El habitar humano construido por autores anonimos a la arquitectura

Page 1

El habitar humano construido por autores anテウnimos a la arquitectura

Viviana Moreno Velasco Maria Camila Arroyo テ]gela Suarez Ricardo Cure Dorotea Rojas Andres Torres Alejandra Albarracテュn Maria Alejandra Parra Sergio Rueda Andrea Villa


Índice Introducción...............................................................................................3 1. Arquitectura vernácula por necesidad..........................................4 2. Arquitectura vernácula por tradición............................................6 3. Arquitectura informal....................................................................8 4. Arquitectura esclava del uso........................................................10 5. Antiarquitectura...........................................................................12 Conclusiones..............................................................................................14 Bibliografía.................................................................................................15


Introducción Desde épocas remotas el hombre desarrolla el oficio de la arquitectura buscando definirla y transformándola a su paso por la evolución, convirtiéndola desde el inicio hasta el fin de los tiempos como una ciencia indispensable para el habitar humano, teniendo o no autor propio de ella. Es por eso que durante de este tratado de arquitectura intentaremos mostrar como desde el principio del hombre se da inicio a una arquitectura sin autor, una arquitectura sin arquitecto que se remonta a la necesidad de resguardo y protección frente a la naturaleza. De acuerdo a esto, nace el oficio del constructor de hábitat vernácula, contemporánea y futurista, donde su concepción como arquitecto se aleja y se acerca de lo adecuado, desfigurándose el verdadero significado del arquitecto al que se quiere llegar a ser mediante sus obras. El fin más inmediato de este análisis es, una vez más tratar de llegar a una definición próxima del oficio de ser arquitecto, definiéndolo desde lo que no es, dándole significado desde la arquitectura que se considera ausente de un arquitecto, que en algunos casos llega a ser más consecuente con lo que se podría considerar correcto, siendo capaz de producir “la belleza, sentido común, adecuación y capacidad de permanencia frente a las arquitecturas populares”, como lo menciona Bernard Rudofsky en su texto “Arquitectura sin Arquitectos”. O bien, llevándola a su más alto grado de degradación dejándola al servicio de la tecnología o uso y la belleza vacía, la contemplación de la forma por encima de su alma y capacidad de conmover al ser contemplada y habitada. Desde aquí inicia el barrido desde épocas tempranas hasta épocas contemporáneas y futuras, teniendo como punto de vista el habitar humano construido por autores anónimos a este arte-ciencia-labor arquitectónico.

3


Arquitectura vernácula por necesidad Desde el principio de la humanidad, el hombre se ha caracterizado por tener la capacidad intelectual de resolver sus problemas y de generar respuestas lógicas a sus necesidades para beneficio propio. El cómo refugiarse, se convirtió en el tema principal y de allí nace la preocupación de buscar una solución, para así protegerse de las adversidades del medio en el que se encuentra. Es de esta forma como se construyen las primeras ciudades de manera empírica, supliendo las diferentes necesidades de la sociedad, a través de distintos métodos, los cuales han evolucionado a través de los tiempos y se han ido transmitiendo de generación en generación. Es así como la arquitectura vernácula se convierte en el génesis de una forma anónima de construcción con el único fin de satisfacer las necesidades básicas del ser humano, en la cual la arquitectura no se impone; sino que se acopla, estableciendo así una directa relación con el ecosistema y la materia prima del lugar. Cuando hablamos de arquitectura vernácula, nos referimos al tipo de arquitectura que se da principalmente por la necesidad de resguardarse de los diferentes fenómenos recurrentes del medio en el que se vive y de las distintas adversidades de la naturaleza, la cual se crea con la utilización de materiales del mismo entorno, causando un mínimo impacto en el medio ambiente. Este tipo de arquitectura ha sido descrita por diferentes personas, desde gente común, que utilizaba barro, vegetación o hielo para crear espacios, hasta arquitectos de la modernidad como Frank Lloyd Right, quien definía la arquitectura vernácula como “un tipo de construcción hecha por los campesinos, en respuesta a las necesidades reales, adaptada al entorno, convirtiéndose en una forma primitiva de diseño”. O arquitectos contemporáneos como el mexicano Javier Senosiain quien la define como “la construcción anónima, hecha por el hombre común, frente a su necesidad de albergue. Se trata de la respuesta de la gente al problema de la habitación”.

