatán Entre violencias y procesos de justicia a oportunidades, como la educación, eran difíciles, en este momento suelen limitarse las posibilidades de desarrollo personal. “Ellas son mujeres seguro que van a conseguir esposo, y además es muy peligroso para que ellas vayan a estudiar a Coyá” así dice él. (Entrevista a mujer no. 16, Taquiná, 4 de septiembre de 2012) …si se ponen a los padres a decidir de que si le dan de estudio a un hijo varón o a una mujer, optan por el varón por la idea… de que el hombre va a tener obligaciones en un futuro con una familia que forme, en cambio la mujer como que, con esa idea que va a ser dependiente siempre de alguien, que alguien se va a encargar de ellas… (Entrevista a mujer no. 36, San Miguel Acatán, 24 de octubre de 2012) Se hacen más patentes los privilegios de los hombres cercanos, en tanto que mientras ellas quedan resguardadas, a sus hermanos se les concede mayor libertad en todos los sentidos: se amplía el horario de llegada por las noches, no se cuestionan las distancias que recorren, pocas veces se indaga en sus asuntos y se toleran sus exabruptos entendidos como proceso de masculinización. …solo ellos pueden participar, tienen sus hermanas y les digo “inviten a sus hermanas”, dicen “no, ahí está en la casa, tiene muchos trabajos en la casa”, entonces no invitan a sus hermanas a que participen… (Entrevista a mujer no. 25, San Miguel Acatán, 20 de septiembre de 2012) Dado que la adolescencia es una fase en la que se inician las experiencias sentimentales, también es un período de significativa vulnerabilidad para las jóvenes, en tanto quedan expuestas a experiencias que no siempre tienen para ellas un buen final. En caso de transgredir los límites socialmente impuestos, independientemente de las condiciones en que se genere, deberán unilateralmente asumir las consecuencias: exclusión, quedar al margen y ser objeto de la crítica y condena social. …se juntó a los diecisiete años, dieciséis, diecisiete, tuvo al bebé, estaba estudiando –aquí la mayoría de las mujeres entran a la escuela, después se meten a tener hijos, hay muchas adolescentes con hijos y embarazadas aquí en San Miguel Acatán– y se juntó porque se embarazó… se tuvo que juntar, porque ella no quería juntarse, pero como los papás de uno tienen otra mentalidad “tú te lo buscaste, ahora es tu gusto, ahora vete con él”... (Entrevista a mujer no. 36, San Miguel Acatán, 24 de octubre de 2012) …cuando ellas están estudiando, como si se queda embarazada, si llegan a tener así un bebé, ya no pueden continuar con sus estudios… (Entrevista a mujer no. 26, San Miguel Acatán, 20 de septiembre de 2012) Por otra parte, los hombres al no tener riesgo de llevar en su cuerpo la marca de la transgresión a las normas culturales y sociales, seducen a las jóvenes, quienes por ingenuidad, miedo, curiosidad y/o falta de información, quedan expuestas a embarazos e infecciones de transmisión sexual. Sin embargo, siendo de conocimiento general quiénes son los padres de las criaturas, los hombres no son objeto de ningún 42
Violencias contra las mujeres: ¿El cuento de nunca acabar? tipo de sanción en los centros educativos, de los que suelen expulsar a las jóvenes embarazadas, ni deben enfrentar la crítica social. Por el contrario, lejos de afrontar las consecuencias, estos hechos llegan a constituirse en una afirmación de su hombría. En contextos como el de San Miguel Acatán, el control se instala desde la relación de noviazgo, uno de los momentos en que se legitima el poder de los hombres sobre las mujeres, en tanto se les permite decidir sobre los tiempos, actividades y relaciones de las mujeres. Ellos dicen que no pueden invitar a la novia a la organización, que puede que ella encuentre otro novio ahí y que otro va a estar ahí observando o mirando a la novia, entonces eso quiere decir que nunca van a dejar… que participe o cuando se lleguen a juntar, no va a dejar que ella participe en una organización así como ellos ahora… (Entrevista a mujer no. 25, San Miguel Acatán, 20 de septiembre de 2012) Para otras mujeres jóvenes e incluso adolescentes, esta etapa se ve interrumpida por la imposición temprana y precoz de relaciones de conyugalidad, viéndose sometidas a experiencias para las cuales no sólo carecen de la madurez física y emocional, sino que además se constituyen en una violación a sus derechos humanos y, actualmente, en un delito perseguido por la ley: violación y embarazo de menores. Se evidencia en este caso a niñas asumiendo roles de personas adultas, como algo natural. …tenía trece años y junté con el papá de mis hijos y después como en ese tiempo uno no sabe cuál es la vida, como vive uno, casi como obligado… en ese tiempo yo no sabía cómo tener un marido, cómo tener un novio, entonces me junté con ese hombre, estuve como unos cuatro años con él, tuve dos hijos con él… (Entrevista a mujer no. 29, San Miguel Acatán, 18 de octubre de 2012) Antes estudiaba como de cinco años me pusieron en la escuela y estudié y después seguí, estudié y estudié y solo saqué quinto, quinto grado, no saqué sexto porque conocí a alguien pues y me pidió la mano con mi mamá y un año que salí con él como novios, y después me llevó en su casa… viví como siete años con él… (Entrevista a mujer no. 37, San Miguel Acatán, 25 de octubre de 2012) Finalmente, aun cuando la socialización de género se basta para marcar la ruta “destinada” a las mujeres, y evidenciando que el sistema cuenta con los mecanismos para castigar las transgresiones, no se puede dejar de señalar el efecto normalizador de las violencias que el contexto del conflicto armado vivido en Guatemala generó en San Miguel Acatán: en un entorno en donde se menospreció la vida y se torturó y asesinó en total impunidad, las violencias contra las mujeres ocurridas en los ámbitos de la familia de origen, de la relación de pareja e incluso en la comunidad –discriminación abierta o encubierta– se invisibilizan, percibiéndose como parte de la vida cotidiana sus manifestaciones, efectos y consecuencias. Cuando murieron las personas en Chimbán, eran como dieciséis o dieciocho jóvenes hombres que los mataron, ya éramos grandes cuando los mataron, escuchamos y vimos cuando los 43
Ser mujer en San Miguel Acatán Entre violencias y procesos de justicia agarraban, los llevaron al cementerio y allí los mataron, teníamos miedo a los soldados… (Entrevista a mujer no. 7, Chimbán, 14 de agosto de 2012) …cuando vi que estaban disparando me fui corriendo en la casa de mi papá, cuando llegué mi papá ya estaba rezando y me puse a orar con él, ya muy por la tarde empezó la gente a huirse… nos metieron dentro de la iglesia, estaba yo hincada y atrás de mi estaban matando a un señor, lo apuñalaron, como no se moría lo pisoteaban hasta que se murió, solo eso vi… (Entrevista a mujer no. 11, Tuslaj Coyá, 27 de agosto de 2012) Quedan normalizadas también las emociones en torno a estas experiencias: el miedo empieza a formar parte de la vida cotidiana de las mujeres desde muy temprana edad, aprendiendo como mecanismo de supervivencia la sumisión. …llegaron algunos soldados, como estábamos pequeñas, nos metieron debajo de la cama, estaba uno con miedo… (Entrevista a mujer no. 19, San Miguel Acatán, 17 de septiembre de 2012) Tenía yo once años, me daba miedo, me huía, “hay vienen los soldados” decían y me escondía entre el monte, y tenía un mi hermano de doce o trece años, con él nos escondíamos entre el monte porque no nos queríamos morir… (Entrevista a mujer no. 7, Chimbán, 14 de agosto de 2012) …teníamos miedo a los soldados y a la guerrilla… “vayan a dar tortillas y también tamalitos de frijol o frijol” y lo teníamos que hacer, porque no se podía hacer nada, solo obedecer… Se escucha que había akatekos y ladinos y ponían grabadoras y marimba y llamaban a la gente a bailar obligado, y ese día se tenía un gran miedo… (Entrevista a mujer no. 12, Centro Coyá, 28 de agosto de 2012) Se abre así un ciclo que parte de antecedentes de violencias impunes que dan paso al continuum de violencias cotidianas en la vida de las mujeres, quienes también fueron objeto específico de encarnadas violencias en su contra. Unas que fueron golpeadas, violadas, había una señora que levantó la voz porque querían llevar los huevos de su gallina, la mataron allí mismo y se llevaron los huevos. Eran muchos, ya nadie podía hacer nada… (Entrevista a mujer no. 11, Tuslaj Coyá, 27 de agosto de 2012)
…yo he escuchado decir a mi mamá que en los años ochenta han matado a muchas mujeres porque las han señalado de ser mujeres cualquieras porque tenían su negocio de vender tamalitos, de vender café, de vender pan, las acusaban de darle alimentación al ejército o a la guerrilla… (Entrevista a mujer no. 23, San Miguel Acatán, 19 de septiembre de 2012)
Las mujeres consideran que las violencias vividas durante el conflicto armado dejaron la percepción de que se puede afectar y dañar la vida de las personas sin tener que asumir las consecuencias, lo que ha degenerado en conductas violentas entre la misma población. …se quedó eso en la gente, en los jóvenes, en los señores, en las señoras, así como pasó aquí, cuando un señor disparó a su cuñado entre la gente, el primer viernes, nada a escondidas, eso 44
Violencias contra las mujeres: ¿El cuento de nunca acabar? aprendieron de la guerra, ya ni miedo tienen… todavía se sigue eso… (Entrevista a mujer no. 28, Tuslaj Coyá, 17 de octubre de 2012) Todas estas experiencias se constituyen en el caldo de cultivo que normalizará las experiencias de violencias a enfrentar en la vida adulta. Quienes vieron violencia de parte de su padre contra su madre en la familia de origen, verán “normal” que su pareja les “discipline” a través de diversas manifestaciones de violencias. La apreciación en muchos de los casos pasará más por comentar sobre la “suerte” de cada mujer para terminar relacionándose con un hombre violento, o tranquilo. Pese a ello, resulta esperanzador el hecho de que aun con tal ausencia de condiciones, haya mujeres que atrapadas en profundos ciclos de violencias desde sus más tempranos años, han logrado marcar los límites, parar la violencia e iniciar un proceso de reconstrucción de sus vidas. En el siguiente apartado se presentarán algunas de estas experiencias.
3.2 Juventud y adultez 3.2.1 Cumpliendo con el mandato de ser mujer La juventud y adultez de las mujeres están marcadas por la edad reproductiva, etapa en que se les demanda establecerse en una relación de pareja heterosexual para procrear. Es aquí donde lo aprendido sobre ser mujer y ser hombre se “complementa” desde una concepción patriarcal: el hombre busca una mujer que lo “sirva” y la mujer esperará que un hombre la pretenda y le asegure “sostén”. El trabajo reproductivo de las mujeres y su sexualidad, a cambio de la protección y manutención de los hombres. Este intercambio vivido como “destino”, se vio afectado por el contexto del conflicto armado interno en Guatemala, donde hubo mujeres jóvenes abandonadas o viudas, no sólo con la responsabilidad de sus hijas e hijos, sino expuestas a todo tipo de violencias. …secuestraron a mi esposo, los del ejército lo llevaron… Un señor que fue alcalde… “voy a averiguar si vino tu marido aquí”, me dijo, y fuimos a ver, vinieron unos de San Miguel Acatán me dijo, pero solo los bajaron del helicóptero los mataron y los quemaron, de repente ahí estaba tu marido… me vine a vivir otra vez aquí, con mi hija, la primera tenía ella tres meses cuando secuestraron a su papá… (Entrevista a mujer no. 38, San Miguel Acatán, 25 de octubre de 2012) …mucho abandono, viudas también, mataron a los esposos, se queda la mujer, hay algunas embarazadas y algunas con niños chiquitos, muchos hombres se fueron a refugiarse se queda la mujer, ¿cómo va a poder sacar la familia junto si hay cinco seis niños chiquitos? ¿Cómo los va cargar y salir, huir del lugar? no se podía en ese tiempo, hubo mucha violencia en la mujer, hubo también violencia sexual. (Entrevista a mujer no. 2, San Miguel Acatán, 5 de junio de 2012) 45
Ser mujer en San Miguel Acatán Entre violencias y procesos de justicia Las violencias sexuales se ejercieron indiscriminadamente contra las mujeres de todas las edades. Las jóvenes y adultas, enfatizan en estas violencias por traspasar los límites marcados por las costumbres lugareñas: las mujeres que han dado a luz reciben cuidados durante los cuarenta días después del alumbramiento. En este contexto vivieron abusos que además de irrespetar su integridad física y emocional, se vivieron con el gravante de haber quebrantado los límites del respeto acostumbrado en particulares circunstancias. …la señora a los cuatro días de haber dado a luz llega el ejército y la violó, “muy enferma yo estaba” dijo la señora, “mi bebé en mi brazo, acostada en mi cama, no me creyeron que sí estaba enferma… si nos han hecho daño” dice la señora… (Ibídem) Algunas mujeres se resguardaron de las violencias sexuales utilizando como mecanismo de protección el cuidado de sus hijas e hijos; en otros casos este mecanismo falló, viéndose afectadas por los ataques. Existe la percepción que estas formas de violencia se ejercieron más contra las mujeres ubicadas en los sectores urbanos. …ya se escuchaba que habían violado a las mujeres, entonces yo tuve que cargar a mi hijo de cinco años, para que no me violaran, había una señorita que tenía cargado su hermanito, le quitaron al niño de la espalda y lo dejaron con otra señora y la llevaron en otra casa, allí la violaron… más abusaron de la mujeres que vivían en el centro… (Entrevista a mujer no. 28, Tuslaj Coyá, 17 de octubre de 2012) Dado que las violencias vividas en el contexto del conflicto armado llevaban como objetivo afectar a los hombres, considerados patriarcalmente como los únicos actores activos de la guerra interna, las mujeres fueron utilizadas como medio para dañar su “honor”, de ahí que muchas de las violencias se ejecutaron en su presencia. …los amarraban en los postes, los golpeaban, los pateaban y en frente de ellos violaban a sus esposas, eso escuché, eso decían las otras mujeres… muchas se quedaron viudas… (Ibídem) Las pérdidas de seres queridos, de gente conocida, se acompañó del temor a ser vinculadas a su lugar de origen, por lo que sus vestimentas, entre otras marcas étnicas, se convirtieron en un riesgo. Algunas mujeres dejaron sus trajes con el fin de protegerse a ellas y sus familias, quitándoles con ello no sólo los pocos bienes materiales que les quedaban, sino en muchos casos su derecho a una identidad. …en el tiempo de la guerrilla, si yo les tuve que poner falda o pantalón para… no exponerlas a que las mataran o algo, era una cosa que me quedó… por eso a veces… me dicen ¿mami por qué no nos pusiste corte de pequeñas? pero era por lo mismo pues, porque cuando uno decía allá en Huehue yo soy de San Miguel Acatán, o soy de tal parte, entonces ya lo buscan a uno o piensan que uno también es guerrillero, entonces ya a veces se expone uno a la muerte… (Entrevista a mujer no. 38, San Miguel Acatán, 25 de octubre de 2012) En un contexto en el que las mujeres solamente valen a razón de que un hombre les represente, es decir, en tanto haya un hombre que las haga “valer y respetar”, ya se trate del padre, de la pareja o de un hermano, quienes quedan sin esta “protección” son objeto de acoso, particularmente quienes han tenido pareja formal –mujeres 46
Violencias contra las mujeres: ¿El cuento de nunca acabar? viudas o separadas–. Los hombres las pretenden, y las negativas en este caso no suelen ser bien recibidas, generando miedo en las mujeres y forzándolas a decidir su situación como medida de protección. …había un soldado que quería él que yo fuera su mujer y yo le tenía miedo, y como no le hice caso vino a disparar cerca de mi casa, entonces, dije yo, si ellos mataron a mi marido ¿cómo me voy a meter con uno de ellos? y como el otro estaba entonces mejor le dije sí al otro y no al soldado, entonces fue… como que a la carrera, solo por decisión de no quedarme con un soldado… (Ibídem) Que se considera el establecimiento de una relación de pareja como medida de protección ante diversas formas de violencias sigue siendo una creencia vigente en la actualidad. Esto se debe a que se ha concebido a la familia como un lugar seguro, “un oasis” en el que las personas encuentran confianza y protección, y aunque la evidencia demuestre lo contrario, se mantiene esta expectativa, particularmente desde las mujeres. …me dediqué a cuidar las ovejas de mi abuela, por eso no iba a la escuela y no aprendí nada, y mis hermanos me decían que me levantara a las dos o tres de la mañana, eran muy enojados y no me querían, eran ocho mis hermanos y era la única mujer entre ellos, por eso me junté luego con mi esposo… (Entrevista a mujer no. 13, Centro Coyá, 28 de agosto de 2012) Otra situación que sigue vigente en San Miguel Acatán, es que cuando una mujer ha establecido una relación de pareja permanente que luego se rompe, son acosadas sexualmente bajo la consideración de que por la experiencia vivida, son mujeres a quienes se puede acceder sin compromisos. En un contexto en el que el respeto por las mujeres jóvenes y solteras se ha visto afectado progresivamente, aún con la vigencia de mitos como la virginidad y el mandato social del matrimonio, la situación de mujeres abandonadas y separadas suele verse significativamente afectada. …yo creo lo que sufren las mujeres después de que nos dejan a alguien así es que los hombres ya se nos acercan pero con otra intención y ya no nos toman en serio, es raro que alguien nos tome en serio pero así que se diga alguien que se enamore otra vez ya no, es muy difícil. Y es lo que vivimos las mujeres por haber tenido ya un hijo o por haberse juntado una vez, ya ellos creen que pueden hacer con nosotras lo que quieren… (Entrevista a mujer no. 30, San Miguel Acatán, 18 de octubre de 2012) …es una situación, se podría decir, muy dolorosa la que sufren las mujeres porque son engañadas por los hombres que tal vez les prometen muchas cosas que al final no se… hacen responsables de sus actos… (Entrevista a mujer no. 23, San Miguel Acatán, 19 de septiembre de 2012) Así, en el contexto actual, algunas mujeres de San Miguel Acatán perciben con claridad cómo se han instaurado diversas formas de violencias no sólo vinculadas al establecimiento de relaciones de pareja permanentes, y posterior a ellas, sino que han ampliado la mirada y analizan críticamente la realidad vivida por las mujeres en diferentes momentos y espacios. 47
Ser mujer en San Miguel Acatán Entre violencias y procesos de justicia “las mujeres viven en forma de violencia y de control también desde más jóvenes… no solo cuando se casan empiezan a sufrir violencia… (Entrevista a mujer no. 20, San Miguel Acatán, 18 de septiembre de 2012) El control social está presente en sus vidas cotidianas, y la exigencia de hacerse acompañar de un hombre como medio de subsistencia real y simbólica, afecta las relaciones sociales comunitarias y su integración-discriminación en este espacio. …con el papá del último hijo sí sufrí bastante... no tenía libre el camino por donde yo quiero ir, siempre había problemas, cualquier cosa, si salgo a la calle, si salgo a comprar o cualquier rato que quiero hacer mi mandado ¿Por qué salgo? Así me dice, ¿qué estás haciendo, qué fuiste a hacer?… no me pegaba pero puro maltrato cada vez que él llega… “¿por qué te salís? Tal vez tenés otro” me dice… unas mis amigas me estuvieron contando que él tenía otra mujer... (Entrevista a mujer no. 29, San Miguel Acatán, 18 de octubre de 2012) …como que la gente me queda viendo, como que la gente me va a criticar, a eso me daba miedo… la gente sabe cuál es mi vida, porque mis hijos son de diferentes padres, eso a mí me daba miedo… hasta me daba miedo de ir a una capacitación pero ahora ya no… (Ibídem) Los hombres determinan con el control sobre la vida de las mujeres el uso de su tiempo y por ende su vocación. En el caso de mujeres comadronas no se aceptaba que se desempeñaran como tales debido a las exigencias que este servicio implica: salir de noche, recibir gente en la casa, estar sujeta a imprevistos. Esto limita tiempo de las mujeres para dedicarlo a lo doméstico, así como a hijas e hijos. De ahí que incluso éstos se opongan al ejercicio de las mujeres como comadronas. …como comadrona vienen a llevar a una por la noche y se molestan… No me dejaba salir, se molestaba si yo salía, como él ya no está por eso salgo… Hace mucho, como unos treinta años, y yo ya salía, pero una vez que él estaba me vinieron a llevar unas personas y él se enojó, “¿con qué salías?” me dijo, “sí –le dije– si no voy también me enfermo por no ir” le dije. Me daba calentura y náuseas, ya no podía andar porque vomitaba… Solo se me fue pasando… Se fue otra vez y ahora ya no llama, ahora sí puedo salir sin que me regañen... (Entrevista a mujer no. 17, Taquiná, 4 de septiembre de 2012) …él me decía que ya no aceptara a las personas y decirles que no, eso me lo decía cuando no había ido por las capacitaciones y luché porque Dios fue quien me dio esta vocación, pero ahora ya no dice nada, solo cuando voy en las noches por los niños y porque una vez me fracturé el brazo y me dicen que cuidarme en ese estado es muy difícil por eso se molestan a veces. Y no digo que estoy segura en dejar de ser comadrona y si Dios quiere me voy a morir siendo comadrona. (Entrevista a mujer no. 10, Las Vegas Coyá, 27 de agosto de 2012) …“¿por qué andás en esas capacitaciones?” así me dicen mis hijos, “si saben más, entonces ¿por qué no me enseñan o me lo dicen?” así decía a mis hijos. No mucho querían que yo saliera a las capacitaciones. (Entrevista a mujer no. 21, San Miguel Acatán, 18 de septiembre de 2012) 48
Violencias contra las mujeres: ¿El cuento de nunca acabar? Otras formas de control sobre el cuerpo y la sexualidad de las mujeres, hace referencia a la prohibición por planificar la familia, e incluso por acceder a servicios médicos. Es por ello que aun cuando se acercan los servicios para el examen de Papanicolaou, por ejemplo, la respuesta es muy baja por parte de las mujeres, dado que tienen vedado el cuidado de sí mismas. …el hombre no quiere que ella se cuide y a veces le digo a ella “vaya a inyectarse” o algo sin que él lo sepa, “ay no, porque si se llega a enterar me pega” dice ella, porque son católicos y él dice que es pecado y “así que vengan los que Dios mande” dice… (Entrevista a mujer no. 30, San Miguel Acatán, 18 de octubre de 2012) …si la mujer tiene la intención de planificar a veces los hombres no lo permiten, ya piensan diferente siempre por la falta de educación, ya piensan que tiene trato con otro, que quiere hacer su vida muy diferente… (Entrevista a mujer no. 2, San Miguel Acatán, 5 de junio de 2012) … cuando uno les dice que deben de planificar mujeres, no hay que tener muchos hijos, “no, mi esposo no quiere, dice que eso es malo”… y si uno quiere hacer un chequeo para ver si están bien, no se dejan, “mi esposo se puede enojar conmigo, pues me puede regañar, él dice que no les haga caso a ustedes, solo deme medicina para dolor de cabeza y me voy” dicen así, “no permiten”… hasta en eso en la vida o todo lo que respecta al cuerpo de la mujer se mete el hombre... (Entrevista a mujer no. 36, San Miguel Acatán, 24 de octubre de 2012) En este contexto se comparte la creencia, particularmente desde los hombres, de que las mujeres no valen: “Somos hombres, ustedes son mujeres, acaso valen” así dicen los hombres (Entrevista a mujer no. 5, 7 de agosto de 2012). En general se percibe que… el hombre se siente mayor que la mujer… (Entrevista a mujer no. 25, San Miguel Acatán, 20 de septiembre de 2012) Aun cuando las violencias se generan en el caso de las mujeres a todas las edades, en todos los ámbitos y pueden generarlas cualquier persona, conocida o desconocida, las mujeres suelen reconocer básicamente la violencia vivida en el espacio familiar de origen y/o actual. Entre las causas de las violencias vividas en relaciones de pareja, desde la percepción de las mujeres, se vinculan a diversidad de mitos, entendidos estos como creencias no comprobadas que sin embargo son utilizadas reiterativamente para justificar las violencias contra las mujeres. Uno de los mitos más expandidos es el de que los hombres violentan debido al consumo de alcohol. Este mito tiene como resultado que se desdibuja el hecho de que quien violenta bajo los efectos del alcohol, tiene una predisposición a recurrir a la violencia para liberar tensiones, y que esa violencia es dirigida selectivamente hacia unas determinadas personas: su pareja y sus hijas e hijos. En este sentido utiliza el consumo del alcohol como una justificación para no responsabilizarse de su conducta violenta, sabiendo perfectamente contra quién dirige su hostilidad. 49
Ser mujer en San Miguel Acatán Entre violencias y procesos de justicia …bebía mucho mi esposo, era un castigo cada semana, me huía entre la milpa, me amenazaba… morada me ponía, me jalaba el cabello. Un día en la finca, jaló mi cabello, ya era para morirme, tenía cargado mi hijo, me arrastraba en el asfalto, llegó el hijo adoptivo de mi hermana del pueblo, quiso ayudarme pero no pudo y se fue a llamar a la autoridad, así me dejó, si no ya estuviera muerta. Cuanto sufrí, siempre me pegaba, se iba con otras mujeres, me dejaba cortando café y estando embarazada, no me tomaba en cuenta. (Entrevista a mujer no. 5, Chimbán, 7 de agosto de 2012) …a veces hay unos bien borracho pegan a su mujer, pasa en todo San Miguel Acatán, por eso hay problemas, a veces las mujeres aguantan, no vienen a dar parte... (Entrevista a alcaldes auxiliares de Centro Coyá, Centro Coyá, 4 de septiembre de 2012) …se asustan ellas cuando toman los esposos, les pegan cuando toman o se ponen enojados, hay muchachos bravos, cuando toman se asustan ellas… se enferman, así como las abandonadas por los esposos, a veces lloran… (Entrevista a mujer no. 8, San Miguel Acatán, 14 de agosto de 2012) …hace como dos o tres años venía un dinero a las mujeres que tienen hijos menores o hijos estudiantes de la escuela y los maridos a veces piden el dinero a su esposa y lo malgastan en tomar cerveza… les avisamos a las mujeres que no le entreguen el dinero a su marido… Pero a veces el marido es muy mandón pues, le quita el dinero, si no lo entrega la mujer le pega… (Entrevista al alcalde auxiliar de Akal Coyá, Akal Coyá, 3 de septiembre de 2012) En tanto se percibe como problema el alcoholismo y no la disposición de recurrir a la violencia, en este contexto manejan la convicción de que el hombre alcohólico no cambiará, y que la situación de violencia persistirá hagan lo que hagan, por lo que no sólo dejan de pensar en posibles soluciones, sino que se muestran apáticas ante la intervención de otras personas en este tipo de situaciones. Se pierden la perspectiva y las esperanzas, quedando las mujeres en una situación de mayor vulnerabilidad. …cuando hablamos del tema del alcoholismo, y otros problemas que vivimos por parte de los hombres, no mucho nos creen, porque dicen que ellos siempre toman y que siempre nos van a maltratar... (Entrevista a mujer no. 20, San Miguel Acatán, 18 de septiembre de 2012) Por otra parte, se observa una contradicción entre los testimonios de mujeres y de autoridades locales, quienes de manera recurrente refieren que no existen problemas de alcoholismo en las comunidades. El sistema patriarcal vigente hace posible que un problema social como las violencias contra las mujeres vinculado al alcoholismo, se niegue e invisibilice, minimizando sus efectos y consecuencias. …solo pasa a comprar y se va a tomar donde quiera, se va sentar en una sombra. (Entrevista al alcalde auxiliar de Taquiná, Taquiná, 4 de septiembre de 2012) Dado lo dicotómico del sistema, el control de los cuerpos y sexualidad de las mujeres se corresponde la ilimitada libertad de los hombres para el ejercicio de autonomía, en 50
