La distopía de Orwell en cubiertas
María del Castillo Cabeza Master de Gestión Cultural - UC3M
Este trabajo propone un recorrido a través del repertorio de recursos gráficos que a lo largo de seis décadas han servido a las más reputadas editoriales, para comunicar al lector el trasfondo de las la distopía literaria por exelencia, 1984 de George Orwell. Veremos como gran parte de nuestro imaginario visual en torno a aquel futuro de vigilancia y represión absoluta de todo lo humano, se ha ido gestando en los departamentos de arte de las editoriales, a la vez que, rendiremos homenaje a este reducto del diseño editorial que parece haber perdido parte de su pasada gloria en el actual mundo digital.
Introducción. Cuenta la leyenda que uno de los títulos más emblemáticos del siglo XX, 1984, surge cuando su autor Eric Arthur Blair, alias George Orwell, invierte las cifras del año en que quedaría finalizada su última novela;1948. Es el año en que emergen los dos grandes bloques del mundo bipolar de la guerra fría, el occidente capitalista y la URSS comunista en sus respectivas zonas de influencia en un mundo que Orwell evocará en forma de futuro distópico en el que han prevalecido tres superestados regidos por idénticas ideologías que se perpetúan gracias a una idéntica privación de las libertades individuales a través de la represión y el control total de la intimidad. Paradójicamente, la obra verá la luz por primera vez de manos de la editorial inglesa de Mein Kampf, Secker and Warburg, si bien la entrada de la novela en la historia del diseño editorial con mayúsculas se produce este mismo año a través de la publicación de su edición de bolsillo de la mano de la mítica editorial Penguin. Era la primera de una larga e histórica lista de reimpresiones de 1984 por la editorial británica y tuvo lugar el mismo año en que Jan Tschichold abandonaba la casa tras dos años de trabajo en los que había conseguido dar calidad de estilo, con sus Penguin Composition Rules, al sueño del editor Allen Lane de “crear libros baratos que no parecieran baratos”. Quince años antes había nacido uno de los gigantes de la edición con el sencillo objetivo de publicar literatura de calidad al asequible precio de diez cigarrillos, y tanto Lane como Edward Young, primer director de arte y responsable del celebérrimo logo de Penguin, fueron conscientes desde el principio de que una imagen de calidad editorial no pasaba por reproducir los frentes ilustrados de los folletines baratos de la época. Young, apostaría en cambio por una línea minimalista de compartimentación de la portada en tres bandas, la superior y la inferior de un color plano, según un código que orientaba al lector por temáticas; naranja para ficción, verde para crimen y misterio, y azul para biografía. Era el inicio no solo del hito del código de colores, que tantas editoriales adoptarían más tarde, sino de una nueva concepción del diseño editorial, que ha marcado tendencia desde su origen en 1935.
Frente de la primera edición de 1984 Secker and Warburg
Primera edición en Penguin: un icono para la posteridad. La primera cubierta de 1984 es editada en Penguin bajo el halo de refinamiento en el diseño que había dado Jan Tschichold al “estilo de la casa”, respetando, no obstante, las líneas esenciales marcadas por Young, que habían llevado a Allen Lane a un rotundo éxito de ventas. Tschichold realiza, en la imagen editorial de Penguin, pequeños ajustes pero con grandes resultados, empezando por la composición y el orden en el texto interior, bajo los presupuestos de una comunicación idónea con el lector; pasando por un restyling del logo, que adopta su forma definitiva; hasta un leve rediseño de las cubiertas en cuanto a los tonos de color de las bandas horizontales y un reajuste tipográfico. Afortunadamente, en 1949 aún se escribía el título de la novela de Orwell con letras y no con números, y así lo podemos contemplar escrito en las potentes, pero a la vez elegantes versales de palo seco y caja baja de Jan Tschihold, compuestas en pulcro equilibrio gracias a un interletraje suelto pero cuidadosamente medido. Debajo, el rótulo del nombre de George Orwell en una línea de ligeras versali-
tas de caja baja, parece sustentar visualmente la composición de la banda blanca central, que queda enmarcada por las clásicas bandas horizontales de Penguin, a las que Tschichold había dotado de un tono más rojizo para la literatura de ficción. El tipógrafo alemán conseguiría en cubiertas como esta impregnar la imagen de la casa editorial británica de un estilo atemporal marcado por la funcionalidad en la comunicación con el lector, premisa básica de su Nueva Tipografía, obra en la que se cocina una revolución tipográfica en la que, gracias a su formación clásica, otorga orden y equilibrio a la fuerza comunicativa de los caracteres geométricos sans serif, propios de la revolución vanguardista, que comenzara a principios de siglo con movimientos como el Dada, el Futurismo o el Constructivismo ruso.