4


Según la enciclopedia mundial de arquitectura vernácula, la palabra “vernácula” se deriva del latín vernaculus, que significa “nativo”, es decir, una adecuada definición para este termino seria “La ciencia nativa de la construcción”. Si nos detenemos un instante y contrastamos el pasado con la actualidad, encontramos un gran retroceso no solo en conocimiento y utilización de materiales naturales, sino también en el entendimiento de la arquitectura y la relación que debe existir entre esta y el entorno en el cual se encuentra. Un ejemplo claro de arquitectura vernácula en el presente son los cinturones de miseria que rodean casi todas las ciudades donde no se aprovechan los materiales dados por el medio sino que se crea una mancha visual con productos procesados e industriales que no solo se ve mal desde el punto estético sino también afecta de forma irreparable el medio. Para concluir, si analizamos un arquetipo de cada periodo nos damos cuenta que de alguna forma tanto "avance" en la arquitectura y tecnología solo han contribuido en la desaparición de ecosistemas y en el choque de ideas establecidas por nuestros antepasados. Con lo anterior proponemos una arquitectura donde no prima la falta de conocimiento sino la razón y el uso adecuado de materiales adquirido por nuestros antepasados, una arquitectura mas orgánica mas natural, una arquitectura que regresa a sus principios, una arquitectura sin arquitectos.

5


Arquitectura vernácula por tradición Los inicios de la arquitectura se remontan a la necesidad del hombre por resguardarse y buscar protección, la necesidad que lo lleva a construir un hábitat mediante conocimientos meramente empíricos. Sin embargo, durante este proceso de arquitectura vernácula por necesidad, llega un punto en el que el hombre más allá de protección busca plasmar en su arquitectura sus ideologías, creencias y tradiciones, y empieza a crear espacios que den cuenta de su cultura. Los individuos de una comunidad buscan transmitir en su entorno su pensamiento colectivo y hacerlo trascender mediante un medio físico, representar el alma en algo tangible. Sus construcciones dejan de tener un fin únicamente habitable y se convierten en espacios adecuados para rituales, donde se evocan sus creencias cosmogónicas, cosmológicas, etc. Esto lo podemos ver claramente en la arquitectura Kogi por ejemplo, en donde sus viviendas y templos hacen referencia a todo un planteamiento del cosmos, no simplemente un proceso vernáculo constructivo, sino la relación con sus creencias míticas sobre la creación y el universo.

6


El universo Kogi comprende una serie de mundos establecidos de manera simétrica, que toma como modelo inicial el uso de hilar, cuyo disco volante es el que limita las dos partes cósmicas. La porción superior corresponde a la parte iluminada, visible y benéfica. Su mundo opuesto, inferior, representa la contraparte tenebrosa, en escalas de valores hasta el extremo inferior, el nadir. Tenemos, entonces, una estructura bicónica en cuyas bases respectivas se encuentra nuestro mundo.1 De esta forma, los Kogi en este caso en el momento de construir emplean un sistema en el que reflejan su cosmogonía, por lo cual sus cubiertas no sólo cumplen la función de protección superior, sino que corresponde a los cinco anillos del mundo superior del esquema de los nueve mundos del mito del origen del universo; estos nueve mundos hacen referencia a los nueve meses de gestación humana, dándole importancia a la función de la madre no sólo dentro de su cultura sino también dentro de su arquitectura. Es por esto que hablamos de una arquitectura como producto social y cultural. Ahora bien, al pasar a una arquitectura de tradición se crean diferentes tipologías arquitectónicas en las que se puedan desarrollar sus actividades, rituales, festividades, de tal forma que puedan vivirlas, practicarlas y hacer que perduren de cierta forma en el tiempo al materializarlas en sus construcciones. De esta forma las viviendas, se convierten en un lugar de congregación familiar que entrelaza a los individuos de dicha familia y mediante sus tradiciones se crea una identidad que se transmite de generación en generación y que a su vez construye la colectividad de toda una comunidad; por otro lado puede generarse una jerarquización del espacio que da cuenta de la forma en que la familia está constituida, es decir si el hombre es el principal miembro de la familia, habitará en el espacio más grande, tal vez no sólo en cuanto a área sino en altura representando superioridad, o si la mujer es considerada como un ser sagrado, será creado un espacio aislado en la vivienda que impida su perturbación; incluso puede haber un espacio sagrado para la adoración o para llevar a cabo rituales propios de la familia. Pasando a un plano más colectivo, el hombre a lo largo de la historia ha querido representar, o de alguna forma hacer parte de su mortalidad esa idea espiritual o esa necesidad de un ser divino, mediante la creación de deidades o de ideas cosmogónicas, por lo que se crean espacios que transmitan esta espiritualidad fuera del poder humano en la arquitectura. Las construcciones destinadas para este último fin se distinguen por su proporcionalidad, no sólo por la cantidad de gente que habitará el espacio sino también por su carácter divino, por la existencia de un poder superior al ser humano. Una tipología imponente que arraigue las ceremonias que se llevarán a cabo allí. Y más allá de espacios, puede ser empleada la luz como manifestación terrenal de lo supremo, que la forma en que se desarrollan las actividades sea toda una experiencia espiritual para sus practicantes. La arquitectura vernácula por tradición se convierte en un punto, en una monumentalidad, en patrimonio de estas comunidades, retomando fuerza de la admiración por la majestuosidad e imponencia de estas construcciones resultante de una identidad colectiva, de un conjunto de personas que ven sus espacios más allá de usos básicos, como todo un imaginario colectivo en el que se desarrollan todo tipo de relaciones, son estas personas quienes conocen el verdadero significado de la arquitectura. Para una comunidad su arquitectura es la manifestación física de su colectividad, y se vale de esta para consolidar su cultura. Es la expresión de un grupo de individuos de sus ideas, de sus normas, de sus creencias; más que elementos sólidos, muros, cubiertas, es la vivencia de estas ideologías a través de un espacio. Así, la arquitectura se convierte en identidad colectiva, en el espacio que reproduce su tradición cultural. La arquitectura de tradición se construye entonces, bajo un conocimiento empírico heredado a través de las comunidades en función de una simbología e ideología colectiva, adaptándose al entorno en el que se desarrolla y siendo muy consciente de las características de ésta para que corresponda a los cánones establecidos por la comunidad. Una arquitectura sin arquitecto, en la cual su creador al poseer una cultura más cercana a su lugar de origen puede proyectar y establecer una arquitectura que no afecte el lugar y que por el contrario aproveche los elementos de su entorno inmediato para construir en pro a su cultura. 1 DUQUE, Juan Pablo. Saminashi : Arquitectura y cosmogonía en la construcción Kogi. Bogotá : Universidad nacional de Colombia, Manizales, 2004, p. 33.