Violencias contra las mujeres: ¿El cuento de nunca acabar? particular en lo que se refiere a su sexualidad. En este sentido se ha generalizado el mito de la poligamia masculina, es decir que se considera natural que los hombres mantengan relación íntima con más de una mujer a la vez, asumiéndose una actitud tolerante respecto a esta conducta, lo que exacerba la impuesta competitividad entre mujeres, generando vulnerabilidades, particularmente en las jóvenes que son manipuladas con este discurso para que accedan a tener relaciones sexuales antes del matrimonio, en un contexto en el que, como ya se mencionó, el mito de la virginidad sigue vigente. …hay veces que las mujeres no quieren y los hombres que, que quieran tener relaciones o les dice otra cosa si no pueden, si no quiere la novia de él, él puede decir a la mujer de que él la va a dejar y va a buscar a otra y por eso mismo que la mujer se entrega así al muchacho… (Entrevista a mujer no. 26, San Miguel Acatán, 20 de septiembre de 2012) Muchos sufrimientos de las mujeres es a causa de los hombres, cuando se van con otras mujeres, y ellas se ponen a hablar mal de la mujer, por eso son golpeadas por los esposos… (Entrevista a mujer no. 22, San Miguel Acatán, 18 de septiembre de 2012) …se peleaba con su esposo, ella llegaba a la municipal, y la policía lo agarró y lo metieron a la cárcel, pero la amante llegó a sacarlo, y cuando salió, llegó a la casa a maltratar… (Entrevista a mujer no. 20, San Miguel Acatán, 18 de septiembre de 2012) …los hombres… buscan a otra mujer, y va estar diciendo a la esposa que ya no está bonita, que ya está fea… (Entrevista a mujer no. 22, San Miguel Acatán, 18 de septiembre de 2012) En este sentido, las mujeres son tratadas como idénticas, lo que en palabras de Celia Amorós significa que no se reconoce la individualidad de las mujeres, es decir, son las otras desde la mirada de los hombres quienes se asumen entre sí como “los iguales”. La falta de censura social ante la poligamia de los hombres y la competencia entre mujeres por los hombres, deja en evidencia que las mujeres son concebidas como sustituibles, idénticas en el sentido de que todas cumplen con una misma función de la misma manera, por tanto, ninguna es indispensable. Si bien los desencadenantes de las violencias se vinculan al referido alcoholismo y al establecimiento de relaciones fuera del matrimonio o la unión de hecho, y aun cuando estos desencadenantes se refieren a conductas de los hombres, son las mujeres quienes son culpabilizadas. Entra aquí a jugar un papel importante el mito de que “las mujeres provocan las conductas violentas”. …hay una que se peleaba con el esposo, porque el señor andaba con otra mujer, entonces le dije a ella “ore para no la abandone”, “espero que no sea usted la que tiene falta, por eso su esposo busca consuelo en brazos de otra mujer”… (Entrevista a mujer no. 20, San Miguel Acatán, 18 de septiembre de 2012) …al principio si, ellos decían pues que “tal vez vos tuviste la culpa” dicen ellos, “vos tuviste la culpa por eso te dejó él”… (Entrevista a mujer no. 34, San Miguel Acatán, 23 de octubre de 2012) 51
Ser mujer en San Miguel Acatán Entre violencias y procesos de justicia Y ella ya es la culpable… a veces también culpamos a los hombres cuando no sabemos a fondo los problemas, cuál es el error de la mujer... (Grupo focal con mujeres, San Miguel Acatán, 28 de enero de 2013) Otro mito vigente es el referido a que los hombres cambiarán. Bajo esta creencia se persuade a las mujeres a mantenerse en la relación violenta bajo la expectativa de que el hombre cambiará. Se constituye además en la esperanza que hace que las mujeres pospongan la toma de decisiones, considerando erróneamente que hay algo que ellas pueden hacer para controlar la conducta violenta de su pareja. …hablé con mi hermano, “¿qué hago?” le dije, “tienes que aguantar” me dijo mi hermano, bueno pasó otro poco de tiempo y pensé “bien, mejor tengo que regresar” dije, entonces por eso regresé, me animé de salir de allí, entonces hablé con mi suegro, “tal vez tu hijo nunca va a cambiar” le dije, “él va a cambiar” me dijo “¿hasta cuándo va a cambiar él? porque él ya no es un niño, es que siempre me trata mal, me dice cosas que a mí no me gustan” le dije, “no, tienes que aguantar”, “ya me han dicho mil veces eso, pero más algún día voy a salir de aquí van a ver ustedes que ya no voy a estar aquí” les dije a mis suegros, “no, no te vas a ir” me dijo mi suegro… (Entrevista a mujer no. 9, Chimbán, 22 de agosto de 2012) A veces hemos acompañado a las mujeres al juzgado o a la policía, cuando estamos viendo la forma como arreglar los problemas, a veces llega el hombre y la mujer dice “mejor me voy a regresar con él, él dice que ya no me va pegar”… (Grupo focal con mujeres, San Miguel Acatán, 28 de enero de 2013) Entre esposos y hermanos, nadie mete las manos, así reza un dicho popular con el que se justifica la actitud indiferente ante las violencias que viven las mujeres. La creencia detrás del dicho se relaciona con la percepción de que lo que pasa dentro de una familia, es un asunto privado. La realidad es que se trata de un problema social que incumbe a todas las personas, es por ello que a profesionales de diversas disciplinas que se desempeñan en el ámbito de los servicios públicos, les obliga la ley a denunciar cualquier hecho de violencia contra las mujeres que identifiquen a través de la atención al público. De ahí que toda persona ciudadana tenga la facultad de denunciar anónimamente cuando se conoce de una situación de violencia que esté afectando a una vecina, conocida o familiar. Sin embargo, lo que aun predomina es la creencia de que nadie debe meterse en estos asuntos, asumiendo que quien vive las violencias está en condiciones de protegerse a sí misma. …acaso uno se va meter ahí, si ella no hace valer su derecho y a pesar de que ella ya tiene las orientaciones y no lo denuncia, entonces ya no se puede hacer nada, si ella no quiere hablar… (Entrevista a mujer no. 28, San Miguel Acatán, 17 de octubre de 2012) …tenía mis dieciséis años, cuando me junté con él y viví quince años con él… él me pegaba, sacaba cincho para pegarme, me pateaba… llegaron los alcaldes auxiliares y ese hombre los echó, sacó cincho, los echó a los auxiliares, de que no tenían que mandar a él en su casa, porque es su casa… (Entrevista a mujer no. 19, Tuslaj Coyá, 17 de septiembre de 2012) 52
Violencias contra las mujeres: ¿El cuento de nunca acabar? También se tiene la creencia de que las mujeres “se dejan” maltratar. El mito detrás de comentarios como este es que a las mujeres les gusta esa situación y que por ello no hacen nada para frenar las violencias. La realidad en este caso es que las mujeres hemos sido socializadas para tolerar los malos tratos, además de tratarse de una situación normalizada, es decir, que se ve como natural que los hombres sean “enojados” y que las mujeres deben “comprender” que así son los hombres. Se vincula entonces a una de las explicaciones que se quiso dar desde la psicología para comprender este fenómeno social: el sado-masoquismo. Esta interpretación propone que hay una relación patológica complementaria que funciona en este caso, una mujer masoquista que se vincula con un hombre sádico, es decir, una mujer que le gusta que la maltraten se junta con un hombre al que le gusta maltratar. Esta explicación dejó de tener validez al comprobarse que quienes se encuentran en una relación violenta no son personas enfermas mentales, sino producto de una socialización que hace posible que las mujeres toleren las violencias y que los hombres se sientan con el derecho de ejercerlas, particularmente contra las mujeres. Pese a ello, se sigue pensando que las mujeres “se dejan” violentar. …siempre hay muchas mujeres que no quieren dar parte… no más lo aguantan, cuando el esposo las pega, yo ya he estado en muchas reuniones con don Andrés Miguel en su periodo [ex alcalde municipal]… siempre nos ha dicho que tenemos derechos, pero las mujeres se dejan que las golpeen… no entienden, siempre se dejan… (Entrevista a mujer no. 28, Tuslaj Coyá, 17 de octubre de 2012) Las razones que las mujeres refieren con relación a por qué mantienen la relación con quien les violenta, de manera recurrente aduce a las hijas y los hijos, a partir de una concepción de familia patriarcal, en la que se considera que la falta del padre puede repercutir significativamente en la crianza de hijas e hijos. Me pegaba, me maltrataba y me corría de la casa, porque andaba con otra mujer, se iba a tomar alcohol, no me daba dinero, “trabaje! acaso no tiene mano?” me decía, pero sí trabajaba, a veces me dormía hasta las tres de la mañana, porque cosía en mi máquina… no iba dejar a mis hijos sin comida, tenía que luchar para alimentarlos… muchas personas me decían que me fuera, que lo abandonara para siempre, pero padre Dios me dijo que no, no podía dejar a mis hijas solas. (Entrevista a mujer no. 22, San Miguel Acatán, 18 de septiembre de 2012) Antes mi esposo me maltrataba pero nunca lo dejé por mis hijos, ahora cuento a mis hijos que viví violencia con el papá de ellos, y me dicen “entonces ¿por qué no lo dejaste?” y yo les digo “por ustedes aguanté tanto sufrimiento”, “ustedes nunca maltraten a sus parejas” así les digo. (Ibídem) Se pierde de vista lo referido en el apartado anterior respecto a que la niñez sea testiga de violencia, es otra forma de violencia que afecta profundamente. Se superpone a todo sentido común la subsistencia del grupo como familia, aunque sea en tan difíciles condiciones. 53
Ser mujer en San Miguel Acatán Entre violencias y procesos de justicia Otra razón que dan las mujeres respecto a por qué no terminan las relaciones violentas, se vincula a sus concepciones sobre el amor. En general se ha tematizado que las mujeres que viven violencias de parte de sus parejas, no les denuncian ni hacen pública la situación dado que lo consideran como una traición. Su idea de amor está impregnada de dogmas judeo-cristianos que conciben el amor de manera incondicional. A esto se suma la socialización de género desde un sistema patriarcal que ha signado el amor como un principio cargado de abnegación, sacrificio y altruismo, tal y como se impone que sea vivida la maternidad. …fue una situación muy difícil porque a mí me discriminaron mucho porque soy de corte y yo no podía hablar bien el idioma castellano… fue muy difícil pues pero por amor uno lo hace… (Entrevista a mujer no. 34, San Miguel Acatán, 23 de octubre de 2012) Una mi amiga en el Norte… me dijo que dejara a ese hombre… pero yo decía que no porque lo quería, no lo podía olvidar, estaba triste por él… (Entrevista a mujer no. 31, Chimbán, 19 de octubre de 2012) …los golpes que ellas reciben hacen daño, no sé si es por amor… (Entrevista a mujer no. 28, Tuslaj Coyá, 17 de octubre de 2012) Marcela Lagarde refiere al respecto que “las mujeres vivimos el amor como un mandato”, lo que en la teoría de género significa que no lo hacemos por voluntad, sino como un deber. Continúa la autora diciendo que “el sentido de la vida, la filosofía de género de las mujeres, tiene que ver con lograr los objetivos amorosos para los que ha sido educada”. En este sentido afirma que “hay una educación para el amor en cuanto a su sentido trascendente y filosófico, en cuanto a los deberes, las prohibiciones y lo permitido en el amor” (2001b, p.14-15). Esta idea de amor se apareja con el mandato social respecto al establecimiento de una familia “integrada” y “permanente”. De ahí que muchas mujeres se vinculan reiterativamente con hombres violentadores, esperando formar finalmente una familia, como es la expectativa social. Hay quienes lamentan no haber encontrado a un hombre con quien realizar este ideal y quienes reciben retroalimentación familiar en este sentido. Yo me casé cuando tenía como quince años… El segundo esposo que tuve fue el que más me hizo sufrir, y el primero no pero me abandonó y se fue con otra mujer… (Entrevista a mujer no. 31, Chimbán, 19 de octubre de 2012) …tengo mi propia casa porque trabajé muy duro en los Estados Unidos y ya llevo once años de haber regresado. Sigo con lo mismo, no he tenido suerte de quedar con un hombre bueno… (Ibídem) …si un día piensas realizar tu vida estás en todo tu derecho, no te puedo obligar a que te quedes solamente con tus hijos porque uno necesita el amor de alguien… (Entrevista a mujer no. 34, San Miguel Acatán, 23 de octubre de 2012) Una de las situaciones que ha afectado este ideal de familia, es el hecho de que en San Miguel Acatán un significativo número de hombres emigra a Estados Unidos. Una constante es que cuando viajan abandonan a la familia previamente constituida; 54
Violencias contra las mujeres: ¿El cuento de nunca acabar? algunas veces el viaje es la causa del abandono, otros mantienen relación por un tiempo hasta dejar de asumir la responsabilidad de la manutención de la familia. En varios casos este abandono se relaciona con el establecimiento de otra relación. …lo malo que cuando los hombres se van, abandonan a la esposa con sus hijos y ya nunca regresan, allá se consiguen otra y si vienen hasta cada diez, once años, vienen a dar la vuelta y se vuelven a ir… (Entrevista a mujer no. 38, San Miguel Acatán, 25 de octubre de 2012) …aquí en San Miguel Acatán hay muchas mujeres viudas, muchas mujeres que tienen marido y el marido se va para los Estados Unidos y dejan su mujer, su hijo, su familia así abandonada, hay algunos que ya no quieren regresar o regresan pues y ya tienen otra mujer, esa es la violencia, ese es el sufrimiento que hay aquí... (Entrevista a Alcalde Municipal de San Miguel Acatán, San Miguel Acatán, 3 de agosto de 2012) …él me abandonó cuando estaba esperando a mi primer hijo, estuve cinco años casada con él y me quedé con dos hijos... Después estuve un tiempo con mi papá y me fui con el otro que se supone que es mi esposo, pero me dejó sola con mis dos hijos y ellos son niños, tenía cinco pero tres de ellos murieron y el papá de ellos se fue con otra mujer… (Entrevista a mujer no. 31, Chimbán, 19 de octubre de 2012) Por su parte las autoridades locales consideran que depende de quien se trate, porque no todos los hombres que emigran abandonan a sus familias y se pierden en el alcoholismo. Cabe reflexionar que si bien la migración puede terminar en el abandono a las mujeres y su descendencia, también se da una situación a la inversa, puesto que en San Miguel Acatán es recurrente que la migración se produzca como una forma de evadir las responsabilidades paternas, lo que dificulta el accionar de la justicia para el establecimiento de una pensión por alimentos. En algunos casos las denuncias y orden de captura duran años, identificándose situaciones en las que no se logra su aprehensión. …tengo una de mis hijas que la pegaban mucho… estaba embarazada cuando él la dejó por primera vez, después ella regresó con él y otra vez se quedó embarazada, al esposo de ella lo mandaron a escondidas al Norte, sus padres. Se quedó abandonada mi hija con su hija, no había llamada, ni dinero, tengo una mi nieta, tenía tres meses cuando se quedó conmigo… (Entrevista a mujer no. 5, Chimbán, 7 de agosto de 2012) …siempre le decían que lo iban a capturar, porque él no se presentaba, después él se fue al Norte, y fue el papá quien pasó el maíz y así se terminó. Aunque ella intentó varias veces y no lograron solucionar nada en el juzgado… (Entrevista a mujer no. 16, Taquiná, 4 de septiembre de 2012) …cuando me separé, mi esposo estuvo pasando cuatrocientos de gastos a mis hijas, cuando más nos separamos, ya después se fue al Norte, así ya no siguió pasando el gasto… Unos seis meses, a veces no daba también, cuando no daba me iba a Santa Eulalia para poner la 55
Ser mujer en San Miguel Acatán Entre violencias y procesos de justicia queja y lo citaban, así lo pagaba, era necesario que él pagara porque tenía una camioneta Alicia que estaba en línea, él tenía dinero. (Entrevista a mujer no. 7, Chimbán, 14 de agosto de 2012) Por otra parte, en todos los casos son las mujeres quienes se ven obligadas a asumir la jefatura del hogar, constituyéndose este contexto en una condición que favorece, según Fanny García por lo menos dos procesos: la feminización de la pobreza, entendida como el creciente empobrecimiento material de las mujeres, el empeoramiento de sus condiciones de vida y la vulneración de sus derechos fundamentales; y la feminización de la supervivencia, en tanto que ha aumentado tanto el trabajo invisible como el trabajo mal pagado de las mujeres, asumiendo dobles y triples jornadas de trabajo (2001, p. 17-18). Hay unas que pasan a lavar la ropa de otras personas, así ganan un poco de dinero para el gasto de la familia… va a lavar ropa, para mantener a los hijos y ellos van a la escuela también. (Entrevista a mujer no. 20, San Miguel Acatán, 18 de septiembre de 2012) …desde que me dejé con mi ex he estado trabajando, he estado luchando, yo hago mis tostadas, salgo a vender y así y quiere ganas… los sábados y los domingos salgo a vender, vendo enchiladas, vendo gelatinas, o si no, compro manzanitas, las manzanas compro, las pongo a cocer, les echo canela, azúcar y los meto en bolsitas hasta incluso mi hija me ha ayudado a vender, la nena los lleva en un cacito, los va ella a vender a quetzalito la bolsita y así sale uno adelante… hay veces yo voy a lavar ropa ajena… (Entrevista a mujer no. 34, San Miguel Acatán, 23 de octubre de 2012) Algunas mujeres viven el conflicto de decidir qué hacer para generar ingresos, dada la falta de fuentes de empleo en San Miguel Acatán. Se plantean la posibilidad de migrar igual que los hombres, sin embargo, el mandato social referido a la crianza de hijas e hijos les frena, colocándolas en una situación difícil de resolver. Por otra parte, la situación en estos casos no es segura para las mujeres, puesto que quedan sujetas a la “moral” y “honradez” de los “coyotes”, es decir de las personas a quienes les pagan para pasar la frontera, quedando expuestas a la trata de personas. Entonces me puse a pensar ¿y si me voy a los Estado Unidos como mis hermanos? yo también puedo”. Y después me arrepiento, ¿qué sería de mi mamá? se enferma mucho. Mis hermanos chiquitos ¿qué sería de ellos si me voy? si me voy de una vez ya no regreso y si algún día encuentro dinero le voy a mandar a mi mamá y mi mamá tirada en la cama será que mi dinero va solucionar? Me pongo mucho a pensar. Mejor no me fui. Sobre la mujer pesa la responsabilidad del cuidado de la familia… (Entrevista a mujer no. 2, San Miguel Acatán, 5 de junio de 2012) …los coyotes se llevan personas, ofrecen el apoyo, llevan personas sin pagar, pero no está seguro que los llevan hasta donde hay trabajo. Más las mujeres, hay muchas mujeres los llevan con engaño y te llevan a prostituirse, se quedan ellas en la frontera, ya cuando ellos miran que hay una enfermedad, cuando miran que ya no están bien los sacan, hay muchas muertes de mujeres en Arizona. (Ibídem) 56
Violencias contra las mujeres: ¿El cuento de nunca acabar? Hay otras mujeres que ante el abandono y la falta de oportunidades a nivel local, deciden finalmente emigrar a Estados Unidos, por considerarla la única opción viable, pese a la culpa que genera dejar a hijas e hijos, y pese a la crítica social que las acusa de abandonar a su familia. Por otra parte, estando vigente la socialización recibida respecto a lo que significa ser mujer, varias mujeres inician relaciones de pareja y las historias de violencias se repiten una y otra vez. …se fue mi hija al Norte. Ya llevaba meses allá, cuando ella se fue con otro hombre, también la golpeaba, ella se quedó con dos hijos, sintió mucho el dolor y se fue, se alejó del esposo, y luego se juntó ella con otro hombre y no les funcionó, de nuevo se volvió a separar, ahora ya tiene esposo se casó en la religión carismática, el primer esposo ya hace años que se murió, se quedaron sus dos hijas conmigo. (Entrevista a mujer no. 5, Chimbán, 7 de agosto de 2012) La socialización llega a ser tan determinante que pocas mujeres rompen con este patrón, y aunque las relaciones sean dañinas perseveran en el propósito de establecerse como una familia, independientemente de lo que para ello deban vivir, según el signo patriarcal. En varios casos el esfuerzo de trabajar fuera del país no logra su cometido, y vuelven a San Miguel Acatán sin recursos, y con una historia de violencia más, en la que el confinamiento para no ser deportadas las somete a una situación de aislamiento y encierro, de dependencia tal, que terminan más vulnerables que cuando estaban en San Miguel Acatán, a pesar de la existencia de garantías para los derechos de las mujeres en esas tierras extranjeras. Tuve un gran pasado, me golpeaba mucho… cuando estaba en el Norte, como no tenía papeles y no podía trabajar, me quedaba en la renta y había un hombre que no trabajaba y se quedaba en la renta conmigo y él decía que ese hombre era mi amante pero no era cierto… Fui a Obregon, Stockton, California, Florida, también Washington, trabajé demasiado con él, ganábamos mucho dinero y él lo malgastó con sus mujeres, ahora no tengo nada en el banco, ni un ahorro, aunque me haya sacrificado trabajando en contratos de uva… (Entrevista a mujer no. 31, Chimbán, 19 de octubre de 2012) El que las mujeres asuman la manutención de sus hijas e hijos ante el abandono de los hombres, hace parte de la condición de masculinidad vigente en San Miguel Acatán, la impunidad ante el hecho de desatender la responsabilidad adquirida con su pareja, hijas e hijos, recargando en las mujeres las necesidades económicas. Esto coloca en una situación muy difícil a las mujeres, dado que hay quienes se niegan incluso a reconocer a sus hijas e hijos. …a mis hijas pequeñas ya no les dio su apellido, no las reconoció, ya no quiso porque la otra mujer le dijo “si las vas a reconocer, te dejo”. Estaba yo casada con él, nos habíamos casado en la municipalidad. Fui con la autoridad de Santa Eulalia, para que le hicieran la prueba de ADN a mis hijas y a él, y ya después solo estuvo cuatros días cuando vino por la mujer pero era a escondidas, y se fueron al Norte, por eso nunca las reconoció, ya lleva doce años de que se fue… (Entrevista a mujer no. 7, Chimbán, 14 de agosto de 2012) Hay situaciones en que los hombres migrantes regresan después de un tiempo para retomar la relación de pareja. Si bien varias mujeres están a la expectativa de que esto 57
Ser mujer en San Miguel Acatán Entre violencias y procesos de justicia suceda, otras ya han hecho sus vidas y no están dispuestas a volver. En estas situaciones se percibe a las mujeres como victimarias y a los hombres como víctimas, sobre todo cuando muestran actitudes condescendientes con las mujeres. …se peleó con el esposo cuando él regresó de los Estados Unidos, él quiso entrar a su casa pero la mujer no lo dejó entrar, y ya no quiso ella vivir con él… El hombre quiso solucionar aquí, porque el hombre perdonó a la mujer, ya la mujer después se fue con el juez y allá se fueron a solucionar. (Entrevista a alcaldes auxiliares de Chimbán, Chimbán, 22 de agosto de 2012) De esta manera se observa cómo las violencias contra las mujeres en el contexto de las relaciones de pareja se manifiesta de diversas maneras: psicológica, física, sexual y económica. Pese a que las mujeres no enuncian estas formas de violencias, sí las describen en sus relatos, permitiendo observar cómo todos estos tipos de violencias se entretejen en sus vidas. …mis compañeras dijeron que cuando sus esposos llegan tomados las empiezan a golpear y a maltratar, aquí entra también la violencia psicológica, también solo nos da poco para el gasto, y tenemos hijos en la escuela les tenemos que comprar sus ropa y zapatos, así ya no nos vamos a alimentar bien con ellos, y no podemos comprar una ropa bonita que nos gusta, y ellos ya lo van a interpretar mal, ya van a estar diciendo que nos estamos arreglando para el amante, ya no van a querer que los acompañamos, van a querer que nos quedemos en la casa. Todos estos tipos de violencia se dan en un solo maltrato. (Grupo focal con mujeres, San Miguel Acatán, 28 de enero de 2013) Hay casos en los que las mujeres viven en el desamparo, como “castigo social” por incumplir los designios de género impuestos. Se precisa salir de la casa de la madre y el padre, formalmente casadas; de no cumplirse con este mandato, las mujeres quedarán en mayor desamparo ante situaciones violentas. …“mi mamá no me quiere con este mi esposo y tampoco me quieren mis suegros, ellos le dicen que me pegue, porque la mamá quería a otra muchacha como su nuera, y si voy con mis papás, no me van a recibir, porque solo me escapé con él cuando nos juntamos”, lloraba ella cuando nos contó “cuando más me junté con él, no me pegaba, hasta que tuve mis hijos”… (Entrevista a mujer no. 20, San Miguel Acatán, 18 de septiembre de 2012) Se observa cómo de manera recurrente los ataques violentos de los hombres se intensifican con embarazos y el nacimiento de hijas e hijos. Si bien es cierto que la maternidad limita las capacidades de las mujeres en un contexto patriarcal donde escasean las fuentes de empleo, donde se niega esta oportunidad a mujeres embarazadas y madres de familia, y donde se carece de los recursos sociales mínimos de apoyo (centros de atención integral gratuitos para la niñez), el incremento de las manifestaciones de violencias durante los embarazos y luego del nacimiento de hijas e hijos, se ha interpretado como que los hombres compiten por atención, desencadenándose violencias contra las mujeres cuando, desde su perspectiva, son desplazados en términos de cuidados de las mujeres. Situaciones como estas también desencadenan violencias contra las hijas y los hijos. 58
Violencias contra las mujeres: ¿El cuento de nunca acabar?