Primera edición de 1984, para la editorial de literatura de bolsillo Penguin.
Rediseño de David Pearson para Penguin en el año 2011.
La huella dejada por Tschichold en la novela de Orwell ha pasado como un hito del diseño a la posteridad y la casa británica no ha perdido ocasiones de dar nueva vida al esquema tschicholiano en varias reediciones de la obra. La que me gustaría destacar aquí, es la revisión del 2011 del diseñador David Pearson, que retoma la histórica cubierta interviniendo sobre ella a través de la censura del título y el autor. El artilugio de diseño en cuestión, consiste en la colocación de dos bandas negras mate de papel de plata sobre la tipografía en relieve de la banda central, de manera que, en la versión digital apenas se distinguen las letras, mientras que en la física prácticamente hay que recurrir al tacto para saber qué obra tenemos en las manos. La tipografía queda así anulada como instrumento básico de comunicación en pro de una alusión simbólica a la actuación censora del Ministerio de la Verdad del mundo orwelliano, donde Winston, protagonista de la obra, reescribe el pasado para adecuarlo al presente, mientras las máquinas son artífices de las novelas que nutren a los miembros del partido de ficciones insulsas. Desde mi punto de vista la censura como metáfora no representa adecuadamente la destrucción total de la memoria y la reinvención del pasado, que configuran uno de los horizontes fundamentales de la novela de Orwell. Por otro lado, a pesar de que este nuevo diseño parece haber funcionado eficazmente como estrategia de marketing en librerías, traiciona aquel principio enunciado por Tschichold de que “la comunicación debe aparecer en la forma más breve, simple y urgente”, ya que, al menos en su versión digital, no solo se requiere un considerable esfuerzo para apreciar el título, sino que la inmediatez y claridad de la relación de la imagen con la censura, la represión, o con el contenido mismo de la novela, es escasamente eficaz, y más si tenemos en cuenta que la cubierta del 49 era una de una gran serie y no un frente específico para esta novela.
El ojo que todo lo ve. Probablemente el motivo gráfico que todos tenemos en la cabeza cuando hablamos de la célebre distopia orwelliana es el ojo que vigila, el ojo del gran hermano que observa las veinticuatro horas a los integrantes del partido a través de telepantallas instaladas allí donde van, adueñándose de su intimidad y controlando los más mínimos gestos en pro de la pervivencia ideológica del partido a través del control y el aplastamiento de toda posible disidencia potencial antes de que pueda ser efectivamente realizada.
Cubierta de Penguin de 1961, diseñada por Facetti tras la reestructuración gráfica de Marber
La introducción de la conceptualización de permanente vigilancia a través del ojo que todo lo ve, nos llega de nuevo de mano de la venerable casa Penguin en 1961. Tras veinticinco años de rotundo liderazgo la editorial británica había engendrado un ejército de competidores en el ámbito de la literatura de bolsillo que ganaban lectores a base de editar géneros acordes a nuevos gustos, como la literatura de western o la ciencia ficción. Ante la amenaza de editores que apuestan por géneros en alza y por diseños frescos e ilustrados a todo color en las cubiertas, se impone para Penguin la necesidad de un rediseño adaptado a las exigencias de la época, pero sin destruir el purismo y la calidad gráfica que envuelve a la casa desde sus orígenes. Un nuevo equipo de jóvenes talentos será el encargado de operar el cambio, al frente estará Tony Godwin como jefe editorial, Germano Facetti como director de arte y el diseñador polaco Romek Marber, que será el encargado de dar un aire más contemporáneo a las clásicas bandas horizontales de la editorial. El resultado queda patente en la reedición de 1984 del año sesenta y uno, que tiene el honor de ser la primera publicación de la serie naranja con la nueva línea gráfica generada por el nuevo equipo. Aquí Marber, conservando la esencia del diseño de las primeras portadas de Penguin, ha trasladado la composición tripartita de bandas horizontales naranjas al cuarto superior de la cubierta, dando relevancia al rótulo del título, que ahora aparece en solitario en la banda blanca central escrito en una helvética clara que evoca el estilo a la vez clásico y contemporáneo de la época de Tschichold.
La reinterpretación gráfica del ojo que en algunas cubiertas, tanto de Penguin como de otras editoriales.