7


Arquitectura informal “La organización del espacio no es solamente una comodidad técnica; es, al mismo tiempo, que el lenguaje, la expresión simbólica de un comportamiento global humano. En todos los grupos humanos conocidos, el hábitat responde a una triple necesidad: la de crear un medio técnicamente eficaz, la de asegurar un marco al sistema social y la poner orden, a partir de allí, al universo circundante” 1 Las adversidades llevan al hombre a crear soluciones eficientes que facilitan su relación con el entorno y mejoran su condición de vida. En muchos casos estas soluciones surgen por el instinto humano es decir que no es necesario ser especialista para llegar a una solución eficaz que responda a las necesidades humanas básica. La creación del espacio con un techo y unos muros es la solución para resguardarse de las adversidades del exterior, este espacio se encarga de suplir las necesidades básicas aunque no cumpla con los requisitos técnicos y estéticos que dicta la arquitectura. Este es el caso de la arquitectura informal en la que por la necesidad de un techo se llega a una construcción que seguramente no cumple con las reglas estéticas tradicionales pero sí con características básicas para que esa construcción sea habitable.

8


La arquitectura informal, o arquitectura popular 2 se caracteriza por surgir espontáneamente, por no tener un orden constructivo o un final de construcción determinado y por no contar un patrón formal definido, es considerada un organismo irregular con múltiples problemas técnicos, jurídicos, socioeconómicos y culturales, que hacen que formalmente sea diferente, esto se debe a que esta arquitectura está directamente vinculada a la vida cotidiana de las comunidades residentes que le dan el alma y la esencia a este tipo de arquitectura. Se trata de un universo estético que si bien no encaja con los esquemas tradicionales de comprensión formal que se enseñan en la escuela de arquitectura, tiene un gran contenido simbólico representativo de una comunidad que sigue unas tradiciones y creencias. En la arquitectura informal la figura académica del arquitecto se pierde, para dar espacio al arquitecto colectivo sin ninguna preparación teórica y practica. Pero esto no hace que la arquitectura se pierda en su esencia, puede que esta arquitectura sin arquitecto no sea perfecta en su forma pero lo realmente importante es su contenido, esta esencia es la que la hace arquitectura que, así no cumpla con las condiciones óptimas de habitabilidad, tiene su propio lenguaje y expresión que responde a unas tradiciones colectivas. Este arquitecto colectivo, a diferencia del arquitecto académico, no ajusta las necesidades espaciales a un estilo o modelo ya aprobado, sino ajusta las necesidades humanas a los espacios sin dar mayor importancia a la forma o a la estética. En las ciudades actuales hemos sido testigos de la construcción arbitraria de un espacio urbano caótico, que al lejos de todas las leyes de estética y construcción, ha creado un lenguaje propio, una retórica gráfica y arquitectónica que se establece como insignia de un desorden urbanístico que puede llegar a ser fascinante, lleno de colores, sonidos y olores que caracterizan esta arquitectura, características que le dan sus propios habitantes y no el arquitecto tradicional. Es cierto que la personalidad de una ciudad es producto de sus habitantes y de su componente arquitectónico formal o informal, sin embargo, detrás de todo existe un factor determinante en cada ciudad: una energía llena de costumbres, hábitos, tradiciones, modos que invisiblemente cultivan necesidades y crean cultura. Es aquí donde la creación se pronuncia, se expresa y se convierte en la protagonista de la realidad citadina, esta creación que necesariamente no nace en una mesa de dibujo sino en las calles de las ciudades. Hacer arquitectura no es únicamente crear espacio con buenas condiciones de habitabilidad, es crear espacios que generen sentimientos, que tengan una esencia o un alma y que particularmente provean las necesidades básicas. La arquitectura popular está cargada de esencia ya que cumple con los requerimientos de una comunidad que se encarga de darle identidad al espacio médiate creencias, ritos y sueños expresados en los colores y las formas. “Costruire è un castello di sogni, fantasia desiderata, possibilità di bellezza immaginata”