3.2.2 Rivalidad y competencia con las “otras”: Yo, o ninguna El sistema patriarcal tiene diversos mecanismos de control y reproducción. Uno de estos es la rivalidad y competencia entre mujeres. En palabras de Marcela Lagarde, las mujeres obtienen el reconocimiento social en la relación con los hombres: la madre obtiene reconocimiento para su hija a partir de la conyugalidad, y es aquí donde inician las competencias entre madre e hija, confrontadas en un contexto donde la conyugalidad de la una interfiere con la filialidad de la otra. Lagarde (s/f, p.8) refiere que, “Para cada mujer las buenas son las próximas, las afines: mis amigas, mis parientes, mis pares; las malas son las extrañas… cada una encarna la mala temible para todas las demás; es la madre mala, no sólo diferente, sino dañina. En esta dialéctica, lo común es anulado y sólo queda entre las mujeres aquello que las separa –clases, grupos de edad, relación con los hombres, con los otros y con el poder, color, belleza, rango, prestigio–, es decir, lo que está en la base de su enemistad histórica. Así se mantienen en solitaria disputa con las otras, por un espacio para sobrevivir, incapaces de alianza y de pacto… Así la rivalidad social de las mujeres, se funda en una de las bases del mundo patriarcal: ninguna mujer es por sí misma….” En este sentido, se observa en San Miguel Acatán cómo la rivalidad se establece entre las mujeres, primero en torno a los hombres respecto a las posibilidades de establecer una relación de pareja permanente y formar una familia. Segundo, con relación a los espacios recién asumidos de participación, en los que las mujeres compiten por protagonismo y recursos, considerando la situación de carencia que marca sus existencias. …las mujeres cuando se trata de los esposos… una infidelidad, por ejemplo, se entera la mujer y ya agrede a la otra… en esos casos se multan a las dos, por una falta se multan a las dos, se hace un acta en donde se comprometen a respetarse y si vuelven a agredirse, ya no hay multa, ya las agarran y a la cárcel y se mandan a la cárcel… parejo las dos… (Entrevista a Vocal del Juzgado de Paz, San Miguel Acatán, 24 de octubre de 2012) …mis compañeras, se molestaron porque voy cada mes a las reuniones, fueron a alegar… dijeron “¿Por qué no nos llaman? ¿Por qué solo a ella? ¿Por qué no somos nosotras las que venimos a las reuniones?”… les dijo que ya no se podía hacer nada, yo ya estaba en el libro de acta, y por eso soy la que participa, ahora ya participa una conmigo, la que fue a alegar… todavía dijeron que me reemplazaran por otra, “ya no te pueden quitar porque ya tienes credencial” me dijeron cuando fui al pueblo… “Mejor me retiro mira como me molestan” dije. (Entrevista a mujer no. 5, Chimbán, 7 de agosto de 2012) La poca experiencia de participación dificulta las coordinaciones a nivel local. Cuando una alianza estratégica beneficiaría a la mayoría frente a los inevitables cambios políticos, las mujeres asumen como propias las confrontaciones entre partidos. A nivel institucional esta situación afecta el avance de las mujeres y produce atraso en los procesos. Se carece de una formación política que permita a las mujeres identificar con claridad quiénes son los verdaderos enemigos de su desarrollo, así 59
Ser mujer en San Miguel Acatán Entre violencias y procesos de justicia como la práctica para relacionarse y desempeñarse convenientemente, según una agenda común de las mujeres. …en el tema de los alimentos llegó pero como comenzamos a trabajar con trecientas señoras… ellas se involucraron después y querían recibir de primero, entonces nos vinieron a alegar aquí o sea que todo el tiempo nos tratan de poner en mal con la gente, cuando uno les explica de que tienen que esperar… no nos quieren entender, no llegamos a ningún acuerdo con ellas… como ellas ya llevan… tiempo trabajando... en vez de que nos apoyen o que nos digan no eso se hace así... no nos apoyan en ese sentido, de que esto hay que hacerlo de esta forma o algo así… eso es el problema que miro. (Entrevista con encargada Oficina Municipal de la Mujer, San Miguel Acatán, 19 de julio de 2012) Por otra parte, Marcela Lagarde considera que “la necesidad de la realización del lazo vital con el hombre, aunado al complejo conyugal que obliga a la monogamia femenina… simultáneamente con la generalizada poligamia masculina–, hace que cada mujer realice un esfuerzo social y personal enorme para mantenerse en los espacios positivos de la existencia y de la sociedad: primero por conseguir y después por conservar al cónyuge, siempre disponible para las otras. Lo hace a través de sus ligas de parentesco o de sus ligas por afinidad y pacto. El centro vital a través del cual las mujeres se relacionan con los hombres y con las demás mujeres, y ocupan un lugar en la sociedad y en el cosmos, es la sexualidad” (s/f, p.9). …cuando las mujeres quitan el esposo de la otra, ahí se pelean, hasta a veces se quedan sangrientas por los golpes que se dan. Si no se soluciona, las mandamos al pueblo con el alcalde municipal, ya él se encarga de solucionarlo. (Entrevista a alcaldes auxiliares de Chimbán, Chimbán, 22 de agosto de 2012) Fue una mujer la que nos separó, él se fue tras de ella. Lo esperé seis años, sola estaba con la mamá de él, ya no me llamaba, cuando él estaba en el Norte. Después vino a vivir otros tres años aquí y tuve a otras mis dos hijas… pasé seis años con la mamá de él y él vivía con la mamá de la otra… se juntó él con la otra y la llevó al Norte… me separé. (Entrevista a mujer no. 7, Chimbán, 14 de agosto de 2012) Muchas veces la rivalidad es vivida y alimentada por las mujeres colocadas desde el discurso de los hombres en situación de competencia, quedando ellos al margen, particularmente cuando intervienen las autoridades. De esta manera quedan evidenciadas las mujeres como conflictivas, en tanto que los hombres son vistos como víctimas, y en pocos casos se les responsabiliza por dar lugar a estas situaciones. …cuando me encontraba en la calle con la mujer, ella empezaba a maltratarme, eso no me gustó y me pegaba cuando me la encontraba… cuando iba a traer mi hijo… salía y me pegaba, me maltrataba, después dijo que yo era la que llegaba a pegarle a ella en su casa y fue una su hermana quien fue a llamar a la policía, así llegó la policía y nos dejamos de pelear… Nos llevaron en el Juzgado, le dijeron que ella tenía la culpa porque yo estaba casada con él, si hay solución vayan a Santa (Santa Eulalia, donde hay un Centro Administrativo de Justicia, N.d.R.) nos dijeron… Al juzgado… No se solucionó, como él no se presentaba… los que estaban allá pedían dinero para solucionar el problema, si no hay dinero se quedaba el problema así… (Ibídem) 60
Violencias contra las mujeres: ¿El cuento de nunca acabar? Marcela Lagarde refiere que “es en este espacio de la competencia –que explica muy bien sus envidias y sus celos–, en el que las mujeres se identifican aún de manera contradictoria. Su identificación es difícil también porque su ser mujer las ubica no sólo en el nivel de las diferencias axiológicas, sino en la desigualdad de vida y en la inferioridad” (s/f, p. 9). …habían quejas de que él tenía amante, me sentía mal y lloraba, cuando me mandaba su carta, decía que no era cierto, sentía que yo no valía nada, una hermana de él, me decía que regresara con mi mamá, era envidiosa, y él me mandaba su dinero, no la escuché y no me fui, solo me dediqué orando a Dios. La verdad que uno se molesta, por todos esos comentarios, mi mamá me decía que no abandonara la casa y mi abuelo que era alcalde rezador, era muy sabio con sus consejos, me decía “hija, no creas en todo lo que le dicen, porque la gente no ha ido donde él está”, gracias a eso no lo abandoné. (Entrevista a mujer no. 20, San Miguel Acatán, 18 de septiembre de 2012) En el caso particular de San Miguel Acatán, la enemistad histórica de las mujeres se observa sobre todo en la rivalidad y competencia evidenciada entre mujeres con relación a los hombres, en donde las casadas o unidas son violentadas por mujeres vinculadas sexo-afectivamente con sus convivientes, o con pretensiones de vincularse con ellos, y viceversa. En otros casos, la rivalidad provocada por los hombres al involucrarse en otras relaciones estando comprometidos, deja a las mujeres en la disyuntiva de decidir apartarse, “defender lo suyo” o tolerar la situación a fin de mantener la familia. Una manifestación particular de estas formas de violencias se encuentra en la relación entre las nueras y las suegras. Si bien hay experiencias de apoyo y solidaridad, también hay testimonios de cómo las suegras se impusieron, algunas determinando quién querían que conviviera con sus hijos, en otros casos sometiendo a la nueva a una relación de explotación-esclavitud. …cuando se estaba ya oscureciendo y quedaba muy lejos el nacimiento de agua, y acababa de llegar yo con leña, me ponía a cargar tres tinajas de agua y cuando comía solo me daba tres tortillas y mi comida la separan de la de ellas y mi esposo cuando regresó del Norte con su primera esposa, su mamá le dijo que estuve a punto de morirme y que por eso me mira bien flaca, pero no era por eso, sino era por hambre. (Entrevista a mujer no. 31, Chimbán, 19 de octubre de 2012) …la mamá de él ya no me quería porque yo soy una india o algo así por el estilo y ellos y así fue pero en eso la señora, tuvimos problema con el hijo y la señora más que todo apoyó a la otra porque como es de ahí mismo… (Entrevista a mujer no. 34, San Miguel Acatán, 23 de octubre de 2012) La rivalidad y competencia se instala en toda relación que confronte de alguna manera a las mujeres, ya se trate de familiares consanguíneas o políticas, de vecinas o compañeras, de solteras o casadas. Siempre que exista un sujeto que pueda potencialmente garantizar el bienestar de las mujeres y de su descendencia, o en la medida que hay recursos a los que acceder, las mujeres se confrontan desde sus carencias, imposibilitadas por el sistema para establecer alianzas y para generar estrategias colectivas de supervivencia. 61
Ser mujer en San Miguel Acatán Entre violencias y procesos de justicia Por suerte, esta es una realidad que poco a poco se desdibuja, siendo desplazada por actitudes sóricas que desde unas pocas empieza a instituirse.
3.2.3 Violencias institucionalizadas: La discriminación a la orden del día Si las primeras experiencias de violencias que viven las mujeres suelen estar referidas a la familia de origen y la relación de pareja, y en el contexto guatemalteco al conflicto armado interno, es innegable que para muchas otras se vincula a su inserción en la vida escolar, laboral, política y/o comunitaria. En otros casos en estas instancias se continúa con estas vivencias iniciadas en los otros espacios. En un país marcado por el racismo, clasismo, sexismo, heterosexismo3, adultismo4, edaísmo5, ableísmo6, entre muchas otras formas de discriminación, ser mujer, pobre e indígena, implica una condición de vulnerabilidad que las expone a las violencias en diversos contextos, vividas en muchos casos como discriminación. …estaba yo lavando mi nixtamal y llega la patoja, que era ranchera de allí, “Quítese de aquí india chamarruda” me dijo, “todos somos chamarrudos” le dije “y ¿qué estás haciendo aquí pues? estás de mozo y no sos dueña de la finca” le dije y me regó mi nixtamal… siempre hubo discriminación… (Entrevista a mujer no. 38, San Miguel Acatán, 25 de octubre de 2012) Esta situación de discriminación se extiende a las instituciones estatales, en donde se reproduce el racismo, clasismo y sexismo cotidianamente. Como lo refiere Vilma Sandoval, “en el caso específico del racismo en Guatemala, se manifiesta en las instituciones del Estado a través del sesgo desfavorable hacia los pueblos indígenas en la distribución del gasto público y los bienes colectivos. Así como, en los retardos en materia jurídica, omisión de enunciados favorables de derechos humanos de pueblos indígenas en las leyes y la insuficiente adecuación de la legislación nacional a instrumentos internacionales ratificados por Guatemala. También, se expresa en los bajos niveles socioeconómicos, restringida participación en la administración pública, particularmente en puestos de decisión; limitado acceso a la salud, educación y justicia, servicios públicos básicos y la falta de oportunidades laborales o de acceso a la tierra de las poblaciones indígenas” (s/f, p.3). Sin embargo, para la población en general, y en particular para las mujeres, la discriminación más sentida es la de las instituciones que por su competencia prestan servicios a la ciudadanía, tal es el caso de salud, educación, municipalidad y juzgados, entre otros. El trato preferencial a personas mestizas, la tardanza en atención, ser ignoradas, recibir malos tratos, que se les niegue orientación y asesoría, que se les niegue acceso a recursos, bienes, beneficios y oportunidades, que se les trate como seres inferiores, es lo que marca su experiencia en estos espacios. 3. 4. 5. 6.
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Discriminación a las personas con prácticas sexuales entre personas del mimo sexo: lésbicas u homosexuales. Discriminación de la niñez y juventud justificada en su edad. Discriminación a las personas adultas mayores justificada en su edad. Discriminación de las personas con discapacidad o capacidades diferentes.
Violencias contra las mujeres: ¿El cuento de nunca acabar? “Muchas de las mujeres no son bien atendidas por los empleados del Centro de Salud, solo nos dan una receta… y no tenemos dinero para comprar, ni el esposo nos da para comprar”, así decían las mujeres... (Entrevista a mujer no. 20, San Miguel Acatán, 18 de septiembre de 2012) …hay niños enfermos, mujeres enfermas, llegan al centro de salud solo le hacen su receta y lo mandan a la farmacia, como las mujeres aquí no tienen dinero, ese es el otro problema… no tenemos buenos doctores, por eso muchas mujeres se mueren de parto… no hay doctor especialista ¿Dónde llevamos aquí mujeres de parto? …unas aldeas aquí son aldeas lejanas y para traer a las mujeres aquí de parto cuesta… y tenemos que mandar aquí en otro carro para llegar a Huehue… (Entrevista a Alcalde Municipal, San Miguel Acatán, San Miguel Acatán, 3 de agosto de 2012) Una particularidad de las violencias, entendidas en este caso como discriminación, es que son invisibilizadas y negadas, incluso con hostilidad. El discurso a nivel estatal durante los últimos años, se ha vinculado a la homogeneización de las poblaciones, apelando al principio de igualdad consignado en las leyes nacionales e internacionales, dejando sin discutir y abordar las profundas desigualdades que marcan la vida de la población, y en particular de las mujeres. Este discurso se ha aplicado principalmente en el contexto educativo, cuya función histórica ha sido la normalización de las desigualdades sociales, discriminación y violencias, que para el mantenimiento del estado de cosas se requieren. …cuando fue el examen… de mi graduación, había una licenciada… ladina… y me preguntó qué miraba yo dentro, cómo era la comunicación entre el pueblo ladino e indígena, y vine yo le dije que había mucha discriminación y que el ladino es más y el indígena pues que mire que hace, y me regañó “eso no le estoy preguntando –me dijo– yo le estoy preguntando solo que me diga cómo es la relación, no le estoy diciendo si hay discriminación” me dijo… y no gané examen por eso… teníamos una licenciada… que sí apoyó al pueblo indígena yo le fui a decir a ella que así me habían hecho, entonces ya me cambió ella la terna examinadora… así fue que gané, yo solo por esa palabra perdí, porque ella pensó que la estaba ofendiendo… (Entrevista a mujer no. 38, San Miguel Acatán, 25 de octubre de 2012) En un contexto donde las fuentes de empleo escasean, y el racismo, clasismo y sexismo rigen la vida cotidiana, el acceso al trabajo para las mujeres akatekas se observa con pocas posibilidades: entre los prejuicios respecto a que el lugar de las mujeres es la casahogar y su responsabilidad el cuidado de la familia, y el racismo y clasismo imperantes, las mujeres cuentan con pocas alternativas para la manutención de sus hijas e hijos, aun cuando se constituyan en proveedoras y jefas de hogar. Por otra parte quienes brindan servicios a nivel de voluntariado, son condicionadas por el sistema. …hay veces que por tu traje te discriminan o no te dan así un trabajo… (Entrevista a mujer no. 26, San Miguel Acatán, 20 de septiembre de 2012) …nos dicen que la que hace de comadrona sin tener carné se va presa… solo si una se encuentra algo mala o con dolor entonces es ahí cuando ayudo… (Entrevista a mujer no. 27, Taquiná, 17 de octubre de 2012) 63
Ser mujer en San Miguel Acatán Entre violencias y procesos de justicia …se está diciendo que se va hacer una casa materna… estoy de comité y nosotras solo vamos a escuchar cómo se va a hacer o si se va a dar mano de obra para hacer la casa y somos las que les avisamos a las comadronas, y si no quieren dar su mano de obra nos dicen que no se podrá inscribir al bebé en el RENAP. (Ibídem) Otro espacio institucional al que de manera violenta y viciosa se ha impedido y/o retrasado el acceso de las mujeres, es el de la representación y toma de decisiones en el poder comunitario y municipal. Desde el momento en que algunas mujeres ingresaron a estos espacios se agudizaron las manifestaciones misóginas y la discriminación. El rechazo es abierto y las argumentaciones evidencian el nivel de introyección de los estereotipos de género y los prejuicios vigentes en el contexto. …a mí una vez me propusieron para ser alcaldesa y no quisieron los hombres, “¡no!” dijeron todos los de las aldeas porque “¿cómo va a ser eso que ante una mujer vamos a quitar el sombrero al entrar a la Municipalidad? No, no queremos que nos mande una mujer”…, “no queremos que nos mande una mujer y ¿cómo va a ser eso que nos vamos a quitar nuestro sombrero ante una mujer que esté sentada ahí?” dicen ellos, siempre son machistas… (Entrevista a mujer no. 38, San Miguel Acatán, 25 de octubre de 2012) No se permite… ellas tienen que mantener a sus hijos y hacer la comida… cómo nunca se ha visto esto, bueno hemos visto a algunas que se reúnen, porque quieren que el gobierno les regale algo, pero para solucionar problema no... (Entrevista a alcaldes auxiliares de Centro Coyá, Centro Coyá, 4 de septiembre de 2012) En los discursos de algunos hombres se percibe la clara convicción de que el espacio que corresponde a las mujeres es el doméstico, por tanto, compete a los hombres de su entorno decidir si les “autorizan” participar en la comunidad, o no. De manera reiterativa las mujeres hacen referencia a su preocupación por lo que piense, particularmente, el esposo, e interpretan la participación voluntaria de las mujeres y/o con remuneración, como una situación que puede generar problemas en la pareja. …¿Qué va a hacer la mujer entre los hombres? Si no le gusta al esposo, ¿qué tal si la regaña? (Ibídem) …se puede quedar si la mujer tiene estudio y que ganara un salario, si solo se queda la mujer y al esposo no le va gustar, ahí surgen los problemas… (Ibídem) También se identifican comentarios respecto a que la participación comunitaria puede exponer a las mujeres a peligros con hombres alcohólicos, demostrando con esto que hay más aceptación para que hombres alcohólicos asuman cargos, que para la participación comunitaria de las mujeres. ¿Qué tal si hay borrachos que son malos? ¿acaso van a poder las mujeres con ellos? aquí tenemos otra mentalidad… (Ibídem) Una forma poco visibilizada de violencia institucional es la referida al acoso sexual, entendido como violencia simbólica. En el contexto guatemalteco se ha dificultado su abordaje debido a que se ha instalado en la sociedad como “cultura del piropo”, 64
Violencias contra las mujeres: ¿El cuento de nunca acabar? una costumbre percibida como trato “cariñoso”, “atención caballerosa”, que ante las resistencias de las mujeres se tornan en hostiles reproches y tratos degradantes. Más aún cuando el acoso traspasa los límites del espacio físico y se torna en expropiación del cuerpo de las mujeres: tocamientos, entre otras manifestaciones. Estas violencias generadas en el ámbito de lo simbólico, han sido las más difíciles de evidenciar, deconstruir y desmontar. En este caso se les concibe como institucional, en tanto se generan en los ámbitos de la educación y laboral, sin que se niegue por ello que es una conducta que se puede identificar en todos los demás ámbitos de la vida cotidiana. …a veces los hombres no son buenos, son ellos los que acosan a nuestras hijas, aunque ellos las crían con nosotros tal vez porque no es su verdadero padre, siempre se ha dicho que el padrastro no va ser igual como el verdadero padre… (Entrevista a mujer no. 7, Chimbán, 14 de agosto de 2012) …a veces que les hablan palabras así que ofenden o a veces les agarran por aquí o les agarran los pechos… se defienden pero los patojos como son un poquito más fuertes, siempre logran tocar… llegan “que tal persona me hizo esto, me maltrató, me dijo esto”… (Entrevista a mujer no. 38, San Miguel Acatán, 25 de octubre de 2012) …tenía mi trabajo pero sentía ya esa discriminación, ese rechazo, por eso cambié de trabajo, me salí de ahí y porque los hombres ahí... no respetaban a las mujeres, no podía uno agacharse porque luego se le quedan viendo… yo solo usaba de cuello alto, ya sentía yo eso de que era muy incómodo y salí, lo dejé, era buen trabajo, bonito el trabajo porque no era todos los días, era de ir a dar clases seis veces al mes, talleres, solo seis y ya con eso pero por eso ya no me gustó. (Entrevista a mujer no. 30, San Miguel Acatán, 18 de octubre de 2012) El acoso sexual es solamente una manifestación de las múltiples expresiones de la violencia sexual contra las mujeres. Dada la dificultad para identificarla y las pocas condiciones que existen para nombrarla y denunciar, muchos de estos hechos quedan invisibles, subregistrados o son negados por los perpetradores. En algunos casos se observa una actitud indulgente con quienes cometen estos atropellos con las mujeres. … un sacerdote quiso abusar de mí, yo me vine para la casa a contarles a mis papás… me insultó y me quería agarrar pero yo logré zafarme. Entonces mis papás me apoyaron bastante en ese sentido y fui a hablar con el párroco que mejor iba a renunciar a mi trabajo… yo muy dolorida, muy afectada, le dije al párroco es como que un mi hermano me viniera y me quería hacer daño, porque era un sacerdote y así, el padre me prometió llamarle la atención a él en otro momento… (Entrevista a mujer no. 23, San Miguel Acatán, 19 de septiembre de 2012) Sobre estas situaciones las autoridades locales empiezan a sensibilizarse, identificando y reconociendo en las actitudes de jóvenes de la comunidad, una conducta de abuso que ya es cuestionada y castigada. …a veces se ha dado abuso sexual en las señoritas, cuando salen por un su mandado a solas… acaba de suceder uno aquí en la escuela, unos jóvenes de quince a dieciséis años de edad, que están estudiando el sexto primario, no están en el nivel básico… Tocaron a una 65
Ser mujer en San Miguel Acatán Entre violencias y procesos de justicia señorita, y a ellos les pusieron el castigo de trabajar siete días. (Entrevista a alcaldes auxiliares de Chimbán, Chimbán, 22 de agosto de 2012) Agarraron a la niña y otro niño, los obligaron a que se besaran delante de todos los alumnos… sacaron los jóvenes de la escuela y los metieron a trabajar en la zanja, para que aprendieran y para que otros no hagan lo mismo, sufrieron los siete días de castigo… (Entrevista a alcaldes auxiliares de Chimbán, Chimbán, 22 de agosto de 2012) Finalmente, en el contexto de San Miguel Acatán las mujeres que migran suelen enfrentar la violencia institucionalizada contra las personas migrantes, viéndose obligadas a disimular su origen para minimizar su exposición a la discriminación: … cambian totalmente lo que es su cultura, su traje, porque ya se visten como los que están por allá y como hay veces que son discriminados ya sea por el traje por eso que se usan las ropas que se usan… (Entrevista a mujer no. 26, San Miguel Acatán, 20 de septiembre de 2012) No cabe duda que es este apartado en el que más visible se ha observado cómo se relacionan y articulan las violencias, el poder, y los roles de género con la pertenencia étnica. Aun cuando en las relaciones familiares el poder ostentado por madres, padres, parejas y suegras-suegros, se percibe claramente y cumple con una función normalizadora de estas situaciones, no cabe duda que el poder conferido a las instituciones no sólo refuerza los mitos alrededor de las violencias, sino que además les confiere legitimidad. Así lo vivido en la infancia y adolescencia, se experimenta como verdad sin cuestionamientos, y se reproduce el patriarcado a partir de que las mujeres inferiorizadas por el sistema, quienes se ven a sí mismas inferiores e interiorizan y reproducen esa jerarquización, en tanto que, como refiere Susana Velázquez, “estas creencias persisten a través del tiempo, se reproducen por consenso social y perpetúan una eficacia simbólica que opera como la verdad misma. La consecuencia es que se minimizan o se niegan los hechos de violencia considerándolos “normales” o “habituales”, se desmienten las experiencias de las mujeres y se desvía la responsabilidad de los agresores” (2004, p. 25). …“las mujeres son malcriadas por eso vienen a decir aquí” así dicen “tal vez no dan comida” así dicen. Los alcaldes auxiliares no te respaldan hay uno… él dice “tal vez ellas tienen faltas y tal vez son haraganas o no cocinan lo que sus esposos quieran comer, tal vez porque se van a pasear y no hacen sus cosas por esos sus maridos las pegan”… (Entrevista a mujer no. 12, Centro Coyá, 28 de agosto de 2012) …como no sabía hablar el español, le tuve que contar a Luis, el señor que trabaja allí... pero me preguntaron si tenía marca de los golpes, para que me creyeran me quité toda mi ropa y vieron los golpes que tenía y hasta me traía el cabello, que él me había arrancado… fue voluntad mía quitarme la ropa, porque el juez solo me dio sus lástimas y le preguntó a Luis que por qué me golpeaba y les dije que no lo estaba inventando, por eso me quité la ropa para que se dieran cuenta de cómo me había dejado los golpes… (Entrevista a mujer no. 24, San Miguel Acatán, 20 de septiembre de 2012) Otra violencia institucional es la referida a los femicidios, en tanto suele tratarse de situaciones de alto riesgo y de muertes de mujeres que pudieron prevenirse con una 66
Violencias contra las mujeres: ¿El cuento de nunca acabar? adecuada intervención estatal, lo que finalmente redunda en desconfianza para acudir a las instituciones por apoyos, o se les percibe débiles y poco competentes para proteger a las mujeres que se decidan denunciar. A una mi hermana la mataron… diecisiete y medio tenía… el papá del nene… solo venía a ver a ella y se iba… Dicen unos pues que alguien fue a quejar con el señor, que ella estaba andando con otro hombre, por eso se incomodó el señor o saber y se pusieron de acuerdo con su mujer y la mataron… solo la señora está en la cárcel… se huyó el señor… (Entrevista a mujer no. 19, San Miguel Acatán, 17 de septiembre de 2012) Ya hay muchas mujeres asesinadas por los hombres en nuestro pueblo. Son secuestradas, golpeadas, violadas y asesinadas, nadie nos defiende y tenemos miedo de denunciar estos actos. (Grupo focal con mujeres, San Miguel Acatán, 28 de enero de 2013) En este sentido la intervención estatal hace referencia no sólo a la seguridad ciudadana, sino también a la negligencia de instancias como salud. Tal es el caso de las muertes maternas, sin embargo no son consideradas de esta manera. Un ejemplo de ello es que una de las autoridades reporta dos muertes maternas, respecto a las cuales se percibe poca preocupación. Aquí no se han muerto muchas personas, solo el año pasado murieron dos mujeres que no lograron a sus bebés y ahora en este año solo falleció un señor… (Entrevista a alcalde auxiliar de Akal Coyá, Akal Coyá, 3 de septiembre de 2012) En general, como ya se mencionó anteriormente, las mujeres reconocen sobre todo las violencias vividas en el ámbito de las relaciones de pareja, así como las vividas en la familia de origen, y unas pocas hacen referencia a las violencias vividas en el conflicto armado. Sin embargo, también se han identificado relatos en los que las violencias institucionales les han afectado, limitando sus accesos a derechos básicos y la satisfacción de necesidades primarias. Esto permite reflexionar sobre ¿qué tanto desconocen las mujeres las violencias y sus manifestaciones, efectos y consecuencias? Si, ¿estarán conscientes de que toda limitación para satisfacer dignamente sus necesidades básicas es una violación a sus derechos humanos? Si, ¿saben, o no, que son por el simple hecho de ser personas, signatarias de todos los derechos humanos? Probablemente no podremos responder a esta interrogante ahora mismo, lo que sí podemos es acercarnos a cómo han enfrentado las mujeres estas violencias, quizá en esas referencias encontremos algunas respuestas.