Las que se conocerían como las bandas Marber serían, en sus múltiples variantes, el sello gráfico de Penguin por muchos años y permitieron tener un amplio espacio para llenar las cubiertas con grandes ilustraciones a sangre y en color. En este espacio Facetti originaría una pieza clave en la iconografía de la novela de Orwell que iba a ser reinterpretada hasta la saciedad en las múltiples reimpresiones del libro: el ojo que todo lo ve
En esta primera versión de un clásico del grafismo orwelliano el ojo aparece en una fotografía en blanco y negro mirándonos a través de un tubo catódico en una doble referencia al contenido de la novela; la omnívoda vigilancia del partido, y el hueco a través del cual Winston va ver realizada su mayor pesadilla en la celda 101, cuando un ejército de ratas se le viene encima en una de las escenas literarias de tortura más celebres de la historia. El gran hermano y el totalitarismo. En toda la novela de Orwell flota la amenaza omnipresente de la cúspide del partido, materializada en la imponente figura cuasi divina del Gran Hermano, una evocación satírica de los dictadores de la historia reciente y más que ninguno de Iosif Stalin, cabeza del bloque soviético durante la posguerra mundial. Orwell habla de “la cara de un hombre de unos cuarenta y cinco años con un gran bigote negro y facciones hermosas y endurecidas”, que observa desde las paredes de calles, casas y ministerios a la población de Oceanía, y es el objeto de adoración y temor de las masas reprimidas. Se ha visto en este icono político una clara sátira del estalinismo y de la propaganda imperante en el bloque soviético en el momento en que Orwell engendra esta obra, y de esto se han hecho eco sendos frentes de las reediciones de la novela. La figura del gran Hermano está muy a menudo, como hemos visto, presente en la imagen del ojo vigilante, si bien
en algunas ocasiones y con menor éxito gráfico se ha intentado plasmar el rostro descrito por Orwell. Este es el caso de las cubierta para las reedición de Penguin de 1987, en la que una tosca imagen pictórica del rostro con bigote del gran hermano evoca aquellos carteles políticos permanentemente acechantes; o bien la imagen de la edición para Longman Study Text de 1983, que reproduce en una ilustración de claro parecido con Stalin un rostro que observa imperturbable la huida siempre impotente de Julia y Winston. Más interesante para este apartado puede ser la polémica portada realizada para la reedición de Penguin del año 2008. En esta ocasión Penguin elegiría para editar este texto en una publicación específica para estudiantes a un icono gráfico juvenil Shepard Fairey, responsable de la popular serie de grafitis de guerrilla, Obey Giant, cuya imaginería, la ilustración monolítica en potente blanco y negro del rostro de un luchador sobre el rotulo Obey (obediencia), evoca la atmósfera de represión impuesta por el Gran Hermano orwelliano, en lo que constituye, según su autor un experimento fenomenológico que utiliza una imagen enigmática para tratar el tema del poder en la sociedad contemporánea. La portada diseñada por Fairey para Penguin fue acusada de plagio del estilo de la propaganda soviética, estilo que es revisado en muchos de los trabajos de este artista, muy influido por el grafismo del constructivismo ruso y su posterior utilización en la carteleria soviética. En el frente de la reedición del
2008 para Penguin, esta influencia se manifiesta en el uso de una paleta de tres colores: negro para el fondo, blanco para el nombre del autor en una sólida tipografía condensada de palo seco, y un evocador rojo soviético para remarcar el título, ahora escrito en números partidos que recogen la influencia de las plantillas para grafitis, propias de las luchas revolucionarias callejeras. Completan la composición, la ilustración en blanco y negro del ya clásico ojo vigilante, y un marco rematado por estrellas rojas en las esquinas, uno de los símbolos más recurrentes de la propaganda socialista soviética, junto a los también sugestivos rallos geométricos concéntricos que resaltan los rótulos centrales. Las nuevas tecnologías y su relación con un presente distópico.
Arriba: Obey Giant de Pearson. Abajo: Cubierta de Pearson para la edición estudiantil de 1984 en 2008.
Si hay algo que caracteriza la obra de Orwell, es su profunda reactualización en los hitos tecnológicos del presente. En los sistemas de vigilancia CCTV, en la falta de intimidad en la red, en la manipulación política mediática, y en un sinfín de hechos procedentes de nuestro presente inmediato, podemos rastrear un universo orwelliano que se torna profético de los últimos años del siglo XX y primeros del XXI. Como siempre Penguin no podía dejar de hacerse eco de este hecho, y elige una edición especial en 2009, que conmemora los sesenta años de la novela, para reproducir en grandes fotografías en el interior de las cubiertas un abigarrado poster lleno de cámaras de vigilancia con ojos vigilantes a modo de objetivos, evocadoras del sistema CCTV tan criticado y extendido en el Reino Unido durante los años del cambio de siglo. Las cubiertas de esta edición, netamente tipográficas, reproducen en versales futuras, en composición con una desigual tipografía diseñada para el acontecimiento, los eslóganes del partido en blanco sobre rojo, mientras que la contracubierta evoca la tortura con una tipografía manual que reproduce la mano de Winston escribiendo con sangre en la pared de su celda “abajo el gran hermano”.