3

1 “Le geste et la parole”, Andre Leroi-Gourhan, edición universidad central de Venezuela. 2 La arquitectura popular, se basa en la experiencia práctica aprendida por transmisión oral y está menos contaminada con otras influencias y por tanto, más subordinada a las condiciones locales: costumbres, clima, contexto, materiales y tecnologías. Generalmente es menos estudiada en sus manifestaciones externas, Por otro lado la arquitectura culta, hecha por profesionales está permeada por las influencias de la cultura universal que llega a los arquitectos a través de su formación académica y asume rasgos comunes en cada época, con independencia del lugar donde se ubique. (Arquitectura culta vs arquitectura popular, diana Gonzales, arquitectura y urbanismo vol XXVII, No 2-3/2006) 3 L’anima dell’architettura, Carlo truppi, il mattino, 15/10/2008 italia pag 27

9


Arquitectura esclava del uso En la arquitectura contemporánea se está implementando un nuevo concepto, en donde el desarrollo de lenguajes propios de distintas regiones empiezan a verse opacadas por el consumismo, que ignora por completo la estética del lugar donde se impone la edificación. Ésta situación atenta contra la identidad de una comunidad que a través de los años ha venido construyendo lo que llamaríamos la esencia (identidad), que los hace diferentes de otras organizaciones y espacios sociales. El término más adecuado para describir esta situación es la de una “arquitectura egoísta”, cuya prioridad es la función y no la forma. En este sentido cabe resaltar que “según los funcionalistas, la obra arquitectónica se configura a partir de la organización de las funciones para la que están destinadas; toda edificación es consecuencia (o debería serlo) de una “función”. De una estructura temporal, dinámica, que tiene principio y fin y requiere de cierta organización para su cumplimiento” (Goycoolea, 2005) Lo anterior conlleva a que la esencia se vea afectada, o en el peor de los casos, se pierda por completo y que el individualismo lleve a tomar las decisiones acerca del propósito para el cual se está pensando la construcción de un espacio. Este egoísmo es planteado por las concepciones e ideales de un único individuo que ofrece soluciones a un público específico, pero éste desde el aspecto de la función y el uso, no de la forma ó de la estética, ignorando el aspecto sensible que encierra el alma en los espacios arquitectónicos, donde por ser práctico, o por optimizar algunas variables (materiales, costos, etc), reduce sus composiciones únicamente a que cada elemento cumpla una función de uso y no de forma, y al mismo tiempo considera el mínimo número de elementos para cumplir con su fin. En termino de este individualismo podremos exponer el problema se plantean Paz y Santibañez de la universidad Autonoma de San Luis de Potosi, en donde se describe la necesidad publicitaria que se genera a partir de las tiendas. Los espacios que requiere la tienda carecen de calidad y siguen un fin lucrativo, para el cual el espacio no tiene un alma que lo caracterice; la publicidad en este sentido por la necesidad de la funcionalidad del espacio juega un papel más importante por lo cual es capaz de invadir la propia arquitectura, haciendo que está en realidad no tenga sentido alguno. Con lo anterior se entiende que la arquitectura juega un papel secundario por debajo de la publicidad (letreros) y la utilización del espacio (función). Haciendo referencia a la conclusión de este problema se afirma que “cuando el diseñador olvida su función y compromiso social, actua de manera inconsciente y sin análisis previos, lo que propicia la denigración de su trabajo, otorgándole al diseño un valor independiente, carente de integración y cubriendo casi cualquier espacio disponible”.