3.4 De sobrevivientes a transgresoras A partir de la socialización de género, en palabras de Marcela Lagarde, “las mujeres son construidas como seres marcadas por la incompletud, la ilimitación y la inferioridad, subordinadas y dependientes de los hombres, conducidas por ellos, aseguradas en sus quienes dan sentido a sus vidas y como habitantes tutoreadas en un mundo que ya tiene dueño… Los hombres como género tienen asegurado el dominio en el mundo y las mujeres como género tienen asignado el cautiverio” (1996, pg. 55). 67
Ser mujer en San Miguel Acatán Entre violencias y procesos de justicia Sin embargo, en la vida de las mujeres y a partir de los cambios sociales impulsados por las mismas mujeres desde movimientos sociales y feministas a nivel nacional e internacional, el ser mujer se ajusta a la situación de vida de cada quien. En este sentido conviven: mujeres de pensamientos, sentimientos y conducta según la costumbre, quienes al mismo tiempo realizan pequeñas y/o grandes transgresiones con relación al estereotipo; con mujeres que se resisten pasivamente utilizando para protegerse algunos mecanismos del mismo sistema; y, con mujeres francamente transgresoras que crean nuevas formas de ser mujer. Sobre la base de estas diferentes formas de ser mujer, se han observado variadas formas de enfrentar las violencias.
3.4.1 Las sobrevivientes: Cuerpos en resistencia Desde la infancia muchas mujeres viven la experiencia de ser acalladas, en otros casos con la socialización de género aprendieron que su voz carecía de equifonía y que todo intento por hacerse escuchar, era infructuoso. Por tanto, el silencio de lo vivido, bueno o malo, quedó atrapado en sus pensamientos, en su memoria, en el vago recuerdo de experiencias no validadas ni reconocidas, por tratarse de sus experiencias: experiencias de mujeres. …son abandonadas, se van ellos con otra mujer, así se quedan ellas solas… Se quedan en la casa, no se van a ninguna parte, a veces el hombre regresa y se juntan nuevamente… (Entrevista a mujer no. 5, Chimbán, 7 de agosto de 2012) …ellas no dicen nada, las llegan a pegar a golpear, se enojan un tiempo con el marido y vuelven otra vez a estar con ellos… (Entrevista a mujer no. 38, San Miguel Acatán, 25 de octubre de 2012) …me golpeaba mucho, cuando tomaba, ay Dios mío, era muy enojado… solo sufría, no decía a nadie… (Entrevista a mujer no. 7, Chimbán, 14 de agosto de 2012) No es de extrañarse que este aprendizaje del silencio se aplique a las violencias vividas, desmentidas por el sistema para desviar no sólo la responsabilidad de un perpetrador en particular, sino de todo un sistema que más que cómplice, es creador y gestor de dichas violencias. Cabe mencionarse que este sistema también define estas violencias como asuntos privados, es decir, ha generado la creencia de que es un asunto que compete a las partes involucradas, invisibilizando así las opresiones sobre las que se asienta y el papel de las autoridades estatales y de las sociedad en su conjunto, en su resolución como un problema social que requiere de una intervención orientada a la erradicación, más que a la regulación de las violencias. Sin embargo, lo que calla la boca, lo que esconde la palabra, es revelado y puesto de manifiesto por el propio cuerpo. En palabras de Josefina Hurtado, “en el curso de nuestra historia nuestro cuerpo ha vivido el disciplinamiento de género que nos lleva a ser las mujeres… que somos hoy día. A través de un proceso complejo y sistemático que se inicia antes de nacer y permanece en la memoria colectiva, vivimos en el cuerpo los reforzamientos y re-presiones explícitos e implícitos de género”. (s/f, p.3, cit. en Susana Kesselman, 1998, p.30). Un cuerpo que registra la 68
Violencias contra las mujeres: ¿El cuento de nunca acabar? propia historia, las memorias de dolor, alegría, abuso, violencias, hambre y placer. En el caso de las violencias vividas por las mujeres, cuando se callan suelen generarse procesos que las mismas mujeres suelen descifrar. Si aguantamos está bien, pero nos enfermamos, mire como estoy ¿acaso me veo bien?... Fui con el doctor, por eso estoy bien ahora, solo me desmayaba, me caía… Hasta en Huehue me curé, así se me fue un poco. No quería escuchar palabras, si había una palabra me desmayaba, por eso ya no dice nada mi esposo, y lo regaña mi hijo “deja de maltratar a mi madre, ya no eres un niño, ¿acaso es tu dinero que sacas de la bolsa para curar a mi mamá?” le dice… (Entrevista a mujer no. 5, Chimbán, 7 de agosto de 2012) Algunas de las manifestaciones referidas por las mujeres hacen referencia a llanto, preocupación y tristeza, una tristeza que se expresa en el cuerpo que antes era lozano y ahora lo perciben delgado y consumido. Cuando la percepción de esta situación es externa, se habla de mujeres desnutridas. Lloraba, me ponía muy triste y me sentía muy diferente. Cuando él estaba me golpeaba… lloraba demasiado y en eso entonces estaba bien flaca, no me miraba igual por tanta tristeza y preocupación... Y esta vez ya fue la muerte y no se pudo hacer nada, entonces pensé que iban a ser iguales los otros, me decidí quedar sola, con mis hijos, ahora ellos ya crecieron… Era por los niños, no quería que ellos sufrieran hasta que no lo pude aguantar me separé de él… (Entrevista a mujer no. 27, Taquiná, 17 de octubre de 2012) … ¿donde me voy a ir? ¿de que voy a vivir? ¿quien me va a dar de comer? eso piensa uno, pero después no… sale uno adelante con los hijos… yo antes viví duro, yo no estaba así gorda, bien sequita, uno comía pues pero no es igual que uno come tranquila, nadie la está regañando, pero así no estaba bueno… (Entrevista a mujer no. 19, San Miguel Acatán, 17 de septiembre de 2012) …la señora está padeciendo de desnutrición y que el esposo… el gana su dinero y mantiene a su amante mientras que a su esposa no, no le da gasto, no le da comida y no solo eso la maltrata, le pega, la insulta… ella ya tiene los pies hinchados, ya está enferma… (Entrevista a mujer no. 23, San Miguel Acatán, 19 de septiembre de 2012) En otras situaciones se habla de nervios y la reacción pasa por ataques de pánico caracterizados con desmayos, falta de aire, malestares estomacales, dolores de cabeza. Se observa cómo para cada mujer, las violencias vividas encuentran una forma de expresión particular. …cuando uno sufre violencia se le altera todos los nervios, uno se enferma del estómago, de la cabeza, uno no sabe qué hacer… (Ibídem) …cuando me regañan, siento que me desmayo, parece que tengo una enfermedad en mi corazón, solo digo un poco a mi mamá, ni he contado esto a otras personas, con quien no tengo confianza. (Entrevista a mujer no. 13, Centro Coyá, 28 de agosto de 2012) ‘tengo que aguantar por ustedes’ así dice ella, pero casi mi papá no le pega también… a veces va a pelear con mi mamá… le viene sus nervios, se desmaya ella unas tales horas y después 69
Ser mujer en San Miguel Acatán Entre violencias y procesos de justicia se viene respirando… Por tanto problema o por pensar, así dice la enfermera, pues ahí en la farmacia San Miguel Acatán, allí vamos, cuando se enferma ella, allí la llevamos… (Entrevista a mujer no. 37, San Miguel Acatán, 25 de octubre de 2012) Pero ¿Por qué callan las mujeres? ¿Cuáles son las razones por las que sus cuerpos se ven en la necesidad de expresar lo que ellas no hablan? Muchas de sus razones están vinculadas a los mitos que justifican y perpetúan las violencias. Sin embargo, en el contexto de San Miguel Acatán, estas razones sin dejar de asociarse a los referidos mitos, responden particularmente a la cultura del lugar.
3.4.1.2 Los por qués del silencio Las mujeres, hablando de sus propias experiencias y de las de otras conocidas, refieren que las razones por las que no se denuncian las violencias ni se toman decisiones que resuelvan de forma definitiva la situación, se relacionan con dependencia económica y preocupación por hijas e hijos, desconocimiento, miedo por amenazas y algunos mitos en torno a cómo se concibe esta problemática. Obviamente las violencias que se discuten son las vividas en el ámbito de la relación de pareja. Esto se debe en este caso a que el contexto en el que más se mueven las mujeres de San Miguel Acatán, es en el de lo doméstico, puesto que una de las primeras violencias vividas es la restricción de su espacio vital. En este contexto, en donde las condiciones de vida están marcadas por la pobreza y extrema pobreza, donde dos terceras partes de la población referida a las mujeres es analfabeta, donde se carece de fuentes de empleo y la alternativa de supervivencia incluye la migración, la dependencia económica de las mujeres se constituye en una problemática de importante envergadura. Mantenerse ella y a sus hijas e hijos es un desafío que pocas veces encuentra alternativas viables. Esto permite comprender por qué hay mujeres para quienes la situación de supervivencia es un freno que limita sus posibilidades de toma de decisión para salir del ciclo de violencia, en tanto restringe su capacidad de actuación o de agencia. …no tienen trabajo, como mantener a la familia, eso es lo que preocupa a las mujeres, por eso no se van… …por eso no se van, es por eso, por las amenazan “si te vas te voy a ir a matar”, si se va la mujer, no va a poder alimentar a sus hijos, no tiene trabajo, es por eso… (Entrevista a mujer no. 5, Chimbán, 7 de agosto de 2012) …a veces no tienen a dónde ir, entonces se aguantan para no irse a otro lugar… así está el caso de una señora… la corrieron de su casa, le quitaron dos hijos, solo logró traer tres y ahora dice “mejor voy a perdonar… me voy a regresar” dice ella… tal vez porque no les han enseñado pues a defenderse, a quererse ellas mismas, piensan que el hombre es el que tiene que mandar… (Entrevista a mujer no. 38, San Miguel Acatán, 25 de octubre de 2012) Desde mi juventud, desde que me casé con él, estoy casada, nunca me separé, no quise separarme por mis hijos, si me voy se quedan mis hijos, me preguntaba ¿para quién van a trabajar? (Entrevista a mujer no. 5, Chimbán, 7 de agosto de 2012) 70
Violencias contra las mujeres: ¿El cuento de nunca acabar? Una razón recurrente sobre por qué callan las mujeres los hechos de violencia vividos, es el desconocimiento de sus derechos, de las autoridades e instituciones que en estos casos pueden apoyarles. Esto es referido no sólo por las protagonistas que han sobrevivido a las violencias, sino por quienes conocen las experiencias de otras mujeres y se aventuran a discernir sus razones. …una joven que fue golpeada durante su embarazo y perdió su bebé y ella lo dejó así… no hizo ninguna denuncia por lo mismo, que ella no sabe en dónde acudir para pedir justicia por lo que había hecho el esposo de ella… (Entrevista a mujer no. 26, San Miguel Acatán, 20 de septiembre de 2012) …la mujer es maltratada, golpeada… por sus esposos… hay veces que no sabe cómo pedir ayuda, porque ignora a cuál institución puede acudir o también porque existe alto índice de analfabetismo, por eso que no saben, no tienen conocimiento, ignoran lo que son sus derechos… ellas no conocen o ignoran a qué instituciones pueden acudir así para que sean apoyadas… no conocen eso, por eso que hay veces que no saben… defender sus derechos… (Ibídem) Otro argumento referido para no acudir a las instituciones, hace referencia a la falta de credibilidad en sus capacidades para hacer cumplir la ley y en ideas de corrupción del sistema judicial. Cabe señalar que en general se desconocen los procedimientos que conllevan los procesos judiciales, lo que degenera en desconfianza con relación a las formas de intervenir del sistema de justicia estatal. …a mí me decían que lo hiciera para que pasara gastos el hombre, pero si no me dio cuando estaba conmigo, mucho menos me iba dar cuando ya no estaba conmigo, entonces nunca quise y nunca lo hice también, porque yo no quería que mis hijos se fueran con él también porque sí pedía gasto entonces tenía derecho de verlos y yo no quería… (Entrevista a mujer no. 38, San Miguel Acatán, 25 de octubre de 2012) …por el dinero que ofrecen a las autoridades, ya sea a los policías o al juez, los que tienen dinero les dan libertad luego, a cambio los que no tienen dinero, aunque no sea grave su falta ahí se quedan (Entrevista a mujer no. 20, San Miguel Acatán, 18 de septiembre de 2012) No piden, solo insinúan, ya cada quien ofrece unos doscientos o trescientos quetzales… (Entrevista a mujer no. 7, Chimbán, 14 de agosto de 2012) Para otras mujeres la razón por la que callan las violencias vividas en el ámbito de las relaciones de pareja, hace referencia al miedo de que sus parejas cumplan con sus amenazas; esta emoción –miedo– aprendida en varios casos desde la niñez, se convierte en el freno para la búsqueda de ayudas y la toma de decisiones orientadas a parar las violencias. Se trata de un miedo legítimo en tanto su vida está en riesgo, y nadie mejor que ellas están en la capacidad de discernir si esas amenazas pueden o no llevarse al acto. “Si vas te voy a eliminar” dice el esposo, amenaza en matar a la mujer, por eso no van ellas, tienen miedo, peor si es cierto lo que dicen que nos matan, si nos encuentran muerta dentro de la casa, ¿quién por nosotras?... (Entrevista a mujer no. 5, Chimbán, 7 de agosto de 2012) 71
Ser mujer en San Miguel Acatán Entre violencias y procesos de justicia …la mayoría de las mujeres tal vez por miedo también que no hablan y no llegan a denunciar hay miedo a su agresor y por eso es que no lo hacen… (Entrevista a mujer no. 26, San Miguel Acatán, 20 de septiembre de 2012) También se identifican como razones por las que las mujeres callan, situaciones propias del contexto y mitos relacionados con interpretaciones prejuiciosas sobre las motivaciones de las mujeres. En algunos casos se considera que existen “costumbres” que limitan a las mujeres en la búsqueda de alternativas a la vida de violencias que llevan. Aquí se observa preocupación por lo que se piense de ellas y por las reacciones de las personas afectivamente cercanas. En estos casos el peso de ser mujer según el sistema patriarcal, ejerce influencia y coarta a las mujeres en la toma de decisiones para detener las violencias. …no llevan comida a la casa, las maltratan y las mujeres como que, bueno tal vez porque creen que es una costumbre de tener marido se aguantan… (Entrevista a mujer no. 38, San Miguel Acatán, 25 de octubre de 2012) …no lo denuncian igual que yo, si a veces como dicen también y es como una costumbre antigua de que si la mujer se separa es mal vista y que busca otros y eso es malo, entonces las mujeres piensan de que al separarse del otro hombre va a seguir con otro y eso no lo ven bien los papás… más por eso se aguantan ellas también… (Ibídem) El desconocimiento no es sólo de los derechos, de las instituciones y de las funciones de las autoridades en estos casos, también es respecto a cómo el sistema influye en la normalización de las violencias, evitando que los perpetradores asuman la responsabilidad de sus actos y haciendo posible que se culpabilice a las mujeres. También se observa desconocimiento a que los malos tratos y falta de atención en las instituciones también son violencias denunciables, situaciones que no se registran en sus discursos como silencios, porque simplemente no son concebidas como violencias. Se hace importante aclarar que las mujeres no se encuentran totalmente sin poderes ante las violencias, pero los poderes que tienen son mínimos y requieren ser potencializados en muchos de los casos. Es aquí donde los procesos de empoderamiento se hacen tan necesarios, sobre todo porque no todas las mujeres tienen los recursos personales básicos para una transformación interior en un plazo prudente. Cada mujer tiene su propio ritmo, cada una va generando su propio proceso de conciencia y cambio para la toma de decisiones y la acción o agencia. Forzarlo sería violentar su proceso, sin embargo, facilitarle espacios de empoderamiento puede influir positivamente para acelerar dichos cambios.
3.4.2 La masculinización: violencias vs. violencias La masculinización hace referencia a que mujeres asuman conductas socialmente consideradas propias de los hombres: masculinidad pública supremacista, autoritaria y sectaria. Es una categoría que nace en el contexto de la incorporación de mujeres a espacios políticos. Sin embargo, se considera aplicable a las conductas asumidas 72
Violencias contra las mujeres: ¿El cuento de nunca acabar? por algunas mujeres para enfrentar las violencias de los hombres, en tanto generan violencias como mecanismo de respuesta a esas las violencias. En palabras de Audre Lorde, es actuar en las mismas lógicas del amo. El análisis de esta autora hace referencia a que: “las herramientas del amo nunca desmontan la casa del amo” (1984, p.120), es decir, que no se pueden erradicar las violencias contra las mujeres con más violencias, porque esto tiene el efecto de perpetuar un ciclo en lugar de concluirlo. Si bien responder violencias con violencias resulta inconveniente, cuando estas violencias matizadas de misoginia se dirigen contra otras mujeres, la situación es aún más preocupante. La imposibilidad de ver que las violencias de los hombres deben resolverse con ellos, en lugar de victimizar a otras mujeres, tiene como efecto la reproducción del sistema patriarcal, en tanto los hombres siguen sin asumir la responsabilidad por sus actos, y las mujeres ya en situación de desventaja, facilitan argumentos para su desacreditación social: una queda descalificada por violenta; mientras la otra es deslegitimada socialmente. …la otra mujer de él, se fue a vivir a la casa de su mamá y fue ahí cuando esa mujer me golpeó… se lo conté a él, pero solo me respondía que tal vez yo era la que la insultaba, por eso me había golpeado, yo ya no hacía nada, no tenía con quién ir, había venido aquí en el pueblo pero no me tomaban en cuenta. (Entrevista a mujer no. 31, Chimbán, San Miguel Acatán, 19 de octubre de 2012) Me enojé y sentía que la mataba, hasta hubo una vez que la jalé del pelo. Cuando él se trajo la otra en la casa aún estaba su primera esposa, nos tenía a las tres en la misma casa, le hablé a la primera esposa de él, que ella no tenía nada que ver con la casa y que nosotras ya teníamos a nuestros hijos, por eso la quería sacar de la casa, hasta la iba a agarrar a machetazos, pero fue él quien me quitó el machete. (Ibídem) …¿Acaso no lo fui a encontrar con una mujer pues? A la mujer le pegué… Salió pues, ya a la mujer agarré, le di unos cuantos para que aprenda ella… Ya lo hizo una vez, pero lo perdoné, con otra mujer, a ella no la pegué, pero esta sí la pegué… me dolió mucho, tal vez fueron mis nervios los que se iban a venir. (Entrevista a mujer no. 5, Chimbán, 7 de agosto de 2012) Se hace necesario señalar que en el año 2012 aproximadamente un tercio de las denuncias de mujeres registradas en el municipio de San Miguel Acatán corresponden a demandas contra otras mujeres. La rivalidad y competitividad propias de la enemistad histórica que separa a las mujeres, ha encontrado en el sistema que la originó, un mecanismo que la reproduce. Los instrumentos jurídicos generados por movimientos de mujeres y feministas, están sirviendo al sistema contra las mujeres, valiéndose de las mismas mujeres para refuncionalizarse. Esto es posible, según Suzanne Pharr (1988, p.1), debido a un fenómeno llamado opresión internalizada, que implica que la víctima de la opresión cree en las opiniones negativas de los opresores sobre el grupo oprimido, llevando a las mujeres a desconfiar de otras mujeres, respetando el poder de quienes se benefician de 73
Ser mujer en San Miguel Acatán Entre violencias y procesos de justicia la norma, evitando asociarse con mujeres. Su identidad y credibilidad está con quienes tienen el poder.