En la página anterior. Izquierda: Longman student edition, 1983. Derecha: Edición de Penguin de 1987. Página siguente: Edición especial para el 60 aniversario de la novela, Penguin, 2009. Abajo: Cubierta del año 2000, cuya fotografía ganó un certamen de Penguin para ilustrar la cubierta.
Han sido múltiples los recursos a las nuevas tecnologías que los diseñadores de cubiertas de la novela de Orwell en todo el mundo han elegido para comunicar al lector la profunda actualidad de la obra en nuestros tiempos. La editorial española Destino, colocaba una ilustración a sangre de una imagen de pantallas de televisión, que recuerda a las imágenes térmicas captadas por los objetivos de nuevos dispositivos de vigilancia. La alemana Buchergilde Gutenberg, utiliza los códigos de barras como elemento gráfico central, para evocar la deshumanización de un mundo profundamente automatizado. Mientras que de una manera más conceptual, la fotografía ganadora del certamen de Penguin, para ilustrar la cubierta de 2003, presenta una
imagen a sangre, en blanco y negro, del interior del centro Pompidou, mostrando un ambiente de diseño contemporáneo frío y aséptico, como símbolo de la alienación humana. Conclusión: El futuro del diseño de cubiertas. La comunicación con el lector a través de las cubiertas, función del diseño editorial que se impone sobre todo desde los límpidos y funcionales diseños de Tschichold para Penguin, entra ahora en una nueva era marcada por la creciente preponderancia del mercado del libro electrónico, que impone unos nuevos códigos de comunicación, pensados en función de su visibilidad a través de las múltiples pantallas que, de manera similar a las del Londres orwelliano, dominan nuestra vida en el siglo XXI. Cada vez más, la adquisición de libros se realiza a través de plataformas on-line con interfaces que reducen las cubiertas de los libros a diminutos iconos en la pantalla y que dan prioridad a la comunicación a través del llamado boca a boca digital, en forma de comentarios de otros lectores tanto en las propias plataformas de venta, como en las distintas redes sociales o blogs especializados. En este contexto, una vez adquirida una obra para su lectura en un soporte electrónico, la cubierta como parte del packaging de un libro pierde todo su peso pasado, y en no pocas ocasiones necesitamos una gran cantidad de clikcs para acceder a ella. Probablemente, las cubiertas han muerto como artilugio esencial de marketing y comunicación con el lector potencial, sin embargo siguen siendo elementos esenciales en el libro en papel aportando un extra de calidad gráfica, y sin duda jugarán un papel esencial en un futuro en que los libros, tal y como los conocíamos, pasarán a ser piezas de alta calidad estética para bibliófilos y coleccionistas exigentes. Las aportaciones que a lo largo de más de seis décadas han servido para ilustrar las cubiertas de 1984, muestran como un repertorio gráfico de calidad puede enriquecer conceptualmente el impacto literario de una novela que ya era potente en el texto desnudo de su autor. Hoy no sólo las palabras en neolengua inventadas por Orwell forman parte de dicho universo conceptual, también el icónico del ojo vigilante introducido por Facetti es parte integrante de nuestra concepción de esta obra inmortal.
Bibliografía - Jan Tschichold, La nueva tipografía: manual para diseñadores modernos, Campgràfic, Valencia, 2003
- Penguin Books: Designing Modern Britain http://designmuseum.org/design/penguin-books
- George Orwell, 1984, , Ediciones Destino, Madrid, 2009.
- The Art of Penguin: http://www.penguinsciencefiction.org
Web - A History of Graphyc Desing: Chapter 55, Design for Book Covers and Dust Jackets: http://guity-novin.blogspot.com.es - Craig Mod, Hack the Cover: http://craigmod.com/journal/hack_the_cover/ - Creative Review, Orwell, covered up: http://www.creativereview.co.uk - David Dunnico, Covers Desings of Orwell’s 1984: http://www.salford.gov.uk/d/David_Dunnico_exhibition_ booklet.pdf - David Pearson Desing: http://www.davidpearsondesign.com - El nacimiento del libro de bolsillo: http://www.culturaimpopular.com
- George Orwell’s 1984: A Visual History: http://www.flavorwire.com - Jan Tschichold: Penguin composition rules,1947: http://www.olivertomas.com
- The Penguin Blog: http://thepenguinblog.typepad.com - Obey Giant : http://www.obeygiant.com/articles