10


El arquitecto individualista es muy similar al artista en términos de egoísmo donde ambos ofrecen su concepción a través de medios tangibles, la diferencia es que uno contempla en su totalidad el alma y el otro únicamente la función. La respuesta del individualismo esta dentro de los márgenes de la necesidad únicamente, mientras que el artista busca despertar sensaciones y ritmos distintos en el alma de su observador. El artista es también capaz de generar función o uso dentro de la estética que plantea, ya que a partir de una idea se desarrollan ciertas necesidades que inicialmente no se lograban entender y es por ésta razón que el artista está en capacidad de lograr una armonía entre ambas mientras que aquel funcionalismo se queda vago y limitado dentro de un uso. La degeneración de la arquitectura como un arte sucede cuando un espacio y elemento se convierte en puramente funcional que solo busca satisfacer una necesidad propia o por un único objetivo sin importar sus implicaciones formales; la arquitectura siempre se genera en respuesta de un tiempo, un espacio, una cultura, un contexto y por supuesto sobre una idea, o en su caso contrario genera los mismos aspectos como respuesta. La importancia de tener una articulación entre lo que se propone construir y todo lo que implica hacerlo permite una apropiación hacia la construcción o desde la misma, en este sentido esta arquitectura egoísta e individual propone una desarticulación completa, suprimiendo el sentido de pertenencia del espacio. El significado de un espacio aislado por sí mismo y con ninguna respuesta es simbólicamente vacio, materialmente construido pero su impacto y su aporte es nulo. El materialismo no implica simplemente la construcción de una idea, sino que también debe gozar de un alma, una esencia, que le aporte al edificio un carácter específico, un tipo de “personalidad” que le permita desarrollarse como único en referencia a su esencia teniendo la posibilidad de ser similar a otras construcciones, pero que se diluya en su entorno, comparta su alma en vez de captar toda la atención. Aquella arquitectura individual siempre intentará de sobresaltar sobre lo construido, situación que hará que la esencia del lugar se diluya la materialidad, monumentalidad o singularidad de un solo edificio, ése edificio egoísta. Entendiendo así lo que implica la construcción de una arquitectura egoísta e individual en términos de su identidad, esencia, relación con su contexto físico y no físico, se genera una imagen espacial y puramente material, faltando así el protagonista de aquel espacio: el ser humano. La relación entre los dos es más que estrecha (sino indeleble y totalmente dependiente) y la explicación de cómo se relacionan el uno con el otro permiten entender que ambos se aportan el uno al otro toda clase de características apuntan a un mutualismo necesario para su convivencia. El problema de esta armonía surge cuando uno de los dos no es capaz de aportar al otro, el funcionalismo impuesto en una arquitectura convierte a ese edificio en una utilidad para el ser humano, existe una interacción clara, pero en realidad la función reemplaza al propio edificio que pasa a un segundo plano, ya que en características propuestas no hay un lazo como la belleza, la estética u otra característica diferente al uso que sea capaz de unir a los dos. En un mundo donde la ideas, el alma, la esencia de los edificios se ha venido limitando por presupuesto (con algunas excepciones), leyes y demás variables que restringen la idea romántica de edificios totalmente humanizados, la arquitectura se ha abierto su propio camino, la simbología de formas y materiales han creado y brindado al mundo con espectaculares ejemplos donde hombre y edificio son uno solo, y paralelamente son edificios útiles y funcionales. De hecho, en la actualidad los edificios llamados “inteligentes” que regulan la temperatura, optimizan consumo de energías aguas y demás, han generado un síndrome contemporáneo conocido como la “enfermedad del edificio”. Situación que consiste en que es tan “inteligente” y automatizado el edificio, que se rige y se vive por unos estándares térmicos, de costos y demás que trata al hombre como una simple tabla de valores promediados, que hacen que la vivencia espacial sea basada en números y no en sentimientos, generando malestar psicológico de los usuarios y hasta físicos de los mismos. La arquitectura egoísta e individualista a llegado al punto de ignorar todo lo que propone en realidad la verdadera arquitectura, a excepción de la funcionalidad, y ha desarrollado un tipo de individuo sin pertenencia alguna, sin personalidad y en realidad sin aporte alguno al mundo. Un tipo de edificios “vagabundos”, que hacen parte de la ciudad, pero no de la sociedad, y su único sentido es más que perdurar en el tiempo para cumplir una función generada a partir de una necesidad. Todo esto es resultado de la inexistencia de un arquitecto que juega un papel importante en darle un sentido a una edificación o el diseño propio de un espacio, por lo cual aquella arquitectura sin arquitecto que se plantea con un propósito funcional y sin uno estético perderá un sentido propio, no tendrá esa esencia que le da su personalidad y probablemente carecerá de alma. La función opaca todas las necesidades que se plantea la esencia de la arquitectura y por esta razón existe la posibilidad cambiante de función que nunca respetara o dará una importancia al espacio o edificio, modificándolo, invadiéndolo y olvidándose de él para lograr un objetivo individual y egoísta.