3.4.3 Las transgresoras: rebeldes con voz propia La transgresión del sistema imperante sólo es posible cuando las mujeres han alcanzado determinados niveles de empoderamiento, entendido por Srilatha Batliwala como “el control de los bienes materiales, los recursos intelectuales y la ideología. Los bienes materiales pueden ser físicos, humanos o financieros, tales como tierra, agua, bosques, cuerpos de las personas, trabajo, dinero y acceso a este. Los recursos intelectuales son conocimientos, información, ideas. El control sobre la ideología significa habilidad para generar, propagar, sostener e institucionalizar conjuntos específicos de creencias, valores, actitudes y comportamientos, determinando la forma en que las personas perciben y funcionan en un entorno socioeconómico y político dado” (1999, p. 195). …tuvo que haber vivido como diez años, pues me costó separarme de él, pues más era por los patojos, van a vivir sin papá… lo que pensaba yo pues, pero ya después dije “no son los primeros niños que se van a quedar sin papá, hay muchos niños sin papá”, entonces fue ahí en donde decidí dejarlo… (Entrevista a mujer no. 38, San Miguel Acatán, 25 de octubre de 2012) Los discursos de las mujeres revelan determinados niveles de información y formación con relación a sus derechos, la institucionalidad y la competencia de las autoridades. Se puede considerar como un inicio respecto al control sobre la ideología, en el sentido de que empiezan a generar y sostener creencias, valores, actitudes y comportamientos respecto a la forma en que las personas deberían percibir a las mujeres y sus experiencias. …cuando surge algún problema con el esposo, que no se dejen ellas, así como lo que les he dicho a veces “nos dejamos por tontas o porque no sabemos con quién acudir, pero ahora ya hay autoridades que nos pueden defender”… (Entrevista a mujer no. 7, Chimbán, 14 de agosto de 2012) …la mujer no es propiedad privada del hombre, la mujer tiene derecho de hacer lo que ella piensa, lo que ella quiere o lo que le gusta hacer… el hombre es que no la deja de hacer para salir adelante… (Entrevista a mujer no. 26, San Miguel Acatán, 20 de septiembre de 2012) Así como hay mujeres que toleran las violencias en el contexto de la familia actual pensando en sus hijas e hijos, hay quienes precisamente pensando en ellas y ellos se deciden a poner límites y parar definitivamente las violencias. …“solo porque ellas son mujeres –él decía– van a ser prostitutas”, a él no le gustaban las niñas y porque yo no tenía hijos, solo tenía a niñas, él las golpeaba, las agarraba a cinchazos, así fue como me decidí a ir de su lado… (Entrevista a mujer no. 27, 17 de octubre de 2012) 74
Violencias contra las mujeres: ¿El cuento de nunca acabar? …después tuve otro marido… tomaba mucho, demasiado y como le digo no, ya no dejaba de tomar y nunca mantenía a los patojos entonces mejor le dije que mejor ya no iba vivir con él porque ya no quería vivir así… (Entrevista a mujer no. 38, 25 de octubre de 2012) También se observan acciones de apoyo entre mujeres, identificando cómo la solidaridad se impone al mandato social de competencia y rivalidad, lográndose la identificación entre pares que a partir de experiencias propias o ajenas, orientan a quienes viven situaciones violentas. Otras acuden a autoridades locales o se apoyan en familiares para salir del ciclo de violencia. …a veces las mujeres se aconsejan y optan en abandonar al hombre que maltrata… a veces vienen con el auxiliar, o solo se separan con el esposo y se van con los papás o con familiares cercanos a ellas. (Entrevista a alcalde auxiliar de Akal Coyá, Akal Coyá, 27 de agosto de 2012) Hemos recorrido el camino de las violencias contra las mujeres, cómo las viven e interpretan las mujeres de San Miguel Acatán y un poco cómo las enfrentan. Con lo abordado no se agotan las descripciones de sus realidades, se ofrece más bien un primer acercamiento. Se hace importante ahondar en qué pasa cuando las mujeres acuden por apoyo a personas de la localidad y a quienes representan la institucionalidad desde lo local hasta lo municipal. En el siguiente capítulo nos acercaremos a esta misma realidad de las violencias contra las mujeres, desde otra perspectiva, la de los apoyos y la institucionalidad.
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Derecho a una vida libre de violencia: ¿A dónde acuden las mujeres?
IV. Derecho a una vida libre de violencia: ¿A dónde acuden las mujeres?
Semillas
E
n un contexto donde las mujeres no son concebidas como ciudadanas, y los estereotipos de género sustentan junto con los prejuicios de clase y étnicos las opresiones vigentes, cabe preguntarse a dónde acuden las mujeres y qué respuestas reciben. Si bien el Estado asume la tutela de las mujeres, a partir de que las concibe como eternas menores de edad, esta tutela responde a la protección de los valores patriarcales, dejándolas desprotegidas siempre que se perciba la más mínima amenaza al sistema.
Diversas investigaciones sobre violencias contra las mujeres han concluido que las mujeres, aun constituyéndose en la mitad de la población, son invisibilizadas, negadas, ridiculizadas y abiertamente violentadas, a fin de garantizar el estado de cosas, aun cuando esto implique vulnerabilizar su integridad física y emocional. Como es bien sabido, toda violación a un derecho implica la intervención de diferentes instancias a distintos niveles. Para este caso, que las mujeres ejerzan su derecho a una vida libre de violencia se decanta en dos posibilidades: el apoyo a partir de las redes sociales más cercanas y el acceso a la institucionalidad de administración de justicia. La primera hace referencia a las personas más cercanas geográfica y afectivamente para las mujeres: madre, padre, hermanas y hermanos, suegra, suegro, cuñadas y 77
Ser mujer en San Miguel Acatán Entre violencias y procesos de justicia cuñados, madrinas, padrinos, vecinas y vecinos, entre otras. Estas personas suelen ser las primeras y únicas personas que conocen del hecho y lo intervienen, a veces por petición de las afectadas, a veces porque identifican que algo no anda bien y median por cuenta propia en el asunto. Lo cierto es que las mujeres que viven violencias, dados los sentimientos de culpa y vergüenza que suelen acompañarlas, con significativa dificultad buscan estos apoyos. Siguen en esta escala personas con autoridad a nivel comunitario: comadrona, alcaldes rezadores y representantes de instituciones religiosas –catequistas, curas, pastores, personas delegadas de la palabra–. Aunque en San Miguel Acatán las figuras de la comadrona y de los rezadores han perdido vigencia, son personas a quienes potencialmente se puede acudir, y gente cuyo protagonismo, aún sin mediar, reproduce el sistema imperante. A esto se suma en muchos casos la incredulidad respecto a lo que sucede y la expectativa porque todo pase, y que con el tiempo se resuelva solo. La segunda posibilidad referida a la accesibilidad a la administración de justicia, descansa en personal delegado a nivel representativo y/o a personas funcionarias públicas, en diferentes cargos: Alcaldías auxiliares, Alcaldía municipal, Juzgados de Paz y de Familia, Ministerio Público, Procuraduría General de la Nación y Policía Nacional Civil, entre otras específicas como la Secretaría Presidencial de la Mujer o la Defensoría de la Mujer Indígena, y en algunos casos la Oficina Municipal de la Mujer. Para ambos casos, se requiere que las mujeres sean vistas y reconocidas en su calidad de ciudadanas, o por lo menos, en su calidad de “personas”, por tanto, merecedoras de un trato considerado. Será este reconocimiento el que no sólo hará posible la intervención en favor de las mujeres en el ámbito comunitario, lo soliciten o no, sino que además marcará el tipo de intervención que se realice desde la institucionalidad, independientemente de las violencias de que se trate y del ámbito donde hayan ocurrido dichas violencias. Por otra parte es importante reconocer por qué acuden las mujeres en busca de apoyo, lo que nos permitirá dilucidar respecto a la pertinencia en la intervención desde los diferentes espacios mencionados.
4.1 ¿Para qué acuden las mujeres en busca de apoyo? En un contexto en el que se considera que el espacio que corresponde a las mujeres es el doméstico, por tanto sus posibilidades de movilización son restringidas, así como sus recursos sociales reales y simbólicos, y carecen de recursos económicos, vale la pena preguntarse qué podría hacer que las mujeres transgredan el límite de ese espacio asignado, para buscar apoyo. En este sentido, dadas las condiciones, la búsqueda de apoyo implica enfrentar el conflicto que conlleva romper el silencio de lo que viven en el espacio que se presume un oasis de seguridad y protección para sus integrantes: la familia. Un punto importante es cómo la búsqueda de ayuda de las mujeres es percibida por sus parejas como una traición, bajo el peso del mito de que lo que pasa en la pareja es un asunto privado. En 78
Derecho a una vida libre de violencia: ¿A dónde acuden las mujeres? particular para quienes están casadas por la iglesia, independientemente del credo, se ven sujetas por el juramento de estar con sus parejas en las buenas y en las malas, lo que hace suponer que un período de violencia son las malas, por tanto bastaría con un poco de paciencia para que ese momento pase y vuelvan los buenos tiempos. De ahí la insistencia en la oración. Lo anteriormente expuesto también permite comprender la percepción de que las mujeres casadas difícilmente buscarán apoyo, puesto que existe un acuerdo al que están sujetas. En tanto que quienes están en una relación de pareja de hecho, encuentran menos impedimentos para buscar apoyo. …las que no están casadas son las que se separan, las casadas son las que aguantan, “depende de ustedes, si se quieren separar” les digo. (Entrevista a mujer no. 8, San Miguel Acatán, 14 de agosto de 2012) El problema de esta perspectiva, es que no considera que la violencia de los hombres contra las mujeres, particularmente en un relación de pareja, poco tiene que ver con malas rachas o con malos momentos, puesto que responde a una construcción social que se basa en la inferiorización de las mujeres y la expropiación de su trabajo y sexualidad, haciendo posible para ello el uso de la violencia. En ese sentido, la violencia es entendida como el uso de la fuerza para lograr algo que una persona por voluntad propia no haría. Se trata de una violencia que es aprendida, que solo se produce cuando le antecede un desequilibrio de poderes y que siempre es responsabilidad de quien la ejerce. Sin embargo, en un contexto en el que el sistema de creencias se fundamenta en una ideología patriarcal, las violencias se viven como parte intrínseca de las relaciones, se niegan las relaciones de poder existentes a partir de un velo de igualdad inexistente y se culpabiliza a las víctimas gracias a la vigencia de los mitos de la provocación, que a las mujeres les gusta ser maltratadas y de que la violencia es un asunto privado. Es en este contexto que las mujeres se ven en la disyuntiva de pedir apoyo, de buscar ayuda que les confirmen que lo que viven es injusto y que al desear vivir una vida libre de violencia están en su legítimo derecho. Con todas las dificultades que les implica llegar a la decisión de hablar lo que viven, de su sufrimiento y de sus miedos, encuentran reacciones y respuestas que generalmente las colocan como traidoras de un pacto previamente establecido, una visión muchas veces compartida por quienes dan apoyo. …“la mujer que ama a su esposo nunca va a denunciar”… por eso no denuncian, o ella es demasiado buena para él y no habla con otra persona…. (Entrevista a mujer no. 28, Tuslaj Coyá, 17 de octubre de 2012) …yo le expliqué que pasara el gasto para el nene y tuvimos problema con él… fui con el juez… y entonces lo tuvieron que llamar y él no vino… me dijo él “yo nunca llegué a pensar que fuiste capaz de ir a avisar allá… –me dijo él– no quiero así, tenés que retirar esa demanda porque así no me gusta, tengo que cumplir lo que tengo que dar… retíralo, no quiero ir, no me gusta tener problema”… (Entrevista a mujer no. 29, San Miguel Acatán, 18 de octubre de 2012) 79
Ser mujer en San Miguel Acatán Entre violencias y procesos de justicia Entonces, ¿por qué acuden las mujeres en busca de apoyo, ya sea a personas que integran la red de apoyo comunitario, o a las instituciones, y qué tipo de apoyo requieren? Identificar cuál es la necesidad primaria de las mujeres y que estas necesidades sean reconocidas por quienes les apoyan, y más aún, sean tomadas en cuenta en un ambiente de respeto, es una necesidad impostergable. …necesitan mantener, necesitan dar de comer, necesitan cuidar de sus hijos… posiblemente ha sufrido violación sexual, psicológica, patrimonial… eso no lo denuncian las mujeres, su prioridad es la situación económica, esa es la manutención de los hijos… (Entrevista a Coordinadora DEMI, Huehuetenango, 1 de junio de 2012) …las mujeres generalmente vienen a denunciar cuando hay maltrato físico verdad, se da el maltrato psicológico, se da el maltrato económico, pero generalmente como le dije, denuncian maltrato físico, ya uno detecta que otros maltratos, verbal, emocional… (Entrevista a Juez de Paz, San Miguel Acatán, 8 de agosto de 2012) Una situación poco discutida y en general desestimada, es que se han construido mecanismos y se han instaurado formas de intervención que no responden necesariamente a las necesidades de las mujeres. De ahí que muchas veces se acerquen a las instituciones solicitando apoyo que las personas funcionarias no comprenden, y por otra parte, dejan inconclusos procesos legales que pocas veces son comprendidos por las mujeres en todas sus dimensiones. …muchas mujeres vienen nada más para que ellas dicen “solo quiero que se le llame la atención, solo quiero que se le asuste” y entonces después algunas de ellas vienen a decirnos “yo ya no quiero seguir el proceso, porque no tengo quién me dé para mantenerme, no tengo dinero y yo no tengo trabajo”… (Entrevista a responsable de la Oficina de Atención a la Víctima del Ministerio Público y Coordinador de la Red de Derivación de Atención a Víctimas de la Región Norte, Santa Eulalia, 5 de noviembre de 2012) …vienen a decir “mi esposo me agredió ya no me quiere… ir con él ayúdeme o algo, ¿qué se puede hacer?” bueno dicta uno medidas, se les va a ir a traer sus cosas con la patrulla, donde va a vivir pues y se les va a ir a dejar sus cosas y todo, pero… hoy vienen a denunciar, ya mañana vienen a decir “no ya no quiero nada, pedir nada en contra de él, ya hablamos y dice que no me va a volver a agredir” dice y vienen arrepentidas al día siguiente... una semana si mucho tarda en separarse y ya están juntos otra vez… no se puede que ellas digan “que ya no quiero nada en contra de él y ahí que quede” no, porque como es delito, no se queda aquí se va para Santa, para el Ministerio Público. (Entrevista a Vocal del Juzgado de Paz, San Miguel Acatán, 24 de octubre de 2012) No es una novedad que los procesos y procedimientos legales son poco conocidos y comprendidos por la ciudadanía en general, incluso por aquella que ha gozado de más oportunidades. Sin embargo, se espera que las mujeres sean “coherentes” y “respeten” esos procedimientos, llevando hasta sus últimas consecuencias los procesos. Valdría preguntarse desde qué perspectiva se han propuesto esos procedimientos, qué mujeres 80
Derecho a una vida libre de violencia: ¿A dónde acuden las mujeres? demandarían ese tipo de intervenciones, qué implicaciones tienen y si las mujeres de San Miguel Acatán responden a ese perfil. Sobre la base de esta realidad, se reflexiona con qué apoyos cuentan las mujeres en el ámbito de la comunidad y cómo es su experiencia al acercarse a las instituciones en busca de apoyo. Qué tanta distancia existe entre los recursos locales y municipales disponibles y las necesidades concretas de las mujeres.
4.1 ¿Con qué apoyos locales cuentan las mujeres? Como bien se ha hecho referencia, las mujeres acuden a nivel comunitario con personas cercanas a ellas y en quienes confían o depositan sus esperanzas para que intervengan, dado que las identifican con poder de influencia sobre la persona violentadora. En principio suele tratarse de personas familiares consanguíneas o políticas: madre, padre, hermanos, hermanas, tías, tíos, entre otras; suegras, suegros, cuñadas, cuñados, madrinas, padrinos. …“no hay que pelear porque una mujer, lo que le va a gritar el hombre, le va a doler” le dijo mi papá, “le va a doler mucho porque es una mujer pues, por eso hay que vivir felices” dijeron ellos, entonces pasaron unos quince o veinte días y empezó otra vez a maltratarme, entonces él llevó otra mujer… (Entrevista a mujer no. 9, Chimbán, 22 de agosto de 2012) …regañan al hombre, “ya no lo vuelvo a hacer” dice, pasa el tiempo él cambia y se va ella otra vez con él, a veces se sigue con la violencia… “si no dejas de maltratarla, te la vamos a quitar” a sí dicen los padres de la mujer al hombre, así se calma un poco… (Entrevista a mujer no. 5, Chimbán, 7 de agosto de 2012) Hay mujeres que han contado con el apoyo de sus familias de origen, y de la familia del esposo, para su empoderamiento y para frenar las violencias vividas. En estos casos se establecen diálogos y vigilancia a la conducta del hombre violento, a fin de resguardar sobre todo la integridad física de las mujeres. En otros casos la situación se interpreta desde los prejuicios que normalizan las violencias. “A veces son los suegros los que dicen que pegue a la mujer, entonces no se puede cambiar nada…” (Ibídem) Cuando acuden a autoridades locales como catequistas y párrocos, debe tomarse en cuenta que la intervención de estas personas está marcada por sus creencias prejuiciosas más que por posiciones institucionales, por lo que las respuestas pueden variar significativamente: de total apoyo a las mujeres, hasta la culpabilización. En estos casos la respuesta referida por las mujeres fue más de apoyo. …los catequistas dicen que uno tiene que decir cuando hay problemas con la pareja, convocan y luego aconsejan para ver si se componen… Calmaba un poco y después seguía lo mismo… (Ibídem) 81
Ser mujer en San Miguel Acatán Entre violencias y procesos de justicia …llevé a mi esposo con el párroco hasta allí le llamaron la atención… (Entrevista a mujer no. 22, San Miguel Acatán, 18 de septiembre de 2012) Desde otros credos, la intervención de pastores está matizada también por las creencias, asumiéndose una actitud más de acompañamiento para resolver las situaciones, a partir de los dogmas imperantes. Pese a ello, es de destacarse que este es uno de los pocos espacios en los que se evidencia a través de los testimonios, que en su intervención hacen un esfuerzo por que los hombres asuman la responsabilidad de sus actos; sin embargo, al jerarquizar las violencias –sólo maltrato emocional–, se pone de manifiesto que carecen de un conocimiento más profundo que permita reconocer los efectos y consecuencias de las violencias en la vida de las mujeres. …la hermana viene, la consuelo, oro con ella a Dios, pidiendo la dirección de Dios, y hacemos que el hermano que le pega a su mujer, venga a la iglesia y el consejo local se reúne y le preguntan las razones, las consecuencias o los resultados de sus hechos, porque así no se resuelve un problema, si tienes algo contra él, entonces háblale claro… “es que por estar bolo, por eso lo hice”, “no eso tenías desde aquí y pensaste bien y fuiste y le echas la culpa al licor pero realmente lo tenías guardado, archivado en tu subconsciente y eso no da el señor… la mayoría de las veces no hay golpes, solo maltrato emocional… las mujeres son muy sujetos a los hombres, le tienen miedo… (Entrevista al pastor de la Iglesia Evangélica Centroamericana, San Miguel Acatán, 24 de octubre de 2012) Aun cuando no se cuenta con testimonios de mujeres para contrastar esta información con su percepción, se observa que a diferencia de muchas de las otras intervenciones locales, en este espacio se propicia una relación menos desigual entre mujeres y hombres. Si bien hay mitos y prejuicios que se ponen de manifiesto, este esfuerzo por dignificar a las mujeres es un aporte muy valioso. …el hombre cansado con un tercio de leña encima y la mujer no está en casa, ¿quién va a abrir la puerta? Y con una sed, y no le dijo dónde fue, entonces a veces esos son los que hacen que los problemas surjan, pero yo le digo a los hermanos, no, por ejemplo si ocurren problemas, no hay que actuar de esa forma, primero hay que preguntar, primero hay que decir, mujer no vuelva a hacerlo otra vez, ya le dijo dos, tres, cuatro veces si la mujer no entiende, entonces hermana no, por eso somos uno, lo que va a pasar en ti, qué tal si vas en una parte y te accidentas y el hermano no lo sabe, ¿Dónde va ir a buscarte? Saber dónde se fue porque ella no me dijo nada, o que hayan hombre que te secuestran, por decirlo de esa manera, pero como él no sabe, él va a venir, no, uno tiene que mantenerse informado de todo, el hombre dice mira mujer me voy a ir a tal lugar para trabajar, voy a venir en tal hora, no hay que venir de sorpresa también hermano, hay que cultivar esa confianza en nosotros… (Ibídem) Sin embargo, como se hizo referencia, se identifica en el discurso que se asume la noción de familia como base de la sociedad, principio del derecho formal, por lo que la preservación de esta institución es prioritaria. De ahí que aun cuando las mujeres son abandonadas o deciden separarse para resguardar la propia vida y la de sus hijas e hijos, esta institución no cuenta con el recurso de disolución del matrimonio, como lo hace la Iglesia Católica. 82
Derecho a una vida libre de violencia: ¿A dónde acuden las mujeres? …no puede volver a casarse, nosotros no autorizamos ese matrimonio, pueden casarse en el civil pero solo están de miembros en la iglesia, ya tener privilegios eclesiásticos ya no… tiene que tener una sola mujer… puede venir al culto, puede alabar a Dios, puede decir, puede orar, etcétera, pero menos la iglesia darle un privilegio, que pase aquí, que ore por la hermana, no, definitivamente no… (Ibídem) Además de la noción de familia como base central y prioritaria, también se identifica la idea de la malicia de las mujeres –igualmente propia del derecho formal–, en tanto que los testimonios de las mujeres violentadas deben pasar un tamiz, deben confirmarse y no son asumidos a priori como verdad. Aquí se sintetizan el mito de la provocación con el prejuicio de la malicia de las mujeres. …si una mujer viene, recibo todo lo que dice, pero a veces no lo comparto, porque también a veces ella es la responsable de que sea así, entonces llamo al varón o voy de visita a solas con el varón, o que viene el varón aquí solito también y me dice, la hermana así dice… o entra también la hermana y entonces ya los dos hablan y darle una solución, en qué camino va si siguen con esa vida… (Ibídem) Otra forma de intervención en este espacio es el de la esposa del pastor, quien desde que éste asume el cargo, es reconocida como pastora a partir de la relación de conyugalidad, siempre que “demuestre” tener las capacidades para ello. En este caso, la situación facilita el acercamiento de las mujeres, quienes se sienten más en confianza con otra mujer para comentar las situaciones que viven, y pedir “consejo”. Mi esposa es pastor, o sea que si el esposo es pastor, la esposa también… dependiendo de la capacidad, así le dan privilegios… ella me ayuda mucho en cuanto a las mujeres y como hay mujeres que se avergüenzan de decir su vida personal hacia nosotros los hombres, entonces a mi esposa la hago entrar aquí y le aconseja, ya de ahí me cuenta ella más o menos el asunto, ya le digo más o menos la solución para el problema, ah sí, no le dije eso a ella pero entonces voy a visitarla, busca otra semana. (Ibídem) En un contexto como el de San Miguel Acatán, que una mujer sea reconocida como pastora, se puede considerar un avance importante; pese a ello, habría que fortalecer ese liderazgo en más mujeres a fin de que se ejerza independientemente de la relación de conyugalidad, y se confíe en el criterio de las mujeres, de manera que las situaciones se dialoguen en espacios horizontales y se lleven a cabo acciones por consenso, asumiendo el bienestar de las mujeres y el ejercicio pleno de sus derechos y ciudadanía, como eje central. Por otra parte, una figura que ha tenido importante relevancia en la cultura de San Miguel Acatán, es la de “los alcaldes rezadores”, entendida como el sacerdote maya vigilante de la espiritualidad de la comunidad. Al respecto se cuenta con pocos testimonios sobre su intervención en situaciones de violencias contra las mujeres. Sin embargo, se les identifica como personas que apoyan cuando hay conflictos en la comunidad. 83
Ser mujer en San Miguel Acatán Entre violencias y procesos de justicia “…si hay problema o hay gente que se pelea, ellos lo meten al arenaza, piden por el bienestar del pueblo… ‘todo problema tiene su espíritu’”… (Entrevista a mujer no. 20, San Miguel Acatán, 18 de septiembre de 2012) Se llega, por eso se pide apoyo, el señor rezador reza por la familia que no haya problema, dependiendo el caso de las familias, si llegan ahí… Rezan ellos y si hay un problema dan un consejo para que ya no se siga el problema o como solucionarlo… (Entrevista a mujer no. 2, San Miguel Acatán, 5 de junio de 2012) Con relación a por qué ya no se acude a esta figura, una de las mujeres entrevistadas refirió: “…ya son católicos mis papás y ya por eso no vamos…” (Entrevista a mujer no. 7, Chimbán, 14 de agosto de 2012). Siguiendo estas reflexiones, y ante la falta de testimonios que den cuenta de esta figura como nodal en la resolución de situaciones de violencias contra las mujeres, parece ser que el cristianismo impuesto, ha sustituido a esta figura con otros liderazgos más apegados a sus dogmas y costumbres. …nuestros abuelos dijeron “quedó el sacerdote maya o la espiritualidad sustituida por las religiones cristianas”... (Entrevista a alcalde auxiliar de Akal Coyá, Akal Coyá, 3 de septiembre de 2012) …hay autoridades espirituales pero también están los COCODE, están los alcaldes auxiliares, como que se visibiliza más esa autoridad que la autoridad que hay en el área… utilizan a las autoridades, a los ancianos cuando hay una procesión, más en la feria titular del pueblo… se impone una religión… (Entrevista a Coordinadora DEMI, Huehuetenango, 1 de junio de 2012) También, se encuentran testimonios contradictorios respecto al protagonismo de las mujeres en torno a la figura de los alcaldes rezadores. En uno de los casos se sublima y en el otro se pone en evidencia la falta de igualdad entre los hombres y las mujeres, incluyendo a la pareja del alcalde rezador. …antes se practica… con un respeto le llamamos como un abuelo como un papá él y a su esposa también, porque también a la esposa ahí sí se respeta a la mujer… se practica la equidad, hay un respeto porque la mujer es muy importante, por ser mujer, si no hay mujer no hay vida, no hay hombres, no hay mujeres, pero es un tema que hay que valorar, hay que hacer conciencia a los jóvenes, valorar siempre la mujer ya sea hermana, ya sea hija, ya sea mamá… (Entrevista a mujer no. 2, San Miguel Acatán, 5 de junio de 2012) Como ya se mencionó, al testimonio anterior se contrapone el siguiente en el que se evidencia la falta de equidad en el tratamiento y reconocimiento de las mujeres frente a la figura del alcalde rezador, observándose una mayor valoración de los hombres respecto de las mujeres en general, y la esposa de éste en particular. …tienen un poco marginada a la mujer porque la esposa del alcalde rezador está en un lado y él hasta en el otro lado… uno no puede hablar con ella hasta que el alcalde rezador le autoriza a uno… no puede uno entrar en la puerta donde entra el hombre, entra uno en otra puerta… en la puerta principal… no debe entrar la mujer sino que en la puerta de al lado, 84
Derecho a una vida libre de violencia: ¿A dónde acuden las mujeres? entonces como que el hombre tiene más importancia que la mujer… (Entrevista a mujer no. 23, San Miguel Acatán, 19 de septiembre de 2012) Parece ser que el sesgo patriarcal matiza las prácticas más ancestrales, dando lugar a las expresiones de discriminación percibidas en este testimonio. Habría que identificar hasta dónde esta es una percepción compartida por las pobladoras y los pobladores de San Miguel Acatán, y si efectivamente hubo un período de equidad previo a la invasión. Por su parte, las comadronas no quedan exentas de reproducir las creencias y mitos patriarcales. Si bien muchas refirieron no conocer de situaciones de violencias contra las mujeres, e incluso aseveraron que esto ya no se daba, otras realizan una intervención mediada por prejuicios, prevaleciendo en su argumentación el peso del mandato social referido a mantener a la familia y el mito de lo privado, percibiendo como algo vergonzoso la búsqueda de ayudas, quedando al descubierto que existe más preocupación por esa institución que por la integridad física y emocional de las mujeres. Solo a las mujeres doy consejo, “donde van a ir con los niños es vergonzoso ir a otra casa” “mejor arreglen sus problemas, ¿para qué separarse?” así les digo “bueno” dicen ellas. (Entrevista a mujer no. 8, San Miguel Acatán, 14 de agosto de 2012) En general en estas redes sociales comunitarias, existe un consenso respecto a que la violencia contra las mujeres es una situación particular que deben resolver las partes involucradas. Por otra parte se concibe que las mujeres que hablan de las violencias que viven, faltan al pacto de confianza que debe existir en la familia, por tanto callar y orar, son las alternativas que socialmente se consideran más sensatas, desde un sentido común obviamente patriarcal. También se observa la prevalencia de mitos y prejuicios que se manifiestan a manera de síntesis en las intervenciones: las mujeres provocan, les gusta ser maltratadas y este es un asunto privado. Además se observa que mujeres que se han formado, que han logrado superarse y frenar violencias vividas, asumen una actitud poco comprensiva con otras mujeres en estas situaciones, probablemente porque carecen de elementos que les permitan comprender la complejidad de este problema social que afecta de formas tan diversas, y que por las particularidades de cada mujer, requiere también formas de intervención alternativas. Posiblemente también estén manifestándose los efectos de la rivalidad y competencia instaurada por el sistema a partir de la construcción histórica de la enemistad de las mujeres. A pesar de ello, se reconoce que cada vez más mujeres perciben como injusto el trato violento, buscan apoyo, procuran solucionar la situación según sus recursos y aportan argumentos a otras mujeres para que rompan el silencio sobre los abusos que viven.
