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Manu Wildlife Center Experiencia 100% ecol贸gica
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réanos cuando le decimos que fue uno de los viajes más increíbles que hemos realizado. Nuestra experiencia hotelera de esta oportunidad romperá sus esquemas. Propone emprender un viaje distinto a una tierra dotada por la naturaleza: un viaje arduo pero, a la vez, satisfactorio. La experiencia de sentir por unos días lo más recóndito de nuestra Amazonía, recientemente elegida una de las siete maravillas naturales del mundo. Esta vez estuvimos en el Manu Wildlife Center, eco albergue que ofrece la oportunidad de vivir lo más profundo de la Amazonía peruana durante la estadía. Ubicado en una reserva de conservación privada de 500 hectáreas, propiedad del grupo de conservación Perú Verde, al este del río Manu, en el departamento de Madre de Dios, forma parte de la jurisdicción de una de las reservas naturales mejor conservadas del mundo: el Parque Nacional del Manu. Declarado patrimonio natural de la humanidad en 1987, posee una inmensa riqueza natural y cultural —tribus no contactadas han sido identificadas en la zona—. La travesía para arribar al albergue fue tan fascinante y llena de adrenalina como la experiencia que nos brindó el albergue en sí. Llegamos a Puerto Maldonado e inmediatamente partimos, a través de la estrenadísima carretera Interoceánica, al poblado de Santa Rosa, desde donde abordamos una lancha para cruzar el gran río Inambari rumbo al poblado de Boca Colorado.
Por Margite Torres P.
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Ubíquese en la capital de la biodiversidad del Perú: el departamento de Madre de Dios. De acá partimos rumbo al eco albergue Manu Wildlife Center, considerado en 2002 como uno de los mejores albergues ecológicos de la selva tropical de Sudamérica por la revista Condé Nast Traveller.
Una vez ahí, ya al pie del río Madre de Dios, comienza la verdadera aventura. Abordamos una lancha a motor, casi al atardecer, acompañados de un grupo de entusiastas turistas suecos y alemanes. Cuatro horas más de viaje nos conducirían a nuestro destino. La noche iba cayendo, y ante nosotros solo quedaba la luz de las luciérnagas y un inmenso río a cuestas. Eco albergue en acción. En medio de la tenue luz de las antorchas, nos recibe Mijail Coavoy, administrador del Manu Wildlife Center, quien sería nuestro guía por los siguientes dos días. Es un albergue 100% ecológico, único en la zona. No hay electricidad más que algunas horas al día y ningún atisbo de ruido de motores. Respeto total al área de conservación privada. Acá la naturaleza es la dueña del lugar y la vida transcurre lentamente, ajena al tiempo y espacio del hombre. La estadía ofrece una opción distinta: revivir la experiencia de estar en medio de un bosque primario, cerca de una de las reservas naturales de mayor biodiversidad en el planeta. En ella se han registrado ya 160 especies de mamíferos y más de mil especies de aves, por nombrar algunos números. Veintidós búngalos con agua caliente y mosquiteros, y un amplio comedor con barra de hamacas componen el hospedaje dentro de una hectárea —de las 500— asignada a Inkanatura, uno de los operadores líderes en turismo de naturaleza. Madera de cedro recubierta de una resina natural contra las termitas y polillas, y techos tupidos de hojas de crisneja —una especie de palmera— le dan un toque aún más ecológico al lugar. En medio de esta cómoda rusticidad, nos despojamos de todo lo que nos ata a nuestra rutina diaria y nos disponemos a vivir otra aventura más.