11


Antiarquitectura En contraposición con la evolución constructiva de una arquitectura, que aunque anónima, aporta bases indispensables para la formalidad de esta ciencia, como lo es la arquitectura vernácula, y los asentamientos informales; planteamos ahora el despertar de un movimiento impropio, inconsciente e irracional, bien llamado anti-arquitectura o de-constructivismo. Un movimiento liderado ya por arquitectos formales pero que aun así el resultado no es más que un oficio inútil al lograr lo que no es arquitectura, por esto, sigue siendo una arquitectura anónima y sin autor, ya que su pensador no es digno de llamarse arquitecto. Para entender este fenómeno, es prudente hallar sus inicios en las variaciones del Barroco y los derivados arquitectónicos que se declinaban en Europa, más específicamente en Francia. Este movimiento arquitectónico se desarrolla dentro del marco del Neoclasicismo, reviviendo y adoptando estilos antiguos arquitectónicos como el gótico y el romántico, deformándolos en una mezcla sin esencia pura, en todo un “salpicón” de ideas, que teniendo todo no logran ser nada. El avance de este proceso se da gracias al progreso de la geometría y las matemáticas, así como también en el desarrollo de nuevas técnicas constructivas, que permiten dar libertad a formas inconsecuentes, sin tiempo para una reflexión previa, debido a su rápido avance.

12


“…La arquitectura en el aspecto estético exige un buen gusto y un completo raciocinio al utilizar cada uno de sus elementos formales, así como un modo de expresión definido que los identifique. La anti-arquitectura por su parte, puede asociarse con el mal gusto, no necesita prácticamente raciocinio 1 alguno en su modo de expresión y puede pertenecer o no a cualquier lenguaje formal.” Puede esto ser un inicio al análisis de porque esta “ramificación de la arquitectura”, que tuvo inicio en la segunda mitad del siglo XVII en Europa, tiene ahora lugar en el espacio urbano de muchas metrópolis y es constantemente confundido con la evolución y futuro de la arquitectura. La anti-arquitectura entonces es tratada como un tipo innovador de construcción de ciudad, confundiéndola con arte, por su misma razón de no ser, por su incompleta definición y esencia ausente. Estas construcciones se reducen a ornamentaciones innecesarias de la ciudad que son bien vistas por fuera, pero por dentro no logran responder a un espacio óptimo ni funcional, y lo que manifiestan sus fachadas son un gran repertorio de incongruencias e incoherencias en proporciones y uso de elementos. En cuanto a Urbanidad, estos gestos constructivos “aterrizan como Ovnis” sobre la ciudad, al no ligarse de ningún modo con su entorno o tejido urbano inmediato, y sus fachadas no logran ser consecuentes con ninguna de sus construcciones paralelas. Logran ser identificados en sus falencias, al dejar ver la arquitectura como un negocio lucrativo en el acelerado crecimiento de las ciudades y el afán por urbanizar, sin reflexión alguna, cada espacio baldío que exista. La increíble aceptación es porque logran aferrarse a los ciudadanos y al ambiente cultural, al ser confundidos por buena arquitectura, por utilizar elementos clásicos y pertenecientes a movimientos muy importantes como el gótico o barroco. La anti-arquitectura es plantada como una investigación de nuevas corrientes expresivas, en busca de encajar en algún movimiento arquitectónico, es un intento fallido de encontrar una innovación exitosa en la arquitectura saturada ya de ideologías con bases fuertes, y todo por no tener ideas que puedan respaldarla del todo. Los errores que pueden evidenciarse son: darle un exagerado valor a lo cuantitativo y no darle respaldo a lo cualitativo; se recarga de elementos sin contenido y no logra hacer un conjunto homogéneo que funcione como un todo. Se preocupa solamente por representar una riqueza plástica, que no logra dar ganancia de sentimientos ni emociones frente a su presencia. Reconocer los problemas es ya en buena parte exorcizarse de ellos, es eso lo que hace importante esta reflexión de lo que no es arquitectura para llegar a saber lo que sí es. Todas las esferas del conocimiento tienen ejemplos de desastres que requieren de análisis para su prevención y, en la arquitectura, la deconstrucción podría ser uno de ellos. La cultura humana, que incluye las conexiones implícitas e implicaciones que hacen coherentemente posible el pensamiento y la acción, es la mayor de las comunidades. El de-constructivismo realiza la acción sin el pensamiento. Este movimiento es orgulloso de ser irracional y de destruir el legado y homogeneidad de la arquitectura. “Todo intento de quebrantar y destruir algo tan básico como lo que somos, debiera ser considerado un crimen. No obstante, un crimen perpetrado como diseñar y propagar memes tóxicos, para insertarlos en el entorno e imponérselos a la sociedad parece demasiado abstracto como para arreglar una querella judicial.” 2 Hoy en día, este fenómeno derrocha hasta los más valiosos instrumentos que tenemos al alcance y abusa de ellos, como a su paso lo hace la tecnología. Se proyectan edificios sobre avances tecnológicos tan solo por mostrar formas abstractas, arriesgadas y concebidas como imposibles y utópicas, asombrando a quien las percibe, no por lo que son, sino por lo que parecen, son grandes maquinas disfrazadas de arquitectura. Aun así, sin solución ni erradicación, la no arquitectura es necesaria para hacer referencia a lo que no se concibe como la magia de proyectar espacios materiales que tengan vida propia.