4.2 ¿A qué instituciones acuden las mujeres? La separación de las redes sociales locales con las instituciones, incluyendo en estas últimas a alcaldías auxiliares y COCODE, responde a que esta autoridad como delegación municipal, entra en contacto con marcos legales que no se manejan a nivel comunitario, y que si bien en ambos espacios la representación queda en las mismas 85
Ser mujer en San Miguel Acatán Entre violencias y procesos de justicia personas, el concepto de derecho aporta una percepción de verdad y de legitimidad que no se evidencia necesariamente en las intervenciones comunitarias, además de fundamentarse en una intervención jerarquizada: se acude inicialmente con el alcalde auxiliar, refiriendo a la alcaldía en caso de no poder resolver, quien a su vez refiere a los juzgados de paz y/o de familia cuando la situación no llega a solucionarse, quienes finalmente refieren al Ministerio Público cuando se trata de delitos mayores. …primero pasamos con el auxiliar y si no logra solucionar el auxiliar lo remite con el alcalde municipal, y si el alcalde no puede solucionar lo remite con el juez de paz en nuestro municipio y si el juez tampoco lo logra solucionar se remite al Ministerio Público… (Grupo focal con mujeres, San Miguel Acatán, 28 de enero de 2013) A pesar de la poca información que manejan las mujeres respecto a las instituciones responsables de la administración de justicia, así como de las leyes que les favorecen con relación al respeto de su derecho a una vida libre de violencia, se identifican varias experiencias en las que han buscado apoyo en instituciones como alcaldías auxiliares, COCODE, juzgados, policía y Ministerio Público, entre otras. …en las comunidades tal vez pueden acudir con… los COCODE y la comisión… que tienen formada así en las comunidades para que ellos presenten la denuncia de ellos así ante la policía juntamente con las víctimas… (Entrevista a mujer no. 26, San Miguel Acatán, 20 de septiembre de 2012) …en el consejo municipal ahí sí que uno ve todas las cosas, ahí llegan problemas, mujeres golpeadas, ha habido varios casos… lo que no se soluciona lo mandamos en el juzgado… (Entrevista a mujer no. 2, San Miguel Acatán, 5 de junio de 2012) Así como en la mayoría de personas de las redes sociales comunitarias, el discurso de género y los mandatos sociales referidos al ser mujer: aprender las tareas domésticas y restringir sus expectativas a la conformación de una familia, “destino” y único propósito para la existencia de las mujeres, se encuentran vigentes y son compartidos por la mayoría de personas funcionarias de las instancias públicas vinculadas a la administración de justicia, cuya función se basa en la protección de los derechos y la sanción o pena para quienes los violentan, sustentada en principios como la igualdad entre mujeres y hombres. Esta situación ha sido ampliamente debatida y documentada desde diferentes teorías feministas, en tanto que, como refiere Isabel Cristina Jaramillo (2000, p. 122), “…el derecho, como producto de sociedades patriarcales, ha sido construido desde el punto de vista masculino y por eso refleja y protege los valores y atiende a sus necesidades e intereses”. De ahí que, según Susan Emmenegger (2000, p. 1), ya en 1730, Mary Astell cuestionó por qué si todos los hombres nacen libres, todas las mujeres nacen esclavas, ilustrando la relación estrecha que, desde tiempos inmemoriales, existe entre el derecho y la falta de igualdad entre los sexos. …porque hay hombres que no dejan a las mujeres, por eso fuimos muy marginadas, según los hombres que el machismo no existe, según ellos que nosotras le vamos a poner su mujer en 86
Derecho a una vida libre de violencia: ¿A dónde acuden las mujeres? contra de sus maridos, las mal aconsejamos… pero hay mujeres que sí sufren en las aldeas, en las comunidades… (Ibídem) …la mujer llega a denunciar, pero de ahí no toman el caso de ella porque ellos también piensan que eso es normal, de que el hombre es el que manda así en la casa y que la mujer no puede… decir sus derechos, exigir sus derechos, hay casos que… ellos no apoyan… (Entrevista a mujer no. 26, San Miguel Acatán, 20 de septiembre de 2012) Por otra parte en estos espacios se observa cómo el racismo, sexismo y clasismo influyen en la calidad de los servicios que se prestan, dándose el sobrecruzamiento de opresiones referido en el capítulo anterior. Ser mujer impone una invisibilidad para la mayoría de personas funcionarias, dada la misoginia instalada de manera inconsciente en sus formas de relacionamiento y en la institucionalidad; el poder se manifiesta en el retardo con que se atiende a una mujer, y el racismo, en la ridiculización que se suma a la atención sólo por el hecho de ser mujer e indígena; si además se es pobre, se suma a la tardanza en la atención y la ridiculización, la hostilidad, en suma, un proceso de revictimización. …en el juzgado, en la policía solo son ladinos entonces siempre se burlan de la gente… por no hablar bien el español, y el que habla un poquito más el español le hacen caso… pues les entienden más que a los que hablan un idioma… (Entrevista a mujer no. 38, San Miguel Acatán, 25 de octubre de 2012) A veces los jueces se enojan hacia las personas… No nos atienden bien, es cuando el pueblo se enfada en contra de las autoridades, ellos nos hablan en su idioma… Si existiera traductores las palabras se encaminarían bien y sería mejor y como no todos entendemos el español… (Entrevista a alcaldes auxiliares de Chimbán, Chimbán, 22 de agosto de 2012) La primera autoridad a la que suelen acudir las mujeres, fuera de las redes sociales comunitarias, es a la del alcalde auxiliar. Al respecto los testimonios revelan en algunos casos apoyo y una orientación adecuada. Sin embargo, la mayoría percibe poco apoyo para las mujeres y una actitud de revictimización. De nuevo el mito de la provocación sirve de tamiz a los discursos de las mujeres, a quienes en general no se les cree. Por otra parte se percibe que estas autoridades no solucionan, en tanto con dinero se pueden resolver las cosas sin que los hombres asuman la responsabilidad por sus conductas violentas. …él me rasgó dos blusas y me quedé desnuda en la feria que se celebra aquí… los alcaldes auxiliares vinieron a quitarlo sobre mí y lo condujeron a la cárcel… el alcalde auxiliar me dijo que él es muy bueno y “quédese con él”… iba a reponer por la blusa o güipil y así se salió libre… como él tenía su dinero y dijo “voy a pagar, ¿cuánto quieren?”, y pagó a los alcaldes auxiliares así se salvó… “Si me denuncia la mato” así me decía, ya no hice nada, así se terminó, así lo dejé, ¿qué ganaba por denunciarlo si no solucionan?… (Entrevista a mujer no. 12, Centro Coyá, 28 de agosto de 2012) También hay quienes han acudido a la alcaldía al no encontrar solución en la comunidad con los alcaldes auxiliares. La respuesta encontrada en algunos casos ha sido aceptable; 87
Ser mujer en San Miguel Acatán Entre violencias y procesos de justicia en muchos otros no ha sido muy diferente a la de la mayoría de alcaldes auxiliares, por lo que han terminado en los juzgados, siempre sin encontrar una respuesta que ayude a resolver definitivamente la situación de violencia. Esto se debe a que no existe una política municipal institucionalizada respecto a cómo abordas las situaciones de violencias contra las mujeres, y con el cambio de autoridades municipales la atención de estos casos queda expuesta a la posición personal de quienes ostentan los cargos. En general, la intervención se circunscribe a conciliar a las partes, priorizando la figura de la familia por sobre la seguridad y bienestar de las mujeres en su calidad de ciudadanas. ...“en que casa, donde los vas a llevar a esos hijos, si no lo quieres a él, déjale a los hijos a él y te vas”, no dije “no dejo a mis hijos”… ya no me acuerdo qué alcalde estaba esa vez… (Entrevista a mujer no. 19, San Miguel Acatán, 17 de septiembre de 2012) …cuando fui con el alcalde no se miraban los moretones... decía era pura mentira, que él no me golpeaba y el alcalde decía “que lo que yo hacía estaba mal de solo denunciar a mi esposo”, y bueno dije y me volví con él. Después me siguió golpeando… (Entrevista a mujer no. 24, San Miguel Acatán, 20 de septiembre de 2012) A partir de esta parte de la ruta de las mujeres, se agrega otra forma de revictimización: se exige que las mujeres demuestren que son violentadas, de lo contrario difícilmente se de trámite a su denuncia. Las pruebas empiezan a ser la demanda de las instituciones, en tanto que se rigen por instrumentos legales que jerarquizan los daños, de tal manera que si una herida sana en menos de 10 días es una falta que puede solventarse con multa. Entre tanto el sufrimiento psicológico y emocional de las mujeres no es dimensionado, aun cuando se consignan en la Ley de Femicidio y otras Formas de Violencia contra las Mujeres. …por cada hecho de violencia intrafamiliar hay violencia contra la mujer y eso es un delito. Entonces eso se manda para que… el MP indague y averigüe si realmente hay maltrato contra la mujer y si hay causas para llevar a juicios estas personas, y de esa forma puedan aplicar alguna sanción si ellos lo consideran oportuno… (Entrevista a Juez de Paz, San Miguel Acatán, 8 de agosto de 2012) …ella resultó con lesiones en el cuello, hicimos la denuncia en el Juzgado, no le hicieron caso a ella, dijo el encargado del juzgado que tenían que mediar con el golpeador que teníamos que ver la manera de solucionar si el daba solo para las curaciones… no recibió apoyo en el juzgado… yo seguí con el proceso… en el Ministerio Publico de Santa [Eulalia]… me hicieron todos los chequeos médicos y con eso me dieron una constancia de… qué grado de golpes había yo sufrido… (Entrevista a mujer no. 23, San Miguel Acatán, 19 de septiembre de 2012) Por otra parte, en San Miguel Acatán no se cuenta con una persona médica legal que certifique el daño. La plaza de personal médico del Centro de Salud, estuvo vacante en el 2012, por lo que para acceder a este “servicio” las mujeres deben movilizarse a otras ciudades, incurriendo en los respectivos gastos económicos y de tiempo. En otros casos, quienes tienen los recursos pagan los servicios de personal médico privado. 88
Derecho a una vida libre de violencia: ¿A dónde acuden las mujeres? …los casos médico legal no los estamos certificando porque no aceptan, tiene que ser médico, lo único que sí hacemos con los pacientes es que se les atiende, se les da los primeros auxilios y se da un informe, pero si no se está haciendo como se debería de hacer cuando ya hay un médico, él tiene que dar ya su informe bien hecho y todo, nosotros sí no damos ese servicio porque no hay médico, a veces los mandamos a Santa, ahorita en San Rafael La Independencia hay médico, entonces ahí estamos refiriendo a los pacientes, cuando sea un caso médico legal. (Entrevista a enfermera del centro de salud, San Miguel Acatán, 19 de octubre de 2012) El discurso respecto al mandato de los juzgados pareciera estar en sintonía con las necesidades de las mujeres que buscan apoyo para resolver sobre todo la situación económica que les permita alimentar a sus hijas e hijos, así como frenar las violencias en su contra. Sin embargo, aunque no se niega la existencia de buenos resultados y apoyos recibidos, en la experiencia concreta de las mujeres, reflejada en sus testimonios, ha sido poco eficiente en muchos de los casos. Lo que se busca y lo generalmente que se logra son acuerdos, acuerdo de pensiones alimenticias rápidos y sencillos… si nos ponemos hacer un proceso de dos, tres meses quizás el obligado ya no esté, porque se tiene que ir a cosechar a otro lado, entonces en la tardanza está el peligro… en la tardanza está el sufrimiento de muchos niños que necesitan ese gasto… tal vez no es demasiado pero es algo fijo. (Entrevista a Juez de Paz, San Miguel Acatán, 8 de agosto de 2012) …fui al juzgado de paz… esa vez traía los ojos hinchados, morado, y no le hicieron nada… “como tiene sus hijos váyase con él, ¿cómo le vas a dar de comer a tus hijas?”, me dijeron así. “Sí” dije, me fui otra vez atrás con él, dijo que iba cambiar, “ya no voy hacer así”, pero no cambió… (Entrevista a mujer no. 19, San Miguel Acatán, 17 de septiembre de 2012) Este contraste refleja cómo el discurso institucional vertido en documentos como leyes, reglamentos y políticas, no se ve respaldado por una práctica que dé cuenta de un trato humano para las mujeres, ni de respeto a su persona en calidad de ciudadanas. Aun cuando la violencia es un delito, se insiste en conciliar, independientemente de lo que las mujeres propongan como proceso. …me pegó en la pared… y me empezó a golpear… y yo va de gritar… que me ayudaran… solo salieron a ver cómo el señor me estaba golpeando… y no intervinieron… y encima de todo que el encargado del juzgado me dijo, “no, mejor hagamos una conciliación”, después de todos los golpes que yo había recibido, preferí no aceptar la conciliación y me fui para Santa Eulalia… (Entrevista a mujer no. 23, San Miguel Acatán, 19 de septiembre de 2012) La intervención de la Policía Nacional Civil, cuyos apoyos parecen estar sujetos a solicitud, a partir de las diferentes coordinaciones con autoridades comunitarias y municipales, también responde al cuidado de la institución de la familia, institución que invisibiliza a las mujeres como ciudadanas y desplaza sus necesidades específicas. Por otra parte su presencia lejos de generar sensación de seguridad en las mujeres, las perturba por el acoso sexual al que se ven expuestas de parte de ellos. 89
Ser mujer en San Miguel Acatán Entre violencias y procesos de justicia …es bastante delicado porque se le puede salir de las manos a uno, pueden decir de que uno anda buscando divorcios y no es así pues, no andamos viendo desintegrar hogares, aun que tratamos de que la familia sea la base de la sociedad pero con igualdad… (Entrevista a encargado de la sub-estación policial, San Miguel Acatán, 23 de agosto de 2012) …en cuanto a la policía pues ellos no respetan, no respetan a las mujeres, yo me he dado cuenta porque siempre tengo que caminar para allá para ir a la casa, no respetan, molestan a las mujeres a pesar de que ellos están aquí por un trabajo del cual no cumplen y no respetan. (Entrevista a mujer no. 30, San Miguel Acatán, 18 de octubre de 2012) En los juzgados de paz, de familia, Ministerio Público y derechos humanos la situación no es muy diferente. Prevalece una actitud que va desde la lástima –pobrecita– hasta el desprecio y la culpabilización –algo debió de haber hecho–. A esto se suma que, en un contexto donde a las mujeres se les prohíbe el contacto con hombres, incluyendo a veces a los de su familia política, y donde las mujeres tienen poca experiencia de movilización y participación, desde la alcaldía auxiliar, consejos comunitarios de desarrollo –COCODE–, alcaldía, juzgados, y demás instancias, quienes atienden generalmente son hombres, incluso en la Oficina de Atención a la Víctima del Ministerio Público. Esto se plantea en tanto que, como es de conocimiento general, las mujeres encuentran más empatía en la vinculación con otras mujeres, puesto que la figura masculina representa simbólicamente la situación de violencias vivida. Agrava la situación la hegemonía de un sistema de justicia ladinizado, en el que no se asume la importancia de contar con personal intérprete, a fin que el idioma materno de las mujeres no se constituya en una limitante para su acceso a la justicia. Una reflexión necesaria, es que la persona intérprete debe desarrollar sensibilidad ante estas situaciones y precisa una formación al respecto, para garantizar un apoyo adecuado a quienes acuden a las instituciones. …el idioma es una gran barrera para que las mujeres sean atendidas adecuadamente y para que las mujeres sean también informadas adecuadamente, yo creo que esa es la gran brecha que hay y en algún momento eso se convierte en una discriminación. (Entrevista a Coordinadora DEMI, Huehuetenango, 1 de junio de 2012) En general se observa que existe poca credibilidad en el sistema de justicia, sumando obstáculos como el idioma, el poco acceso, la situación económica de las mujeres, los mitos y prejuicios vigentes, entre otros. Cabe mencionar que esta falta de confianza en la institucionalidad se extiende a la mayoría de la población. …la mayoría de gente no cree en la justicia porque no se aplica y en muchos de los casos la gente de muy escasos recursos no se le aplica porque no tiene cómo venir aquí por ejemplo, cómo estar aquí, cómo seguir, continuar con su proceso, tener que ir a Huehuetenango a un debate y no tiene medios para llegar allá, no tiene forma, ni para comer, ni transporte, hay pérdida de tiempo y perder ellos un día de trabajo es perder cuarenta o cincuenta quetzales que posiblemente le van a servir para sostener a la familia (Entrevista a responsable de la Oficina de Atención a la Víctima del Ministerio Público y Coordinador 90
Derecho a una vida libre de violencia: ¿A dónde acuden las mujeres? de la Red de Derivación de Atención a víctimas de la Región Norte, Santa Eulalia, 5 de noviembre de 2012) …las medidas de seguridad aquí en nuestras comunidades no funcionan, hay comunidades que están a cuatro horas de aquí, hay una patrulla, un carro para ir a ver si se están cumpliendo las medidas de seguridad y hay cuatro elementos nada más ¿qué se puede hacer? (Ibídem) La percepción de varias mujeres es que existe tráfico de influencias en las instituciones, relatando al respecto más de una experiencia. En un contexto donde se desconocen estas instancias, donde la confianza ya está mermada, conocer de estos hechos afecta sensiblemente el acceso de las mujeres a la justicia, desde la perspectiva del derecho aplicado en la institucionalidad. Cuando hay mucha familiaridad entre los que están de autoridad con los que son agresores, casi no le hacen caso a la gente… (Entrevista a mujer no. 38, San Miguel Acatán, 25 de octubre de 2012) …por el dinero que ofrecen a las autoridades, ya sea a los policías o al juez, los que tienen dinero les dan libertad luego, a cambio los que no tienen dinero, aunque no sea grave su falta ahí se quedan… (Entrevista a mujer no. 20, San Miguel Acatán, 18 de septiembre de 2012) No piden, solo insinúan, ya cada quien ofrece unos doscientos o trecientos quetzales… hablé en Akateko y había otra persona que interpretaba… nos miran como que no sabemos nada o no entendemos nada y no nos entienden en nuestro idioma, una se siente mal... Primero pasé en el juzgado penal y después fui al juzgado de familia. (Entrevista a mujer no. 7, Chimbán, 14 de agosto de 2012) Es evidente que las instituciones no están respondiendo a las expectativas de las mujeres en términos de apoyo en su búsqueda de justicia. Ciertamente hay experiencias exitosas en que se ha logrado resarcir a las mujeres, lamentablemente éstas no son la mayoría. Por tanto, queda la pregunta respecto a qué se necesita para que estas instituciones respondan como las mujeres esperan y necesitan. Cabe aquí la reflexión respecto a que, si bien a partir del cuestionamiento del derecho como institución androcéntrica patriarcal, desde el movimiento de mujeres y feministas, se han impulsado diversidad de iniciativas a lo largo de los últimos cuatro siglos, lográndose con ello los derechos civiles y políticos, los derechos económicos y sociales, y más recientemente los derechos sexuales y reproductivos, así como el derecho a una vida libre de violencia, éstos no han reportado los beneficios esperados. En palabras de Alda Facio, “a pesar de la promoción de tantas leyes contra las distintas formas de violencia de género contra las mujeres, ésta no ha disminuido; es más, algunas personas consideran que se ha incrementado. A pesar de que ya casi no quedan leyes abiertamente discriminatorias, las mujeres siguen ganando menos, con menos beneficios y con más inseguridad y más trabajo dentro y fuera del mercado laboral” (1999, p.14). 91
Ser mujer en San Miguel Acatán Entre violencias y procesos de justicia Se puede decir que pese a que en Guatemala se cuenta con un marco legal que favorece a las mujeres, producto de la misma lucha de las mujeres, éste se hace insuficiente. Se requiere modificar el sistema de creencias vigente que prevalece en quienes administran e imparten justicia, así como en quienes dan apoyo en el ámbito comunitario e incluso en quienes buscan esos apoyos. En este sentido, Alda Facio refiere que “reconocer que el Derecho es un discurso del poder, tanto del poder estatal como de los múltiples poderes locales, nos dice esta crítica, nos llevará a poner atención, más que a la norma formal, a cómo ella establece las reglas, pensamientos, actitudes y comportamientos que la norma presupone e incorpora, así como a poner atención a la forma cómo la norma institucionaliza lo que debe ser considerado como legítimo o ilegítimo, aceptable o inaceptable, natural o desnaturalizado. El estudio del Derecho como discurso puede ser clave para las mujeres porque puede demostrar cómo el Derecho es patriarcal más allá de la norma, aun la norma protectora de los derechos de las mujeres” (1999, p.28). Es por esto que se han identificado prejuicios en las referencias de usuarias de los servicios vinculados a la administración de justicia, como de quienes fungen como personas funcionarias en estas instancias. La principal dificultad de toda la institucionalidad, como ya se ha mencionado, es que no reconocen a las mujeres como ciudadanas. Persisten las intervenciones asistencialistas, paternalistas que colocan a las mujeres como beneficiarias de programas, proyectos y servicios, asumiéndolas en posiciones de subordinación y/o como víctimas. En tanto persista esta perspectiva, esta ideología desde las instituciones estatales, el principal obstáculo para el empoderamiento de las mujeres, será la misma estructura, que invalida los esfuerzos de las mujeres por salir adelante, imponiéndoles los espacios partidistas para acceder a beneficios y para la participación, tratándolas como eternas menores de edad. Pese a ello, las mujeres siguen apostando por la institucionalidad, considerando que sobre la base de algunos cambios se podrían mejorar las condiciones para las mujeres. …en los hospitales… que implementen más el derecho de los pueblos indígenas o meter más traductores de todos los idiomas para que sean atendidos mejor, si porque muchas veces por no saber hablar el español… no van… piensan que al llegar les van a decir que no… (Entrevista a mujer no. 38, San Miguel Acatán, 25 de octubre de 2012) …meter más traductores en cada instancia para que también la gente tenga más confianza de llegar por ejemplo a los juzgados a poner su denuncia… formar grupos de mujeres también y darles orientación cómo pueden denunciar lo que les pasa, lo que piensan… que el gobierno… creara unas casas donde puedan llevar a las mujeres que son víctimas y darles atención, enseñarles a un trabajo para que ya no dependan del hombre… como dependen de ellos, entonces si ellos quieren dan, si no pues no lo dan… cuando son muy machistas ellos de eso agarran… (Ibídem)
4.3 ¿Hay instituciones a favor de las mujeres? A partir de la firma de los Acuerdos de Paz se da paso a diversos procesos que generan condiciones favorables para la creación de una institucionalidad a favor de las mujeres. Es así que se crea la Secretaría Presidencial de la Mujer –SEPREM– con el Acuerdo 92
Derecho a una vida libre de violencia: ¿A dónde acuden las mujeres? Gubernativo No. 200-2000 del 17 de mayo del 2000, la Defensoría de la Mujer Indígena –DEMI– con el Acuerdo Gubernativo No. 525-99 del 19 de julio de 1999, ambas a nivel nacional, y las Oficinas Municipales de la Mujer aprobadas en el Artículo 96 Bis del Código Municipal y cuya implementación debía realizarse antes de finalizar el 2010. Se iniciará refiriendo que a nivel nacional las Oficinas Municipales de la Mujer han encontrado importantes obstáculos para su funcionamiento. En general estos obstáculos están referidos a la politización de este espacio, que se ha utilizado para manipular la voluntad de las mujeres y condicionar la ayuda de los gobiernos locales, a su voto en tiempos electorales. Por otra parte, se ha generado una confusión sobre las funciones de este espacio, dado que en muchos municipios es dirigido por las esposas de los alcaldes, quienes las han utilizado para hacer obras sociales, siguiendo la lógica de la Secretaría de Obras Sociales de la Esposa del Presidente –SOSEP–. En muchos otros casos se contrata a personas con quienes se tiene compromisos políticos sin considerar que cumpla, o no, el perfil requerido. Cuando la persona contratada ha procurado conocer la naturaleza de este espacio e impulsar acciones en esta línea, se ha encontrado con la limitante de contar con poca asesoría y poco apoyo a nivel local, incluso desde la misma alcaldía, negándosele el presupuesto al que por ley debe tener acceso para la ejecución de programas y proyectos para el empoderamiento de las mujeres.