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Espectáculo de color y sonido. El día amanece temprano y nosotros también. Emprendemos un corto trayecto en barco, 30 minutos río abajo, rumbo a Collpa Blanquillo, el mejor lugar para la observación de guacamayos de la zona. Desde una plataforma camuflada observaríamos el mejor espectáculo natural que hayamos presenciado antes. Después de unas horas de espera, mientras el sol se pone y desayunamos, unos extraños gritos nos advierten la llegada de pequeños grupos de guacamayos y loros, ávidos de la arcilla de la collpa, la cual les provee los nutrientes necesarios para neutralizar las toxinas de los frutos que ingieren diariamente. Entre riñas y ruidos frenéticos, estas aves se nos mostraron espléndidamente, sin notar casi nuestra presencia. Guacamayos escarlata, de un color rojo intenso, y los ara ararauna, de color azul con amarillo, fueron los más recurrentes. Unos buenos binoculares y mucha paciencia hicieron única a esta mañana. De regreso, lo esperado por muchos: una familia de lobos de río tomando sol en un tronco. Fue especial verlos tan ligeros, jugando en el río
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1. Niños locales disfrutan de la libertad y la paz que les brinda la naturaleza. 2. Salón del ecolodge: cedro y hojas de crisneja (una especie de palmera) adornan el lugar. 3. Mariposas de todos los colores se alimentan de las sales en la orilla del río. 4. Torre de observación de tapires y sus comodidades: mosquiteros y colchones para descansar. 5. Un mojito, bebida que nos refrescó en los momentos de calor intenso. 6. Los búngalos del Manu Wildlife Center, dotados de lo necesario para unos días de pura naturaleza.
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y lamiendo su pelaje a vista y paciencia de nuestra presencia. Es curioso pensar que una de las especies más amenazadas de nuestro planeta se mantiene libre y en paz del hombre en nuestro país. Al retornar al albergue, el calor aumenta: los 35 grados alcanzan el mediodía. Mientras nos refrescamos en las hamacas del albergue, esperamos que llegue la tarde. Luego partimos por una de las trochas del albergue a la collpa de tapires, otro de los atractivos de la zona. Con bastante suerte y paciencia veríamos a una de las especies amenazadas que no ha cambiado su apariencia en 20 millones de años: el tapir, quien viene a este lugar para comer la arcilla de las raíces de los árboles. Cómodamente ubicados en una torre de observación de 4 metros de altura, echados en colchones cubiertos por mosquiteros, esperamos por horas, en silencio, la llegada de nuestro tímido amigo. No tuvimos suerte esta vez. La noche caería pronto, por lo que emprendimos el retorno mientras la selva nos regalaba uno de sus clásicos y bellos atardeceres. Regreso a la civilización. Al amanecer, después de una brava tormenta que remecería hasta nuestros búngalos, y entre una fría niebla y el sonido tenue del bosque le decimos adiós a este espacio natural tan bien pensado y recomendado. Convencidos de que nunca cae mal una escapada como esta, nos alejamos aún fascinados.
Los dos rostros de viajar
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En la ruta al albergue, entre caminos de tierra y agua, vislumbramos una realidad ajena a la nuestra: minería ilegal, tala indiscriminada y pueblos al margen de la legalidad. El rostro más duro de esta parte de la Amazonía. Todo lo que hasta ese momento habíamos oído o leído en las noticias aparecía ante nosotros. Es real y está latente. Entendemos así que este tipo de paraísos poseen siempre dos rostros diametralmente opuestos.
Manu Wildlife Center Inkanatura Travel Manuel Bañón 461, San Isidro Teléfono 203 5000 manu-wildlife-center.com ¿Qué incluye? Traslado en bote, alojamiento, comidas y snacks, agua purificada para beber, guías naturalistas bilingües, visitas a la collpa de guacamayos y tapires, y caminatas por las trochas. ¿Qué llevar? Pantalones largos de algodón, repelente, camisas de manga larga, linterna, zapatillas para caminar, impermeable, gorro, protector solar, medicamentos personales y binoculares. Datos adicionales Se recomienda vacunarse contra la fiebre amarilla y consultar con su médico al respecto. El albergue ofrece un botiquín de primeros auxilios básico. No hay acceso a celular, pero se cuenta con una radio de onda corta y con sistema wireless a determinadas horas. Evite llevar mucho equipaje. Actualmente los vuelos al aeropuerto de Boca Manu han dejado de operar por falta de concurrencia. La única forma de llegar al albergue es por tierra y río. Los meses más lluviosos van de noviembre a abril. La temperatura promedio es de 28 grados, pero durante el día alcanza los 34 y por las noches desciende hasta los 22. Durante la estación de sequía, se producen friajes que vienen desde el Atlántico Sur, en los cuales la temperatura diaria puede descender hasta los 15 grados y la nocturna hasta los 13. El albergue cierra por prevención durante el mes de febrero, debido a que es la época más lluviosa.