1MOURE, Ernesto: “Definición y análisis de la antiarquitectura” ; Razón y Fábula. Bogotá. No. 28 (Ene.-Abr., 1972) .Págs. 24-42. 2 SALÍNGAROS, Nikos A; Anti-arquitectura y deconstrucción; Título original: “ANTI-ARCHITECTURE AND DECONSTRUCTION”, publicado en inglés por Umbau-Verlag, Beckmannstrasse 24, D-42659 Solingen, Alemania, 2004.

13


Conclusiones La arquitectura sin arquitecto como se trata en éste tratado genera una conciencia de las distintas posibilidades de hacer una construcción que genera consecuencias para bien o para mal. Es una realidad inevitable que las consecuencias están dadas por la relación con el entorno, por lo cual los subjetivismos que se generan entorno a lo bueno y lo malo esta dado por esta relación en especial. Aquella arquitectura vernácula es la que mejor relación tiene con su entorno, pues es el mismo entorno el que le da su forma, le proporciona los materiales y conviven de una forma natural; el entorno se apropia de la arquitectura y la hace parte del espacio. A diferencia de lo vernáculo, encontramos construcciones totalmente ajenas al contexto, la arquitectura informal, la arquitectura esclava del uso e incluso la anti-arquitectura muestran como se puede olvidar el contexto del que hace parte la obra y como generar un espacio destruye otro; en definición, no se puede construir, diseñar o generar espacios sin antes entender el espacio donde se implantara una arquitectura, ésta debe ser un complemento y por lo mismo debe ser capaz de convivir de la mejor forma e incluso hacer parte del mismo entorno. El creador o destructor de espacios que está detrás de todas estas arquitecturas que se han descrito con anterioridad, juegan un papel muy importante, es cierto que por profesión ninguno tiene conocimientos amplios en construcción y vivienda, por lo cual son sus intereses los que van a definir la obra. Los que se encuentran detrás de las obras nos presentan ideas que se transforman en materia, por lo cual la identidad con la naturaleza a permitido por tradición a los campesinos, indígenas, nómadas y otros a generar espacios que sean amables con ella, que les permitan no solo vivir y protegerse de la naturaleza sino hacer parte de ella; el extremo respeto se ha transformado en una relación reciproca entre devolver a la naturaleza todo lo que es capaz de darnos, logrando así darle vida a esa obra, un tipo de alma y personalidad capaz de hacer un espacio importante que cobra vida. La identidad que tiene este espacio es simbólica, lo convierte en una obra única e irrepetible, pues su esencia es lo que la caracteriza, una idea como tal y no la forma física esa idea. El caso completamente contrario lo encontramos en el resto de arquitecturas que no tienen una esencia o alma que hagan de ese espacio una idea inspiradora, un logro arquitectónico que inspire una idea poderosa y una materialización de esta. Los “arquitectos” detrás de estas obras persiguen ideas individualistas y egoístas que desarrollan un espacio para un uso, las obras informales generan espacios que permitan solucionar temas de vivienda pero solo las necesidades básicas, al mismo tiempo las obras esclavas del uso olvidan la necesidad de un espacio adecuado y menos de la importancia de la belleza con tal de que logre cumplir un objetivo. En esencia podemos identificar una indudable relación de la evolución tecnológica con la destrucción del alma en la arquitectura, la pérdida de identidad de los edificios por generar nuevas “necesidades” que se imponen por encima de todo, que no le dan importancia a los espacios ni la adecuación de los mismos. Es el mismo hombre que ha desarrollado las ciudades para el hombre y su egoísmo ha olvidado el entorno natural, y es con esto que no logra obras que se impartan desde una idea comunitaria y no de una idea o necesidad. El hecho de de evolucionar no debe significar el fin del alma en la arquitectura, darle la esencia y generar arquitecturas amables con su entorno, que se apropien de su contexto a tal punto que hagan parte del mismo, esta es la realidad que debe implantarse cumpliendo con las mismas necesidades que se han desarrollado con la evolución de la tecnología.