4.3.1 Oficina Municipal de la Mujer La Oficina Municipal de la Mujer de San Miguel Acatán no ha sido la excepción respecto a las problemáticas ya expuestas. En este contexto es una de las instituciones que más posiciones contradictorias genera a partir de las percepciones y opiniones de las mujeres: algunas la identifican como aliada en su proceso de empoderamiento; mientras otras la califican de un espacio de corrupción. Esta situación posiblemente se genera en torno a que es un espacio que se asigna políticamente y que no siempre responde a las propuestas y demandas de las mujeres. Por otra parte, carece de autonomía para la ejecución de sus acciones. Lo que se necesita para San Miguel Acatán para decir la verdad, es una oficina independiente… (Entrevista con encargado de la Casa de la Cultura, San Miguel Acatán, 22 de octubre de 2012) Sin embargo, la Oficina Municipal de la Mujer, se constituye potencialmente en el espacio privilegiado para promover el fortalecimiento de las mujeres en el ejercicio de su ciudadanía, aun cuando tiene como limitante la permanente reorganización de los Comités de Mujeres con cada cambio de período político, situación que ha fragmentado la organización y ha generado conflictividad a partir de diferencias que desmotivan la participación de las mujeres, quienes ven coartados sus avances individuales y colectivos, a partir de las disposiciones del partido en turno. 93
Ser mujer en San Miguel Acatán Entre violencias y procesos de justicia …las socias querían que se quedaran las mismas, pero ellas por parte de la muni mandaron una notificación donde ya no, tiene que ser otras las que sean electas, eso es lo que pasó. (Entrevista a mujer no. 3, San Miguel Acatán, 3 de agosto de 2012) …las dos mujeres que están en la municipalidad, fueron colocadas por el ex alcalde… no es el pueblo, ellas llevan la mentalidad del ex alcalde, ellas quieren mandar allí y eso no está bien… (Entrevista a mujer no. 20, San Miguel Acatán, 18 de septiembre de 2012) …a nivel de San Miguel Acatán esas sesenta y cuatro organizaciones están manipuladas por cuestiones políticas: “yo no le voy a dar bolsa solidaria a tal fulana porque ellas son de las organizaciones tal, yo no le voy a dar a la otra porque son de las organizaciones políticas tal”. (Entrevista con encargado Casa de la Cultura, San Miguel Acatán, 22 de octubre de 2012) Esta situación ha refuncionalizado además la rivalidad y competencia entre mujeres de diferentes partidos y gobiernos locales, enfrentando a quienes en algún momento han estado o están ejerciendo cargos o liderazgos vinculados a la Oficina Municipal de la Mujer. … todo el tiempo nos tratan de poner en mal con la gente, cuando uno les explica de que tienen que esperar… no nos quieren entender, no llegamos a ningún acuerdo con ellas… como ellas ya llevan… tiempo trabajando... en vez de que nos apoyen o que nos digan no eso se hace así... no nos apoyan en ese sentido, de que esto hay que hacerlo de esta forma o algo así… eso es el problema que miro. (Entrevista con encargada de la Oficina Municipal de la Mujer, San Miguel Acatán, 19 de julio de 2012) Carente de recursos municipales, su intervención parte de las coordinaciones con la Delegada de la Secretaría Presidencial de la Mujer –SEPREM– y la Secretaría de Obras Sociales de la Esposa del Presidente –SOSEP–, con quienes desarrollan programas estatales como bonos y bolsas solidarias. Además, como instancia local ofrece acompañamiento a mujeres violentadas. …cuando viene alguna señora, darle acompañamiento en el juzgado, qué hacer en esos casos con problemas de violencia de las señoras...hay que ver cómo solucionar esos problemas… … velar por las mujeres para que las mujeres ya no sufran violencia... cuando viene la representante de la Comisión de la Mujer de Huehuetenango convocamos a las instituciones, iglesias, Juzgado de Paz, policías, centros de salud, señor alcalde, convocamos… para que ellos pertenezcan a la Red de Apoyo. (Ibídem) Con este acompañamiento ha logrado que disminuya el nivel de discriminación a las mujeres, sobre todo contra quienes son monolingües y de escasos recursos. Uno de los testimonios de una funcionaria de este espacio, pone en evidencia la situación de doble victimización o victimización secundaria que las mujeres enfrenan cotidianamente cuando acuden a las instituciones, la cual con la intervención de la ex encargada de la Oficina Municipal de la Mujer cambia significativamente a favor de una mujer en busca de apoyo. 94
Derecho a una vida libre de violencia: ¿A dónde acuden las mujeres? …una vez llegué con una señora que tiene problemas de pensión alimenticia, “ya fui en el juzgado” me dice “ya está cerrado”, “ah – le dije yo a la señora – espéreme voy a ir con usted…” Llegué, una ventanita estaba abierta y bien bravo el juez… me dijo “¿ustedes qué quieren?” “Vengo con la señora – le dije yo – es que ella fue al banco y no está depositado su dinero, viene por la pensión, le dijeron aquí en el juzgado si no hay depósito en el banco se vuelve a citar al señor, al papá de sus hijos” le dije yo, “no, porque es sábado – me dijo – yo trabajo de lunes a viernes… dígale a esa señora que entienda de una vez que no venga los fines de semana, que venga de lunes a viernes” me dijo él, no sabía quién era yo, “Ah – le digo – pero señor juez según me han dicho pues que se atiende, no importa el día y la hora, es un problema familiar que tiene la señora” “¿y usted qué es de ella?” me dijo, “yo no soy familiar de ella, simplemente soy una persona, una mujer como ella, ella viene de una aldea muy retirada y entre lunes a viernes no encuentra carro, de sábado y domingo es donde hay transportes en las aldeas para acá” “pero qué es usted de la señora?” “ya le dije señor juez, no más vengo acompañar a la señora porque ella no entiende a usted, ni usted entiende a ella… ella no tiene la culpa que usted no entienda el idioma” le dije yo, se enojó el juez y “¿quién es usted?” “yo no conozco a usted, sea un oficial o secretario, yo sé que aquí es el Juzgado de Paz y yo represento la Oficina Municipal de la Mujer, aquí está mi sello” le dije al señor; “¡ay! Señora disculpe… tome asiento, siéntase, vengase” me dijo, y ya me había rechazado antes… me dijo “vamos a hacer otra citación a la señora, disculpe, espérenos”, empezó él a trabajar… después ya no nos tratan igual, porque ya sabe él que nos estamos capacitando… (Ibídem) Otra función de esta oficina es el fortalecimiento de las mujeres a nivel organizativo y para su acceso a cargos en los diferentes niveles de participación vinculados a los Consejos de Desarrollo en cada uno de sus niveles. Esto implica la transformación de las estructuras e instancias estatales, lo que conlleva todo un desafío dado el prejuicio permanente sobre las capacidades de las mujeres, y la convicción respecto a los roles que según el sistema imperante “les corresponde”. Mi hermano que llegó de los Estados comentó: “la mujer del pulga está en el Consejo Municipal? Acaso se terminaron los hombres?!” (Entrevista a mujer no. 25, San Miguel Acatán, 20 de septiembre de 2012) …siempre hay discriminación, más por los señores que tienen esa mentalidad de que solo hombres participan… ahora la diferencia es que hay más mujeres trabajadoras de la muni… en el concejo sí, solo Verónica está como concejal… pero si dicen ya afuera… dicen un montón, que somos viejas… todo eso dicen. (Entrevista a mujer no. 30, San Miguel Acatán, 18 de octubre de 2012) Sin embargo y a pesar que las mujeres que abren brechas en este sentido se exponen a muchas violencias, en estos testimonios se comprueba que existen lideresas en proceso de fortalecimiento, y algunas mujeres incluso ya han ejercido su derecho a ser electas y otras ya ejercen cargos en espacios como la Corporación Municipal. No obstante, pese al esfuerzo que se hace desde el personal de esta instancia, y del que se ha hecho históricamente por quienes coyunturalmente han ocupado estos cargos, la situación de las mujeres de San Miguel Acatán sigue necesitando de muchos apoyos para que las vecinas de este municipio sean reconocidas y tratadas como ciudadanas, lo 95
Ser mujer en San Miguel Acatán Entre violencias y procesos de justicia que sólo se logrará cuando este espacio funcione de forma autónoma, con presupuesto y sin condicionamiento políticos que intervengan en la organización comunitaria.
4.3.2 Defensoría de la Mujer Indígena La Defensoría de la Mujer Indígena es una instancia de cobertura a nivel nacional. Su funcionamiento ha sido subsidiado desde sus inicios por la cooperación internacional, lo que implica el poco compromiso estatal con esta instancia y por ende, con las mujeres indígenas guatemaltecas. Estas condiciones, o la falta de ellas, han dificultado la proyección de esta entidad y el desarrollo de su trabajo como la población lo requiere. A consecuencia de la falta de apoyos decisivos estatales, la DEMI sólo ha logrado la implementación y funcionamiento de sedes regionales, por lo que la sede más cercana a San Miguel Acatán se encuentra en Huehuetenango, pese a que el abordaje de los derechos de las mujeres a partir de la pertenencia étnica, lo consideran fundamental. …los derechos específicos de las mujeres indígenas, tiene fundamento político y su fundamento legal y de estos pues está el respeto a la identidad cultural de las mujeres, está precisamente el uso del traje, está el idioma que es otro elemento, la espiritualidad, el derecho a la no imposición de esposos… el derecho a una educación bilingüe y el derecho a un trato digno y humano… y como desde ahí ir teniendo elementos para poder estar en espacios de toma de decisión o en los diferentes espacios donde hay debate en relación a esto. (Entrevista a Coordinadora DEMI, Huehuetenango, 1 de junio de 2012) los pueblos indígenas plantean el derecho de la colectividad… de la participación que son demandas, son exigencias de ellas pero sin embargo hay un derecho de colectividad donde está el territorio, la autonomía, la libre determinación, ahí son puntos de encuentro en ese aspecto desde la cosmovisión de los pueblos indígenas… tanto derechos individuales, específicos y colectivos… (Ibídem) Por otra parte la DEMI, en el ámbito departamental, ofrece acompañamiento a mujeres violentadas, entre otros servicios que procuran una atención integral a las mujeres en el proceso de la promoción y defensa de sus derechos como mujeres indígenas. …acompañamos a las mujeres en los diferentes juzgados y los juzgados nos responden, entonces hay audiencias, hay firma de convenios, hay debates, hay o sea si constante, hay esa respuesta inmediata, entonces yo creo que eso ha permitido el reconocimiento del trabajo de la institución y el organismo judicial aquí a nivel de Huehuetenango… (Ibídem) A pesar de las referencias vertidas por funcionarias de estas instancias, no se identifican testimonios de mujeres que reconozcan a la DEMI o a la SEPREM como referentes locales que las favorezcan, a excepción de la Oficina Municipal de la Mujer, respecto a la cual, como ya se mencionó, existen percepciones divididas. Valdría la pena ahondar en hasta dónde estas instancias son conocidas por las mujeres, qué tan accesibles les son geográficamente y hasta dónde coordinan acciones para maximizar esfuerzos, considerando los limitados recursos con los que desarrollan sus funciones. 96
Derecho a una vida libre de violencia: ¿A dónde acuden las mujeres?
4.4 Discursos de quienes administran justicia En este apartado se analizan los discursos de autoridades y de las personas representantes de las instituciones. Se han retomado algunos testimonios que por su fuerza aportan en esta discusión. En este sentido la autora Alda Facio, refiere que, “el análisis del poder es central en el análisis del Derecho como discurso. Analizando simultáneamente el Derecho, el lenguaje y el poder, podemos entender mejor por qué la discriminación y opresión contra las mujeres se mantiene a pesar de que se han derogado la mayoría de las normas del componente formal sustantivo que expresamente discriminaban. Se sugiere desde esta perspectiva oír la forma cómo los policías les hablan a las mujeres que denuncian, observar la expresión de las juezas y los jueces cuando una mujer víctima está dando testimonio en un caso de violación, analizar las palabras que usan las y los mediadores en casos de adulterio, entre otras. Se insiste en que en ninguno de estos casos hay abuso de la ley por parte de funcionarias y funcionarios y sin embargo, en todos se reafirma la sensación de que no habrá justicia para las mujeres” (1999, p. 27). Se habla de análisis de derecho en tanto que la administración de justicia formal se fundamenta justamente en el derecho, y las intervenciones comunitarias están impregnadas de muchos de los valores de esta disciplina, mismos que están vertidos en los instrumentos nacionales vigentes, empezando por la Constitución Política de la República. Se iniciará poniendo en común uno de los principios del derecho que rigen la intervención estatal. En este sentido se retoma la institución de la familia como base de la sociedad, en tanto que en cada intervención institucional, como ya hemos visto, se propicia su resguardo, aún a costa de la seguridad y vida de las mujeres, y negando su derecho a una vida libre de violencias. …esa es la política del juzgado de familia, el organismo judicial dice que la familia es la base de la sociedad y que no se debe de desintegrar… (Entrevista a responsable de la Oficina de Atención a la Víctima del Ministerio Público y Coordinador de la Red de Derivación de Atención a víctimas de la Región Norte, Santa Eulalia, 5 de noviembre de 2012) Lo ideal es que las personas arreglen sus diferencias y se perdonen y vivan bien, verdad, y que no vuelvan a cometer los mismos errores, pero hay delitos que realmente no se pueden echar vuelta atrás, hay que sancionarlos, es obligación del Estado de Guatemala y los Estados de todo el mundo velar porque la familia se integre y no se desintegre… la medida será fuerte, y será respetada a la medida en que la víctima lo pida, con su alcalde auxiliar o con la policía (Entrevista a Juez de Paz, San Miguel Acatán, 8 de agosto de 2012) Aun cuando en la Constitución Política de la República de Guatemala, en su artículo cuarto se consigna el derecho a la igualdad y se condena que se someta a las personas a servidumbre y/o a otra condición que menoscabe su dignidad, así como en varios de los tratados firmados y ratificados por el Gobierno guatemalteco, priva sobre estos derechos el de la familia. Conviven entonces una serie de enunciados superpuestos 97
Ser mujer en San Miguel Acatán Entre violencias y procesos de justicia y contradictorios, en tanto la ley afirma situaciones que en la práctica institucional se incumplen. …la misma ley dice que no se puede invocar costumbre en contrario… un hombre no puede decir “yo la pegué porque aquí así es la costumbre. Los hombres tienen derecho de pegar a la mujer, porque siempre ha sido así”, o “le pegué porque ella se portó mal”, una mujer podrá decir “yo no denuncio porque yo acepto que me porté mal”, entonces la misma ley dice que no se puede invocar costumbre en contrario a estas prácticas… (Ibídem) Resulta impactante reflexionar en torno a esta referencia aportada por una persona funcionaria pública, y contrastarla con la realidad que se evidencia desde las alcaldías auxiliares hasta dependencias como juzgados y Ministerio Público, entre otras. Cuando ha sido precisamente la costumbre la que ha regido la forma de administrar justicia, pretender que no se puede invocar como justificación a las conductas violentas ejercidas contra las mujeres, resulta un descubrimiento y artilugio por demás importante para enfrentar visiones como esta: …ahorita puede ser que hay alguien está siendo golpeada dentro de su casa… tal vez la van a pegar por haragana, tal vez porque no ha hecho la bebida o que no ha lavado su nixtamal, tal vez porque ella ha fallado, quizá va a llorar un rato y sabe ella en qué falló, tal vez por ello no acude con el alcalde auxiliar. (Entrevista a alcalde auxiliar de Akal Coyá, Akal Coyá, 3 de septiembre de 2012) Se contraponen así en este apartado, cómo las mujeres han vivido su acercamiento a las autoridades locales, con cómo dichas autoridades se asumen desde un discurso políticamente correcto ante las situaciones de violencias. Dejan entrever una actitud de imparcialidad en sus intervenciones, quedando invisibles sus posiciones particulares, en tanto comparten un sistema de creencias que favorece a los hombres concretos a partir de la inferiorización simbólica de las mujeres. Así tenemos por ejemplo que: …las mujeres primero dicen “acudamos con alcalde auxiliar, él nos va dar protección o vamos a ser escuchadas”, esa es nuestra función en la comunidad… Si el problema es de escala menor se resuelve dándole consejo a las partes… (Ibídem) …si llegan a poner la queja, ya los auxiliares se encargan por ir a traer a los esposos, se hace una reunión con ellos donde se les da consejos, a veces se reconcilian o se separan definitivamente… (Entrevista a mujer no. 20, San Miguel Acatán, 18 de septiembre de 2012) Por su parte desde las mujeres se matiza que hay situaciones en que se las culpabiliza y menosprecia abiertamente, dado que no todas las personas que ejercen la autoridad local, muestran una actitud de escucha, comprensión, sensibilidad y acompañamiento a las mujeres. Debiendo guardar imparcialidad en su intervención, se decantan por los intereses de los esposos en detrimento de los derechos de las mujeres. 98
Derecho a una vida libre de violencia: ¿A dónde acuden las mujeres? Depende mucho del auxiliar, hay unos que nos separan con el esposo, dicen “¿acaso ella es la única mujer?” y hay otros que dan buenos consejos, nos orientan para una reconciliación. (Entrevista a mujer no. 7, Chimbán, 14 de agosto de 2012) Fui con la autoridad, no me escucharon y no entendieron, los alcaldes de ese entonces tenían otra mentalidad, “se tiene que juntar con él, él es su esposo, no lo vaya a dejar” me decían, ya no me quería juntar con él, ya tenía cinco hijos, cuando él empezó con las mujeres solo teníamos tres hijos, y ya cuando él ya se quería ir con las mujeres más empezaba a golpearme… (Entrevista a mujer no. 4, San Miguel Acatán, 6 de agosto de 2012) Varias autoridades refirieron que no conocen de situaciones de violencias contra las mujeres, hubo quienes afirmaron que en su comunidad “eso” no se daba. En contraposición, en otros discursos se reconoce que estas situaciones no siempre salen a la luz, y que asumir un cargo como autoridad local permite conocer esta realidad e intervenirla. …cuando no somos auxiliares, no nos damos cuenta de los problemas que pasan, si dicen “¡mire cómo dejó a mi hija! Vayan por él” entonces nos vamos. Eso es lo que arreglamos nosotros los auxiliares… (Entrevista a alcaldes auxiliares de Centro Coyá, Centro Coyá, 4 de septiembre de 2012) En este contexto las personas funcionarias a nivel local y municipal, suelen manejarse sobre la base de los mismos prejuicios y mitos vigentes a nivel comunitario, generándose como resultado que los hombres no se responsabilicen de su conducta violenta, minimizando los hechos y dando lugar a su legitimación. …solo burlándose de la gente está, habla muy mal de mí y de otra señora… no sirven los auxiliares que están aquí, hay quienes vienen con ellos y le ponen a las mujeres a juntar tareas de piedra, no quiero que me pongan esa tarea para mí también… “¿por qué usted no pensó antes de meterse con ellos? haga su tarea” así me dirían, por eso no quiero ir con ellos… se inventan cualquier cosa de uno y cuando alguien va a la auxiliatura se junta la gente y empiezan con gritos y a reírse, vayan en el pueblo a solucionarlo dicen los auxiliares, solo te mandan al pueblo… (Entrevista a mujer no. 13, Centro Coyá, 28 de agosto de 2012) De manera casi ingenua, desde quienes asumen las alcaldías auxiliares, se observa cómo se responsabiliza a las mujeres de las violencias que sufren, poniendo en vigencia el mito de la provocación desde una estructura vinculada a lo judicial. No tener comida preparada, no cumplir con las tareas domésticas de orden y limpieza, mostrar enojo, encontrar al esposo con otra mujer, todas estas situaciones se consideran motivos justificados para que los hombres ejerzan violencias contra las mujeres. En ningún momento se observa un atisbo de duda respecto a si la conducta de los hombres debiera ser cuestionada. Muchas veces ustedes las mujeres, ya sea porque no preparan la comida del esposo, o ya sea porque la esposa esté preparando la comida y el esposo no espera, así surgen los problemas y 99
Ser mujer en San Miguel Acatán Entre violencias y procesos de justicia de esa manera empiezan a patear a ustedes las mujeres… (Entrevista a alcalde auxiliar de Akal Coyá, Akal Coyá, 3 de septiembre de 2012) Muchas veces las mujeres son maltratadas por los esposos, o ella es enojada, o ella encuentra al esposo con otra mujer… (Entrevista a alcaldes auxiliares de Chimbán, Chimbán, 22 de agosto de 2012) En otros casos justifican las violencias basados en el estereotipo de que las mujeres son débiles con relación a los hombres en cuanto a fuerza física. Se carece de elementos para analizar cómo el sistema socializa a las mujeres para que, de manera intencionada, busquen como parejas para la integración de una familia, a hombres con más recursos económicos, de “mejor familia”, con más educación formal, con mejor trabajo e ingresos, y como es de esperarse, con una estructura corporal mayor. En un contexto tan desigual, la debilidad de las mujeres se garantiza con relación al hombre que el sistema impuso como “elegible”. Se hace preciso observar que existen mujeres y hombres de grandes y pequeñas proporciones, que su fuerza física depende de su experiencia de vida, y que el carácter y personalidad también dependen de sus circunstancias de vida y las oportunidades a las que han tenido acceso. Cuando esto no se reflexiona, se encuentran discursos como los siguientes. …los hombres no se dejan de las mujeres, y las mujeres son más débiles, a veces ambos se tratan de igualar en maltratarse… (Ibídem) …a veces hay unos bien borracho pegan a su mujer, pasa en todo San Miguel Acatán, por eso hay problemas, a veces las mujeres aguantan, no vienen a dar parte que la pegaron, aguantan el golpe que les da, es problema de las mujeres no buscan a los auxiliares para que resuelvan sus problemas. (Entrevista a alcaldes auxiliares de Centro Coyá, Centro Coyá, 4 de septiembre de 2012) Históricamente se ha construido desde el derecho la noción de “malicia de las mujeres”, concepto a partir del cual se pone en duda no sólo su palabra, sino sus intenciones. Así, cada vez que una mujer acude a una instancia en busca de ayuda, es interrogada como victimaria, de ahí una de las causas de la revictimización secundaria. El simple hecho de ser mujer la invalida, dando al concepto de duda razonable una aplicación misógina que afecta directamente la confianza de las mujeres en sí mismas y en el sistema de justicia. …si es verdad son maltratadas, o ellas son del problema y si no se solucionan aquí se van a la municipalidad, si es grave a veces llegan a una separación definitiva, los mandamos allá [a la municipalidad, N.d.R.], aquí solo los reconciliamos y les preguntamos el porqué del problema. (Entrevista a alcaldes auxiliares de Centro Coyá, Centro Coyá, 4 de septiembre de 2012) …fui con el alcalde municipal, porque me sacó este mi diente, pero el alcalde no me creyó y no resolvió nada, me dijo que me fuera a dormir con mi esposo para arreglar las cosas, 100