14


Bibliografía 1. The encyclopedia of vernacular architecture of the world (1997) 2. Built to meet needs, cultural issues in vernacular architecture (Paul Oliver) 3. CABAÑA, de arquitectura vernacular a contemporánea (Alejandro Bahamón – Anna Vicens Soler) 4. BIOARQUITECTURA (Javier Senosiain Aguilar) 5. Arquitectura Vernacular Amazonica: la maloca, vivienda colectiva de los Boras (Ferruccio Marussi Castella – Arquitectura vernácula peruana) 6. House form and culture (morfología de vivienda y cultura) 7. Vanguardia y tradición (Richardson, Vicky) 8. Espacio, tiempo y arquitectura : origen y desarrollo de una nueva tradición (Giedion, Sigfried) 9. CRIADO BOADO, Felipe. MAÑANA BORRAZÁS, Patricia. Arquitectura como materialización de un concepto. La espacialidad Megalítica. En: Arqueología de la arquitectura [En línea] Vol. 2 (2003) Págs. 103 – 111. Disponible en <http://arqarqt.revistas.csic.es/index.php/arqarqt/article/view/31/31> 10. DUQUE, Juan Pablo. SALAZAR, Óscar. CASTAÑO, Gloria. Saminashi : Arquitectura y cosmogonía en la construcción Kogi. Bogotá : Universidad nacional de Colombia, Manizales, 2004. 96 p. 11. TIBURCIO VERDUGO, Pável Humberto. Arquitectura vernácula y diseño: adecuación del espacio habitable en la ciudad de Nogales, Sonora. [En línea] Disponible en <http://www.reseau-amerique-latine.fr/ceisal-bruxelles/MS-MIG/MS-MIG-1-Tiburcio.pdf> 12. Arquitectura popular urbana: la definición cultural de la ciudad. Saldarriaga Roa, Alberto 13. Una mirada estética de la arquitectura popular, Gilberto Arango escobar, serie ciudad y hábitat No II. 14. Arquitectura culta vs. Arquitectura popular en la vivienda, Dania Gonzales, Arquitectura y Urbanismo, Vol. XXVI, No. 2-3/2006 15. L’anima dell’architettura, carlo truppi , il mattino, 2007, pag 27 16. HABITARQ/ARQUITECTURA & URBANISMO UNIVERSIDAD VERACRUZANA Número 1, Julio-Diciembre 2005. La paradoja Organico-funcionalista en la teoría de la arquitectura, Roberto Goycoolea Prado. Disponible en <http://www.soporte.uv.mx/arq_cor/publicaciones/documents/RevistaCompleta.pdf#page=32> 17. PROBLEMÁTICA DEL DISEÑO GRÁFICO EN LA ARQUITECTURA Paz Quevedo, M. B.; García Santibáñez Saucedo, H.F. Facultad del Hábitat. Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Disponible en <http://www.veranodelaciencia.info/206%5C1%5C350%5C2009%5C2%5C23%5CUASLP%20Paz%20Quevedo.pdf>

15


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.