Derecho a una vida libre de violencia: ¿A dónde acuden las mujeres? de verdad que los alcaldes no nos apoyan… (Entrevista a mujer no. 22, San Miguel Acatán, 18 de septiembre de 2012) Otra forma de invalidar la palabra de las mujeres y sus testimonios, es la minimización de los hechos. No importa de qué magnitud sean las situaciones de violencias relatadas, de manera regular se escuchan comentarios respecto a que no es tan grave o que pudo ser peor. Esta filosofía en el derecho se puede ubicar perfectamente en la categorización de los daños para imponer la pena, en la que priva la idea de si las heridas se curan, o no, antes de un determinado período de tiempo, dejando al margen los impactos psicológicos generados. …se fueron ante el juez, el esposo y la esposa, ella decía que él la golpeaba y lo encarcelaron, pero no era cierto que él la golpeaba y después los vecinos se fueron a testiguar a favor de él, así lo sacaron de la cárcel, así se terminó, solo se peleaban, pero no pasaba mayor cosa... (Entrevista a alcaldes auxiliares de Chimbán, Chimbán, 22 de agosto de 2012) Frente a la permisividad y legitimidad social que se observa con relación a las conductas violentas de los hombres para con las mujeres, se contrapone una significativa intolerancia a las conductas agresivas de las mujeres, pese a que se genere como autodefensa. Por otra parte, aun cuando se han evidenciado violencias contra niñez de parte de mujeres y hombres en roles de madre y padre, el sistema suele ser más intransigente con las mujeres que con los hombres, apelando al “instinto maternal” que una vez quebrantado, cuestiona la naturaleza de las mujeres –deshumanizándolas– situación que no ocurre con los hombres, independientemente del grado al que hayan llegado las violencias. …Entre los vecinos le hicimos firmar un acta para que ella abandonara la aldea y ha vuelto y ya está en conflicto de nuevo, se verá obligada a desalojar la aldea si llegara a golpear a los niños... No hace mucho que la policía tuvo conocimiento… ella es muy conocida por las autoridades, “esta mujer ya no tiene remedio, hagan lo que puedan y llévenla donde nadie la pueden ver”, así nos dijo la policía. (Ibídem) Con relación a la jerarquía con que se interviene, las alcaldías auxiliares tienen limitado su actuar cuando se trata de situaciones de violencia física; sin embargo, en muchos de los testimonios han intervenido minimizando la magnitud de los daños y poniendo en duda la veracidad de los hechos. Pese a ello en su discurso reconocen no tener competencia en estos casos. Cuando se pelean con los esposo, a veces llegan con maltratos físico, casi no solucionamos esos problemas porque son graves, ya se van con el juez. (Entrevista a alcaldes auxiliares de Chimbán, Chimbán, 22 de agosto de 2012) Es justamente a partir de estos discursos que se generan las penas para quienes faltan al pacto social y a las normas establecidas. A nivel comunitario y a partir de la intervención desde las alcaldías auxiliares, se aplican penas que derivan del derecho consuetudinario y se combinan con la aplicación de justicia formal. En estos casos los “castigos aplicados” no conllevan cárcel, sino multas –en algunos casos–, la exposición 101
Ser mujer en San Miguel Acatán Entre violencias y procesos de justicia pública y el desarrollo de trabajos en beneficio de la comunidad, tanto por parte de hombres como de mujeres. Cuando un marido o esposo no cumple, o que sigue pegando a su cónyuge y en forma continuada, entonces… les ponemos un castigo, es cargar piedras para la escuela, evaluamos el delito, pueden llegar a acarrear piedra durante 8 a 10 días, según como sea la gravedad del problema. Y no cobramos ninguna multa, ellos no tienen que dar ningún centavo y solo se les pone acarrear de 10 a 15 tareas de piedra y las piedras sirven para la escuela, de esa forma trabajamos con ellos. (Entrevista a alcalde auxiliar de Akal Coyá, Akal Coyá, 3 de septiembre de 2012) Si no entienden, también tienen que barrer la escuela, según sea el caso, puede ser que barren la escuela durante ocho a diez días, tenemos de qué escala el delito… la mujer que haya sido culpable, limpiaba todo lo que es el mercado municipal de San Miguel Acatán, depende de qué magnitud sea el problema, podría durar diez a quince días… primero las concientizamos, que abandonaran lo malo que se están portando… Y a las mujeres no las ponemos acarrear piedras, nunca las hemos puesto a que carguen piedras y nos molestamos con el proceder de ellas, lo único que tienen que hacer es barrer la escuela... (Ibídem) Cabe preguntarse en principio ¿Quién decide qué es un mal comportamiento? ¿Cómo se llega a la conclusión de que se es culpable? ¿Qué relación tiene el castigo con la falta? En este sentido, se entiende que se está aplicando el principio de igualdad: tanto mujeres como hombres asumen las consecuencias de sus actos. Es este justamente el fallo del sistema democrático, tratar con igualdad a quienes no se han construido socialmente como iguales. ¿Qué efecto puede tener dar castigo tanto a mujeres como a hombres, cuando se hace público un hecho de violencia contra las mujeres? Con relación a las sanciones impuestas, tanto el trabajo forzado como las multas, es que las consecuencias, independientemente que sean o no proporcionales al daño ocasionado, no representan una reparación del daño para las mujeres. La multa es un dinero que no reciben las mujeres, del trabajo comunitario y de la exposición pública tampoco se benefician las mujeres, por el contrario, pueden ser motivo de represalias, situación que parece no haber sido considerada. Según lo referido por personas en cargos de alcaldías auxiliares y COCODE, dan de dos a cuatro oportunidades para que los hombres cambien de actitud, de lo contrario se aplican los castigos referidos. Finalmente, cuando la conducta persiste a pesar de las oportunidades y los castigos impuestos comunitariamente, la persona es referida a las autoridades competentes a nivel municipal. Aquí dos veces solucionamos, si sigue, ya la cuarta, los enviamos a la municipalidad, cuando ya no se pueda solucionar de parte nuestra, y las mujeres tendrán que ir ante el acalde municipal… (Entrevista a alcalde auxiliar de Akal Coyá, Akal Coyá, 3 de septiembre de 2012) …a veces paga una multa o lo mandamos a trabajar, y con llamada de atención, si no entiende y sigue maltratando a la mujer, en las segunda o tercera llamada lo mandamos al 102
Derecho a una vida libre de violencia: ¿A dónde acuden las mujeres? pueblo, y nosotros levantamos un acta donde dice que él no cumplió, por tal razón se remite al pueblo… Algunos que sí, dejan de maltratar a la mujer, porque saben que no es nada fácil trabajar o pagar una multa, y hay otros que ya no se cambian y los mandamos con el juez… (Entrevista a alcaldes auxiliares de Chimbán, Chimbán, 22 de agosto de 2012) En el salón llaman al alcalde auxiliar y el COCODE, son ellos los que solucionan, multan al que provoca el problema, pagan cien quetzales de multa, es mucho, si no se solucionan el problema se remite con el alcalde municipal. (Entrevista a mujer no. 5, Chimbán, 7 de agosto de 2012) Se hace evidente la consideración con que se trata a los hombres violentadores. Es probable que esto esté contribuyendo para que a pesar de las intervenciones, las violencias contra las mujeres persistan, después de todo, “no ha de ser tan serio” si se dan tantas oportunidades para rectificar, si luego se imponen castigos gradualmente y después de mucho reincidir se les refiere al juzgado, donde la primera acción es la conciliación, es decir, más oportunidades de cambio. Sumado a lo anterior, los hombres evaden el cumplimiento de acuerdos ya establecidos y burlan la ley sin mayores consecuencias. Aun cuando refieren que se está al pendiente para capturar a quienes infringen la ley incumpliendo lo establecido en beneficio de las mujeres, poco se ha podido hacer a este nivel, dado que los hombres emigran a otras ciudades. Muchas veces los hombres se huyen después de asumir ese compromiso ante el juez… se emigran a México o a los Estados Unidos… Si la mujer haya puesto alguna denuncia con el juez, cuando el regrese, luego lo agarramos y lo ponemos a la disposición de la policía… (Entrevista a alcaldes auxiliares de Chimbán, Chimbán, 22 de agosto de 2012) …muchas han llegado al juzgado con problemas de pareja… en el Juzgado de Paz y se quedan ellas abandonadas con los hijos (Entrevista a mujer no. 22, San Miguel Acatán, 18 de septiembre de 2012) “Tienen que pasar el gasto, hasta los dieciocho años dejarán de pasarlo” dijo el juez, se hizo un acta donde dice que tienen que pasar el dinero, pero no lo dieron, después ya no fuimos “déjalos” dijimos, “vamos a mantenerlos”, cierto ahora ya están grandes. (Entrevista a mujer no. 5, Chimbán, 7 de agosto de 2012) Estas situaciones permiten reflexionar que la violencia contra las mujeres es fruto del sistema patriarcal y del sistema sociocultural de género. Por tanto, Belén Nogueiras García refiere que intervenir en la problemática social de la violencia contra las mujeres nos exige tomar conciencia, tanto a nivel personal como profesional, de la propia asunción de estereotipos y prejuicios sexistas, los valores, actitudes y educación, interiorizados, comportamientos y expectativas en función de la asignación e identidad de género (2012, p. 50).
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¿Hay una luz al final del túnel?
V. ¿Hay una luz al final del túnel?
Panorama de San Miguel Acatán
“…es una lucha diario que las mujeres vivimos para salir adelante… a veces yo he sentido que las mujeres estamos sobreviviendo en este mundo lleno de tanto, yo creo que de odio, de maldad, por eso no nos valoramos como personas y eso es lo que yo digo a mis hermanos, porque… hablamos con ellos así abiertamente aunque a veces ellos se ríen o molestan que ya somos feministas pero no, no, les digo yo, estamos hablando o criticando la realidad de las mujeres y sí es muy duro, el salir adelante o tener alguna dignificación se podría decir porque es como una carrera que nosotras las mujeres estamos, donde estamos haciendo la lucha de salir adelante. Y cuesta” (Entrevista a mujer no. 23, San Miguel Acatán, 19 de septiembre de 2012)
5.1 Reflexiones finales
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as mujeres de San Miguel Acatán parecen haber pasado por un proceso de aculturación y enajenación con relación a su cosmovisión y espiritualidad akateka. La imposición del cristianismo en tiempos de la invasión y colonia, ha permeado hasta nuestros días sus formas de ser, pensar y sentir, aun cuando con los Acuerdos de Paz se genera un marco que propicia el rescate de la identidad cultural de los diferentes pueblos mayas del país, con la posibilidad de recuperar sus saberes y prácticas ancestrales. 105
Ser mujer en San Miguel Acatán Entre violencias y procesos de justicia En general se observa que esta recuperación ha dejado al margen a las mujeres akatekas, en particular lo referente a su espiritualidad, un aspecto intocado y de difícil cuestionamiento, considerando cómo los dogmas instaurados desde diferentes expresiones religiosas han marcado sus vidas y condicionan su ser mujer desde conceptos como el pecado, la culpa y el castigo. De ahí que la vigencia de la figura de “los alcaldes rezadores” se haya perdido al considerarla reñida con las creencias cristianas. Sin embargo, en un contexto donde la figura de “los alcaldes rezadores” se enuncia en masculino, cabe la interrogante de si esto es en realidad una pérdida para las mujeres, o si les abre otras posibilidades liberándolas de influencias matizadas por el sistema patriarcal. Por otra parte, al observar la vigencia de los dogmas cristianos en gran medida patriarcales, pareciera que para las mujeres no ha sido más que un proceso de refuncionalización del patriarcado, en donde el control ejercido por una figura de su propia cultura, es asumido ahora por una estructura más global, pero igualmente opresora. En este sentido, resulta interesante observar cómo ese ser mujer sincrético para las mujeres de San Miguel Acatán, integra valores profundamente tradicionales en un contexto en el que los niveles de pobreza y marginalización han demandado de las mujeres transgredan los roles y espacios históricamente asignados, haciendo posible que emigren a fin de proveer a sus familias de lo necesario para la subsistencia, aun cuando el mandato social es quedarse en casa resolviendo lo doméstico, en tanto el hombre proveedor lleva hasta el hogar lo necesario. Los actuales sincretismos del género, han implicado para las mujeres un aumento significativo de sus roles y un incremento de trabajo importante, dado que no sólo sigue bajo su responsabilidad exclusiva lo doméstico, que incluye la economía del cuidado, sino que les ha recargado el rol de proveedoras. Por otra parte, en un contexto marcado por privilegios y permisividad para los hombres, se han aligerado para éstos las responsabilidades ante la carencia de una fuerte condena social para el abandono de sus familias –mujeres hijas e hijos–, emigrando a Estados Unidos y/o conformando otras familias sin volver la mirada a quienes dejan en total desamparo. No se niega con esto las intervenciones comunitarias desde alcaldías auxiliares, entre otras figuras culturales y familiares, para que los hombres respondan a sus responsabilidades o para que dejen de violentar a las mujeres. Más bien se puntualiza en cómo una construcción social histórica de lo que significa ser hombre, ha generado los suficientes antecedentes como para que los hombres no sientan una presión social lo suficientemente significativa como para que el abandono y establecimiento de nuevas familias, sea un fenómeno menos frecuente. La falta de sanciones sociales sistemáticas y aleccionadoras, así como la impunidad vivida desde el sistema judicial, han generado las condiciones para que los hombres puedan des-responsabilizarse sin consecuencias para la mayoría. Lo anterior se aplica a las violencias ejercidas contra las mujeres, en tanto existe la misma permisividad para que los hombres “disciplinen” a las mujeres cuando desde una perspectiva patriarcal incumplen con sus funciones. Varios son los testimonios en los que los hombres pareciera que proponen como causa de la violencia contra las mujeres la conducta de éstas: “no tenía la comida lista”, culpabilizándolas de una 106
¿Hay una luz al final del túnel? conducta que es solamente responsabilidad de quien la ejerce, en tanto el diálogo siempre es una opción y alternativa a las violencias. Por otra parte, en el caso de mujeres que se quedan conviviendo con quien las violenta, habría que considerar que las violencias generan una serie de efectos diversos e impredecibles en ellas. Algunas reaccionan poniendo límites desde los primeros episodios, otras requieren un poco más de tiempo para reaccionar y las orientaciones le sirven de impulso, mientras que otras quedan paralizadas independientemente de los apoyos que reciban. Lo único claro es que a ninguna persona le gusta ser violentada, y que cuando una mujer vive violencias, la situación debe analizarse en toda su complejidad antes de emitir juicios en base a mitos y prejuicios que tienen como efecto la culpabilización de las mujeres y la liberación de responsabilidad de los hombres. Tampoco se puede dejar de mencionar que las instituciones manejan discursos sobre la equidad de género; sin embargo, dichos discursos aún no se consolidan en prácticas que permitan el reconocimiento de las mujeres en su calidad de ciudadanas, con iguales derechos que los hombres, en particular en lo que se refiere al acceso a una justicia pronta, imparcial y cumplida. Por otra parte, manejar un discurso de género no conlleva que se comprendan las implicaciones de ser mujer en el contexto de San Miguel Acatán, en donde las dificultades que las mujeres encuentran para salir adelante se vinculan a las limitaciones que les impone el sistema patriarcal existente, y no a sus capacidades, en tanto no han contado con la oportunidad ni el espacio que las potencie, desarrolle y fortalezca. La falta de efectividad desde el organismo judicial a través de los juzgados de paz y de familia, la tímida intervención del Ministerio Público y de derechos humanos, la poca presencia policial y su falta de formación seria sobre esta problemática social, además de la poca incidencia de la institucionalidad a favor de las mujeres –SEPREM y DEMI– así como la politización de la Oficina Municipal de la Mujer, dan cuenta de cómo las violencias cotidianas contra las mujeres son un mecanismo estructural de control de las mujeres, a fin de garantizar la expropiación de sus cuerpos y sexualidad en beneficio de un sistema patriarcal capitalista que sostiene gran parte de su economía gracias al trabajo gratuito de las mujeres. Sin embargo, aun en un contexto tan poco favorecedor para las mujeres, se vislumbra “una luz al final del túnel”, en tanto hay mujeres que se resisten: sobreviviendo a las violencias, dañando la casa del amo con sus propias herramientas, y en el mejor de los casos, asumiéndose ciudadanas sujetas de derechos. En diferentes niveles, cada una a su ritmo, las mujeres van resistiéndose al sistema, viéndose las unas en las otras desafiando el mandato de orfandad y enemistad histórica, construyendo alianzas puntuales, estratégicas y/o de supervivencia entre ellas. En medio del silencio impuesto, le está siendo imposible al sistema invisibilizar y negar las voces de las mujeres cuyo eco es cada vez más armonioso y sonoro; a pesar de ser ridiculizadas públicamente, se han organizado y persisten en ello ejerciendo hasta donde pueden su ciudadanía; en medio de tantas violencias cotidianas siguen 107
Ser mujer en San Miguel Acatán Entre violencias y procesos de justicia marcando el paso en la construcción de sí mismas como sujetos sociales y políticos, desde lo individual y colectivo. Si bien el patriarcado capitalista es concebido como una fuerza inercial que se ha instalado, avanzando y refuncionalizando a través de la historia, las mujeres como movimiento social y político también van construyéndose como fuerza social, con retrocesos, con frustraciones y pérdidas, pero cada vez más analíticas, reflexivas, creativas y “proactivas”. Las que están rompiendo esquemas son discriminadas, marginadas, atacadas, pero no por ello dejan de ser modelos, ejemplos, genealogía para otras mujeres de su entorno, de su tiempo, y en la medida en que se documentan estos hechos, más allá de ese entorno y ese tiempo. Si la consecución del voto para las mujeres implicó una lucha de más de trescientos años, y se libró durante todo ese tiempo, si a pesar de los retrocesos se sigue dialogando para la construcción de agendas locales de las mujeres, no cabe duda que a paso lento, aunque no siempre seguro, pero sí persistente, se avanza hacia ese otro mundo posible. La justicia hoy día tiene como fundamento la ideología patriarcal, de ahí que su respuesta a las mujeres, aún con leyes aprobadas que representan una muy buena oportunidad, no responden a sus necesidades. Es importante hacer notar que esa justicia no fue concebida con la idea de las mujeres como ciudadanas, y que en su concepción las asume como eternas menores de edad, de ahí la tutoría del Estado para con ellas. En este contexto tan adverso, el reto pasa a ser más que los recursos concretos y la institucionalidad misma, la mentalidad de quienes imparten justicia. En este sentido, se hace imprescindible incluir en las agendas locales acciones para la transformación de la simbología de las culturas que aún no integran a las mujeres como sujetos. Habrá que buscar los caminos para cambiar los mapas mentales de quienes han incorporado como legítimas las discriminaciones por sexo, edad, clase, etnia, diferencia sexual, capacidades, entre otras. Para esto se requerirá de la intervención de las mujeres en los espacios de toma de decisiones, sin la influencia del clientelismo partidario para que sus iniciativas no sean politizadas. Por otra parte habrá que reflexionar profundamente sobre cómo les afecta a las mujeres migueleñas la competitividad por cargos en la comunidad y rivalidad respecto a sus liderazgos.
5.2 Pendientes para profundizar El abordaje de las violencias contra las mujeres de San Miguel Acatán a través de este estudio, dejan una serie de cuestionamientos pendientes, situaciones que no se profundizaron, o para las que no hubo condiciones para profundizar. Hay mucho por conocer desde la subjetividad de las mujeres, como de los actores que intervienen en sus realidades. Algunas de las inquietudes que quedan pasan por preguntarnos ¿por qué las mujeres entrevistadas hicieron referencia básicamente a las violencias vividas en el seno de la familia? ¿Qué tan ajeno o prohibitivo sigue siendo para las mujeres el espacio denominado como público por el sistema patriarcal? ¿Qué se necesita para que 108
¿Hay una luz al final del túnel? las mujeres identifiquen como violencias, más allá de los malos tratos, las negligencias de un Estado racista, clasista y sexista –por mencionar algunas opresiones–? Existe poca reflexión sobre las relaciones de poder entre mujeres, siendo las alianzas una estrategia y mecanismo vital para sus demandas. ¿Qué se necesita para que las mujeres se identifiquen como género oprimido, cuya colectividad puede generar la fuerza necesaria para la transformación de su contexto? ¿Qué se está haciendo necesario para que quienes han abierto brecha asuman a otras mujeres en procesos de mentoría? Desde las intervenciones estatales se ha reconocido un panorama muy similar al de otros contextos en Guatemala, a pesar de las diferentes condiciones de San Miguel Acatán. ¿Hasta dónde son inquebrantables la indiferencia, el racismo, clasismo y sexismo como parte de la política de las instituciones? ¿Qué se necesita para que las personas funcionarias públicas se den cuenta que con estas actitudes contribuyen a la depauperación de su propia ciudadanía? La principal interrogante parece ser ¿Qué se requiere para que las mayorías nos asumamos como tales? Hasta que comprendamos que somos un todo interrelacionado, que el mal de unas personas es el caldo de cultivo de los males de las demás, que la identificación y protección de las clases opresoras no mejorarán más que las condiciones de éstas, hasta que asumamos que los cambios sólo pueden generarse a partir de la toma de conciencia de las mayorías, en las que las mujeres son vistas como sujetos sociales y políticos capaces, como fuerza social, hasta entonces el mapa dibujado a través de esta investigación tenderá a radicalizar los males, en lugar de despertar sus potencialidades para la transformación. ¿Qué papel estamos jugando hoy día, y qué estamos en disposición de hacer? Dicho de otra manera, ¿Hasta cuándo insistiremos en ser parte del problema y qué necesitamos para empezar a ser parte de la solución?
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El centro de nuestro interés es rescatar las vivencias subjetivas, los sentires de las mujeres indígenas de San Miguel Acatán con respecto a la violencia de género y de los procesos de búsqueda de justicia o salida a estas situaciones en las cuales están sumergidas, en un contexto periférico y marginado, como lo es el departamento de Huehuetenango. Indagar los sentires de las mujeres y los vínculos de sus experiencias de violencias con el sistema de justicia estatal, el sistema de justicia comunitaria y otros lugares de atención, nos puede ofrecer una mejor comprensión de las construcciones de género de esta sociedad, de sus instituciones y del funcionamiento de los diferentes sistemas de justicia frente a casos de violencia contra las mujeres, especialmente en contextos indígenas.
Giulia Maero - Carla Yadira De León Alvarado Ser mujer en San Miguel Acatán Entre violencias y procesos de justicia
Este trabajo se propuso indagar a profundidad la fenomenología de las violencias contra las mujeres en contextos que no son cubiertos por los medios de comunicación, que no están al alcance de las instituciones urbanas y centralizadas del país, contextos que existen en las tierras más lejanas, geográfica y mediáticamente, violencias que son experimentadas por la parte de población menos sondeada sobre estos asuntos.
Ser mujer en San Miguel Acatán Entre violencias y procesos de justicia
Giulia Maero Carla Yadira De León Alvarado